Blog poliédrico que no cree que haya una versión canónica de la realidad y que asume la contradicción flagrante como sistema de interpretación del mundo.
Como empirista lógico, no es este filósofo santo de mi devoción. Para él, todo lo que no sea verificable bajo un método científico no es válido, y por lo que nos dice, la identidad personal no es verificable, por lo que no existimos. Postulado en el que no estoy de acuerdo, pues como metafísico, cada uno de los ocho mil millones de personas que pueblan la Tierra, existe, y además es diferente al otro. Cada uno tiene personalidad propia y trascendencia diferente, y cada uno sabe "que es" y no "que no es" (o que no existe, en este caso). No soy nadie para refutar a Hume, más quisiera, pero se que existo, que soy, y que tengo multitud de dudas, no de percepciones dudosas, que hacen de mi un ser pensante, no una percepción pensante del ser. En fin. Un libro que puede ir al hilo: De Gabriel Marcel: APROXIMACIÓN AL MISTERIO DEL SER. Ojo porque hay otro con título similar que ahora no recuerdo.
HPD: Hoy voy a la Facultad de Teología a guardar plaza para febrero con el Dr Ignaci B. , la asignatura: "El nihilismo moderno y sus respuestas"
Es innegable que todos tenemos una cierta idea de la identidad que nos constituye. Como dices cada uno es diferente, siente de modo diferente, tiene un carácter, unas manías, unas aficiones, una forma de moverse, y unas ideas que van vertebrando su cerebro. La identidad del ser -o su misterio- es algo fascinante. En el tiempo del cientifismo en que se nos dice que somos como identidad un conjunto de impulsos neuroeléctricos en el cerebro uno tiene una tendencia a concederle a la idea de Hume alguna pertinencia. ¿Qué es la identidad? Existe, eso parece, tenemos constancia de ella en nuestro sentir deshilvanado y fragmentario. ¿Qué da unidad a esos impulsos eléctricos? ¿Cómo vamos construyendo esa cadena de circunstancias que es nuestra vida, ese relato que todos nos hacemos de nosotros mismos? Sin duda, tiene algo de ficticio, de novela que escribimos a posteriori. Es un problema que me sobrepasa. Sé que existo, pero no sé de qué manera. Que soy un conjunto de sensaciones y percepciones es cierto, pero no se puede negar que haya una cierta idea de unidad más o menos ficticia. Eso sí, sin la idea de trascendencia, que tú como metafísico tienes, la identidad desaparece totalmente con el último impulso eléctrico del cerebro.
Muy interesantes tus estudios de Teología. A mí me hubiera gustado matricularme de Antropología Social y Cultural.
El nihilismo es la base de nuestra filosofía aunque la gente no se pare a pensarlo. La idea de que nada tiene sentido y que todo es un azar que acaba con la muerte está tan difundida en nuestro modo de ser que ya ni se percibe como idea.
Ahora, más bien, una sucesión de datos en el disco duro de un cerebro computacional. El mero hecho de una definición, aunque nos despersonalice o nos muestre como apariencia y secuencia, también nos otorga estatus, materia y tal vez dignidad.
La identificación del cerebro humano con un superordenador de una complejidad increíble es la gran tentación en estos tiempos tecnológicos. De ahí a considerar que somos en esencia un algoritmo -más o menos complejo- ya es casi una consecuencia que cae por su propio peso. Y si somos algoritmos, no es difícil saber cómo tratarnos, cómo manipularnos, cómo dominarnos condicionándonos para que elijamos lo que alguien quiere que hagamos. Nuestro peso como identidad parece que cada vez es menor.
Puede que nuestra identidad personal sea, en parte, como dice Hume, una ficción construida en función de todo lo que podemos sentir, desear, pensar e imaginar, pero si todo lo contrario no escapa al método de la razón que aplica.
Desconozco el método de la razón que aplica. Parece que estableces una contradicción en la idea de que somos una ficción y el método racional utilizado para desarrollarlo. No sé si vas por ahí. Y, claro, hay un conflicto entre la idea de que no existimos y la constatación de que podemos afirmar que no existimos, que dudamos si existimos, como hizo Descartes. Interesante.
