Hoy jueves 27 ha tenido lugar nuestra excursión a Barcelona a comprar libros. Bajar desde Cornellà de Llobregat hasta la metrópoli no es quizás una gran hazaña, pero mis 60 alumnos de cuarto de ESO no están habituados al espectáculo de la gran ciudad y para ellos es siempre una pequeña fiesta aunque se quejen de que tienen que andar mucho.
Nuestro objetivo era visitar una serie de librerías especializadas y generalistas de fondo editorial interesante. La mañana era espléndida aunque ya se notaba un cierto fresco propio del otoño. Los tres profesores que íbamos como acompañantes hemos quedado con Esther, una alumna discapacitada que va en silla de ruedas, en Arco de Triunfo. Le acompañaban una monitora y una amiga de clase. Un grupo nos hemos metido en la librería Gigamesh especializada en literatura fantástica, terror, ciencia ficción y la brujería y la espada. Varios tenían que comprar libros de estos géneros . Han entrado y han salido orgullosos con sus ediciones de Soy leyenda de Richard Matheson, Drácula, El juego de Ender, La habitación cerrada de H.P. Lovecraft, diversas obras de Stephen King, Flores en el ático… Otro grupo nos hemos dirigido a Norma Editorial, una librería fantástica especializada en cómic, género que hemos introducido en la posibilidad de lecturas. Entrar en Norma Cómics es una fiesta por la decoración del local y el enorme fondo de cómics japoneses, europeos y americanos que se depositan allí. Les había sugerido varios títulos, pero en ellos estaba excluida la variedad del manga japonés. Han comprado alguno de Milo Manara, Hugo Pratt, Kris Oprisco y Clive Barker. Un par de alumnos me ha dicho que querrían volver allí de nuevo para visitar más tranquilamente la librería, idea que también se me ha ocurrido a mí por el delicioso y apetitoso mundo del cómic que se abre en sus anaqueles.
Posteriormente un curso se ha dirigido a la librería Central del Raval y otro hemos ido a La casa del libro en Paseo de Gracia, dos librerías generalistas donde hemos sido tratados magníficamente sobre todo al saber que los chavales eran alumnos de un centro de enseñanza público de Cornellà. Todo han sido facilidades. Muchos de los libros han sido localizados, pero algunos en última instancia han sido sustituidos por otros de interés parecido. Por ejemplo, Esther, tenía recomendado La masai blanca de Corinne Hoffman que parece estar agotado. Lo hemos sustituido por El perfume de Patrick Suskind; Los tres mosqueteros por Escupiré sobre vuestra tumba de Boris Vian; La dama de las camelias por La espuma de los días del mismo Vian. Tras mucho buscar hemos encontrado Bartleby el escribiente de Melville y La historia interminable de Michael Ende. Un alumno ha encontrado Ibrahim y las flores del Corán de Eric-Enmanuel Schmitt. Su comienzo no puede ser más del gusto adolescente: “Cuando tenía trece años, rompí mi cerdito de hucha y me fui de putas”. Otros han escogido novela policiaca negra como Pacto de sangre de James Cain…
Nuestro objetivo era visitar una serie de librerías especializadas y generalistas de fondo editorial interesante. La mañana era espléndida aunque ya se notaba un cierto fresco propio del otoño. Los tres profesores que íbamos como acompañantes hemos quedado con Esther, una alumna discapacitada que va en silla de ruedas, en Arco de Triunfo. Le acompañaban una monitora y una amiga de clase. Un grupo nos hemos metido en la librería Gigamesh especializada en literatura fantástica, terror, ciencia ficción y la brujería y la espada. Varios tenían que comprar libros de estos géneros . Han entrado y han salido orgullosos con sus ediciones de Soy leyenda de Richard Matheson, Drácula, El juego de Ender, La habitación cerrada de H.P. Lovecraft, diversas obras de Stephen King, Flores en el ático… Otro grupo nos hemos dirigido a Norma Editorial, una librería fantástica especializada en cómic, género que hemos introducido en la posibilidad de lecturas. Entrar en Norma Cómics es una fiesta por la decoración del local y el enorme fondo de cómics japoneses, europeos y americanos que se depositan allí. Les había sugerido varios títulos, pero en ellos estaba excluida la variedad del manga japonés. Han comprado alguno de Milo Manara, Hugo Pratt, Kris Oprisco y Clive Barker. Un par de alumnos me ha dicho que querrían volver allí de nuevo para visitar más tranquilamente la librería, idea que también se me ha ocurrido a mí por el delicioso y apetitoso mundo del cómic que se abre en sus anaqueles.
