No soy un buen ejemplo y no voy a alardear de ello. Una vez, hace bastantes años, era profesor de segundo de BUP, y tenía que explicar a mis alumnos por qué iba a estar un trimestre de permiso (sin sueldo, por asuntos propios). Tenía preparada la respuesta. Llevaba un radiocassette y les puse una canción de Los rebeldes: No me gusta trabajar. Sé que mis alumnos se sintieron desconcertados por mi explicación. Entonces no tenía obligaciones familiares y me solía pedir un permiso de tres meses cada cierto tiempo y me iba a realizar algún proyecto vital. En aquella ocasión empaqueté más de cincuenta libros de literatura y de historia y me fui a Las Alpujarras de Granada, a un pueblecito llamado Bérchules y allí me recluí en una pensión con vistas al valle, a las montañas y al río Grande de Los Bérchules. Estuve pasando enero, febrero y marzo, el duro invierno -a más de 1300 metros de altitud- y los inicios de la primavera. Leí, escribí, soñé mucho, hice largas caminatas, hablé con los pastores, aprendí los nombres de las montañas, de las distintas plantas, conocí la historia de la comarca, me identifiqué con Gerald Brenan en su estancia en Yegen, muy cerca de Los Bérchules en los años veinte y treinta del siglo pasado, observé el cielo y el paisaje, contemplé las estrellas por la noche, dibujé, llevé un minucioso diario de lecturas y reflexiones sobre lo que estaba viviendo, escribí cartas, charlé con la señora de la fonda Rafael… y no lamenté haber dado aquella respuesta impertinente a mis alumnos. Era cierto que no consideraba el trabajo como la clave existencial de mi vida. Aquel tiempo de distensión me permitió la observación del mundo y de mi interior en combinación con la buena literatura. No pienso que fuera un tiempo perdido, y sin embargo, luchaban en mí la tendencia a la acción y la abulia. Entiendo los personajes abúlicos barojianos, los contemplativos de Azorín, los desgarrados por las contradicciones de Unamuno… Y sobre todo me identifico con la indolencia oblomoviana. A veces me viene a la mente la tentación de meterme en la cama y no levantarme más como el aristócrata Oblómov, la novela magistral de Iván A. Goncharov. Creo que soy un fiel partidario del oblomovismo. ¿Luchar? ¿Para qué? ¿Para cambiar el mundo? ¿Para conseguir metas personales? ¿Para realizarse? ¿Para ganar más dinero? ¿No es acaso un esfuerzo el solo hecho de levantarse y ponerse las zapatillas? ¿Hay algo que merezca la pena ser conseguido y luchar para ello? Seguro que ante esta pregunta, muchos de vosotros diréis: claro que merece la pena luchar, pero...
... perdonadme estas reflexiones, surgen de lo más hondo de mí. Hoy el sistema productivo capitalista nos ha inoculado que hemos de ser cambiantes, flexibles, adaptables, ambiciosos y, sobre todo, productivos. Hemos de estar toda nuestra vida adaptándonos, reciclándonos, dejando como inservible el pasado… Todo estado contemplativo es entendido como inútil, hay que moverse, producir más por menos salario. Todo el que no logre adaptarse al tiempo, que cada vez se percibe como más frenético, será orillado, aplastado, marginado, triturado… Más tras esta crisis en que el único criterio que va a contar será la productividad. Los conocimientos son considerados circunstanciales por el sistema educativo, no especialmente necesarios. Importa más la velocidad de cambio y de adaptación que la densidad; el enriquecimiento rápido y el consumo frenético que la dimensión del ser. No en vano se percibe en los escritores del pasado una fuerza y un magma infinitamente superior en profundidad que los escritores del presente. Vivimos a velocidad creciente, importa moverse rápido para dar la impresión de que vamos a alguna parte aunque no tengamos ni idea de hacia dónde o intuyamos que sencillamente vamos camino del desastre.
