Viaje al sur
es un libro recién publicado –hace unos días- de Juan Marsé. Responde a un
encargo de la editorial antifranquista Ruedo Ibérico, ubicada en París, al
autor catalán y al fotógrafo Albert Ripoll Guspi, para contrarrestar la
propaganda franquista sobre la realidad de España hacia 1962. Por el encargo
recibieron quince mil pesetas para subvencionar un viaje por el sur de España –provincias
de Sevilla, Cádiz y Málaga- que se llevó a cabo en el mes de octubre del citado
1962. Juan Marsé hacia mediados de 1963 ya tenía el texto definitivo y lo envió
a París, pero el libro jamás fue publicado por Ruedo Ibérico, se perdió
totalmente en la sombra y no se supo qué había pasado con él. Las razones para
no publicarlo son solo suposiciones pero puede que Viaje al sur no responda al modelo de literatura tendenciosa
antifranquista que esperaba la editorial dominada por el PCE, igual que la
inmensa mayoría de escritores e intelectuales de aquella época que se movían en
la línea antifranquista. Juan Marsé se había acercado al PCE pero nunca llegó a
recibir el carné del partido; sus posiciones eran muy diferentes a las
oficiales, especialmente en el sentido de que no estaba nada convencido de que estuviera
a punto de producirse una insurrección obrera frente al Régimen como así se
creía desde el exilio por algunas huelgas en el norte de España y Cataluña.
Marsé había trabajado en un taller de joyería durante quince años y sabía mejor
que los intelectuales la situación real de la clase obrera española que solo
aspiraba a mejorar económicamente y a ser posible comprarse un seiscientos. Es
la España de la apertura económica al exterior por obra de los gobiernos en
manos del Opus Dei. No había en ciernes una revolución obrera.
Viaje
al sur es un libro de viajes de tres compañeros, el citado Marsé, el fotógrafo
Albert Ripoll y Antonio Pérez, a lo largo de casi un mes por la geografía
andaluza. El texto definitivo se perdió en los fondos de Ruedo ibérico que
pasaron al Instituto Internacional de Historia Social de Amsterdam, y así ha
sido durante más de cincuenta y cinco años. Recientemente, por una idea de Marsé
que recordó el título que le dio originalmente y el pseudónimo que utilizó –Manolo
Reyes, como el del protagonista de Últimas
tarde con Teresa que ya tenía en mente y había empezado a escribir- el texto pudo por fin ser hallado. El
caso es que ahora tenemos el texto original y algunas de las fotografías de
Albert Ripoll y es lo que acaba de ser publicado.
El
libro es un prodigio que nos devuelve por el túnel del tiempo a la España de
octubre de 1962, en plena crisis de los misiles de Cuba que estuvo a punto de
desencadenar una guerra mundial, el comienzo del Concilio Vaticano II y las
inundaciones en Cataluña de los ríos Besós y Llobregat que causaron más de mil
muertos entre los habitantes de pobres casuchas construidas cerca de los
cauces. Nuestros tres amigos recorren en
autobús o tren ciudades como Sevilla, Jerez, Sanlúcar, Rota, El Puerto de Santa María,
Cádiz, Chiclana, Vejer, Barbate de Franco, Tarifa, Algeciras, Ronda, Marbella,
Fuengirola, Torremolinos y Málaga. Es un recorrido que desvela la situación
penosa de la economía y la sociedad española, especialmente andaluza, en que el
trabajo escasea, los jornales son míseros, la explotación es terrible, los
niños a miles deambulan por las ciudades a veces semidesnudos ganándose la vida
desde los doce años porque no pueden ser alimentados por sus padres, la pobreza
domina, se extienden los barrios en que se amontonan casuchas pobrísimas o
directamente poblados de chabolas sin agua y sin luz como El Zapal en Barbate
de Franco; se imponen la separación de sexos entre hombres y mujeres, el dominio
absoluto de la iglesia en su versión más reaccionaria, las procesiones, las
manifestaciones falangistas en contra de los ataques contra el Régimen, la indigencia
cultural más radical, el folklorismo esclerotizado, el conformismo de los
andaluces que solo tienen como lugar de esparcimiento la taberna, el
alcoholismo, el cante, los toros… A la
vez miles y miles de españoles se van a la emigración, sea Alemania, Suiza,
Francia, Australia o se van hacia Cataluña en riadas imparables porque el
caciquismo y el subdesarrollo no da lugar a ningún tipo de esperanza en un país
detenido en el tiempo. El turismo empieza a llegar masivamente a lugares como
Torremolinos o Fuengirola y empiezan las construcciones de hoteles o
apartamentos para alemanes -que en quince años han pasado de ser un
país destruido por la guerra a necesitar a millones de trabajadores y a
expandirse como turistas por países pobres como España- o nórdicos.
