Hoy me dirigía a mis alumnos de
literatura de bachillerato y les preguntaba si habían encontrado alguna vez un
libro que, al leerlo, sintieran profundamente que había sido escrito para ellos
por la conmoción que les causa, por el grado de identificación que tienen con
él. No, me han dicho. No conocían nada semejante. Esto no me ha sorprendido
porque sé que mis alumnos no han leído apenas y sus inquietudes están
formándose. Yo tuve a su edad algún libro que me conmocionó, aunque ahora lo
recuerdo con cierta ternura por su carácter religioso. Este excurso en medio de
la lectura y comentario de Luciérnagas
de Ana María Matute ha venido a
propósito de mi lectura febril de las Memorias
del pintor Balthus (1908-2001) , cuya obra desconocía. Llevo varias
noches absorbido en sus meditaciones y reflexiones acerca del sentido
espiritual de su obra que pretende captar instantes de pasajes en su acercamiento a lo sagrado como experiencia humana.
Les he hablado a mis alumnos de sus cuadros de ninfas púberes en estado de
sueño o meditación. Me han pedido que les proyectara alguna imagen de sus
pinturas. Nada más fácil cuando uno lleva un iPad a clase y puede conectarlo al cañón de proyección. Concibo la
clase de literatura un obligado referente a las pruebas de selectividad pero
también como un laboratorio de crear inquietudes y estimular el pensamiento.
Les he proyectado imágenes de sus niñas y gatos y han quedado fascinados. Tras
varias de ellas habían captado algunas claves como la presencia de
niñas en estado desfalleciente, la presencia del espejo, de los gatos... Varias
de mis alumnas son musulmanas y sabía que esta proyección tenía que
conturbarles. He convenido con ellas que sus pinturas han sido frecuentemente
asociadas a un erotismo perverso, pero que él negaba contundentemente esta
consideración. Sus pinturas son totalmente inocentes, desde su punto de vista.
Es la mirada culpabilizadora occidental la que proyecta sombra sobres sus niñas
que están vistas en su desnudez inocente en estado de trance en ese momento
mágico de la transición de su ser como ángeles a su floración. Él utilizaba
modelos niñas desde los ocho años. Sus modelos han pasado a la historia del
arte. Él les pedía que posaran desnudas. Mis alumnas musulmanas y
latinoamericanas se estremecen y no pueden dejar de pensar que esto es
perverso, abiertamente pedófilo. Alguna muchacha cree que estas modelos eran
como prostitutas que vendían su cuerpo. No he querido discutir sus
apreciaciones, pero sí recalcar que para Balthus,
que afirma no haber dejado nunca de ser un niño y que rechaza la consideración
de simbólica o surrealista su pintura, estas imágenes son la expresión pura de
un rito de pasaje que expresa el misterio sagrado de la niñez y la pubertad, un
terreno especialmente delicado para nuestras mentes puritanas. Balthus busca sus referentes en
pintores del Trecento italiano como Simone Martini, y luego en Piero de la Francesca, Giotto, Masaccio, además
de Poussin y Delacroix. Mientras sus contemporáneos encabezados por Picasso
querían iniciar un tiempo nuevo alejados de influencias del pasado con sus
tendencias vanguardistas ... Balthus
reivindica la aristocracia, la tradición, la espiritualidad y la conexión de la
pintura occidental con el arte oriental.
Sus modelos posaron para él desnudas
siendo adolescentes pero recuerdan en este tiempo la actitud absolutamente
absorbida y respetuosa de Balthus ante ellas como
realizando un rito sagrado. El pintor de origen aristocrático polaco, hijo y
hermano de artistas, orientado por Rainer
María Rilke, compañero de su madre separada, plantea en sus cuadros
aparentemente serenos una inquietante tensión que sugiere la violencia. Los
psicoanalistas han intentado ver en ello claves simbólicas del inconsciente de Balthus, pero él niega las
interpretaciones psicoanalíticas de su obra. Sostiene que sus obras son puras,
que no expresan nada más que lo que están presente, que no hay nada detrás. Sin
embargo, para el observador sus cuadros son enigmáticos revelando una
personalidad compleja y apasionada. Mis alumnos
se han quedado en la mirada de aquí y han considerado que es posible que
este hombre estuviera un poco “para allá” y que viviera en un mundo propio,
consideración que estimo apropiada y sintética para un excurso de quince
minutos en el interior de la clase de literatura sobre Ana María Matute. Deseo que también recuerden las clases de
literatura que les imparte este profesor como enigmáticas ... Nada hay que sea
más improductivo y antiliterario que forzar un curso de literatura para
preparar unas pruebas con contenidos estereotipados como si se estuvieran
matriculando para el examen de conducir.
