Después de los silbidos, gritos y abucheos mayoritarios de las dos aficiones vasca y catalana a los reyes de España y al himno español, no por esperados menos dolorosos, me puse a pensar en España, en si tenía sentido España a estas alturas. Para los que silbaban y chillaban desde luego que no. No voy a recriminarles su actitud. En el Parlamento español se ven diariamente ejemplos de pésima educación por parte de los que más defienden en principio la idea de España. Me puse a pensar y llegué a la conclusión de que España es un error de fondo. Un error histórico que ya no tiene solución de continuidad. Fidel Castro hace unos días calificó a España como de imperio colonial con muletas. España es una cárcel de pueblos que aspiran a su soberanía. Pensé en un día gris, pero no muy lejano, en que Cataluña y Euzkadi proclamarán su independencia. Esto supondrá un aldabonazo en la conciencia de país y quizás los demás pueblos piensen que España no tiene sentido sin catalanes y vascos. Navarra irá detrás en desagregarse de la supuesta unidad, Canarias pedirá su incorporación a la Unión Africana, Andalucía y Aragón reivindicarán su carácter nacional y no querrán ser menos que los demás. Los parlamentos autónomos servirán de soporte provisional hasta la redacción de sendas constituciones que revaliden las nuevas independencias que irán incrementándose a medida que pasen los días: Asturias, Cantabría, Galicia, Extremadura, Murcia, Castilla, León que exigirá segregarse de Castilla, El Bierzo que exigirá segregarse de León y unirse a Galicia, la franja de Aragón que querrá unirse tal vez a Cataluña, Valencia que no querrá unirse a Cataluña para formar els Països Catalans, las islas Baleares que verán con desconfianza la nueva capitalidad barcelonesa, la Mancha de igual modo pedirá su desagregación de la unidad y proclamará su carácter nacional del mismo modo que La Rioja. Sólo quedará Madrid en el centro como resto de un cadáver desmembrado. Todos los parlamentos independientes reivindicarán su definición nacional y su historia diferenciada. Los que tengan lengua propia la impondrán como única en su territorio y se exigirá pruebas de adhesión a la nueva patria y su bandera.
Sólo quedará subastar las posesiones compartidas como el museo del Prado que se repartirá equitativamente entre todas las nuevas naciones que pedirán su entrada en la Unión Europea. Todas estas naciones reivindicarán su entidad republicana y los Borbones se quedarán sin trabajo. El príncipe Felipe se exiliará en Grecia con su madre, su padre y sus hijos. Se acabaron los vividores del cuento.
Los conflictos internacionales arreciarán y las relaciones entre estados vecinos serán cada vez más tirantes. Las nuevas naciones tendrán que constituir fuerzas armadas para defender su soberanía y las líneas fronterizas, tan permeables por tantos años de cohesión obligada. Iparralde no querrá unirse a Euzkadi y preferirá seguir siendo francesa y Navarra se dividirá entre los partidarios de la unión a Euskalerria y los de la navarridad.
Los historiadores de cada nueva nación serán convocados para redactar una nueva historia sin contaminación y explicando los largos siglos de dominación centralista. Las cuencas hidrográficas serán blindadas por los parlamentos nacionales lo que causará conflictos sin fin entre los distintos estados del mismo modo que las comunicaciones, y las vías del trazado del AVE que serán pospuestas por falta de acuerdos de financiación.
Los torneos de fútbol y demás deportes contarán con las respectivas selecciones nacionales soberanas. Ciertamente será menos divertida la liga de cada estado sin competir con las de los demás, pero bueno. El Barcelona juega contra el Manresa y el Tarrassa y gana la liga Nacional Catalana sin problemas.
La economía se resentirá y los mercados exteriores se contraerán por la complejidad de las exportaciones y los conflictos originados entre estados.
Alguien sugerirá en algún momento la creación de una Confederación Ibérica de pueblos independientes. Los pueblos Andaluz y Aragonés apoyarán la idea pero desde la república Catalana se verá como un intento de resucitar la vieja, rancia y casposa España. Desde Euskalerría se dirá que ni pensarlo. El pasado ha sido demasiado ominoso como para dar vida a confederaciones españolistas.
Cartagena se querrá independizar de Murcia y crear su propia autonomía dentro de la nación Murciana. El panocho se convierte en lengua nacional de la nación Murciana, la fabla, de la Aragonesa, y el bable, de la Asturiana. Todas estas lenguas se unirán a las que serán comunes y utilizadas en la Unión Europea.
Las ligas europeas se animan con la incorporación de dieciocho nuevas naciones, los presupuestos de defensa de los nuevos estados se incrementarán exponencialmente y la recesión económica golpeará la andadura de estas nuevas naciones que por fin podrán respirar en paz sin la dominación centralista.
España, esa cárcel de pueblos, ya no existirá y sólo algunos nostálgicos pensarán en Juan Ramón Jiménez como un poeta español y no andaluz porque también se repartirán los escritores, los músicos, los pintores, los científicos…
El problema es que Madrid, esa ciudad-Estado no sabrá ubicarse sin machacar, sin coaccionar a otros pueblos. Pero por fin seremos soberanos, plenos, libres e independientes y el mito legendario de España será enterrado en todos los libros de historia y desaparecerá de nuestros corazones. Podremos respirar en paz. ¡Qué alivio liberarse de España!
¡Qué razón tenía Pepe Rubianes! Y qué razón tenían ayer los silbidos contra ese proyecto totalitario que significa lo español. Porque existen los pueblos Andaluz, Murciano, Catalán, Extremeño, Vasco… pero no esa excrecencia del pasado que es España.
Hombre Joselu, ironiza, pero no me digas que el exilio de los Borbones no es sugerente. Con el ahorro que supondría, podrían financiarse unas cuantas independencias.
ResponderEliminarCreo que es mejor pasar la vida con los libros, o con la naturaleza, o con las estrellas, o con los pájaros, o..., que con las banderas y sus fanatismos.
