viernes, 2 de enero de 2015

El papel de la memoria en el aprendizaje


Mi amigo y compañero, Toni Solano, profesor de lengua en el Instituto Bovalar de Castellón ha publicado en su blog y en su espacio de facebook el siguiente fragmento sobre el que deseo reflexionar públicamente, solo con la intención de abrir un espacio de debate sobre el papel de la memoria en el proceso de aprendizaje.

“Acabo el año en el blog recopilando las notas que más visitas han tenido a lo largo de este 2014. También incido en la idea de que hemos de cambiar el modelo de escuela para dar protagonismo a las capacidades de un alumnado que va a enfrentarse a un mundo totalmente nuevo. Lamentablemente, la Escuela sigue basada en un modelo en el que las mentes deben ser almacenes de conocimiento. No sabemos cómo será el futuro, pero seguramente exigirá menos memoria y más plasticidad. Como docentes, deberíamos facilitar ese cambio o, al menos, no entorpecerlo”. Toni Solano.

Toni habla de cambiar el modelo de escuela para adaptarla, en función de las capacidades del alumnado, al tiempo en que estamos, lo que significa un mundo netamente distinto del que fue concebida esta escuela como también sostiene Ken Robinson, uno de los pensadores educativos más apreciados por la corriente innovadora. Una de las premisas e intuyo que fundamental es que las mentes deberán dejar de ser almacenes de conocimiento (supongo que debe querer decir de “datos”). Mi compañero estima que la nueva escuela requerirá “menos memoria y más plasticidad”.

En la actualidad no puedo decir que mis alumnos sean depósitos de datos vacíos. No es ese su problema, más bien el contrario. No retienen nada o casi nada. La memoria en la actualidad, en la escuela que yo conozco ya no es una facultad extendida entre los jóvenes entre 12 y 18 años. No la han ejercido. La memoria por contra de lo que parece creer Toni es la más plástica y elástica de las capacidades del cerebro humano. Sirve para retener información valiosa o secundaria y, posteriormente, establecer relaciones con nuevas informaciones que lleguen a nuestro cerebro. ¿Qué tipo de aprendizaje es el que no requiere apenas de la memoria? Memorizar los ríos de España o de Cataluña, las comarcas, las etapas de la historia universal o de los movimientos literarios o la clasificación de los seres vivos, partes del cuerpo humano, el funcionamiento del corazón o de los riñones, los tipos de rima que existen, operaciones matemáticas (ya desde el aprendizaje de las tablas de multiplicar que, según algunas teorías sería innecesario), filósofos presocráticos, fundamentos de la ética, fundamentos del movimiento ondulatorio... ¿Es posible aprender sin memorizar? Puede que la escuela del pasado fuera esencialmente memorística: me refiero a la escuela de los años cincuenta. En ella había de aprenderse de memoria todo y a eso se le achaca el defecto de que se memorizaba sin comprender. Es una objeción razonable. Memorizar sin comprender no es bueno. Pero aprender sin memorizar ¿es posible? ¿Es posible pasar por la escuela sin memorizar organizadamente los datos fundamentales? ¿Quiere decirse que la memoria en la vida de un médico, de un especialista en derecho, en un biólogo, en un matemático, en un filólogo o geógrafo será una facultad muerta? Se supone que no merece la pena memorizar porque todo está en google. No es necesario aprenderse las capitales del mundo porque las podemos encontrar en la red fácilmente. No es necesario saber de los escritores importantes de la historia porque sencillamente con google podemos encontrar accesible información sobre ellos...

