Un examen de literatura que he planteado a mis alumnos de cuarto de ESO ha puesto de manifiesto algunas cuestiones sobre las que cabría reflexionar. Tengo dos cursos con 30 y 32 alumnos. El examen era exigente. Planteaba cuestiones sobre el Realismo y el Naturalismo como movimientos artísticos y literarios. Luego se centraba en La Regenta de Clarín y en el conjunto de su obra narrativa. El desastre ha sido mayúsculo. En cuarto A han suspendido todos menos tres, y en cuarto B, sólo han aprobado siete. Las notas han sido bajísimas en general. Una buena parte de las notas han sido inferiores a dos. Esta no era, claro, la única nota. Ha habido otros exámenes, pruebas y criterios, pues, como saben, este año he tomado la promoción de la lectura como eje del curso. Les doy tres puntos de salida, más un punto por cada obra leída sobre la que se presente una ficha de lectura. A esto se añade la posibilidad de presentar una libreta de lectura que vale un punto. Todo esto tiene un factor corrector y es que para que el sistema de lectura se aplique se ha de alcanzar un mínimo de tres puntos en la nota que ha salido de exámenes y controles. El resultado ha sido desolador y buena parte de los alumnos han suspendido por no haber alcanzado ese mínimo citado.
Leo estos días un balance sobre la educación en Cataluña en la que sale malparado el sistema educativo catalán que se sitúa entre los de más bajo rendimiento de España y estamos, asimismo, esperando los resultados en diciembre del informe PISA que hace dos años resultó demoledor para los resultados en España en general y en Cataluña en particular.
Soluciones se plantean muchas: mayor autonomía de centros, evaluación de los profesores, mayor financiación de la educación, críticas a la enseñanza memorística, críticas al corporativismo de los profesores y de los sindicatos… pero –me pregunto- qué de estas medidas o valoraciones hubiera solucionado algo si, entre mis alumnos, son una minoría los que se han esforzado. Había que estudiar un mínimo de tres horas para pasar el examen, había que comprender y asimilar algo que se había explicado previamente en clase. Pero luego, claro, es duro ponerse a estudiar, sobre todo si no lo hace nadie. Ha habido alumnos discretitos que han aprobado el examen. Si ellos lograron aprobarlo, eso quiere decir que la mayoría podía, pero no se han puesto, porque estudiar no tiene prestigio. Está en el ambiente. Hay muchas distracciones: la play, la PSS, la Wii, el Messenger, la calle, los Simpsom, el diario de Patricia, el fútbol… Leo los blogs de mis alumnos y puedo asegurar que la menor de las preocupaciones de ellos pasa por el esfuerzo personal. No tiene prestigio y sí mucho en contra. Igual que la buena ortografía. No mola. Los chavales –así les llaman aquellos que compinchean con ellos- tienen otras preocupaciones que pasan más por las relaciones sociales o las videoconsolas. ¿A quién le puede interesar Galdós, el Realismo o Fedor Dostoievski?
El informe la fundación Bofill hace hincapié que el 34,1 % de los alumnos catalanes no completan el ciclo educativo y abandonan los estudios sin obtener el título de la ESO. Cifra que a tenor de lo dicho anteriormente no me extraña en absoluto. En realidad tendría que ser mucho mayor. Soy testigo de los esfuerzos que hacen los profesores a lo largo del curso y sobre todo al final para promocionar a los alumnos con dificultades. No hay alumno que lo intente que se quede colgado. En junio vienen las rebajas y se favorece a alumnos que vienen suspendiendo tres y cuatro asignaturas; se aprueba con asterisco para facilitar el paso de curso y especialmente para obtener el graduado de la ESO. No hay sistema que no se intente para promocionar a nuestros alumnos. Puede ser que todos estemos equivocados y que seamos nosotros los que fallemos porque no los sabemos motivar. Lo que impartimos en los centros (Galdós, Clarín, Balzac, Dostoievski, Zola…) está tan alejado de sus intereses…que parecería que debiéramos ser nosotros los que nos recicláramos y aprendiéramos su lenguaje de móvil y sus gustos musicales. La irrupción de las nuevas tecnologías no acaba de resolver el problema sobre lo que hay que aprender y Dostoievski siempre estará presente. Eso y el esfuerzo necesario para aprender. No se puede aprender simplemente por placer. El placer nos lleva –les lleva a tumbarse en el sofá, a chatear, a escuchar música en MP3, a ver la tele –programas no culturales, claro-. Soy partidario de incorporar las nuevas tecnologías, no me cabe duda, pero siempre hay algo que no se puede evitar, y es que el conocimiento cuesta trabajo, es costoso, se necesitan tres horas para adquirir un mínimo de nivel en un tema, y hay que ponerlas sea donde sea, incluso ante la pantalla de un ordenador investigando con google. Hay que recoger información, procesarla, esquematizarla y estudiarla. No hay otro camino. Pero todo va en dirección contraria entre nuestros alumnos.
