Hoy me ha venido a la mente esta palabra inglesa stardust que se refiere al polvo interestelar, pero también a un avión que desapareció en los Andes el 2 de agosto de 1947 en extrañas circunstancias junto al glaciar del volcán Tupungato… También la peli de Woody Allen Stardust memories... Y han venido a mí recuerdos de alumnos con los que mantuve densas conversaciones…
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domingo, 18 de enero de 2009
Stardust Memories
Foto de Krishnamurti
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Buenos gustos musicales¡. Yo estaba escuchando mañana de carnaval, de Orfeo negro.
ResponderEliminarBuena reflexión de domingo...se nota que te mueve la honestidad como punto de partida...y a partir de ahí la sensibilidad y el compromiso no exento de talento audaz.
ResponderEliminarGracias
Historias como estas, que traspasan las barreras del instituto y de nuestra memoria, son las que dan sentido a la profesión. Gracias por compartirlas.
ResponderEliminarCada uno de nosotros desarrolla una manía más o menos cambiante según las épocas: cine, música, lectura, fotografía, etc. Los adolescentes, a pesar de vivir en pandilla, tienen a menudo dificultades para encontrar a alguien con quien compartir sus gustos, sobre todo si se salen del estándar (televisivo). Tener un buen profesor como tú, que sepa escuchar, es todo un lujo que valorarán para siempre.
ResponderEliminarOscar Peterson, ummm, no es de mis favoritos, demasidos fuegos de artificio; seguro que está condenado, como Brahms en El Lobo Estepario de Hesse, a vagar por los campos del cielo con su enorme rebaño de notas y acordes superfluos. Nada que ver con la economía de un Count Basie, mi pianista favorito con Ellington. Escúchese al Conde en el Saint James' Infirmary de The Gifted Ones, pespunteando con maestría y magia la trompeta de Dizzy y el bajo de Ray Brown. Al margen de esto, Joselu, me pregunto qué te ha llevado a elegir esas tres historias entre, probablemente, centenares.
ResponderEliminarHe vivido experiencias semejantes a la que relatas de Artemio.
ResponderEliminarQuizá sea una cuestión de los años que vamos cumpliendo y no de otra cosa, pero qué difícil –imposible creo- sería una relación semejante con un alumno del actual 2º de bachiller. Cuando pienso en aquellos alumnos de COU evoco jóvenes, los de ahora adolescentes.
Como dice Pablo Milanés: el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, y el amor no lo reflejo como ayer..
Creo que todas las personas que nos dedicamos vocacionalmente a esta profesión, que algunos dicen ingrata, hemos tenido experiencias de este tipo con alumnos especiales, a veces difíciles, a veces buenos estudiantes que pasan una crisis. El más llamativo de todos fue un alumno que tenía el mismo problema que el primero que nombras, y que pasó una crisis terrible agravada por la muerte de una hermana. Actualmente es un magnífico médico, que hizo dos veces el mir con el número uno las dos veces por cambiar de especialidad. Aún nos visita y nos llama. Nos considera, a mi marido y a mí, sus mentores.
ResponderEliminarMe ha sorprendido tu lectura de Krishnamurti, porque es de la predilección de mi marido. Yo también he leído algunos libros, sobre todo el dedicado a la violencia, y las conversaciones con David Bohm, pero es mi marido el que lo sigue siempre, inclinación que ha transmitido a nuestro hijo. Si todos tomáramos la conciencia que él explica... el mundo sería otra cosa, desde luego.
Que un profesor pueda contar tres historias como estas que nos brindas esta tarde de domingo sólo significa que eres un magnífico profesor, una persona de confianza para tus alumnos, un confidente, un consultor, un referente, un amigo... y eso, amigo mío, ni es frecuente ni es normal. ¡Felicidades: los piropos te los han regalado ellos, no nosotros!
ResponderEliminarHola Joselu,
ResponderEliminarTremendo pianista Oscar Peterson. Me imagino que estarias escuchando Corcovado y Triste, entre otras de Jobim. ¡Precioso!
Paso a mi reflexión...
“Cuanto más estrechamente nos aferramos a la seguridad en cualquiera de sus formas, más viene la vida y nos empuja. Cuanto más miedo tenemos y nos encerramos en nosotros mismos, mayor es nuestro sufrimiento, porque la vida no nos dejará tranquilos. Queremos estar seguros, pero la vida dice que no podemos estarlo…”.
Ya te he expresado en otra ocasión mi predilección por Krishnamurti y como mi vida se divide en antes y después de leerlo y poner en práctica lo leído a medida que lo he ido asimilando.
Hablaba en el blog de Yolanda, sobre la raiz del sufrimiento y este párrafo de Krishnamurti lo resume.
Cuando nos aferramos a algo, nos desubicamos porque estamos apegados al pasado. Cuando tenemos miedo también estamos desubicados, porque nuestra mente rechaza algo (irreal) que nos llegará.
Podemos disfrutar al máximo estando consciente que todo pasa... Cualquier evento agradable o desagradable surge, se mantiene un tiempo y luego pasa. Es una locura el querer aferrarse a algo impermanente. Pero nuestra mente es así de tonta y si no nos ocupamos de "domesticarla", nos mantiene continuamente saltando del pasado al futuro, sin estar totalmente en el presente.
