Estos días han aparecido los datos del informe PISA (Programme for Internacional Student Assessment) en los que se valoran los resultados de las pruebas en Ciencias, Matemáticas y Lectura de los países de la OCDE y asociados. En ellos han participado diez comunidades autónomas españolas entre las que se han detectado unas diferencias enormes destacando La Rioja y Castilla-León, País Vasco, Asturias y Aragón en los resultados positivos y Andalucía y Cataluña en los negativos. Como yo vivo y trabajo en esta última comunidad autónoma me siento especialmente afectado por estas cifras en especial a lo que hace de la Comprensión Lectora cuyos resultados globales han sido 31 puntos por debajo del promedio de OCDE. Nuestros alumnos no entienden lo que leen y ello afecta a todas las materias.
Los docentes estamos acostumbrados a ello. Soy profesor de Lengua Castellana de cuarto de ESO (A y B) y tercero de ESO (Grupo D de ritmo lento o lo que es lo mismo de adaptación curricular). No hablo de estos últimos cuyos problemas de comprensión son muy graves y hace que a la hora de evaluarlos nos fijemos más en los procedimientos, la actitud y hábitos de trabajo diario… Me estoy refiriendo a dos cursos de nivel normal que están en la etapa en que se decidirá si van o no a promocionar la ESO. Pues bien, el profesor constata que sistemáticamente mis alumnos no entienden las preguntas que supongan una cierta elaboración intelectual o algo que les exija relacionar y comparar datos o efectuar un resumen lo que supone una clara comprensión de lo leído. Mis alumnos no entienden las preguntas sencillas que aparecen en los libros de texto. Les encantan, en cambio, las cuestiones mecánicas en que tienen que buscar datos en un texto (Cómo se llama el protagonista, cuántos hijos tiene, adónde va por la mañana…). Mis alumnos no están acostumbrados a interpretar lo que leen, no están habituados a pensar y se les ve pesarosos y perdidos cuando el profesor les interroga sobre algo a lo que han de encontrarle un sentido.
Como soy profesor, me veo implicado, y si se me pregunta cuáles son las raíces de este mal tan extendido incluso entre alumnos de un hipotético buen nivel, mucho me temo que viene de muy atrás, en un modo de entender la enseñanza de la lengua desde la primaria. Se suele incurrir en dar mucha importancia a temas de morfología y sintaxis cuya utilidad es muy relativa, y se trabaja muy poco la gramática del texto y la comprensión lectora cuyos primeros pasos deben darse en los cursos de primaria en que los niños aprenden a leer. No basta con decodificar letras, sílabas y palabras en una lectura más o menos fluida. (Hay dificultades lectoras muy graves a los quince o dieciséis años que explicarían una deficiencia básica para entender lo que se lee). Hay que interpretar lo que se lee, hay que acostumbrarles desde pequeños a que contesten preguntas hábiles e inteligentes sobre lo que han leído. Es una mecánica que hay que ir desarrollando progresivamente. Hay que acostumbrarlos a pensar. Esto supone un método de aprendizaje. Mucho me temo que en todo nuestro sistema de enseñanza se les enseña cuestiones poco menos que inútiles (mandan las editoriales que interpretan las directrices de los Ministerios de Educación) y se les enseña bien poco a reflexionar sobre lo que leen. Prima lo mecánico y los profesores se dejan llevar por la comodidad de ir pasando de temas que no son asimilados y luego se hace una evaluación light sobre lo aprendido que no ponga en cuestión la comodidad del profesor. Y el profesor se siente a partir de cierto momento incómodo planteándoles preguntas cuyo sentido a los alumnos les parece arcano. Es toda una filosofía de la enseñanza de la lengua la que está puesta en cuestión y que choca con costumbres bien arraigadas entre el profesorado y las universidades que lo forman.
