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sábado, 27 de noviembre de 2010

Cohesión social


Imaginemos un instituto de barrio de aluvión migratorio en los años cincuenta y sesenta, y añadamos otra ola migratoria en los últimos diez años de origen latinoamericano y magrebí que hacen que el porcentaje de alumnos de origen no español sea más del cincuenta por ciento. El instituto se esfuerza en integrar a esta masa de recién llegados intentando hacerles mínimamente competentes en la lengua considerada oficial mediante “aulas de acogida”. Los cursos agrupan a los alumnos por sus necesidades educativas y ello implica que ha de adaptarse el currículum a su realidad. La mayor parte del alumnado -inmigrante o no- no cuenta con familias que aprecien la cultura, la lectura o la ciencia. El instituto es el único cauce para la integración y educación igualitaria de las muchachas que pertenecen a culturas en que la mujer está sometida y subordinada a la sociedad de los hombres.

El instituto pretende motivar el aprendizaje, pero ha de asumir su realidad social. Se trata de conseguir enganchar a estos chavales sin hábitos de estudio, habituados poco o nada al esfuerzo intelectual, al sistema educativo para que funcione como palanca de promoción social.

Se busca disminuir el fracaso escolar o el abandono, y se urden todo tipo de estrategias para reconducir a los alumnos conflictivos, o simplemente objetores a la clase. Se intentan programas de mediación, se ensayan carnés de conducta escolar por puntos, se introduce la tecnología masivamente para intentar hacerles más atractivo el aprendizaje.

El resultado es un instituto que -desde mi punto de vista- no puede garantizar debidamente el nivel educativo. Los chavales en general no están para esto y se acostumbran a que todo se les dé mascado y que el instituto esté continuamente adaptándose a sus necesidades educativas de lo más variado. El bachillerato se nutre de alumnos que han promocionado con generosidad magnífica la ESO y tardan en darse cuenta de que el bachillerato marca otra pauta de comportamiento y de exigencia. Pero la inercia es tanta que surge un rechazo a cambiar de dinámica. ¿Exigencia? La justa. ¿Madurez? La imprescindible, pero ni un gramo más. El profesor que suspende -para estimular- se convierte en un personaje insostenible en ese contexto. Recibirá la animadversión rencorosa del alumnado, la oposición de los padres, la mirada escrutadora de la dirección y la desconfianza de la administración que busca buenos resultados que muestren que se progresa adecuadamente. De hecho se pueden abrir informes para investigar si se “pueden mejorar los resultados”.

A este sistema de adaptación a la realidad social circundante creo que se le puede calificar de alguna manera como un tipo de “discriminación positiva” que consiste en facilitar de muchas maneras la promoción académica por razón del entorno social. Sabemos por el contrario que para que un sistema sea eficaz, debe ser exigente. ¿Puede ser exigente un sistema educativo en un ambiente complicado? ¿No debe primarse la cohesión social por encima de los conocimientos, por otra parte tan relativos? ¿Se puede comparar un centro de barrio de estas circunstancias con las escuelas de elevado nivel académico de la zona alta de la ciudad en que todos los padres son universitarios, tienen acceso a la cultura y medios económicos sobrados?

¿Hacemos bien en adaptarnos prioritariamente a las circunstancias sociales? ¿En facilitar la promoción con escaso rendimiento académico para primar la cohesión social? ¿Debe ser la enseñanza exigente –lo que implica un número necesario de suspensos y repeticiones de curso para alcanzar el nivel básico? ¿O debe dejarse una cierta liberalidad y una clara generosidad a la hora de enjuiciar y calificar el mundo adverso al conocimiento que nos envuelve?

¿O se trata de sobrevivir como se pueda en medio de este eje cohesionador, empleando artimañas y técnicas de supervivencia? ¿Es la escuela cohesionadora palanca de ascensión social o un artilugio para hundir a los mismos de siempre allá donde deben estar?

Abajo. 

20 comentarios :

  1. Bufff...menuda preguntita... pues no se yo...vamos es que no tengo ni pugñetera idea. Porque por un lado no se puede bajar y bajar el nivel sin más. ¿Para que queremos bachilleres que no sepan entender un texto? Pero por otra parte tampoco podemos hundirlos.

