Los miércoles se celebra en mi centro una reunión con carácter
reivindicativo a la hora del patio. Es la "jornada groga" que se refleja en las camisetas amarillas
alusivas que llevamos ese día unos cuantos profesores. En la reunión se
pretende coordinar al instituto con otros centros de enseñanza para planificar
actuaciones que supongan movilizaciones por el recorte de derechos laborales,
sucesivas bajadas de salario, disminución de las dotaciones de profesores y de
presupuestos para los centros de enseñanza públicos. Tememos justificadamente
que toda esta política de "recortes"
traerá como consecuencia una disminución de la calidad de la enseñanza por la
masificación de los grupos, eliminación de desdoblamientos y de profesores de
apoyo...
Sin embargo, a la hora de articular propuestas advertimos la
complejidad de la situación y ninguna parece coherente. Ni huelgas generales e
indefinidas, ni huelgas parciales (que son fácilmente asumibles por la
administración), ni huelgas de celo, ni caceroladas, ni manifestaciones festivas
reivindicativas, ni la negativa a aprobar por el Consejo Escolar el presupuesto de centro por lo restrictivo que
es... parecen instrumentos adecuados para oponernos y mostrar alguna actitud
combativa. Los profesores no sabemos con exactitud contra quién luchamos:
¿contra el Departament d'Ensenyament de
Cataluña? ¿Contra la Generalitat y su política de "ajustes"? ¿Contra las
imposiciones del gobierno del PP en
materia de déficit presupuestario? ¿Contra las directrices de la UE o el poder de Alemania representado por Angela
Merkel? Todo parece una cadena implacable, y no es fácil explicar nuestro
punto de vista a la sociedad cuando los medios de comunicación se han encargado
de difundir la imagen de una escuela pública ineficiente e ineficaz, que solo
genera fracaso y cuyos profesores-funcionarios serían gestores de la molicie y
la falta de estímulos.
Se habla imperiosamente de la necesidad de aumento de la
competitividad, de la rentabilidad, de la eficiencia, del ajuste de recursos... y consecuentemente se promueve mediante la Reforma laboral una bajada general de
los salarios y de las condiciones y derechos laborales como instrumentos de generación y crecimientos económicos. Esto
supondrá sin duda más paro y condiciones más precarias, pero, además, potencia -por ley de supervivencia- la
llamada "cultura del esfuerzo"
entendida como la dedicación al trabajo exhaustivamente en jornadas que se
prolongarán, al estilo de los bazares chinos como ha puesto de ejemplo Juan Roig, presidente de Mercadona. El que no sea competitivo y
eficaz quedará apartado y desplazado, relegado, tal vez aplastado. Los
mecanismos de cohesión social a la vez son recortados. La sociedad se divide
entre productivos e improductivos. Para ser productivos habría que ser tenaces,
eficaces, dedicarse de sol a sol al trabajo y abandonar las actitudes inoperantes así como negativas.
Todo apunta al sector público al que se pretende adelgazar y
relegar a la asistencia social tanto en el ámbito educativo, sanitario como en
los mecanismos de cohesión social. Se pretende difundir la idea de que la
escuela pública no es competitiva, que solo genera fracaso y que los centros
privados concertados suponen un mejor aprovechamiento de recursos. Desde dentro
de la escuela pública nos damos cuenta de que soportamos el último dique contra
la desintegración social. Nos dedicamos a los sectores más precarios de la
sociedad a los que progresivamente se ha ido relegando a la escuela pública, y,
además, hemos sido los paganos de una deriva y concepciones pedagógicas que han ido arrumbando
la exigencia que se ejercía en los centros públicos antaño por una
contemporización con la desidia, el bajo rendimiento en aras de teorías
educativas comprensivas, constructivistas, supuestamente
cohesionadoras... así que por un lado se nos condena a la ineficacia en una
sociedad crecientemente competitiva y a la vez se nos denuncia por ineficaces y
solo generadores de fracaso cuando se nos enfrenta a pruebas evaluadoras
externas. Se nos "recomienda" un alto nivel de aprobados (el noventa por ciento)
cuando sabemos que no corresponde a la realidad que se da en las aulas, pero a
la vez las pruebas externas demuestran en muchos casos por motivos complejos
que esa no es la realidad real. Un sistema educativo eficaz debe ser coherente, motivador y exigente... y
no sé bien si la escuela pública tiene en sus bases las posibilidades
ideológicas para organizar algo que le es vedado por su propia dinámica interna
y las bases pedagógicas en que se basa.
¿Hacia dónde dirigir nuestra protesta? Yo lo hago hacia el
interior del aula intentando crear un ambiente y atmósfera de trabajo, mostrando que los esfuerzos son necesarios y que conllevan una satisfacción
íntima. Es deplorable cualquier ambiente que se base en la contemporización con
el desinterés o la apatía. Como en Mercadona,
tendremos que ponernos las pilas.
Lamentablemente, Joselu, el panorama que describes me resulta familiar. Los recortes al presupuesto que se asigna a la educación van de la mano con esta actitud de desvalorización del docente de la escuela pública y de cargar las tintas sobre sus deberes.
ResponderEliminarAquí en mi país hace años que se viene dando esta situación. Colegios públicos de gran prestigio otrora, de donde han egresado notables personajes de la cultura nacional, han caído en el abandono edilicio, y con los recortes en los salarios docentes, muchos buenos profesores ya no se sienten motivados a trabajar en esas casas de estudio.
Se han hecho protestas, tomas de escuela por los propios alumnos y sus padres, cortes de calles, huelgas y todo eso sólo va en detrimento de la calidad de la escuela pública.
