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sábado, 18 de enero de 2014

Internet nos ha hecho más tontos



Recuerdo que en abril de 1996 en un cursillo de la Generalitat de Cataluña navegué por primera vez en internet, utilizando el buscador Altavista. No existía Google, algo difícil de imaginar. Han pasado ya dieciocho años e internet se apropiado de nuestras vidas, formando parte de ellas buena parte del día. Solo hay que ver la sobreutilización de los dispositivos móviles en todo lugar y situación, el tiempo que pasamos conectados, y la dimensión que tiene el mundo de las chorradas de corta duración en internet. Corre un post que viene a decir que internet nos ha hecho más tontos, más impacientes, más superficiales, más necesitados de estímulos que confirmen nuestro valor, tendentes a compartir nuestra intimidad dejándonos sin ningún espacio de soledad, propensos a creernos con multitud de amigos y ser unos grandes artistas utilizando los filtros de instagram y semejantes. Nos creemos en el centro de un espacio público cuando somos la inmensa  mayoría totalmente irrelevantes y solo nos prestan atención aquellos a los que también nosotros les damos a “me gusta” o comentamos sus banalidades de un plumazo muchas veces lleno de faltas de ortografía.

Yo soy docente con muchos años de carrera a cuestas, y siempre me he enfrentado a adolescentes de la misma edad, y he constatado a lo largo de los últimos veinte años la depauperación de la expresión escrita a todos los niveles, el ortográfico, el léxico, el gramatical, el de contenido de ideas, el de presentación de trabajos. Raramente hay pensamiento propio y menos expresión con cierta complejidad de alguna idea. No noto inquietudes ni el cuestionamiento de modos de vida que son ferozmente homogéneos. Los muchachos que leen son radicalmente escasos. Alguno hay. Hay una especie de aborrecimiento de la palabra escrita que no pueda ser expresada en diez palabras mal pergeñadas. Los ciclos de atención son cada vez más cortos y la capacidad de concentración es progresivamente menor. Se vive dando saltos, sin centrarse nunca en una cosa haciendo un continuo zapping. Se copia sin ningún tipo de empacho y no se percibe que copiar y pegar no es un ejercicio de pensamiento personal. Nada hay que violente más que crear una reflexión no mimetizada de lugares comunes que corren por ahí y que se distribuyen como perlas de vida a pantalla completa en las redes sociales. 

Los malos modos abundan y se extienden en los periódicos digitales. No se soporta que haya personas que expresen puntos de vista divergentes a los propios que se han recogido del amplio panel de tópicos. Los adolescentes participan de ese clima de intolerancia y difícilmente son capaces de participar en un debate escuchando razones que exponga un compañero. La incontinencia, la falta de control, el horror al silencio, la hiperactividad son síntomas de que vivimos en un mundo radicalmente diferente al de hace veinte años. Somos mucho más superficiales y frívolos, nos movemos en la espuma más externa de la realidad. No se intenta llegar más adentro, más profundamente. Todo el mundo opina sobre cualquier cosa, y lo hace con contundencia como si se fuera un experto.

Sin duda el acceso directo y fácil a la información ha sido una gran revolución y ha abierto infinidad de caminos nuevos a la sociedad del conocimiento, la ciencia y el pensamiento. Sin embargo, la expresión popular de este cambio no es esperanzadora. El hombre del siglo XXI es más unidimensional que el de un pasado no tan lejano, y, sobre todo, es mucho más superficial. No cabe duda de que la gran revolución de internet ha modificado nuestro comportamiento y nuestro cerebro que ahora se ve conectado a la máquina que es sumamente inteligente, a la vez que nosotros nos hacemos más tontos.

Supongo que siempre habrá alguien que sacará el tópico más manido de todos, el que corre por las redes sociales como el gran mantra de nuestro tiempo, y no es otro que considerar solo el tiempo presente, el único que existe, y  que el que esto escribe es un profesor aquejado de nostalgia del tiempo pasado. Y siempre habrá alguien que se sacará de la chistera un argumento adocenado como el de que “el tiempo pasado es anterior no mejor". Sin embargo, yo pienso que el ser humano tiene la posibilidad de contrastar tiempos distintos que han formado parte de su fluir vital. Hablo del tiempo anterior a internet en que éramos en general más profundos y densos. Y nos esforzábamos más en buscar la información precisa, y llegábamos a ella también. Y nos comunicábamos. Y buscábamos expresar mediante el lenguaje argumentos complejos. Y teníamos también una educación estética y nos gustaba a muchos pensar de modo individual. Ahora no digo que no exista, claro que existe. Siempre hay salvajes que se enfrentan a su tiempo. Pero la ideología de las masas que domina el mundo es desoladoramente trivial y carente de personalidad, y además está dominada por la desarticulación y la pobreza del lenguaje que se exhibe sin ningún tipo de pudor.


El ser del siglo XXI es más frágil, más inconsistente, más banal y, sobre todo, más impaciente y quiere solucionar todo con un clic que ponga a su alcance la solución a cualquier duda, conflicto o situación. Y lo hace con una arrogancia nueva y demoledora.

51 comentarios :

  1. Creo que ahora como profesores tenemos una doble labor: pensar en actividades que exijan del esfuerzo intelectual y cuya solución no pueda encontrarse en internet. Doble esfuerzo para el profesor. Y sí, la forma de escribir, de pensar, de sentir, de querer, de atender, de esperar, de relacionarse....está cambiando, modelándose conforme al molde que impone las tecnologías de la información y de la comunicación. Me pregunto si podremos nadar a contracorriente. Gracias por hacerlo. David

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    1. El problema que me encuentro en mi día a día es la total dejación del ejercicio de pensar por parte de mis alumnos. Y pensar en el sentido de comprender, interpretar y relacionar ideas o conceptos. Hay una sobrebundancia de copia y carencia total de ejercicio de pensar. El hecho de que en internet sea todo a través de un clic instantáneo favorece la pereza mental cara a todo que supone elaboración.

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  2. No importa que el tiempo pasado haya sido mejor o peor que el presente en el que vivimos. Pero ese pasado nos ha marcado y debemos contar con él para nuestro ahora. En cuanto al futuro, yo no me lo quiero plantear, no me sirve demasiado lo que está por venir. La experiencia me la da el presente y el pasado. En cuanto a lo que se opina de que las redes sociales atontan a la sociedad te doy toda la razón del mundo hablando de la juventud. Mi experiencia personal, por el contrario, es que tener a mi alcance esa maravilla que se llama Internet, ha enriquecido mi vida sobremanera.

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    1. Está claro que internet abre unos caminos alucinantes y enriquecedores como jamás habíamos sospechado que pudiera ser. Es el uso que se hace de ello, un uso inteligente o un uso nefasto. Lo que veo en la escuela es que suele ser el segundo modo lo que abunda.

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  3. El otro día en clase estaba explicando cuando hay alguien que levanta la mano. Y me pregunta qué cómo puedo saber de memoria todos estos nombres de reyes y estas fechas... Me quedo pensando unos instantes por la obviedad de la respuesta. Y pienso: "este crío no ha caído en la cuenta que para estar ahí delante de unos alumnos dando clase uno ha tenido que estudiar una carrera..." Se lo hago ver, pero él, tan tranquilo, me dice que todos estos datos los sacaba él en un periquete de internet sin tener que estudiar una carrera.
    Sí, Joselu, internet nos ha hecho más tontos. Doy fe.