    ¿Por qué no buscamos caminos intermedios?

    Antes de nada y previo es devolver al maestro, al profesor ese respeto que le teníamos nosotros, devolverles la AUTORIDAD, sí con mayúsculas.

    Después podríamos hablar de soluciones y una podría ser la segregación. Sí, no me miren con esa cara. Lo que no tiene sentido es meter a los alumnos en una clase por su edad y la obligatoriedad de mantenerlos por narices hasta los 16.
    Si tenemos un alumno marroquí de 14 años, no sería más lógico primero enseñarle en su idioma al tiempo que se le enseña el nuestro y nuestra cultura, quizás tarde más, pero al menos se integrará y lo haré con igualdad de condiciones.

    Y la edad...¿Por qué no volvemos a las Escuelas Taller, a los aprendices y aprendizajes...? Tal vez cuando se tengan que levantar a las 7 de la mañana y estar 8 horas currando en condiciones y sin rechistar le entraban ganas de estudiar.

    De emigrantes hemos pasado a receptor de ellos con el problema de que somos culturas distintas, sobre todo los Africanos, nuestra obligación es aceptarlos y darles todas las oportunidades posibles pero hemos de inculcarles que por su parte están obligados a integrarse, situaciones como esa de los musulmanes del pueblo ese de Lérida que pedían horarios para las mujeres en la piscina pública, o como le pasó a mi sobrina, también profesora de instituto como tu, a la que un padre musulmán rechazaba como profesora por ser mujer...
    Ahí la cosa es bien sencilla, éste es nuestro País y nuestra cultura y nuestro modelo y si no lo quieres...ahí tienes la puerta...te vuelves a tu casa.

    Nosotros estamos obligados a aceptarlos, a respetar sus creencias, a ayudarlos, ellos tienen esas mismas obligaciones para con nosotros.

    El problema del Estado de Derecho es que lo primero que se olvidan...son los deberes y el primer derecho que tenemos todos es cumplir nuestro deber, después ya hablamos.

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  2. Lo Olvidaba...Primeeee...Gallifante para mi

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  3. Joselu, en mi instituto no tenemos apenas alumnos inmigrantes y los que hay (sudamericanos, sobre todo) están integrados académicamente sin problemas (incluso hay dos, uno chino y otro búlgaro, que han aprendido el idioma con una rapidez sorprendente). Pero entiendo lo que dices, ya que sí contamos con un número importante de alumnos con problemas familiares, con padres que pasan de todo, con un hábito de estudio mínimo,... ¡Y pobre del profesor que suspenda mucho, que el inspector acecha! En 4º se les regala el título, ¡pobres, si van a hacer un ciclo! y se presentan en el bachillerato pensando que están en 5º de la ESO. Desgraciadamente, no veo la solución, porque la fórmula de "El club de los poetas muertos" no funciona en la realidad. Yo lo tengo claro, no voy a bajar el nivel: les ayudaré todo lo que pueda, les explicaré los conceptos mil veces,me pondré a su lado en el pupitre ayudándoles, les repetiré los exámenes tras explicarles qué es lo que tienen que saber y cómo exponerlo; pero no me voy a doblegar ni a los padres ni al inspector ni a las editoriales. Pero eso es cansado y quema. Además uno de los problemas nunca se menciona: el escaso corporativismo de los profesores, somos departamentos estancos donde cada uno tiene su criterio y donde cualquier opinión se considera un ataque. Dejamos que otros decidan por nosotros y cuando nos imponen los criterios aceptamos o pataleamos, pero nunca nos rebelamos, porque rebelarse supondría trabajar en equipo.
    Por otra parte, siempre lo digo, el problema son los padres, que han llegado a un estado de abandono y dejadez nunca antes vistos (dos alumnas mías brasileñas llegaban a clase siempre cansadas; les hablé sobre la necesidad de un buen desayuno, en su casa nadie controlaba ese tema y ellas tomaban a veces "un pouco de leite branco". Al día siguiente me buscaron para enseñarme el bocadillo del recreo y para decirme que habían desayunado.¡La profe de lengua resolviendo las tareas cotidianas del hogar!
    No veo cerca la solución ni puedo contestar a tus preguntas. Malos tiempos nos esperan, no soy optimista en este terreno.
    Un saludo.

