lunes, 31 de mayo de 2010

Allí estábamos

Hace poco más de dos años publiqué un post titulado Lluvia en Macondo. Recomiendo leerlo para entender la dimensión de lo que voy a explicar. En él hablaba de Álex –un alumno de primero de bachillerato- y la profunda crisis que estaba pasando que le llevó durante varios años a vivir un infierno personal en un proceso complejo de readaptación a la realidad.

Vuelvo a ello por una razón. Este fin de semana se celebraba la caminata que va desde mi barrio de la Almeda (en Cornellá de Llobregat) hasta el macizo de Montserrat. Otros años eran 56 kilómetros, pero la vía de éste se había recortado en tres aunque la dificultad era aún mayor si cabe. La travesía es nocturna y por el ritmo que lleva nuestro grupo dura unas catorce horas. Era la octava edición en que participaba. Es una prueba de resistencia física y psicológica de grado medio aunque muy fuerte para un ciudadano común que no sea un atleta.

La mayor dificultad es el ascenso a Montserrat despuntado el día tras haber andado cincuenta kilómetros. Las fuerzas se agotan y uno llega al límite de su resistencia.

Caminaba con mi grupo charlando animadamente al atardecer cuando alguien se puso a mi altura y me saludó. Era Álex, el protagonista del post que he reseñado arriba. Hacía ya bastante tiempo que no lo veía. Lo vi más delgado. La medicación lo había engordado mucho y ahora aparecía esbelto y atlético. Se quitó las gafas oscuras y se unió a nuestra pandilla y el resto de la noche participó de nuestras conversaciones, bromas y desfallecimientos.

Álex está en proceso de recuperación, pero mi impresión fue magnífica en lo relativo a su terreno personal. Está luchando por readaptarse y tiene metas profesionales tras haber descarrilado en el bachillerato, pero lo más interesante es su vocación humanista y solidaria. A sus dieciocho años participa en una ONG de ayuda a un país centroamericano, trabaja también con la cruz Roja, y colabora como voluntario en su ciudad con toda causa justa que lo necesite. Estuvimos hablando durante un buen rato sobre su visión del mundo, sobre la desigualdad, la pobreza, la necesidad de educación para los países subdesarrollados, el calentamiento global, la necesidad de poner límites al crecimiento, la crisis económica, y también hablamos de su proceso evolutivo tras haber estado al borde del abismo. La terapia humanista que está recibiendo está haciéndole verse de otra manera y darse cuenta de que el pasado no tiene por qué condicionar ni el presente ni el futuro. Yo le hice observar que su crisis le había hecho más denso, más profundo, más rico humanamente frente a la frivolidad que se palpa entre los jóvenes de su generación. No había muchos en aquella marcha a Montserrat. Era el grupo de edad menos representado. De hecho había más personas mayores de sesenta años que menores de veinte.

¿Por qué hacer esta marcha demoledora? Yo tenía mis razones y desde luego no eran religiosas. Quizás es un desafío personal que te lleva a prepararte durante el año. Todos los que participamos lo entendemos como una prueba, también intuyo que Álex se lo tomaba así e incluso con una distensión muscular y vendado se puso en camino. Tres jóvenes que iban con él terminaron retirándose a mitad de trayecto, pero él siguió con nosotros charlando, guardando silencio o riéndose a mandíbula batiente con los comentarios archidivertidos de Toni, nuestro compañero más divertido.

La noche fue pasando, atravesamos bosques alumbrados con nuestras linternas, cruzamos urbanizaciones, ascendimos, hicimos descensos vertiginosos por caminos llenos de piedras, subimos tramos durísimos de escaleras y llegamos al último avituallamiento al pie de Montserrat en Collbató. Allí comenzaban dos horas terribles de ascensión hasta el monasterio. Hubo momentos en que lo pasé muy mal al límite de mis fuerzas, Toni sufrió una lipotimia y casi se desmaya, y Álex con su rodilla lesionada tuvo un problema serio con sus abductores que le hizo subir buena parte del ascenso con fortísimos dolores, tanto que tenía que impulsar sus piernas con las manos para poder seguir.

Pero llegamos a eso de las nueve de la mañana y Álex también con una cara –a pesar del dolor- de profunda satisfacción. Lo había conseguido. Esos momentos son únicos. Brindamos con cava fresquito y me comí un bocadillo de salchichón. ¡Qué manjar más exquisito me pareció! Los malos momentos desaparecieron mientras la mañana brillaba con un sol espléndido. Nos dolía todo y olíamos a tigre, pero allí estábamos de nuevo. Y no sería la última vez. ¡Qué hermosa era la vida!

Por ti, Álex.

