Permítanme que les incomode en algo sobre lo que parece haber un consenso universal de la derecha y la izquierda biempensante. ¡Algo increíble! Todos tienen entre sus presupuestos básicos que leer es bueno y, animados por ese pensamiento generalizado y aparentemente obvio, quieren fomentar la lectura en los niños y adolescentes, así como en toda la población en general. Todos parecemos estar de acuerdo en que promocionar la lectura estimula un montón de elementos y facultades del ser humano que nos llevan a la imaginación, la amplitud de miras, la buena ortografía, la tolerancia, la curiosidad, la grandeza de ánimo, los valores democráticos…
Y así en la escuela primaria y secundaria es objetivo fundamental introducir a nuestros alumnos en el maravilloso mundo de la lectura que descubre universos diferentes en que se pueden vivir otras vidas y ampliar nuestra cultura. Llevo muchos años en este empeño pero no lo tengo claro. No sé por qué la lectura es una actividad superior o más elevada que jugar al fútbol o ser aficionado a ver películas porno. En mi historia como profesor han pasado muchos alumnos. No tengo claro que los que se hicieron lectores sean mejores personas que los que no leen un libro nunca. Conozco a algunos de estos y no tengo nada que reprocharles. Ni puedo decir que tengan un espíritu más reducido que los que son lectores. No pienso que la lectura abra mundos o perspectivas sino al que previamente estaba preparado para que se las abriera. Conozco a lectores contumaces que son apocados, depresivos, con mala conciencia de sí mismos, que tienen pésima ortografía. Tengo el honor de conocer, en cambio, a excelentes personas, abiertas, llenas de humanismo y sentido del humor que viven en la realidad y que no leen jamás un libro. Su espíritu es abierto y nada sectario. No sé cómo han llegado allí si no han leído libros que estimularan su curiosidad intelectual. Y se hacen preguntas importantes y las resuelven bien. Por el contrario, sé de lectores impenitentes y viajeros que han dado la vuelta al mundo siete veces que tienen un espíritu reducido y limitado. También sé de lectores a los que la lectura ha llevado a ser mejores personas. Pero pienso que hubieran llegado de todas maneras incluso sin leer.
Los profesores hemos de dedicar una energía enorme en defender ese principio intocable de que leer trae consecuencias realmente extraordinarias y hemos de hacer leer a nuestros alumnos obras muchas veces banales para estimular su competencia lectora. Damos por supuesto que leer es un proceso complejo que hay que estimular poco a poco ofreciéndoles menús a su medida. No se llega a Ana Karenina así como así. Hay que empezar con cosas más a su alcance para potenciar su capacidad lectora. Y yo pienso que leer es como cualquier otra afición. Como jugar al ajedrez, al parchís, a los bolos, al fútbol… Tiene una pátina intelectual asociada en nuestra civilización que lo hace ser especial.. Nadie osaría defender que leer o no es indiferente. Yo lo hago. Lee el que tiene ganas, el que le sale, el que lo necesita… y éste no necesitará campañas de promoción de la lectura igual que al que le gusta el fútbol no necesita que le demuestren obligatoriamente que el fútbol es hermoso. No necesitamos leer para ser abiertos o tolerantes. La clave está en otro lado. Nadie tiene que demostrar que el amor es importante. Surge naturalmente. Ni se tiene que evaluar la capacidad de amar de los seres humanos. Leer es para algunos como respirar. No sé por qué. Llegarán a ello de cualquier manera aunque exista la mayor represión por parte del sistema, aunque en su casa no haya libros, aunque en su instituto no haya lecturas obligatorias, ni discursos de políticos que con sonrisas estereotipadas hablen de lo maravillosa que es la lectura.
Hay una industria editorial que necesita vender y como cualquier objeto de consumo promocionan sus productos extendiendo su validez como una necesidad estratégica para sobrevivir la humanidad.
No olvidemos que conspicuos nacionalsocialistas eran devotos lectores de Goethe, Holderlin, Kleist, Novalis… Y que algunos como el famoso doctor Mengele antes de ser conocido por su siniestra fama, hizo retiros espirituales en algún monasterio disfrutando de la meditación y la lectura.
Asistí hace un par de años a unas jornadas de literatura africana, y una escritora de cierta notoriedad nos hacía ver que los africanos no son buenos lectores ni siquiera en la universidad. Son refractarios a los libros y la cultura impresa. No se concentran en ellos, imbuidos como están de la vida en estado puro. Pero la cultura africana durante centenares o miles de años ha sido ágrafa y su literatura se ha transmitido oralmente por medio de leyendas, fábulas, cuentos… Hoy hemos de exportar también a África que leer La montaña mágica o El jugador ampliará su mundo mental, su imaginación, su capacidad de ser buenas personas…
Pero yo no lo tengo claro. Nada claro.