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  4. Creo que el problema es más de fondo que de forma, más estructural que otra cosa, y arranca desde bastante antes de la llegada de los varios millones de inmigrantes que ahora conviven con nosotros.

    Quienes vierten sobre estos inmigrantes su rabia y odio y les acusa de ser el origen del problema educativo que padecemos, o mienten o no saben una mierda. El sistema de la educación en España arrastra graves deficiencias desde el momento en que se pretendió, en aras de la democracia, que todos los chavales debían ser iguales y marchar, todos juntos, a las aulas universitarias. ¿Cómo colocar al mismo nivel intelectual a todos? Siempre abogué por una igualdad legal y económica, pero en las cosas de la cabeza, ¿alguien puede garantizar/obligar a que seamos iguales? Viva cada uno con su propio intelecto, pero que ello no sea óbice para que sus derechos a una vida digna se vean conculcados en función del "lugar social" que ocupa, y que en buena medidad deriva de su aprovechamiento académico.

    Parece sensato pensar que, por más que metas en la misma aula a 20 alumnos de variada procedencia, o incluso de la misma, no todos van a ser capaces de asimilar en la misma forma las ideas, exposiciones y argumentos del profesorado. Si esto es así, y en el fondo todos somos diferentes de cuello para arriba, ¿por qué ese empeño en igualarnos? No está mal dar a todos las mismas oportunidades, pero después, que cada uno las aproveche según su capacidad, sin que ello, tampoco, sea motivo de discriminación. Pero obligar a un grupo aplicado de alumnos al fracaso porque lo democrático es que compartan aula con media docena de chavales de dudosa capacidad intelectual (y me da lo mismo que sean inmigrantes o que desciendan de la misma pata del Cid) es tanto como condenar a toda la sociedad a pagar un revolucionario impuesto educativo en aras de la perpetuación del sistema que má beneficia a unos pocos, y que tan sólo pretende el aborregamiento masivo de la sociedad para servir de carne de cañón a los intereses especulativos del gran capital.

    Aunque mis palabras puedan sonarte dogmáticas, Joselu, te aseguro que no milito, comulgo, ni arrodillo ante otra cosa que la inteligencia y el sentido común.

    Un abrazo.

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  5. ¿Palanca de ascensión social? Sí claro, seguramente veremos un día a uno de esos alumnos de consejero de Iberdrola.
    Con tu entrada, Joselu, me reafirmas en mi visión de la escuela como centro de doma y de alienación colectiva. Seguramente es que cada uno lee lo que quiere leer; puede ser. Pero veo que se insufla en los espíritus de estos niños la misma idea que se precisa para desempeñar después un trabajo inhumano: "yo no soy menos que nadie"; "también apruebo"; "no soy académico, y qué, no soy menos por eso, seguramente ellos serán peores que yo". Dentro de ese orgullo de consumidores en chándal y tacones está la filosofía de "la princesa del pueblo". Y las princesas de verdad sin salir por la tele, vaya.
    Sí que habrá que permitir que uno de ellos, uno, uno solo, sobresalga después para poder mostrar un ejemplo de que sí se puede, y que es la inutilidad personal lo que nos condena a ser explotados.
    Y no es eso; no es que seamos inútiles. Es que nos destinan a la esclavitud disimulada para darse placer unos pocos. Ya no nos amarran con cadenas porque no les hace falta. Simplemente nos lavan el cerebro para que aceptemos esas cadenas mentales y hasta nos las regalemos por navidad. ¡Qué tristeza!
    Y aunque piense esto en general, quede claro mi respeto y admiración por ti.
    Un abrazo, Joselu.

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  6. Joselu, precisamente ese es mi trabajo!

    Los resultados son excepcionales!!!
    Los alumnos superan a su maestros!!!

    Estos programas estan siendo implememntados en UK, Germany, etc.