A todo esto se une una clara concepción lúdica de la enseñanza que nos han inyectado desde la aprobación de la LOGSE. Las clases han de ser divertidas. Aprender es el menor de los objetivos. Los alumnos a estas alturas quieren pasárselo bien y no pensar, así como aprobar de forma mecánica sin demasiado esfuerzo. Pero ellos no son los únicos culpables. Es toda una filosofía de la enseñanza la que se ha impuesto desde hace quince años y que se une a una tradición poco centrada en el texto y su comprensión. El problema es que el sistema hace aguas por todos los lados y ahora se nos pide resultados. Hemos de divertirlos, hacerles amenas las clases y “enseñarles”, pero nuestros alumnos se han acostumbrado demasiado a la relajación, a la ley del mínimo esfuerzo, a la indisciplina, al juego, a la banalidad, e inculcarles otros hábitos es más que complicado. Tan complicado como enseñar a los docentes de lengua que hay otro modo de impartir la asignatura que no preste tanta atención a los complementos directos o a la naturaleza del pronombre. La clave esta en el análisis y comentario de textos y en la composición de los mismos respetando unas reglas de orden y jerarquía. Tarea nada fácil a estas alturas.
Los docentes estamos acostumbrados a ello. Soy profesor de Lengua Castellana de cuarto de ESO (A y B) y tercero de ESO (Grupo D de ritmo lento o lo que es lo mismo de adaptación curricular). No hablo de estos últimos cuyos problemas de comprensión son muy graves y hace que a la hora de evaluarlos nos fijemos más en los procedimientos, la actitud y hábitos de trabajo diario… Me estoy refiriendo a dos cursos de nivel normal que están en la etapa en que se decidirá si van o no a promocionar la ESO. Pues bien, el profesor constata que sistemáticamente mis alumnos no entienden las preguntas que supongan una cierta elaboración intelectual o algo que les exija relacionar y comparar datos o efectuar un resumen lo que supone una clara comprensión de lo leído. Mis alumnos no entienden las preguntas sencillas que aparecen en los libros de texto. Les encantan, en cambio, las cuestiones mecánicas en que tienen que buscar datos en un texto (Cómo se llama el protagonista, cuántos hijos tiene, adónde va por la mañana…). Mis alumnos no están acostumbrados a interpretar lo que leen, no están habituados a pensar y se les ve pesarosos y perdidos cuando el profesor les interroga sobre algo a lo que han de encontrarle un sentido.
Como soy profesor, me veo implicado, y si se me pregunta cuáles son las raíces de este mal tan extendido incluso entre alumnos de un hipotético buen nivel, mucho me temo que viene de muy atrás, en un modo de entender la enseñanza de la lengua desde la primaria. Se suele incurrir en dar mucha importancia a temas de morfología y sintaxis cuya utilidad es muy relativa, y se trabaja muy poco la gramática del texto y la comprensión lectora cuyos primeros pasos deben darse en los cursos de primaria en que los niños aprenden a leer. No basta con decodificar letras, sílabas y palabras en una lectura más o menos fluida. (Hay dificultades lectoras muy graves a los quince o dieciséis años que explicarían una deficiencia básica para entender lo que se lee). Hay que interpretar lo que se lee, hay que acostumbrarles desde pequeños a que contesten preguntas hábiles e inteligentes sobre lo que han leído. Es una mecánica que hay que ir desarrollando progresivamente. Hay que acostumbrarlos a pensar. Esto supone un método de aprendizaje. Mucho me temo que en todo nuestro sistema de enseñanza se les enseña cuestiones poco menos que inútiles (mandan las editoriales que interpretan las directrices de los Ministerios de Educación) y se les enseña bien poco a reflexionar sobre lo que leen. Prima lo mecánico y los profesores se dejan llevar por la comodidad de ir pasando de temas que no son asimilados y luego se hace una evaluación light sobre lo aprendido que no ponga en cuestión la comodidad del profesor. Y el profesor se siente a partir de cierto momento incómodo planteándoles preguntas cuyo sentido a los alumnos les parece arcano. Es toda una filosofía de la enseñanza de la lengua la que está puesta en cuestión y que choca con costumbres bien arraigadas entre el profesorado y las universidades que lo forman.