Amigo, el tema es peliagudo. Leer literatura es un estadio superior a la lectura mecánica. A los profesores de lengua se nos ha encomendado una tarea quijotesca, para la que quizá no estemos preparados.
ResponderEliminarTienes razón en que hay perfiles de lectores y vidas bien dispares, y en que la lectura no nos hace mejores ni peores. No obstante, si me dan a elegir entre animar a la lectura o no hacerlo me inclino por lo primero. Yo soy lectora inducida. Tuve maestros que me enseñaron a amar la literatura (entre ellos, mi padre) y a ellos les debo también que me obligaran a leer obras indigeribles a ciertas edades.
Joselu, maldita sea, eres un revolucionario
ResponderEliminar¿Cómo me haces pensar estas cosas justo cuando voy a empezar el curso?
Me parece que tengo que madurar tu idea... pero en cierto modo pienso algo parecido, ¿Qué más da lo que escriba o lo que lea? Al final lo importante es la acción.
Y para actuar no hay que saber leer...
Un abrazo, de un amante de la lectura para otro ;)
El curso pasado escribí algo sobre este interesante tema que planteas. Reproduzco un fragmento:
ResponderEliminarEn 2006, Jorge Amador, jefe de policía del conflictivo barrio de Neza (México, D.F.), decidió que los miembros de ese cuerpo de seguridad tenían que mejorar como ciudadanos y para alcanzar este loable objetivo debían leer una serie de libros. En la lista se encontraban: Don Quijote, Pedro Páramo de Juan Rulfo, El laberinto de la soledad de Octavio Paz, Cien años de soledad de García Márquez y otra serie de títulos de Carlos Fuentes, Antoine de Saint-Exupéry, Ágata Christie y Edgar Allan Poe.
El bienintencionado jefe de policía creía que leer literatura enriquecería a sus subordinados de tres maneras: mejoraría su lenguaje, conocerían el mundo en toda su complejidad y se comprometerían más con los valores éticos que habían jurado defender.
No tengo datos de si se llevó a cabo o no este proyecto y de si ahora los policías practican más o menos el arte de “la mordida”. Me temo que todo quedara en “agua de borrajas”... La verdad es que la imagen del policía leyendo Le petit Princep se me hace tan enternecedora como increíble...
De los tres objetivos perseguidos cabria esperar que la mejora del lenguaje fuese factible, sobre todo si el proceso de lectura se acompaña de codos y voluntad. Y la experiencia vital podría mejorar también porque sabemos que el arte es lo más cercano a la vida, pero los policías si en algo están duchos es en el conocimiento de la realidad más cruda contemplada desde las trincheras de las calles. Del perfeccionamiento ético, que sería la “madre del cordero”, mejor no hablar...
Confieso que en otros tiempos, ya pretéritos, también creía ingenuamente como el Sr. Amador que la literatura podía transformar la sociedad... Hoy leo ficción porque me gusta, porque me conmueve, porque me entretiene, porque está bien escrita, porque está viva... pero en modo alguno porque me haga mejor persona. Ni peor, claro.
Te contaré una anécdota, ocurrió hace años, con un alumno del antiguo COU, era además un alumno casi brillante, inteligente, muy buena capacidad comprensiva, buena expresión, organizado, coherente, gran capacidad lógica, atento y educado. Pensaba estudiar una ingeniería. Se trataba de alguna prueba oral -no recuerdo muy bien- le pregunté cómo es que no había hecho ninguna de las lecturas opcionales, y me dijo que no le gustaba leer, que no leía libros. Le dije: ¿Cómo piensas aprender en la universidad, en tu trabajo?... y con pleno convencimiento me respondió: De los maestros.
ResponderEliminarComparto lo que dices. En mi caso he sido lector desde bien pequeño, pero nunca tuve mucho interés por la ortografía -por ejemplo hasta bastante tarde no me apliqué a acentuar sistemáticamente. Mi expresión escrita, a pesar de los elogios -o quizá por ellos- de una profesora de lengua de la antigua EGB, fue durante tiempo bastante descuidada; los mismos profesores veían en mi afición a la lectura un estorbo para el estudio -creo que tenían razón. Aunque pocos alumnos de quinto hubiesen -como, sin embargo, sí podía hacer yo- podido contestar qué era una cerbatana.
Sin embargo a la lectura debo muchos de mis mejores momentos, no sé cómo llamarlos: no diría felices, quizá más auténticos y hasta más reales. Lecturas de aventuras en la niñez, el descubrimiento de Kafka, Rimbaud, o Wilde en la adolescencia.... y luego muchos otros en la juventud. Y ahora leo menos... no sé.
