sábado, 7 de enero de 2023

Angélica Liddell


He viajado dos veces a Madrid para ver obras de Angélica Liddell (Figueras, 1966), una dramaturga, actriz y escritora española que se sale de los cauces convencionales del teatro que uno pueda imaginar. Sin duda es el dramaturgo -dramaturga española en este caso- más universalmente conocida. Ha recibido importantes premios españoles e internacionales y su teatro en que ella actúa como protagonista es difícil de olvidar porque es un teatro de sangre, sexo, suciedad, locura, éxtasis, enfermedad y, sobre todo, de una profunda espiritualidad en medio de un mundo estúpido, gregario y materialista incapaz de salir de su vulgaridad asfixiante, desde su punto de vista. Odia el teatro convencional y a todo el mundo que lo rodea. Su vida, caracterizada por un dolor extremo de vivir, está marcada por su Trastorno Límite de la Personalidad, que hace que cada día tenga que elegir si se suicida o sigue viva un poco más. Leerla es una experiencia extrema, y ver sus espectáculos es terapéutico porque uno asiste a verdaderos autos sacramentales llenos de sexo, violencia y locura. No hay límites a su dramaturgia que vive en primera persona. Muchos la odian y la desprecian, otros la amamos y vemos en su teatro una llama de verdad insoportable para una sociedad adocenada y complaciente a la que ella escupe. Pero para conocerla, mejor que mis torpes palabras, reproduzco una entrevista con motivo de su último libro. Leed la entrevista -publicada en El Mundo- y decidme qué os parece... 

 

Cierra con 'Kuxmmannsanta' la Trilogía del luto, vinculada a la muerte de sus padres. ¿El exorcismo de la orfandad se acaba alguna vez?

La orfandad te pone en un estado de vulnerabilidad extremo e invencible. No hay vuelta atrás. A medida que se acerca el final de nuestros días regresamos con más frecuencia a la infancia. Recuerdo a Bergman, aquellas 'Fresas Salvajes'. En el instante de nuestra muerte todos somos hijos, y elevamos a lo desconocido la pregunta de Job, ¿por qué?

 

'Kuxmmannsanta', este artefacto/libro es un mapa de extravíos y una minuta de daños. ¿A quién incrimina? ¿A quién exculpa?

Exculpo a mi madre, y a mi padre. Incrimino a todos los demás, a todo ese aluvión de indecencia con el que me atraganté, a todos los que me hirieron, a todos los que se aprovecharon de mi ingenuidad, a todos los que me despreciaron, a todos los que mintieron y me traicionaron. A todos los que me juzgaron. A todos esos cerdos. Y a toda esa suma de seres asquerosos que simplemente me disgustan. Ya soy muy mayor, no queda mucho tiempo para ajustar cuentas y orinar sobre sus cadáveres. Es un acto de caridad absoluta eliminar la fealdad de mi vida, que es eliminarla de la faz de la tierra. Soy una persona que no sabe defenderse en este mundo de fieras, no sé cómo se hace, frente a las personas me quedo indefensa, por eso he de aniquilarlos en verso.

 

Sólo su nombre en la portada y 521 páginas de palabras o de aullidos. Sin más datos sobre usted. Es como ir borrando huellas.

Este libro ha sido una lobotomía. Estrellé en el papel mis lóbulos frontales. Ahora puedo preparar mi desaparición y mi muerte. El que nos hiere nos regala la soledad, y esa soledad tiene un valor incalculable para seguir cayendo.

 

¿De qué manera es su vida el único argumento de su obra?

Las letras me las da la vida, como decía El Agujetas. Soy tan pobre que sólo dispongo del "yo", del "ser". Pero eso por sí solo no vale. Debe convertirse en supremacía estética. Hay que trabajar mucho, tanto como Tolstoi, hasta que te duele el espinazo de escribir. Es una cuestión de fuerza física, como dice Joyce Carol Oates. Al final no es el yo o la ficción, es literatura. El debate entre la literatura del yo y la ficción no me interesa porque no existe.