Creo que tu postura de focalizarte en tu trabajo en el aula, mientras tengas la paciencia de sostenerla ante el desprestigio que se siembra sobre el profesorado socialmente, la lastimosa pérdida de tu poder adquisitivo y la precarización de tu labor docente, es la más adecuada, la más sabia, ya que, en definitiva, las demás medidas deseducan: los problemas se resuelven trabajando.
Un beso.
La cultura neoliberal cercena el papel de lo público en la conformación de las sociedades y sus medios de comunicación se dedican a cuestionar su eficacia o su valor, salvo como simplemente salvavidas de los más desheredados. Yo he vivido una experiencia profesional en que la enseñanza pública tenía un merecido prestigio, y era interclasista, para irse convirtiendo progresivamente en algo marginal y símbolo de fracaso. En el punto de mira, como no, los profesores a los que se acusa de haraganes, conformistas, acomodaticios… Pero veo que en todos los sitios es igual. En Estados Unidos recientemente se publicó una lista de los docentes de la ciudad de Nueva York en relación a las notas de sus alumnos en pruebas externas. Es un medio diabólico porque los profesores de zonas en riesgo de exclusión social sacarán sin duda peores resultados que en otras áreas mejor dotadas. Eso sí, el sistema de evaluación revelaba la supuesta ineficacia de muchos docentes a los que se ponía al borde de ser expulsados del sistema por su ineficiencia.
EliminarHay toda una tendencia muy poderosa para desprestigiar y marginalidad a lo público, mientras se estimula lo privado como eficaz y competitivo.
Besos.
Desde 1996 a 2007 los neo-con y los mercados se dedicaron a dar crédito ilimitado a cualquiera. En 2007 ya tenían endeudados a todos los gobiernos: municipales, regionales, estatales, europeos.
ResponderEliminarOperación cerrada. Hagamos saltar la crisis.
Salta la crisis. Nueva operación aplicar las medidas restrictivas neocon que no se activar en 1996 con demasiados gobiernos socialista y poco endeudamiento.
Estamos en manos de las mafias de los mercados. Ningún gobernante protesta, están todos hipotecados.
NO hay más culpables que los dos últimos directores del Banco de España, los tres últimos directores del FMI, los últimos consejeros y presidentes del BCE. y las políticas neocon del Gobierno Bush.
Los demás no tenemos ni una millonésima de culpa, de nada.
De NADA de NADA Joselu.
Pero estamos en sus manos, ya no somos ciudadanos, han conseguido su sueño: somos, al mismo tiempo, mano de obra barata y consumidores compulsivos, y nuestros gobernantes están hipotecados, paralizados. Los partidos de izquierda y los sindicatos, hipotecados, anulados... Y esto no tiene fin.
Que nadie crea que esto se va a arreglar.
Esto sólo se va arreglar con sangre, mucha sangre.
Lamentablmente.
"Pero estamos en sus manos, ya no somos ciudadanos, han conseguido su sueño: somos, al mismo tiempo, mano de obra barata y consumidores compulsivos, y nuestros gobernantes están hipotecados, paralizados. Los partidos de izquierda y los sindicatos, hipotecados, anulados… "
EliminarExacto, Osselin, exacto. En cuanto si se va a arreglar con sangre, esperemos que no, pero desconozco hacia dónde va a conducirnos esta crisis que no parece tener perspectivas de resolverse.
Hago mío el último párrafo de tu entrada y te animo a que sigas en esa línea.
ResponderEliminarMercadona me gusta como supermercado, pero su filosofía no tiene nada que ver con la escuela. Creo.
Un abrazo
Las declaraciones de Juan Roig son susceptibles de ser interpretadas como claves sociales por la dimensión que tienen. A la vez, se les concede crédito porque su empresa es de las más exitosas y boyantes en plena crisis.
EliminarEspero que surja el debate que puede ser muy interesante. Un abrazo.
La escuela pública no está dentro de los objetivos de este gobierno que más que gobernar el país parece empujarlo a la deriva (económica, social, moral...). Por la ley del péndulo, y después de unos años de empuje de la escuela pública, el nuevo signo de los tiempos anuncia un futuro poco alentador. Recortes en los presupuestos, en los derechos de los trabajadores. Ni lo uno ni lo otro aseguran que la escuela pública pueda estar a la altura de esta sociedad tan competitiva.
ResponderEliminarEn mi escuela se hacen asambleas los jueves a la hora del patio. Somos un claustro de más de 90 profesores. ¿Cuántos secundan las propuestas? No llegamos a 15 personas. Pero ahí estamos (y sin camisetas, de momento) sabiendo que debemos elevar la voz, pero sin saber con exactitud, como bien dices, contra quienes luchamos.
En mi centro, somos unos sesenta y cinco profesores y en la asamblea participan una veintena, lo que es equiparable a lo que mencionas en tu centro. En las discusiones que se llevan a cabo, se percibe que no se ve claro el destinatario de la crítica o la movilización, y se teme la carga de mayor desprestigio que pueden suponer las potenciales huelgas que algunos proponen como "totales e indefinidas" como único modo de ser escuchados. La experiencia de Madrid, que tú glosaste en algún comentario, puede servir de referencia a lo que podía pasar por aquí. Allí fueron modélicos la movilización de los profesores, el nivel de participación, y la colaboración con AMPAS... y, sin embargo, las seis o siete jornadas de huelga, que se celebraron contra las directrices de Esperanza Aguirre, se saldaron con un rotundo fracaso y el movimiento quedó agotado. Para más INRI, el 20-N supuso la victoria más contundente del Partido Popular en Madrid en plenas movilizaciones. Sabemos qué está pasando, pero es muy difícil explicarlo sin que se piense que lo único que queremos es defender privilegios de funcionarios ineficaces. Terrible, Lu.
