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lunes, 13 de abril de 2009

Una república sin republicanos

Reconozco que todos los catorce de abril me pongo tierno y nostálgico de un periodo que no conocí, la segunda república española. He leído mucho acerca de ella y he visto numerosos reportajes en la televisión sobre su proclamación. Leí hace muchos años a Tuñón de Lara y en su Historia del siglo XX rememoraba los momentos en que la guardia civil, indecisa todavía sobre el cambio de régimen, ante la llegada de Niceto Alcalá Zamora, primer presidente de la República, le rendía armas después de unos momentos de duda.

Soy republicano de corazón y me encuentro con mis orígenes cuando veo la bandera de la república. Rojo, amarillo y violeta, color que representa el pendón de Castilla. Si pudiera ahora mismo votaría por la república, pero he de aceptar con dolor que las dos experiencias republicanas que ha vivido este país han sido terriblemente conflictivas y demoledoras. De la primera no voy a hablar. Duró, si no me equivoco, diez meses, y acabó luctuosamente con un golpe de estado tras un periodo de inestabilidad política, guerra y cantonalismo. La segunda república sentimentalmente me ha llegado más cercana. Pero he de reconocer que la república de 1931 fue una república sin republicanos, o que estos fueron muy escasos. La derecha no la aceptó nunca, la iglesia tampoco, la Falange menos, pero en el campo de la izquierda hay que recordar que los anarquistas (CNT-FAI) no sentían ningún apego hacia la misma considerándola una república burguesa y sólo ocasionalmente la apoyaron como una posibilidad para la revolución anarquista. Los comunistas tampoco la vieron como un objetivo final sino como un periodo de transición hacia una sociedad comunista al estilo de la URSS, los socialistas estaban escindidos en distintas ramas y la representada por Largo Caballero también conspiraba contra el régimen burgués republicano. Los nacionalistas catalanes y vascos lo estimaron como algo que favorecía sus respectivas dinámicas independentistas y sólo la respetaron como un régimen casual y accesorio.

El presidente Azaña se vio terriblemente solo, del mismo modo que los republicanos moderados en una etapa realmente convulsa en que se enfrentaron los extremismos más alejados: fascismo y comunismo. En medio quedaron unos centenares de miles de republicanos convencidos, que fueron en definitiva una exquisita minoría. Algunos intelectuales demostraron su simpatía hacia la república pero no hacia los extremismos políticos . El centro fue la principal víctima de aquella España fratricida que emergió algunos años después.

Hoy sentimos simpatía hacia la república y la celebramos pero en su tiempo no fue un régimen que contara con demasiadas lealtades, unos por unos motivos y otros por otros. Los moderados fueron aplastados o hubieron de emigrar. La segunda república quedó en manos de los más enconados extremismos y ser demócrata burgués era el peor insulto que uno podía recibir. Lo odiaban desde la derecha y desde la izquierda revolucionaria o el anarquismo. Para todos era un cómplice de algo.

Desde mi postura moderada de mi perspectiva actual pienso que la república adoleció de falta de defensores, de republicanos moderados, y si los tuvo fueron tan tibios que poco pudieron hace frente a las hordas que asesinaron al teniente Castillo o a Calvo Sotelo. La derecha esperaba agazapada y Franco, sumamente prudente e hipócrita esperaba también, para darle el golpe de muerte a la segunda república española, tras una guerra terriblemente cruel en que se cometieron atrocidades en los dos bandos.

Ojalá pudiera pensar que una tercera república nos traería tiempos mejores, pero pienso que hoy, como ayer, tampoco tendría demasiadas lealtades. Las diecisiete repúblicas federadas que constituyen nuestra realidad política reclamarían mayores competencias hasta el infinito. Y los que quedarían en medio pensando en el mito de una España republicana solidaria y fraternal serían una ínfima minoría. Casi nadie seguiría creyendo en ella como muy pocos creyeron y apoyaron la república de 1931. Una tragedia, sin duda.

12 comentarios :

  1. En una primera lectura estoy de acuerdo contigo, pero es tarde.

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  2. La II República cayó por eso y por muchas más cosas, en especial por el papel vergonzante de las potencias democráticas que desconfiaban de su modelo político. Y a pesar de todo llegó gente desde muchos lugares del mundo a defenderla.
    Valgan los verso de Vallejo como homenaje:

    ESPAÑA, APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ

    Niños del mundo,
    si cae España -digo, es un decir-
    si cae
    del cielo abajo su antebrazo que asen,
    en cabestro, dos láminas terrestres;
    niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
    ¡qué temprano en el sol lo que os decía!
    ¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
    ¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!

    ¡Niños del mundo, está
    la madre España con su vientre a cuestas;
    está nuestra maestra con sus férulas,
    está madre y maestra,
    cruz y madera, porque os dio la altura,
    vértigo y división y suma, niños;
    está con ella, padres procesales!

    Si cae -digo, es un decir- si cae
    España, de la tierra para abajo,
    niños, ¡cómo vais a cesar de crecer!
    ¡cómo va a castigar el año al mes!
    ¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
    en palote el diptóngo, la medalla en llanto!
    ¡Cómo va el corderillo a continuar
    atado por la pata al gran tintero!
    ¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
    hasta la letra en que nació la pena!