Salud.
Antonio Ubieto, medievalista en la Universidad de Zaragoza (y refugiado de la U. de Valencia debido a las amenazas paisocatalanistas) nos apuntaba que la historia de la península semejaba un péndulo que oscilaba entre períodos de unidad y de disgregación. Estos últimos no tenían mucha duración desde una perspectiva histórica y por lo general la reunificación era protagonizada por la potencia (interior o exterior) que controlaba la ciudad de Ceuta, como mucho 10 años después de su toma.
ResponderEliminarالسلام عليكم
"¡Qué alivio liberarse de España!"
ResponderEliminarY qué razón tenían ayer los silbidos contra ese proyecto totalitario que significa lo español. Porque existen los pueblos Andaluz, Murciano, Catalán, Extremeño, Vasco… pero no esa excrecencia del pasado que es España."
Una muestra más de que los opresores, destructores y colonizadores de las naciones no son los pobladores* de los países colonizadores, sino los gobiernos de esos países. Viva Madrid, muera España!!!
*Menos los ingleses.
Y un día los flamencos se separarán de los valones y éstos se unirá a Francia y los otros puede que hagan un estado junto a holanda y no pasará nada. Como no ha pasado nada cuando Kosovo se ha declarado independiente. Solo una posible guerra, y muertos y terrorismo y, en definitiva, todo esto vabien, mantiene al pueblo ocupado y se relanza la economía, da trabajo.
ResponderEliminarEl problema de España es que nunca ha existido como tal, pues es Castilla quien ha invadido los pueblos periféricos con el beneplácito de los poderosos de estos territorios (o no) pero sin el consentimiento del pueblo.
Es verdad que hoy en día hay muchas incongruencias, problemáticas e hipocresia con respecto al tema, pero las cosas se hacen mal y por eso nos estancamos. De todas formas también interesa que sea así.
En Francia por ejemplo, cada vez hay más problemas con la parte catalana, porque cada vez la gente quiere recuperar su cultura, los niños y niñas vuelven a aprender la lengua, su historia, la identidad de pueblo. Pero también porque la gente piensa que con Francia las cosas van mal, porque no probar con la gente que viene de las mismas raices.
Hoy en día los estados son muy grandes, antes los pueblos eran pequeños con una identidad propia. Mas nos empecinamos en hacer una Europa neoliberal de los estados y nos olvidamos de los pueblos y posiblemente un día Europa será un Estado y poco a poco los pueblos pedirá su independenzia y los políticos también pero Europa seguirá unida.
No obstante, el problema de fondo, el básico que solucionaría muchos problemas, es el respeto de tradiciones, entre personas y la falta de ambición y de poder. Si la gente fuera respetuosa y no tuviera ambición de grandeza (que no de avances), los pueblos vivirían tranquilamente unidos y separados y sin fronteras. Aunque la historia del ser humano siempre se ha plagado de guerras por el poder y los territorios y no creo que cambie. Lo triste es que es el poder para unos pocos.
saludos
Un futuro de futuros. Sueños, quimeras... ¿Por qué no de realidades?
ResponderEliminar(Confieso que querría que se hiciera realidad el paro monárquico. Eres un iluminado.)
Creo Joselu que has hecho una generalización inductiva muy injustificada; has extrapolado la percepción del sentimiento nacionalista catalán y vasco al resto de comunidades, y creo que no es correcto; esa percepción de España como error de fondo se limita a esas dos comunidades, con división de pareceres en Navarra, en la Comunidad Valenciana y Galicia –desconozco el caso aragonés, y no sé Canarias. Pero el resto: extremeños, andaluces, castellanos, asturianos, cántabros, madrileños, murcianos, leoneses, creo que no tienen ningún problema en sentirse españoles, ni me parece que la cosa vaya a cambiar... de hecho ninguna otra afición, -excepto la afición vasca y catalana- hubiera silbado al himno, ni tampoco a los reyes. No lo habrían hecho la afición del Valencia, ni la del Villarreal, ni la del Deportivo –por señalar algunas de las dudosas-
ResponderEliminarEspaña es un problema sí, pero para vascos y catalanes.
PD.
ResponderEliminarCartagena puede querer la independencia de Murcia pero no de España, y lo mismo podría ocurrir entre leoneses y castellanos, entre los valencianos muchos querrían integrarse en els Països Catalans, pero el resto no tendrían problema en sentirse valencianos a la vez que españoles. Y hasta me imagino a Córdoba reclamando su autonomía respecto a Sevilla, pero no me imagino a un cordobés silbando el himno español... o quemando una bandera.
Pues menuda pesadilla. En ese estado soñado de cosas no habrías podido publicar una entrada semejante.
ResponderEliminar¿Alguien ha perdido la pinza?
El mundo es el que es y aunque una se sienta cada día más apátridamendte española, no queda otro remedio que aguantarnos unos a otros, o esto es la guerra. ¿Nacionalismos? vale, yo soy tartesia, por lo menos.
Qué sentido tienen los nacionalismos a estas alturas de la historia. Todos los nacionalismos son anacrónicos en un mundo globalizado. Igual de extemporáneos son los nacionalistas nacionales que los autonómicos. Antinacionalismo al canto.