17 comentarios:

  1. Me encanta tu experiencia y cómo la cuentas, Joselu. Yo nunca he hecho nada parecido. Hace años hice la ruta del Cares (sólo parte, hasta los puentes) con los chavales y otras marchas, pero no de cincuenta y tantos kilómetros, desde luego. Unos colegas míos van haciendo el Camino de Santiago a ratos. Yo no me atrevo, lo confieso, al menos no en ese plan. Creo que no soportaría esas caminatas un día tras otro. En agosto fui con mi marido desde San Sebastián hasta Orio, y no fue difícil, la verdad. También bajamos desde lo alto de La Rhune (creo que se escribe así), la dificultad es que es una pendiente continua. La verdad, las marchas agotadoras no me atraen. Me gusta andar por el campo, pero sin agobios ni prisas. No me propongo ningún reto ni batir ninguna marca. Me gusta disfrutar con lo que hago, y si lo paso mal se termina la magia.
    Estupendo el encuentro con tu ex-alumno, es lo bueno de este trabajo, que a veces vemos cómo ha evolucionado alguien que conocimos años atrás en otras circunstancias. Hoy también me he encontrado yo con una alumna de hace años, qué maja...
    Descansa, colega, te lo has ganado. Un fuerte abrazo.

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  2. Lo más parecido (pero ni así) a lo que narras que servidor hizo fue durante la mili. Largas marchas por las sierras alcoyanas a 35º con uniforme de campaña y mochila cargada con piedras. Horas de caminata rompepiernas que, sin embargo, a los veinte años se vivían de otra manera, con alegría, sin rastro de resignación, resentimiento o decepción, tan sólo anhelando la ducha fría y el rancho al final del camino.

    Otros tiempos, otros lares, pero las mismas personas con las mismas inquietudes y problemas, tu alumno Álex reflejado en mil caras asomadas a mil abismos...

    Un abrazo

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  3. Me has recordado cuando hice la Matagalls-Montserrat, que eran casi 90km entonces, hace 20 años.. me costó 20 horas pero llegué, gracias a que a veces tengo una determinación brutal. Es una lástima que los ateos no podamos ofrecer estos sacrificios a Dios (mira la vida de St. Llibori).

    Pero no tenía que haberlo hecho, eso me ocasionó una lesión en las rodillas de la que no me he repuesto y desde entonces he tenido muchos problemas.

    Felicidades a Alex si lee esto.

    Por cierto, ¿desde donde está hecha la foto?

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  4. Frikosal, es una foto sacada de internet y supongo que debe ser aérea desde algún helicóptero. Llegué tan destrozado que no tuve ganas de hacer fotos. Quizás porque ya he hecho esta travesía en ocho ocasiones. El paisaje era bellísimo subiendo desde las cuevas del salnitre pero estaba tan metido en mi esfuerzo y agotamiento en los últimos momentos que no tomé ninguna. Luego lo lamento.

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  5. Se necesita tener lo que hay que tener para embarcarse en una salida como la que tú describes. Pero si el final es feliz, el esfuerzo habrá valido la pena. La vida está llena de circunstancias que nos superan y que a veces sólo al hacerles frente nos damos cuenta de que podemos...

    Un abrazo.

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  6. Pocas palabras he de añadir a tu maravilloso y humano, relato, mis lágrimas salen de mis ojos con la calma de sentirme feliz por todos vosotros al haber realizado un gesto maravilloso de fotaleza y humildad. Fortaleza y humildad que me contagía, Gracias Maestro Joselu, Gracias alex, por tu valor, coraje y fe.. Sois maravillosos.
    Mis bendiciones.

    Te dejo un cóctel de aromas de primavera ensvolviendo el abrazo que te estoy dando,

    Naia

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  7. Me ha gustado tu relato Joselu. Parece que no cuentes nada pero tu post está lleno de humanidad. He leido el anterior post "llueve en Macondo" y he entendido tu alegría al ver a Alex. Me alegra que haya encontrado su camino. Besos a un Joselu cansado pero satisfecho. Lola

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  8. Me ha parecido una verdadera pasada Joselu, pero me alegro por vosotros. Lograr alcanzar la cima es uno de mis recuerdos más gratos. Pero para eso hay que estar en forma.

    Por cierto te agregé en el blog. Ya veo que tú tienes multitud de interesantes blogs para seguir. Qué lástima la falta de tiempo para bucear en tus enlaces. Tal vez más tarde, o en vacaciones.

    Saludos

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  9. Sigue subiendo amigo, sigue subiendo. Bendita simbiosis la de aquel día.

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  10. ¡Bravo!
    Sin duda, el grado de satisfacción lo da la medida del esfuerzo.