Mi forma de resistencia es negarme a participar en este caos frenético, a reivindicar la indolencia, la pasividad, mi negativa a sentirme productivo. No quiero obtener títulos, no quiero ser catedrático, no quiero adaptarme, no quiero crecer hacia fuera, quiero crecer hacia dentro, hacia la tierra, quiero detenerme y observar el cielo, mis manos, escuchar los latidos de mi corazón, acompasar mi tempo a los de autores que me hablan hace centenares de años como Montaigne y para entenderlos es necesario ser un poco –o un mucho- inútil, perezoso, indolente, pasivo, abúlico, contrario a conseguir metas u objetivos
Sé que el mundo no puede progresar con individuos como yo, pero es que la misma noción de progreso como fuerza ciega e incontestable me produce aversión. Creo que soy un individuo improductivo, sin ambición, nada adaptable, lento, sumergido en ensoñaciones poco prácticas y desde luego nada preparado para la sociedad que estamos viviendo en que todo ha de ser ligero, burbujeante, cambiante cada diez minutos, lleno de imágenes vertiginosas que no aspiran a tener significado y cuyo poso es cercano a cero. Pienso que el llamado progreso produce una saturación brutal de basura que es tomada como fundamental. No me gusta la basura pero progresar implica una producción gigantesca de desechos que se adornan y se consumen como si fueran alimentos nutritivos y hay que exclamar con entusiasmo que son riquísimos y que queremos más, muchos más. Estar toda la vida devorando desechos a ser posible con kepchup.
Pero no.
¿Entienden a Oblómov?
Querido Joselu, me saltan las lágrimas al escucharte. Entiendo. Solo quiero que recibas mi abrazo silencioso e intenso de amor y fuerza. No te machaques. Eres un ser excepcional. Eres necesario. Ahora descansa. Yo te contemplo desde otro lugar, desde el lugar del corazón, del alma. No estás solo en este estado de cambios.
ResponderEliminarTe dejo mucha luz, fuerza y amor en este abrazo permanente,
Naia
Pues no te creo, Joselu. No eres nada improductivo, todo lo contrario. Te niegas a correr alocadamente hacia el desastre. Claro. A algunos les parece que la hormiga, en su apresuramiento, se desplaza más rápido que el elefante. Pero no es así.
ResponderEliminarNo se trata de adularte. Pero la realidad es que una de las cosas por las que vale la pena luchar es porque los demás puedan -si quieren- pensar como tú, como tú, Joselu, no es un como tú genérico. Recobrar la humanidad para quien la haya perdido es una lucha que vale la pena y creo que, aunque intentes disimularlo, luchas.
Tu entrada da para alargarse y alargarse, pero creo que ya vale por hoy.
Un abrazo.
Creo que el Joselu de Bérchules no era oblomoviano.
ResponderEliminar... nos quedaremos siempre con el que "anduvo en la mar".
Qué bello es junio, compañero.
Un abrazo.
Me he quedado boquiabieta, extasiada, leyendo tu discurso apasionado, Joselu.
ResponderEliminarMe niego a seguir en ese batiburrillo que llaman civilización actual, me niego a llenarme de todo cuando digan y en la modalidad económica que digan, me niego a sonreír porque sí, me niego a ser esclavo en este mundo.
Yo me pierdo, un poco como tú, en el lento pasar del tiempo, "im-pro-duc-ti-vo vuelo de una mosca", de los paseos, de la contemplación del día sin tener que ir siempre corriendo a todas partes.
Espero y deseo, Joselu, que el mundo pueda y aprenda a progresar con individuos como tú (y como yo, que un poco tú también me siento en mis circunstancias).
Necesitamos crecer... HACIA ADENTRO, como bien has comentado, Joselu.
Me haces sentir un poco menos sola :)
Desde que leí la novela de Goncharov, hace ya bastantes años (en la edición de Letras Universales de Planeta) me impresionó vivamente el personaje de Oblomov (yo lo escribo sin acento) y creo, en lo que coincido con Animal de Fondo, que lo tuyo, Joselu, no es oblomovismo, sino tal vez un ligero, y acaso persistente, desfondamiento. Por si a alguien pudiera interesar, dejo un enlace a un texto que escribí hace años sobre Oblomov:
ResponderEliminarhttp://lasesquinasdeldia.blogspot.com/2009/02/oblomov.html
Saludos.
