Con motivo del cuatrocientos aniversario
de la muerte de Miguel de Cervantes,
propongo un juego literario en el que en cien palabras habréis de expresar
vuestra relación con el clásico más clásico español. ¿Cómo fue vuestra lectura?
¿O no lectura? ¿Qué tiene de vivo la obra de Cervantes? Si lo detestas, también
la opinión es valiosa.
Yo comenzaré con el primer comentario.
El Caballero de la Triste Figura es una creación tan potente que no es posible imaginar la historia de la literatura sin ella. Yo lo leí a los veinte años y me hizo reír. Lo leí a los cuarenta recorriendo la Mancha y sentí su profunda tristeza. Me falta la lectura definitiva, la de la edad de Cervantes cuando concibió y escribió su obra. No entiendo mi identidad sin la de don Quijote, tanto me ha marcado. Expresa la complejidad y ambigüedad literaria en grado extremo. Es un héroe patético que ha conformado la literatura contemporánea. Tal vez Cervantes no fue consciente de lo que había creado. Si algún día se disolviera España y desapareciera en la historia, Don Quijote sería el único resto que daría cuenta de lo que fuimos.
ResponderEliminarYo leí esta novela por primera vez a los quince años, en la edición de la colección de Austral de aquellos tiempos. Desde entonces me ha acompañado siempre, como bien sabes. Incluso hasta para hacer la única lectura colectiva y virtual completa de esta novela, que está en acceso libre en Internet como la única guía disponible en abierto de estas características. No voy a hacer proselitismo: allá quienes no se la hayan leído. Yo sigo disfrutando en cada relectura y en cada una de ellas descubro cosas nuevas: por mi edad, claro. O quizá porque Cervantes siga actualizando su texto...
ResponderEliminarA los dieciocho la primera vez;reconozco que no me atrapó mucho.Pero uno de mis hermanos que estaba trabajando la Tesis: con Martín de Riquer, comenzó a meternos el gusanillo , ahí le fui cogiendo cariño a esta entrañable Obra.Contra más la lees más la disfrutas .
ResponderEliminarQuien le iba a decir a Cervantes,que después de su entrega a Dios y al Rey y la balanza de los merecimientos se mostrara tan injusta con él:iba a ser el creador de este fenómeno de la Literatura.Después de 4OO años, aun nos sigue asombrando.
Que disfrutes el Día del Libro.
A mí me leyeron fragmentos del Quijote cuando tenía 13 años. Fue mi padre, y no lo hizo en una edición adaptada, sino en un ejemplar vetusto, de esquinas amarillentas escrito en castellano antiguo y que él sujetaba con veneración. A los 15, otra voz me acercó a la obra, fue mi profesora de literatura en el instituto. En la universidad leí el Quijote en voz alta, entre cuatro paredes de una habitación alquilada. Y, hoy, transcurridos muchos años, sigo la senda de quienes me acercaron al texto y leo cuanto puedo a mis alumnos. Admiro la inventiva de Cervantes y el haber dotado a la inmortal pareja de esa humanidad que me tiene atada a sus andanzas, a sus diálogos, a sus desdichas...
ResponderEliminarCervantes en las primeras lineas nos dice que su protagonista se volvió loco por leer muchos libros, al tenor de esa advertencia, cerré el libro y no lo volví a abrir nunca.