    Hace poco tuve el placer de ser entrevistada por Eco Development (www.ecodevelopment.de) debido a que estan en la busqueda de tecnicas que permitan mas eficiencia en dichos programas.

    Como me encantaria volver a re-aprender mi idioma y ensenar en dicha lengua!

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  7. Lo que les conviene a los mercados es que seamos una monarquía bananera. Para ello es fundamental que la clase baja no promocione y que no haya ensanchamiento de la clase media.
    La carne de cañón sólo cuenta para votar, consumir y para las guerras.
    Dicho esto, si no se ha bajado el listón de la selectividad supongo que no deben pasarla el 70 %, porque si la pasan...entonces la universidad deberá bajar el listón y, entonces, a nadie debe extrañar tanto licenciado de origen obrero en paro.
    Digo yo, vaya.

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  8. Joselu, desde hace años nos han cargado a todos los docentes con la responsabilidad de solucionar en las aulas lo que la sociedad, las leyes, los políticos, la policía y demás no saben, no pueden o no quieren solucionar. En los centros procuramos integrar a todos los alumnos y tratarles con cariño y justicia, además de intentar enseñarles contenidos necesarios para su futuro profesional. Estamos cansados de hacer adaptaciones curriculares y otros rodeos, obligados por una política educativa errónea a presentar unos datos académicos "aceptables". Los ajenos a este mundo ignoran que cada alumno extranjero tiene sus propias características, y que no todos son torpes y vagos, ni muchísimo menos. Algunos precisan mucha ayuda, otros aprenden con extraordinaria rapidez, sobre todo los llegados del Este y los orientales. A nadie le preocupa realmente la verdad, sólo quieren mirar para otro lado para evitar problemas. Nos quitan recursos y pretenden que solucionemos problemas que van en aumento. Las clases heterogéneas deberían ser enriquecedoras, pero son una fuente continua de conflictos. Los padres se quejan de la falta de nivel en todos los cursos, y no digamos los profesores universitarios. Dicen que tienen que recoger lo que nosotros hemos sembrado: prácticamente anulada la importancia del esfuerzo, los jóvenes no saben estudiar ni quieren trabajar, piensan que merecen el aprobado con un trabajito de nada. Quizá tengan razón en parte, pero creo que son los que menos se han adaptado a la realidad de los alumnos que tenemos. Menudo tema planteas...
    Un fuerte abrazo, colega.

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  9. ¿Sabes lo que yo me digo ante situaciones como la que planteas, JASELU?

    Frente a problemas imposibles, soluciones imposibles y como es imposible, si no se encuentran...no desanimarse, porque es ¡¡IMPOSIBLE!!

    Eso es lo que pienso de lo que cuentas aquí, y lo siento. Pero me parece absolutamente imposible, que gente de distintas culturas, desconocedoras del idioma, sin la más mínima base y preparación y además, sin ganas de conseguirla, puedan acceder a un bachiller que se supone debe ser el trampolín hacia unos estudios superiores ¿Cómo va a poder acceder nadie, en estas condiciones, a estudios superiores?

    A veces nos empeñamos en maquillar tanto la dura y triste realidad que nos toca vivir, que terminamos haciendo esperpentos terribles, como el que comentas.

    No digo, ni por asomo que haya que discriminar a toda esta gente, pero tampoco podemos mentirnos ni a nosotros, ni a ellos, haciendo que hacemos algo, cuando no es cierto.

    Con la educación se ha hecho en mi opinión un cajón de sastre, donde vale todo y ese es el mayor de los errores.

    No sólo respecto de todos estos niños que por sus circunstancias familiares, culturales y sociales llegan a este país, en busca de mejores condiciones para vivir, lo cual me parece perfecto. Pero partiendo de su realidad, no se les puede poner una pértiga para que lleguen a donde por todo ello, es imposible.

    Exactamente lo mismo que el resto del alumnado de este país, que porque no quiere, no vale o no puede, no adquiere los conocimientos necesarios para seguir subiendo peldaños en su nivel educativo.

