Blog poliédrico que no cree que haya una versión canónica de la realidad y que asume la contradicción flagrante como sistema de interpretación del mundo.
La conciencia, según un antiguo profesor ¿Matabosch?, no lo recuerdo bien, pero si su respuesta, la conciencia es la suma de tu libertad y tu responsabilidad. Eres libre para hacer lo que quieres, pero has de saber que eres responsable de lo que has realizado.
El humano puede tener tres edades: la física, la cronológica y la mental y hay quien aún siendo mayor de edad cronológica no lo es por mucho mentalmente, y no porque carezca de coeficiente, sino porque su madurez no da para más.
Un ejemplo actual: enfrente el Paseo marítimo está el Hospital del Mar. Allí se están aún hoy en día, jugando la vida por atender personas con Covid19; por otro lado se está a la espera de otra oleada de virus, pero no se sabe si de la misma cepa, y a lo que voy: ¿qué creemos que piensan los sanitarios de todas las ramas cuando salen del hospital al cambio de turno frente a la playa y ven esta abarrotada de gente en la arena, corriendo el runnig, jugando a pelota, bañándose en la playa...?, pues eso, que nos falta madurez.
Tienes razón, me imagino lo que piensan los sanitarios al ver a los jóvenes, ansiosos de contacto, alegría y playa, que no pueden reprimirse juntándose como bien dices. La especie humana propende magnéticamente a la relación y supongo que tras dos largos meses de aislamiento esta ansia se ha multiplicado por diez lo que produce lo que nos cuentas que es, evidentemente, una muestra de imprudencia colectiva ante las instrucciones del gobierno. Pronto veremos los efectos de la desescalada. En mi casa, mis hijas son rígidas e inflexibles al respecto y me han regañado si he salido alguna vez sin mascarilla. Ellas no boicotean las medidas de distanciamiento, aspecto que cada día se hace más duro, eso es verdad.
Has tenido buenos profesores como bien nos cuentas al hablar de la libertad y la responsabilidad. Y es cierto, a veces la madurez no se corresponde con la edad cronológica.
Desde luego, y afortunadamente, no es un planteamiento marxista. Flaubert observaba desde su impasibilidad a la humanidad para conocerla y traérnosla mediante sus novelas. Precisamente ahora estoy leyendo La educación sentimental que se ambiente en torno a la revolución de 1848. ¡Qué maravilla!
El debate no se ha encendido como yo hubiera esperado. Por un lado, la idea de que nuestra vida está marcada por unos límites que no podemos sobrepasar, y en eso consiste la madurez, es conocerlos. Por otro lado, Francisco reniega de esa concepción de los límites como que llevan a morir, entendiendo que nuestra vida es ir sobrepasando los límites que hemos concebido para llegar más lejos. ¿Es conformista tener conciencia de los límites y deberíamos saltarlos como parte del juego de la vida? ¿Puedo acaso yo convertirme en músico, en bailarín, en un hombre con sentido del humor, en poeta, en novelista, en dramaturgo o, ya a estas alturas debo conformarme con límites que sé que no puedo pasar salvo siendo absolutamente mediocre? El delirio también forma parte de la vida y me puede hacer ver que soy un conquistador o un artista cuando soy un pobre burgués sin más atributos que los mínimos... No sé qué respuesta darle, pero he llegado a un momento en que he sido consciente de mis límites y creo que eso es bueno para no intentar lo que irremediablemente lleva a lo patético.
La conciencia de los propios límites implica un proceso de autoconocimiento basado en la humildad, en la ecuanimidad. No son virtudes que estén muy de moda Un abrazo
Introduces una consideración importante que es el autoconocimiento basado en la humildad. En esto introduzco una cuña que me viene inmediatamente. ¿Acaso Buda, tras duras experiencias de meditación en que afligió su cuerpo, debería haberse rendido? Algo hubo en él que le llevó a perseverar hasta que un día vio la estrella de la mañana y conoció el camino de enmedio? ¿Cómo conoce uno sus límites? No es un problema fácil.
La conciencia, según un antiguo profesor ¿Matabosch?, no lo recuerdo bien, pero si su respuesta, la conciencia es la suma de tu libertad y tu responsabilidad. Eres libre para hacer lo que quieres, pero has de saber que eres responsable de lo que has realizado.
