Por la noche,
cuando estamos acostados, escuchando el viento que zumba en los árboles sin
color, ignoramos cómo nos dormimos, pero nos dormimos, ¿no es cierto?
Este es un pensamiento que he recogido de un blog amigo y que expresa
la cosmovisión de los indios crow. Me ha seducido su simplicidad y a la vez su
complejidad. Intentaré explicar por qué.
Cuando uno da fin al día, apaga la luz, y se enrosca junto al cuerpo
amado, tiene tiempo de oír el viento de la existencia durante un tiempo muy
especial que es la transición entre el mundo de los relieves y el de los huecos.
El viento zumba, la experiencia agitada del día está en mi mente, la recorro,
cada día es inmenso por mínimo que parezca. No hay día insignificante o carente
de ley. La vida fluye majestuosa por nuestras venas, el devenir, sea gozoso o
doloroso, nos alumbra. Cada trazo vital,
cada fragmento, cada situación que vivimos, por gris que parezca, contiene la
esencia de la eternidad… Solo hay que ser capaz de observar para advertir que
no hay nada que no sea denso aun en la más ligera de las perspectivas. Hoy, por
ejemplo, he contemplado el mar y he hundido mis botas en la arena, he paseado
por el pueblo que ya no existe sino en la imaginación y me he sentado a tomar
una cerveza considerando, en la foto que me he hecho, el paso del tiempo en mi
piel quemada por el sol. Soy, estoy aquí. Todavía existo. Mis pies me llevan
por arenas imprevistas. El sol alienta mi ser. Y el mar es contemplado con ojos
que evocan al del poeta de Calafell. Luego escribo intentando reabrir el
momento que no necesariamente fue dichoso. La dicha no es condición esencial del vivir. Vivir es algo
carente de sabor y de olor, carece de núcleo, es neutro, como la máscara del teatro, pero que es capaz de expresar cualquier emoción. No
necesitamos gozar para ser plenos. No es necesaria una vida divertida para ser
feliz. Solo es necesario ser consciente de que cada grano de arena en el reloj
de nuestra vida es preciso y significativo. Y por la noche, junto al cuerpo
amado, lejos de la literatura, del iPad, del teléfono móvil, y escuchando como
un argonauta en lejanos mares o como indio en las praderas, el viento, su
zumbido, nos adentramos en el territorio del sueño, nos dormimos, ignoramos
cómo, pero nos dormimos y nos perdemos en geometrías desconocidas, en relatos
diversos a los del día, sintiendo que la vida es algo más que sorprendente: es
una ocasión única para aprender y tomar conciencia de nuestra dimensión entre
poética y onírica. Somos artistas, solo hay que descubrirlo y oír el zumbido
del viento en esa transición mágica antes de que nos durmamos sin saber cómo…
José Luis, algo falla con los comentarios en Blogger, porque intenté antes y no pude responderte, hasta que abrí el sitio usando Microsoft Edge (para nada quiso funcionar en el navegador de Google Chrome, ni en el sitio mío ni en el tuyo). No podré repetir exactamente la idea. Decía que me ha encantado esta lectura que le has dado a estas oraciones, porque el sueño puede ser una manera de viaje e incluso una vía de aprendizaje. Estos versos son de esa manera un koan, que al dejarnos con la pregunta abre nuevas posibilidades.
ResponderEliminarCon las prisas por salir de viaje, no he hecho en enlace a "un blog amigo", algo que haré a continuación. Y sí, algo pasa con blogger, para dejar un comentario o responder a alguno, tengo que pasar un test de verificación engorroso y prolijo que pone de los nervios aún en mi propio blog, y me pasa con Chrome, con safari y con Mozilla. Es exasperante dejar comentarios. Siento que el comentario original no haya quedado fijado y siento el esfuerzo que te ha supuesto, así que te doy doblemente las gracias por tu comentario.
EliminarGracias por el enlace, pero estaba bien de todas maneras. Estoy aprendiendo a escribir los comentarios fuera de Blogger para que no se pierdan cuando esto falla.
EliminarMe encanta ese instante de transición que existe entre la vigilia y el sueño. Es el paso de ser a estar en manos de tu cerebro sin ser consciente de los sueños o visiones que puedan aparecerte. Es verdad: te duermes sin saber como y eso tiene su magia, sí. Hay personas que piensan que dormir mucho es una pérdida de tiempo pero para mi es un tiempo mágico en el que soy y no soy y eso me gusta. Es cuando me despierto por la mañana, casi siempre con ganas y curiosidad por lo que me deparará el día, el momento que siento que sigo viva y doy gracias a la vida por darme otras veinticuatro horas de prórroga.