Leo estos días un balance sobre la educación en Cataluña en la que sale malparado el sistema educativo catalán que se sitúa entre los de más bajo rendimiento de España y estamos, asimismo, esperando los resultados en diciembre del informe PISA que hace dos años resultó demoledor para los resultados en España en general y en Cataluña en particular.
Soluciones se plantean muchas: mayor autonomía de centros, evaluación de los profesores, mayor financiación de la educación, críticas a la enseñanza memorística, críticas al corporativismo de los profesores y de los sindicatos… pero –me pregunto- qué de estas medidas o valoraciones hubiera solucionado algo si, entre mis alumnos, son una minoría los que se han esforzado. Había que estudiar un mínimo de tres horas para pasar el examen, había que comprender y asimilar algo que se había explicado previamente en clase. Pero luego, claro, es duro ponerse a estudiar, sobre todo si no lo hace nadie. Ha habido alumnos discretitos que han aprobado el examen. Si ellos lograron aprobarlo, eso quiere decir que la mayoría podía, pero no se han puesto, porque estudiar no tiene prestigio. Está en el ambiente. Hay muchas distracciones: la play, la PSS, la Wii, el Messenger, la calle, los Simpsom, el diario de Patricia, el fútbol… Leo los blogs de mis alumnos y puedo asegurar que la menor de las preocupaciones de ellos pasa por el esfuerzo personal. No tiene prestigio y sí mucho en contra. Igual que la buena ortografía. No mola. Los chavales –así les llaman aquellos que compinchean con ellos- tienen otras preocupaciones que pasan más por las relaciones sociales o las videoconsolas. ¿A quién le puede interesar Galdós, el Realismo o Fedor Dostoievski?
El informe la fundación Bofill hace hincapié que el 34,1 % de los alumnos catalanes no completan el ciclo educativo y abandonan los estudios sin obtener el título de la ESO. Cifra que a tenor de lo dicho anteriormente no me extraña en absoluto. En realidad tendría que ser mucho mayor. Soy testigo de los esfuerzos que hacen los profesores a lo largo del curso y sobre todo al final para promocionar a los alumnos con dificultades. No hay alumno que lo intente que se quede colgado. En junio vienen las rebajas y se favorece a alumnos que vienen suspendiendo tres y cuatro asignaturas; se aprueba con asterisco para facilitar el paso de curso y especialmente para obtener el graduado de la ESO. No hay sistema que no se intente para promocionar a nuestros alumnos. Puede ser que todos estemos equivocados y que seamos nosotros los que fallemos porque no los sabemos motivar. Lo que impartimos en los centros (Galdós, Clarín, Balzac, Dostoievski, Zola…) está tan alejado de sus intereses…que parecería que debiéramos ser nosotros los que nos recicláramos y aprendiéramos su lenguaje de móvil y sus gustos musicales. La irrupción de las nuevas tecnologías no acaba de resolver el problema sobre lo que hay que aprender y Dostoievski siempre estará presente. Eso y el esfuerzo necesario para aprender. No se puede aprender simplemente por placer. El placer nos lleva –les lleva a tumbarse en el sofá, a chatear, a escuchar música en MP3, a ver la tele –programas no culturales, claro-. Soy partidario de incorporar las nuevas tecnologías, no me cabe duda, pero siempre hay algo que no se puede evitar, y es que el conocimiento cuesta trabajo, es costoso, se necesitan tres horas para adquirir un mínimo de nivel en un tema, y hay que ponerlas sea donde sea, incluso ante la pantalla de un ordenador investigando con google. Hay que recoger información, procesarla, esquematizarla y estudiarla. No hay otro camino. Pero todo va en dirección contraria entre nuestros alumnos.
Joselu, te mando unas líneas que sirvan como abrazo solidario... empático o simpático... O sea, para decirte que siento como tú y que tengo un lío parecido al tuyo. Además, supongo que la decpeción es mayor cuando el "fracaso" en las calificaciones (no hay por qué extenderlo a todos los rincones) viene después de un trabajo pensado, muy pensado...
ResponderEliminarNo tengo ninguna respuesta clara, ni tengo una sola respuesta a todas ¿nuestras? inquietudes... Lo que sé es que algo no está funcionando y que los profesores también tenemos parte en el pastel. No tengo ni idea de cómo hay que aprender el Natuarlismo o el Realismo... No tengo ni idea de por qué no lo quieren aprender e incluso ni de cuándo deberían aprenderlo... Pero sí he sentido, como tú, ese desprecio del esfuerzo, ese pasar... Sin embargo, sigo sin saber por qué.