    Niños,
    hijos de los guerreros, entretanto,
    bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo
    la energía entre el reino animal,
    las florecillas, los cometas y los hombres.
    ¡Bajad la voz, que está
    con su rigor, que es grande, sin saber
    qué hacer, y está en su mano
    la calavera hablando y habla y habla,
    la calavera, aquella de la trenza,
    la calavera, aquella de la vida!

    ¡Bajad la voz, os digo;
    bajad la voz, el canto de las sílabas, el llando
    de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aun
    el de las sienes que andan con dos piedras!
    ¡Bajad el aliento, y si
    el antebrazo baja,
    si las férulas suenan, si es la noche,
    si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
    si hay ruido en el sonido de las puertas,
    si tardo,
    si no veis a nadie, si os asustan
    los lápices sin punta; si la madre
    España cae -digo, es un decir-
    salid, niños del mundo; id a buscarla!…

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  3. Excelente artículo sobre la República, que desgraciadamente para los que nos sentimos republicanos de corazón como bien dices tu, nos hace ser conscientes de todas las limitaciones que tuvieron las dos promulgadas y, posiblemente, tendría una tercera. Pero yo sigo con la esperanza de que algún día podamos tenerla y ser aceptada y debidamente valorada.

    Saludos

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  4. Apunto como ejemplo de un republicanismo posible e inteligente la figura de Ortega, tan denostado por todos, fundador de la Agrupación al servicio de la República, un rojo para los falangistas, un falangista para los rojos. En su discurso en León, con motivo de la campaña electoral, en junio de 1931 (en plena luna de miel del régimen, a sólo dos meses de su proclamación) tiene palabras muy duras sobre la pobreza del debate político y sobre el tono demagógico que está tomando: “Me parece vergonzoso que los cientos de discursos pronunciados en España no enuncien una sola idea clara, definida sobre la figura de ese Estado nuevo que hay que hacer (…) se han pronunciado palabras hueras, vanas.
    Se han prometido al pueblo español cosas fantásticas, sin que se piense por un momento si se pueden realizar”.

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  5. Al menos podríamos recuperar unas gotas de la escuela de libre enseñanza. En ese aspecto sí que fuimos los primeros de Europa. Una pena.

    Por cierto, aunque haya llegado tarde, he dejado un comentario en el artículo de la Semana Santa, siendo sevillano no podía dejarlo pasar.

    Un saludo,

    el lanzador de botellas

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  6. En un principio estoy de acuerdo contigo, pero luego, haciendo una análisis más profundo creo que hay una diferencia sustancial bastante importante entre la España del 31 y la España de hoy en día. Esta diferencia es que hay mucha más clase media.

    Esta clase media es la que vive bien, puede ir de vacaciones, comprarse un coche, televisión, perro, móbiles para los críos y no pasar demasiados problemas hasta fin de mes o llegar un tanto apurado. Creo que no hace falta más detalles para saber de que hablamos. Aunque si falta decir, y esto es un punto de vista bastante personal, que esta clase media está bastante mediatizada y va según le dicten.

    Hoy en día es una monarquía parlamentaria apoyando al neoliberalismo. No obstante, debido a la situación de crisis, en varios puntos, en la cual nos encontramos hoy en día, es también esta clase media quien podría apoyar un cambio importante en un sistema estatal. Por lo tanto, si esta clase media decidiera un cambio con un apoyo importante, en el caso una III República, yo creo que esta tendría el apoyo moral y del pueblo. El problema llega si este cambio está elegido mitad y mitad, que creo que es lo que podría pasar. Entonces habría una segunda guerra civil.

    No obstante, viendo el panorama político español, creo sinceramente que no es un Estado donde los ciudadanos tengan mucha capacidad de cambio hoy en día (que no en el pasado). Mientras, por ejemplo (y utilizo esto porque es lo que mejor conozco), en Francia la izquierda radical anticapitalista sube de apoyos (sobretodo PG y NPA) llegando ya casi al 18%, en España nadie sube ni baja, solo se bascula entre el PSOE y el PP, lo que me indica que hay una falta de miras. En resumen, a mí no me corre prisa tener una república si como bases se tendrá lo mismo que ahora.

    Como segunda parte, me gustaría comentar algunos matices del artículo. No puedo estar de acuerdo cuando dices que los anarquista no sentían ningún apego con la República pues creo que es gracias a ellos, en parte, que se pudo instaurar ésta, al igual que fue gracias a ellos que el fascismo no triunfara durante el golpe y se resistiera en lugares como Barcelona, Valencia y Madrid. Otra cosa es que rápidamente se sintiera desengañada por el mal trato que se seguía dando al proletariado y se utilizara todavía la represión para aplacar revueltas del comunismo libertario (Casas Viejas, Comuna de Olesa de Montserrat). En definitiva, la apoyaron y mucho y lucharon en la guerra por ella, pero como bien dices, con vistas a un estado libertario.