ResponderEliminarCuando dejo de lado todas mis actividades del día y me dispongo a dormir, ciertamente es un tiempo de felicidad en que se agolpan los estímulos del día y el presentimiento de que algo diferente va a comenzar. El sueño es un don en que nos perdemos, y lo que siento es no recordar muchas mañanas los sueños que he tenido. Hay algunos más poderosos que otros, y hay los que se repiten a lo largo del tiempo. Hay sueños que me producen una intensa felicidad. Otros, los menos, me llenan de angustia.
EliminarFantástica recreación de esos momentos-frontera que son llamativos en el binomio vigilia-sueño, pero que se extienden más allá, porque en todo momento vital parece que surja ante nosotros un umbral, una tenue o poderosa frontera que divide el allá del aquí, el ahora del después... ¡Qué poderío poético hay en un texto que, en apariencia, tiene afán cartográfico, pero que acaba siendo una reflexión vital de profundo calado! Mis felicitaciones, maestro.
ResponderEliminarMi escasa confianza en mis propias posibilidades expresivas lee con sorpresa (y breve satisfacción) tu generoso comentario sobre este post por el que no hubiera dado un ardite. Si he podido sugerir algo tan hermoso como lo que tus palabras reflejan, soy el primer sorprendido y angustiado por algo tan inesperado. Creo que me agrada más tu comentario que mi texto, que no dejo de leer sin serle capaz de alentar más que algo un vago presentimiento de eso que mencionas en la frontera que estamos siempre transitando entre un aquí y un allá. Muchas gracias, tomo tus palabras en lo que valen y proviniendo de un enorme escritor.
EliminarEstoy de acuerdo con Juan Poz en que te ha quedado un texto muy poético y profundo, vaya eso por delante. De todo él, y después de suscribir lo dicho por los comentaristas anteriores, me quedo con que esta reflexión surge a raíz de un paseo por la playa. ¡Cuántas veces, en mi caso, las más sentidas emociones surgen en este entorno! No sé qué tiene el aire salobre, la cadencia de las olas, el blando colchón de la arena, la brisa que nos acaricia... que hace surgir la poesía, la introspección, la metafísica incluso, en nosotros! Quizá no necesitemos gozar para tener una vida plena, ya sabemos que la melancolía tiene su aquel, pero si tenemos que pasar por la rueda de la vida, mejor junto al mar, ¿no te parece?
ResponderEliminarEste paseo por la playa es cierto que abrió compuertas y lo quise recuperar posteriormente en un texto más amplio que este y que aquí he sintetizado para conectarlo luego con el momento de la transición al sueño donde apareció de nuevo. En ese final del día se mezclan estímulos variados que se revelan en imágenes que vuelvo a vivir. Tal vez entonces recordé el paseo por la playa que tiene tres momentos: el real -mi paseo por la playa-, el que intento recuperar mediante la escritura y el que aparece en el momento de la transición al sueño en el que el mar, el cielo y la arena vuelven a mí. Por eso pienso que todos somos artistas oníricos. La realidad es una pero se refleja de múltiples maneras cuando la recuperamos sea en la escritura o en esos momentos que acuden en la noche cuando uno cierra los ojos junto al cuerpo amado y se deja ir. Cada vez presto más atención a esos momentos.
EliminarTe agradezco profundamente tus comentarios que me llegan siempre como un hálito fresco y motivador.
Algunas veces, aunque suene un tanto estúpido, me planteo que mi vida, la de ahora que escribo aquí es un sueño y la de verdad es otra, la que empieza cuando me despierto de este sueño..
ResponderEliminarCreo que la vida hay que cogerla como viene, lo mejor que puedas, sin cuestionarse el vivir, sino como se vive...
Un saludo
Federico Fellini decía que nuestra vida verdadera estaba en los sueños. Yo les presto singular atención y más si pudiera. Es un territorio que me ha tenido siempre fascinado y siento cuando no puedo recordar los sueños que he tenido por la noche, muchos eróticos como he tenido ocasión de comprobar cuando he hecho reseñas de ellos. Así que no es inverosímil pensar lo que tu piensas a veces.