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  11. ¿Sabes Joselu?
    Siempre pienso, que con el tiempo se me pasará esto de que según leo sobre alguien, que me toca la fibra sensible (la mía debe estar en la superficie, como los nervios dolorosos de la dentadura);-) me afecte tanto, hasta el punto de pensar que soy, medio imbécil. Pero no hay forma y de nuevo, me ha vuelto a ocurrir, al leer ayer, el post antiguo en el que cuentas lo que le ocurría a tu Alex, se me puso un nudo en la garganta tremendo y lo dejé. Una de las cosas que más daño me hacen en esta vida, es ver sufrir a alguien, y no poder hacer nada por evitar ese sufrimiento, debió ser horrible, verlo cuando sufría sus crisis de ansiedad. Ahora, que he terminado de leerte, me encanta ver que está mejor y ¡¡vaya campeón!! ¡¡qué manera de pelear su rodilla !!.
    Conozco muy bien la sensación de desesperación que te entra, cuando piensas que no vas a ser capaz de terminar un recorrido. Yo no soy nada atleta tampoco y...¡¡ ni te cuento en que berenjenales me he metido!! sin tener mi cuerpo preparado para ello.
    Recuerdo, dos,ocasiones. Una haciendo la ruta de Cares en Asturias, que si no la conoces, te la recomiendo porque es de las cosas más preciosas que existen, dura ( quizá, bastante menos que la que tú cuentas) pero ¡¡increíblemente bonito el recorrido!! y una ocasión en la que me fui a escalar con mi hermano jajaja quiero decir, a arrastrarme como una lagartija, por una pared, porque ¡¡Dios que sufrimiento!! El Cares se nos hizo durísimo, porque nos pillo de lleno, el sol del medio día en el ascenso y casi morimos con el calor y el agotamiento, al llegar, lo recuerdo como el paraíso. La escalada fue peor, terminé, pero llorando de pura desesperación, cuando llegué arriba, mi mente sólo decía..¡¡nunca más, nunca jamás en la vida vuelvo a pasar por esto!! y...jaja...no fue verdad, porque repetí alguna vez;-) Yo creo, que hay pocas sensaciones tan estupendas, como sentir que has vencido a tu cuerpo. Me alegro que tú y Alex, lo hayáis logrado ¡¡enhorabuena a los dos!!

    Muchos besos y muuuuuy feliz día, montañero;-)

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  12. María, el único deporte que practico, ahora que he dejado la natación, es el senderismo. No me importaría empezar mañana mismo de nuevo el camino de Santiago y estarme un mes caminando teniendo el cielo infinito encima de mí. No me importaría empezar desde París y estarme dos meses. El cuerpo termina por hacerse etéreo y fibroso, y el alma se acompasa a los compañeros de camino que están más abiertos que en la vida normal. Álex es un prodigio de voluntad y de pundonor. Deseo profundamente que haya tenido ya suficiente dosis de dolor interior, y que consiga sus objetivos profesionales y vitales. Se lo merece. ¿Cuándo vuelvo a caminar? Ya lo echo a faltar. Creo que me gustaría ser nómada. Sólo echaría en falta los libros, pero ya contaríamos historias delante del fuego.

    Besos.

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  13. M'ha agradat molt conèixer el teu bloc i llegir aquest article, que em remet a experiències cada vegada més allunyades en el temps, que no de la meva memòria.

    Llegint el fons del teu article hom s'adona que encara hi ha joves (pocs però n'hi ha) amb els quals practicar el cultiu de les relacions humanes i això és, certament, molt reconfortant.

    Salutacions d'un substitut.

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  14. Hola, Samuel, m'han alegrat les teves paraules i la teva interpretació d'aquesta petita història. És el que jo volia destacar: que hi ha joves que es plantegen el món, que reflexionen i que actuen desitjant ser útils als més fràgils. Espero que Àlex pugui complir els seus somnis i que puguem seguir desenvolupant les relacions humanes. Gràcies per la teva presència.

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  15. ¿Sabes que la Banda Negra que tienes a la Derecha de la página impide leer una Franja de texto de unos 3 centímetros?
    ¿Es que sólo me pasa a mí? ¿Censura?
    porque si no...
    ¿como se explica que te comenten si no pueden leer el texto, salvo presumirlo?
    Espero que esto te sirva de algo.
    Tengo la costumbre del perfeccionamiento y me meto a correctora donde no me llaman.
    Normalmente no molesta a los afectados.
    Espero que contigo pase algo similar.
    Buen fin de semana. PAQUITA

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  16. Paquita, es la primera noticia que tengo de lo que me dices. Yo no veo esa banda negra y nadie me lo ha dicho. Yo utilizo google chrome, internet explorer y Mozilla y en todos ellos el blog se ve limpio. No entiendo qué pasa en tu caso. ¿Hay alguien más que lo vea así? Gracias, Paquita, gracias, caminante.

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