ResponderEliminarConociéndome, con menos de cien mil no tengo ni para empezar...Don Quijote, como Manrique en el alma de Machado, tiene en la mía no solo un altar, sino, sobre todo, el nombre de mi hija, en uno de sus más felices episodios, y mi devoción lectora más allá de las modos y los modos. No creo que haya escritor vivo al que no se le haya pasado por la cabeza encontrar "su" don Quijote; del mismo modo que decía Torrente que todo escritor, tarde o temprano, acaba escribiendo "su" Don Juan. Yo no creo que haya salido nunca del Quijote, por ce o por be. Y en ningún libro creo, me he sentido tan cómodo y me han acogido tan hospitalariamente. Lo habré leído unas seis o siete veces, pero algunos fragmentos muchas más. Ahora mismo lo tengo en la primera gaveta esperando una lectura para hacer un análisis de la realidad referenciada en él, pero para eso ha de venir el verano. He de reconocer que El Quijote como juego, de Torrente, me ayudó mucho a leer correctamente el libro. ¡Y siempre añoraré una edición no particularmente buena, filológicamente hablando, pero que sí tenía un apéndice con todos los refranes y las frases de relumbrón que aparecen en el libro!. Ni siquiera recuerdo si era de la Iberia o algo así. Pérdida irremediable e irreparable, de momento.
ResponderEliminarLeí El Quijote con 40 años, en una edición comentada y con dibujos de Doré. Leía de noche y me dormía con una sonrisa. Eso es lo que más recuerdo del libro, el sentido del humor. Las ocurrencias de Sancho y las no menos disparatadas contestaciones de Don Quijote, y viceversa, fue algo que no esperaba del original. Había leído fragmentos y adaptaciones, claro, y eso no lo había apreciado tan claramente.
ResponderEliminarHubo trozos que me aburrieron, por la lejanía de la época y las constantes búsquedas en las anotaciones, pero eso no empaña la calidad de la obra. Una genialidad.
Leí el Quijote completo cuando estudiaba Filología y sigo leyéndolo siempre que tengo ocasión. Cuentos, refranes, gastronomía, sabios consejos...Solo un genio pudo crear ese universo literario y artístico con tesoros educativos aún por descubrir:
ResponderEliminar"No comas ajos ni cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería. Anda despacio; habla con resposo; pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala. Come poco y cena más poco; que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto, ni cumple palabra. Ten cuenta, Sancho, de no mascar a dos carrillos, ni de erutar delante de nadie".
Parte 2, Capítulo 43
Mis primeros acercamientos al Quijote fueron con adaptaciones, tendría -imagino- entre los once y los catorce años, no son recuerdos muy vivos y se limitan a ilustraciones de los pasajes y personajes más populares, rocinante, molinos, galeotes.. y poco más. Mi primer Quijote auténtico fue sobre los diecisiete, solía irme al monte a solas con él, pero no conseguí finalizarlo, ni avanzar mucho, porque me llenaban de tristeza las andanzas del hidalgo y su escudero que yo experimentaba como desventuras desoladoras, al estilo del poema de León Felipe -cantado por Serrat. Algunos años más tarde todavía en la universidad hice en compañía de algunos amigos algunas lecturas en grupo y en voz alta, con ánimo bien distinto, ahora jocoso en lugar de melancólico, pues esta vez la lectura iba acompañada de verdaderos ataques de risa casi continuos e incontrolados... ya fuese por los palos, tundas y agravios que recibían o por los olores que procedentes de Sancho le llegaban una noche tenebrosa en la sierra. Mi última -y esta vez completa- lectura fue hacia los treinta y cinco, fue una lectura intensa, mi experiencia lectora más entusiasta, en especial la segunda parte la leí ya como un torrente, sin poder parar en las ultimas cien páginas, arrebatado, poseído, recuerdo que acabé el libro en un hotel de Fuengirola leyendo en todo instante, incapaz de detenerme. Esta última lectura y durante un breve tiempo fue motivo de conversaciones con algunas personas afines con las que pude compartir vivencias, interpretaciones y pareceres. No lo he releído desde entonces. No sé si lo haré alguna vez.
ResponderEliminarHubo contactos previos, claro; pero el Quijote imprimió en mí su indeleble huella, durante los dos años de doctorado en la UAB. Eran los voraces primeros años del PROLOPE —no todo es Cervantes o Shakespeare, como recientemente apuntaba Gonzalo Pontón—; pero, sobre todo, fueron los años en que siete doctorandos dirigidos por Rico fijamos el texto cervantino que habría de ver la luz en la edición conmemorativa del IV Centenario del Descubrimiento de América.