EliminarYo no compro en Mercadona y después de oír las sandeces que ha dicho el ínclito, menos. De enseñanza no puedo hablar mucho, nada más como padre de tres hijos que van a la enseñanza pública. Creo que el factor persona es indispensable para ayudar a estudiar a la gente y no se puede generalizar a todo un colectivo por las actuaciones de algunos de sus miembros. En el caso de mi hijo, a mi el profesor me parece un gran profesional, en el caso de mis hijas, todo lo contrario, una persona apática que pienso que se metió profesor como bien pudiera haberse metido bombero. La enseñanza pública es UN DERECHO, no es piedad, ni misericordia; el Estado debe garantizar la misma pues el futuro del país. Para mi modo de entender el Estado en España esta sobredimensionado, creo sinceramente que sobra mucha gente, en principio más del 80% de la clase política, sobran 17 parlamentos, diecisiete defensores del pueblo, 17 comisiones de cuentas y así ad infinitum. Curiosamente no son las clases políticas las que recortan "fundaciones", "empresas semipublicas", "directorios de observación" y demás memeces; auténticos nidos de víboras políticas. Atacan nuestros derechos fundamentales como por ejemplo Sanidad y Educación.
ResponderEliminarSinceramente, no se donde estas radicado, pero yo me pondría a investigar a estas "fundaciones" y demás "entes",(seguro que donde estés hay muchos, pues florecen como setas) ver sus presupuestos y con ellos en la mano, hacer comparaciones publicas, mandar cartas, colgarlas en Internet, mandarlas a la prensa. Denunciar, denunciar y denunciar, pero con datos. No se...todo menos estarnos parados.
Al "tonto el haba" de Mecardona solo decirle, que se como trata a sus proveedores, de como esclaviza a la gente de manera indirecta; decirle que la empresa es suya y que si distribuye los beneficios la gente trabaja más y mejor y que la vida es para vivirla y que se trabaja como medio, no como fin. También decirle que el fracaso de la economía en España es responsabilidad en gran parte de la clase empresarial, como en una batalla los méritos son de los generales en las derrotas también. Decirle que hace unos años era asombroso ver como se dejaban morir empresas rentables, por unos empresarios sinvergüenzas sin ninguna responsabilidad social, para luego vender los terrenos y holgazanear ¿donde estaba la cultura del esfuerzo?. Desde luego, aquí la gente se levanta y dice unas bobadas tremendas y se queda tan a gusto. Aunque comparto la visión del esfuerzo y otras cosas, los ejemplos expuestos son ridículos. En España si montas una empresa te las tienes que ver y desear con múltiples y duplicadas administraciones, antes de que empiece a funcionar la misma te exprimen, tienes que respetar la jornada laboral, el impacto medioambiental etc, etc, etc y me parece bien. Pero no me parece bien que aquí vengan a vender países que no cumplen ningún requisito impuesto a los locales. Este "libre comercio" mal entendido, del que solo se benefician los especuladores y víboras financieras que NO FABRICAN NADA y que en España ha sido el causante de múltiples cierres de empresas QUE SI FABRICABAN.
Por favor, que no le den más de beber a este señor...
Perdon por el tono, pero me he calentado...
ResponderEliminarNo te preocupes, el tono refleja la pasión con que te expresas. En cuanto a Mercadona, yo sí soy cliente desde hace una decena de años, y algo es cierto. En sus supermercados hay bajos precios, ofertas de productos muy interesantes y trabajadores motivados a los que se ve felices, además de ser evidente el éxito de público que acude masivamente y deja las estanterías y aparadores vacíos al final de la jornada. Al César lo que es del César. Problamente, esto tiene otra lectura, como la que tú apuntas, y es que las condiciones a los proveedores tienen que ser durísimas lo que supondrá reducción de costes laborales, horarios desmesurados... No obstante, Temujin, la gente está tan desesperada que aceptará contenta cualquier trabajo que le suponga unos ingresos por mínimos que sean. En Mercadona, además, los contratos son indefinidos y les ha subido el sueldo a los trabajadores por encima de la depreciación. Otro aspecto relevante en la cultura Mercadona es que en los supermercados se ven trabajadores no solo motivados sino muy numerosos, lo que no veo en el caso de El Corte Inglés donde el cliente no recibe ningún tipo de ayuda por lo escaso del personal. Hay que reconocerle a Juan Roig que su público y sus trabajadores están contentos. Sería faltar a la verdad decir lo contrario.
EliminarHola Joselu
ResponderEliminarBuen artículo, como siempre. No me cabe duda de que el objetivo de las políticas socio-económicas que se están llevando a cabo desde prácticamente todas las administraciones - autonómicas o estatales - persigue precarizar la educación pública hasta hacerla prácticamente insoportable, de tal modo que mucho ciudadanos optarán por opciones privadas o semi-privadas, apurando aún más los ya escuálidos presupuestos domésticos de muchos de ellos. Sin embargo, hoy por hoy, no se pueden hacer generalizaciones y afirmar que la escuela pública esté dedicada exclusivamente a soportar - e integrar, que también, y es algo de lo que me siento especialmente orgulloso como profesor de un centro público - "los sectores más precarios de la sociedad". En zonas rulares, los institutos y los colegios públicos siguen siendo referentes culturales locales frente a centros privados o concertados - de carácter mayoritariamente religioso. Como ejemplo, un centro público de secundaria sito en la provincia de Toledo donde trabajé algunos años. Los vecinos de la localidad han sido tradicionalmente grandes aficionados a las bandas de música y fue precisamente en el IES en donde se gestó la orquesta municipal juvenil y en donde ésta se diversificó, pasando de ser una banda de música local al uso, a ser esto y además un cuarteto de cuerda y un solista de piano y un coro y un grupo de rock duro... Era el único centro de secundaria público del pueblo y, desde luego, acogía a chavales procedentes de minorías en riesgo de exclusión social (de hecho, abundaban los temporeros), lo cual no impidió que la función del centro fuera más allá de la de ser un muro de contención.