 

¿Y qué le importa o le interesa de este tiempo?

En estos tiempos hay que aprender a recordar lo que era el arte, debemos preservar el mundo de las imágenes que los poetas nos legaron en el siglo XX. En 'Caridad' reconstruyo una imagen de Las Mil y Una Noches de Pasolini (los amantes y la flecha dorada con forma de falo), lo hago para recordar esa imagen fundacional, para recordar lo que era el arte a medida que todo se vuelve más y más mediocre. Cuando fui a ver este verano 'La trilogía de la vida' de Pasolini éramos 10 personas en el cine y 500 imbéciles en la terraza de enfrente con un gintonic en la mano y la vacuidad en el rostro... El XXI es el siglo en el que las redes sociales prohíben publicar desnudos artísticos mientras un poco más abajo miles de jovencitas ofrecen sus servicios sexuales en sujetador y bragas. He visto pixelar hasta el pene de los perros. Eso sí provoca... Las fotos de García Alix, en cambio, no provocan sino que trascienden, en el siglo XX, en el XXI y en el XXII. Qué decir de Andrés Serrano o de Joel Peter Witkin... Pero en el siglo XXI se ha perdido el placer de contar, todo se ha vuelto reivindicación, baba y mensaje conciliador.

 

Dice en el texto titulado 'El estrangulador de Boston': "Al crecer perdemos las alas, se nos caen, como un diente de leche". ¿Y en qué nos vamos convirtiendo?

En almas cansadas, espíritus roídos y en payasos patéticos. Los peores son los expertos. Los que arguyen experiencia y sabiduría.

 

¿Escribir es no aceptar lo irremediable?

Escribir es hacerme estallar la cabeza para que otros beban vino en los trozos de mi cráneo.

 

¿De dónde viene su escritura?

Sin duda alguna viene de la rabia. Hay una rabia que debe canalizarse. La rabia procede de una herida, una herida de nacimiento que crece alimentada por el resto de las heridas, crece como un monstruo. Y ese monstruo me empuja a la venganza. Nací con esa bala en la cabeza. Si no encuentras el vehículo para liberar la ira acabas contigo mismo o empiezas a matar. Para mí sólo existen dos opciones, la escritura o la horca, y la escritura o el crimen. Mi infancia es muy similar a la de un psicópata. Intento transcenderla a base de belleza. Pero igual que se dice del mundo, en vez de todo podía haber nada. Yo me puse a trabajar.

 

¿A dónde va?

Me hago vieja. Los hay que están preocupados por el pelo y se largan a Turquía. Figúrate. A mí se me cayó de golpe de la sien derecha. Un hombre me abandonó de la manera más cruel posible, desapareciendo, y sucedió, de golpe, que mi sien quedó desnuda. Pensé: "Mira, es la sien donde se apoya la pistola". Los camareros que me conocen pensaban que estaba enferma. Al cabo de los meses el cabello volvió a crecer, pero completamente blanco, de una blancura incomprensible, demoniaca, como el pelo del Rey Lear bajo la tormenta. Temo que voy hacia la demencia, como mis padres. Es mi máximo miedo.

 

¿Qué le importa más en el mundo?

Las películas.

 

¿Y quién?

La persona que ha cuidado de mí durante 30 años. La única persona en la que puedo confiar. Eso es un privilegio del que a veces no soy consciente. A veces la basura de los demás me llega hasta los ojos y no sé verlo.


Escribir es hacerme estallar la cabeza para que otros beban vino en los trozos de mi cráneo


En este libro asoma un sujeto dañado, alucinado, también el suicidado por la sociedad. ¿Podría ser?

Absolutamente. Hace falta un grado de dolor alucinatorio para alcanzar algún tipo de conocimiento. Hace falta que la copa rebose. La cuestión es si la sociedad está preparada para asumir a los que se desvían, a los que no pueden más. Los manicomios, las cárceles y el arte recogen a los suicidados de la sociedad. Hoy Artaud estaría en el manicomio, ingresado por culpa de todos aquellos que lo nombran, la misma familia teatral de siempre.