EliminarEn cuanto a coger la vida como viene, sin cuestionarse el vivir centrándose en el cómo se vive, no sé qué decirte. Pienso que es una idea que he oído algunas veces y refleja sentido común. Mi padre decía que si quieres ser feliz, no analices. Lo decía rimado pero no recuerdo la rima, la idea era esta y coincide con lo que has escrito tú. A él no le sirvió de mucho por lo que sé. Y tuvo un hijo que, contradiciéndole, estaba siempre cuestionándose la vida, reflexionando sobre el vivir, y leyendo literatura desde existencialista a religiosa que hablaba del sentido de la existencia -o no-. Solo al final de su vida, media hora antes de que muriera, tal vez un par de días antes también, se aproximaron nuestros mundos. Lo suficiente para que yo ahora tenga un buen recuerdo de él. Tomar la vida como viene... ¿qué más podemos hacer? Pero para mí hay un factor añadido al que dedico mucho tiempo, varias horas al día: a registrar el misterio de la vida como si se tratara de un notario que va consignando todo. Es mi pasión, vivo así, inmerso en mis ensoñaciones, en mi vivir diario que convierto en escritura. Claro que vivo la vida como viene pero me es necesario algo más. Cada uno tenemos nuestra propia locura. A veces pienso si vivimos en universos únicos en que somos el centro y los demás son parte del decorado, que existen para nosotros. Algo así como la película El show de Truman. Cada uno de nosotros viviríamos en un universo en que somos observados por los otros, y todo es un decorado. Así todo serían universos en forma de parauniversos colindantes e infinitos. Es una idea muy sugerente ante el misterio de la vida.
Muchas gracias por tu comentario, me ha hecho muy feliz en esta noche de sábado. Espero que mi respuesta no te haga decir que estoy como una puta regadera, lo que sería bastante juicioso jajajajaja.
Precioso texto, escrito en el mismo tono que los relieves y los huecos de la vida.
ResponderEliminarHe ido, Jose, a tu blog para conocerte pero he visto que hace tiempo que no publicas. Gracias, por tu aportación. En un principio había descrito ambos mundos como el de las "luces y las sombras" pero luego lo vi más exacto como quedó "los relieves y los huecos". Un cordial saludo.
EliminarMe gusta cuando haces un post como este. Me gusta el tratamiento que le das a la vida introspectiva. Y además te felicito porque cuentas tus emociones con una expresiva sencillez que me encanta.
ResponderEliminarA mí siempre me ha fascinado esta frontera, este límite entre lo onírico y la vigilia. Hay sin duda una especie de antesala del sueño. Que no sé cómo llamarle, donde los sueños están manejados torpemente por nuestra voluntad vigilante y después, sin solución de continuidad, la nada. O el todo. En otras palabras, pasamos de ser seres vivientes a seres durmientes. Y aquí todas las noches somos libres como nunca lo somos en la otra vida. Los sueños nos dominan y dejamos este mundo. Al despertar volvemos otra vez a la realidad, pero casi siempre tenemos un sutil recuerdo de lo trajinado por la noche. ¡Qué misterio, querido Joselu! Pero qué bonito que un paseo por la playa nos haga soñar... yo creo que en eso nos diferenciamos de las bestias.
Un abrazo.
Hoy hs soñado con un espacio mágico que apuntaba a un viaje que hice en mayo pasado a la ciudad polaca de Cracovia. Curiosamente, dentro de los viajes que he hecho en los dos últimos años fue el que menos me impresionó -aunque también fui a Auschwitz, pero eso es otra historia-, o eso creía. Hoy Cracovia se ha transfigurado y he caminado por sus calles maravillado hasta que la alarma del móvil me ha despertado para ir a hacer otra caminata cerca del mar desde Sitges a Calafell. Lo más sorprendente es que no soñamos con lo más sobresaliente en nuestro estado de vigilia. Los sueños se centran y surgen en torno a personas o hechos marginales a los que no habíamos prestado tanta atención como a otros que creíamos más importantes, o eso por lo menos me pasa a mí.
EliminarHay estados definidos que se refieren a la transición del estado de vigilia al del sueño. Uno de los más terribles y ominosos es la parálisis del sueño que he vivido unas tres veces en mi vida. No quiero ni recordarlo. Pero fuera de esta parálisis, hay fases en que se mezcla el mundo de la realidad con el del sueño sabiendo claramente que estamos en un sueño. A mí, el mundo de los sueños me fascina, igual que a ti. Lo maravilloso es cómo estados de vigilia conectan con oníricos y viceversa.
Y tienes razón, me atrae la vida introspectiva, la cultivo cada día, es mi vició y mi pasión.
Un abrazo, amigo.