No puedo estar más en desacuerdo con esta idea de que la memoria es casi una facultad inútil en favor de la plasticidad del conocimiento que entiendo que quiere decir que se refiere a un aprendizaje vivencial y no teórico, sobre cuestiones cercanas a los alumnos y no alejadas de ellos y experimentadas en primera  persona. Yo entiendo que el aprendizaje sirve para llevar al alumno cada vez a realidades más alejadas de ellos. Ya la existencia cotidiana nos pone en relación con lo que vivimos directamente, pero ¿es eso suficiente? ¿Acaso solo debe interesarnos lo que podemos palpar? Hace años se decía que los estudiantes norteamericanos eran caracterizados por desconocer todo del mundo y que vivían encerrados en su burbuja particular mientras los alumnos europeos y en particular los españoles dominaban un mundo más extenso y tenían conocimientos de más datos aunque solo sea para jugar al Trivial. Parece que avanza la pedagogía de la inmediatez y del cuestionamiento de la memoria como fabulosa facultad de aprendizaje. La memoria, por contra,  es el cincuenta por ciento más importante de la inteligencia. No es suficiente por ella misma, claro está, una memoria sin objeto es inútil. La memoria debe servir para establecer conexiones intelectuales. Es esto lo que debería apoyarse. Los datos deben conectarse con otros datos de otras materias y otras asignaturas. Pero estos datos deben ser retenidos de alguna manera. La mente no puede estar en función de las habilidades de google, buscador al que hay que saber hacer preguntas y no todas las respuestas que da son válidas sino más bien todo lo contrario. Sabemos que hay que saber discriminar la información, jerarquizarla. Si no dominamos el sistema de búsqueda, estamos totalmente a su merced y eso nos lleva a banalidades sin fin. Es la mente humana la que debe establecer conexiones entre los datos, datos que hay que retener de alguna manera y a esa retención se le llama memoria que la hay a corto plazo para un examen, a medio plazo y a largo plazo. Es cierto que la memoria que solo sirva para satisfacer las exigencias de un examen, en buena manera es poco válida si no queda algo después, si no nos deja un poso. Pero la memoria incluso la fallida no deja de crear un marco conceptual. Por ejemplo hablar de las etapas de la Edad Media, la transición al Renacimiento y al Barroco y sucesivos movimientos. Es posible que eso se olvide pero ha creado un esquema mental sobre el que hay que incidir para que vuelva a recuperarse.

Entiendo que los hombres de épocas pasadas tenían mucho más olfato, eran más andariegos ya que recorrían largas distancias habitualmente, y, atención, tenían más memoria y capacidad de atención que ahora se ha hecho dispersa e ineficiente por la influencia de la tecnología. Pero de eso a entender que la memoria debe archivarse como facultad innecesaria en la escuela del presente y de un hipotético futuro, va un trecho muy largo. Es más debería haber una materia que fuera el ejercicio de la memoria en que se aprendiera a memorizar versos, árboles clasificatorios, listas de palabras mediante asociaciones lógicas... No solo no debería relegarse la memoria sino que una escuela que no haga de la memoria uno de sus pilares troncales está destinada a ser un fracaso y productora de ignorantes con título, una especie que empieza a extenderse por doquier. Demos valor a la plasticidad pero no olvidemos que el conocimiento es fundamentalmente de lo ajeno y lejano a nosotros. Y que la memoria forma parte de la articulación fundamental del cerebro educado y culto. Nuestro modelo no deberían ser los peces, entiendo yo.



20 comentarios:

  1. Yo soy partidario de seguir practicando la memoria: nada podemos comprender si no hemos retenido los datos suficientes para hacerlo. Cuando nuestra memoria quede vacía de conocimientos, además, serán otros quienes los almacenen, gestionen y nos los faciliten...
    Pongo un ejemplo tonto: una aplicación de mi teléfono móvil se empeña en decirme que ha tratado -ella solita, sin mi consentimiento- mis fotografías y que están dispuestas para ser almacenadas en una nube que ni siquiera sé dónde está. A veces dudo de hasta haber tomado yo esas fotos, que es casi lo único que parece que he decidido...

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    1. Entiendo que los ejercicios de memoria, bien gestionados, son importantes para el desarrollo intelectual. Coincido contigo. Creo que es bueno que desde muy pequeños memoricen poemas o textos literarios. La memoria no es algo que no se pueda estructurar. El problema es memorizar caóticamente para un examen sin apenas comprender, algo que no me suelo encontrar en mi práctica docente pues mis alumnos estudian bien poco. Pero también hay muchos que cuestionan los exámenes. Si algo tiene esta profesión es una disparidad de criterios que dan idea de universos educativos incompatibles.

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  2. Existen diversos tipos de memoria y no me extenderé sobre algo patente pero resulta más sencillo memorizar si algo capta nuestro interés porque se enlaza automáticamente con la emoción; es responsabilidad del maestro que. los más jóvenes despierten al amor/interés por su docencia.

