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sábado, 16 de agosto de 2014

Man, el alemán de Camelle

                  

Nuestro recorrido  por la Costa da Morte ha sido una magnífica sorpresa al descubrir la ruta que va desde Camariñas hasta Camelle. Es un paisaje soberbio que  enamora comenzando en el faro de Cabo Vilan y que recorre la mítica costa donde se han  producido tantos y tantos naufragios. Es totalmente virgen y se pueden encontrar playas de arena blanca solitarias en medio de un mar tornasolado por los colores del cielo, ora dramático, ora maravillosamente sereno. Uno puede imaginar aquí lo que debió ser la costa española antes de la irrupción destructora del turismo masivo que ha degradado la belleza de estos entornos. Sin duda volveré para recorrer a pie estos parajes y uno imagina lo que sería pasar un año, incluido el invierno, ante este mar, tranquilo o furioso, gris o azul.

Aquí llegó en 1961 un alemán, estudiante de arte, en 1961. Se llamaba Manfred Gnädinger. Se enamoró de la Costa da Morte y de la maestra del pueblo, pero ella no le correspondió. Tenía veinticinco años. Lo fascinante es que aquel joven se quedó a vivir en Camelle durante más de cuarenta años hasta el momento de su muerte de la cual hablaremos. No se sabe si Manfred estaba loco cuando llegó allí o la locura  se apoderó de él en estos cielos y mares tormentosos. El caso es  que Manfred se construyó una pequeña casita de seis metros cuadrados junto al puerto  en medio de las rocas y llevó a cabo una experiencia perturbadora y fascinante que nos sigue pareciendo prodigiosa. Convirtió todo el entorno en un museo al aire libre creando formas radicalmente originales combinando estructuras orgánicas y colores con los materiales que le proporcionaba el mar y las piedras  que fue articulando audazmente. Manfred se convirtió en parte del paisaje y fue a partir de entonces solo Man -Hombre-. Se cubría en invierno y en verano con una tela a modo de taparrabos y vivió su aventura creativa en combinación con la naturaleza de la cual se convirtió en un elemento más. Su museo y su experiencia se fue divulgando y atrajo  a multitud de visitantes que llegaban hasta Camelle. El alemán de Camelle entregaba a cada visitante una libreta con un lápiz para que aportara algo a la creación de formas y añadiera algo de su propia visión. Fue un ermitaño de pocas palabras, algunos dicen que  era huidizo y solitario. No fue un gran teórico y no ha dejado textos escritos, pero a su manera fue un filósofo y artista del llamado  "land Art". Su  biblioteca, tras su muerte, guardaba libros de Lao Tse y de  Nietzsche. En alguna manera su vida fue  su obra de arte y nos recuerda a la esencialidad de Thoreau en su pequeña cabaña en los bosques pero  en este caso junto al mar que contemplaba en su infinita transformación. No me cabe duda de que su aventura fue  de  naturaleza radicalmente espiritual y mística. Prescindió de todo lo accesorio y dotó de sentido a su propia vida sin grandes discursos. Él estando solo allí era todo un mensaje  sobre la vida, la muerte y la Naturaleza. Una vez escribió que lo esencial de la vida y la filosofía es que todo era un círculo, y en medio de ese círculo,  junto al mar, vivió Man más de cuarenta años. Los que lo visitaron y entraron en su casa llena de formas orgánicas y colores dicen que hablaba en voz muy baja y que a su lado existía la paz. 