    Barra libre en educación y cultura sería lo ideal y de hecho hay que poner todos los medios para que así sea en oportunidades, pero si por lo que sea no se da el nivel, pues eso, no se da y a otra cosa mariposa... el aprendizaje de profesiones no sé por qué no es una opción tan digna, como el dedicarse al estudio, para el que se necesitan unos mínimos sin los cuales, repito, es sencillamente IMPOSIBLE.

    A la administración me temo que se le olvida, que las ganas de aprender, el esfuerzo e incluso el sacrificio no se le puede imponer al que no quiere o no está dispuesto a hacerlo y eso es una realidad para los emigrantes, para los nacionales y para todo hijo de vecino. Se le olvida, que un título hoy no sirve absolutamente para nada. Para ella todo se reduce a papeles, porcentajes, certificados, items y casi ratings televisivos sólo se preguntan ¿cuántos han pasado de curso? el cuanto sabes, el si son o no maduros y están preparados para seguir, les importa tres. Pero...¿de que les van a valer esos aprobados falsos, cuando salgan al mundo?

    Resultado de todo ello, vosotros desesperados e impotentes ante la obligación de aprobar por ley, ellos y sus familias exigiendo ese aprobado por ley... Pues bien, justamente eso en mi opinión es lo que por ley les dejará donde están y me temo que seguirán estando, ABAJO, por ley, no hay más. Digan lo que digan los papeles.

    Lo siento, no sé si porque es lunes lo veo así de negro.

    Muchos besos y ánimo, cada uno hace lo que puede en donde le toca, JOSELU.

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  10. Creo que realmente hay que intentar hacer lo que se pueda por los inmigrantes, por que se integren y alcancen el máximo de sus posibilidades. Pienso que habría que intentar hacerlo sin menoscabar el nivel en la medida de lo posible.
    El problema es que yo creo que la bajada de nivel no es culpa de ellos.
    Para mí el nivel ha bajado por otros cuatro factores:
    - Desprestigio del profesorado.
    - Sobreprotección del alumno.
    - Desprestigio del saber y el conocimiento.
    - Miedo al autoritarismo que ha degenerado en miedo a la autoridad.

    Si tuviéramos una enseñanza de calidad de verdad la inmigración podría absorberse satisfactoriamente, y podrían tener oportunidades de verdad.

    Sinembargo en la situación en que estamos ahora la inmigración se ha convertido en un problema añadido que complica más las cosas.

    Saludos.

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  11. En mi centro (bueno, en todos, creo) también existe este problema. Gente que viene de fuera y no conoce el idioma. En Las áreas con cooficialidad de idiomas como es la mía (Valencià y Castellano) el problema se incrementa porque parece que lo prioritario en el centro es que aprenda valenciano. Y por ello se les saca de clase en determinadas horas para que aprenda el valenciano. Esto conlleva dificultades en el normal desarrollo del proceso curricular como me parece que podréis adivinar. Al final de la historia tenemos alumnos con graves deficiencias de contenidos, pero que entienden el valenciano (aunque no lo hablen). Esto puede llevarnos un par de cursos, si no más. Por lo cual este alumno que no conocía el valenciano y el castellano por ser extranjero, aprende el castellano, digamos, normalmente, es decir, en clase, con el resto de sus compañeros mientras atiende a las explicaciones del profesor, y el valenciano, pues no lo aprende. Así de tajante te hablo. Y me pregunto, ¿para qué privarle de la clase normal si al fin tampoco aprende a hablar el valenciano? Sería mejor no sacarlo de clase y que aprendiera el valenciano mientras aprende los contenidos de la asignatura. Y no se rompería la cohesión social, ni se le discriminaría a la hora de aprender los contenidos de la materia. Antes no se hacía nada de esto y los extranjeros igualmente aprendían el castellano y entendían el valenciano, y sin sacarles del aula. Así es que creo que deberíamos aprender de la experiencia y obrar en consecuencia. Es decir, eliminar las aulas de acogida tal como están dispuestas (hablo de mi Comunidad Autónoma) y arbitrar el apoyo de profesorado especializado en dichos temas que acogerían al alumnado sólamanete el tiempo estrictamente necesario para que pudiera hacerse entender en un idioma (que sería el español, claro) y después ya aprendería el valenciano. Bueno, por lo menos eso pienso yo.