 

¿Qué sitio tiene en estas páginas y en su vida la literatura?

La escritura es la pobreza absoluta, como decía Christian Bobin, es dar lo que no se tiene. Es la más grande de las pobrezas del Amor. Es la fragilidad indestructible, ese reino. No se puede leer ni escribir sin luz. La luz nos salva del miedo atávico a la oscuridad. En el fondo ignoramos todo acerca de lo que escribimos y leemos.

¿El teatro lo es ya todo?

Es tanto el fastidio, la hartura y el rechazo que me produce el mundo del teatro y su autocomplacencia, es tanto el repudio que me inspiran, rayano con la repugnancia, que a veces me avergüenza dedicarme a lo mismo que todos estos tontos habilidosos de la cultura sin arte, el clan. Me avergüenza. No soy de ahí, no soy. Me dices "teatro" y me amargo.

 

¿La poesía es algo?

La poesía es el canto. Cuando el mundo se destruya solo quedará el canto, como decía Schopenhauer.

 

¿Lo de afuera, lo que ocurre y cuentan los periódicos y dicen las radios, le empujan a escribir? ¿Le importa?

Todos los días introduzco la palabra "muere" en el buscador. Ahí aparece la madre que mata a sus dos hijas de un disparo de madrugada en una casa cuartel y luego se suicida. Aparece el jugador infantil que se desploma durante un partido sin posibilidad de reanimación. Aparece el obrero anónimo que ha muerto al caer desde la altura de una obra. Aparecen los atropellados, los asesinados, el cliente que mata a la puta, la pareja que decide quitarse la vida en un suicidio doble con somníferos bajo la nieve. Aparece la muerte de Godard. No necesito más. Un retrato conciso de la naturaleza humana, apenas un titular. El resto es campaña política, distorsión y manipulación, nada es verdad. Efectivamente todo es teatro del malo. Todo es John Doe [ficción]. Los medios crean al artista del Estado y al artista del Partido, y deciden a quien ignorar, sobre todo en un país de pequeñeces socialdemócratas como el nuestro. Prefiero el mundo oral, lo que me cuentan y quién me lo cuenta. Pero en los momentos en los que el sufrimiento es letal nada de eso importa. Más bien identificas tu violencia interior con la violencia del mundo, y quisieras que todos muriésemos abrasados por un fuego interplanetario.

 

¿Cómo imagina la felicidad?

Abrí la boca para respirar y me escupieron dentro. Puse mi alma en unas manos, y mi alma fue destruida. ¿Qué voy a pensar de la felicidad? La felicidad solo puede ser un estado de terror intolerable. La felicidad no es más que el miedo a perderla. No existe. Existe el terror. Hay un perro encima de mi casa que ladra ebrio de alegría cuando su dueña regresa. En cuanto ella se va, el perro aúlla, gime con desesperación atroz y escarba la puerta como quien es enterrado vivo y araña la tabla del ataúd. Hay noches enteras que escucho esos sonidos horrendos. La dueña no sabe de este sufrimiento espantoso cuando el perro la agasaja al volver. Eso es la felicidad. Un perro enterrado vivo rascando la tapa de un ataúd. Las personas que han sido enterradas vivas tienen las manos en forma de garra intentando quitar la tierra y su cadáver aparece con los ojos abiertos. Bajo la superficie de la alegría hay un horror incalculable. En fin, la felicidad es un fallo.

 

22 comentarios:

  1. Tremenda entrevista, en la que aparece, supongo que solo en parte, una muestra de esa inmensa personalidad desbocada que cual torrente debe de fluir en su obra. En fin una mujer impresionante sin pelos en la lengua.

    Salud.

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    1. He leído un par de libros de ella y te aseguro que no son tranquilizadores, son estallidos violentos de furia y de rabia homicida con un lenguaje poético en la estirpe de los mejores poetas. Pero ella es inclasificable. No creo que sus libros estén entre los superventas, pero tiene sus lectores, pocos pero fieles. Y ver su teatro no es fácil. Saludos.