    Un abrazo.

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    1. La accesibilidad inmediata es tan radicall que el usuario común de internet en la escuela renuncia a todo tipo de trabajo de interpretación o selección, y se limita a cliquear, copiar y pegar.

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    2. Creo que en el caso que expone Miguel entran en juego las inquietudes de cada uno y la utilidad. Yo también me he preguntado muchas veces para qué servía aprenderme ciertas cosas de carrerilla. Cosas que no me interesaban en ése momento. Más tarde, cuando sí que las necesitaba le he encontrado el valor o el sentido, pero desde luego, no siempre lo ha tenido.

      Aún así, trabajar la memoria me parece esencial y más como plantea Joselu, en un mundo donde la inmediatez está presente.

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  4. Veo que comenzamos en Internet el mismo año, tú en un cursillo y yo por motivos profesionales. Al año siguiente fue cuando yo lo instalé en mi casa. 18 años después tú comentas sobre los males de Internet usando Internet y como tienes experiencia en el medio sabes que entre el montón de personas que te van a leer algunas te pueden contestar esgrimiendo determinados argumentos. Pero eso lo sabes porque tienes experiencia en Internet, porque usas Internet y porque hay personas que se pueden comunicar contigo. Esto no es obligatorio, hay mucha gente que vive al margen de Internet o de los móviles, nadie impide desenchufarse y vivir al margen. ¿Entonces los que se rasgan las vestiduras contándonos los males de la red por qué no lo hacen? Si Internet, hace tontos a la gente, huyamos de Internet. Si Internet es como Sócrates un corruptor de la juventud propongamos algo diferente y no sigamos bebiendo esta cicuta asesina.
    Hace 20 años los campesinos, al menos los de mi tierra, te tejían un cesto, te hacían pan o un queso, cultivaban, segaban, llevaban a comer a las vacas a las que luego ordeñaban etc,,,Hoy las tienen estabuladas todo el día se cuentan por docenas, antes de la crisis al menos, y usan ordeñadoras mecánicas. ¿Internet?, No, el desarrollo social que a veces va por donde uno no quisiera que fuera. ¿Los chicos no leen o no leen libros? Internet está lleno de palabras además de imágenes. Nunca se ha leído tanto.
    ¿Se ha simplificado el pensamiento, son más intransigentes, unidimensionales? Pero vamos a ver, ¿es que nosotros éramos más tolerantes, teníamos más riqueza de vocabulario? Hay que hacer el esfuerzo intentar cruzar la tarima y recordar como éramos en realidad, al otro lado, sentados en nuestros pupitres. Las chorradas que hacíamos y decíamos. Nuestro linguaje simplificado hast el gruñido. Ni éramos profundos, ni éramos más densos, ese una imagen idealizada de nuestra época juvenil. Tu trabajas con estudiantes de Enseñanza Media y yo he trabajado con universitarios y aparte de evidentes deficiencias culturales producto de los pésimos programas educativos los veo tan adultos y tan responsables como nosotros a su edad. Es decir como nosotros cuando estábamos en el período universitario y no cuando éramos unos salvajes adolescentes de bachillerato. Esa clase de argumentos son tan viejos que ya los usaron los egipcios con aquel famoso cuento que ya he citado aquí de la invención de la escritura y el escándalo del Faraón porque lo que para unos era un progreso para él era un retroceso ya que nadie se molestaría en recordar las cosas con su mente si se podáin escribir. Los usaron en tiempos de los griegos, con prodigalidad en la vieja Roma por ejemplo Plinio, en la Edad Media y no veas desde el Renacimiento para acá. Argumentos muy de Ortega, por ejemplo. Pero no importa el mundo seguirá avanzando y seguiremos quejándonos de todo lo que la vida nos ha hecho perder. Ahora voy a publicar ésto, tú y otra gente lo leera aunque esté a miles de km.de acá y yo esperare tú contestación con interés gracias a esta cosa maravillosa que solo criticamos porque la poseemos y como los grandes amores echaríamos terriblemente de menos si la perdiésemos.
    Un abrazo cordial.

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    1. No idealizo mi época juvenil en que estudié en un colegio religioso muy poco motivador y en un ambiente embrutecido y sádico. Lo que comparo es al adolescente de antes de internet al que di clase durante bastantes años y al estudiante actual que tiene un portátil, tiene móvil y su vida está totalmente marcada por internet. El uso de herramientas digitales, la inmediatez, la saturación de imágenes y mensajes favorece no la inteligencia y la agudeza de ingenio para interpretar, decodificar y seleccionar, sino una renuencia absoluta a cualquier tipo de esfuerzo intelectual. Puede ser que me condicione el ambiente social en que ejerzo mi profesión que es muy humilde. Quizás en un ambiente más selecto con más posibilidades culturales y económicas fuera diferente. Pero lo que veo en el uso de herramientas digitales en un instituto en que cada alumno de la ESO tiene un portátil es demoledor.

      Por otra parte considero que internet puede usarse de modo inteligente y en tal caso es una herramienta prodigiosa a la que yo soy adicto. Tengo un iPad que me acompaña durante todo el día. Lo utilizo para leer libros electrónicos, para enviar mensajes a mis alumnos, como libro de calificaciones, como receptor de música, como posibilidad de investigación de todo tipo. No es la herramienta en sí, sino el uso que se hace de ella, pero hay algo que favorece socialmente la proliferación de chorradas y el ejercicio único del corta y pega. Eso es lo que veo en la escuela. Los alumnos de hoy tienen menos capacidad interpretativa, menos paciencia ,menos concentración, son un desastre expresivo y ortográfico. Creo que me puedo permitir evaluar la evolución de la adolescencia a lo largo de mis treinta largos años de docencia, y considerar el efecto que ha tenido la tecnología cuando se ha popularizado y extendido como herramienta de uso diario. Y es demoledor en todos los sentidos que he expresado.

      Por otra parte, agradezco el haber vivido un tiempo en que he podido conocer internet, y espero con fascinación lo que serán los ordendores de grafeno, los ordenadores cuánticos que espero poder conocer.

      Un abrazo.

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    2. Joselu, de esto mismo que hablas ("Los alumnos de hoy tienen menos capacidad interpretativa, menos paciencia ,menos concentración, son un desastre expresivo y ortográfico.") se quejan mis profesores de universidad cuando hablan de nosotros y créeme que de adolescentes no hay ninguno, la media de edad son unos 30 años. Estoy de acuerdo con lo que dice alguien más arriba, en los trabajos que me proponen y tengo que pensar es imposible copiarse.