Pienso que lo que una persona es, o termina siendo, no depende de lo que lee o deja de leer, sino de los valores que se le transmiten, y del carácter que tenga la fortuna o la desdicha de tener. En realidad pienso que anda todo ligado ¿qué no lo está a fin de cuentas? pero... no creo que la lectura sea algo imprescindible, y menos para definir a una persona. Punto de vista científico: somos genética + ambiente. Y en ése ambiente no es necesario que sí o sí, se dé la lectura. También yo conozco a personas que no cogieron un libro en su vida, por no poder o no querer, y son o fueron, excelentes personas, y lo contrario. Entre medias, pues todo lo que quieras.
ResponderEliminarLeer... es una necesidad que no responde al modelado del carácter, sino a una necesidad que pueda tenerse al alcance. Como tantas otras. A fin de cuentas información recibimos desde muchas fuentes, no sólo las escritas, tú lo has dicho.
Tal vez una alternativa pueda ser, razonar por uno mismo lo que otros razonaron y dejaron al resto por escrito. Sin más. Quien sabe.
Salud. Toda :)
Esta vez, no estoy de acuerdo contigo en absoluto, Joselu.
ResponderEliminarAhora bien, cierto es que no puedo demostrar que no tengas razón.
Un saludo.
Que sí, que me he retrasado, pero estoy malito y gracias a las pastillas tengo un colocón....mañana e cuento.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo. Leer no sólo no tiene porque derivar en nada bueno, sino que el acto en sí de leer puede ser el peor de los tormentos. Obliga a alguien que se lea un BOE al azar o un manual de ordenador de los 80...
ResponderEliminarLeer por leer es la cosa más estúpida e inútil del mundo. Leemos cuando tenemos "interés" en algo (sean bueno o malo). Lo pongo entrecomillado porque ese interés no tiene por qué ser necesariamente algo nos agrade o nos produzca placer.
No fastidies, Joselu, no te atrevas a ponerte en contra del complejo "establismenth" que maneja nuestras teledirigidas vidas. No lo hagas sólo, por lo menos, cuanta conmigo, porque, aunque no lo acabes de creer, la conspiración existe... y las lecturas obligadas, o simplemente la lectura, es una prueba más, por desgracia indemostrable, ¿o no tanto?
ResponderEliminarEn fin, un abrazo.
Pues no estoy en absoluto de acuerdo. Leer enriquece, claro que sí, y abre nuestra mente, y muchos no leeríamos si no nos hubiesen animado a ello. Animado no es lo mismo que obligado.
ResponderEliminarInternet también abre la mente a nuevos pensamientos, claro que sí,y también hay sitios buenos, malos y malísimos, y libros buenos y malos y malísimos, pero para eso estan los educadores, para enseñar a escoger. Apuesto si duda por la animación a la lectura.
Tienes razón; si observamos la lectura como un precepto institucional, es discutible y censurable esa imposición del acto de leer como fuente de crecimiento y de alegrías espirituales. No me atrevo a discutir tus afirmaciones, pues son muy sólidas y tampoco yo tengo claro que leer nos haga mejores, pero voy a dar dos razones para mantener mi empeño en formar lectores:
ResponderEliminar1) Como apunta Lu, hay lecturas a las que nunca hubiese llegado si mis buenos maestros no me hubiesen guiado hasta ellas.
2) A diferencia del fútbol y otras aficiones que mencionas, la lectura sólo ocupa un lugar relevante en las aulas; ni la televisión ni los medios muestran el acto de leer como una actividad "normal" del individuo; sólo las campañas institucionales y ciertos programas que pecan de corrección política prestan atención a esa afición. Sé que conoces las series de Disney Channel: ¿cuántas veces ves en ellas un niño o un joven leyendo? ¿cuántos comentan sus lecturas igual que comentan sus gustos musicales o deportivos? Sólo se puede amar lo que se conoce y la lectura es una desconocida fuera del aula.
Un saludo.
Joselu, siempre con las cuestiones más interesantes, siempre mirando desde otra perspectiva, descubriendo otra forma.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo en lo fundamental de tu tesis: leer no nos hace mejores personas. Ni siquiera nos hace más abiertos a otros valores o culturas, ni hace que nuestra inteligencia crezca exponencialmente... Ahora, sí que defiendo que los niños tengan acceso a los libros en casa, sacados de la bilioteca o como sea, con lecturas mediadas por los adultos o hermanos mayores con los que están; que puedan elegir si quieren o no sumergirse en ese mundo lector por sí mismos, sin que nadie les haya escatimado ese placer de pequeños —claro, lo mismo opino de la música, de la pintura, del baile, de actuar...—, sí, a pesar de que se pueda llegar —y mucha gente lo haya hecho, a quién se lo vengo a decir, ¿verdad?— a la lectura por caminos muy distintos.