ResponderEliminarSerenus Zeitbloom, sin duda he exagerado, pero no creo que ande tan descaminado, sin quitarte la razón, que la tienes. El estado autonómico que tenemos se constituyó para que las regiones españolas no se sintiera agraviadas por los estatutos de Cataluña y el País Vasco. La Rioja o Murcia por ejemplo no tenían tradición autonómica. Fue la filosofía de café para todos para que nadie fuera menos que nadie. Si un día Cataluña decide abandonar España y de igual manera el País Vasco, Navarra en el aire, Galicia no sé, ¿lo que quedara sería ya España? No se impondría en la práctica la filosofía de que ya no tenía sentido lo que quedaba y que de perdidos al río. En la desintegración de Yugoeslavia han quedado segregadas Bosnia, Eslovenia, Croacia, Kosovo y Serbia. Yugoeslavia ya no nombra a ningún país. Serbia es Serbia. ¿Sería ya España sin esos territorios? ¿No se extendería una tendencia fatalista de que cada uno a su casa y se revelarían las contradicciones de esa nueva España? El término de español es asumido por pocas personas fuera de la derecha en este país, o en todo caso se lleva interiorizado y no se acostumbra a nombrar. A eso se lo encubre con el término de antinacionalismo. Pero tienen razón los nacionalistas vascos y catalanes cuando se les argumenta contra el nacionalismo y replican que se les hace desde otro nacionalismo, pero se acostumbra a esconder este sentimiento antes los demás y ante uno mismo. De las opiniones vertidas aquí hasta ahora no ha habido ninguna que haya reivindicado lo español lo que en muchos países europeos no supone ninguna contradicción: ser francés, ser alemán, ser sueco, ser irlandés, ser italiano... se lleva con comodidad y un claro orgullo. No es el caso de España. No sé qué pasaría en el supuesto que yo planteaba. De perdidos al río, todos a sus casas, no ser menos que ellos, y en definitiva el sentir "que a la mierda" y que salga el sol por donde quiera.
ResponderEliminarNo sé porque, pero hoy viendo la noticia de lo que pasó en la final pensé que ibas a escribir algo relacionado con ello...
ResponderEliminarIgualmente seguirían los eternos conflictos y debates. Los nostálgicos de la vieja España, etc. Creo que la gente es muy reacia a los cambios y el que tú propones es bastante grande.
De todos modos a mi me da igual. Un día me di cuenta que me daban igual los sentimientos patrióticos, las banderas, los nacionalismos, las fronteras, etc. Respeto a todos los pueblos y no tengo necesidad de sentirme de ninguno de ellos.
Tengo un padre gallego, una madre murciana, yo nací en Murcia, y vivo en Catalunya...
Un saludo!
En ese sentido, los de Ikea han sido unos visionarios: la república independiente de nuestra casa. Y quizá las patrias acaben siendo eso, una marca, una franquicia en la que uno se siente a gusto consumiendo, al lado de otros con la misma estética ideológica.
ResponderEliminarHace tiempo que tengo ganas de hablar de España y de indagar en qué consiste y en qué ha consistido. Mientras tanto, me pregunto si ese estado que reflejas no traspone el sentimiento individual de cada uno. Educados en la tradición que pone énfasis en lo que nos separa, que en realidad es minúsculo e intrascendente frente a lo que tenemos en común unos con otros, no sabemos interpretar la realidad ni interpretarnos. Hace poco vi en el periódico las preguntas de un examen sobre "Conocimiento del medio". Les faltaba preguntar los nombres de los dependientes de las tiendas de cada barrio. Les parece importante saber por dónde pasa una acequia del arrabal pero no les importa que se ignore al río más caudaloso del mundo.
ResponderEliminarY en cuanto al regocijo republicano, que compartiría, me pregunto también si España ha sido algo fuera de la mente de Austrias y Borbones, aparte de vieja carne de cañón.
Me parece un post de la hostia, tio. Pero te has quedado corto. A España habia que quitarla del mapa, fuera de la ONU, de la Unión Europea y de la madre que la parió. Es una antigualla de puta madre y además está gobernada por un tio que se parece a Errol Flynn, cuando lo que molan son tíos como el Tardá o el Eguibar, que se saben la Britannica de atrás palante. Aparte de totalitario y energuménico, el Estado español es monocotiledóneo, y eso toca bastante los huevos a gentes de la pata a la llana como son los que abuchean al rey mientras se arrascan el culo y se tiran pedos contra la bandera. Esos sí que son cojonudos los tíos. Lo que hay qaue hacer es mandar a Madrid a tomar por el culo y que gobiernen a sus anchas el Carod, las de las Tierras Vascas, el Camps, el Valcárcel, el Revilla y el botiguer de Palafrugell, que es la rehostia de valiente cuando se pone a hablar de butifarras. Lo bueno son las butifarras con chacolí o la chistorra de Bilbao con salmorejo de Canarias. España se ha quedado obsoleta de cojoneds, por eso tienen que venir tíos como tú para poner las cosas en su sitio y que de una puta vez a los de la Babia les compren las vacas porque están hasta los huevos de los de Madrid.
ResponderEliminarHablo desde Murcia. Sin novedad, por el momento. No hay nacionalismo ni lo habrá. Sólo hay regionalismo, y con dos tendencias: los que están trabajando en la investigación, en el conocimiento de las raíces, por una parte, y el regionalismo llamado morcillero, que recoge sólo aquello que es superficial y que políticamente se llamaría populista.
ResponderEliminarSinceramente, Joselu, no me puedo imaginar un país como el que describes. De hecho, me da repelús... creo que incluso me sube la fiebre. Y estoy de acuerdo con Serenus en que has aplicado los mismos parámetros a diversas situaciones, aunque bien es cierto que hay un error de base en la reunión de cosas tan distintas históricamente por causa de otros intereses. Cuando he visitado el País Vasco me he preguntado qué tenía yo en común con ellos, aparte de la formación del espíritu nacional y la amarga experiencia de la dictadura. Bueno, algo había, pues podía hablar con ellos una lengua común, y reconocía a un pueblo del que tengo más datos que, por ejemplo, los polacos, y me eran familiares algunas costumbres. Con los catalanes, por orientación geográfica, más aún, supongo. Una amplia confederación, desde luego, sería lo mejor para todos. Si lo han hecho los suizos, por que no nosostros.