      Por otro lado, es importante saber utilizar los medios, dejar de lado ese bombardeo de información para poder obtener aquello que se busca. Es cierto que hay un gran abuso del copy-paste. Pero no me creo que los jóvenes de hoy en día sean menos creativos. No me lo parece. Lo que sí creo es que el sistema educativo en general está bastante limitado tanto para profesores como para alumnos y que en ese espacio, es complicado desarrollar "cierta" creatividad más allá de lo que se espera que digas/hagas. (Por ejemplo, recuerdo suspender en bachillerato una gran cantidad de textos de Lengua Castellana por que no me regía por el más que sabido "introducción - desarrollo - conclusión". Estaba siendo creativa y me suspendían por ello. Podrás imaginar mi enfado cuando leía los textos de mis compañeros y parecían sacados de una clase de primaria. Eso sí, con su "introducción-desarrollo-conclusión, marcadísimos." Aprobé con un 5 raspadísimo la asignatura. Pero fuí fiel a mí misma y a lo que me apetecía hacer. Lo que se explicaba en esa aula, ya sabía hacerlo. Todo el mundo en aquella clase sabía hacerlo. En ningún momento hubo interés por probar otras cosas, si no era bajo la amenaza de suspender...) Por eso creo que pueden hacerse cosas grandes. Y nadie dijo que fuera fácil. Si no son con las herramientas de antaño, que sean con las nuevas. O mejor, con una mezcla de ambas. Puede que 25 personan en ése momento no "se enganchen" o le encuentren interés. Pero puede que 5, sí.

      Enseñar a pensar es una tarea dificilísima. Si todos creyésemos un poco más en los jóvenes, probablemente no tendrían tanto miedo/pereza/lo que sea, de hacerlo.

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    3. Meike, doy clase en un contexto muy precario y son comprensibles sus limitaciones culturales y expresivas. Yo intento acercarme a ellos, pero hay un programa más o menos formal a que debo atenerme. Entiendo que la lengua puede ser árida, pero sus piezas son esenciales. Y ahí me encuentro con sus terribles carencias. No dominan más de cincuenta o sesenta palabras, ponle cien, escritas con una ortografía delirante y una estructura totalmente caótica. Esto lo entiendo, pero a la vez son renuentes totalmente a escuchar. No aguantan una actividad ni siquiera una película sin necesitar estar hablando todo el rato, haciendo el tonto. Son totalmente reacios al aula y a las materias. Están allí obligados y no soportan el silencio ni el orden. Necesitan dinamitarlo. El profesor hace lo que puede, sabiendo que no le están escuchando. Odian leer y no pueden concentrarse en un libro si lo tuvieran. Este es el panorama que me encuentro con frecuencia. Tienen ordenadores portátiles que la mayor parte de las veces no pueden conectar con internet y perdemos así el tiempo si consigo que por unos momentos estén concentrados. No sé si creo en ellos, en algunos sí, claro está. Su edad los confunde totalmente. Están desorientados. Cuando tienen cuatro o cinco años más, ven las cosas de modo diferente. Pero ahora están empanados, y el profesor no puede hacer sino lo que puede. Tal vez si fuera más joven y pudiera acercarme más a ellos. Pero esto no tiene fácil solución. Hay alguno que viene y te comenta que se está leyendo un libro, lo que me llena de satisfacción. Hay alguno así. No es fácil ser profesor, probablemente tampoco lo sea ser adolescente. Tú lo verás desde una perspectiva más cercana. Eso es inevitable.

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  5. Alguién cercano a mi entorno laboral me preguntó ¿qué es lo mas importante que puedes tener en una empresa?, sin dudarlo dije que la información. Ahora leemos, como dices, de un sitio a otro, sin criterio, abrumados la mayoría por la cantidad de información que circula, casí siempre sin valor, pero la información, siempre es un tesoro en manos de unos pocos, ha perdido su corona y cae a ti y a mi. Leo deprisa zizagueo por las páginas, me asalto, no discrimino la información. Pero puedo llegar a fuentes que antes me eran impensables, me permite mantener contactos con personas que no podía ni pensar fuera posible, pero lo que menos me gusta es ME GUSTA en Fabecook.

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    1. Creo que eres certero/a cuando hablas de la abrumadora cantidad de información que circula, de la necesidad de selección ante el nulo valor de mucha de ella. Estoy seguro que los que aquí escribís no concuerdan con la definición que he dado que tenía mucho de provocador, pero sí con el uso masivo y popularizado de internet en la vida cotidiana de modo masivo. Las posibilades de la red son inmensas e infinitas pero ¿has observado que vivamos en una sociedad más culta, más reflexiva, consideras que somos y estamos más preparados que los que no disfrutaron de internet? Yo no lo veo, y tengo la impresión de que la incultura es más poderosa que nunca, al menos más jactanciosa y arrogante, de que la vulgaridad y la banalidad son más potentes, de que la impaciencia es más evidente, que no somos la polis griega en definitiva sino en muchos sentidos nos hemos convertido en más bárbaros.

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  6. Internet para mi por lo menos es como una buena porcion de ingredientes de alta calidad (que la hay y mucha), pero depende del cocinero como se haga el guiso.
    En muchas ocasiones yo escribo "soflamas" (alguien las califico asi y me gusta el termino) con "palabros" y mal vocabulario, algunas veces releo entradas y veo que mal las he escrito y no me gusta. Pero en mi caso, una persona con escasos conocimientos de muchas cosas, me ha servido para enriquecerme y cambiar opiniones con otras que en la vida real, ni siquiera rozaria, como es tu caso o el de Krapp u otros muchos y eso me permite crecer. Mi balance es claramente positivo y creo que solo has mostrado o te has fijado con más atencion en el lado negativo. Pero es una opinion...

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    1. El título tenía mucho de provocación, Temujin, de la reflexión. El uso masivo de internet no ha generado una sociedad más culta, más formada y más profunda. Te dejo tu propia respuesta a la cuestión. Sé que muchos que utilizan internet lo hacen de un modo inteligente y sirve para crear unas posibilidades maravillosas que nos ponen en contacto y nos permite hablar a personas que de otra forma no nos habríamos conocido. Esto es cierto pero en muchos otros sentidos su influencia es nefasta y promueve la abundancia de tonterías y chorradas sin fin, la agresividad en los medios digitales, el insulto, la desfachatez de muchos que exhiben su ignorancia sin pudor. Creo que antes de internet había menos posibilidades de mostrar la brutalidad y la tontería que proliferan y que se han extendido. En el ámbito escolar no considero que haya sido muy positivo por lo que veo. Doy clase en un centro en que todos los chavales tienen un portátil y no ha supuesto mejora ninguna y sí una regresión en todos los órdenes, No es la única razón, claro, pero nuestra sociedad tecnofílica ha creado un ciudadano a mi juicio y en general más vacío y banal. Pero no considero que seáis ejemplo de ello los que os aproximáis a mi casa o los que están en mi blogroll. Por otra parte el mundo decadente de los blogs solo cuentan entre sus usuarios a gente madura y talludita. No es el lenguaje de la juventud. Para escribir en un blog es preciso tener algo que decir o creer que puedes decirlo. Hay jóvenes admirables y sensibles, pero la socialización de la tecnología ha provocado la aparición de un joven pretencioso en su ignorancia que la muestra sin ningún control ni limitación. Y no solo son jóvenes, claro.

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  7. Internet debiera ser utilizado con el fin de enriquecernos personalmente. Hay iniciativas muy interesantes en las redes: divulgación del conocimiento, consultas de todo tipo desarrolladas, clubs de lectura, debates y recursos...

    Me encantaría compartir este post en mi blog, lógicamente añadiendo la fuente.

    ¿Puedo?

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    1. Por supuesto, Campurriana, puedes hacer el uso que desees. No tengo sentimiento de propiedad intelectual. No son ideas nuevas, todos recogemos influencias que se combinan con nuestras vivencias y reflexiones.