Ojo, que la tradición oral, las narraciones de los abuelos de episodios de su vida o de cuentos, o el canto de nanas o canciones y la recitación de rimas lo incluyo en ese descubrimiento del mundo lector por parte del niño: creo que ha de llegar desde las personas, desde la oralidad, mucho antes de que uno tenga que enfrentarse a un texto. En eso, estoy con los africanos: si uno lo puede tener de primera mano, ¿para qué recurrir a lo impreso? (aunque volveré sobre esto).
Por otra parte, leer no nos hace mejores, pero nos hace disfrutar más de la vida, al menos a mí y a muchos: ¿es entonces lógico que queramos compartirlo con los niños? Sí, porque siempre les queremos dar lo mejor, tanto a hijos como a alumnos como a sobrinos como a nietos... Que el fútbol hace disfrutar a mucha gente, vale, también lo comparten, y eso que es fácil engancharse a un fenómeno que paraliza incluso una ciudad o un país entero. Hay cosas más simples y cosas más complejas; hay que insistir en algunas para engancharse, mientras que otras enganchan prácticamente a los dos días. Creo que en sociología o psicología se habla de la pertenencia a un club de fútbol como una reivindicación del sentirse aceptado del sujeto; la lectura muchas veces es una identificación de uno mismo con el ser humano, otras es poner nombre a lo que no sabías expresar verbalmente, otras es descubrir otra perspectiva... creo que eso para mí, al menos, solo lo consiguen la lectura y la música, y, en menor medida, el resto de las bellas artes.
[continúa en otro comentario]
[viene del anterior]
ResponderEliminarRecurrir a lo impreso (o lo digital) es hacer una lectura reflexiva y poder hacerla en silencio y sin prisas: otro placer.
En cuanto a los adultos: ya han decidido, no creo en las campañas lectoras que se enfocan en ellos (bueno, ni en las campañas lectoras en general).
Ahora, la lectura en sí, me parece tan fundamental como el lenguaje matemático —el lenguaje musical también me parece esencial, pero el mundo no gira tanto en torno a él; aunque yo echo de menos manejarme con él la tira de veces—: es un vehículo a través del cual nos llega mucho más que la literatura. Cuanto mejor domine uno la lectura, más fácilmente se desenvolverá en este mundo nuestro, incluso en naderías como saber qué tren coger y en qué andén o en qué pasillo están las galletas en el súper. En un nivel más complejo, la persona sabrá si una noticia se le presenta más o menos influido su autor por su tendencia política o si un argumento parte de un silogismo falso: el hecho de leer mucho hace que tengamos sistematizado el acto en sí y nuestro cerebro pueda ir analizando y comprendiendo más rápidamente que aquel que no está habituado a ello; igual que la necesidad de hacer cálculo mental hace que seamos más ágiles que los que no la tienen y no la utilizan. Claro, aquí hablo de capacidad lectora y capacidad matemática, no del fomento de la lectura ni de contagiar el placer o la adicción.
En cuanto a la enseñanza de la literatura, ese es otro cantar: hasta miedo a traumatizar al chico o al niño tienen muchos maestros y pedagogos; pero, en las matemáticas, por ejemplo, o en física, o en química, nadie pone el grito en el cielo por tener que exigir al alumno cierto nivel que puede hacerle árida la asignatura, porque si no, no hay manera de pasar a conceptos que no son simples. En la enseñanza de la literatura creo que debería ser también así; si el alumno llega o no a la complejidad de un poeta o un novelista, no es motivo para cambiar los autores por autores fáciles de literatura LIJ, y poner como lectura Crepúsculo de Stephenie Meyer o La Catedral de César Mallorquí, en vez de seguir recomendando que lean una de Galdós (por favor, que no empiecen con Marianela, por favor) o algo de Kafka o Cortázar.
Y creo que me he ido por los cerros de Úbeda, pero el tema da para tanto... Perdón por el rollo.
Un beso.
Estoy bastante de acuerdo, la lectura no es tan importante como la pintan.
ResponderEliminarPero haría hincapié en algo que cuentas, y cito:
También sé de lectores a los que la lectura ha llevado a ser mejores personas. Pero pienso que hubieran llegado de todas maneras incluso sin leer.
A lo mejor sí, pero hubieran llegado más tarde.
Totalmente de acuerdo, yo escribí hace tiempo algo en la misma línea:
ResponderEliminarhttp://librodenotas.com/elojoqueve/17055/leer-o-no-leer
Hola José Luis, ahora hacia tiempo que no te leía, pero me resultó magnifico reencontrarme con este artículo.