Y la tarta (el pastel o la pizza, da igual) tiene muchas partes y todos deberíamos clavarle el diente a la nuestra... Esto es lo que nos toca vivir.
Ánimo, Joselu... Ojalá hubiera sido alumna tuya... Por eso me paso por aquí, para aprender...
Perdona por estar tan insistona: ¿y si les preguntas por qué creen que han sacado esa nota en el examen, cómo lo han preparado? Si solo era cuestión de estudiar tres o cuatro horas ¿por qué no lo hicieron? Seguro que hay algo más que el rechazo al esfuerzo...
ResponderEliminar¿Y si nuestros instrumentos de evaluación fueran diferentes? ¿Qué hay de los portafolios, de los diarios de clases, de la autoevaluación?...
Vuelvo a decir que no sé... ¡y muerdo y degusto un trocito de pastel!
Jueves, hoy he tenido que explicar las notas. Y ha habido varios alumnos a los que he felicitado por sus críticas literarias a obras como La carta al padre de Kafka y Flores en el ático que tiene más de 500 páginas. Si de mi corazón dependiera, les habría aprobado, pero no son casos aislados. Están en un conjunto. Les he suspendido porque sus exámenes no alcanzaban la mínima necesaria. Ahora bien. Me lo apunto. Lo tendré en cuenta cuando haya que hacer la valoración final. No me importan las notas iniciales. Quiero alumnos que luchen por su nota aunque el principio comience por fracaso. Además leyendo están aprendiendo. El alumno que he suspendido tras haber hecho una buena crítica de la obra de Kafka, me ha dicho que se había leído Los funerales de la mamá Grande de García Márquez y que ahora leía la Crónica de una muerte anunciada. Por ahí va. A ese alumno lo aprobaré al final. No me cabe duda. Y hasta le pondré buena nota. Gracias por tus comentarios.
ResponderEliminarAñado que ademàs de las mencionadas 3 horas de estudio, hace falta también prestar atención en clase.
ResponderEliminarEso es fundamental.
Este año estoy teniendo problemas de disciplina incluso en 1 de Bachillerato. Muchos de mis alumnos apenas me escuchan durante las explicaciones, sólo les preocupa la solución a los ejercicios, y no el camino para llegar a ella, o si hay alternativas.
La lectura la odian. Prefieren lo audiovisual, màs accesible, sí, pero que no haya texto, que entonces hay que pensar.
Voilà, pensar, ir màs allà de lo evidente,pararse,...
Un saludo y ànimos.
Dedico mis clases de 2º de bachillerato casi en exclusiva a comentar textos, pues no hay literatura en la C. Valenciana. De entre los 24 alumnos, toman apuntes cuatro o cinco, el resto suele mirar a su alrededor entre distraídos y perplejos. Da igual que en el primer examen hayan suspendido y que tengan el final de la etapa a la vuelta de la esquina. Como dices, Joselu, parece que el esfuerzo esté mal visto, como si supiesen que con el estudio molestan a sus compañeros o como si el saber les ensuciase.
ResponderEliminarNo tengo perspectiva histórica para saber hacia dónde nos dirigimos. Creo que la revisión del currículo es necesaria tal y como está diseñado el sistema educativo. La infantilización de la sociedad es un hecho que la escuela no puede obviar.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarme gustaría comentar, en mi tono pesimista y de escepticismo general, la impresión que me causan las "calificaciones" de mis alumnos.
ResponderEliminarantes un inciso, para que comprendáis mi situación: llevo 3 años dando clases de apoyo en una academia. estos es, la clientela son torpes o pencos. cuando he vuelto a dar clases en un cole, me ilusionaba premiar el esfuerzo de alumnos, obsevar la brillantez de algunos adolescentes.
ambos aspectos los he visto pero me apena no encontrarme un amor al conocimiento o al estudio. si sacan buenas notas es porque tienen capacidades y aptitudes o porque son responsables.
les hablo de cine, de música, de política, de cotilleos hcos (hoy mismo tocaba iana de gales, figúrense!), de moda, les pregunto, interpelo, animo, les sondeo intentando despojarles del muro que les rodea la desidia, la falta de educación y las nuevas tecnologías.
Sabes Joselú? Aquí nos preparamos para los exámenes de fin de curso... Si bien mis alumnos son mayores que los tuyos pues son estudiantes de nivel profesional, los resultados no distan mucho de los que tú describes...