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  2. Confieso que ho he visto nada de ella.
    Las respuestas son duras, a mi por lo menos me causan desasosiego.
    Nos haces una pregunta a la cual intento responder, en realidad yo no introduzco la palabra "muere" ningún día en el ordenador, como tampoco introduzco la palabra "vida", estoy aquí gracias a mi madre, y aunque me repugnen muchas cosas, hay otras que me han beneficiado. No todo es malo en la existencia.
    Dice que la felicidad es un fallo, un punto de vista más que respetable pero que no comparto y que no argumentaré aquí porque no viene al caso, pero si la felicidad es un fallo no quiero ni pensar que es para ella el desconsuelo.
    Encuentro que tiene argumentos para su obra y que esta sea dura de digerir. Ha citado a Schopenhauer, mira que hay filósofos, pero inevitablemente ha citado el más pesimista de los "metafísicos", podía en ese camino citar a Althusser y a la sociedad, esta como mano ejecutora de lo negativo que le sucede al "sujeto" en si, pero se ha olvidado, me parece, de que todo tiene aristas, vértices, caras y formas y que no es válida sólo una visión, la negativa, de lo que nos rodea.
    Decir que en el chiquero también pueden nacer flores sería una tontuna repetitiva, pero no por eso dejan de nacer.
    Prometo leerla en cuanto tengan algo de ella en la biblio.
    Gracias.

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  3. ¡Qué impresionante escritora!. La desconocía y, agradezco hayas publicado la entrevista para conocerla. Adentrarme de su profunda y desgarradora visión de la vida y, de su camino a través del dolor. Definitivamente frente a su inquietante personalidad no median medias tintas, se le sigue o se continúa de largo. No está de más decirte que leí el artículo de una, cada respuesta era original y directa. Su respuesta al concepto de qué es la felicidad, me dejó pensando largo rato.

    Abrazos Joselu

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    1. Al margen de todo es una gran escritora, tiene una fuerza plástica que nos hace seguirla. Su mundo es la esencia del dolor y de la desesperación, para ella no hay ninguna esperanza. He estado en una representación suya en El Escorial en Madrid y los quinientos espectadores que asistíamos sobrecogidos al final algunos aplaudieron -yo no- pero ella no salió a saludar al público. Se había dado tanto en el escenario que le fue imposible salir -o no quiso- a satisfacer nuestra admiración. Sus obras son místicas, profundamente religiosas, aunque sin ninguna esperanza. Es muy difícil ver su teatro porque se representa en muy contadas ocasiones pero es una autora de culto para cierto público que la respetamos, que valoramos su búsqueda radicalmente personal y sin más solución que la muerte o la locura.

      Escribo con temblor en las manos, abrazos, Tatiana.

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  4. "Escribir es hacerme estallar la cabeza para que otros beban vino en los trozos de mi cráneo". Una entrevista que la podia haver subscrit Oswaldo Lamborghini. No en sabia de Liddell, pero sembla un personatge fascinant, diferent, trencador, d'aquells que o t'agraden o la detestes.

    Salut.

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    1. Así es, la profesión teatral creo que la detesta tanto como ella los detesta a ellos. Es una de las mentes más brillantes del panorama cultural español y europeo, pero no es apta para la mayoría de esos que toman gintónics.

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  5. Buenos días, Joselu. Lo que más me ha impresionado es que responde a un arquetipo artístico radical, en el sentido que su arte permea su forma de ver la vida. Sus impulsos nos parecen tan extraños, en algunas ocasiones, que parecen estar interpretando a personajes, cuando en realidad se interpretan a sí mismos. He estado rodeado de artistas, de todo género, y he convivido más con este tipo de creadores.