ResponderEliminarPor supuesto que el hábito de lectura es beneficioso, siempre y cuando nosotros queramos que lo sea. Es decir, por desgracia para el hombre, toda su realidad es fenoumenon, así que las cosas no son tal como son, sino tal y como las sentimos. Y si por cualquier motivo nosotros de forma inconsciente o consciente repelemos la lectura, esta no causará ningún efecto positivo por mucho que nos esforcemos, más bien al contrario.
En segundo lugar, los beneficios de la lectura no son exclusivos ed esta, se puede llegar a los mismos resultados o mejores por otras vías.
No sé si te he convencido, pero tampoco pretendo extenderme mucho más, y creo que esto explica un poco el porque de tus contraejemplos. Lo que sí podemos decir, es que para la mayoría de la población, la lectura es beneficiosa.
PD. Antes de fomentar la lectura, el sistema educativo debería enseñarnos a leer, y a día de hoy solo es capaz de enseñarnos a descifrar mensajes. De la misma manera que debería también enseñarnos tanto el digno arte de la oratoria, como el de la escritura.
Saludos
Joselu,
ResponderEliminarleer no nos hace mejores ni la literatura va a cambiar el mundo (de la misma manera que las bayas de goji no nos harán llegar a los cien años como si fueramos chavales de veinte), ¡qué no nos engañen más con fines comerciales! Pero es que el arte en general es tan hermoso... no valoro más a Ismail Kadaré o a Juan Rulfo que a Erik Satie o a Modigliani. Me apasiona lo mismo leer que hacer senderismo o hacer fotos a los caracoles cuando llueve. Expresarse poéticamente me parece, aunque solo sea un acto íntimo e inconfesable, necesario para enfrentarse a la vida.
A mí me gusta transmitirle a mis alumnos un aprecio por lo artístico y lo estético(algunos dirán que el fútbol también lo es; lo siento, yo nací sin esa neurona).
Lo malo es cuando las instituciones, con intereses pérfidos y oscuros, intentan hacer que comulguemos con ruedas de molino y lo consiguen. Con la teoría de que leer cambiará el mundo nos han engañado y así estamos todos metiendo libros con calzador en la mente de los sufridos alumnos bajo la consigna de que lo importante no es lo que se lea, sino que se lea. Eso nos ha hecho mucho daño y no ha ayudado demasiado a crear buenos lectores sino adolescentes empachados de malas lecturas. Creo que hay cambiar y reflexinar sobre ello como tú lo hacer me parece un buen comienzo. De hecho, si no te parece mal, les llevaré tu entrada a mis futuros alumnos de 2º de bachillerato como evaluación inicial.
Un saludo y suerte.
Leo con atención vuestros comentarios. Cada uno de ellos requeriría una respuesta adecuada porque ninguno es innecesario y me parecen clarificadores, los que en alguna manera están de acuerdo con alguna línea de lo apuntado como los que disienten.
ResponderEliminarPor supuesto que pienso que leer abre universos pero quiero hacer notar y subrayo que se los abre a aquellos que previamente estaban preparados para ello, que tenían una necesidad íntima de ello. Para otros es indiferente. No llegaran a ello porque no está en su código genético tal vez. No sé, del mismo modo que yo fui un inútil para el fútbol y me tuve que refugiar, entre otras razones, en la lectura. Quizás si me hubiera atraído la mística del fútbol yo hubiera vivido otras pasiones que no logro llegar a entender.
Las preguntas -aunque no explícitas- son anteriores a las respuestas. Nos pasamos la vida intentando dar respuesta a lo que nos inquieta o maravilla. La literatura, o la música, o la danza o el teatro o el submarinismo o el periodismo o la carpintería artesanal son tal vez modos diferentes de ver la realidad. Cualquier faceta por humilde que sea contiene todo el misterio del universo. La literatura es un arte maravilloso -que nadie dude de lo que yo pienso- pero no imprescindible. Se puede llegar a lo mismo (es decir a nada) sin haber leído libros y haberse pasado la vida cuidando rebaños o en las montañas.
Por otro lado coincido con los que habéis expuesto que no sólo es importante lo que se da a leer sino qué. Quizás podemos acortar el camino a alguno que de cualquier manera llegaría a lo mismo o parecido. A mí me hubiera gustado tener a alguien que me allanara el camino de la lectura o la literatura, pero tuve que hacerlo todo solo, pero no lo lamento.
Y pienso que a nuestros alumnos hay que ofrecerles textos complejos e interesantes que tal vez les lleven a profundizar en sus respectivos caminos. La literatura es un arte y no sólo lo que está en letras impresas para facilitarles el acceso a la decodificación. Hay algo más allá y eso se ha perdido en el planteamiento de la comprensividad. La buena literatura apunta al infinito. Por ello, creo que se llega tal vez de muchas formas, dependiendo de lo que uno tenga dentro.