Joselu, me permites escribir esta frase en mi Twitter:
ResponderEliminar... no quiero crecer hacia fuera, quiero crecer hacia dentro.
Pienso y luego hablo o escribo, volviendo al tema, pienso que algunas veces las palabras nos confunden con el matiz que las identifica, y percibo que por algun recodo hay algo que no esta en su lugar.
Si escuchamos lo que realmente estas diciendo, tu puedes escribir un tratado en Budismo!
Ademas la palabra produccion no aplica, tu produccion, tu aporte al mundo es dar conocimiento. Por ejemplo lo que tu produces en este blog es una lluvia productiva! Gracias por compartir tu conocimiento con tus lectores.
Lamentablemente no entiendo a Oblómov. Es tal mi ignorancia que no sé ni quién es. Pero tampoco me entiendo a mí mismo y eso no me ha impediro sobrevivir... hasta ahora. Fíjate si coincido contigo, Joselu, en la visión cósmica del mundo interior, y también del exterior, que no sólo me niego a ser consumista, productivo y en general producto desechable de la sociedad, que incluso voy a dejar la docencia.
ResponderEliminarEs decisión personal, no obligada pero sí meditada. Detesto seguir participando de esto que llaman "educación", y por lo tanto no lo haré más. ¿Cobardía? Igualmente soy partidario del trabajo razonado, o de la razón en el trabajo, y en absoluto trabajador por objetivos. Ni siquiera sé si soy un trabajador o un parásito, así que tampoco creo tener objetivo alguno.
Cambiaré de vida y elegiré otra muerte.
Un abrazo.
Este artículo tuyo tiene me conduce a una reflexión que ,reconozco, es muy bestia:
ResponderEliminar¿Tienes hijos?
Lo digo porque en un primer estadio de consideración de nuestra esencia somos monos desnudos.
Joselu, de verdad. De verdad que no sé como expresarlo pero me he sentido identificada contigo en todo tu escrito. Yo, no se si bien o mal, les he inculcado a mis hijos que triunfar en la vida no es lo que dice la sociedad. Triunfar en la vida es ser feliz. Dos de ellos ya lo están cumpliendo. Uno se ha ido a vivir a Brasil donde la vida es más, mucho más lenta y alegre y con dos pesetas comes aunque sea todos los dias arroz o feijoada y todo por el mínimo esfuerzo. El otro ha dejado la chaqueta y la corbata colgada en la percha y ahora ha pasado por propia voluntad de Director a autónomo arreglando ordenadores. Quiere disfrutar la vida con su huerta y su jardín y salir del rollo. Yo me siento orgullosa de ellos aunque la sociedad los verá de otra manera.
ResponderEliminarY yo no sé si terminaré yéndome a vivir a Brasil también, apartada del mundanal ruido.
A mi tampoco me gusta la vida que veo a la gente: producir y producir y producir y casi no vivir.
Que si entiendo a Oblómov? Te entiendo a tí Joselu y te comparto. Un beso Lola
Yo creo que entiendo lo que dices y me recuerdas a esos sabios chinos que predicaban que la pereza era en realidad un valor a preservar, y yo reconozco que si pudiera tal vez algún día me tomaría tres meses sin sueldo (ni puedo hacerlo ni mi familia puede pasar tres meses sin mi sueldo). Pero son malos tiempos para este punto de vista y ahora lo que tu dices a alguno le sonará casi como una provocación (que ya se que no lo es). Yo estoy prisionero entre el trabajo y la familia, cuento el tiempo libre por horas y minutos, y aunque trato de aprovecharlo al máximo, no me alcanza para lo que yo quisiera.
ResponderEliminarUno de mis proyectos es estar un día sin hacer absolutamente nada, tampoco leer, apenas pasear un poquito, o tal vez ni eso, no cocinar, apenas no comer, nada. Hace años que lo tengo en mente, pero me falta ese día y no se si podría, de tenerlo.
Dejo el enlace a las interesantes y densas reflexiones de Luis Valdesueiro en su blog Las esquinas del día a propósito de Oblomov. No dejéis de leerlo: OBLOMOV.