    Vargas Llosa, o Matisse, por citar a alguno, que parecen o parecieron más oficinistas, difieren de ese magmático gorgoteo que expele Liddell, que creo que se debe tomar en dosis pequeñas, como Pessoa, para que esa visión tan disruptiva no nos alcance. En mi caso, tiendo a ser más clemente, porque aunque en conjunto mi percepción sobre el futuro como sociedad se tizne de oscuro, muy umbroso, creo que la vida es muy compleja para censurar lo que pueda considerar como vacuidad. Los injertos de pelo y otras cosas. Investigaré e intentaré hacerme con algún ejemplar de esta autora, pero si acudo a alguna representación, iré con todas las prevenciones.

    En una ocasión, un amigo actor, es relativamente conocido, por lo que prescindiré de su nombre, me invitó a una actuación que en tono satírico, abordaba el erotismo con cánones ridículos y surrealistas. Tendría lugar en una plaza conocida de Madrid. No sabía nada de ese tono, si bien me comentó que como se celebraba al aire libre, que fuese con mis hijos de dos y tres años (son mayores ahora). Imagínate, mi mujer, cuando escuchó esa catarata de referencias sexuales. Un saludo, Joselu, cuídate. Gracias por traernos aires nuevos.

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    1. Pienso que Angélica vive rodeada de abismos por los que pasa sobre un fino y tambaleante alambre. Eso es una forma de destino abocado al sufrimiento extremo. Y su perspectiva es esa. No hay nada de pose o impostura en ella, es totalmente auténtica. Acercarnos a su visión del mundo es perturbador porque nosotros vivimos en una dimensión más soportable. Has mencionado a Pessoa, es otra dimensión que la de Angélica, pero igualmente extraña, misteriosa, hermética, incomprensible sin haber llegado a profundas simas del alma. Si el sufrimiento ennoblece al alma, sin duda Angélica, de alguna forma se serenará en otra existencia, si es que existe esto. Su alma es una herida abierta, es como si todo nuestro cuerpo fuera una pústula purulenta y repulsiva, fuente inacabable de sufrimiento día y noche... Gracias, Sergio, sabía que tú podrías acercarte en parte al mundo de Angélica.

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  6. Hay quienes, como nosotros, pasamos por la vida con condicionamiento suave, no extremista, en cierta manera cómodo, y podemos ver las cosas sin excesivo sufrimiento, y a quienes la vida es una travesía por mares furibundos y vientos huracanados, que sufren tormentas de ácido sulfúrico, y que no pueden dejar de sufrir como si miles de ganchos se clavaran en su carne en cada momento. Sin duda, eso proporciona una perspectiva muy diferente. No se trata de "querer ver" sino la imposibilidad de ver de otra manera. Y sí, muy cierto, no hay más verdad que la propia. .Un abrazo, Ana y gracias por estar ahí.

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  7. Angélica González, más conocida como Angélica Liddell, es una escritora con pedigrí artístico porque según leo “fue bautizada en la misma pila que el pintor Salvador Dalí y vivió hasta los siete años en Figueras. De niña escribía historias trágicas, una manera de huir de la soledad de hija única que vivía en los cuarteles adonde la llevaba la carrera de su padre militar”.

    Desde mi punto de vista lo que intenta es llamar la atención molestando a ciertos convencionalismos estéticos y sociales –algo que me dejan indiferente porque hay otros modos de afrontar el dolor y el deseo de ser felices sin tanta espectacularidad–, antes vistos en la historia de la Literatura. No he leído sus textos, pero si se asemejan al contenido de la entrevista entiendo que trata la existencia como si fuera una puesta en escena y es al revés, desde mi punto de vista, porque es la vida la que contiene al teatro, todo bajo el prisma de la exageración y el lenguaje sucio.

    He podido leer algunos de sus poemas que están en la misma línea estética y que me recuerdan, con la distancia oportuna por su calidad literaria, a un poeta que conocí en mi juventud y que terminó por suicidarse, cuya obra solíamos calificar de ‘diarrea mental’.

