Blog poliédrico que no cree que haya una versión canónica de la realidad y que asume la contradicción flagrante como sistema de interpretación del mundo.
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Blog poliédrico que no cree que haya una versión canónica de la realidad y que asume la contradicción flagrante como sistema de interpretación del mundo.
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Hay una narrativa interior monologada que va escribiendo, incesante, la gran ficción de nuestras vidas.
ResponderEliminarEl gran teatro del mundo sucede en nuestro interior a base de monólogos o diálogos multiperpectivistas. Esa obra dramática tiene como eje a un ego proteico y conflictivo que necesita la anagnórisis del sentido de lo que vive y de su identidad. Hay materialistas que creen que la obra de teatro concluye sin final y que lo vivido carece totalmente de argumento, más allá de la ilusión; y hay metafísicos que creen que la experiencia vivida posee sentido y la obra continúa en otra dimensión. Sin duda, en los tiempos actuales son más lo que confían en el poder de una tarjeta de crédito que en los avales de los sacerdotes o profetas. Es cuestión de perspectiva. Debería haber iglesias en que en lugar del Cristus hubiera una pieza icónica con el símbolo de American Express o Mastercard o Visa.
EliminarNo se si la obra continua en otra dimensión, no lo se, de verdad, no lo se. Intuyo mi bienestar viene de renuncias relativas, de no desear en exceso cosas que no necesito para comprarlas con dinero que no tengo.
ResponderEliminarHe aprendido a preguntar poco y a no dar excesivas explicaciones, y me muevo en ese mundo interior donde me encuentro a gusto.
Por otra parte esto de la pandemia ha descubierto en mi otra faceta, la de la solitud y siendo como soy, de especia gregaria, no me molesta en absoluto, antes bien, me agrada esta bajada de ritmo.
Le sienta bien, vamos, a mi mundo interior.
Un saludo ¡¡
El mundo interior es un territorio de mayor o menor profundidad que hay que cuidar y cultivar. Supongo que hay personas más o menos externas o superficiales, pero en todos hay un espacio vedado donde suceden nuestros pequeños dramas, intuiciones, miedos, delirios, expectativas, ira y violencia. Observarlo sin juzgar es importante. En cuanto volvamos en el otoño quiero retomar la meditación zen que he abandonado hace casi treinta años. Yo también soy solitario, salvo el mundo de mi casa, hay muy pocos amigos físicos con que tenga relación; el mundo se ha estrechado en ese sentido. Salut y un abrazo, Miquel.
EliminarHe sido rebelde, luego me he tranquilizado y he vuelto a rebelarme. Siempre me asaltan cuestiones, me bullen ideas. Doy por sentado que a todos nos sucede.
ResponderEliminarNo obstante, hoy vivimos y estamos ansiosos por facilitar, de motu propio y a nuestra propia costa, todos los detalles de los actos que efectuamos y que vamos a ejecutar. Las redes han sustituido a los ya anticuados conceptos de comunidad.
Cuando era adolescente pertenecía a un club parroquial en que nos juntábamos un centenar de jóvenes a divertirnos, participar de actividades culturales, festivas y lúdicas, excursiones y, sobre todo, mantener esa relación con nuestros pares en inquietudes y problemas. Fue un periodo apasionante. fueron dos años en que yo dirigí una revista del club que me proporcionó momentos maravillosos.
EliminarProbablemente, esto sea un anticuado concepto de comunidad que las redes sociales han sustituido. ¡Qué pena! Porque las redes sociales no implican auténtico compromiso personal en la amistad ni en la relación, carecen de entidad física, son evanescentes... Sé que han facilitado muchos contactos posteriores físicos, es así, pero pienso que la riqueza del mundo anterior a ellas era mucho mayor.
¿Y depende de lo rico que sea nuestro mundo interior que vivamos mejor o peor? Y no me refiero a riquezas materiales.
ResponderEliminarBesos.
Me temo que no. Hoy en una estación de tren había una pizarra en que hablaba de que los libros nos hacían ricos y libres, y yo he pensado que eran juegos de palabras: ni los libro ni nuestro mundo interior hacen que vivamos mejor en ningún sentido. Te lo dice alguien cuya actividad lectora es muy intensa, devoradora, como tú. Ni nuestro mundo interior nos salva de las asechanzas de la vida ni los libros nos hacen más libres. Hay mucha gente cuyo mundo interior es más o menos reducido y que no lee y es perfectamente feliz y autosatisfecha con su vida. Me temo que la riqueza de nuestro mundo interior es una característica que nos define pero no ayuda a vivir mejor. No pienso que Kafka, cuyo mundo interior ha alimentado todo el siglo XX, fuera especialmente feliz ni que viviera demasiado bien. Tener un mundo interior muy fuerte puede ser una condena y no ayudar a vivir.
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