ResponderEliminarMuchas gracias por el enlace.
Me he releido tu texto. Se me acude otra reflexión, precisamente porque somos primates evolucionados eso del 11 + 1 nos machaca.
ResponderEliminarAunque en nuestro caso sea 10 +2.
Me explico, hace no mucho tiempo un antropólogo ,de cuyo nombre no puedo acordarme, realizó un ensayo sobre el 11 + 1; es decir como seres primates con genética cazadora-recolectora y tendencia al nomadismo podían soportar once meses de trabajo en un trabajo muchas veces inspoportable e insoportado a cambio de un mes de "libertad" que se dedica a algo tan anodino como ir a la playa, o tomar unas tapas, muchas veces "soportando" a los que nos rodean mienatras nosotros a su vez somos soportados.
O sea, yo me voy a Les Cases d'Alcanar a un apartamento de 30 m2 cuando lo que me gustaría es irme a fotografiar Marruecos o Islandia (sabes que al igual que Frikosal me muero por la fotografía).
O sigo con una cámara digital hecha polvo y un equipo fatal y en cambio, no sé si con cierto masoquismo me gasto lo que supondría un equipazo de muerte en unas vacaciones en Eurodisney.
Yo creo que el sacrificio de individualidad que supone la pareja y la descendencia de vez en cuando nos hace soñar con "los Mares del Sur" como aquel personaje que tan bien supo reflejar Vázquez-Montalban.
Enfin que esto del 11 + 1 mata, no me imagino lo que será el 12 + 0. O el 0+0 con un montón de deudas.
Osties Josep, si te has ido a Eurodisney que no te vuelva a oir quejarte de la D70 :)
ResponderEliminarPecado gravísimo has confesado así como quien no quiere la cosa.
Ojo no te lo tomes mal, esto de los textos escritos a veces tiene el problema de que no se ven las expresiones. Ahora estoy sonriendo de oreja a oreja y este comentario es en el tono con que se hace una broma a un amigo tomando unas cervezas.
Ja, ja, ja... Menudos dos...
ResponderEliminarMuy buena Frikosal, me ha pillado usted con las manos en la "burguer" ¡ja ja!
ResponderEliminarJoselu, es que "semos" peligrosos, ¡ja ja!
Joselu, coincido tanto con lo que dices que me sabe hasta mal leerte, porque tú ya lo has dicho tan bien que veo inútil postear lo mismo en mi blog.
ResponderEliminarYo también aborrezco de la producción, de la utilidad y de la carrera hacia ningún lado.
Y me hubiera gustado hacer como tú y tomarme meses sabáticos (qué envidia) para hacer lo que me gusta, pero no ha podido ser. No se cómo, pero muy pronto me vi envuelto en responsabilidades.
Y me parece genial tomarse unos meses y no sentirse obligado a justificarse por ello.
Viva Oblómov!
Gracias a ti, Joselu.
ResponderEliminarNo sé si entiendo a Oblómov, pero desde luego a ti sí. Creo que muchas veces me he sentido tal y como describes.
ResponderEliminarComo siempre, consigues conmoverme y llegarme hasta dentro. Sobretodo en estos momentos en que soy un lastre para el sistema, improductiva y poco ambiciosa.
Creo que tengo que volver a leer dos o tres veces más el post. Y seguir reflexionando sobre él.
Gracias Joselu. Un abrazo.
A mí no me parece que el hacia dentro sea menos productivo que el hacia fuera; ni siquiera menos pragmático, a no ser que concedamos burdamente al pragmatismo el simple ámbito de lo práctico.
ResponderEliminarSeguro que la pensión en la Alpujarra no era exactamente Oblomovka; pero, para cada cual, no hay más paraíso ni Arcadia posible que su propia oblomovka.
Grande, tu entrada, Joselu.
Un abrazo.
Hola Joselu, la verdad en este momento de mi vida luego de un forzado temporal retiro estoy disfrutando de mi vida familiar, aunque a veces me hace falta el trajin ocupacional mas por gusto personal, y obviamente para subsanar gastos que este sistema nos genera y sin darnos cuenta como zombis entramos en una dependencia consumista y estupida. No se si entiendo a ese O que mencionas pero me has recordado una historia de A. de Mello que quizas tenga algo en comun.