A todo esto se une una clara concepción lúdica de la enseñanza que nos han inyectado desde la aprobación de la LOGSE. Las clases han de ser divertidas. Aprender es el menor de los objetivos. Los alumnos a estas alturas quieren pasárselo bien y no pensar, así como aprobar de forma mecánica sin demasiado esfuerzo. Pero ellos no son los únicos culpables. Es toda una filosofía de la enseñanza la que se ha impuesto desde hace quince años y que se une a una tradición poco centrada en el texto y su comprensión. El problema es que el sistema hace aguas por todos los lados y ahora se nos pide resultados. Hemos de divertirlos, hacerles amenas las clases y “enseñarles”, pero nuestros alumnos se han acostumbrado demasiado a la relajación, a la ley del mínimo esfuerzo, a la indisciplina, al juego, a la banalidad, e inculcarles otros hábitos es más que complicado. Tan complicado como enseñar a los docentes de lengua que hay otro modo de impartir la asignatura que no preste tanta atención a los complementos directos o a la naturaleza del pronombre. La clave esta en el análisis y comentario de textos y en la composición de los mismos respetando unas reglas de orden y jerarquía. Tarea nada fácil a estas alturas.
Hola Joselu... ¡vaya con el informe Pisa! Esta semana me he sentido más que pisada... ¡requetepisoteada! Encontré en El País una tribuna que me ayudó a profundizar en mis incertidumbres, así es que ahí te paso la dirección, por si no la conoces...
ResponderEliminarTambién "descreo" en la enseñanza inconsciente de la gramática (qué de complementos de régimen para los que no piensan aún que se puede "aspirar a" o que todvavía no ven otra cosa que "conformarse con"). Bueno, en el aula hacemos lo que podemos de lo poquitico que sabemos ... Este año estoy aprendiendo sobre enseñar literatura solo con pasear por aquí...
Tengo ganas de escribir más y de seguir contrastando opiniones, pero es víspera de puente y quiero cambiarme de sábana y salir ¡volando!
Un abrazo... y buen descanso.
http://www.elpais.com/articulo/educacion/Avisos/quedar/evidencia/comentando/PISA/elpepusocedu/20071203elpepiedu_5/Tes
Esta cantinela anual del informe PISA empieza a aburrir y acabará por convertirse en una de esas noticias (como los perros asesinos o el cinturón en los autobuses) que sirve para llenar periódicos cada cierto tiempo.
ResponderEliminarTienes toda la razón, pero personalmente la única opción que veo es desobedecer la ley y enseñar con sentido común. Todos los días me recuerdan en todos los ámbitos de la vida que debo respetar las leyes (de tráfico, de impuestos, etc.). Sin embargo, en la docencia sólo encuentro sentido a mi trabajo cuando desobedezco las directrices del currículo, cuando desciendo a niveles primigenios para enseñar cosas que los alumnos desconocen. Si se aplicasen rigurosamente los criterios de evaluación de la ESO en todas las asignaturas, sólo obtendrían el título un diez por ciento de los alumnos. Me consuela saber que nadie es tan riguroso, porque, si no, este puente probablemente acabarían en la cárcel cien mil personas. Así que seré ilegal cuando no me miren y enseñaré con la mayor lucidez que me permita mi (alterado) sentido común.
volvemos a lo de siempre Joselu, interesa que las nuevas generaciones no pienses, no reflexionen, como tú has dicho, que lo hagan todo de forma mecánica. Es lo que hay, es lo que interesa, mano de obra barata y tonta
ResponderEliminarsaludos
Por cierto, aprovecho que te lee mucha gente para decir que en Francia el movimiento social, aunque se diga lo contrario, está en alza, no se va a dejar que se privatizé e instrumentalice la universidad para uso y beneficio de las empresas como se ha hecho en España.