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  8. Por cierto, al hilo de esta entrada que puse recientemente:

    Me borro de Facebook y Twitter

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  9. "Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos" es un título ejemplar de Rafael Alberti. Puede ser tomado como una credencial de lo que este post señala: se accede ignorante a la red y se sale de ella más ignorante aún, pero con una pátina de pseudoinformación y pseudocriterio que mete espanto hasta en el más cerril de los mortales: yo mismo, que casi somos dos, porque la necedad tiende a multiplicarse. Desde que apareció la popularización de los ordenadores siempre manifesté una objeción que aún no ha sido desmentida: "Vale, es una herramienta excelente, facilita muchas cosas, pero digo yo que habrá que 'meter algo en ellos, ¿no?' ". Decía "meter" porque ni de lejos pensábamos, entonces, que aparecería algo como internet, y veía el ordenador como una superación de la máquina de escribir que recogía en una pantalla el escrito y después lo enviaba al papel, instrumento que ya no compré porque fue el momento de decidir entre la máquina de escribir eléctrica y el ordenador. Si hubiera escogido la primera, ¡qué cantidad de horas provechosas habría añadido a mi vida! Pero ya está. Mi idea entonces era la de que el contenido era sustancial, y que las ideas o las creaciones no eran objetos que viniesen incorporados a la herramienta, y sigo pensando lo mismo. Ahora el camino es el de regreso: "sacar" de la red, y se da el caso de que quien no tiene nada que meter sí que tiene mucho que sacar, pero siempre lo hará de modo fraudulento y, casi siempre, de forma chapucera, deformándolo hasta extremos grotescos. En tiempos de internet, sigo considerando que las herramientas educativas más revolucionarios siguen siendo el papel y el lápiz, y una buena cabeza que enseñe a pensar. De esta reflexión ha nacido la crítica que he hecho de la Estética de Hegel en mi blog, no de una pretensión de "derramarme" en el campo filosófico. A posteriori, además, me doy cuenta de que quizás contribuya a reivindicar el papel central de la Filosofía en los estudios académicos de Primaria y de Secundaria.

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    1. Entiendo que internet ha abierto caminos apasionantes y que abrevia el tiempo de acceso a la información de una forma radical. Sin embargo, mis tiempos de pequeño investigador o estudioso anteriores a la la invención de ese artilugjo no eran menos apasionantes. De sobras sabes que el ejercicio intelectual radica en conectar, en relacionar, en organizar. Ese orden mental que necesariamente es jerárquico se ha venido abajo con la aparición de la horizontalidad del conocimiento en internet. Todo vale, cualquiera puede opinar y decir en régimen democrático la suya. Las mentes de nuestros alumnos son un flujo de conexiones deslavazadas y caóticas perdidas en la ubicuidad de la información abrumadora de la red de redes. Se pierden en lo anecdótico, en lo espectacular, en lo banal sin ser educados en mayores empeños porque la sociedad y los máss media han creado un prototipo de ciudadano propiamente ignorante que se siente orgulloso de ello, mientras deglute alimentos grasosos y adictivos. La primera piedra del conocimiento es socrática expresada en ese "Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos!" Eso es lo que somos, dos tontos y medio.

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  10. Ahora que el sistema educativo se está desmoronando se emplea la tecnología para apuntalarlo. Se intenta suplir con máquinas sus múltiples carencias, olvidando que los logros tecnológicos de la humanidad se suceden mucho más deprisa que nuestra capacidad para asimilarlos y que el beneficio inmediato suele venir acompañado de consecuencias inesperadas.

    Y cuando los niños, y no tan niños, leen y escriben con dificultad se emplean sin criterio los teclados y la lectura superficial y ansiosa que suele hacerse en una pantalla. Cuando hablan pobremente y tienen dificultades para comunicarse se fomenta la jerga banal y la soledad encubierta de las redes sociales. Mientras que son incapaces de manipulaciones tan sencillas como recortar, plegar, pegar o hacer un nudo, se potencia el uso de simuladores y realidades virtuales.

    Todo ello motivado por el temor de no quedarse atrás, de no parecer moderno, de no innovar, cuando lo que se trata es de recuperar la esencia de lo educativo: acompañar a los demás en su proceso de encuentro consigo mismos, para que sean capaces de desarrollar lo mejor que cada uno de ellos tiene y facilitar que esta aventura se produzca. Si esta intención es real, si se percibe como un intento de ayuda, carente de valoraciones y juicios, lo demás debería producirse por añadidura.
    http://www.otraspoliticas.com/educacion/el-mito-de-las-tic

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    1. Ya puedo decir que tienes razón y lo digo con conocimiento de causa en un centro que llevan cinco años los alumnos con portátiles en lugar de libros físicos. El caos es monumental, la pérdida de tiempo abrumadora, los fallos de conexión continuos, la distracción permanente en el aula, el provecho inexistente, el nivel educativo ni te cuento.

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  11. Bueno, bueno, Joselu, son momentos en los que necesitaríamos un buen lingotazo, para pasar el mal rato... No me parece que la red sea mala ni -aunque resulte tópico decirlo- tampoco buena: solo es una herramienta más de las que el hombre, incansable buscador, inventó. Y quizá haya que situarla en la misma escala que, por ejemplo, el bifaz achólense, que introdujo definitivamente a la especie humana en el camino de la civilización.

    Yo era ya tonto antes de que internet se pusiera en boga; y sigo siéndolo ahora, casi dos décadas después. En mi caso, por consiguiente, no ha influido el hiperespacio agravando la enfermedad. Ahora bien, como no podemos pretender que todas las personas sean inteligentísimas, habrá que admitir un volumen determinado de estupidez consustancial al propio proceso de avance. Hay que tener en cuenta, además, que tontos, de diverso pelaje, los ha habido siempre; la diferencia estriba en que, mientras antes era un estigma, una lacra que era preferible llevar con discreción, ahora se hace ostentación y alarde de ello, las nuevas tecnologías, que nos acercan el conocimiento, también hacen extraordinariamente visible la subnormalidad imperante.

    Recuerdo que mi primera tesis, justo en los albores de la era digital, me costó sudor y lágrimas, meses y meses de rebuscar en archivos, bibliotecas, índices… Viajes aquí y allá, agotadoras sesiones de revisión de textos para extraer un solo dato, una cita, una maldita idea… Años invertidos… o malgastados. En cambio, la segunda tesis, defendida hace casi tres años, prácticamente la hice desde la misma silla en que ahora estoy sentado escribiendo esto, ahorrándome cientos de horas y de euros en viajes, visitas e incomodidades… El resultado fue el mismo, o parecido; los medios, infinitamente más cómodos, asequibles y, muy probablemente, rigurosos, por la facilidad y rapidez en la realización de cotejos y contrastes de opiniones.

    La estupidez no depende de internet; solo su visibilidad. Si es cierto que no hay un poder que sea capaz de controlar la red, no lo es menos que en ella proliferan todo tipo de comadrejas codiciosas y sin escrúpulos a la caza del internauta incauto para hacerle víctima de estafas, engaños y fraudes de todo tipo a través de foros, redes sociales y, lo cual es más sangrante, organismos, empresas y sitios recubiertos de una aparente legalidad: simplemente por introducir mi número de teléfono fijo en una de las muchas páginas de servicios de telefonía para ver si mi zona tenía cobertura de adsl, tuve que soportar durante los tres días siguientes llamadas cada hora para convencerme de las bondades de contratar el servicio con ellos; y todo sin ni siquiera haber solicitado información…

    No somos más tontos por usar internet, pero los que sí lo somos de forma natural, nos damos más cuenta de ello, y nos atrevemos a hacer pública ostentación. Lo de la educación, ni tocarlo, de momento.

