Asumiendo la propuesta de Toni Solano de Repaso de Lengua queremos hacer una evocación del acto que dio lugar a la constitución (en la práctica) de la llamada "generación de 1927", hoy hace ochenta y dos años. Un homenaje al poeta Luis de Góngora en el Ateneo de Sevilla reunió a un conjunto de poetas, pintores y artistas que habían trabajado en la reivindicación del poeta cordobés, llamado por un lado "príncipe de la luz" y por otro "príncipe de las tinieblas". Juan Ramón Jiménez se desentendió del homenaje marcando ya así el distanciamiento con aquellos jóvenes poetas que ya buscaban su propio recorrido. Podría haber traído algún poema gongorino como los pertenecientes a Cal y canto de Rafael Alberti, pero he preferido escoger uno al que mi hija pequeña y yo tenemos especial aprecio, de modo que este post es creación de ambos. Por las noches hacemos nuestro pequeño acto de recordar -leyéndolos- a esos poetas que constituyen lo mejor de nuestra tradición. Os dejo también la voz de Lucía recitando el poema que más le gusta.
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean en las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean en las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
Federico GARCÍA LORCA, Poeta en Nueva York.
El mejor homenaje que puede hacérsele a estos poetas es, sin duda, el que le hacéis cada noche tú y tu hija. El poema es profundo, misterioso...y emotivo, sobre todo en la voz de Lucía. Un saludo.
ResponderEliminarDulcísimo.
ResponderEliminarOtro lorquiano de Poeta en Nueva York, libro donde más me gusta el poeta granadino.
ResponderEliminarOficina y denuncia
A Fernando Vela
Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato.
Debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero.
Debajo de las sumas, un río de sangre tierna.
Un río que viene cantando
por los dormitorios de los arrabales,
y es plata, cemento o brisa
en el alba mentida de New York.
Existen las montañas, lo sé.
Y los anteojos para la sabiduría,
Lo sé. Pero yo no he venido a ver el cielo.
Yo he venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra.
Todos los días se matan en New York
cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
un millón de vacas,
un millón de corderos
y dos millones de gallos
que dejan los cielos hechos añicos.
Más vale sollozar afilando la navaja
o asesinar a los perros
en las alucinantes cacerías
que resistir en la madrugada
los interminables trenes de leche,
los interminables trenes de sangre,
y los trenes de rosas maniatadas
por los comerciantes de perfumes.
Los patos y las palomas
y los cerdos y los corderos
ponen sus gotas de sangre
debajo de las multiplicaciones;
y los terribles alaridos de las vacas estrujadas
llenan de dolor el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.
Yo denuncio a toda la gente
que ignora la otra mitad,
la mitad irredimible
que levanta sus montes de cemento
donde laten los corazones
de los animalitos que se olvidan
y donde caeremos todos
en la última fiesta de los taladros.
Os escupo en la cara.
La otra mitad me escucha
devorando, orinando, volando en su pureza
como los niños en las porterías
que llevan frágiles palitos
a los huecos donde se oxidan
las antenas de los insectos.
No es el infierno, es la calle.
No es la muerte, es la tienda de frutas.
Hay un mundo de ríos quebrados
y distancias inasibles
en la patita de ese gato
quebrada por el automóvil,
y yo oigo el canto de la lombriz
en el corazón de muchas niñas.
Óxido, fermento, tierra estremecida.
Tierra tú mismo que nadas
por los números de la oficina.
¿Qué voy a hacer?, ¿ordenar los paisajes?
¿Ordenar los amores que luego son fotografías,
que luego son pedazos de madera
y bocanadas de sangre?
San Ignacio de Loyola
asesinó un pequeño conejo
y todavía sus labios gimen
por las torres de las iglesias.
No, no, no, no; yo denuncio.
Yo denuncio la conjura
de estas desiertas oficinas
que no radian las agonías,
que borran los programas de la selva,
y me ofrezco a ser comido
por las vacas estrujadas
cuando sus gritos llenan el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.
Por cierto que el poema que citas, 'La aurora de Nueva York', tiene su versión cantada por Morente y Lagartija Nick.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=MWI9_w6Q3Gw
Intento imaginar, a la luz de estos versos, la impresión que produciría Nueva York en los contemporáneos de Lorca, en una época en la que no existía este derroche audiovisual. Para que luego digan que una imagen vale más que mil palabras...
ResponderEliminarQué suerte tiene tu hija de tener un padre que le inculque el amor por la literatura desde pequeñita.
ResponderEliminarUn saludo
el 27, Góngora, Nueva Ansterdan...la voz de tu hija... buen coktail, no está nada mal. Ahora bien no se que diría Quevedo, bueno si, cualquier cosa menos bonito.