Lamentablemente, soy de la opinión que la calidad de la educación es directamente proporcional a la inversión en educación; muchas veces la imaginación puede suplir la carencia de recursos, pero todo tiene un límite. Y pequeños 'milagros' como el que acabo de referir dejarán de ser posibles si se perpetúan las políticas de recortes en educación que, además, son aceptadas sumisamente por un amplio sector de la población (que incluye a profesores, padres y alumnos)
Paco, mi destino en un barrio de Cornellà con mayoría de inmigración ha hecho que tenga un punto de vista determinado acerca de la función de la escuela pública. Es lo que vivo día a día desde hace más de veinte años. Sé que un instituto público tiene mucho que ver con el alumnado que lo alimenta y especialmente con la clase social al que pertenece. Una zona con dominio de la clase media tiene efectos de todos conocidos. Supone un nivel cultural medio superior, mayor disponibilidad económica, más dedicación por parte de las familias a los hijos, menor conflictividad… Y no es dudoso que en ese clima puedan surgir proyectos como el que citas. Estoy tan adaptado al contexto que estoy viviendo educativamente que ya no sé si me adaptaría a un centro en que mis alumnos pudieran comprar los libros de lectura (ahora es inviable en muchísimos casos), que pagar un euro por una actividad no supusiera un desafío importante, que la cultura fuera más allá de la calle en que están formados mis alumnos. Sé que hay otros tipos de contextos menos difíciles, pero afortunada o desafortunadamente no los conozco. Disculpa mi sesgo social. Y sí, es cierto estos recortes tendrán serias consecuencias que ahondarán en las diferencias entre escuelas privadas y escuelas públicas donde los padres pagan cantidades superiores a trescientos euros, o incluso seiscientos, por la docencia en la escuela privada concertada. Todo es una cuestión de selección social. Eso es lo que pasa y es la clave.
EliminarEn cuanto a la sumisión social, esperemos que poco a poco salgamos de ella. De momento estamos confusos y no sabemos cómo decía contra quién apuntar.
Tengo la triste sensación de que estamos retrocediendo en el tiempo... Años y años de esfuerzo en lo que respecta a materia de derechos laborales para conseguir una buena situación están siendo demolidos por una crisis capitalista...
ResponderEliminarEn cuanto a lo que comentas sobre los profesores... ¿Cómo es posible que quieran que pongáis un 90% de aprobados cuando, seguramente, sean muchísimo menos lo que realmente lo están? No me parece normal... Por otro lado, como estudiante de grado que soy, me doy cuenta que la educación en la facultad carece de algunas cosas muy importante. Hace muy poco, una compañera me comentó que cierto profesor había tenido que aprobar a una serie de alumnos en diciembre porque le exigían un tanto por ciento de aprobados... Eran gente de mi clase, los típicos que no estudian ni hace nada pero que, como se puede ver, hay que acabar aprobando...
Espero que pronto podáis acabar/solucionar/lo que sea con vuestra situación.
Un saludo.
Keisora, los profesores son escrutados por sus resultados. Si un profesor suspende por encima de ciertos parámetros es objeto de una revisión en que tiene que explicar los resultados y sus proyectos de mejora de los mismos. Se entiende que el fracaso es producto de la didáctica o la adecuación de los medios que aplica el profesor. Esto no deja de ser verdad, pero lleva a una perversión del sistema que es que la tendencia es a ser contemporizador, a aprobar para ahorrarte problemas. La promoción de alumnos supone mejorar las estadísticas que se presentan a la opinión pública. Ahora el índice de fracaso en la promoción de la ESO es muy elevado, (un 33%). ¿De quién es la culpa? ¿Deben ser los profesores exigentes o acomodaticios? La creación de un clima de molicie y vagancia no favorece la obtención de buenos resultados. Lo que se pretende es la cuadratura del círculo. Mejorar los resultados sin bajar los niveles, motivar a alumnos acostumbrados a la falta de esfuerzo, estimular inquietudes a alumnos carente de ellas… y lo más conflictivo es cuando se somete a dichos alumnos a pruebas externas en que se revela su auténtico nivel. Podemos aprobar un noventa por ciento como quieren pero la realidad no dejará de ser la que es. Y no veo, Keisora, que "pronto se pueda solucionar la situación". Las perspectivas no son fáciles. Un saludo.
EliminarLa idea de que vivamos únicamente para trabajar y que nuestro proyecto vital se agote en el engorde del caballo del amo, que no otra cosa es lo que nos propone la "filosofía mercadona", me parece aberrante.Hay trabajos creativos y trabajos esclavistas, sin duda, y cada cual puede aspirar, por propia iniciativa, a lo que desee. En última instancia creo que no está de más recordar la maldición bíblica asociada al trabajo: te ganarás el pan con el sudor de tu frente. Es decir, que ver el trabajo como el campo de autorealización personal responde a un proyecto de vida auspiciado por el capital, tan unido a dios, como se sabe y se lee en el dolar estadounidense. Concretamente en la educación, he repetido hasta la saciedad que el sistema funciona por el "voluntarismo" no pagado de los profesionales que sacamos adelante el sistema. ¿Por qué no hacemos como los lampistas, por ejemplo, que tasan, ¡y a precio de oro!, cada uno de los minutos que eplean para repararnos alguna avería doméstica? Si nos plantáramos y dijéramos que vale, que estaremos las 40 semanales que nos tocan en nuestro puesto de trabajo, donde haremos todo lo que tenemos que hacer, y que saldremos de ellos sin-nada-que hacer en nuestras casas, ¿qué ocurriría? Pues que el edificio de la retórica esclavista de las autoridades se vendría abajo en menos de una evaluación, y ya estaría bien que ocurriera así. Actualmente, no solo nos recortan sueldo y añaden trabajo, sino que, como auténticos gilipollas, le regalamos a la Administración ni se sabe cuántas horas "a coste cero patatero"... No, realmente, no nos valoramos. Repito, hagamos como los lampistas: no mueven un dedo y menos una herramienta sin advertirte que eso "tiene un precio". Entre que yo me haya equivocado de profesión y concebirla como un voluntariado hay, me parece a mi, algo más de un trecho...