    Un abrazo

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    1. Esto es cierto, que internet visibilza más la incuria y la cazurronería mostrada incluso con ínfulas y orgullo. Sin embargo, para mentes no formadas y estructuradas, internet puede ser un mecanismo desorganizador por su horizontalidad y su carencia de discriminación pues allí todo vale, información de primer orden y pura basura como El rincón del vago y cien mil páginas más que suelen ser las más frecuentadas por nuestro púberes que se rigen por la ley del menor esfuerzo, lo cual es muy comprensible, faltaría más pudiendo elegir. Pienso que el uso sistemático en una mente no organizada de internet no contribuye a estructurar y discriminar la información y sí ser base de búsqueda de la diversión y la chorrada en estado puro. No sé si Ana Frank era una muchacha normal pero el diario que escribió, supongo que lo recuerdas, era el de una niña de doce años educada en las escuelas Montessori, era un prodigio en cuanto a sus intereses de conocimiento. Supongo que era otra época y que todo era más estable en ese ámbito, y ahora vivimos un mundo inestable y líquido como dice el filósofo polaco al que hoy entrevista El País. Me inquieta el futuro cuando contemplo la mente totalmente impulsiva y desorganizada de los adolescente que tengo ante mí. Tal vez siempre se ha sido así o tal vez son expresión de la construcción del mundo caótico en que vivimos en que predomina el principio de satisfacción inmediata y de la falta de dominio de la conciencia. No sé. El caso es que efectivamente todos somos un poco tontos y se nos nota.

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  12. Es difícil llevarte la contraria en todo, pues muchas de tus afirmaciones son ciertas y se pueden comprobar empíricamente. Sin embargo, como abogado del diablo, quería desmontarte uno solo de tus argumentos. Cuando afirmas que antes "éramos en general más profundos y densos. Y nos esforzábamos más en buscar la información precisa, y llegábamos a ella también..", no mencionas que esa aseveración se cumple para una pequeña parte de los que éramos, es decir, que éramos así unos pocos de entre los pocos que estudiábamos, quizá un porcentaje similar al de los buenos estudiantes de hoy día. En mi colegio, en esa afirmación solo entraríamos cuatro o cinco de treinta (el resto solo pensaban en el fútbol, en fumar, en salir con chicas/os...); en el instituto, quizá fuésemos unos siete u ocho y en la facultad no creo que llegasen al 20% (muchos de los que se titularon conmigo se jactaban de no haber leído los libros recomendados, de haber aprobado con chuletas de apuntes fotocopiados o de no tener el más mínimo interés por las noticias del momento).
    En resumen, hemos democratizado la escuela pero no el interés por ser más cultos, más formados, más reflexivos o más críticos. En este proceso, Internet ha permitido que la mediocridad deje de ser un defecto visible y se convierta solo en un síntoma epidémico.

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    1. Yo estudié en un colegio de curas represivo, machista y embrutecedor, en que no se cultivaba ni la sensibilidad ni la inteligencia, y por supuesto, no se leía nada. No puedo exhibir mi adolescencia como un modelo ni a mis compañeros como ejemplos de espíritu que aspirara a la cultura. Sin embargo, creo que viví como profesor un tiempo muy singular, el de la transición, los años ochenta y comienzos de los noventa. En la sociedad y entre los jóvenes había inquietudes y curiosidad. No digo que todos fueran trabajadores y alumnos ideales. No, por supuesto que no. Pero había en el ambiente una atmósfera de ganas de hacerse preguntas, y el profesor que conectara con esa inquietud y fomentara la rebeldía de esos adolescentes lograba generar un clima interesante, más si estaba la literatura de por medio. No había tantas distracciones y la capacidad de autocontrol era importante. Claro está que el alumnado era seleccionado. Este es el fallo de mi argumentación. Internet ha abierto el camino a un magma de información que se mide en terabytes o lo que sigue. Vivimos en perpetuo estado de distracción y virtualidad. Y efectivamente no se ha democratizado el interés por ser más cultos, y lo que vemos en los medios no contribuye a hacerlo prestigioso ni deseable. El hombre bárbaro ha suplantado al sabio en la pirámide del conocimiento. Tal vez sea el tiempo de releer el ciclo de las fundaciones de Asimov.

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  13. Ayer intenté dos veces dejarte un comentario, pero no lograba navegar con tranquilidad porque, a causa de la falta de energía imperante en Buenos Aires, estuvimos lidiando todo el día con baja tensión en casa, intentando conseguir esos aparatos estabilizadores que se utilizaban en los 60 y en los 70 sin demasiada suerte, ya que se encuentran agotados. A decir verdad, el aparato doméstico que más me preocupa cuando ocurren estas cosas, no es precisamente el ordenador, sino la heladera...
    Se vive un estado de precarización tal en mi tierra, que si no navego un rato al día y echo a rodar algunas ideas o historias a los aires de internet, me asfixio dentro de mi propia realidad. No es que me sienta relevante por eso. Sé que todo esto es una burbuja y no me siento importante por estar aquí. Es sólo que no he logrado hacer amistades profundas con mis compañeras de trabajo dado que el trabajo se ha deshumanizado de una manera feroz, y a mis familiares los visito cuando se puede, porque es mucho lo que se trabaja y escaso el tiempo para una buena charla sin que medie la premura del reloj. Internet me da la posibilidad de comunicarme con seres que, como en tu caso y el de otros que también comentan aquí, me hacen pensar y conocer otras realidades diferentes a la mía. Es eso lo que más me enriquece, el gesto amable de conectarse conmigo a un nivel humano que a veces resulta necesario. La soledad que se vive en las grandes ciudades hace que este medio nos acerque a seres remotos pero cercanos en la empatía y el sentimiento. Sin embargo, no confundo la realidad con la virtualidad en ningún momento.
    Si se trata de leer buena literatura, estimado Joselu, me temo que los libros quedarán últimos en la lista de prioridades materiales de millones de argentinos que antes sí podíamos acceder a la cultura de otro modo que no fuese a través de un ordenador, y eso si tenemos luz. Por lo tanto, aunque me haga más tonta, seguiré leyéndote y comentándote siempre que pueda, porque tal vez sea mejor ser un poco menos inteligente y culta para no tomar real conciencia de lo que están haciendo de nosotros en este rincón del mundo.

    Un abrazo.

    Fer

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    1. Hace un par de semanas comentaba con una terapeuta que mis convesaciones a través de internet eran mucho más interesantes que las que podía entablar en la realidad de mi trabajo, en que la urgencia es tal que no hay tiempo para intercambios de ideas. Además me doy cuenta que los profesores en general no leen, ni siquiera los profesionales del área de lengua y literatura bien sea por la sobrecarga familiar, el trabajo, las responsabilidades, etc. Puedo entender perfectamente lo que dices sobre el alivio que te supone conectar con personas que sientes más próximas que las que encuentras en una realidad precaria y difícil que no tienen tiempo ni posibilidad de sutilezas literarias o discursivas. Yo lo veo la tele en absoluto. En cuanto puedo me subo a leer a la cama, luego me abrazo a mi compañera que sí se queda viendo series cuando sube a la habitación. Me doy cuenta de que vivo en un parauniveso personal difícilemente comprensible para las personas que me ven en mi vida cotidiana y que es más accesible para los que me leéis aquí. De todas maneras, estoy en un momento vital en que me encuentro positivo y optimista, así que de momento hasta la próxima crisis podemos seguir leyéndonos y aportándonos.