    Un abrazo.

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  12. No creo que un instituto deba tener el rol de la cohesión social como objevito primordial. Sin duda es un lugar importante donde se deben poner en práctica sistemas y prácticas de integración, mas estas no deben supeditar a el verdadero objetivo de los institutos que es formar ciudadanos y ciudadanas aptos para un mundo exigente, pero también para la cultura, la reveldía, la política, el arte, la música, la historia y demás.

    Para llegar a una buena integración y que la cohesión social sea un hecho, en España se deberían promocionar y facilitar el trabajo de asociaciones que trabajen en horas escolares o extraescolares. Para ello, una ley que facilite la creación de organismos como es la ley francesa de asociaciones de 1901 podría crear un número importante de asociaciones u organismos que trabajaran este ámbito de una forma menos obligatoria.

    saludos
    eloi

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  13. Reflexiono sobre tu última pregunta, Joselu, desde mi visión de educadora de adolescentes con problemas familiares, hijos de familias desestructuradas y en riesgo de exclusión social. "¿Es la escuela cohesionadora palanca de ascensión social o un artilugio para hundir a los mismos de siempre allá donde deben estar?. Abajo."
    Respondo pensando en aquel que el curso pasado terminó sus estudios de enfermería, en la que este curso comenzó los de psicología, en la que trabaja conmigo como educadora tras haber culminado una diplomatura, o en aquella otra, integradora social, que allí donde hizo las prácticas fue posteriormente contratada. En otros que fueron a la Escuela Taller o en los que terminaron un PCPI. Partieron con todo en contra. Algunos necesitaron adaptaciones curriculares para transitar con éxito por sus estudios secundarios, otros simplemente necesitaron que alguien creyese en ellos para descubrir sus muchas capacidades. A ninguno hundió el sistema. Tal vez esos padres universitarios de los que hablas piensen que los perjudicados son sus hijos tan sobrados de capacidades y oportunidades, pero esos buscan otro tipo de centros, como dices.
    Esa escuela que tú vives día a día y que podría, sí, estar mejor estructurada u organizada, es la única palanca de ascensión social, bien lo sé y se lo repito. Aunque ningún chaval se salvará si no encuentra un adulto que crea en él y alguno sólo tendrá a su profesor como referencia. Pero determinados alumnos tan machacados llegan que son los más difíciles de querer. Los que más lo necesitan, sin embargo.

    Creo que éste no era el fondo del asunto, yo sin embargo, no concibo otro. Voy a enviar este comentario antes de que piense que va a ser tenido por tontería, ya lo pensaré después.

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  14. Yo estoy de acuerdo en parte con EloiBLQ, quiero decir que no podemos creer que desde un simple instituto se arreglará el mundo, la cohesión social, los accidentes de tráfico y la violencia. Pues es que no. A veces me pregunto si no estaremos tan creídos los profesores de que somos la solución a todos los males. Claro que la educación es siempre una solución a largo plazo, de algunas cosas, no de todas, pero la educación no se da sólo en los institutos ni en las escuelas, es algo que está en el ambiente, en la sociedad total. Por otra parte, nosotros somos el último eslabón de una cadena de política educativa y de recursos que a veces varían al son que les toca la demagogia. Al final, cuando nada queda, yo sólo me puedo acordar, para resistir educando, que es un trabajo "natural", en el sentido de que la relación del que sabe con el que no sabe, del adulto que enseña con el niño que aprende, es de lo más primitivo en la cultura humana. Siempre nos quedará ese último pensamiento, cuando después de enfadarte con todo y con todos, encuentras a tu grupo de críos para enseñarles. Estoy pesimista últimamente.

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  15. ISABEL G.A.

    me ha encantado tu comentario, o mejor dicho, la persona que creo que está tras él.

    Un beso muuy grande, de corazón.
    Ojalá hubiera mucha gente como tú.

    PD
    Soy una de esas madres petardas universitarias, pero mis hijos van con los marroquís, son amigos de los marroquís y a mi me encanta que sea así.