ResponderEliminarAquí solo se piensa en la evaluación del profesorado, pero, ¿quién evalúa a la Administración, en nuestro caso a la Consejera de marras? Porque a la impunidad de los puestos políticos habrçia que ponerle coto, digo yo, ¿no?
Juan Poz, sobre nuestra profesión se han hecho multitud de recreaciones literarias y cinematográficas que muestran a profesores que se entregan a su profesión por encima de cualquier parámetro normativo, que salvan a sus alumnos de la desidia y la desesperanza, de la condena social por su origen, que los estimulan, que los marcan profundamente…. y probablemente en ellos esté buena parte de la consideración propia que tenemos y de la que tiene la sociedad. Sí, se espera que un profesor ejerza una especie de voluntariado humano y social, puesto que está entregado a su vocación que lo reclama. El profesor sería una suerte de artista que se sacrificaría en aras de salvar humana e intelectualmente a sus alumnos. Esta es la imagen que atrae de la docencia ante la comunidad. Personas desinteresadas, altruistas, generosas, que no tasan su tiempo para desarrollar su trabajo. Nada que ver con el lampista que viene a arreglarnos el desagüe o la instalación eléctrica a los que se pide solamente que conozcan su profesión y que, por favor, tengan a bien venir a nuestras casas cuando los necesitamos. Luchar contra los estereotipos es complicado, sobre todo cuando hay algo de verdadero que subyace a ellos.
EliminarEn cuanto a la responsabilidad de los políticos es realmente escandaloso. Se supone que yo doy mi voto a una lista cerrada que elegirá a unos señores que votarán, si tienen mayoría, a un presidente de gobierno que nombrará a miles de representantes que harán y desharán como quieran y sin ningún tipo de responsabilidad política sobre su gestión que será totalmente irresponsable. La acción política no tiene consecuencias puesto que es refrendada por nuestro voto. Ergo, no votar parece la opción más consecuente. Al menos luego no tendrás que lamentar dónde has depositado tu papeleta. Lo estoy pensando.
Veo un panorama tan triste que no quisiera contagiar ese pesimismo con mi comentario. Por aquí llevamos meses con encierro, camisetas, pancartas, etc. y me da la impresión de que la administración está encantada con nuestro modo de protestar, tan inocuo, tan pintoresco. Como dices, el enfoque político va dirigido a controlar el estado como una gran empresa en la que sobra todo lo que no sea rentable a corto plazo. Nuestros discursos acerca de la calidad de la educación, la justicia social de una educación pública, la igualdad de oportunidades, etc. suena a cantinela de demócratas nostálgicos perdedores (que lo somos, en las urnas). Tampoco contribuye a mejorar la cosa el hecho de que el colectivo docente no se considere a sí mismo como trabajadores (muchos se creen parte de la 'inteligencia' o de la élite ilustrada) y sea incapaz de defender sus derechos laborales como corresponde. Somos cobardes y poco solidarios, así nos ha lucido el pelo y así nos irá. Espero equivocarme.
ResponderEliminarLa experiencia de Madrid, donde se han hecho -creo- seis o siete jornadas de huelga contra la política educativa de Esperanza Aguirre nos sirve de modelo disuasorio, pues vemos allí que la administración nos enfrenta a la sociedad señalándonos como vagos e irresponsables, a la vez que privilegiados. Si hacemos acciones sensatas y moderadas como las que tú refieres (asambleas, camisetas, pancartas, encierros…) que no alteren la marcha de las clases, nos hundimos en la inanidad puesto que a la administración le da exactamente igual nuestro estado de ánimo. Si decidimos llevar adelante acciones más comprometidas, no estamos unidos y somos cobardes e insolidarios, además de que tememos los descuentos salariales y el desprestigio social a que se nos somete por promover algo lejanamente parecido a huelgas "salvajes". Además la división en diecisiete administraciones educativas impide la unidad de acción. Me pareció terrible que la movilización en Madrid, tan admirable, no fuera secundada por profesionales de toda España. Todo contribuye a nuestra inoperatividad. Para colmo, en plenas movilizaciones en Madrid, se celebraron elecciones y sacó mayoría absoluta el Partido gobernante en la comunidad. Estamos perdidos, Antonio.
EliminarNo sé bien lo que falla aquí, pero que los profesores sean evaluados por los aprobados que dan me parece una aberración.
ResponderEliminarDefiendo el estilo Mercadona, el Sr. Roig tiene una mente muy clara respecto a los negocios y a la forma de tratar a su gente. No conozco los entresijos pero esa cultura del esfuerzo es para admirarla. Un abrazo Lola
Mercadona llama a los clientes "los jefes" y se inquiere continuamente por sus preferencias, sus necesidades, sus inclinaciones… Han sabido crear una oferta interesante de productos que representan las tendencias de sus clientes, y a unos precios realmente competitivos. Me resisto a comparar la organización de una empresa con un centro educativos, pero lo cierto es que un nivel de eficacia es necesario en cualquier proyecto. Cuando no consigo implicar a mis alumnos, me doy cuenta de que estoy fallando. No basta con suspender o aprobar, no, tienen que aprender a pugnar por unos resultados, por progresar, por superarse a sí mismos. Podríamos decir que en nuestro caso nuestros alumnos son también "los jefes". No sé qué implicaciones tendría esto. Un abrazo.