Pues tienes toda la razón. La literatura -y el arte, y tantas cosas que nos hacen tan felices- no tiene por qué hacernos mejores personas, ni necesariamente hacernos más tolerantes, ni ensanchar nuestras miras...pero, ¡es que no lo puedo evitar! ¡Es que yo leo porque lo paso bien, porque me hace feliz! ¡Y me cuesta tanto trabajo no contarlo! Hoy, en el instituto, cuando he salido entre examen y examen a tomarme un café, unas alumnas de 2º de Bachillerato me han invitado a sentarme con ellas. Hemos hablado de muchas cosas y entre ellas, de libros. Una, alumna este curso de Literatura universal (una alumna que se ha sacado su bachillerato no sin dificultades, desde una diversificación, con una afición tremenda a la lectura) me ha estado contando que ha leído unos cuantos libros de una lista que les pasé a principio de curso para escoger lecturas al margen de las del programa. Ha leído El principito, El retrato de Dorian Gray, Tokio blues...Me dijo que no se compró Ana Karenina porque costaba 25 euros, pero que iba a ver si estaba disponible en la biblioteca porque madame Bovary le había encantado y quería terminar lo que yo llamaba en clase la trilogía de adúlteras (falta La Regenta). Entre sus lecturas pendientes están Rayuela y El Decamerón (leímos algunos cuentos en clase). Yo me reconozco en esta alumna. Mi pasión por los libros, por las historias que encuentro en ellos, no es nada intelectual, ¡es visceral! Un fuerte abrazo y buen comienzo, Joselu.
ResponderEliminarNo me acuerdo quién señalaba que habíamos convertido 'escribir' en un verbo intransitivo: un escritor es un señor 'que escribe', y en esa abstracción del complemento directo hay algo perverso, que iguala (a la baja) todo lo que se pueda escribir (total, 'el papel lo aguanta todo').
ResponderEliminarCon 'leer' pasa igual: nos empeñamos en que nuestros alumnos 'lean', no importa qué, con la vaga idea de que una vez enganchados llegarán por sí mismos a niveles cada vez mayores de exigencia, placer e iluminación. Creo que todos sospechamos que para nada es así, pero siempre que hay que votar (por ejemplo, cuando en mi departamento elegimos las lecturas obligatorias) ése acaba siendo el criterio: libros 'legibles', cortos, sencillos, con mucha ilustración, en letra gorda, que hablen de cosas cercanas a los chavales y a ser posible tengan una moraleja clara y políticamente correcta. (Y, para que no se diga que no digo nombres, uno que resume el género: 'Campos de fresa', del prolífico Sierra i Fabra).
En el camino, uno ha visto caer, entre otros, 'Alicia en el país de las maravillas', 'Peter Pan' y el 'Diario' de Ana Frank, porque eran libros espesos, complejos o ambiguos. Quizá los niños de antaño podían digerirlos, pero no nuestros alumnos de la ESO.
Y así nos va.
Siempre propones temas interesantes, Joselu, y sueles crear polémica. Mi marido desconfía de las supuestas buenas intenciones del poder, el que sea, para animar u obligar a la gente a leer. Dice que puede que la lectura sea buena, pero que si al poder le interesa tanto será porque de algún modo saca provecho de ello. Vamos, que recela del consejo. Yo, que soy lectora empedernida desde la infancia, nunca me he cuestionado los efectos beneficiosos de la lectura, aunque discrepo bastante de las leyes y decretos que supuestamente la favorecen. Ya te he comentado en alguna ocasión que cantidad hoy no equivale ni mucho menos a calidad. Se escribe mucho para niños y jóvenes, pero cuesta encontrar obras que merezcan realmente la pena, muchas dan vergüenza ajena por el vocabulario simple y ramplón que utilizan y las historias que cuentan, por lo que dudo mucho de su eficacia formativa. La literatura para adultos tampoco pinta mucho mejor, pero tú hablas de su conveniencia como hábito en sí, y la verdad es que yo sí creo que la lectura es un hábito bueno y recomendable, aun sabiendo que por sí solo no añade nada a la persona. Es cierto que se aprende mucho sin haber leído mucho, pero yo, un año más, haré todo lo posible para inculcar en mis alumnos el amor por los libros.
ResponderEliminarUn abrazo, colega.
Muy de acuerdo con el post que has puesto. Lee el que tiene afición, y es muy difícil y en el mundo en que vivimos rodeados con máquinas como la Ds, la Wii e Internet, que los chicos se habitúen a la lectura, y es una labor muy complicada la que tiene los docentes hoy en día.