Los habitantes de Camelle lo  adoptaron y lo hicieron uno de ellos. En un tiempo tuvo que erigirse un muro de contención y hubo que eliminarse  parte de su museo. El se tumbó en el  cemento y dejó la forma de su cuerpo desnudo como modo de hacer visible su protesta. Dicen que su creatividad  fue espléndida pero con el tiempo, como la vida misma, perdió su  fuerza original. El caso es que en 2002, cuando se produjo la marea negra del Prestige, el chapapote invadió toda la costa que él tanto amaba y su museo fue anegado por el líquido negro y viscoso. Fue su desesperación y su famosa foto destrozado recuerda El grito de Munch. Se sabe que él expresó su deseo de que  su museo no fuera limpiado como muestra  de la codicia de los seres humanos y su desprecio por la naturaleza. No sabemos mucho más. Solo que Man se encerró en su casa, dejó de tomar la medicación que necesitaba, renunció a la comida y, en medio de las miasmas del fuel, al cabo de un mes se le descubrió muerto en su casita de colores. Fue  la primera victima del Prestige y símbolo humano de esta tragedia contra la naturaleza. Su casita quedó vacía y el museo al aire libre fue terminado de destruir por los temporales, en especial uno de 2010 que fue arrasador. Cuando el visitante llega hoy a Camelle ve los restos de su casa, con el techo hundido y el entorno ofrece algo de lo que  pudo ser aquello en otro tiempo. Se conserva un legado con obra, fotografías y textos que no han sido exhibidos. La desidia y el abandono de su museo por parte de la Xunta ha sido lamentable. Muchos hablan de conservar el legado de Man pero no se ha hecho nada por peleas políticas. No hay ningún tipo de partida presupuestaria para esta deseable restauración de su museo  que recibe hoy día más visitas que el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo, doce años tras su muerte. 

La visita a Camelle me ha llevado a querer saber algo más de Man cuya figura recuerdo vagamente sin que me llamara especialmente la curiosidad evocándolo más como algo estrambótico y excéntrico. Sin embargo, ver su entorno, conocer la bella Costa da Morte en su pureza  todavía virginal, me ha hecho ver su vida desde otros ángulos que me han conmovido. Han pasado doce años tras su muerte y todavía sigue suscitando sorpresa y curiosidad aquella vida en meditación profunda sobre la naturaleza del ser, el arte y la fuerza del mar o el viento. 






14 comentarios :

  1. Te has paseado por mi refugio secreto y yo sin saber nada. Ese territorio entre Camariñas y Camelle es el sitio que más me gusta del mundo mundial y donde no me importaría dejar vida y fortuna. Si me pierdo algún día que me dejen tranquilo porque seguro que estaré cerca del Cementerio de los Ingleses o por donde la duna móvil o entre los cabos de Tosto o Teo.
    Estuve dos o tres veces con Manfred. Tal como dices era un personaje impresionante que venía de algún rincón del tiempo con su taparrabos y su cuaderno pidiéndote un dibujo y 100 pesetas o un euro. Era como un carballo, un viejo roble intemporal y lleno de arrugas pero indiferente a las miserias del tiempo. Cuando te entregaba el cuaderno volvía a su casa de colores y se refugiaba allí mientras hacías la visita. Luego volvía, le entregabas el cuaderno con cierto respeto, aquel hombre procedía de un mundo del que solo conocías referencias literarias y no reales, y te marchabas imaginando la vida de aquel ciudadano en los tremendos temporales invernales da Costa da Morte .
    Lo que pasó a su muerte con su museo es indignante y habla de la mezquindad moral de los dos partidos políticos de siempre. Hay una fundación que intenta paliar el desastre pero poco se ha hecho que no sea por iniciativa particular. Yo recibo noticias de ellos y me van informando de algunos progresos en la conservación de la obra.
    Cada vez que voy veo todo aquello tan deteriorado que casi prefiero no acercarme demasiado.
    Te dejo la entrada que le dediqué a Man en el décimo aniversario del Prestige
    http://suicidasperezosos.blogspot.com.es/2012/11/estercolero-de-suenos-10-anos-del.html
    Un abrazo