    Tampoco entiendo quien vomita a todo el mundo esté tan bien considerada y encajada en el sistema que repudia: Premio Nacional de Literatura Dramática, León de Plata de la Bienal de Teatro de Venecia 2012 y el Premio Leteo 2016. En 2017 fue nombrada Chevalier de l'ordre des Arts et des Lettres por el ministerio de Cultura de la República Francesa, todo muy dentro del ‘establishment’.

    Quien escupe a los demás con desprecio e insolencia puede que recoja parte de lo sembrado, pero claro, esta es una opinión muy desacertada que, seguramente, sería calificada por ella como una más de las opiniones de los cerdos que la juzgaron.

    Siempre agradecido por las importantes aportaciones que vuelcas en tu blog. Un abrazo.

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    1. Creo que ya lo has dicho todo, Paco, ciertamente vemos a esta mujer de modo diferente pero es tan antitético que no puede establecerse un intercambio. Un abrazo y gracias por estar ahí.

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  8. Angélica Gonzalez con este alias de" Liddell"- Si que la conozco pero porqué también diseña trajes para escena y por una tercera persona conocí sus monólogos es una rompedora y si que me hizo reir cuando dijo que le habían bautizado en la mísma pila que a Salvador Dalí ya que ella es de Figueras y que eso era un plus...
    Pues de esta entrevista le doy muchísima razón a que casi todo es mentira para edificar una felicidad".El resto campaña política, distorsión y manipulación nada es verdad.todo es teatro, los medios crean al artísta del Estado y al artísta del Partido"., e ignorar a quien no les hace la ola"-Y de eso sabe bastante Vargas LLosa que a mi se me ha caido a los pies.
    Un abrazo y ya mañana comienza esa REALIDAD:((

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    1. He viajado lejos para ver dos montajes de Angélica Liddell y pienso, si puedo, seguir su trayectoria, lo que no es fácil. Es una mujer que levanta gran controversia desde los que la consideran un puro excremento a los que la piensan como una gran artista. Su visión es vitriólica, pero lo hace desde un espeluznante dolor de vivir. Es la artista sola y solitaria en lo alto de una montaña viendo con desesperación, el mundo que la rodea. Si esto es pose o impostura, solo los que la leemos o vemos sus espectáculos podemos hacernos una idea aproximada. Y sí, mañana empieza la realidad, mi mujer se está preparando para ello. Yo lo veo en la distancia pero recordando con una mezcla de nostalgia y alivio mis años en la enseñanza. Es un sabor agridulce. Buena semana, Bertha, que el comienzo sea leve.

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  9. discúlpame veo muchos puntos y comas eso es por ir a trapo...

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    1. La cosa, Bertha, es entendernos y yo te he entendido bien.