Por otra parte, este finde semana participaré en una acción de teatro de calle para protestar contra el consumo. Aprovecho y pido, en Navidades, no consumáis sin pensar, un consumo inteligente, son unas fiestas felices para un Mundo mejor
Querido Joselu, te aseguro que en primaria se hace todo lo humanamente posible. Pero la dinámica social nos sitúa en la ley del mínimo esfuerzo. Por ley tenemos que promocionar al alumno aunque los criterios de evaluación nos digan que no sabe nada.
ResponderEliminarEl sistema está caduco, aprender a aprender es divertido, pero no ha dado mayor calidad a la enseñanza.
La educación se ha convertido en una guardería donde se aparca a los jóvenes hasta que tienen edad de incorporarse al mundo laborar.
Y así nos va.
La falta de análisis y reflexión no está limitada al ámbito escolar. Esos escolares están rodeados de una dinámica social, como señala Carmen, que los hace irreflexivos como lo puedan ser sus propios progenitores. Comprender requiere un esfuerzo y es mejor un reflejo mecánico, las cosas fáciles y la diversión antes que tratar de esforzarse en una tarea aparentemente inútil.
ResponderEliminarOtra cuestión son los resultados del informe PISA que nos deben hacer enrojecer por el fracaso del sistema educativo que no termina de obtener rendimientos óptimos por diversos factores. En la comunidad donde vivo, una de las peor paradas, la gente está por lo folklórico y por la pura diversión, ninguna cultura del esfuerzo que no sea otra que ganar dinero y si es fácil mejor.
hola joselu,
ResponderEliminarvengo de leer un comentario tuyo en el blog de francisco ortega.
quiero decirte que no es nada difícil importar los contenidos (tanto posts como comentarios) de blogspot a wordpress.
Si te animas y abres una cuenta en wordpress, una vez crees un blog, vas a Administrar --> Importar
allí ya hay una opción solo para blogger y te lo hace todo, sin nada más.
Ya luego hay que trabajar más el estilo del blog, ya que en eso lo veo muy limitado y más dificil de manejar que en blogger
Hola Joselu: El problema no sólo está en Cataluña o Andalucía. Y son muchos los factores que inciden en los resultados. Si en algo ayuda a reflexionar te cuento una experiencia con mis alunmos de 9º del año pasado. Participamos en un concurso a través de Internet. Había que leer documentos y contestar un cuestionario. Me asombró la rapidez con que respondieron, el pasaje vertiginoso de textos hasta que encontraban palabras claves, la lectura de fragmentos y la respuesta sin pensar. ¡No tardaron más de 20 minutos! ¡Enmudecí, no pude articular palabra! Estaba tan perpleja, que cuando se retiraron me quedé sentada en la sala de informática de la escuela tratando de reflexionar sobre lo ocurrido.
ResponderEliminarObservé que leen los paratextos rápidamente, luego las introducciones de los textos y buscan palabras a lo largo de texto que los ayuden a ubicar la respuesta. Luego leen el fragmento, sin reflexionar demasiado, y arriesgan la respuesta hasta que aciertan.
Al parecer los patrones de lectura han cambiado, todo tiene que resolverse rápidamente sino pierden atención y abandonan la tarea.
Y opino como Antonio, hay que apelar al sentido común y no al facilismo.
Un abrazo. Sonia.
Hola Joselu
ResponderEliminaruna vez más tu paciencia, sencillez y afán del bien para tus alumnos, te llevan a dilucidar los datos del famoso informe educativo.
yo también lo he posteado.
un saludo y buen puente!
p.d.: mis compis de cole te leen desde hace tiempo.
El pisatón, Joselu, nos ha dolido porque son muchos años de insumisión los que llevamos frente al sistema y siempre nos han tenido por los "extravagantes" salidos de madre que llevábamos a nuestros alumnos al fracaso. Que gaste media hora de clase elucidando con alumnos de 1º de bachillerato este aforismo de Joubert: "Nuestra vida es viento tejido. Cada cual es su propia Parca y se hila su porvenir", le parece no sólo a la Administración, sino incluso a muchos de nuestros colegas, incumplir el contrato que nos obliga a enseñarles un conocimiento concreto a nuestros educandos: esos complementos de régimen o los inencontrables predicativos, pongamos por caso.