ResponderEliminarEl humano puede tener tres edades: la física, la cronológica y la mental y hay quien aún siendo mayor de edad cronológica no lo es por mucho mentalmente, y no porque carezca de coeficiente, sino porque su madurez no da para más.
Un ejemplo actual: enfrente el Paseo marítimo está el Hospital del Mar. Allí se están aún hoy en día, jugando la vida por atender personas con Covid19; por otro lado se está a la espera de otra oleada de virus, pero no se sabe si de la misma cepa, y a lo que voy: ¿qué creemos que piensan los sanitarios de todas las ramas cuando salen del hospital al cambio de turno frente a la playa y ven esta abarrotada de gente en la arena, corriendo el runnig, jugando a pelota, bañándose en la playa...?, pues eso, que nos falta madurez.
A cada acto, su consecuencia. (Aristóteles)
Un abrazo
Salut
Tienes razón, me imagino lo que piensan los sanitarios al ver a los jóvenes, ansiosos de contacto, alegría y playa, que no pueden reprimirse juntándose como bien dices. La especie humana propende magnéticamente a la relación y supongo que tras dos largos meses de aislamiento esta ansia se ha multiplicado por diez lo que produce lo que nos cuentas que es, evidentemente, una muestra de imprudencia colectiva ante las instrucciones del gobierno. Pronto veremos los efectos de la desescalada. En mi casa, mis hijas son rígidas e inflexibles al respecto y me han regañado si he salido alguna vez sin mascarilla. Ellas no boicotean las medidas de distanciamiento, aspecto que cada día se hace más duro, eso es verdad.
EliminarHas tenido buenos profesores como bien nos cuentas al hablar de la libertad y la responsabilidad. Y es cierto, a veces la madurez no se corresponde con la edad cronológica.
Un abrazo. Salut.
Limitarse es morir.
ResponderEliminarToda una estética y un planteamiento vital.
Eliminar"La humanidad es como es. No se trata de cambiarla, sino de conocerla" Gustave Flaubert.
ResponderEliminarDesde luego, y afortunadamente, no es un planteamiento marxista. Flaubert observaba desde su impasibilidad a la humanidad para conocerla y traérnosla mediante sus novelas. Precisamente ahora estoy leyendo La educación sentimental que se ambiente en torno a la revolución de 1848. ¡Qué maravilla!
EliminarEl debate no se ha encendido como yo hubiera esperado. Por un lado, la idea de que nuestra vida está marcada por unos límites que no podemos sobrepasar, y en eso consiste la madurez, es conocerlos. Por otro lado, Francisco reniega de esa concepción de los límites como que llevan a morir, entendiendo que nuestra vida es ir sobrepasando los límites que hemos concebido para llegar más lejos. ¿Es conformista tener conciencia de los límites y deberíamos saltarlos como parte del juego de la vida? ¿Puedo acaso yo convertirme en músico, en bailarín, en un hombre con sentido del humor, en poeta, en novelista, en dramaturgo o, ya a estas alturas debo conformarme con límites que sé que no puedo pasar salvo siendo absolutamente mediocre? El delirio también forma parte de la vida y me puede hacer ver que soy un conquistador o un artista cuando soy un pobre burgués sin más atributos que los mínimos... No sé qué respuesta darle, pero he llegado a un momento en que he sido consciente de mis límites y creo que eso es bueno para no intentar lo que irremediablemente lleva a lo patético.
ResponderEliminarLa conciencia de los propios límites implica un proceso de autoconocimiento basado en la humildad, en la ecuanimidad. No son virtudes que estén muy de moda
ResponderEliminarUn abrazo
Introduces una consideración importante que es el autoconocimiento basado en la humildad. En esto introduzco una cuña que me viene inmediatamente. ¿Acaso Buda, tras duras experiencias de meditación en que afligió su cuerpo, debería haberse rendido? Algo hubo en él que le llevó a perseverar hasta que un día vio la estrella de la mañana y conoció el camino de enmedio? ¿Cómo conoce uno sus límites? No es un problema fácil.
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