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  10. Tú, Daniel, eres una persona expansiva, cordial, sociable, comunicativa, enérgica, crítica e individualista, pero en términos generales se puede decir que eres un hombre normal, con una mente sana o, por lo menos, por lo que se entiende sana aunque tengas días mejores o peores. Todo lo que nos ocurre en la vida está en la mente. No todos tenemos mentes iguales, cada mente es un mundo singular y único. Yo te leo y considero las semejanzas con puntos de vista míos y las enormes diferencias en muchas cosas, eso no impide que podamos hablar y debatir. Todo está en la mente. Imagina, ahora por un momento que por azares del destino -existen- hubieras nacido con una mente dañada psíquicamente -tu tienes la fortuna de ser un hombre normal- y que tu madre, ese ser tierno al que todos amamos -yo no- te hubiera torturado psíquicamente durante años, no a una persona normal sino a una persona dañada ya mentalmente que se siente perdida, herida e indefensa y que siente la vida con un síndrome terrible que le condiciona y que le hace matemáticamente imposible ser feliz un solo momento de la vida, hasta los sueños son torturantes. No existe tratamiento efectivo para esta enfermedad mental porque es un síndrome descubierto recientemente y que es incomprendido por los psiquiatras. Esta es Angélica Liddell, un ser al que le está vedada la felicidad en ningún momento de su vida, que siente la existencia como si fuera un cervatillo indefenso perseguido por una manada de perros rabiosos que quieren despedazarla. Tú puedes decirme que eso es producto de su mente, que lo imagina y que no es real, pero yo te diré que la mente es todo lo que tenemos y unos tienen la suerte de ser "normales" y otros no. Benditos los normales. Sin embargo, la visión dañada de Angélica Lidell no es inútil. Tú has dicho que estimas a las personas que aportan y que crean cosas. Angélica es una de ellas pero su mensaje es entendido por solo un sector de la sociedad que la admira, yo entre ellos. Entiendo que su creación es fruto de un inmenso sufrimiento interior -que no tiene cura- y que su única defensa es la palabra, la poesía, y ella es una sensacional poeta. He leído un par de libros suyos y voy a encargar el último y te puedo asegurar que a mí sí que me dice muchas cosas, a pesar de la distancia que hay entre su mente y la mía. Ella ve el mundo y a la gente de modo diferente. No puede verlos igual porque la gente en general quiere tener cosas que les hagan felices, placenteras, confortables y no viven cada momento de su vida con la sensación de querer dejar de existir. Yo lo comprendo, Daniel, y la respeto. Y no solo la respeto sino que la admiro -pocas veces utilizo este verbo porque hay muy pocas personas a las que admire-. Ella está siempre en una sima de dolor y las personas normales, que han nacido normales por azar, se dedican a tomar gintónics. ¿No sentirías resentimiento y deseo de venganza? ¿Por qué yo he sido maldecido por el destino naciendo diferente incapacitado para esa acción sencilla y banal de tomarse un gintónic y sentir un placer normal? Su teatro y su literatura solo pueden ser comprendidos por un sector que aprecien algo de esto. Ella no puede elegir. Nosotros -pensamos- que podemos elegir- Sus espectáculos teatrales -muy escasos- triunfan en Europa y creo que en Estados Unidos, y en España también tienen un éxito de público. Las dos veces que he visto obras suyas la sala -grande- estaba llena, así que Angélica crea cosas que sirven a la gente, aunque tenga un ego estratosférico, narcisista y autodestructivo. Otras personas que tienen su enfermedad se quedan en casa, sufriendo y maldiciendo su vida, encogidos, aislados e incapaces de comunicarse. Ella nos comunica su abismo. Y eso es luminoso. Daniel, espero que te des cuenta de que he intentado hacerte comprender por qué a Angélica Liddell hay que contemplarla con respeto, por lo menos eso. Otra cosa es que te interese lo que dice que, por muchas razones, puede que no te interese porque eres una persona -afortunadamente- normal. Saludos.

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  11. Joselu, a menudo las barreras más altas son las que nos auto imponemos, quizas para no salir de nuestra zona de confort donde nos sentimos cómodos, quizas por miedo a ver lo que hay detrás de la valla, En este caso en concreto, creo, que ella esta muy bien en esa zona, se siente cómoda, en ella se ha moldeado y no quiere cambiar. Quizas, como he dicho antes, le da miedo. Yo no tengo nada que objetar a eso, ni siquiera quiero juzgarlo, no soy quien para juzgar a nadie. Respeto todas las opciones, otra cosa será que me interese ese tema o no.
    Pero es una buena reflexión para una tarde de domingo lluviosa.
    Un saludo.

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  12. Por lo que dices, no sería muy agradable de leerla en la cama antes de dormir. Prefiero, las Soledades de mi paisano.
    Saludos

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    1. Pienso que cada uno tiene sus lecturas. Hace unos minutos en la carnicería, la empleada me ha dicho que a ella le gustaba leer novela romántica, que la evadía de las preocupaciones. A mí me gusta Angélica pero entiendo que a muchas otras personas la rechacen o que prefieran leer otras cosas como tú que dices que prefieres leer las Soledades, no sé si te refieres a las de Luis de Góngora, cordobés o las Soledades de Antonio Machado, sevillano. Saludos.

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