Clares, porque los suizos se unieron por una fuerza centrípeta que les llevaba a la unificación, igual que los estados americanos. En España la fuerza es centrífuga, cada autonomía y en especial la catalana y la vasca, sueñan con independizarse de Madrid y de España. Una confederación es reconocer que somos diferentes y que queremos estar juntos porque compartimos muchas cosas. En el caso de España, ignoro cuál es la razón, nadie quiere ser cola de león y todos cabeza de ratón. Nuestra historia es complicada pero no más que la de otros países. Dudo sinceramente que España pudiera sobrevivir sin las autonomías vasca y catalana, ya no digo sin la gallega o la navarra. El caso de Suiza es diametralmente opuesto al de España. Y el problema no es de financiación como quiere hacer creer Montilla. Si Cataluña obtuviera todos los miles de millones de euros a los que sus gobernantes creen que tienen derecho. Imagínemoslo. Sería lo mismo. La desafección continuaría como continúa con los vascos en que tienen caja aparte y el afecto a España es sólo de una parte minoritaria de su población. Da igual. La monarquía es uno de los últimos símbolos que unen a una España tan plural. Soy republicano, pero si viniera una república duraría menos que la primera república que duró nueve o diez meses. La tendencia centrífuga de todos contra todos sería tremenda. Y no veo solución.
ResponderEliminarPues yo soy de la opinión de que los nacionalismos mal entendidos, son como los hijos que se independizan pero que siguen yendo a comer a casa de sus padres y les llevan la ropa sucia a sus madres para que se la laven... Así se independiza hasta el Tato...
ResponderEliminarJoselu, nos has llevado a 1898 en un visto y no visto vertiginoso de balcanización apresurada que cae dentro del fértil género de la ficción política. ¡Hasta hay quienes creen que has expresado tu pensamiento en vez de entender lo que se debe: la crítica radical al taifismo tradicional hispánico que se desprende de tu ficción. Supongo que el nombre hace a la cosa, y que la verdadera unión europea será aquella a la que los actuales estados nacionales cedan definitivamente su soberanía para conformar la continental, aun a pesar de mantener ciertas prerrogativas legislativas, porque lo que no se pueden ceder son las distintias idiosincrasias de esos estados.
ResponderEliminarEn cualquier caso, y sea como sea el futuro, el divide y vencerás siempre le ha convenido a las superpotencias. De ahí la urgencia de que Europa se convierta, definitivamente en la que es. "Llega a ser el que eres", decía Pïndaro. Y eso es lo que le hace falta a Europa. Y digo a Europa, de momento. Después ya veremos a dónde llegamos...
Lo que es cierto es que a muchísimos erasmistas -disfrutadores de la beca, claro...- se les ha aflojado una barbaridad la alienación nacionalista, cualquiera que sea la que padezcan. Ése es el camino. Y hasta me atrevería a decir que pasa por Bolonia...
Yo insisto con la idea que ya le expuse en mi blog, querido Joselu: del mismo modo que nadie puede elegir a sus padres, ninguna persona puede elegir el país donde nace. En un sustrato, llamémosle, sentimental, esto, por supuesto, carece de rigor, pues, a pesar de haber nacido en China, por ejemplo, estoy en todo mi derecho de "sentirme" coreano o vietnamita si las circunstancias de la vida así lo disponen. Pero en la superficie política, en la gran llanura de la convivencia social, esta inevitabilidad ha de ser uno de los fundamentos más sólidos de un país que quiera perdurar en el tiempo. Por ello, el concepto de autodeterminación sólo escapa del absurdo cuando el que se autodetermina es la persona y no el pueblo, la sociedad o la nación -¡cúanta belleza, pero también cuánto daño a hecho el Romanticismo!-. Considerar lo contrario, permitir el derecho de autoderminación de los pueblos -cuando (y esto ha de quedar claro) no media ni invasión extranjera ni usurpación colonial- puede conducir a la locura distópica que usted muy bien describe.
ResponderEliminarPero lo cierto es que absolutamente nadie, ninguna mente preclara de este país tiene el valor de decirlo alto y claro. Antes bien, se enredan en justificaciones de vicaría que, en el fondo, hacen el juego a los argumentos del nacionalismo periférico. Porque, si usted se fija bien, la almendra del discurso de un señor Carod o de un señor Ibarretxe es exactamente la misma que la de todo un señor Rajoy, un señor Zapatero o, si me apura, el mismísimo Franco. A saber: que su nación, su pueblo -en este caso, el catalán o el vasco, pero en el caso de Rajoy o Zapatero, el español- es -y aquí, insisto, está el quid de la cuestión- un PROYECTO. ¿No lo ha oído usted muchas veces? Que si proyecto de convivencia, que si proyecto nacional. Y lo que muy poca gente sabe es que esta idea, además de ser un absurdo -porque, al llamar proyecto a una nación parece como si la nación comenzase con ellos, capaces de "proyectarla", como si antes que ellos no hubiesen existido siglos y siglos de historia-, es un concepto genuinamente FALANGISTA, ideado por José Antonio Primo de Rivera y luego retomado -calcado, me atrevería a decir- por Ortega. Si la nación española es un proyecto de los españoles, ¿por qué la nación catalana no va a ser un proyecto de los catalanes? ¿Por qué la nación albaceteña no va a ser un proyecto de los albaceteños? Si Cataluña tiene derecho a la autodetemrinación, ¿por qué no se va a autodeterminar Albacete? ¡Viva la República de Albacete!
Pero, ¿sabe qué es lo más triste de todo? Que se trata, en realidad, de verduras de las eras. ¿Y sabe usted por qué? Déjeme que le cuente un secreto: ni el señor Carod, ni el señor Urkullu ni ningún "gerifalte de antaño" nacionalista quiere abandonar España. No, no lo desean, porque jamás vivirían mejor. Las cómodas poltronas autonómicas están hechas a su medida, y su lista interminable de funcionarios se beneficia de unos presupuestos del gobierno central demasiado jugosos como para hacerles ascos. El ruido -el coñazo- nacionalista es humo, sólo eso. ¿Qué sería de ellos si desapareciera el "Estado opresor" que precisamente les otorga, cada día, una razón para vivir?