ResponderEliminarSon innumerables las horas que he dedicado, con ellos, a desentrañar el significado de muchos textos y su mecanismo interior, y estoy en condiciones de asegurar que si esa labor se hubiera comenzado a hacer desde la primaria ahora no estaríamos en las condiciones en que estamos.
Por otro lado, para quitar algo de presión sobre el sistema educativo y meterla en el ámbito social, hemos de considerar la "circunstancia" orteguiana de la muchachada: casas en las que sólo habla la televisión y en la que el intercambio de pensamiento no llega más allá de los gruñidos, las exclamaciones agresivas, las elevación del chorro de voz para imponerse sobre los otros y un singular universo que no está muy lejos, por cierto, del de la familia de Matilda, magistralmente descrita por el amigo Roald. Ahí está la telebasura popular como un espejo en el que tantops y tantas se miran con delectación.
Acabo: yo no dejo de inculcarles esa idea de Joubert: cada uno escribe su propio destino y es responsable de él, y comienza a escribirlo incluso desde la primaria, cuando aún es imposible ser conscietne de ello. ¿Es o no es una tragedia que tal cosa ocurra?
Una posdata: Yo suelo decirles a mis alumnos algo que les impresiona mientras lo digo y en lo que, salvo excepciones, jamás vuelven a pensar porque les da miedo la responsabilidad y la libertad, como bien señalo Fromm. "Tienen ustedes, les digo, un poder inmenso que no deberían de tener, pero que tienen, nos guste o no, y a pesar de que aún no están ustedes formados para administrarlo: si ustedes no quieren estudiar, NADA ni NADIE puede obligarlos a hacerlo. repito: NADA ni NADIE. Si alguien se empeña en no querer aprender y tiene la voluntad decidida de hacerlo, NADA ni NADIE podrá impedírselo." Se suele hacer un gran silencio, pero al día siguiente volverán con la inconsciencia de siempre, los gritos de siempre, la mala educación de siempre y la necesidad, que les negamos, de ser útiles a la sociedad a través de una educación en la práctica laboral, porque decenas de miles de críos obligados a revolverse como fieras porque no soportan siete horas diarias de inactividad deberían "hacer" algo gratificante para ellos y, a la larga, beneficioso para su futuro. ¿No se ejercitarán más en la lectura leyendo folletos de instrucciones para realizar esos trabajos manuales?
Siento la extensión y perdón por la falta de intensión.
Señor Juan Poz, usted ha venido a introducir nuevos elementos de reflexión al debate con sus consideraciones sobre la enseñanza de la lengua y el entorno social que rodea a los adolescentes. Me son muy útiles sus prácticas educativas sobre los aforismos, gotas de pensamiento que tienen tanto una estructura sintáctica como un denso contenido conceptual. No puedo estar más de acuerdo en su reflexión aforística sobre que ellos tienen en sus manos su destino y que nada ni nadie puede obligarles a estudiar. Se hace un profundo silencio que les hace reflexionar pero al día siguiente vuelven a sus hábitos de siempre y a su mala educación. Usted es un educador nato por tal como ha centrado el debate en el problema de la responsabilidad y la libertad. De igual modo, ha puesto el dedo en el ojo cuando se ha atrevido a plantear que quizás la extensión de una enseñanza generalista obligatoria hasta los 16 años, será todo lo democrática e inclusiva que se quiera, pero es una aberración para decenas de miles de chavales que no soportan estar siete horas al dia quietos, y que estarían mejor dispuestos con una formación laboral adecuada. Ya hay pocos profesores que se atrevan a desafiar al pensamiento dominante con esta afirmación sobre la idoneidad obligatoria de la ESO. Nuestras aulas son escuelas de molicie y escaqueo. El alumno con posibilidades y trabajador lo pasa mal y debe disimular ante sus compañeros. Debe mimetizarse con el entorno; si no, éste le agrede y a veces amenaza con destruirle Lo único que lamento es que mi verbo no esté a la altura necesaria para poder transmitir a mis alumnos esa íntima necesidad del esfuerzo. Sé que sería inútil pero al menos habría unos instantes de silencio reflexivo como usted logra en sus clases de artista pedagogo. Un cordial saludo.