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    1. Ser un superprofesor toda tu carrera es algo muy difícil o casi imposible. Quiero decir ser un profesor que sea capaz de despertar la curiosidad o el interés de tus alumnos en la materia. Hay algunos especialmente dotados para ello. Pocos. No es fácil ser interesante para muchachos de distintas generaciones que van pasando por las aulas. Se puede haber sido un profesor genial hace veinte años y no serlo ahora. Es una cuestión biológica de cercanía a los alumnos por la edad. No son excusas, emejota, pero ser interesante y capaz de despertar el amor e interés de los alumnos es algo mucho más complejo de lo que parece y no siempre es posible. Y es posible que los alumnos se den cuenta años después del interés de unas clases que en su momento no apreciaron.

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  3. Estoy totalmente de acuerdo contigo, Joselu. Sin memoria no hay aprendizaje, digan lo que digan algunos. Es cierto que una enseñanza puramante memorística, sin otras cualidades, no es educación como tal. Según me cuentan, en Bachillerato la Historia se reduce a unos esquemas de fechas y datos sin más, ofrecidos y aprendidos a la fuerza para aprobar los exámenes, en vez de enseñar el porqué y el cómo de los movimientos sociales, los sucesvos tipos de gobiernos, la importancia de un rey o presidente, el valor de las luchas populares... No importa tanto que sepan quién fue Cleopatra, por ejemplo, como que comprendan qué representó aquella institución faraónica en el Egipto de hace siglos. Vamos siempre tan deprisa, agobiados por terminar los temarios a toda costa que preferimos que los alumnos almacenen cuatro datos, los "vomiten" en un examen y consigan la nota deseada a que reflexionen sobre la importancia de cuidar los acuíferos o entiendan el gravísimo problema de la emigración, por ejemplo. ¿Cómo que no hay que aprender las tablas de multiplicar? ¿Quién lo dice? Ah, claro, para eso están las calculadoras, te dirán. ¿Y que no sepas si Juan Ramon Jiménez fue un poeta o un concursante de Gran Hermano? Porque de todo hay, lo sabes tan bien como yo. Cierto que con un teléfono móvil actual tienes el mundo a un clic, pero, ¿qué pasa cuando hay inhibidores de frecuencia, como en Madrid, y necesitas un dato urgentemente? Pues que te quedas mirando la pantallita como un bobo preguntándote cómo demonios vas a llegar a tu destino. Cualquier medio bien utilizado es genial, pero que no intenten convencerme de que la mayor parte de cuanto he aprendido (y recuerdo, ojo) no vale de nada porque con la Wikipedia puedes saberlo todo. No es así. Muchos aseguran que dentro de poco los alumnos ni siquiera tendrán que escribir nada a mano, fuera cuadernos, con una tablet podrán hacer hasta una réplica de Las Meninas sin pisar El Prado. No quiero vivir eso, no quiero que mis alumnos olviden quiénes somos y de dónde venimos porque no entenderán hacia dónde vamos. La Historia de la humanidad se ha construido a base de transmitir conocimientos de una generación a otra, no haciendo tabla rasa para destruir lo anterior, y eso es la memoria histórica real, la que nos ha traído hasta donde estamos.
    Sé que hay que saber adaptarse a las situaciones, el mundo cambia a pasos agigantados (lo que no significa necesariamente que avance), pero eso no implica no recordar. Recordamos no sólo los ingredientes de una receta sino qué río pasa por Zaragoza o cuál es la capital de Japón. Claro que recordamos mejor lo aprendido con gusto, pero es un arma de dos filos. Nos culpan a los docentes de no ser lo suficientemente imaginativos o entusiastas para conseguir que los alumnos aprendan con ganas hasta lo más árido, lo que nos convierte casi en animadores de calle. Deseo que mis alumnos disfruten de la lectura, que descubran el placer que implica enfrascarse en una actividad hasta dominarla, que aprendan a argumentar y a rebatir con razones y no con gritos, y para todo eso, y mucho más, hace falta tener a mano (en la cabeza, no en el móvil) unos cuantos datos imprescindibles.
    Buf, todavía estoy de vacaciones y me planteas esta importante cuestión. Ay, colega, deja que me olvide durante pocos días más de lo que me espera dentro de nada... Un fuerte abrazo.