ResponderEliminarCreando belleza, bonito pasatiempo :)
ResponderEliminarDesconocía este poema de Federico García Lorca. Es muy entrañable y sincero, llegando bien adentro. La ternura de tu hija encandilece el poema. El escrito, por Francisco M. Ortega, he sentido mucho dolor. Amo a los animales.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Namasté
Los cordobeses se pueden molestar con tu lapsus, Joselu.
ResponderEliminarLo que parece claro a estas alturas es que ya se ha institucionalizado el nombre: generación del 27. Nada de generación del 25, de la Dictadura, de la República... Para los críticos, es mejor.
No sé si a esas alturas estaban ya muy deterioradas las relaciones con Juan Ramón Jiménez, pero creo que, para muchos de esos poetas, JRJ, generoso con todos, era el padre al que había que matar para crecer artísticamente. Por cierto, en fecha tan temprana como 1923, JRJ publicó en su Biblioteca de Índice,nº 3,la Fábula de Polifemo y Galatea, en edición de Alfonso Reyes.
Saludos.
Emociona el poema y la lectura de una voz joven, todavía vacilante, envuelta de esa magia que encierra la poesía hecha oralidad.
ResponderEliminar¡Lorca siempre...! Nueva York, y la voz cálida, infantil y tierna de Lucía. Zorionak!
ResponderEliminarLuis Valdesueiro, gracias por la llamada de atención. Efectivamente, Góngora era cordobés y no sevillano. Corregido queda.
ResponderEliminarMe encanta este poema!
ResponderEliminarCon "Poeta en N.Y.", Lorca logra, sin duda, la perfección vanguardista. También es el Lorca menos granadino.
ResponderEliminarDifíciles la mayoría de sus metáforas, tan a menudo, irracionales.
Me estoy aficionando a tu bitácora. Es siempre un placer pasarse a pasear por aquí.
Salu2.
¡¡Qué gusto volver a escuchar a Lucía, Joselu!!
ResponderEliminar¡¡Ves, con una cosa tan preciosa a tu lado, como vas a estar triste!! ;-)
A mi no deja de asombrarme, como una niña tan pequeña, puede digerir cosas tan complicadas y duras. Recuerdo cuando contabas que veíais juntos las películas de Erice...¡¡Alucinante de verdad!!
Mira, que yo hago mil cosas con mis hijos, pero si les pongo a ver una peli de esas, a los dos minutos han desaparecido a toda velocidad...ja,ja,ja.
A mi me paso lo contario. Soy yo, la que termino siempre viendo lo que les gusta a ellos, por eso soy toda una especialista en Disney y cosas así...
Con la música, ya les llevo yo más a mi terreno, pero también me dejo contagiar bastante, sobre todo de mi hija Patry, que tiene 15...A veces, le sorprende verme encantada escuchando cosas que ella cree que son muy modernas y resulta, que son de los 80 y 90...
Respecto de Góngora, te diré, que la verdad es que nunca me ha enganchado demasiado, me gusta muchísimo más su enemigo del alma Quevedo...
De los poetas del 27, sin embargo me gustan casi todos sobre todo Pedro Salinas, Cernuda y Alberti. Mira Alberti, si que les gusta a mis hijos, es que es de los más fáciles... Luego también me encanta Lorca y Miguel Hernández, aunque era más joven que los de la generación del 27 y relacionados con ellos me gustan muchísimo, Neruda y Borges...
Es increíble la cantidad de genios de la literatura que aparecieron en todos aquellos años...
No sé porque hay épocas, que ocurre con los artistas como con el vino...
¡¡Dios mío que buenísimas cosecha!! ;-)
Mil gracias, por este ratito, JOSELU
Muchos besos.
María, Lucía y yo tenemos una comunicación muy especial y nos gusta ver cine juntos y leer poemas juntos. Supongo que lo de menos es el contenido o la forma sino el hecho de estar próximos. Ella dice que tiene papitis. Probablemente no entienda en absoluto este poema, pero se lo sabe de memoria. Le gusta recitarlo por la sonoridad, por el ritmo tal vez. Fue atracción suya aprendérselo, le gusta memorizar. En su escuela tienen mucho ejercicio sobre ello y no le cuesta demasiado. En cuanto a los poetas del 27, Góngora fue una fase más del experimentalismo en que se adentraron. Representaba la forma pura que encajaba con las tendencias que Ortega llamó la deshumanización del arte. Luego cada uno siguió caminos distintos, unos se fueron al surrealismo (Alberti, Aleixandre, Cernuda, Lorca)y otros exploraron otros caminos de conocimiento (Guillén, Salinas, Diego). Un placer contar con tus comentarios y sí ¿cómo estar triste con unas niñas como las mías? Un beso.