      Un abrazo, Fer y gracias.

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  14. Te dejo un link a un artículo publicado en el Clarín de hoy - tomado del New York Times - que te da la razón:Cada vez más conectados, cada vez menos sabios

    Abrazos!

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  15. Joselu, al leerte, me vino a la cabeza este artículo de Vargas Llosa, cuyas idea central desarrollará con mayor amplitud en su último ensayo, La civilización del espectáculo:

    http://elpais.com/diario/2011/07/31/opinion/1312063211_850215.html

    Respecto a tus reflexiones, como siempre, muy lúcidas. Aunque la comparación entre jóvenes de distintas generaciones siempre me genera dudas. Lo cierto es que tengo pocos elementos de juicio fundamentados en mi experiencia personal: apenas 5 años de docencia (precisamente hoy se cumplen), a los que sólo puedo confrontar mis años de estudiante. Pero parece indudable que internet nos está reprogramando el cerebro y que nuestro paradigma de conocimiento se está viendo modificado. Incluso en ocasiones tengo la sensación de que mi capacidad de concentración se ha visto disminuida con tanta inmediatez y tanto vértigo. Incluso, como bien dices, me he visto necesitado de estímulos que confirmen mi valor. Es una nueva manera de relacionarse, claro, cimentada en la impaciencia y la superficialidad, sí.

    Un abrazo, Joselu.

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    1. Estoy leyendo un ensayo de Jaron Lanier titulado Contra el rebaño digital que me está haciendo reflexionar sobre el poder de la tecnología, sobre si puede terminar dominándonos y transformarnos. Creo que hemos mutado, que internet nos ha hecho mutar en muchos sentidos. Yo tengo una percepción más amplia por mi presencia en la enseñanza durante más de treinta años, y tengo la convicción de que es así. Pero tengo que reflexionar sobre ello, y el ensayo que estoy leyendo me está abriendo caminos que comentaré en el blog próximamente. Gracias, Iván, por tus palabras. Me alegra en leerte por aquí.

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  16. Buenas querido amigo. Tengo un recesito y vengo a verte, a ver si tengo tiempo y voy visitando al resto de amigos. He leído algunos de los comentarios y están acertados pero en general disiento de la mayoría. Siempre dije y me reafirmo en que "el que nace tonto muere gilipollas". Nací y me crié en un pueblo pequeño (para estas latitudes) y he vuelto en innumerables ocasiones, lo tengo cerca, y ¿Cual es el principal entretenimiento de un pueblino? Sí, ese, poner a caer de una burra al primero que se cruce en tu camino. Somos (los humanos) cotillas y envidiosos de lo bueno y hasta de lo malo. Pasé muchas horas por motivos laborales en los consultorios médicos y de verdad, como para escribir un tratado de "lo mío es peor" Internet no nos ha hecho más tontos, ya lo éramos antes, esta tecnología lo que ha permitido es compartir y universalizar nuestra tontuna. Hace 30 años, en una población de entre 1000 y 2000 habts ¿Cuantos tenían en casa más de 50 libros? Ignoro los datos pero me da que en la actualidad la proporción ha bajado pero hoy tienen internet. La desgracia es que los distintos gobiernos han estado interesados en esto, no han hecho ni el güá para cambiar esta realidad. Les interesamos agilipollados, atontados, imbeciles, de ninguna manera les interesa gente formada, culta... bueno que me exalto, en suma que ya éramos tontos antes y terminaremos ¡cómo no! gilipollas!

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    1. Probablemente no seamos más tontos comparativamente, pero sí que ha cambiado nuestro modo de percibir la realidad, de relacionarnos con ella. Cuando veo las reuniones sociales de cualquier tipo te encuentras a muchas personas absorbidas por su móvil, en una comida, en el cine, en el parque, en el metro. La tecnología puede ser que no aumente la tontería pero cambia nuestro cerebro que está pendiente de estímulos muchas veces chorras como son la mayoría de las aplicaciones que existen. Chorras pero absorbentes y de una eficacia sobre el cerebro muy intensa. Son estímulos que tienen una recompensa inmediata. Ello disminuye nuestra resistencia frente a la frustración, hace intensa nuestra impaciencia, aumenta nuestra necesidad de entretenimiento superficial, y sobre todo la mente funciona a base de saltos sin saber seguir un proceso en que las cosas se organicen sistemáticamente. Seguramente no es que seamos más tontos pero sí que nos ha cambiado profundamente. Y a un tonto si le das unas máquinas prodigiosas, puede ser que se vea invadido por una sensación de poder inmensa. En la realidad virtual cualquiera puede tener poder y eso es complicado de asimilar. No sé si al poder le interesamos agilipollados. La impresión que tengo es que al poder le da igual lo que seamos porque sabe que nos tiene dominados, que nosotros mismos nos ponemos las cadenas con entusiasmo.

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    2. Tu respuesta me parece perfecta, asentada, meditada y correcta, pero ya sabes que soy de piñón fijo :) , aunque sólo sea por disentir. Te pongo un ejemplo simplificado al absurdo. Si por un casual toda la tecnología actual reventase y nos quedásemos sin ella y volviésemos de golpe y porrazo a la tecnología, digamos, de 1890 - 1900. Si a todos esos que ahora nos molestan ( ami me jode cantidad) con su continuo estar pendiente del cacharro les dieses una tiza...en lugar de joder con el telefonito estarían rayando paredes.

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  17. Algunos días me animo y voy andando al trabajo. En mi trayecto coincido a menudo con los muchachos que van de camino a la escuela o al instituto. Los observo, en ocasiones, escucho un poco sus conversaciones. No puedo evitar sentir admiración por su juventud, alegría, vitalidad. No tengo hijos y hace tiempo deje la docencia pues no me hacia feliz, es por ello, que estoy totalmente desvinculado del mundo y de la cosmovisión de esta generación que viene. No se si tienen ganas de aprender o no, o si se plantean que será de sus vidas ante un futuro de lo más incierto. A mi parecer nos enfrentamos a un situación bastante critica y los cambios que se avecinan serán grandes y profundos como apuntan no pocos intelectuales. Pienso que es deber de todos unirnos y comenzar a ser agentes activos de este cambio y acompañar a las nueva generaciones en los mismos. Es mucho lo que esta en juego. Si la mediocridad, el miedo, la falta de entendimiento y lucidez para saber lo que es realmente importante en la vida se impone, probablemente la cosas para muchos se van a volver bastante insoportables. Un saludo y siento salirme un poco del tema de la entrada.