ResponderEliminarTengo 2 grupos, uno cuyas edades oscilan entre los 20 y los 40 años, y el otro en el que la edad promedio es 20 años.
Del primer grupo ya evalué todos los ensayos y pruebas parciales, no tengo de qué preocuparme... Pero del segundo grupo, si, el segundo grupo me preocupa, tengo solo una chica que sé con certeza que aprobará, el resto, no sé.
No quiero bajar la guardia ni "facilitar en exceso" el pase al siquiente grado, me esfuerzo, de verdad me esfuerzo por interesarlos, incluso te podría decir que mis clases son divertidas. Explico las veces que sean necesarias, incluso les he dado mi correo electrónico para que me hagan consultas y siempre estoy a su disposición para aclarar cualquier duda.
En fin, el jueves terminan las clases y en diciembre son los finales, el primer grupo se gradúa; el segundo va a mitad de la carrera.
Un abrazo!
Lucero*
Hola. Es como dices. Los muchachos de esta época tienen muchas distracciones. Pero no sé qué me pasa hoy. De repente se me ocurre que tal vez la literatura no se hizo para el aula escolar y los exámenes, sino para sentarse reclinado en algún sofá (o mejor, en una hamaca) y disfrutarla.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo en que los alumnos no se sienten interesados por aprender, pero ni hoy, ni ayer ni nunca, porque siente que es una obligación y la gente, sobretodo los adolescentes, no les gusta hacer las cosas por obligación. Sin embargo, tu idea de la lectura, la cual apoyo con ganas, parece que está dando buenos resultados porque, desde mi punto de vista, está planteado como algo alternativo, algo que se puede hacer si se desea, más libre y esto gusta mucho.
ResponderEliminarPoniéndome más radical, como ya te habrás acostumbrado, el tema de la calidad educativa no es nuevo y cada vez irá a peor, porque no hay interés por mejorarla. Cada gobierno cuando llega al poder camiba la ley a su gusto, la inversión no se aumenta y la sociedad se encarga de que los jovenes se interesen más por lo facil y el consumo que por la lucha y la cultura.
Si en Catalunya es uno de los lugares con más problemas en la educación, se debe a que es el lugar del Estado espanyol que necesita más mano de obra y por lo tanto interesa más tonto y menos pensador, es aquí donde entrar todas las distracciones y promesas de dinero fácil. En alnalfabetismo interesa, porque así se controlan mejor las masas. No digo que los profesores no estéis interesados en mejorarlo, solo que al sistema no le interesa.
Sabes, en cuarto de ESO tuve un profesor de sociales que un día nos preguntó, a sus alumnos, quienes tenían pensado acabar y ponerse a trabajar. Fue la mayoría quienes querían escoger esta opción, normal en un instituto de barriada. Entonces comentó cuando pensaban ganar y si veían perspectivas de mejoras anuales o mejora de puesto de trabajo, la mayoría de éstos dijo que no, por supuesto. Entonces con el salario que dieron, él comenzó a enumerar los diferentes gastos díarios, mensuales, etc que tenía ya una persona más adulta. En resumen, nadie tendría suficiente para todas sus necesidades, para todo el consumo, etc.
No sé si sirvió de algo, pero sé que hay gente de esa clase que pasó a hacer modulos profesionales, incluso hasta llegando a sacarse de superiores.
Amo los libros,me encanta abrirlos,olerlos,descifrarlos con cierto deleite amoroso.Pero los libros que yo elijo,los que he descubierto,los que me esperan,ofreciéndoseme,sobre mi mesilla de noche.Los otros,no.Los que me forzaban a leer,aprobar una asignatura,no:ésos no los quiero.Y un clásico es víctima de esa circunstancia,víctima de la enseñanza obligatoria.Un clásico es un autor con la etiqueta de "pesado" en el lomo de sus libros.Pero ese autor-este hombre-tuvo un día otras espaldas y otros "lomos",si se me permite decirlo así.Y ahora lo desconocemos.Le hemos construído un sólido panteón de estudios y seminarios y hemos echado la llave al mar de las cosas muertas.Y,sin embargo,ese hombre estuvo vivo una vez y no fue un clásico.