ResponderEliminarJueves, gracias por tu comentario. Yo sí que disfruto con esas poéticas historias de fantasmas que leo con delectación en ese blog extraño y delicado que es La razón de la sinrazón. Me atrae esa disposición a aprender que tienes, esa prudencia de saber que hacemos lo que podemos y que ese atiborre de gramática no es todo lo deseable que cabría. Ojalá este fin de semana te sea propicio. Yo me he quedado de guardia frente al blog.
ResponderEliminarAntonio, esa necesidad del sentido común es imprescindible ante nuestros alumnos, lo que a veces o casi siempre nos lleva a negar las directrices y programaciones elaboradas por las editoriales y la administración. Esa lucidez es más que necesaria,unida a la pasión por enseñar que impregna tu blog.
Eloi, me uno a ti para intentar que estas navidades sean menos consumistas y sobrias. Ojala que tus acciones teatrales urbanas sensibilicen a los que os vean. Es importante que los jóvenes tengan un espíritu y que no se rindan a los antivalores dominantes. Nada de esfuerzo y placer inmediato a todas horas y en todo lugar.
Carmen, la coordinación entre Primaria y Secundaria deja mucho que desear. Cuando llegan los muchachos a Secundaria con esos desniveles de conocimientos y actitudes, se pierden totalmente en los IES. Se hacen incontrolables y la indisciplina es la reina de las aulas. No es lo más apropiado por más que lo diga la Logse que niños de doce años se unan a los ejemplos negativos de los mayores. Esos cursos que ahor están en los IES (1º y 2º de ESO nunca debería haber salido de la Primaria). El modelo actual es un fracaso. No funciona por más que los ideólogos del sistema nos canten sus alabanzas. El informe PISA pone a cada uno en su lugar.
Sonia, estoy de acuerdo que la velocidad cognitiva de estos jóvenes es distinta a la de otras generaciones. Se quedan en la superficie, en lo anecdótico. Tú afirmas que arriesgan las respuestas para ver si aciertan. Si es lento pierden la concentración y se distraen. Pero hay algo que es cierto y es que el conocimiento necesita de la reflexión y de la lentitud. Nos enfrentamos a un mundo juvenil dominado por la estética de los videojuegos. Nada es capaz de impresionarlos, y todo para ellos es lento. Muchos compañeros y amigos de este blog son partidarios acérrimos de la introducción de las nuevas tecnologías en la educación como lenguaje del siglo XXI que respondería a esa necesidad de vértigo e inmediatez. Quizás sea otra forma de pensar, pero a mí como hombre del pasado siglo XX aún considero que tenemos que enseñarles a detenerse. El pensamiento requiere de la detención y el detalle, de la observación. Sin embargo, lo cierto es que no funciona el sistema tradicional. Hacen falta buenos profesores. Los enseñantes nos debatimos en profundas incertezas y en gran medida estamos desconcertados.
Zinquirilla, gracias por tu presencia. Te he dejado un comentario en tu blog que suple a éste en el que te manifiesto mi agradecimiento. Un cordial saludo.
Hola Joselu!!
ResponderEliminarNuevamente me voy a permitir usar un extracto de tu post, porque creo que viene muy al caso igual con lo que esta pasando en México. Aquí los alumnos también presentan muy poca comprensión de lo que leen y nada peor para el aprendizaje que eso. Tienes razón en eso de que no habría que prestarle tanta atención a los objetos directo o indirecto como a cuestiones más básicas como la comprensión lectora. También pienso que para que haya realmente un cambio en todo esto los programas deben renovarse pero comenzando desde la primaria, no como hicieron recientemente acá en México, donde la educación secundaria ha sufrido una reforma en los programas de estudio que no es compatible con la preparación que los alumnos recibieron en la educación primaria.