ResponderEliminarYo soy neoyorquino (aunque ahora no vivo allí no dejo de serlo) y comprendo muy bien la realidad emocional de esos poemas de Lorca. La actualidad de sus versos es sorprendente.
ResponderEliminarVíctor Manuel, Nueva York es una ciudad que produce una impresión muy fuerte. Lorca vivió el crash (¿se dice así?)de 1929. La hecatombe de la bolsa y el capitalismo debieron conmocionarle. Las largas colas de parados, los niños hambrientos, los negros marginados (con los que se identificaba), los judíos como minoría debieron llenar sus pupilas en aquellos meses en los que además él estaba afectado por una profunda crisis emocional. No llegó bien a Nueva York. Él parecía una cosa por fuera, pero por dentro su estado era un árido desierto. Sufría mucho. Convirtió a Nueva York en un símbolo de ciudad del dolor con el que su alma se identificaba. Me alegro de que tú, siendo neoyorkino, reconozcas la realidad emocional de estos versos. Un cordial saludo y gracias por tus palabras.
ResponderEliminarLos poemas los dió a conocer antes de editarlos, en una conferencia memorable, en Diciembre de 1932, en Barcelona comentando los poemas que ayudan a comprender la difícil metáfora.Poemas de la soledad de un poeta del Sur, como dice él,que le cambió totalmente la poesía ante la visión de una ciudad demoledora. Lo que nos hemos perdido con su muerte tan vil, tan temprana!
ResponderEliminarMe has dado en todo el gusto, Joselu, porque Lorca ha pasado por ser únicamente el autor del Romancero gitano, como si fuera un costumbrista o algo así, a veces un poco despreciado por las élites poéticas de este país, que lo sé de buenas fuentes, y yo siempre lo he defendido como un poeta maravilloso, tanto en su vertiente más popular, como en su vertiente más vanguardista y experimental. Secillamente, Poeta en Nueva York, es de mis libros de poesía más queridos. Si lo miras bien es un dignísimo heredero de Góngora en ese sentido, aunque habría que añadirle una ética que Góngora no tiene, perdido en un esteticismo, a mi parecer bellísimo, pero vacuo. Son opiniones muy personales, desde luego. Como a otros comentaristas, me parece una delicia y una enorme acto de amor el que enseñes a tu hija el don extraordinario de la poesía, y que además no te limites a lo que se llama "poesía para niños", sino que le hagas propuestas tan atrevidas. Eres un ser excepcional.
ResponderEliminarClares, me sonrojas con tu última afirmación, pero la tomo por el lado de la estima que nos tenemos mutuamente estando a veces de acuerdo y otras en desacuerdo cordial. Esto es lo interesante de este mundo, el intercambio y la comunicación. Poeta en Nueva York es un libro de descubrimiento y de desolación. Él pasaba por una profunda crisis personal y necesitaba alejarse de su realidad. De ahí su viaje a Estados Unidos y Cuba que lo transformaron profundamente. El Lorca que volvió tras pasar varios meses allí ya no era el mismo que había salido de España. Volvió aceptándose en su realidad sexual y personal. Vino más suelto, mas desatado, más gordo incluso. La crisis se había convertido en una oportunidad de encontrarse a sí mismo. Sí, Poeta en Nueva York es un libro espléndido. Gracias por tus palabras marcadas por el afecto.
ResponderEliminarSí, Rubén, la muerte de Lorca nos arrebató a uno de los más grandes poetas que había iniciado la senda del experimentalismo y la vanguardia, pero a la vez sabía conectar con las grandes masas que acudían entusiasmados al teatro a ver sus obras. Lorca no dejaba a nadie indiferente. O se le amaba o se le detestaba. Y en Granada, su tierra, había muchos que lo odiaban. Casi me alegro de que no hayan sido encontrados sus restos en las excavaciones de las últimas semanas. No me hubiera parecido lógico que Lorca hubiera tenido su tierra en Granada donde tantos lo malquerían y donde no sé si se le ha querido en general. Un cordial saludo.
ResponderEliminarjnj, serás siempre bienvenido a esta bitácora llena siempre de aliento personal, de aciertos las más raras de las veces y algún afortunado hallazgo.
ResponderEliminarCaperucita azul, me gusta que te atraiga este poema. Para mí es muy conocido pero no sé si es así en general.
Marcos Cadenato, gracias, lo cierto es que Lucía se lo sabe de memoria y le encanta recitarlo y todavía esté en una edad mágica.
Naia Salud, es uno de los poemas más conocidos de Poeta en Nueva York. Siempre aparece en las antologías. Me gusta habértelo hecho conocer. Un cordial saludo.