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    1. Me produce una gran satisfacción poder contestar a alguien que conoce esa costa -y que además la ama- y que pudo hablar con Man en otro tiempo. No podían estar más colmadas mis expectativas al recibir tu mensaje de afinidad afectiva y estética por esta tierra llamada Costa da Morte a la que quiero volver en una visita más a nivel de pasos caminando. Ver la caseta de Man no me produjo tristeza pues yo acababa de saber de él. Llegaba sin previa información y todo era nuevo parfa mí. El día era muy hermoso. No bajé al interior de la casa de Man. Un cartel pedía que no se hiciera. Sin duda todo estaba deteriorado y la estructura no podrá resistir más inviernos y tormentas. No sé qué debería hacerse. Si conservar aquello procediendo a su rehabilitación o dejarlo estar a mercced de la fuerza de los elementos y su desaparición como una leyenda más de la localidad. No sé si aquello tiene sentido sin la personalidad de Man. Mi resorte sentimental me lleva a conservarlo y recrear sus esculturas de piedras en base a las fotografías que existen en abundancia. Eso no se ha perdido. Pero no sé si eso será un pastiche como se está haciendo con la Sagrada Familia de Barcelona. He leído tu entrada. Para mí el tema era nuevo y no la había leído. Para ti el asunto era ya antiguo y con fundamento. He visto el vídeo de veinte minutos sobre la visita a Man en 1986. Es lo más interesante que he logrado ver. Su personalidad es para mí un enigma. Sus pequeños textos pergeñados en un castellano infantil no me permiten acceder al núcleo de su pensamiento. Es su vida su verdadera obra de arte. Y su final. Todo es profundamente literario. Circular, como él decía que era todo, incluida la filosofía. Gracias por tu presencia. Un abrazo.

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  2. HAY QUE IR A CONOCERLO
    YA TENGO UNA LISTA QUE PARECE HACERSE INTERMINABLE, PERO A LA PRIMERA OPORTUNIDAD QUE LA ECONOMIA LO PERMITA... A ESPAÑA

    SALUDOS
    CARLOS

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    1. No sé si es algo que ver. A mí me ha costado muchos años de viajes por España llegar allí. Una visita apresurada no sé si da por situaciones que lleven a la profundidad. Cuando viajamos con tiempo tasado somos plenos turisitas, superficiales en nuestra mirada. A mí al menos me pasa. Saludos.

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  3. Gracias por presentarnoslo, in verdadero placer leer esta entrada. Con tu permiso la enlazaré en mi blog.
    Un saludo.

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    1. A mí al menos me pareció una historia sugerente. Por eso escribí sobre ello. Puedes enlazarlo lo que te agradezco. No tengo ninguna pretensión de propiedad ni de orgullo en lo que escribo. Simplemente me lo paso bien haciéndolo. Un saludo.

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  4. Curioso. Es la primera vez que lo oigo nombrar. Es de admirar un eremita en estos tiempos y voy a intentar documentarme más sobre tan enigmático personaje.

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    1. Esa es la palabra ciertamente: "enigmático". Al fin y al cabo yo no lo conocí y solo sé lo que otros han escrito. No sé nada de por dónde iba su mundo. Todo es un misterio. En la vida tal vez todo lo sea. Lo más hermoso de Man es que pareció tener un sentido para su vida, algo que los demás olvidamos sumergidos en la vorágine de la sociedad de consumo. Hay poco escrito sobre Man, al menos yo he encontrado poco dado que él no pareció escribir sus reflexiones, que yo sepa, claro. Su presencia y su mundo eran enigmáticos. Y siguen siendo doce años después de su muerte.

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  5. Envidio lo que relatas de Man, no su vida ermitaña, sino la determinación de dejar atrás tu historia, tu familia, tu tierra... En cuanto al contexto, España es diferente... Casi mejor que el océano acabe tragándose su obra del mismo modo que el tiempo borró también su pasado.

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    1. Es una posibilidad claro. Que el océano termine borrando su presencia como ejemplo de la fugacidad de la vida, de los empeños humanos que se van desvaneciendo en la nada, como las ruinas de algunos castillos. En cuanto a que Man abandonara todo lo anterior cuando llegó a Camelle no sé si es un síntoma de locura, una locura hermosa, abocada a la soledad del ser en contacto con las materias elementales como las piedras y el mar. Es una historia que merece ser recordada como expresión de que alguien puede vivir al margen de la sociedad y sus convenciones cuando todos nos afanamos en ser aceptados y apreciados a pesar de que para ello a veces hayamos de entregar lo más valioso de nosotros mismos. Eso es un síntoma de sensatez. Lo que hizo Man no era sensato en absoluto. Era profundamente poético. Lo suyo era acción poética sin pretenderlo.