La buena interpretación de la literatura,
según la entiendo yo, comienza con las preguntas que uno se hace a sí mismo y
que no puede contestar, pero quedan reverberando y expandiéndose. No tengo
respuestas. No me interesan, igual que no me interesan los campos acotados del
arte. Pintura, fotografía, música, literatura se comunican intensamente. Todo
lo que leo fascinado sobre Balthus
me sirve para mi expresión fotográfica. En el fondo se trata de atrapar la luz
y las sombras. Él tuvo niñas para proyectar su visión del mundo que no es otra
cosa que un intento sagrado de retener un instante en busca de la eternidad.
Me gusta verme desconcertado y sediento
de saber más. Y quiero que mis alumnos sientan también ese desconcierto y que
se despierte en ellos esa misma ansia de hacerse preguntas porque la banalidad
de la realidad en que quieren hacernos vivir no nos satisface. Hay en el ser
humano una aspiración hacia la belleza y la luz de raíz neoplatónica en medio
de infinidad de interferencias que nos quieren hundir en la mediocridad y la
vulgaridad. Salir de eso para mí es enseñar literatura, lejos de clichés y
explicaciones bienintencionadas pero absolutamente estúpidas, más cuando niegan
la dualidad del mundo, esa dualidad en que también existe Lucifer como el más hermoso de los ángeles.
Yo descubrí a Balthus hace tiempo, precisamente el curso que estuve en tu instituto, por casualidad. Y tuve la suerte de visitar una exposición de su obra en un palacio de Venecia durante un viaje que hice ese mismo año. Impresiona mucho la mezcla que se produce en la sensibilidad del que observa entre la pureza que percibes en la mirada del pintor y los perturbadores crujidos que producen todos nuestros prejuicios al intentar interpretar una obra tan diferente y original. Buen revulsivo para tus clases.
ResponderEliminarBalthus habla de la realidad invisible. También de que nada sucede por azar, las cosas tienen su sentido, puede que invisible. Pienso que descubrir a Balthus precisamente ahora en este momento de mi vida tiene un sentido. Lo leo y puedo firmar cada una de sus palabras como expresión de mi visión del mundo. Una visión espiritual. Religiosa. Y verlo escrito me conmociona. Su sentido aristocrático, samurai, me espolea. Y es cierto, Paz, lo que dices, que choca su mirada inocente con nuestros prejuicios, más en un tiempo en que a los niños no se los puede ni mirar. Creo que nuestro tiempo -que creemos tan libre y desprejuiciado- está lleno de tabúes realmente opresivos. Me gusta haber visto a Balthus fumando hasta el final y pintando lo que consideramos como un auténtico escándalo, sin la más mínima perversidad. Si su mirada no hubiera sido inocente, jamás hubiera podido hacer lo que hizo. ¡Qué prodigio haber visto en directo una muestra de este pintor! Fascinante.
EliminarHola Joselu, yo descubrí a Balthus precisamente por la noticia de su muerte. En el informativo de la tele en el que daban cuenta de su fallecimiento se incluían imágenes de alguna de sus obras, que me impresionaron fuertemente. No descansé hasta hacerme con toda la información que pude acerca de este controvertido y fascinante autor. Entiendo los prejuicios sobre su trabajo, y la visión escandalizada de tus alumnas ante tan turbadores cuadros. No es fácil eludir la interpretación morbosa, pero hay mucho más que eso. Tus palabras sobre la apreciación y la intención de Balthus sobre su propia obra me interesan mucho, y te agradecería que me referenciaras esas memorias que lees. Eres un lujo de maestro, no sé si tus alumnos saben la suerte que tienen.
ResponderEliminarYo he comprado la versión kindle por 4,74 €, a mitad de precio que la de papel. El libro es Memorias, Balthus. Ediciones de Bolsillo. Son pequeños ensayos de una página que no llegan a cansar y que expresan sintéticamente la visión de su obra, más que de su vida, hecha por el propio pintor, que de paso se considera más artesano que artista. Es sorprendente que no haya sabido de él hasta ahora. Conocía su nombre, pero no me llamó la atención cuando murió en 2001. Sin embargo, entiendo que hay alguna razón para que haya sido ahora cuando lo he conocido. Tal vez era el momento en que tenía que conocerlo.
EliminarComo profesor, entiendo que estoy aprendiendo continuamente y me gusta compartirlo con mis alumnos transmitiéndoles el gusto por el conocimiento. No hay nada que más satisfacción me produzca que ellos sientan el deseo de pensar, de cuestionarse.
