domingo, 25 de abril de 2021

El misterio de la identidad


Ciertamente, creo con Walt Whitman que la Metafísica es el arte de desconcertarse a uno mismo. Y me explico: los seres humanos en conjunto y en particular me resultan extraños y paradójicos. Cuanto más los contemplo, cuanto más los leo, cuanto más los escucho, más conocidos me resultan, pero a la vez que se me acercan en un sentido, se me alejan en otros. Pienso que es imposible llegar a comprender a nadie por completo. Podemos llegar a acceder a algunas claves interpretativas, pero en cuanto nos seguimos acercando a esa persona, más se aleja de nosotros convirtiéndose en un misterio por transparente que pueda parecer. Los seres humanos nos resultamos opacos unos a otros en cuanto a las lógicas que nos mueven y dan sentido. No hay nada más lejano que otro ser a nuestra conciencia. Los novelistas, dramaturgos y poetas, y los artistas en general, exploran el misterio de la otredad intentando sumergirse en ella desde perspectivas subjetivas. Es la historia del arte, y en especial de la literatura como intento de rastreo y configuración de lo que nos hace ser algo esencialmente enigmático. He sido desde que recuerdo, lector voraz. Así desde que empecé a leer a mis cuatro años y algo no he dejado de leer y me siento desbordado por la extrañeza del Otro que se manifiesta en cada una de las novelas que leo. Por más que intente comprender a los personajes literarios, más se me escapan. Por más que intente acceder al hacedor de su narrativa, el autor, más se me desliza como arena entre mis dedos. Yo mismo, el eje de mi vida, soy para mí algo inaccesible por más que intente llegar al fondo de mí mismo. Ante esto hay muchas personas que lo dan por descontado y no intentan comprender más allá de lo visible, de lo accesible, de lo aparentemente real, de lo dado y sostienen que no hay que intentar penetrar en el territorio de lo confuso, de lo metafísico… Vamos, que no hay que buscar cinco pies al gato, que la vida es hermosa sin intentar comprenderla y que todo intento de darle un sentido es un proyecto condenado al fracaso, que la vida y los demás hay que vivirlos sin procurar desentrañarlos… Son estos seres de acción que no se contemplan a sí mismos y que no hacen por transgredir el fenómeno de la otredad. 

 

Volviendo a la cita de Walt Whitman, sobre el arte de desconcertarse a sí mismo como ejercicio metafísico… he de decir que me gusta ser siempre diferente a mí mismo, carecer de unas claves mecánicas y reiterativas sobre el sentido de la propia identidad, llegando incluso a sorprenderme a mí mismo como me gusta que me sorprendan los demás subvirtiendo su propia lógica constitutiva. 

 

Mis hijas se ríen conmigo y me parodian diciendo que un día pregunté a un camarero chino si tenían flan Mandarín a lo que el amable empleado me dijo que sí, que, efectivamente, lo tenían. Yo le repuse seriamente, “pues tráigame un helado”. Esto a mí no me sorprendió pero a ellas sí que les hizo mucha gracia y me lo recuerdan con frecuencia. Pudieron pasar muchas cosas en ese cambio de deseo, unas escasas décimas de segundo pueden suponer una transformación del anhelo de flan, es posible que simplemente expresándolo yo me hubiera dado cuenta de que en realidad no me apetecía. Son mecanismos ultrarrápidos del cerebro cuyo sentido desconozco. 

 

Para mí, pues, los seres humanos son como esta anécdota. Cuando he creído comprenderlos, cambian su petición y solicitan algo totalmente diferente dejándome sorprendido. No se puede reducir a nadie a una fórmula por más que muchos intenten hacerlo para lograr ser coherentes en su identidad… cuando la identidad es como intentar atrapar agua entre los dedos. Quizás ni siquiera hay dedos ni agua… Evohé. 

14 comentarios:

  1. Somos tan sumamente complejos, que la sencillez de nuestros actos, desconcierta.

    Saludos.