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    1. Tienes razón, ando siempre dándole vueltas a las cosas y no lo abandono ni siquiera en navidades. Yo veo que las cabecitas de nuestros alumnos cuando salen de la ESO están desamuebladas y totalmente desordenadas. El bachillerato con un clima distinto (a veces) les hace centrarse en la tarea intelecutal. Un muchacho que termina cuarto de la ESO sabe bien pocas cosas y muy inconexas por el clima que reina en las aulas. No creo que sea un almacén de datos inútiles. Bien pocos habrán dejado huella en ellos. Creo que sabemos el ambiente que hay en la ESO que conocemos. Se nos dice que más que datos o conocimientos, debe haber procesos, enseñarles a hacer más que a memorizar, de modo que hablarles de la generación del 27 en cuarto de ESO para que sepan que existieron esos poetas, sería inútil o contraproducente si eso supone datos para memorizar sin objeto. Esto va unido a la discontinua capacidad de atención de los adolescentes cuyo cerebro está modelado por los artefactos tecnológicos en los cuales están inmersos totalmente. Estoy contigo en tus apreciaciones de que es importante que estos muchachos deben tener en la cabeza unos cuantos datos imprescindibles.

      Un fuerte abrazo.

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  4. En primer lugar, gracias por recoger el guante lanzado en forma de comentario inocente y convertirlo en punto de partida de una reflexión mucho más seria, a la que he respondido en mi blog, como lo merecía. Tienes razón en cuanto a que sin memoria no hay aprendizaje posible, pero creo que la Escuela hace un uso equivocado de la memoria, pues se centra en depositar saberes sin relación con el contexto o de unos con otros. Las asignaturas les parecen a los alumnos cajones de datos que llenan solo para cumplir con un examen y que luego vacían sin que deje poso de provecho. En lugar de hacer que esa memoria sea eficaz o relevante para sus vidas, convertimos el hecho de aprender en un vaciado y llenado improductivo. No sé si es culpa nuestra, ni tampoco sé si hay otros modos de ejercitar la memoria sin pasar por la "memorización de datos", pero me parece que el modelo es poco eficaz de cara al futuro. ¿Cuál es mi respuesta entonces? Tratar de centrarme en el trabajo, en el proceso, para que sea la memoria del saber hacer la que se ejercite. Puede que esté equivocado, el tiempo lo dirá, o no.

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    1. Sí, Toni, el tiempo lo dirá. Enseñar con garra y con placer añade a la docencia un plus que los alumnos reciben. He tenido ya tantos exalumnos con los cuales he hablado después de veinte años. Con algunos he recibido un reconocimiento entusiasta de aquellas clases inolvidables, otros me recuerdan más o menos bien, otros probablemente me recuerdan con indiferencia y es posible que hasta algunos me recuerden negativamente. Depende del momento en que me tuvieron, depende del acierto que tuviera entonces, depende de su grado de maduración en aquel momento y veinte años después. Creo que he sido un profesor que ha pedido más comprensión que memoria. El año pasado tuve una alumna en segundo de bachillerato que memorizaba los temas palabra por palabra. Tuve que llamarle la atención. No sabía si copiaba y cuando me dijo que era su sistema de estudio, le dije que no podía suspenderla pero que si pudiera lo haría. En todo caso desaprobaba totalmente dicho método en el que no había ni una sola idea personal o de elaboración propia, una conexión de ideas creada por ella. Le puse un bien con harto desconsuelo mío porque la hubiera suspendido. Tenía veintiún años. Quiero decir que siempre he buscado la cadena de razonamientos y las analogías, las correlaciones, las conexiones de ideas. Explico así. En el desarrollo de los temas espero encontrar algo que permite saber si han entendido de verdad aunque sea por un detalle menor. No suele ser frecuente encontrarlo. No están acostumbrados a conectar conocimientos. Es necesario memorizar ciertamente, pero memorizar comprendiendo y eso no es fácil para ellos. No se trata de reproducir sino de crear. Pero los datos son necesarios. Tal vez tu dinámica y la mía en el fondo no sean opuestas. Yo también me centro -por supervivencia- en los procesos, en el trabajo de aula, utilizo con profusión la tecnología, hago exámenes de pensar no de memorizar... pero creo que hay datos que hay que retener pero a modo de herramientas no como panacea, no como objetivo. No hay nada que deteste tanto como un alumno que reproduzca miméticamente, sin pensar. No es que haya muchos porque el problema no es ese el que tengo, pero lo consideraría abominable.