ResponderEliminarEsa dice asi:
El rico industrial del Norte se horrorizó cuando vió a un pescador del Sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.
“¿Por qué no has salido a pescar?”, le preguntó el industrial.
“ Porque ya he pescado bastante por hoy”, respondió el pescador.
“¿ Y por qué no pescas más de lo que necesitas?”, insistió el industrial.
“¿Y qué iba a hacer con ello?”, preguntó a su vez el pescador.
“Ganarías más dinero”, fue la respuesta. “De este modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que podrías obtener más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas...y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico, como yo”.
“¿Y qué haría entonces?”, preguntó de nuevo el pescador.
“ Podrías sentarte y disfrutar de la vida”, respondió el industrial.
“¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso instante?”, respondió el satisfecho pescador.
Anthony de Mello ("El canto del pájaro")
Mis saludos como siempre, tu fiel seugidora.
Te lo dicen todos y es verdad JOSELU,
ResponderEliminarsinceramente, salvo la sensación de postración que a veces parece que te ataca, tú no tienes nada de Oblomov.
Hace mucho que lo leí, pero recuerdo que a parte de no salir de su habitación por estar comido por la indecisión y la inseguridad era un ser al que aunque al final, le tenías simpatía, a mi en el fondo siempre me pareció un cobarde y tú de cobarde no tienes nada. De hecho, a veces me da la sensación que eres como un revolucionario al que le falta un ejército que le siga.
Lo tuyo es pura impotencia, insatisfacción y rabia de ver como van las cosas y no gustarte, y eso, como a muchos, te come vivo por dentro. De querer desmarcarte de un sistema consumista que nos devora a todos y que no te dejen.
Pero ¿sabes JOSELU? eso que a ti te ocurre, nos ocurre a muchos. Sólo que en lugar de tirar la toalla y dejarnos llevar por el abatimiento, seguramente porque somos o más ingenuos o más tontos, o las dos cosas, seguimos soñando conque aun no está todo perdido.
Mientras haya gente que escriba como tú lo haces, siempre queda esperanza. Yo creo que en la blogosfera, quedamos los últimos soñadores de este mundo, pero mientras que seamos capaces de seguir soñando, no está todo perdido, la cosa no está tan mal, porque como ves, no estás solo.
Entre todos, nos achuchamos y nos damos calorcito, para seguir tirando. Por eso se lucha, para ser más felices y hacer más felices a los que nos rodean, al menos yo lo hago por eso. A mi me hace inmensamente feliz pensar, que con un pequeño mimo, a alguien se le dibuja una sonrisa y tiene su minuto agradable del día, eso ya lo compensa todo.
Y lo de vaguear jajaja a mi ¡¡¡me encanta!!!
por mi y si me dejaran, me tomaría tus tres meses sabáticos cuatro meses al año jajaja
¡¡ pero que envidia corretear tres meses por ahí sin rumbo !! ¡¡simplemente viviendo!!
Mmmmmmmmm a mi, ya me has animado esta mañana...¡¡ojalá la tuya sea fantástica!!;-)
Un beso muuuuuuy grande para ti y si te falta el aliento piensa que...
¡¡¡queda muuuy poquito para las vacaciones!!!
y se...¡¡¡ que las tuyas huelen a sur!!!;-)
¡¡ANIMO, JOSELU, que no estás solo!!
Maravillosa entrada, la postmodernidad plasmada de un brochazo limpio. Gracias por esta reflexión.
ResponderEliminarHace realmente poco escribí una reflexión parecida en esencia: http://paramiescritura90.blogspot.es/1276028340/
Un saludo
Digamos que tratas de hacer tu vida tan útil como un poema. Esta perfecto! Joselu! este me ha gustado, tal vez por eso de la identificación. O no sé. me ha gustado recien me despierto no estoy muy claro de ideas aún.