    Otro matiz que me gustaría debatir, es el hecho de que afirmes que en los dos bandos se cometieron atrocidades, con lo que no estoy en desacuerdo, mas me gustaría que no se entrara a defender la mediatización que quiere intentar de convencer que todos tuvieron la culpa y todos mataron, pues unos tuvieron la culpa y otros se vieron obligados a defender lo que era justo. Incluso diría más, una vez perdida la guerra fuerno 300 mil personas represaliadas, miles de exiliados y aún queda una herida en mucha gente de España para que les pongan a la misma altura que los fascistas. Unos luchaban por la libertad democrática, los otros por la del terrateniente.

    Finalmente, solo me queda comentar que los comunistas eran tan escasos en la Segunda República que no pintaban nada y solo fue la entrada de la URSS (que hizo perder la guerra) quien le dio un salta hacia adelante.

    saludos

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  7. "La derecha no la aceptó nunca, la iglesia tampoco..." Es más que lógico que la Iglesia no la aceptara: entre otros ataques totalmente gratuitos, en la constitución que se aprobó, se prohibía sin más ni más a cualquier eclesiástico dedicarse a la enseñanza.

    Recuerda que el propio Presidente de la República del momento, dimitió ante semejante disparate. Una cosa es separar la Iglesia y el Estado, y otra cosa es atacarla sectariamente. Por cierto, dado que la Iglesia era en aquel momento la principal sostenedora de centros educativos asistenciales, éstos tuvieron que cerrar de la noche a la mañana, dejando sin escolarizar a miles de niños de origen humilde.

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  8. Desgraciadamente, Joselu, creo que hay bastante de verdad en tus palabras finales: actualmente en España no habría una sino diecisiete repúblicas. Presente y pasado tan cerca... ¡Salud-os, camarada!

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  9. La República Española, fue un canto maravilloso, pese a todo tu análisis, ¿cuántos y de cuántas partes corrieron hasta allí para intentar salvarla?, sin duda un punto de génesis y unión, que trascendió la península y se convirtió en un suceso mundial.
    ¡Lástima que tuviera tan triste final, lástima de tantos que encontraron allí su final!
    Oigo república y salta Lorca...
    en fin la historia la hicieron otros y la nuestra la cuestionarán también otros.
    Saludos.

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  10. La Segunda República, Joselu, como sistema político, fue un auténtico desastre. En conjunto, el articulado de su constitución pecó de ignorancia y sectarismo -recuerde usted eso de "España se constituye como una República social de trabajadores"-.

    Por otro lado, ni Ortega ni Azaña supieron ver que la semilla de la destrucción residía en el huero parlamentarismo que la sustentaba, propicio al caciquismo, la corrupción y el desgobierno. Nadie -excepto don Miguel de Unamuno y un pequeño partido llamado Partido Republicano Presidencialista- supo ver que para que la República se perpetuara debía separar de raíz los tres poderes del Estado. Al no existir un Ejecutivo fuerte e independiente, al quedar convertida la figura del Presidente en poco más que una pantomima, todo recayó en el Legislativo. Y la Historia nos ha demostrado las consecuencias.

    Uno de los mayores males de los sitemas políticos pseudo democráticos de aquella época fue ese farragoso parlamentarismo que permitió la ascensión de los totalitarismos. Si España hubiese inaugurado aquel 14 de abril una república presidencialista, hoy, sin duda, seríamos uno de los países más prósperos y respetados del mundo y no hubiésemos tenido que sufrir una guerra cainita, cuarenta años de dictadura y treinta de partidocracia.

    Pero, insisto, la escasa cultura política de los intelectuales españoles de aquel tiempo predestinó al país al futuro que usted bien conoce.

    Hay que recordar, por supuesto, aquella fecha, uno de los pocos momentos en la Historia de España en que todo, absolutamente todo estuvo dispuesto para que por fin se saliese del agujero.

    Como siempre, lo echamos a perder.

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    1. Aunque años después de publicarse este comentario de D. Andrés Hurtado de Micina, como bisnieto de Luis Hernández Rico, fundador del pequeño Partido Republicano Presidencialista de España y administrador del blog «Los Hernández» (loshernandez.wordpress.com), quiero hacerle llegar mi agradecimiento por su mención de esta formación política. Quien quiera profundizar en la historia de este pequeño partido —primero y único en España en sostener y propugnar un régimen presidencialista— puede hacerlo desde la siguiente página, en continua evolución:
      http://loshernandez.wordpress.com/partido-republicano-presidencialista-de-espana/

      Gracias de nuevo y un saludo muy cordial.

      Pablo Herrero Hernández
      pabloherrero.hernandez@gmail.com

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  11. Soy republicana de mente y de corazón. Me gustaría creer en una Tercera República federalista y solidaria.
    "...También será posible que esa hermosa mañana ni tú ni yo ni el otro la lleguemos a ver, pero habrá que empujarla para que puedan ser" canta Labordeta.
    ¿Desde dónde empujar? No encuentro ningún espacio político creíble que defienda esta propuesta con convicción.
    Salud.

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