ResponderEliminarPero si buscáis nuevas estratagemas, como hacía un profesor que tuve en la antigua EGB, se puede conseguir que los chicos se aficionen de nuevo por la lectura, aunque sea a modo de competición como hago habitualmente con mi hijo, que nos apostamos a ver quién se lee el libro más gordo, je,je. Técnicas para que la lectura luego sea más fácil el día de mañana.
Un saludo.
Tu entrada me recuerda aquello de que "el hambre aguza el ingenio", y la clásica respuesta: "sí, para conseguir qué comer". Y ahí se acaban los beneficios. Estoy contigo. La lectura no es una inversión, de la que se ha de esperar beneficios a corto, medio y largo plazo, sino una diversión, una de las formas de existir, de ser. No se puede "popularizar" la lectura, es una contradicción. La lectura es una aventura individual y no todo el mundo está llamado a vivirla. No tenerla por afecto, por afición, no menoscaba a quien se la pierde, y menos aún lo descalifica. ¡Cuantísimos leídos insoportables, mezquinos, clasistas y hasta xenófobos tenemos que soportar día tras días! Ojo con los elogios buenistas del libro, que Mein Kampf lo es, entre otros.
ResponderEliminarYo cada día tengo claras menos cosas. Y esta es una de las cosas que como a ti te pasa, no tengo claras. Lo que sí parece claro es que el leer proporciona conocimientos. Otra cosa es que la adquisisción de estos conocimientos sea un ejercicio virtuoso, o no. Me quedo con la duda.
ResponderEliminarUn abrazo.
Interesantísimo debate. Como temo no estar a la altura, transcribo las últimas palabras de un artículo Interesantísimo debate. Como temo no estar a la altura, transcribo las últimas palabras de un artículo de Víctor Moreno, con las que estoy “casi” de acuerdo..
ResponderEliminar“Como profesor, tengo la obligación de saber cuáles son las habilidades y estrategias que conducen al alumnado a desarrollar dicha competencia lectora. Pues lo importante y decisivo es esto: que sepan leer, que comprendan y entiendan lo que leen. Porque sin comprensión no hay nada. Ni deleite, ni afición, ni hábito, ni reconstituyentes simbólicos, ficcionales o metafísicos. Que más tarde quieran leer o no, es asunto de su voluntad, de su carácter y de su temperamento. Al fin y al cabo, leer es un acto libre, ¿no? Pero si no se sabe leer, me río yo de si el asqueroso imperativo es incompatible con el verbo leer o con su forma perifrástica".
Leer y comentar lo leído, para fomentar la comprensión, el espíritu crítico, el razonamiento lógico, argumentado, la empatía emocional… Yo tampoco lo tengo claro. Nada claro, Joselu. Pero la experiencia me ha enseñado que cuando hay un profesor que duda, hay un buen profesor.
Así como ver televisión no embrutece a nadie... son dos textos...
ResponderEliminarMira qué curioso:
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/semana/Leer/sirve/algo/bueno/elpepuculbab/20080830elpbabese_10/Tes
Activo el enlace que es muy interesante ¿LEER SIRVE PARA ALGO?
EliminarLa lectura no es beneficiosa "per se" estamos de acuerdo, y uno podría aventurar que el problema tiene que ver son lo que se lee, esas lecturas lite que no llevan a nada de farándula, o textos para rellenar Sudokus... Pero no es así, y es que en la lectura hay cierto displacer, una misteriosa acción sobre los hombres. No se necesita ser letrado para ser un gran hombre, los genios de Wall Street que llevaron el colapso de la economía mundial, son en su mayoría "Unas Lumbreras"... Conozco un campesino, llamado Jorge, "Don Jorge" le digo yo, no lee un libro, no escribe, su saber sobre el uso del español es meramente instrumental, y es feliz y sabio... Puede guiarme en el monte, en donde me perdería irremediablemente "Yo lector" con una facilidad "tan natural" habla con una simpleza de cosas que los estudiantes de zootecnia les toma 8 semestres entender sobre la tierra y sus ciclos. Hay otro, Arley, es obrero de construcción, bastante amante de empinar el codo le encanta el "guaro" pero construye unas casas maravillosas, lo he visto darle cátedra a los ingenieros y los arquitectos... Nunca lo he visto leer, es más alguna vez me atreví a regalarle una revista de construcción llamada Construdata, Ja ja, la usó para matar las moscas en el almuerzo.