ResponderEliminarSaludos abrazos y sonrisas
¿Para qué luchar, Joselu? ¡Para vivir! Creo que cada persona está en el mundo porque el mundo no se puede perder su contribución personal. Por eso vivimos.
ResponderEliminarClaro que hay días en los que nos sentimos más fuertes o más animados y alegres, y otros en los que menos. Pero lo importante es seguir, seguir vivos y continuar con la propia tarea. Porque nuestra tarea, lo que a cada cual le concierne, la parte que nos corresponde, no la va a hacer nadie excepto nosotros.
Entiendo a Oblómov, y a Zaratustra, y a Abel Sánchez. Nos definen las contradicciones, pero no nos eximen de nuestras responsabilidades.
Animula vagula blandula :)
'El derecho a la pereza'.
ResponderEliminarQué magnífica reflexión a partir de Oblómov, Joselu. Creo que todos necesitamos esas fases oblomovianas y que, a gran escala, son parte de un flujo natural entre el reposo y la actividad. Pero sale muy caro ser oblomoviano en este mundo y por eso hay hasta pastillas que te lo impiden.
ResponderEliminarY te faltó decir lo de "el vino del jondón" que dice la canción que C. Cano le dedicó al inglés.
ResponderEliminarQuerido amigo yo tampoco quiero ser empleable, tampoco quiero ser productivo. Mi mayor placer aún es sentarme en lo alto de un cancho cuando voy a mi pueblo, a la sombra de una encina y ver pasar el tiempo, ver crecer la hierba, ver pasar el agua de la rivera...cuando este agosto pase unos días allí me acordaré de ti...Aún me planteo y creo que siempre lo haré, de la utilidad del correr (salvo del peligro) Veo a las buenas gentes de mi pueblo, sobre todo los mayores, que nunca tienen agobios, que van a su huerto, a dar una vuelta a las lechugas y dar de comer a las gallinas y al cohino, pausados, al ritmo que marca la naturaleza que nunca tiene prisas. Como dicen los hombres del desierto, nosotros tenemos relojes y ellos tienen tiempo.
Imagino que conocerás las desgracias de los lobos esteparios.
ResponderEliminarQue quien tenga que hacerlo te bendiga. Un millón de gracias por tu luz.
Ya sé Joselú que soltarás la carcajada cuando me reivindique como oblomoviano de pro, porque Oblomov es un trasunto de mi personalidad más íntima; pero ese es el triste destino de los hacedores, que nadie es capaz de advertir el intenso oblomovismo que llevamos dentro, y sólo el hecho de poseer esa naturaleza oblomoviana es lo que nos permite exteriorizarnos en la acción.
ResponderEliminarY yo que tengo la sospecha (¡y la esperanza!) de que ese viento de lucidez azota ya demasiadas conciencias como para que "esto" no se haga peligrosamente gaseoso. De todas formas tampoco me hago demasiadas ilusiones: en cuanto nos descuidemos esta crisis tan oportuna reenfocará nuestro campo visual una vez más hacia la consuetudinaria zanahoria y las cosas recuperarán su habitual y, ay, letal solidez.
ResponderEliminarSaludos, y gracias por ese magnífico texto.
Creo que soy un individuo improductivo, sin ambición, nada adaptable, lento, sumergido en ensoñaciones poco prácticas y desde luego nada preparado para la sociedad que estamos viviendo...
ResponderEliminarVamos, amigo: Tienes blog, probaste las TIC cuando nadie hablaba de ellas, escribes con pasión y entrega, eres solidario, comprometido, políticamente incorrecto... Más que Oblomov, eres un Holden Caulfield crecido y descreído.
Saludos.
Yo tuve un bisabuelo que un día (según me contaba mi padre) se metió en la cama y ya no se levantó. Estuvo sus últimos quince años de su vida en cama (sin estar enfermo) Marinero de profesión, de los de vela latina, decía que se había cansado de pescar peces, de luchar contra el viento, de ver el mar, y quería ver pasar la vida... A veces nos hace falta bajarnos del tren y ver pasar la vida. Indiscutiblemente.
ResponderEliminarUn post muy aleccionador. Tomo nota.
Un abrazo.