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    1. Buen y agudo comentario que expresa una cierta paradoja. Saludos.

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  2. Es por ello, JOSELU, que en la naos de los templos griegos, la parte superior delantera, estaba escrito en la piedra, aquello de "conócete a ti mismo" y como ejemplo, en el templo de Apolo en la ciudad de Delfos.

    No estaba demás, y ya era en época de los pre-socráticos, cuando la metafísica no era conocida como tal y sólo se aspiraba a desvelar "porqué" sucedían las cosas, también había la necesidad de saber porqué el ser humano actúa de manera sorprendente, sin lógica en ocasiones.

    Así la física estudia los objetos en cuanto a móviles; la química en cuanto a mutables; la biología en cuanto a vivos, pero la metafísica estudiará al ser en cuanto ser, y allí, en ese concepto, estamos nosotros. Pero nosotros, a diferencia de todos los demás seres vivos, somos "sujetos pensantes", obligados a ser libres, a tomar decisiones y como tal "erramos".

    Y ahí nuestra grandeza. "Erramos" y rectificamos si así se desea. O no.

    Es evidente que las diferentes tendencia filosóficas ocultan también tendencias sociales. Por ello, los filósofos metafísicos que han creado escuela ( Zubiri, Panikker, Guitton, Chardín, Marcel, Rahner...lo han hecho de la mano de le Teología, porque detrás de nosotros, en ese "soy para mí algo inaccesible por más que intente llegar al fondo de mí mismo", existe un ser capaz de las más maravillosas obras que jamás hubiera podido imaginar, y es justamente en ese punto, donde estos filósofos nos hacen ver que detrás de nuestro ser hay algo más que no podemos descifrar, no somos capaces, pero que allí está.

    Un abrazo grande. Muy grande.
    salut

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    1. Tengo poco que añadir, Tot, solo leerlo y reelerlo y ponerme a pensar sobre lo que has escrito que pone una piedra más en el encaje del ser en el misterio del universo. Es la idea de que hay algo más. Muchas gracias por tu valiosa reflexión, unida a ese abrazo tan grande que me conmueve. Otro para ti.

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  3. Con Walt Whitman estás en buena compañía.

    No ya de los demás; la comprensión total de uno sobre sobre su persona es una entelequia, nadie posee tal facultad, de lo contrario no existiría la filosofía, ni que decir la poesía, ni la novela que es profundamente indagadora, no deja de ser un ejercicio de introspección por parte del autor, sumergido en su propia búsqueda aunque sea con el sutil camuflaje de una narración, lo que de algún modo asimila para sí el lector, al menos en mi caso, esa autoexploración que hago al leer, y podríamos seguir con otras manifestaciones del arte, etc.

    Miquel lo ha puesto de relieve en ese entrecomillado de su comentario: "soy para mí algo inaccesible por más que intente llegar al fondo de mí mismo".

    Después de la entrevista que hizo Jordi Évole a Pau Donés, cuando el cantante apuraba sus últimos momentos de vida, Évole comentaba las cosas sobre sí mismo que le había hecho comprender Pau Donés hablando éste sobre su propio final.

    La entidad completa de lo que somos no son sino fragmentos que otros nos van componiendo, incluso la literatura, la poesía, participa en ese hecho enigmático y fascinante.

    Me ha hecho gracia lo del flan mandarín, jeje.

    Un abrazo, Joselu.