EliminarYo creo que en época de crisis más que nunca, sólo nos va a salvar algo unido al esfuerzo, LA IMAGINACIÓN.
ResponderEliminarNo vale hacer lo mismo de siempre, si queremos que las cosas cambien.
Ni en la forma de protestar, ni de trabajar, ni en nada.
La humanidad ha avanzado sólo cuando ha usado la imaginación intentando cosas diferentes, a veces incluso imposibles o absurdas sobre el papel, que luego resultaron posibles y eficaces.
Como tú, creo que el Sr. Roig vale como referente no sólo por propugnar el esfuerzo, sobre todo, por cómo ha usado la imaginación. En este art. explica cómo consiguió que su línea de menaje de cocina en plástico, fuera tan competitiva en precio como la de los bazares chinos, usando plástico reciclado plástico de invernaderos, cómo abarató el coste de las pajitas haciéndolas transparentes, quitándole el color e incluso redujo costes sólo variando la colocación del pan al transportarlo... consiguiendo con todo ello, no sólo aumenta beneficios, sino ser de las pocas empresas que mantiene e incluso aumenta plantilla, da a sus trabajadores las mejores condiciones salariales del ramo, invierte en formación y practica la política de conciliación de la vida laboral y familiar de sus 70.000 empleados.
Este hombre ha conseguido lo que otros consideran la cuadratura del círculo, empresa con beneficios, sin merma de plantilla, ni derechos salariales, ni laborales y además trabajadores satisfechos.
Veamos JOSELU...sugerencias del chef jajaja para abaratar costes en tu instituto:
Ahorro en calefacción: dar las clases alumnos y profesores haciendo flexiones. Motivación del alumnado: leer los textos a ritmo de rap.
Integración de alumnado, profes y padres: baile los viernes...
Y...de postre y como protesta: certamen de poesía satírica sobre políticos catalanes :-)
Muchos besos JOSELU y feliz finde.
PD
Lo siento, hoy estoy un poco gamberra:-)
Lo cierto es que el profesor debe utilizar continuamente nuevas estrategias que lo acerquen en alguna manera al éxito, entendiendo éste, como la implicación de los alumnos en la dinámica de la clase (deberes, estudio, proyectos…) Deberíamos modificar nuestra dinámica según los resultados obtenidos. El profesor también tendría que establecer cambios como los responsables de Mercadona en función de las necesidades de los alumnos. ¿Qué es lo que funciona y qué es lo que no? Son preguntas clave. El profesor ha de estar abierto, ser permeable… sabiendo crear un ambiente de tensión y trabajo en el aula. No es fácil pero debe establecerse una dinámica abierta para conseguirlo. Ya he dicho que en Mercadona consideran a los clientes como "los jefes". Esta es la clave de su estrategia comercial.
EliminarBesos.
No creo que en un país como el nuestro, con una tasa de paro escandalosa, se pueda decir que el problema está en la falta de esfuerzo. El esfuerzo no sirve de nada si no está bien dirigido. Conozco chicos de veinte y pocos años que pasaron por las diferentes etapas educativas sin mover un dedo y que ahora trabajan como mulos (en empleos precarios, por no decir esclavos), haciendo esfuerzos que no sé si yo soportaría. ¿Qué sentido tiene esto? Todos somos culpables pero obviamente a unos se les puede exigir más responsabilidades que a otros. Y a los jóvenes los han engañado porque solo se les ha exigido que fueran buenos consumidores. Falta sentido crítico y educación, no capacidad de trabajo.
ResponderEliminarSupongo que estos muchachos que no daban un palo al agua en la ESO cambian radicalmente cuando está en juego el salario que necesitan para salir de farra, sacarse el carné de conducir, mantener el móvil, pagarse las cañas y, si es posible, comprarse un coche aunque sea de segunda mano. Realmente estos muchachos ahora se esfuerzan porque se dan cuenta de que nadie regala nada y si no lo hacen, puerta, más con la nueva Reforma Laboral. Lo lastimoso es que el paso por el sistema educativo haya sido tan negativo para ellos, o tal vez éste no ha sabido encontrar el modo de implicarlos. He tenido muchos de esos perfiles, y no sé cuál es la solución porque hay ciertamente muchachos y muchachas que se retan y se superan en los estudios y tienen que aguantar la pasividad y negatividad de los que luego aprenden lo que vale un peine. Supongo que tiempo después, estos chicos se tomarían los estudios de otra manera. Pero para muchos es tarde si no tienen espíritu de superación.
EliminarLa cultura del esfuerzo me parece estupenda: sin ella probablemente mi vida sería otra, mucho peor. Diferente es aceptar sin más -y todo va en la línea de que así lo entendamos- que la única solución posible a todo esto es esa feroz competitividad entre los trabajadores, una pérdida creciente de derechos y una mayor precariedad en el trabajo. No es un discurso nuevo, ni mucho menos. La fustración y la resignación están generalizadas, y eso es lo que debe venirles bien a los que, a pesar de la crisis famosa, se están forrando. En cuanto a las movilizaciones de los profesores de Madrid, en las que sigo participando, debo decirte que el movimiento no está agotado, aunque sí es cierto que estamos muy cansados: han sido 9 o 10 jornadas de huelga, concentraciones prácticamente todas las semanas, además de asambleas con cierta regularidad. Ahora estamos en tiempo de espera -también manejado muy hábilmente para tenernos quietos- porque todas las semanas se reúne una mesa técnica en la que se están tratando temas diversos, no solo el de los horarios. La prensa ya no se hace tanto eco de esta situación. Mañana 12 hay una sobre los horarios precisamente, que estaba programada para el día 8, y suspendida por "problemas de agenda" de la viceconsejera (Figar ni se digna a sentarse con los sindicatos). Creo también, que el hecho de que la protesta de los profesores esté tan diversificada nos hace perder fuerza. Supongo que si las protestas de Madrid se hubieran repetido en todo el país sería mucho más fácil hacernos oír. Ahora mismo, el problema de la educación es uno más de los muchos que tenemos, y aunque hay muchos compañeros que prefieren mirar para otro lado, que es cansado ser siempre los mismos, sería peor no hacer nada.