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    1. La empresa de los cines de Cornellà comienza las proyecciones con una eslogan que es "entramos en el futuro" para mostrar que son unas salas con las últimas tecnologías. Este entrar en el futuro o estar en el futuro es un aspecto fundamental de nuestra realidad. Sin embargo, por mi experiencia la vivencia del presente es tan intensa en estos muchachos y en toda la sociedad que hay una ceguera total respecto a esos cambios que se avecinan que quedan en la incertidumbre y en la niebla. Yo no veo que mis alumnos estén interesados en lo que será el futuro. No les preocupa. La adolescencia es muy egocéntrica y no pueden percibir nada que vaya más allá de su realidad concreta repleta de hormonas. El futuro que nos aguarda no parece inquietar a demasiada gente. Los que tenemos hijos pensamos en su futuro y entonces una opresión en el pecho nos invade, al menos a mí. No será fácil en muchos sentidos: superpoblación, cambio climático, deforestación, extinción de especies, agotamiento de los mares, individualismo feroz, desarrollo de la tecnología que nos absorberá, migraciones, imposibilidad de crecimiento indefinido a costa del planeta, crisis energética… Sí, son elementos que nos deberían inquietar, pero estamos absorbidos por el presente y no vemos más adelante.

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  18. Otra vez das en la diana, Joselu. Para mí internet es un instrumento útil, como el móvil, la tablet o el propio coche: su rendimiento depende de su uso. Me pasma ver a tanta gente permanentemente pendiente del móvil: en clase,en el recreo, en la comida, en el coche... No pueden vivir sin él. ¿Tan necesario es mirar compulsivamente la pantalla? Hace tiempo decidí no reenviar sistemáticamente los correos que recibía, son objetos de consumo fácil que olvidamos rápidamente.Me aburren tantas imágenes supuestamente maravillosas, los chistes malos y las historias incréibles. ¿Me aportan algo? Apenas nada. ¿Ventajas de internet? La facilidad de acceso a la información, la inmediatez, la ausencia de fronteras. ¿Desventajas? Las provocadas por lo aprendido a medias o mal. Un ejemplo: cuando daba Inglés y dejaba a los alumnos manejar el diccionario me encontraba con casos como utilizar la palabra "envelope" ("sobre", sustantivo) por "on" ("sobre", preposición). ¿Por qué? Porque no distinguían entre una y otra función. Esa diferencia "no venía en el diccionario", implicaba conocimientos de gramática. Uno puede tener una chuleta con los verbos irregulares o las fórmulas matemáticas, pero eso no garantiza saber utilizarlos. Internet por sí solo no asegura nada. Inventado el corta y pega o similar es relativamente fácil elaborar un trabajo sobre enfermedades infecciosas, por ejemplo. El problema viene cuando preguntas al alumno qué quiere decir tal palabra o cómo se previene una epidemia. Siguen sin entender lo que leen, sea en papel o en una pantalla. Han crecido creyendo que todo está en un soporte digital, que tecleas "Goya" y te sale todo, y en realidad lo que tienen es un cúmulo de datos que no saben cómo organizar y aprovechar. A lo sumo, pinchan en las palabras destacadas en azul porque les llevan a otras páginas, pero deprisa, deprisa, no tienen la paciencia necesaria para detenerse y seleccionar, paladear un texto, disfrutar un cuadro, escuchar una melodía... Mis alumnos de apenas once o doce años se acuestan a las nueve o a las diez, sí, pero están conectados al whassap (ni sé cómo se escribe) hasta la una o las dos de la madrugada, y los padres, en la inopia. Claro, al día siguiente están dormidos y bostezan sin parar en clase.
    Cometemos el error de dar por buena cualquier información que encontramos en internet, lo que lleva a no pocos equívocos, algunos graciosos. ¿Es malo internet? Objetivamente, no, si lo utilizamos bien, como todo. El reto hoy es enseñar a nuestros alumnos a desenvolverse en ese mundo. Para ello debemos compaginar lo "antiguo" con lo "nuevo". ¿Cómo? Ese es el problema. Tú mismo has contado que sustituir el libro de texto impreso por la versión digital conlleva no pocos problemas. Parece que lo que no está en internet no existe, así de fácil. Como dices, manda la rapidez, lo inmediato, por lo que las noticias caducan antes que los yogures de oferta. Da la impresión de que todo es terriblemente caduco y banal, pasajero, sin apenas importancia.
    No todo está al alcance de una tecla, mal que les pese a algunos. Supogo que has visto la película "El club de los emperadores". Recordarás que el aspirante a senador, alumno tramposo desde tiempo atrás gracias al influjo de su padre, intenta nuevamente ganar a toda costa mediante el uso de un minúsculo audífono y un becario con un ordenador al otro lado. Evidentemente, datos como Calígula o la Guerra de las Galias estaban en la red, pero el profesor, que ha descubierto el engaño, le hace una pregunta imposible de responder si no ha estado atento en sus clases: el nombre de un olvidado rey impreso en una placa situada encima de la puerta. "Eso no viene en mi libro", podría decir el farsante. Y no venía, claro, era un conocimiento que internet no podía proporcionar.
    Interesantísimo tema, colega. Un fuerte abrazo.

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    1. El desastre general que se vive en mi centro es de antología, pero lo curioso es que los profesores lo viven pasivamente porque viene impuesto de dirección y del plan pedagógico de nuestro centro, la apuesta tecnológica.
      Da igual que de los ordenadores de un aula el cuarenta por ciento no reciban internet por razones desconocidas, da igual que los chavales no tengan ordenador, da igual que la conectividad a internet sea lenta y no se puedan cargar las páginas, da igual la distracción que supone tener un ordenador encima de la mesa ocupado en otras páginas que son las que tocan, da igual la inutilidad de todos los jueguecitos que se estilan para justificar la apuesta por la tecnología, da igual la perversión del sistema que consiste sistemáticamente en copiar y pegar sin leer ni comprender todo, da igual que las generaciones formadas en los libros digitales sean ignoras totalmente. Son apuestas pedagógicas de que algunos viven, o peor aún, de los personales fanatismos tecnológicos que llevan a otros a elegir este sinsentido.

      Sí que he visto El club de los emperadores. Algunos decían que era la otra versión de El club de los poetas muertos. Toda esa falta de honradez de que hacía gala el hijo del senador, en la realidad está extendida a la inmensa mayoría de los alumnos que ahora salen, al menos de los que yo conozco. La cosa es dar el menos golpe posible, y pensar lo menos posible, es decir, nada.

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  19. Por una parte, mi esperanza es que todo esto sea solo que nos hemos atragantado de tanta velocidad en el cambio y que pronto se remansarán las cosas y aprenderemos a usar esta maravillosa herramienta con calma y tiempo. Que no dejaremos que nos consuma, que nos haga más superficiales, que nos robe el tiempo, que sea usado para que consumamos... Esperanza...

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    1. No sé si se remansará. Tengo la impresión de que el futuro que nos viene todavía será más frenético que el momento que estamos viviendo. Todo apunta a ello.

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  20. Totalmente de acuerdo contigo. Internet puede habernos dado mucho, pero también nos ha quitado mucho. La revolución informática y de las comunicaciones nos ha convertido sin lugar a dudas en más tontos, eso seguro. Por otro lado, hemos convertido en verdad absoluta lo que viene de internet y eso es peligroso. En internet hay mucha información, pero poco contrastada y, con frecuencia, poco rigurosa. Recientemente preparé una entrada sobre los castillos medievales en mi blog para mis alumnos y rastreé por internet encontrando mucha basura y demasiadas incorrecciones. Como medievalista, me llevé las manos a la cabeza cuando una de las primeras imágenes que aparece es un supuesto castillo medieval que no es tal, es un palacio francés en el que algún tipo colocó con toda tranquilidad las supuestas partes del castillo medieval. O se busca con cuidado o uno puede terminar haciendo el ridículo.