Saludos afectuosos.
"Hacen falta buenos profesores"
ResponderEliminarQué se ha de hacer, entonces? Cómo lograr eso?...?
Gracias, Anónimo, por tus tres riquísimos comentarios en mis posts La diversidad en el aula, Apuntes del subsuelo y El informe Pisa. Ha sido una sorpresa magnífica encontrar tres aportaciones tan fundamentadas y elaboradas, así como llenas de vida y sentido común. Me hubiera gustado comunicarme contigo si hubieras tenido blog. El mío está lleno de incertezas y vacilaciones. Seguimos en la brecha sin la seguridad muchas veces de si lo estamos haciendo bien. Ahora dicen que nos van a evaluar y temo los sistemas con que van a hacerlo. Por número de aprobados, por cursillos que uno haga (?), entrando en tu clase para ver como las impartes... (?)Todos los sistemas, compañera filóloga, son muy delicados e imprecisos. He visto con placer que has leído muchos de mis posts a tenor de tus opiniones. Gracias por tu presencia. Espero que este comentario llegue hasta ti. Quiero saludarte con él.
ResponderEliminarLa opinión de un catalán sobre PISA:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=oo3ERTWGlKw
Salud y sonrían por favor
Hola Joselu:
ResponderEliminarA mi el tema de la lectura y la falta de interés de mis alumnos por comprender lo que leen es algo que me tiene frita, pero lo que se dice frita.
La ley del mínimo esfuerzo es tal que antes prefieren suspender si es necesario aunque sepan realizar los ejercicios por no molestarse en saber qué se les pide. Un ejemplo: Raro es el examen en que no me preguntan repetidamente qué hay que hacer en cada pregunta porque los enunciados no los leen aunque les vaya la vida en ello y tampoco escuchan lo que sus compañeros preguntan aunque les pueda servir para resolver sus dudas porque sino tienen paciencia para leer, menos para escuchar.
-¿Qué hay que hacer en la pregunta uno?-
-¿Qué dice el enunciado?-
-No sé, no lo he leido-
-Léelo-
-Present simple-
-¿Y qué es lo que tiene que hacer? Hijo, que es el caballo blanco de Santiago-
-No sé, ¿escribir el verbo en presente simple?-
-Bingo-
Pues no te preocupes que habrá unos cuantos que escribirán otros tiempos verbales confiando en su firme creencia de "es que yo creía que lo que querías era el pasado simple, etc" y unos cuantos que escriben lo primero que les viene a la cabeza: pronombres, un dibujo...
Yo soy interina (perpetua, me temo) y cuando me encuentro en la oposición algo como un texto de Virginia Wolf y una de las cuestiones es cómo lo aplicaría en clase pienso para mí: Para echarme unas risas porque esto no lo entienden en 100 años que vivan.
Mientras que en un gymnasium público que visité en Basilea en un intercambio observe con perplejidad (y con envidia cochina, para qué negarlo) cómo los alumnos de lo que correspondería aquí con 2º de BAC leían obras literarias originales en lengua extranjera (Valle Inclán, por ejemplo)y aquí nos podemos dar con un canto en los dientes si leen un libro adaptado del tamaño de un folleto.
Nos equivocamos gobiernos, padres y profesores pensando que los niños son tontos, los llevamos entre algodones y les solucionamos los problemas "para que no sufran""que ya les apremiará la vida" y cuando queremos cambiar las cosas ya es demasiado tarde, ellos o se han creído que son tontos o ya se han abandonado a la pereza.
¡Qué razón tienes, maño!
Muchas gracias por tu cálido mensaje en mi último post. Eres muy amable.
Un besote
Ostras, Joselu, ¡qué análisis de la situación y qué capacidad de síntesis!
ResponderEliminarYo, como docente y como madre, no hago más que darle vueltas a la cabeza: ¿cuál es la solución? O por lo menos, ¿por dónde se empieza?