El
retrato de aquella España es inmisericorde pero no tendencioso, no es un
panfleto, y eso le da un valor formidable. Vemos pero no se nos conduce a un
juicio predeterminado. El autor de Últimas
tardes con Teresa no quiere manipularnos, quiere hacer literatura, buena
literatura, tal vez por eso su libro no fue publicado en su momento y eso es lo
que ahora le da un valor añadido. Sin duda, es un testimonio social y moral de un tiempo que hoy podemos visitar de nuevo.
Es muy dificil escribir una situación cultural, social, laboral, familiar y de estado, sin contaminarla.
ResponderEliminarLa tendencia siempre la tendemos al subjetivismo, cuando en realidad, todos, de una manera u otra somos objetivos.
Hay escritores que tienen ese don, el de la objetividad, el de ponerse en el asiento, sin necesidad de estar en el ruedo.
Tengo verdadero interés en leerla y en ver las fotos.
Gracias
salut
Muchas fotos se han perdido, pero hay algunas verdaderamente significativas. Las fotos han pasado por muchos y complejos avatares. Marsé logra crear un texto sugerente y sumamente interesante muy bien escrito. Es una pena que no lo haya podido ver publicado, pero sí que pudo hacer las últimas correcciones en un texto perdido durante décadas. Altamente recomendable y que además te llevará a un tiempo muy relevante. En ese año fue el llamado Contubernio de Munich que reunió a demócratas españoles en defensa de la democracia en España. La oposición creía que el franquismo iba a caer, no así Juan Marsé. Salut.
EliminarHabrás de personarme. Cuando digo :"La tendencia siempre la tendemos al subjetivismo, cuando en realidad, todos, de una manera u otra somos objetivos", he tenido un fallo, es a la inversa, deseo decir que todos somos subjetivos y que nos cuesta la objetividad, el ser neutral, vamos, porque se quiera o no, siempre hay algo dentro que te hace tomar partido.
ResponderEliminarPerdón otra vez.
PD: me he llevado una sorpresa con el libro. Seguro que en la biblio del Carmel la Juan Marsé, lo tienen. Intentaré telefonear a ver si ya está en las estanterías.
Gracias
Ya me había dado cuenta de que algo no concordaba, pero había captado la idea intuyendo el lapsus. Que tengas un buen día.
EliminarMe voy a TdC...
ResponderEliminarBienvenida esa mirada a la memoria de un tiempo que viví sin conciencia del mundo todavía, pero que me gustaría confrontar con mis recuerdos. Cada cual deberá hacer su lectura personal del mismo. Gracias por abrir una nueva ventana.
ResponderEliminarHa sido un hecho afortunado el haber encontrado el libro perdido de Marsé. Para ti como andaluz pienso que tiene doble interés el recorrido de los tres compañeros por parte de Andalucía, la Andalucía de hace cincuenta y ocho años, seguro que te ofrecerá importantes sorpresas.
EliminarNo puedo hablar de Marsé porque solo me he leído un libro de él, Ultimas tardes con Teresa. Lo empecé a leer obligado por el profesor de Literatura, pero continúe leyendo porque me gusto mucho, de hecho, creo que es el único libro que me he leído completo mientras estaba estudiando.
ResponderEliminarLa fotografía y la buena novela tienen mucho en común, ambos retratan cosas y en ambas hay matices que definen su calidad. Sin conocer esta obra, no dudo que será un buen trabajo.
Un saludo
Es un trabajo con valor añadido pues es entrar en un viaje en el tiempo por medio del reportaje literario sobre la Andalucía de 1962, eso que fuimos no hace tanto tiempo. Un saludo.
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