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  5. Esto se puede prestar a confusión...-Mi modesta opinión es que, se debe adecuar a lo métodos y ritmos educativos a optimizar los resultados.Negar lo evidente solamente produce fracasos.Hoy vivimos con otros medios y métodos y no podemos excluir nada sino adecuarlo: tanto en casa, como en el aula.La inteligencia práctica(no la que se hace o mide en un test), muchos alumnos sacan una media alta y sin embargo cuando los cursos de Orientación Universitaria son los que menos razonamientos lógicos tienen.El éxito depende fundamentalmente del esfuerzo, dedicación y, con ello búsqueda de recursos alternativos.Muchos terminan sus estudios Secundarios,Bachillerato e incluso algunas carreras universitarias.Sin tener un nivel intelectual muy alto incluso por debajo de la media-media.Por otra parte escolares de inteligencia alta y brillantes en su capacidad de razonamiento, no consiguen terminar la educación Secundaria,Bachillerato y la Universidad.Por eso los países Nórdicos salen adelante con su alumnado; porque se trabaja muchísimo los valores psicológicos de la baja inteligencia(no hablamos de deficiencia intelectual).Tanto en casa, como en el aula, sin tener en cuenta ese problema ,el fracaso esta servido.Aquí nos machacamos y nos desilusionamos; cuando como bien reflejas en esta entrada otros países los alumnos solo saben engrandecer lo suyo.(aunque no lo comparto ).Modestamente suprimiría los exámenes y adecuaría otros métodos de evaluar.Trabajar la memoria e, bueno y memorizar es aun mejor.

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    1. Se ha hablado mucho de suprimir los exámenes pero no se ha evidenciado qué tipo de trabajo podría ser llevado a cabo y cómo evaluarlo. La evaluación para mí es fruto del esfuerzo continuado. Los exámenes que hago de modo continuo solo aportan un veinte por ciento de la nota. El resto es fruto del trabajo en el aula, las tareas, los procesos, las comprensiones lectoras, la ortografía, las redacciones... No hay proceso que no tenga convertido en números. Todo lo que se hace en el aula cuenta. Para mi sorpresa, la nota final numérica no es muy diferente de la que saldría con cualquier otro método menos sofisticado.

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  6. La memoria es una facultad del ser humano que cada vez se hace menos necesaria. Ha sido básica y clave en el devenir de la historia, pero hoy en día está obsoleta. Solo vale y es práctica la memoria inmediata. La otra, la de almacenar datos, no hace falta. La memoria artificial ya está inventada.
    Han pasado a la historia aquellos tiempos en que la memoria colectiva era depositaria del saber de un pueblo. Los cuentos, las canciones, las leyendas, los chismes, se contaban de padres a hijos, y la historia no se perdía.
    Recordemos los cantos de la Ilíada y la Odisea, que se recitaban de memoria en el ágora. Recordemos las epopeyas, la lírica medieval. Los trovadores. Los romances. Y los canciones de ciegos, que yo he llegado a conocer allá en mi lejana infancia. La memoria era imprescindible. La gente que declamaba estas obras se las sabían de memoria. Y había oyentes, como mi abuelo Francisco, que era capaz de aguzar su memoria para aprenderse el romance que un ciego o un titiritero había declamado en la plaza del pueblo. Mi abuelo, que era marinero, me cantaba romances de ciego. De memoria, claro. Me acuerdo del "romance del Pernales". Se lo sabía todo entero. Yo solo me acuerdo de algún versillo suelto: "montaron cuatro parejas, dos guías y un preferente, y al frente de ellos iba mandando, a toda esta gente, un bravo teniente". ¡Qué bonito...! Qué bonito cantado por mi abuelo...
    Hoy la tecnología ha hecho innecesaria la memoria. Todo está en las máquinas. Mis alumnos se extrañan cuando les cuento hechos históricos con sus respectivas fechas.Ellos no se las aprenderán. Buscarán en su bolsillo el móvil y en un pispás accederán a internet y darán la fecha exacta. Las tablas de multiplicar serán inútiles. Nuestra memoria artificial nos lo solventará.
    Pero yo soy un soñador, y quiero rendir homenaje a mi abuelo, y a mi padre, enseñando y propiciando la memoria.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Has escrito un pequeño texto literario lleno de plasticidad evocando el valor de la memoria. Y no me queda sino concordar contigo en el declive absoluto de la memoria en nuestro tiempo. Espero que no nos falle la tecnología porque si no... La idea de una mixtura de hombre y máquina es cada vez más cercana. Mi próximo post va sobre ello. Un abrazo fuerte.