La única salida a toda esta mentira constante es dejar, por un momento, que la pobre piel de toro respire en paz. Y, para que esto ocurra, los españoles necesitan saber, palpar con sus manos el hecho incontrovertible de que cada diferencia, cada tradición, cada paisaje de este país es parte de una unidad que ha permanecido intacta desde hace siglos. La lengua española está llena de aragonesismos y vasquismos. El Levante, desde Rosas a Cabo de Gata, es un territorio mágico que comparte oscuros atavismos e iluminadoras tradiciones que encadenan a cada uno de sus pueblos a un pasado y a un futuro común. El sur ha ayudado al norte, con su sudor y su miseria, a edificar el esplendor barcelonés, el poderío bilbaíno. España toda está llena de contrastes, de distingos, pero también de una profunda, de una férrea unidad cultural que resiste y trasciende cualquier discordia.
Porque es el mismo corazón el que bombea la sangre de aquel "Loor" alfonsino y la de aquella "Pell de brau" de Espriu, amo profundamente este país.
¡¡¡Viva la República independiengte de la Raya!!!
ResponderEliminar(para los que no son de por aquí: se llama o denomina Raya a la frontera hispano portuguesa en su paso por extremadura e ainda mais.
La Raya tiene una estensión de unos 75 km hacia el interior de cada pais y como demuestran los últimos estudios hasta los juegos ingfantiles son los mismos, por otro lado tenemos un idioma común el "portuñol" y el mismo ansia de alzarnos do chao(suelo), por eso desde Badajoz que sería cocapital junto con Evora, declaramos la República independiente de la Raya. La Sede del Gobierno estará en Olivença.
Casi me has pisado el post jodío.
Debe ser que hoy, os habeis confabulado todos, para que de un plumazo se me pase toda la fascinación que me ha tenido imnotizada en este mundo virtual, hiperventilando cada vez que abro un post, pero leo y releo el tuyo y me pregunto...¿Cómo puedes decir que no se puede recriminar a unos energúmenos, (en este caso Vascos y Catalanes...me da igual), que griten, abucheen y silben a...( y también me da igual quien sea, si el embajador de China, el Rey, el Presidente de central lechera asturiana o el Decano de la Complutense) porque en el parlamento también se vea la misma mala educación?
ResponderEliminarEs como justificar que como Rlodán fue un ladrón, es muy entendible y no se me puede reprochar, que yo asalte el banco de la esquina.
Yo me he confesado absolutamente agnóstica políticamente hablando y aunque por tus palabras, a tí y a casi todos los aquí presentes les pareceré una marciana, te aseguro que me siento bastante más Española, que Leonesa, que también lo soy y que Berciana, que también lo soy. Icluso te diría si me apuras, que sin ser Gallega,me siento más Gallega, porque vivo aquí, que Leonesa. Todo esto parece kafkiano...
Puede ser, como tú afirmas que no exista un sentimiento generalizado de nacionalismo español y también te doy la razón en que tristemente, desde el nacionalismo periférico se asocia a ser de derechas por mimetismo con el franquismo, pero.. ¿De verdad crees que todos los catalanes se seinten tan catalanes como dices y que absolutamente todos los Vascos tienen tan claro ese sentimiento de país? Yo no lo creo...
Creo que a la gran mayoría de los ciudadanos de este país, este tema les trae al fresco, y que en absoluto se sienten encarcelados en España, esmás, probablemente en su vida se han planteado hacia que pueblo les tira más su corazón... De hecho, hoy ha sido la primera vez en mi vida, que yo, me lo he planteado...Y salvo lo de española, sigo dudando...si soy más gallega que Leonesa, o más berciana que gallega.
Un fuerte abrazo.
Andrés Hurtado de Micina, coincidimos en lo esencial. Yo también amo apasionadamente este país llamado España.
ResponderEliminar¿Y tú crees que los canarios quieren ser africanos?
ResponderEliminarLa foca, no, no creo que los canarios quieran ser africanos, pero lo cierto es que hay un cierto independentismo llamado guanche que defiende la incorporación a África como cuna de la humanidad. Es minoritario. Mi ficción planteaba un caso extremo de independencia de dos comunidades autónomas y la supuesta reacción de todas las demás que no quieren ser menos y también se declaran independientes. Hay en nuestro país un extraño juego con el estado. Todos quieren ordeñarlo al máximo y exigen la máxima autonomía. El gobierno viene a ser en muchos casos como el coordinador de Izquierda Unida en un país de taifas y oligarquías locales interesadas en ampliar sus competencias. El caso límite sería la independencia de todos a que hacía alusión llevando al extremo la dinámica existente. Era política ficción pero intentando revelar ese ambiente que existe entre los nacionalistas de todas las regiones y la consideración de casposo cualquier adhesión a los valores de la democracia española.
ResponderEliminar"Soy de España
ResponderEliminarla tierra más grande;
yo soy español
la tierra del fútbol,
del toro y del sol.
Como una bandera
al viento del mundo
y lleno de orgullo
yo afirmo que en Roma,
París o Estambul,
no hay un mar tan azul
ni un cielo cuajado de estrellas
como el mar y este cielo
de mi España bella.
Ser español
ya seas de la Mancha,
de Gerona o del Ferrol;
ser español
es una cosa grande
que te inflama el corazón.
Cuando viajo al extranjero
y recorro el mundo entero
no me canso de explicar
que a pesar de la riqueza
la cultura y libertad
mi Ehpaña, mi Ehpaña, Mi Ehpaña vale lo que pesa
como en Ehpaña ni hablar."
Por mi les podría reventar en el culo.
Hostia, pero si eso es de Victor Manuel!!!