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    1. Y desde luego nuestros alumnos, al menos los que yo trato, no contrastan las informaciones fiables, dando por buena cualquier página de la que puedan copiar. Y eso es lo que hacen, copiar, sin ni siquiera leer lo que han copiado. Recuerdo los trabajos de antes en que se fusilaban las enciclopedias, tal vez sin comprender tampoco, pero al menos había que molestarse en copiar manualmente lo que aparecía en aquellos artículos. Lo cierto es que hay aparentemente mucha información a mano, pero es difícil encontrar la que es fiable y de primera calidad.

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  21. ¿El internet nos ha hecho más tontos o simplemente ha expuesto la tontería que antes quedaba en círculos privados? Imagino que consideraste esa pregunta. Lo obvio es que ha facilitado las telecomunicaciones, pero tal vez ha causado ruptura en la comunicación sin "tele." Pienso que lo mismo se puede decir de otras tecnologías: el teléfono, la radio, la televisión, el cine. Antes de todos esos los libros y medios escritos tenían mayor importancia y a mayor lectura probablemente mejor dominio de la lengua escrita, pero esta es la pregunta del huevo y la gallina porque esa cultura que podríamos ver como más letrada y más comunicativa fue la misma que generó este mundo tecnológico. No nos queda más que aprender a vivir con y hacer uso más consciente de estos medios.

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    1. Víctor, yo mismo soy un adicto a internet. Voy con mi iPad utilizándolo en buena parte de mi vida personal y profesional desde ebook, agenda, cámara fotográfica, libro de notas, correo, blog, gestión y tratamiento de fotografías, como medio de preparación de clases e infinidad de funciones más. Difícilmente puedo condenar internet en una casa donde hay seis ordenadores, dos iPad además de teléfonos móviles de mis hijas. Pero es buena una mirada crítica que ponga en cuestión internet especialmente cuando veo en qué se convierte en manos de adolescentes a los que doy clase. Mi mirada retrospectiva me hace añorar otro tiempo en que los adolescentes eran más capaces de urdir una mirada crítica y solidaria respecto al mundo en que vivían. No pienso que fueran mejores, Eso sería un absurdo y algo injusto, pero sí que estaban menos saturados de información insolvente que abruma y aplasta la capacidad de la mente humana de reflexionar sobre el presente. Los muchachos de hoy en día viven en un mundo inundado de imágenes, vídeos, videojuegos y aplicaciones que tal vez hacen su capacidad de reacción más ágil, pero a la vez les distrae y confunde profundamente al vivir en un mundo de continuas alucinaciones y saltos en que ya nada es capaz de sorprender por la intensidad y espectacularidad del mundo digital repleto a la vez de banalidad y tontería ante la que la figura del profesor es cada vez más irrelevante porque la formación para bien y para mal hoy en día procede más de esa saturación de información que lleva a la insensibilidad y distanciamiento a buena parte de los jóvenes.

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  22. Internet y la constante conexión esta cambiando el modo en que pensamos. Sin ir más lejos hace menos de una semana leí sobre un estudio científico realizado en cierta universidad inglesa en el que la percepción del intelecto de cada uno era mayor si obtenía los datos a través de internet, incluso si los investigadores confirmaban la respuesta como correcta los sujetos se veían a sí mismos más inteligentes si habían utilizado google en el proceso. ¿Cómo es eso posible?

    Está claro que ahora mismo vemos internet como una extensión de nuestro propio cerebro, nos sentimos más inteligentes con él, mejor conectados, y por eso cuando nos lo quitan cada vez más y más gente se siente claramente más estúpida, más sola... menos persona.

    Un abrazo Joselu, ¡que hace mucho que no me pasaba por aquí!

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    1. Es una buena aportación, Demóstenes, que comparto. La mente humana en gran manera se ha integrado en conexión con el ordenador que funciona, como dices, a modo de extensión de nuestra memoria y nuestra capacidad de estructuración del pensamiento. El problema es que para enfrentarse a un ordenador es preciso tener la mente de alguna manera ordenada ya previamente. Y eso es el problema que detecto en mis alumnos que utilizan masivamente el ordenador en sus faenas escolares o de entretenimiento. Les falta en gran medida ese orden previo e internet es una selva inmensa donde cabe de todo y no está precisamente ordenado por jerarquía sino por indicadores de búsqueda que no necesariamente son solventes en cuanto a importancia de la información, y además dicha información es asumida acríticamente como objeto de copia sin ninguna reflexión. Y sí, estamos fundidos con la tecnología. No puedo imaginar cómo estaremos dentro de diez, quince o veinte años en que todo lo que existe será tan arcaico como vemos ahora los primeros móviles de la década de los noventa.,

      Un abrazo, Demóstenes.

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  23. Esta frase creo que clarifica tu manera de ver los TIC
    "Los muchachos de hoy en día viven en un mundo inundado de imágenes, vídeos, videojuegos y aplicaciones que tal vez hacen su capacidad de reacción más ágil, pero a la vez les distrae y confunde profundamente al vivir en un mundo de continuas alucinaciones y saltos en que ya nada es capaz de sorprender por la intensidad y espectacularidad del mundo digital repleto a la vez de banalidad y tontería ante la que la figura del profesor es cada vez más irrelevante".
    El profesor, no es irrilevante. La figura del profesor ha cambiado, si antes era el "dueño" de la información y un vero "teacher", hoy en día es más un mentor, un "coach" que tiene que mediar para que los alumnos lleguen adonde él quiere. El profesor tiene que dominar el mundo digital para poder enseñar en esta optica moderna.
    También hay que decir que la capacidad visiva y de crear imagines es muy superiores por parte de los alumnos actuales que los de hace una o dos dedacadas y más capacidad creativa a nivel visual.

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  24. Brillante post. El pensamiento propio está a la baja, y el picoteo más de moda que nunca. No hay introspección, y por tanto difícilmente hay vocación o inquietud.

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  25. Acabo de descubrir este blog. Me atrevo a escribir un comentario porque yo estoy sufriendo las consecuencias de un mal uso de las tics. Tengo un niño de 14 años que cursa 3º eso. En el colegio en el que estudia han desaparecido los libros de papel y se han sustituído por una plataforma digital. Dicha plataforma es, en cada uno de los temas de cada asignatura, un copia y pega de la wikipedia. Mi hijo no quiere leer porque lleva 3 años sin leer ( a excepción de las lecturas obligatorias trimestrales para el correspondiente examen tipo test). Todo lo hace a través de internet. Es cierto que cuando debe hacer un trabajo utiliza el copia y pega porque así se lo aconsejan sus profesores y, de hecho, les facilitan los enlaces para hacerlo. Mi lucha diaria es que lea porque quien no lee, no puede estudiar. Cuando veo sus cuadernos me da mucha pena: están llenos de esquemas y mapas conceptuales y, de ahí, no los sacas. Es mi hijo quien debe organizar los distintos temas sacando un poco de aquí...otro poco de allí.....Al final, soy yo la que dedico mi tiempo a hacer este ingente trabajo para que él sólo tenga que ponerse a hacer sus deberes y estudiar. En mi caso particular , las tics son el mayor error que ha podido suceder en la ESO. Personalmente, las aborrezco.
    Gracias. Un saludo

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