Me siento profundamente identificada con lo que dices. Creo que desde niña en mi familia me enseñaron con el ejemplo que el ocio es necesario. Todos los años nos íbamos un mes de vacaciones a la Patagonia (soy argentina) y nos desconectábamos de todo, sin TE, sin diarios ni TV. Recuerdo que me leía todos los libros que preparaba durante el año recostada en las playas de los lagos y durante el viaje de dos o tres días en auto. Sé que en ese "tiempo muerto" decidí dedicarme a la literatura.
ResponderEliminarLuego, de casada y ahora ya con hijos, mantengo ese tipo de vacación en contacto con la naturaleza y la lectura y trato de inculcársela a mis hijos, aunque el presupuesto no me da para q dure tanto.
Mi padre, que sigue trabajando durante la semana, se desconecta los fines de semana yendo a su casa en el delta del río de la Plata, donde pesca y observa pájaros, y donde sobre todo lee. Leemos literatura recostados en las hamacas paraguayas colgadas de los árboles. Y ese tiempo improductivo es el más hermoso del año
Me gusta esa visión. Me gusta mucho. En absoluto considero que sea negativa, porque siempre he opinado, que no por hacer menos, se vive menos. Se vive exactamente lo mismo, porque de hecho, se vive. Eso es algo absoluto. Se haga lo que se haga, incluso cuando uno aparentemente o no, no hace nada. Y de hecho, es más o menos la que yo tengo. Me da igual ser inútil o que mi visión lo sea a ojos de otros. Me importa tres pitos. No me importa no tener un coche nuevo, por no trabajar para tenerlo y todas esas cosas. Me estimo mucho más mi tiempo que un coche -donde digo coche pon lo que sea, material-. Con tener mi casa y comida, ni plin. Hombre, no te digo que no me gustaría tener dinero para viajar, porque sería una trola de aquella manera, eso sí, pero más allá de eso... es que no se me ocurre nada. Y lo de viajar es porque considero que es la forma más divertida de aprender. Sin más. Y eso sí tiene sentido, al menos para mí. No me cansa, en absoluto.
ResponderEliminarHace años, recuerdo que mi mejor amigo siempre me decía... tú te has equivocado de país al nacer. Porque no salía mucho y eso. No tenía -ni tengo- un grupo de amigos definido con el que salgo semana sí y semana también. Sí tengo muchos amigos, y por suerte, o por lo que sea, siempre están, pero yo salgo y entro cuando quiero, voy y vengo cuando me apetece. Yo sé que están, ellos saben que estoy. No hace falta más. Y es así como me gusta mi vida. Supongo que porque... yo soy así. Mi mejor amigo me lo decía entonces, porque en Alemania no se sale como aquí y eso, no por el tema de la productividad, y yo siempre he pasado mucho tiempo conmigo. He ido muy a mi bola. Tal vez empujada por las circunstancias, pero... no creo. Ya te digo, soy así y ya está :-) No me importa estar sola, de hecho, me gusta, me gusta mucho. Tanto, que a veces me pienso en comparativa con el resto... asocial. Pero no creo que lo sea. Me gusta la tranquilidad, y la vida contemplativa. Eso no quita que me gusten las personas, ojo. Pero no sé, es la forma que yo tengo de observar con gusto mi realidad. Y no me refiero a mi... situación personal, social o como quieras llamarlo. Sino esa realidad en la que todos estamos inmersos y de la que somos parte. Yo sí entiendo a Oblómov, y me gusta ya te digo. Me gusta mucho.
Lo malo, es que hay tantas cosas que no están bien, que no pueden dejarse así. Y el señor Oblomov, queda relegado. Pero en el fondo y de modo personal, no del todo. Nunca.
Mi padre vivía así. Tuvo que aprender a hacerlo por fuerza, aunque en el fondo eso también va con la persona, pienso. Y el caso es que todos en mi casa aprendimos mucho sobre unas cuantas cosas. Muy importantes y sin embargo, obviadas hasta el extremo por muchísimas personas. En fin...
Besos, Joselu.
Buscando imágenes para mi relato, me encontré con tu posteo, ¡lo festejo tanto! Viva Oblomov!
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