ResponderEliminarPodría decirse que, entre aquello y el blog de imágenes quijotescas en que colaboran mis alumnos de 3.º de ESO, yo he ido siendo.
ResponderEliminarYo no soy, nunca he sido ni Cervantina ni, de Don Quijote. No he podido terminar de leer nunca la obra. Lo intenté varias veces y no he podido. Unas veces por aburrimiento, otras por resultarme demasiado amarga y dolorosa la saña con la que se carga contra el pobre y destartalado caballero. La burla, el desprecio constante de tanta gentuza ignorante, me mataba ver su ingenuidad pisoteada una y otra vez, es el colmo de las desdichas lo de este hombre. Una alucinante deriva al lado de la bonachona inteligencia natural de Sancho, que por cierto, nadie aprovecha. xD! pero si hasta haciendo de fantástico juez le matan de hambre y encima le pisotean. Recuerdo que la última de las veces que lo intenté me parecía todo un enorme monumento a la miseria humana, al despropósito, no soporté el retumbaban que casi escuchaba entre sus letras de las risotadas estruendosas de un pueblo mezquino mientras apaleaba sin piedad a un hombrecillo débil a lomos de un corcel famélico acompañado por un noble y bruto hombrecillo que tiene Panza por nombre …no. No es ni nunca será mi libro, pero eso no significa que le niegue ni un ápice de su valor. Yo no he podido disfrutarlo, solo eso.
Feliz 400 aniversario Cervantes, siento no haber podido hacerme amiga de tu Don Quijote… lo siento de veras! Quizá en otra vida o en la ínsula de Barataria, si eligen democráticamente a Sancho y le respetan ;)
Te ha pasado lo que a Fernán Caballero, esto es, Cecilia Böhl de Faber, a quien el dolor, y la indignación, no le permitían valorar la novela como se debe, y la condenaba como un caso de recreación en la crueldad más vil. Por suerte, el Quijote es mucho más, es un mundo en ella misma (la novela) con unos niveles de complejidad estructural y de ironía que convierten en burdas parodias los intentos más novedosos en punto al género novelístico. Cervantes envejeció, de facto, toda la novelería que vendría después de él, salvo la del archiaventajado discípulo Laurence Stern, cuya obra "Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy" sigue siendo la más legítima heredera e las virtudes literarias cervantinas.
Eliminar...siempre he pensado que este libro se fraguó sobre todo en la segunda parte después de verse Cervantes encerrado en los límites geográficos al negarle Felipe II partir a América o Italia ,(como una protesta por su precaridad económica el libro tiene tantas ironías que es imposible separarlas de sus propias vivencias).
ResponderEliminarY es que la la mezquindad humana tiene siempre el mismo color.
ResponderEliminar-Ya me callo, disculpa :)
Primera lectura como la de muchos de nuestra quinta entre 8 y 10 años:
ResponderEliminarHistorias selección de Editorial Bruguera:
http://cloud2.todocoleccion.net/libros-clasicos-segunda-mano/tc/2015/02/15/19/47765721.jpg
Primero mirando los dibujos que era un resumen del resumen. Luego el texto que era un sumario.
Muchos accedimos al Quijote y al resto de obras maestras a través de aquella colección.
Luego versión completa en edición de tapas duras y papel biblia alrededor de los 18 años.
Intenté leer el Quijote de Avenalleda por no lo terminé.
He vuelto a leer algunos pasajes de la obra original.
Es un libro que siempre aporta una lectura nueva como un calidoscopio interminable. Lleva 400 años sin envejecer y si en su tiempo fue renancentista y barroco, ahora es el vórtice de la literatura posmoderna y metaliteraria sin haber cambiado una sola coma.
Imprescindible para los que han tenido la oportunidad de leerlo.