Como empirista lógico, no es este filósofo santo de mi devoción.
ResponderEliminarPara él, todo lo que no sea verificable bajo un método científico no es válido, y por lo que nos dice, la identidad personal no es verificable, por lo que no existimos.
Postulado en el que no estoy de acuerdo, pues como metafísico, cada uno de los ocho mil millones de personas que pueblan la Tierra, existe, y además es diferente al otro.
Cada uno tiene personalidad propia y trascendencia diferente, y cada uno sabe "que es" y no "que no es" (o que no existe, en este caso).
No soy nadie para refutar a Hume, más quisiera, pero se que existo, que soy, y que tengo multitud de dudas, no de percepciones dudosas, que hacen de mi un ser pensante, no una percepción pensante del ser.
En fin.
Un libro que puede ir al hilo:
De Gabriel Marcel: APROXIMACIÓN AL MISTERIO DEL SER.
Ojo porque hay otro con título similar que ahora no recuerdo.
HPD: Hoy voy a la Facultad de Teología a guardar plaza para febrero con el Dr Ignaci B. , la asignatura: "El nihilismo moderno y sus respuestas"
Un abrazo
Es innegable que todos tenemos una cierta idea de la identidad que nos constituye. Como dices cada uno es diferente, siente de modo diferente, tiene un carácter, unas manías, unas aficiones, una forma de moverse, y unas ideas que van vertebrando su cerebro. La identidad del ser -o su misterio- es algo fascinante. En el tiempo del cientifismo en que se nos dice que somos como identidad un conjunto de impulsos neuroeléctricos en el cerebro uno tiene una tendencia a concederle a la idea de Hume alguna pertinencia. ¿Qué es la identidad? Existe, eso parece, tenemos constancia de ella en nuestro sentir deshilvanado y fragmentario. ¿Qué da unidad a esos impulsos eléctricos? ¿Cómo vamos construyendo esa cadena de circunstancias que es nuestra vida, ese relato que todos nos hacemos de nosotros mismos? Sin duda, tiene algo de ficticio, de novela que escribimos a posteriori. Es un problema que me sobrepasa. Sé que existo, pero no sé de qué manera. Que soy un conjunto de sensaciones y percepciones es cierto, pero no se puede negar que haya una cierta idea de unidad más o menos ficticia. Eso sí, sin la idea de trascendencia, que tú como metafísico tienes, la identidad desaparece totalmente con el último impulso eléctrico del cerebro.
EliminarMuy interesantes tus estudios de Teología. A mí me hubiera gustado matricularme de Antropología Social y Cultural.
El nihilismo es la base de nuestra filosofía aunque la gente no se pare a pensarlo. La idea de que nada tiene sentido y que todo es un azar que acaba con la muerte está tan difundida en nuestro modo de ser que ya ni se percibe como idea.
Un abrazo, Miquel.
Ahora, más bien, una sucesión de datos en el disco duro de un cerebro computacional.
ResponderEliminarEl mero hecho de una definición, aunque nos despersonalice o nos muestre como apariencia y secuencia, también nos otorga estatus, materia y tal vez dignidad.
La identificación del cerebro humano con un superordenador de una complejidad increíble es la gran tentación en estos tiempos tecnológicos. De ahí a considerar que somos en esencia un algoritmo -más o menos complejo- ya es casi una consecuencia que cae por su propio peso. Y si somos algoritmos, no es difícil saber cómo tratarnos, cómo manipularnos, cómo dominarnos condicionándonos para que elijamos lo que alguien quiere que hagamos. Nuestro peso como identidad parece que cada vez es menor.
EliminarPuede que nuestra identidad personal sea, en parte, como dice Hume, una ficción construida en función de todo lo que podemos sentir, desear, pensar e imaginar, pero si todo lo contrario no escapa al método de la razón que aplica.
ResponderEliminarDesconozco el método de la razón que aplica. Parece que estableces una contradicción en la idea de que somos una ficción y el método racional utilizado para desarrollarlo. No sé si vas por ahí. Y, claro, hay un conflicto entre la idea de que no existimos y la constatación de que podemos afirmar que no existimos, que dudamos si existimos, como hizo Descartes. Interesante.
Eliminar