Reverberando, expándiendose: la vida, la literatura, las palabras. Todo tiene ese rango de cosa elástica, que alcanza más allá de donde uno creería. No he leído, mal mío, mucho a Matute. Lo arrreglo después de leer este texto, Joselu...
ResponderEliminarA mí me atraen más los libros de la primera época, los realistas impregnados de pesimismo. Entre 1974 y 1994 pasó veinte años sin publicar (aproximadamente) sumida en una profunda depresión. Cuando volvió se orientó a una especie de realismo fantástico que no ha encotrado su lugar en mí. Luciérnagas fue finalista en el premio Nadal en 1947 cuando tenía ella 21 años. ¡Qué madurez literaria y personal! No lo conocía hasta que no lo han puesto en las pruebas de la sele en Cataluña. Está bien. Desoladoramente triste, como a mí me gusta.
EliminarAcuerdo contigo cuando dices: "La buena interpretación de la literatura, según la entiendo yo, comienza con las preguntas que uno se hace a sí mismo y que no puede contestar...", así como también con la idea de que las expresiones artísticas crean una unidad a la cual se puede penetrar a través todas sus manifestaciones. Si potencias la literatura con pintura o música emparentada, creas un manjar.
ResponderEliminarHay un libro que causó un profundo impacto en mí. En verdad, son varios, pero el que me se me viene ante todos a la cabeza es El guardián en el centeno de Salinger. Cada vez que lo leo siento que estoy en profunda comunión con el personaje principal, como si de verdad Holden Caulfield existiera y lo acompañara en su viaje iniciático a esa ciudad a la vez mágica y turbia en su nocturnidad y desparpajo.
Un fuerte abrazo.
Fer
En este tercer trimestre lo he puesto como libro de lectura para mis alumnos de trece años. Algunos lo están leyendo ya por mi recomendación. A ver cómo les llega. Otras veces lo he puesto para alumnos dos años mayores. El guardián entre el centeno es una novela cargada con la angustia y el miedo de Salinger en su participación en la segunda guerra mundial. Él estuvo en Normandía, en la batalla de las Ardenas, en el bosque de Hürtgen (fue espantoso) y la llegada a Dachau donde vio la atrocidad de los nazis... El libro que iba redactando era el que tenia como protagonistas a Caulfield que se nos carga de angustia que percibimos en su lectura.
EliminarUn abrazo fuerte
Joselu
Tus ideales me parecen acordes a lo que realmente debería ser la educación, pero qué difícil, sino imposible, medir esa sed a la que te refieres en los exámenes y todo ese enredo de mostrar progreso académico en que están las escuelas de este lado del mundo. De Balthus no conozco mucho, así que me limito a decir que haré una nota mental para tomar su trabajo en cuenta, pero me acuerdas con tu recuento de la lectura cuando me encontré con una biografía de Rembrandt y empecé a pensar de los maestros de pintura como grandes clarividentes.
ResponderEliminarPienso que en una obra pictórica excelente hay una reflexión filosófica detrás muy profunda. Yo no soy entendido en arte, pero me gusta ver exposiciones de pintura y fotografía (no aguanto más de hora y media, a lo sumo dos viendo arte). Pero para ver el arte hay que prepararse para tener la posibilidad de un diálogo con el artista. Y sin diálogo no hay nada. No hay peor situación para mí que verme abocado a ver un gran museo en dos horas pasando por las obras maestras sin ver nada en medio de la muchedumbre. Sí, creo que tienes razón: los grandes de la pintura son clarividentes.
EliminarJoselu me interesa ese autor por lo que cuentas buscare sobre el. En cuanto a lo que cuentas de la sociedad de hoy creo que por desgracia parece que efectivamente hay una relidad opresiva ante la sola idea de muchachos y muchachas como bellos. Es hoy en dia un tabu increible. Un saludo.
ResponderEliminarEs cierto. Y no hay que olvidar que una obra importante de Thomas Mann, La muerte en Venecia trata del amor del protagonista por un muchacho de doce años, un amor estético, espiritual. Y en el caso de Balthus sin duda es del mismo tipo. Un amor espiritual por un momento de la vida del que no se puede hablar sin ser considerado como el peor de los criminales. Probablemente sea producto de una sociedad en que los niños son escasos, y más que serán. La mayor parte de mis exalumnos de cuarenta años no han tenido hijos por A o por B. Seremos una sociedad de viejos en que se mitificará el valor de la infancia por lo rara e insólita. En otras épocas los niños eran sobreabundantes y nadie les concedía tanto valor como ahora. Nuestra concepción de la muerte es enfermiza pero nuestra concepción de la infancia en este sentido también. Y no nos damos cuenta. Un saludo.
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