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  7. Bueno es dificil no estar de acuerdo contigo en una cosa tan obvia, los has resumido muy bien en una frase. " La memoria debe servir para establecer conexiones intelectuales", que no es poco, las cosas que aprendes de memoria son los árboles donde cuelgan los frutos que luego recoges y forman un bosque no una plantacion de pinos, estan enlazados. Personalmente a mis hijos les hago memorizar cosas, ejercito su musculo. No hay nada más incorrecto que lo del cientifico que no tiene memoria, es mentira, se olvida de cosas que para el no son importantes como donde ha dejado los zapatos pero sabe perfectamente la composicion de una molecula de memoria o las formulas de Permutacion o Combinatorias, faltaria más.
    El cerebro tiende a eliminar la informacion que no le parece relevante, como quien limpia un armario...Un saludo.

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    1. Yo a mis hijas les hago desde muy pequeñas memorizar refranes, las diferentes voces de los animales y no dejo de hacerle pequeñas reflexiones para que memoricen la ortografía o muchos otros detalles. Y no solo no ha sido contraproducente sino que probablemente han disfrutado recordándolo. El pavo gluglutea y la paloma arrulla. Y todos los días gallina, amarga la cocina y A Dios rogando y con el mazo dando. Creo que en alguna medida he colaborado en el ejercicio memorístico sano de su inteligencia. No es autoritario recordar. Es divertido memorizar. Yo me sabía el catecismo entero antes de los siete años. Y no lo recuerdo como algo terrible. Era así. Se ejercitaba la memoria como músculo. Tal vez, gracias a aquello, sé algo más del cristianismo y puedo interpretar mejor los pórticos de las catedrales que han terminado siendo opacos para los que han venido después.

      Un saludo.

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  8. Lo último que leí sobre el cerebro y la memoria indicaba que las potencialidades del cerebro se forman a partir de la repetición, al igual que la memoria. Y que los recuerdos constituyen una focalización de nuestra atención, aunque no le prestemos ni caso, en el momento en que esos recuerdos acaban entrando en nuestra memoria. Se precisa un interés objetivo del sujeto para consolidar como memoria esos recuerdos. Por eso nos extraña recordar según qué cosas a las que o bien no le damos ninguna importancia o bien incluso nos avergüenza recordar. La memoria se convierte, así pues, en una especie de revelación cerrera de aspectos de nuestra personalidad que ignoramos: el deeo de retener, inconscientemente, según qué cosas que es difícil que se nos borren, si es que el borrado de recuerdos, tema por excelencia de la ciencia ficción, podrá llegar a ser posible. Estoy completamente de acuerdo con Joselu. No solo hay que potenciar la memoria (junto con el entendimiento y la voluntad, las viejas tres potencias del alma) sino que los alumnos han de "ingresar" conocimientos positivos que les permitan desarrollar la actividad cerebral a partir de ellos mediante las muchas relaciones que nos permiten las sinapsis cerebrales. Lo que no puede ser es que en el disco duro no haya ni un dato, porque entonces no es operativo. Operamos con datos que son conocimiento, y entiendo que es muy difícil pensar de otra manera. Lo del aprender a aprender se ha de hacer aprendiendo algo concreto, por más que resulte obsoleto al cabo del tiempo. En la memoria no hay, al parecer, limitación de almacenaje, por lo que adaptarse a nuevos datos o teorías ha de ser mucho más fácil desde la posesión de otras que desde su ausencia.Siempre se ha enseñado sin saber cómo sería el mundo de después, y siempre se ha hecho frente a esas novedades con mayor o menor fortuna en función del conocimiento previamente adquirido. La plasticidad de la que habla Solana me parece que la hemos de relacionar más con la flexibilidad, es decir, con la capacidad mental para adaptarse a nuevas teorías y a combinar nuevos datos, pero para eso no pueden estorbar los conocimientos adquiridos, me parece. Tengo la sensación de que sobre estas cuestiones habrá de ser la ciencia la que nos acabe imponiendo el modelo de potenciación cerebral óptimo. De momento, quienes trabajan sobre el asunto se saben de memoria todo lo que se ha escrito e investigado sobre el asunto, como debe ser.