ResponderEliminarAlgún efecto debe tener lo que hacemos cuando las protestas molestan y tratan de deslegitimizarlas ¿Se lo vamos a poner tan fácil? Esto pasó en el instituto de mi hijo hace un par de semanas, a raíz de unas concentraciones que hicimos en los centros en solidaridad con los estudiantes valencianos:
http://hispantv.com/detail.aspx?id=175179)
Aunque cansada, la #mareaverde sigue viva.
Carlota Bloom, lo terrible es que todos los derechos que estamos perdiendo son para siempre, no es algo transitorio para atravesar la crisis. El empeoramiento de las condiciones de trabajo, la disminución de salario, el aumento de horas laborales, los aumentos de ratio, la eliminación de grupos de apoyo a muchachos con más dificultades… no tiene vuelta atrás. Esto debe hacernos saltar como a vosotros en una comunidad que hasta ahora nos hemos distinguido por la pasividad y el conformismo. Este "ajuste" del capitalismo es para exprimirnos y tenernos sometidos por el miedo, y, así renunciemos a conquistas sociales que creíamos nuestras. Un 25 por ciento de paro -y creciendo- supone una masa desesperada que está dispuesta a aceptar cualquier cosa, mientras que los que tienen la suerte de tener trabajo -de momento- están a su vez atemorizados por miedo a perderlo. Carlota Bloom, es una mierda el sistema autonómico que nos divide en diecisiete reinos de taifas. Tendríamos que haber saltado a una, pero los malditos regionalismos y nacionalismos con sus caciques correspondientes hacen que la tarea de división sea fácil, y en esas estamos. Me alegro de que la marea verde siga viva. He visto el vídeo.
EliminarYo tengo claro que cuando salgo los quince minutos semanales a protestar con la camiseta amarilla lo hago contra Mas y su política de recortes que afrecta a la enseñanza, pero no al sistema de agitprop de su ideología nacionalista, y protesto, ya puesto, contra la inmersión obligatoria en catalán y la burla del cumplimiento de las leyes.
ResponderEliminarPor otro lado, comparto ese estado de indefinición respecto de nuestra actividad profesional, aunque desde hace mucho vengo proponiendo que los encargados de dignificar nuestra labor profesional somos nosotros, pero no lo hacemos: ejercemos de voluntaristas voluntarios de no sé qué ONG sin identificar y regalamos horas y horas a coste cero que no sólo no nos son pagadas, sino ni siquiera reconocidas socialmente. ¿Qué pasa con las más de 30 horas semanales que los profesores añaden a su horario de dedicación en el centro, actualmente 27 horas? Sí, sí, las matemáticas son incontestables. ¿No es hora ya de que empecemos a dignificar nuestro tiempo de trabajo? Pues o lo hacemos nosotros o nuestro desprestigio social -hacia el que nos empujan quienes deberían defendernos, las autoridades educativas- tocará fondo en cuestión de meses. Mi propuesta es elemental, y consiste en una suerte de huelga a la japonesa para demostrar que nuestro trabajo tiene una especificidad que ha de ser reconocida si no se quiere que el sistema se derrumbe. Se trata de reivindicar el desempeño de las 40 horas de trabajo que nos corresponden en el centro de trabajo. Eso sí, ni una menos ni una más. Y todo lo que hayamos de hacer: preparar clases, corregir, recibir padres, reunirnos, claustrear, evaluar, etc., hacerlo en ese estricto marco horario; de tal modo que, cumplidas las ocho horas diarias de trabajo, como cualquier hijo de vecino (lampista o lo que sea), podamos irnos a casa y dedicar nuestro tiempo a lo que a cada cual le interse, desde la vida familiar, hasta una dedicación artística, el coleccionismo de sellos o los baliles de salón, pongamos por caso. Si así lo hiciéramos, ¿cuánto tardaría en derrumbarse el sistema? Se admiten apuestas. ¿Cómo lo resolverían? ¿Empezarían a considerar la posibilidad de pagarnos horas extras? ¿Contrarían más profesores? Porque no se me pasa por la cabeza que Mas y cia, en nuestra taifa nacionalista, propongan "esclavizar" al profesorado con jornadas semanales de 60 horas que ahora, sin que eso sea visible socialmente, hacemos la mayoría de profesores, o un buen montón, seamos francos. Pues ahí queda la propuesta.
La propuesta queda, Juan Poz, pero me temo que si permaneciéramos cuarenta horas en el centro, no acabaría ahí tampoco nuestra jornada laboral dado el carácter de nuestras tareas que parecen no tener fin, mediante ese voluntarismo que practicamos.
EliminarNo hay mejor labor que la que se hace en el aula. Va cargada de simientes de futuro.
ResponderEliminarMe parece admirable tu reflexión, pero ¿qué tiene que ver con lo que estamos hablando y que revela la angustia de los profesores ante el presente y el futuro?
EliminarMientras el dinero no se toque del bolsillo no saldrán ningún tipo de ideas para reivindicar. Parece como si la gente no viera que hay paro o desigualdad social, mientras tenga para tomarse un vino en el bar.