    Sólo que a veces me parece todo demasiado complicado para todos, para ellos, para vosotros y para el futuro de todos... es como una ensalada de grillos, muy difícil de aliñar.

    Buenas noches.

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  16. Mis contradicciones son tantas que puedo posicionarme en dos posiciones diferentes. La intervención de Isabel es formidable y coincide en buena parte con lo que pienso yo. A la vez tengo la impresión de que la escuela pública se ha convertido en lugar de acogida de casos sin aparente solución y que no puede dar salida a la excelencia. Supongo que es una apuesta seria y ética, pero deja desprotegidos los flancos de aquellos alumnos que aspirarían a más, que antes encontraban en la educación pública un camino de superación y que en las circunstancias actuales se ven desvalidos. Creo que la escuela pública se ha convertido en asistencial, que salva, en determinadas circunstancias, a esos casos de los que habla Isabel G.A. pero no puede dar respuesta a otros que también serían importantes. Lamento que muchos de ellos hayan huido a la privada concertada o a la privada pura y dura. Son apuesta distintas y entiendo que la escuela pública se oriente más hacia la cohesión social, pero me inquieta que descuidemos este ángulo al que no podemos dar respuesta. Yo, al menos, no la veo.

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  17. Toro Sentado completamente de acuerdo con tu punto de vista.

    Yo tengo mi mantra personal: no expectations, solo debo trabajar y trabajar hasta que ellos alcanzen sus metas!!!

    Un abrazote de oso polar,

    Silvia

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  18. Estupenda la entrada en el blog de Joselu y estupenda la respuesta de Isabel, me he emocionado al leerla, por su sinceridad, por la pasión por su trabajo y el amor por esos chicos y chicas que han vivido situaciones tan complicadas que desvelan sus palabras.
    En cualquier caso, yo siempre haría una distinción entre la ESO y el Bachillerato. Quien no tenga conocimientos o hábitos o cualidades o como queramos llamarle para cursar un Bachillerato tiene otras alternativas como los Módulos, no se puede llevar al fracaso universitario a alumnos por un proteccionismo mal entendido.

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  19. La enseñanza pública debería garantizar dos cosas fundamentalmente:

    1. El apoyo a los alumnos que por circunstancias sociales, familiares o de capacidad, no pueden avanzar por sí mismos.

    2. El derecho a que los alumnos que no tienen esos inconvenientes pero que no se pueden permitir un centro privado puedan acceder a una enseñanza de calidad donde se transmita cultura de excelencia.

    Por ahora no garantiza ninguna de estas dos funciones: la primera por falta de medios y de inversiones que, a pesar de la buena cara pública, muchas veces no se realiza. La segunda porque parece ser que no interesa.

    Isabel: hablas de los alumnos de padres universitarios, en tu opinión, sus necesidades están cubiertas porque podrán acceder a ellas a través de instituciones privadas, pero ¿y los alumnos que no pueden económicamente? ¿los arrumbamos en un sistema de protección social pero no cultural?

    Entiendo tus contradicciones, Joselu: ¿qué hacer en tu caso, trabajando en un centro como el tuyo y como muchos que hay? Parece que podemos tener clara la teoría y lo que debería ser, pero a fin de cuentas, tu día a día lo vives tú solo y eres el que debe decidir: seguir siendo, pese a todo, profesor de Lengua y Literatura o transformar tu profesión a otra diferente, como parecen querer exigir las circunstancias.
    NO sé cuál es la solución.
    Un abrazo

    Caperucitazul

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  20. Caperucitazul:

    Hablo de mí misma si tuviese hijos en edad escolar, les mandaría siempre a la escuela pública. Y he sido profesora en un colegio de élite en la privada donde di clase a lo más "granado" de la sociedad. Sé de qué hablo.
    También sé del aprovechamiento que están teniendo y han tenido en la Universidad los chavales que ahora tengo a mi cargo y han llegado a ella, habiendo estudiado en Institutos públicos.

    Joselu, no cambies nunca de profesión. Es uno tan necesario allá donde está...Un beso fuerte.

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