ResponderEliminarMira Joselu yo tambien soy profesor y trabajo con adolescentes enseñando historia. La verdad es que ví el partido desde la Argentina y me sorprendió la actitud de los fans de los dos equipos. Aunque estoy al tanto de las cosas que tu comentas. Es que el cuento doctrinario del nacionalismo está en crisis. Después de todo porque participan el barsa y el bilbao en la copa del rey si no son España? O me vas a decir que cuando España ganó la eurocopa no había mas euforia y unión que en cualquier otro festejo patrio.
ResponderEliminarNo te sientas mal eso no pasa solo España sino en todos lados, donde quieras que vayas hay regionalismos y la mayoría de las guerras se dan por eso, sino pregunta por los Balcanes.
Despues de la broma de anoche, yo diría que a lo que llamamos España, que no es una sino dos, la querría más gente con otro nombre, otro himno y otra bandera. Ese nombre, esa bandera, ese himno han estado excesivo tiempo secuestrados por una de las dos como para que la otra pueda considerarlos propios. Y además quienes los poseyeron con exclusividad pretenden que los demás traguen. La respuesta es obvia: que les explote en el culo.
ResponderEliminarPantagruel, yo tampoco siento como míos el himno ni la bandera oficiales. Tengo guardada con enorme ternura una bandera republicana con la que me gusta fotografiarme. Otra cosa es la realidad. La república fue un régimen que fracasó en dos ocasiones en este país. Si viniera una tercera república los reinos de taifas de las autonomías descuartizarían España en dos años. Soy republicano pero al estilo francés. Me siento más representado por el estado central que por el gobierno autonómico que me toca. Oligarquías locales, provinciales y autonómicas que dilapidan recursos y son pródigas en corrupción y compincheos. Pero esto en este país es ir contra su historia. ¡Qué lástima que no exista como alternativa una España liberal y republicana fuerte! En fin. Un abrazo.
ResponderEliminarGabo, gracias por tus palabras. Mi ironía dolorida sobre el destino de España afortunadamente no ha sido malentendida. Es difícil ser español en España. Esta definición te arroja inmediatamente al campo de la derecha ultra. Pero yo soy liberal, socialista, republicano y español, una receta incompatible con el panorama que domina por aquí en que las autonomías se han adueñado del paisaje político, pero por más que se les ceda no dejan de estar siempre insatisfechas, eso sí con la boca pequeña, porque en el fondo no les gustaría irse de España y perder su cobertura política. Ser español es un verdadero conflicto. Un abrazo, y gracias por tu aportación.
ResponderEliminarNo obstante, el problema de fondo, el básico que solucionaría muchos problemas, es el respeto de tradiciones, entre personas y la falta de ambición y de poder. Si la gente fuera respetuosa y no tuviera ambición de grandeza (que no de avances), los pueblos vivirían tranquilamente unidos y separados y sin fronteras. (de EloiBLQ)
ResponderEliminarHabeís aportado muchas ideas interesantes. De quedarme con alguna de las ideas aportadas... suscribo totalmente la que acabo de destacar en cabecera. He nacido y me he criado en tierra catalana y soy de sus formas y maneras, pero por mis venas corre un 50% de sangre andaluza, el resto se reparte entre sangre catalana, valenciana y aragonesa. De pequña viví una doble situación de reproche por no ser... ¿pura?... Mi familia catalana me reprochaba de pequeña mi mal acento catalán. En Andalucía, mi familia andaluza criticaba constantemente (y aun lo hacen, en tono más velado, sobre todo por "esa manía de los catalanes de hablar catalán") mi ascendencia catalana ("y mi fuerte acento catalán"), me da igual pertenecer a este o a aquel lugar, me siento una criatura esencialmente mediterránea que ansía esa falta de respeto que tantas veces se da entre las distintas comunidades autónomas de este país llamado España.
Las fronteras no dejan de ser convenciones humanas. Desde luego me fastidia igual que me engañen políticos desde Barcelona o desde Madrid... no perdamos de vista ese pequeño detalle... cuidadín con los nacionalismos, que a veces son armas de doble filo... lo que no quita que uno ame y respete la tierra en la que se crió y ame y respete también otras tierras en su diversidad.
Con una sonrisa en los labios: me apunto a lo sugerente de dejar en el paro a la familia Borbón, y a bajar el sueldazo que ganan nuestros políticos, nacionales y autonómicos, de paso. Que "para" la patria trabajamos todos y no veo la razón por la que unos tengan que ganar tanto por hacer tan poco, cuando otros hacemos bastante más por poco más del salario mínimo interprofesional.
Un saludo a todos, es un gustazo leer vuestras reflexiones.
Parece que esta vez has puesto de verdad el dedo en la llaga, colega. Menudo aluvión de opiniones interesantes... Ser español supone un conflicto, es cierto. ¿Alguien se atreve a definir qué es realmente España? Sabemos que tenemos detrás siglos de historia, pero cada uno la ha interpretado a su modo. De la "Una, Grande y Libre" que algunos añoran hemos pasado a lo que se llama en lenguaje políticamente correcto "la España plural", que suena muy bien pero nadie sabe lo que es. Debería ser posible un país unido pese a sus diferencias, con respeto mutuo, pero nos perdemos en cifras de financiación (ése parece ser casi todo el problema, la pasta, como casi siempre) y en proclamas de derechos a la independencia. ¿Tienen derecho vascos y catalanes a ser independientes? ¿Y por qué no? ¿Serían algo por sí solos? Si ellos lo creen... Mantenemos un delicado equilibrio que no sabemos si durará, ni en qué condiciones. La Corona parece ser el símbolo de la unión, por eso es tan atacada en algunos casos. Yo me apunto a la idea de su desaparición, menudo gasto nos ahorraríamos. Está visto que la política-ficción da para mucho.
ResponderEliminarTe felicito por el post, como siempre.
Un abrazo, colega.