Necesitamos mas vida interior, ver menos afuera y mas adentro. Dedicar tiempo para estar a solas con nosotros mismos. Es en soledad donde encontramos respuestas a nuestras interrogantes y se nos revelan verdades insospechadas relacionadas con lo que creemos ser. Cerrando los ojos por un rato, se nos caen las vendas que nos mantienen ciegos a la verdad.
Los que os dedicais a esa profesión teneis la suerte de poder estar en contacti directo cn la más rabiosa actualidad del pensamiento. Pienso que en la adolescencia se producen los grandes descubrimientos que nos marcarán para siempre.
ResponderEliminarYo tengo una hija de 17 años y me sorprende cada día. Hablamos muchísimo y realmente aprendo de ella tanto como ella de mi.
Es un privilegio el vuestro.
Te envidio, una tarde de Jazz, la mia ha sido con un radiador que perdía agua, si, tiene su encanto, quitar las tuercas, cambiar las juntas, el teflón... pero... aunque esté caliente, es frio, muy frio. Tres hermosas historias.
ResponderEliminarPero, serán manias... toma el sol, aún falta tiempo para la primavera y necesitamos tanto el sol.
Lástima no haber tenido profesores de castellano, física, valenciano, química y un largo etc... como tú. Por desgracia sois minoría.
ResponderEliminarYo... recuerdo a tres de tu materia. El de tercero era horrible, eso sí, me enseñó la diferencia entre coherencia y cohesión. Poco más. Del de cuarto ni su cara. De la de primero... la fábula de Polifemo y Galatea y de la de segundo, pobre... tantos problemas personales que no sé ni cómo aprobamos el examen de lenguaje en el selectivo algunos.
Tampoco es que mi instituto fuese una maravilla, que no lo era, ni yo la mejor de las alumnas, que tampoco... y no, no era adolescente, era joven. Primera hornada de "esto" a lo que llaman ESO. En qué mala hora...
Si llegado el día me pienso como a uno de mis profesores sin nombre... volveré a servir birras tras la barra de algún bar.
Espero que no llegue el día en que nos encontremos separados por un muro.
Saludos.
V.
Una vez más tus historias me hacen rabiar ( en el mejor sentido posible) de sólo pensar en la maravilla de poder haber tenido profesores así, hubo algunos dignos de mención, pero no creo que haya tenido uno que sintiese ese afecto que sientes por tus alumnos,más que las historias me conmueve que formen parte de tus nostalgias.
ResponderEliminarSaludos
Llevas la vida a tu blog y eso lo hace cada vez más atractivo.
ResponderEliminarQué interesante combinación de anécdotas. Todas apuntan al hecho de que estás en contacto con estos jóvenes en el tiempo en que buscan definir sus vidas.
ResponderEliminarEl párrafo que seleccionas de K es apropiado para esta época y me resulta muy similar a uno que puse en mi blog de la lectura de H.G. Wells con mi hijo esta semana. Vivimos en un mundo de cambio.
Dice mucho a favor de ti, que puedas dedicar un post a recrear estas historias con antiguos alumnos tuyos. Esto quiere decir que aún los conservas en tu interior. Porque tu actitud ante sus problemas no te dejaron indiferente, sino todo lo contrario, te implicaste tanto que lo tomaste casi como propio. Y hoy afloran estos recuerdos.
ResponderEliminarUn buen profesor tiene que seguir esta senda.
Un saludo.
Hay un aspecto del magisterio no pagado ni contemplado en ninguna ley que se refiere a casos como los que cuentas. Algunos profesores tienen el don de la cercanía y la humanidad más allá de los muros de una clase y propician encuentros humanos y cálidos que hacen olvidar muchos malos ratos. Los niños y adolescentes saben a quién se acercan y a quién pueden contar sus cosas, aunque les suspendan con razón. Todos tenemos necesidad de ser escuchados pero andamos sobrados de sermones y consejos. Es una suerte ser buena persona y encontrarte con personas capaces de compartir un rato de charla sea cuals ea su edad y condición.
ResponderEliminarEnhorabuena por ser así, colega. Y no cambies nunca.
Es curioso, pero al leer estas tres historias, me han venido a la mente tantas otras que aparecen dispersas en otras entradas de tu blog. Son apuntes de vidas que han corrido paralelas a la tuya, pero que, una vez contadas, también circulan en paralelo a la memoria de tus lectores.
ResponderEliminarSe notan los años vividos (y no te llamo viejo).
ResponderEliminarTienes suerte que has vivido y te mereces estas reflexiones, pues no todo el mundo es capaz de hacerlas. Tu has vivido y sigues viviendo. Disfrutas de lo que te gusta. Has experimentado y a veces ha salido bien y otras mal. No todo el mundo ha vivido como tu y sus reflexiones son nulas, superfluas, que no valen para nada. Las tuyas deben decirte, sigue viviendo como lo has hecho.
A veces pienso que yo soy demasiado joven, pues ya he reflexionado sobre las reflexiones que tendré cuando tenga tu edad. Ahora las que más me llaman la atención son las vivencias del instituto. La universidad fue algo malo para mi y los primeros viajes me dan buenas reflexiones también.
Se debe vivir la vida para tener esas reflexiones en un domingo gris.
saludos y gracias por compartirlas.
La vida siempre está en movimiento ...
ResponderEliminarMuy interesante tu reflexión.
Buen Domingo !
Un abrazo.
Sill