Recuerdos perdidos, además de pasatiempo es vocación, ansia, conocimiento. Un blog es un instrumento fascinante.
Malo, malísimo, tan enemigos en su tiempo y tan unidos en la posteridad. Admiro a ambos. Escribieron sonetos magníficos y cuyo estilo no es tan fácil de distinguir en algunos.
Silvia González Goñi, gracias. Lo cierto es que nos gusta estar juntos y leer y a ella le encanta memorizar poemas, incluido Rubén Darío. Algunos poemas le atraen por el ritmo, por la música, por las imágenes. Éste le gusta especialmente.
Antonio, lo cierto es que Nueva York todavía sigue sorprendiendo. Yo la conocí en 1981. Pasé allí una semana y lo hice casi siempre boquiabierto. No quiero pensar lo que supondría en 1929 (en pleno crash). A Juan Ramón también le produjo una honda impresión. Algunos la sitúan como capital del mundo.
Francisco M. Ortega Palomares, sonoro nombre que me resulta entrañable. Gracias por el poema, radical y vanguardista que enriquece el post. Un cordial saludo.
Hombre de barro, supongo que dulcísimo se refiere a la voz de Lucía, porque el poema expresa la más honda desolación ante la ciudad, símbolo del universo afligido en que se movía Lorca en aquellos días.
Marian, es curioso porque el mundo del surrealismo de algunos poemas le atrae a Lucía. Lorca tiene un magnetismo especial. El ritmo es esencial. No entra igualmente en otros poemas de Aleixandre o Cernuda. Lorca estaba muy cerca del mundo infantil a pesar de la oscuridad o complejidad de sus imágenes. Gracias por tu presencia.
Después de leer tanto comentario ya no se si está dicho todo.
ResponderEliminarMe ha encantado: tu union con tu hija, su voz y su manera de leer, el poema en sí..... ¿que te voy a decir? Pues que sigas y sigas y sigas..... Un abraZO lOLA
Gracias, Joselu, por compartir la música de la voz de tu hija Lucía...
ResponderEliminarUn abrazo
Lola, gracias por tus palabras. Lucía no acaba de darse cuenta de que personas de muchos sitios han oído su lectura y que conocen su voz. Un abrazo.
ResponderEliminarJueves, me encanta encontrarte por aquí y escuchar también la música de tus palabras siempre con aliento poético. Un abrazo.
Francisco M. Ortega Palomares ya se me ha adelantado, pero me gustaría remarcar el gran trabajo que hicieron Enrique Morente y Lagartija Nick, un álbum llamado Omega que muscaliza los textos de Poeta en Nueva York con un sonido experimental a la vez que enraizado, comparable con la palabra del poeta.
ResponderEliminarLo importante es la belleza, no del origen de la misma.
ResponderEliminarTranquilo que los cordobeses no nos molestamos por el lapsus :)
Saludos.
Me imagino a tu hija y a ti por la noche, en la cama; tú sentado en el borde de la cama y con el libro de poemas en la mano, y ella con el pijama puesto y a punto de ese mágico momento de encerrarte con las sábanas para decir adiós a la jornada y sumergirse en este apasionante mundo onírico, y tu pausada voz dibujando armoniosos versos en el aire. Eres un gran tipo Joselu.
ResponderEliminarUn abrazo.
El lanzador de botellas, gracias por la información. Desconocía el trabajo de Enrique Morente y Lagartija Nick. Sin duda, Poeta en Nueva York permite recreaciones contemporáneas porque es un libro que nos resulta próximo en en su aliento lleno de rabia y desolación.
ResponderEliminarRecuerdos perdidos, sólo he tenido una ocasión de visitar Córdoba, y lo que hice fue (en las dos o tres horas que teníamos) ir a visitar la mezquita. Me quedé con ganas de más tras la maravilla que tuve ocasión de ver. Por la belleza. Un cordial saludo.
Miguel, en realidad nos acostamos los dos en la cama, ella en pijama, y escogemos un libro para leer. Lo leemos al alimón, ella un verso y yo otro. Así degustamos a Rubén Darío, Lorca, Miguel Hernández, Alberti... Hay algunos poemas que en seguida los siente próximos y desde luego Lorca es de los más apreciados. Su ritmo lo hace totalmente apto para niños aunque sus temas sean complejos y difíciles como es el caso de Poeta en Nueva York. Gracias por tus palabras. Un abrazo.
Yo, es que siempre igual, ¡¡xD!! sorry...
ResponderEliminarA ver si ahora...
MERRY CRISTMAS EVERYONE
Again, kisses. ;-)
lo aprendí de memoria con 15 años.
ResponderEliminarposiblemente esas letras en el aire marcaron mucho más mi vida que otros acontecimientos a priori más importantes.