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  6. Morirse de tristeza por ver tu obra y muy original vestida de chapapote merece un lugar en la memoria. ¿Quién tiene esa pasión? Me temo que hay una “mano negra” o una galerna de despacho que lo que quiere es enterrar todo lo que huela a betún.¡Pues no son listos los políticos!

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    1. Por lo que he podido leer, existe una especie de fundación que pretende proteger su memoria y el entorno cada vez más degradado, pero que no cuenta con fondos de ningún tipo. La Xunta se desentiende y no tiene ningún interés en el asunto. Algún cargo del PP ha expuesto que lo mejor sería derribar lo que queda y quitar de enmedio aquello que carece de cualquier tipo de valor.

      Sorprende recorrer aquellos parajes arrasados por el chapapote y verlos doce años después aparentemente limpios de lo que pasó en 2002. Un reconfortante alivio me invade.

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  7. He estado en la zona y vi el "museo" en su dia, museo no me parece la palabra adecuada para lo quen vi, sin quitar mérito. El autor renuncio a la disipada vida de consumo y eligio una supuesta autosuficiencia, no me da envidia y la verdad que no le veo mucho mérito. Cualquier familia en paro y con hijos, me merece más respeto, eso si que es lucha y ademas no puedes cerrar la puerta e irte o evadirte del tema.
    Dicho sea con respeto .
    El paisaje de la zona es de lo mejor que he visto... tiene magia..

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    1. Yo no vi en su día aquella costa ni aquel espacio diseñado por Man, así que no puedo juzgar lo que aquello fue o pudo ser. Una lástima porque yo ya andaba por Galicia buscando paisajes y lugares con encanto. Me sorprende que no llegara a mis oídos esta historia de Man.

      En cuanto al mérito de este hombre, ¿qué decir? Comparar es inútil y no ayuda a comprender. Cada aventura es única, y la vida de una familia con sus miembros en paro es sin duda una odisea que espero que algún día sea llevada al cine como lo fue "Los lunes al sol". El cine español necesita de historias reales que muestren lo que ha producido la crisis. Hay una buena película titulada "Hermosa juventud" que da cuenta de ello tomando como partida unos adolescentes o jóvenes en paro.

      Sin embargo, la historia de este hombre ofrece aspectos significativos por todo lo que he expuesto. Un ermitaño en pleno siglo XX es algo muy literario, valleinclanesco se podría decir. Su historia es tremendamente magnética a pesar de que su obra (que fue decayendo en calidad, según he podido saber) pudo ser insatisfactoria o kistch. No sé. Saber de él me ha llevado a imaginar lo que pudo ser su locura o su lucidez, no sé en qué proporción cada una. No todo el mundo tiene que representar el modelo de familia, y él vivió en un mundo real pero en una experiencia fuera del tiempo. Su universo era atemporal. E imaginarlo en taparrabos a sus sesenta años, enfermo, es en sí mismo, o bien una obra de arte o algo profundamente patético. El arte de la modernidad está lleno de dualidades así: genial o decadente, vulgar o extraordinario. El problema es quién decide algo así. Hoy Risto Mejide en una entrevista en El País reivindica a Belén Esteban como icono de nuestro tiempo. Así fue Man, no quiero compararlo con nuestra folklórica, claro está, sino mostrar sus claroscuros, su ambivalencia, su dualidad, su mezcla de genialidad y fracaso. Su historia tiene ciertamente elementos muy dramáticos y artísticos.

      En en el paisaje, coincidimos plenamente. Me ha costado veinte años de venir a Galicia para llegar a este entorno de la Costa da Morte. El año anterior estuve en Malpica, Corcubión, Cee, Finisterre, pero no intuía que muy cerca había esta costa virgen llena de magia.

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