La República es la idea política más bella que ha concebido el hombre. Las dos que nuestra historia recoge ponen de manifiesto, sin embargo, que los españoles hemos sufrido como pocos la escasez de grandes pensadores políticos. El federalismo de la primera destacó algo que muchos hoy no están dispuestos a reconocer: que un Estado federal, sin Estados independientes que quieran federarse, es una chapuza. La Segunda República, por su parte, cayó en el error del parlamentarismo -inmenso agujero por el que se colaron, en Europa, los totalitarismos de la época-, con un teórico poder ejecutivo -el presidente- débil y maniatado. La Segunda República, ésa que muchos ahora reconstruyen con añoranza, no fue LA democracia perdida de la Historia de España. Fue un cúmulo de despropósitos políticos, un avispero de corrupción que no supo -o no quiso- separar de raíz los tres poderes del Estado.
ResponderEliminarNo obstante, ambos episodios ponen de manifiesto algo que debe ser considerado: a pesar de la constante monárquica, el anhelo republicano es muy persistente en el alma española, como si fuese una deuda pendiente que mantuviera con la Historia. Un servidor, por ello, opina que la III República es una necesidad moral y también una oportunidad de enderezar el rumbo de esta "tierra de conejos".
Ahora bien, la III República ha de ser genuina, propia y, sobre todo, debe estar limpia de cualquier nostalgia. La III República tiene que surgir de la lealtad y no del interés territorial y, sobre todo, ha de sacudirse el polvo de cualquier ideología. La III República debe superar el oscuro mito de las dos españas pero también la triste realidad de las diecisiete españitas. La III República ha de ser, por primera vez, democrática: un Ejecutivo -Presidente- fuerte, elegido por todos los españoles mediante sistema mayoritario; un Legislativo -diputados- unicameral, compuesto por representantes salidos de circunscripciones de más o menos cien mil habitantes, cuyo sueldo fuese pagado por su circunscripción, a la que debería rendir cuentas cada cierto tiempo -esto se llama mandato imperativo de los electores-; un Judicial elegido por los miembros de la judicatura y del derecho -jueces, pasantes, funcionarios, catedráticos, etc-, con un único alto tribunal, el Supremo, y con la capacidad de cada juez de distrito de declarar inconstitucional una ley y elevarla inmediatamente a la máxima instancia; una descentralización administrativa pero no política -con las cinco competencias más importantes devueltas al Estado central: educación, sanidad, justicia, fiscalidad y fuerzas del orden-, cuyo eje fundamental fuera el municipio o la diputación -regidos ambos por la misma separación de poderes: elecciones para la alcaldía, por un lado, y, por otro, elecciones para componer el cuerpo de concejales de cada consistorio, sometidos, claro está, al mandato imperativo de sus electores-; la desaparición de todos los Ejecutivos autonómicos y de sus parlamentos -salvo en Cataluña, País Vasco y Galicia, que los seguirían conservando (los parlamentos, me refiero), al modo galés o escocés-; y un largo etcétera...
Un saludo y lamento la extensión.
Un post lúcido y sesudo (como todos los tuyos) y, en esta ocasión, además, polémico. En nuestra sufrida piel de toro hoy, como ayer, siguen cohabitando las dos Españas. Irreconciliables. No hace mucho dirimieron sus diferencias en el campo de batalla. Ganó una de las dos y sometió a la otra sin paliativos a sus ideales. Hoy parece que la calma, y la paz, impera sobre todo el territorio español, pero esa paz molesta a ciertos grupos. Es una paz que enmascara y merma los derechos de estos grupos. ¿Qué hacer? ¿volver a las andadas? ¿Que el más fuerte haga imperar sus planteamientos? ¿Votar? No sé. Este tema no tiene solución. Tú has hecho una historia-ficción muy jugosa que yo comparto. España, es verdad, es un problema. Sólo la mitad se sienten españoles. ¿Qué hacer con la otra mitad? Permíteme un poco de historia-ficción: dividir el territorio peninsular (y también el insular) en dos partes. Una para los que se sientan españoles, sin más. Y la otra, para los otros. Para los que no se sienten españoles y se sienten qué se yo: vascos, catalanes, valenciano-catalanes... tiempo tendrán para identificarse.
ResponderEliminarDe momento pensaré que la monarquía tal vez esté de más, y como tú piensas, un república al estilo francés quizás sea lo más a propósito para este país llamado (aún) España.
Un saludo.
Sinceramente, me desconciertan estas actitudes tan valientes y tan beneficiosas en esta sociedad nuestra; me desconcierta que esta crítica antimonárquica no provenga de nuestros políticos, intelectuales o creadores de opinión, sino de dos hinchadas futboleras; sinceramente me desconciertan estos planteamientos tan reflexivos, pero al menos los silbidos no matan... ¡y eso es bastante!
ResponderEliminarNo tengo nada más que decir después de leer los comentarios a tu entrada...sólo te dejo una anécdota: hace unos días se celebró un congreso sobre literaturas nacionalistas en Croacia; allí se encontraron unos escritores catalanes, gallegos y un galés. Los cinco personajes estaban en corro comentando la última conferencia escuchada, cada uno en su idioma y sin enterarse de lo que decían los demás.
ResponderEliminarTe aseguro Joselu que, aunque no lo creas, no es un chiste.
Efectivamente somos una amalgama de pueblos bastante diferentes, principalmente en lo social y cultural, pero mi opinión es, con las necesarias premisas de quue desaparezca la monarquía de la jefatura del Estado y del laicismo real de acuerdo con la Constitción, de una federación. Y si pudiera ser, encuadrada en un sistema republicano (modelo francés como tu señalas) pero por supuesto federal.
ResponderEliminarEn realidad, lo que haría falta es un sistema que, respetando la idiosincracia de cada pueblo que conforma el Estado, bucar los elementos de cohesión necesarios para mantener uuna identidad nacional, ya que parece ser que lo de Europa no funciona como debiera, que sería lo ideal.