ResponderEliminarLa mejor lucha que se puede hacer desde tu campo, Joselu, es en el aula. Enseñar, enseñar, enseñar. Llegar a esos alumnos de alguna manera e insuflar las ganas de trabajar, de esforzarse, de aprender. Si hay capacidad de revolucionar al alumno, no será difícil cambiar la sociedad.
Pero claro, ¿y cómo?
Soy muy escéptico sobre eso que se reclama sobre nuestra capacidad de revolucionar al alumno. El cúmulo de influencias que reciben estos jóvenes es tan variado y complejo que la nuestra es mínima y tiene siempre el sello de lo obligatorio y sin remuneración. Alguien ha dicho que estos mismos muchachos cuando consiguen un trabajo se desloman para mantenerlo. En la ESO hay pocos que se motiven a sí mismos, ello no impide que los profesores y en concreto el que firma esto no nos entreguemos como si pudiera ser cierto que nuestra influencia es importante. No creo que lo sea, pero es bueno pensar que sí, más que nada por creérselo y actuar en consecuencia.
EliminarJoselu, la semana pasada nuestra inspectora nos hizo el honor de presentarse ante todo el claustro para echarnos la bronca por los malos resultados de las últimas pruebas CDI. A algunos les pareció un análisis ajustado y correcto porque los datos están ahí, pero yo sigo creyendo que aunque sabemos que debemos cambiar nuestra forma de trabajar no me parece una prueba fiable en absoluto. En el apartado de Cultura General, con poco más de un aprobado en toda la Comunidad, hacen preguntas como obras de Camilo José Cela, los ingredientes de la masa de croquetas o el significado de "principio activo" y "excipiente" en un prospecto farmacéutico. Las pruebas de Lengua y Mates son sobre destrezas, no curriculares, y no es ese el enfoque habitual de nuestro trabajo. Nuestro sistema educativo debe cambiar, sin duda. Los profesores nos agotamos, damos el mil por cien en cuanto hacemos y nuestros alumnos no mejoran. ¿Por qué? Responder a esta pregunta ocuparía horas de discusión y propuestas. Dedicamos horas y horas a la Semana Cultural, la Semana Inglesa, la Educación Vial, el Carnaval, la Navidad, la Semana Deportiva... actividades interesantes, sin duda, pero difícilmente compatibles con la adquisición de conocimientos que nos exigen, queramos o no. Es como atender a la vez dos frentes diametralmente opuestos, como poco. ¿Quién nos a guiar en el cambio? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cómo? ¿Con qué medios? Aquí en Madrid el bilingüismo es el rey, se lo come todo, no quedan recursos para desdobles en Lengua y Mates, pero nos lo exigen. A la derecha en el poder (y va para largo, me temo) no le interesa la educación pública, siempre lo hemos sabido. Quedaremos como algo testimonial, un refugio para indigentes o poco más. No han tenido empacho en proponer la venta del Canal de Isabel II, a pesar del rechazo de los ciudadanos. ¿Quién les va a impedir hacer lo mismo con todos los servicios públicos? Ya ves lo que ha propuesto Ana Botella, que los parados realicen obras de todo tipo gratuitamente, para que no se aburran, los pobres, porque las arcas públicas han cambiado de manos y a saber dónde está la pasta. De ahí a sustituir a los maestros titulados por simples aprendices quizá haya menos camino del que imaginamos.
ResponderEliminarSigo trabajando con amor hacia mis alumnos, como tú. No sé hasta cuándo nos dejarán hacerlo. Si sólo cuentan los resultados, o aprobamos a los que nos mandan o nos echan los perros, o, peor aún, nos eliminan igual que despiden a los empleados de Mercadona, por ejemplo, si no saben vender equis latas de tomate frito o rollos de papel higiénico. ¿Esfuerzo? ¿Sacrificio? ¿Más horas de trabajo? Todo es posible. El capitalismo brutal devorará cuanto de hermoso tiene la docencia, seremos mercachifles, meros instructores al servicio de una ideología cada vez más materialista. Negro futuro para nuestros herederos...
Un fuerte abrazo, colega.
Concuerdo con tu análisis de la situación. Todo lleva a que se aumentarán las horas de trabajo en los centros combinado con descenso generalizado de salarios. Aquí en Cataluña llevamos tres y acaban de anunciar otra disminución del dos por ciento. El próximo curso no va a haber dinero para fotocopias, limpieza o calefacción, ni para desdoblamientos ni atenciones curriculares… Eso no llevará a que se contextualicen los resultados que se obtengan por el descenso que va a suponer en la calidad educativa, no, seguirán presionando sin importarles un ardite en realidad lo que está pasando en las aulas, dado que ellos tienen muy clara su apuesta por la enseñanza concertada, mucho más rentable según ellos. Y Yolanda, puedo decir que es difícil o imposible encontrar sitio en la enseñanza concertada por la demanda que hay de plazas a pesar de que los padres pagan entre 300 y 600 euros al mes por conceptos varios.
EliminarTodos los derechos que perdemos en todos los sentido son para siempre, cuando ha costado tanto conseguirlos. Ahora tienen la excusa perfecta para laminar los derechos laborales por el miedo cerval que existe y la desesperación que se da entre todos los parados.
Un fuerte abrazo, colega.
Tengo una vecina que lleva 22 años trabajando en Mercadona. Antigüedad = cero. La cambian de empresa una y otra vez para no pagársela. Y así, más, mucho más.
ResponderEliminarNo digo nada y lo digo todo.
Qué bonito queda lo que dicen de cara a la palestra, sí, sí. Como todos.
Otra vez, Gaya ciencia, aforismo 328.
Pues eso.