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    1. Pienso que entre nosotros existe esa concordancia en la autoexploración introspectiva mediante la literatura. Ya hemos dicho en otras ocasiones que leemos para intentar comprendernos a nosotros mismos, para recrear nuestras claves ocultas a la luz de otros seres, verdaderos maestros espirituales, que han llegado más allá que nosotros en su aventura interior. La literatura, en cuanto llegué a ella en mi adolescencia, fue un mecanismo formidable para el autodescubrimiento, y esto es un juego infinito pues nunca acaba de agotarse por lo fértiles que son las diferentes perspectivas. Ahora leo un libro sobre una aventura espeleológica en la cueva más profunda del planeta, Krúbera Voronya, en la región independentista del Cáucaso de Abjasia. Siento al leerlo una profunda admiración y el reconocimiento de una vocación no realizada, como otras, en mi vida. Las veces que he reptado por las cavidades de una cueva conectaron con algo muy profundo dentro de mí a la vez que sentía una paz extrañamente profunda dentro de la tierra en un silencio inusitado. Uno puede leer sobre biología, sobre astronomía, sobre espeleología, o directamente literatura y encuentra partes de sí mismo desperdigadas aquí y allí. Ese es el misterio del ser, absolutamente inagotable y de una dimensión que parece requerir una continuación de la función. No he visto la entrevista a Pau Donés, pero la he visto referenciada en diversas fuentes. Évole nació en Cornellá, mi pueblo.

      Y sí, somos fragmentos, fragmentos de fragmentos que nunca acaban de componer una figura coherente de un puzzle existencial. Solo destellos.

      Lo del flan mandarín es una broma típica en mi casa para reflejar lo contradictorio que es uno.

      Un gran abrazo, Paco.

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  4. Yo hay veces que dibujando me sorprendo de las cosas que hace mi mano, y simplemente haciendo garabatos parece que una fuerza desconocida la impulse.
    Si, soy de los que no pretendo entender el sentido de la vida, sino disfrutar de ella

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    1. Los artistas expresan lo que tal vez es incomprensible para ellos mismos y muchas veces sienten ajenas las interpretaciones que se hace sobre su obra. A veces leo crítica literaria y me divierte cuando se intenta hacer coherente la obra juzgada con mil y una referencias que seguramente no estuvieron nunca en la mente del autor. Las obras más grandes son las que resultan inagotables a nuestra mirada. Pienso ahora en un Kafka cuya obra ha sido objeto de análisis complejísimos desde todas las ópticas imaginables y ninguna ha dado con algo que la explique ni siquiera mínimamente. El misterio Kafka sigue tan vivo como en el primer momento, igual que el misterio Shakespeare o el misterio Cervantes. El artista puede que dé a luz algo que sale tumultuoso de sus entrañas existenciales sin someterlo a análisis. Son otros después lo que procuran encajarlo de alguna manera. Está claro que tú estás en la óptica de los creadores. Yo solo soy un lector avieso de literatura y suelo escribir sobre ello para mí.

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  5. Quizá, uno de los mejores libros que han caído en mis manos sobre el "ser", haya sido el del gran Gabriel Marcel. "Aproximación al misterio del ser".
    Está descatalogado, lo tienen en la biblioteca de la Facultad de Teología, y de allí le hice fotos estilo escaner. No salieron muy bien, pero salieron.
    Miraré de pasártelo por el "Tam-tam", no es muy extenso, pero creo, es insuperable.
    Un abrazo

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    1. Yo leí hace unos meses un libro que me conmocionó de un maestro hindú del vedanta, Swami Vivekananda, titulado El camino del conocimiento. Lo había visto referenciado en los diarios de Tolstoi. Es un libro del siglo XIX que se sigue como si fuera actual. Supe de Gabriel Marcel en la universidad hace muchísimos años. El libro que mencionas está en Amazon. Un abrazo.

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  6. Me han gustado mucho estas entradas más autobiográficas... Un saludo, Joselu.

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    1. Procuro no hacer autobiografía porque en ella parece siempre que aparece una cierta interpretación de la identidad y sus características: yo soy así, pero en este caso, la reflexión era precisamente sobre la indefinición de dicha identidad y eso me gusta. Saludo, Javier, sigo tus piedras.

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  7. Digo, a veces, que si te piensan la mitad de lo que eres terminarás por sorprender el doble. Y que solo cuando eres capaz de sorprenderte puedes seguir creando. En todo aprendizaje hay sorpresa y desconcierto.

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    1. Así es, sorpresa y desconcierto son dos acompañantes propios de los descubrimientos largamente premeditados e intuidos -pero inesperados cuando surgen-.

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