Posteriormente un curso se ha dirigido a la librería Central del Raval y otro hemos ido a La casa del libro en Paseo de Gracia, dos librerías generalistas donde hemos sido tratados magníficamente sobre todo al saber que los chavales eran alumnos de un centro de enseñanza público de Cornellà. Todo han sido facilidades. Muchos de los libros han sido localizados, pero algunos en última instancia han sido sustituidos por otros de interés parecido. Por ejemplo, Esther, tenía recomendado La masai blanca de Corinne Hoffman que parece estar agotado. Lo hemos sustituido por El perfume de Patrick Suskind; Los tres mosqueteros por Escupiré sobre vuestra tumba de Boris Vian; La dama de las camelias por La espuma de los días del mismo Vian. Tras mucho buscar hemos encontrado Bartleby el escribiente de Melville y La historia interminable de Michael Ende. Un alumno ha encontrado Ibrahim y las flores del Corán de Eric-Enmanuel Schmitt. Su comienzo no puede ser más del gusto adolescente: “Cuando tenía trece años, rompí mi cerdito de hucha y me fui de putas”. Otros han escogido novela policiaca negra como Pacto de sangre de James Cain…
Una última visita al FNAC en Plaza Catalunya ha permitido completar la serie de libros, todos distintos, que mis alumnos llevaban recomendados para la experiencia de intercambio de lecturas que vamos a llevar a cabo este año.
No sé. Ha sido una mañana intensa y luminosa en que el libro ha sido el protagonista, no cualquier libro sino libros amados por este profesor que escribe y que piensa que pueden llegar a ellos y gustarles. Es una apuesta arriesgada para promover el gusto por la lectura. No sé quién estaba más excitado esta mañana, ellos o yo, creo que yo, pero me ha gustado cuando hojeaban sus libros como preciados tesoros. Una alumna a la que le había correspondido la breve Carta al padre de Kafka decía que se la leería esta noche y mañana ¿con quién la podría cambiar?
Esta idea es como una piedrecita lanzada al agua, a la corriente de un río turbulento. Probablemente habrá muchos fracasos, pero es posible también que se abran ondas insospechadas en forma de aficiones a la lectura, nacidas en una mañana fresca y otoñal en Barcelona. Quizás alguien recordará esta mañana como mágica.
No sé. Ha sido una mañana intensa y luminosa en que el libro ha sido el protagonista, no cualquier libro sino libros amados por este profesor que escribe y que piensa que pueden llegar a ellos y gustarles. Es una apuesta arriesgada para promover el gusto por la lectura. No sé quién estaba más excitado esta mañana, ellos o yo, creo que yo, pero me ha gustado cuando hojeaban sus libros como preciados tesoros. Una alumna a la que le había correspondido la breve Carta al padre de Kafka decía que se la leería esta noche y mañana ¿con quién la podría cambiar?
Esta idea es como una piedrecita lanzada al agua, a la corriente de un río turbulento. Probablemente habrá muchos fracasos, pero es posible también que se abran ondas insospechadas en forma de aficiones a la lectura, nacidas en una mañana fresca y otoñal en Barcelona. Quizás alguien recordará esta mañana como mágica.