ResponderEliminarDijo D'Amincis que "el destino de muchos hombres depende de que haya habido una biblioteca."Yo discrepo de eso.Nací en un seno familiar de analfabetos y jamás hubo un libro en casa,es más,mis padres no veían con buenos ojos a ese niño que leía.Yo empecé a leer a la edad de siete años por mi cuenta los libros de Twain,Verne,Stevenson,etc.Ahora tengo un hijo de veintidos años que ha visto de su padre un lector y una gran biblioteca en casa,y mi hijo no lee.Creo,mi querido Joselu,que se nace.Leer quiere decir escoger,y en el fondo hay que ser especial para hacerlo,ya que es la única manera de darle contenido a las palabras.La literatura siempre ha sido un arte de minorías.Dice Fernando Savater:El que valga para leer,leerá."Y razón no le falta.Eso sí,si yo en mi malograda infancia hubiera tenido un profesor con tú,hubiera disfrutado de mis clases,que por otra parte fueron patéticas.
Un abrazo.
Poca autoexigencia, falta de imaginación, otros focos de interés... quizá sea mucho peor.
ResponderEliminarEsta noche pasada los "jóvenes airados" han quemado escuelas y bibliotecas en el mismo corazón de la "culta Francia". Por una u otra razón ven ahí los "palacios de invierno" de sus enemigos... y nosotros somos los zares que los ocupamos.
¿Por qué odian libros y escuelas?
¿Con qué otros mecanismos e instituciones desean sustituirlas? ¿podemos ser tolerantes... o indiferentes? ¿Son las escuelas centros de formación o correccionales?
En fin, vaya día
Me siento afortunada de disfrutar aprendiendo y de no ser un memo -por no decir algo peor- con el seso absorbido por las nuevas tecnologías, las drogas o lo que sea. ¡Que se meten conmigo? Sé que de aquí a unos años me reiré, y mucho.
ResponderEliminarAle agur
Aupa Joselú:
ResponderEliminarYo acaba también de corregir un exámen de 4ºESO de Física y Química y la verdad es que pensaba que la materia era más bien la razón de los malos resultados... me consuela por un lado que el Lengua Y Literatura sea parecido también, pero por otro lado yo también estoy de acuerdo con ese analisis de que los intereses de nuestros alumnos van por un lado y los de nuestros curriculums por otro....Precisamente: ¿que opinaís de los nuevos curriculumns de la LODE? Ahora el objetifo final es hacer que nuestros alumnos y alumnas sean COMPETENTES en la vida. Yo estoy de acuerdo, como lo estuve hace 15 años con los objetivos de la LOGSE.... pero en qué fallamos? Se podría hacer con los mismos medios otra enseñanza? Se trata de financiación unicamnete? Lo de París es muy concreto: inmigracion. Por qué en el resto de Francia (conozco varios Liceos: Cherburgo, Bayeux,...) ó en Noruega, etc...no tienen NUESTROS PROBLEMAS?.
JULEN SARASOLA (profe del IES M. de Unamuno de BIlbao).
Sin que deje de ser cierto bastante de lo aquí expuesto y lejos del conocimiento de los profesionales de la enseñanza, entiendo que cada vez es más pronunciada la brecha entre el modelo escolar y el modelo social. Quizás la pedagogía tenga que replantearse, en parte, la forma de enseñar.
ResponderEliminarHas hecho un análisis muy acertado sobre algunos de los problemas que afectan a la educación en nuestro país. Yo siempre he creído que una de las soluciones más sencillas -aunque costosa, por supuesto- pasa por la disminución de la ratio en las aulas. Siempre que uno se enfrenta a un grupo más o menos reducido de alumnos las posibilidades de éxito se multiplican, y creo que es algo en lo que coincidimos la mayor parte de los que nos dedicamos a esto.
ResponderEliminarLa incapacidad de nuestros alumnos para concentrarse durante un tiempo más o menos prolongado en una misma tarea, o para prestar la debida atención en clase, es algo que me preocupa sobremanera. La mayoría está acostumbrada a divertirse todo el tiempo, a asumir muy pocas obligaciones, y por supuesto, a esforzarse lo más mínimo. En esas condiciones, por mucho que intentemos hacerles los contenidos más atractivos, lo tenemos muy difícil. Simplemente porque les interesan pocas cosas, y estas suelen estar muy alejadas del ámbito escolar.
Es una batalla complicada, pero no podemos rendirnos. Lo malo es que, con el poco apoyo que nos da la Administración, a veces dan ganas de tirar la toalla. Para mí es mucho peor la desgana institucional que existe hacia la educación que el hecho de que nuestros alumnos sean pasotas o perezosos. Porque creo que ambos aspectos se alimentan mutuamente.
Un saludo
Un saludo
Nunca he creido en las soluciones sencillas para problemas complejos, como es el caso de la educación, pero creo que los caminos a recorrer pasan por esa sencillez. Personalmente creo poco en alternativas pedagógicas, sí en innovación, es obvio. Alguien que no está considerado ni respetado socialmente no puede ser el motor de una sociedad, que es lo que se le presupone a la educación.
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