Sea como sea, depende de todos (los ciudadanos, no los políticos).
¿Quizá te mal interpreté?... Quizá te mal interpreté
ResponderEliminarUn abrazo.
Os leo y os comprendo a todos. El tema es un temazo. Yo también tengo mi punto de vista. Creo que las autonomías tal como están, son una lacra. Una sangría. España no me gusta nada pero la quiero y espero ver un cambio que llegará antes o después.En los separatismos, que en España son fanáticos, no creo.
ResponderEliminarPero lo que quiero apuntar es:
La vida es muy corta, muy muy. Todo menos otra guerra y menos civil. Vivamos y entendámonos lo mejor posible. Soy un poco simplista, lo se, pero vive y deja vivir es mi lema de cada dia. Lola
-Todos y cada uno de los aficionados que silbaron y abuchearon al rey tienen un problema: nadie nunca les habló de respeto a los demás, de educación, de modales. Su conducta es repugnante si pensamos que para mucha gente ese himno, esa bandera y ese rey son importantes, se identifican con esos símbolos sin hacer por ello daño a nadie. No afearles la conducta a esos aficionados me parece un error.
ResponderEliminar-Verdaderamente Cataluña y Euskadi son dos regiones oprimidas, no hay más que viajar allí para verlo, pobres gentes amordazadas, censuradas, atemorizadas, sin vida, sin futuro, sin libertades de ningún tipo.
- Me imagino a un hipotético Presidente de la República despilfarrando presupuesto con asesores, secretarias, coches oficiales, comilonas, palacios... Lo poríamos cambiar, de acuerdo.
- Los que llevan viviendo de llorar y poner el cazo, de demonizar Madrid y al Centro, de explotar las pasiones y los sentimientos identitarios y convertirlo en arma de combate... esos cuatro cara duras, lamentablemente han conseguido que su prédica-cháchara haga fortuna entre una gran cantidad de gente,que se ha creído sus monsergas.
Madrileño, español, admirador de tantas virtudes como tiene Cataluña.
Ah, y ¿qué es lo que determinará la nacionalidad de cada cual entonces?
ResponderEliminar¿El lugar de origen y habrá que practicar la endogamia para evitar conflictos personales?
¿El idioma, descartando al final el plurilingüismo como fuerza desintegradora?
¿Las ideas políticas y todos habrán de abrazar algún nacionalismo para no quedarse descolgados?
¿Quizás simplemente los intereses económicos?
Ni siquiera vivo en España y, personalmente, me trae sin cuidado, pero si siempre buscamos el elemento diferenciador y el sentimiento de unidad surge sólo ante amenazas externas, ¿no regresaremos al final al clan o a la tribu como forma de organización social?
Saludos.
Me encanta tu blog y lo sigo desde hace algunos meses. En primer quería felicitarte y agradecerte tu trabajo.
ResponderEliminarEn cuanto a este tema, siempre es polémico y la cantidad de comentarios lo demuestra. Me parece interesante la manera en que lo planteas, porque creo que es real. Pero tu disgresión falla en un punto según mi opinión. No todos los ciudadanos españoles que no creemos en España aspiramos a crear un estado-nación de nuestras autonomías. Alguno lo hará, pero puedo asegurarte que una porción importantísima del nacionalismo catalán así como del federalismo republicano, no aspira a ello. De hecho, muchos no creemos en el Estado-Nación en el siglo XXI. Las multinacionales, las organizaciones de naciones unidas y la movilidad laboral de los ciudadanos del mundo, hacen que para muchos identificarse con una determinada nación por la simple razón de que la acoten unas fronteras, cada vez más endebles, en lo que se ha dando en llamar estado soberano, no sea suficiente. El hecho de que el estado español tenga unas fronteras u otras no puede variar mi sentimiento identitario con el País valenciano en el que vivo. Ni siquiera las fronteras políticas de este País valenciano determinarán mi sentimiento de pertenencia. Lo hará una lengua, una cultura, una tradición... cosas todas que pueden adquirirse solo con vivir aquí. Mi nación es el mediterráneo, y puedo asegurarte que tengo mucho más que ver con la cultura, la historia y la gastronomía sarda o siciliana que con la vallesoletana, que a mi modo de ver el mundo, es tan extraña como la rusa (y esto lo digo con convicción, ya que los rusos no me son tan extraños como creí antes de conocer a alguno). Muchos confiamos en que el Estado-nación deje de tener vigencia y sean las organizaciones internacionales las que en el futuro rijan la política. Ojalá llegue el día en el que cualquier guerra que haya en el mundo deba denominarse, en rigor, Guerra Civil. Y si estamos a favor de un estado único y planetario, ¿cómo vamos a querer generar más estados aún de los que hay? Eso sería mirar hacia atrás, y nosotros miramos hacia delante. Mientras la cosa siga así perteneceremos al estado español. Pero no somos nacionalistas estatalistas de nuestras regiones, somos anti-nacionalistas españoles. Y es que la nación española no existe ni siquiera en la constitución, donde se habla de realidad plurinacional.
Tan solo un comentario: creo que has utilizado incorrectamente el verbo adolecer. Dices que la República adoleció de defensores, de republicanos moderados. Creo que quieres decir lo contrario, que la República adoleció de falta de defensores.
ResponderEliminarUn cordial saludo y enhorabuena por tu blog. Aunque desgraciadamente no lo puedo leer a menudo, cada vez que llego a él encuentro algo nuevo muy interesante.
IUR.
Anónimo, tienes toda la razón. El verbo adolecer necesita un complemento verbal que explicite su carencia. "Adolecer de falta de" es lo correcto. Adoleció de falta de defensores. Muchas gracias por la precisión. Cuando uno escribe rápido se ve a veces inmerso en todo aquello que pretende evitar. Un cordial saludo.
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