Saludos
Tengo que confesar -ya con cierto grado de vergüenza - que tengo pendiente la lectura completa del Quijote. Había una creencia arraigada entre los profesores de literatura de mis tiempos de secundaria de que el Quijote era arduo o aburrido para jóvenes, por lo cual se nos daban sólo fragmentos. Lo mismo se pensaba de Borges: mi experiencia de leer libros completos de Borges llegó a mi vida recién el año pasado, por mi cuenta, cuando me animé a vencer el prejuicio instaurado en mi sociedad de que Borges se debe leer de la mano de algún iniciado que te vaya dilucidando sus complejidades. Lo cierto es que de tanto "picotear", me he convertido en una lectora promiscua de literatura española y argentina. No me sucedió lo mismo con la literatura sajona que sí tuve que tragar completa para poder recibirme de profesora de inglés. Así es que he leído mucho más Shakespeare que Cervantes... ¡Una verguenza!
ResponderEliminarUn beso y felicitaciones por esta iniciativa, Joselu.
Fer
Creo recordar que fue en segundo de primaria, con seis añitos, cuando descubrí a Don Quijote. Por supuesto me quedé en la anécdota. Los molinos, los gigantes... Me gustó. A partir de ahí la imagen del quijote no me abandonó. Cuando tomé la comunión me regalaron un ejemplar adaptado para niños, profusamente ilustrado, que me costaba leer, la verdad. No pasaba nunca del primer capítulo. Pero me embriagaban las ilustraciones. Y mi mente infantil quería alcanzar la facultad de desentrañar aquellas ampulosas (para mí) frases para comprender cuál era la verdad de aquellos dibujos fascinantes. Llegó el bachillerato y me acerqué ya un poco más en serio. Y me siguió admirando aquel personaje. Descubrí el bálsamo de fierabrás, la lucha contra los cueros de vino, su sorprendente encuentro con el león, la feliz intervención justiciera contra el padre que castigaba a su hijo, la liberación de los galeotes... Y aquí empezó aquel libro a fascinarme. Pero no sería hasta entrada la treintena cuando leí de cabo a rabo esta genial obra. Y ya entonces la tuve como tal. Una obra genial, casi divina. No falta ni sobra ningún vocablo. Las frases tienen un ritmo celestial. Y los personajes son mágicos.
ResponderEliminarAhora me dedico a releerla. Y cada vez me gusta más. Es uno de los libros que siempre tengo a mano.
Un fuerte abrazo.
Yo confieso que he leído partes, eso me ha pasado con muchos otros libros, a mí siempre me faltaba tiempo así que lo solucionaba como podía. La lectura hay que disfrutarla y no consumirla. Cuando he leído algunas partes sin presiones las he disfrutado. Yo tengo muchos libros a medias, Joselu, y creo que no es porque no me atraigan, es que llega un momento en que me olvido de que los estoy leyendo y retomar la lectura, despues de un tiempo, no es lo mismo. Pero no importa, lo dejo pendiente. No concibo mi vida sin tener El Quijote pendiente. Deja que me aporte lo que sea cuando corresponda, debe de ser que que a mí aún no me ha llegado el momento. Si solo fuera Don Quijote mi problema.... Menos mal que mis alumnos son excepcionales y ahí Quijotes somos todos, pero vamos juntos, lo que resulta muy llevadero y gratificante.
ResponderEliminarUn beso, Joselu.
Podría decir que para mí el Quijote es un horizonte, ese objetivo distante hacia el que me gusta mirar cuando pienso en la lectura, cuando pienso en la literatura. El Quijote es ese lugar de peregrinación que tenemos en mente los lectores en general y los filólogos en particular. Viajar a sus páginas una vez en la vida es inexcusable, pero volver siempre que se puede es un placer. Leer el Quijote también nos convierte en miembros de un selecto club, de la secta cervantina que sabe que nunca encontrará nada más sublime. El Quijote es mi Sol, nuestro Sol.
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