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    1. Creo que has expresado certeramente el lugar de excepción neurobiológico de la memoria. Nuestra mente es un ordenador complejísimo y en ella se producen sinapsis neuronales entre los diferentes estímulos o bits de información que recibimos por mil y una vías. Buscar retener información es útil a corto, medio y largo plazo. No olvidamos las tablas de multiplicar ni la lista de preposiciones, o los ríos de España o las capitales del mundo los que estudiamos en otro sistema educativo. Hoy se viene a decir que eso es estúpido porque hay calculadoras y existe google. ¿Para qué retener información que se puede encontrar fácilmente? La razón que creo es que nos da un entramado mental al que podemos acudir y que conecta con mil y una oportunidad mental de enlaces neuronales. Supongamos que no sabemos que la capital de Pakistan es Islamabad y que desconocemos todo de la historia y geografía de este país. Las informaciones que nos lleguen sobre la geopolítica en la televisión o por la prensa serán mal comprendidas o directamente incomprendidas. Ah, claro, al lado de la no utilización de la memoria también se da la no lectura de la prensa, así que no es demasiado importante saber nada de Pakistán o sobre los ríos de Asia, tal vez ni saber sus nombres. ¿Para qué memorizar los países de Asia? ¿Para qué memorizar la capitales de África? Y al lado de todo esto se da también la ignorancia total de todo. No se memoriza -se argumenta- porque es utilizar la mente de nuestros pobres alumnos como almacén. No sé, pero yo como profesor intento con mi acción en clase que recuerden lo que digo tras comprenderlo. Para ello necesitan un ejercicio de repaso para recordar, pero la pedagogía metafísica moderna dice que esto es inútil. La mente en blanco y en todo caso saberes sobrevenidos por la experiencia. Nada de memoria autoritaria. Nada de saberes solemnes. Todo es líquido. Y la memoria también. Esto es producto del pensamiento que ha venido a llamarse "débil". No me extraña que una tendencia islamista sea aprender el Corán de memoria cuando nosotros la desechamos. Es una reflexión que me viene pero no sé qué consecuencia sacar.

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  9. Sumamente interesante el planteamiento, estimado profesor. Yo he aprendido de por vida muchas cosas con la ayuda de la memoria y es cierto que, si se ejercita, se impide que se debilite el cerebro. En este momento pienso en el listado de preposiciones que memoricé en mi paso por la escuela secundaria y aún recuerdo, en los tiempos verbales, en clasificaciones semánticas, en nombres de países, su ubicación geográfica, capitales del mundo, datos históricos de la historia en general, fechas particulares, etc. Hoy en día ejercito memorizando largos números de teléfonos móviles o documentos. Aquí hay muchos ancianos que concurren a talleres denominados "para la memoria" para no perderla como facultad imperativa en la vejez y para preservar su salud cerebral y general.

    Un fuerte abrazo y buen comienzo de año.

    Fer

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    1. A esto me refiero, María Paz, a ese ejercicio gimnástico de la memoria que se está desechando. Se cree que memorizar es insano, innecesario y autoritario. Nuestros escolares no retienen y en tantos foros de defiende que la memoria es un concepto folk totalmente desacorde con el tiempo en que estamos que parece una idea reaccionaria defenderla. Luego, efectivamente, la enfermedad de nuestro tiempo es precisamente la que afecta a la memoria como clave fundamental del ser humano. Creo que hay una profunda confusión en confundir autoritarismo y pasado con el ejercicio de la memoria.

      Un abrazo, Fer. Y buen año también.

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    2. Tenemos que poner de moda que el cerebro es un músculo, como lo hizo Zatopek con el corazón, y poder entrenarlo para mejorar el rendimiento.

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  10. Toni habla de cambiar el modelo de escuela para adaptarla, en función de las capacidades del alumnado, al tiempo en que estamos, lo que significa un mundo netamente distinto del que fue concebida goodnightpublishing.com/programa-para-descifrar-claves-wifi/

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