ResponderEliminarLeer... Sólo me genera dudas este Post, pero estoy de acuerdo, nadie puede decirle a África o a América (del norte para abajo) que la oralidad no funciona, porque mentiría con descaro, los indígenas de las altiplanicies Colombianas, tienen un tremendo sentido de la justicia y de la solidaridad, y su cultura es oral, ¿entonces?
Por último, claro que la lectura es, cómo este post, subversiva, peligrosa, peligrosa como las ideas mismas, la lectura en los estados nación está amarrada a un proyecto de poder, un proyecto ideológico, y claro, comercial, pero, sepan y entiendan... la lectura es emancipadora, aunque sea dolorosa
Dejo el enlace a un revelador y polémico artículo aparecido en El País en 2008 y que nos ha dejado bibiocorresponsal ¿LEER SIRVE PARA ALGO? Gracias, amigo.
ResponderEliminarAhora mismo, no tengo tiempo de leer tu último enlace, JOSELU, sólo lo he visto por encima, pero me llega...
ResponderEliminarQuien piense que para tener acceso al mundo de la ópera, debe ser extremadamente refinado y hiperculto, no tiene ni idea de lo que es la ópera. Las élites de todas las ramas culturales, en general, pecan de un endiosamiento estúpido, que no se lo produce su conocimiento, se lo produce su propia naturaleza estúpida.
Yo jamás he supuesto, que por tener un título o ciertos conocimientos en X materias, se sea mejor que alguien que no ha tenido la oportunidad de acceder a la cultura, entre comillas. Hay mucho borrico con mucho título a cuestas y montones de licenciaturas que sólo son papeles para enseñar...
El leer, no es sinónimo de ser mejor persona, ni siquiera de saber más, sólo es sinónimo de inquietud, al menos es lo que opino. Hay muchísimas personas, humildes culturalmente hablando que tienen una inteligencia natural y una sensibilidad innata que darían mil vueltas a muchos de estos eruditos de pacotilla que miran al resto de los mortales por encima del hombro. A mi estos es una cosa, que siempre me ha puesto enferma. Porque uno puede leer mucho, pero si no lo asimila, entiende disfruta y pone en práctica cuando toca, no sirve absolutamente de nada.
La cultura es para enriquecer al ser humano por dentro, para hacerlo ser mejor, disfrutar más y en definitiva acercarse a eso que llamamos felicidad.
Si sólo se usa para dar barniz exterior, mejor irse a arar a un campo, muchísimos campesinos son más profundos, más conocedores de la verdadera filosofía de la vida y muchísimo más receptivos a la belleza y lo que ella nos aporta, que otros que se creen cultivados.
Pero dicho todo esto..¡¡leer sirve para muchísimo!!
¡¡qué te voy a decir a ti!! :-)
Más besos JOSELU
PD
¿te ha gustado la música que te dejé abajo?
espero que sí y sino...jajaja ¡¡a la mierda!! :-)
es broma ¿eh? jajaja
¡¡Ale, ya te dejo!!
Tienes toda la razón del mundo: los que jamás han leído nada en su vida son bien afortunados ya que tampoco habrán desperdiciado tres minutos de su vida leyendo la gilipollez que tú acabas de escribir.
ResponderEliminarAnónimo, ¿te das cuenta de que todo el mundo que ha entrado aquí ha argumentado estando de acuerdo o disintiendo y tú has llegado, no has dicho nada y has insultado? No tengo nada que decirte. Pero no te quepa duda de que el que ha escrito esto es un entusiasta de la palabra escrita y de la literatura. Si no lo has sabido entender, es que tu capacidad comprensiva no va muy allá y necesitas recuperar. Pero allá tú. En el fondo me da igual.
ResponderEliminarMe toca enseñar a jóvenes de secundaria y bachillerato el fascinante mundo de la literatura. Es una tarea difícil. Cada día más compleja. Requiere de estrategias novedosas para captar la atención y entusiasmo en primer lugar. Hemos mezclado el placer de leer con el de escuchar mediante audiolibros y el de ver con el cine y los resultados han sido muy buenos. Estoy de acuerdo en que la lectura 'per se' no genera personas 'bien pensantes' en automático o en mayor proporción que la que pudiera generar la música, la danza, el deporte, el arte en general o, incluso, cualquier otra actividad positiva -subjetivismo al máximo-. Sin embargo, para los que tenemos y conocemos el placer de leer, debe ser una necesidad divulgarlo y enseñarlo por el simple hecho que sabemos que es bueno... Obviamente, gira en mi cabeza una idea y créeme que me corroe profundamente: exactamente lo mismo podría decir el futbolista, el actor de telenovelas, el pescador, el ganadero... Me siento tratando de defender lo indefendible. Dios mío, Joselu, qué has hecho! Saludos desde México.
ResponderEliminarAnónimo, no sé si eres el mismo que calificabas de gilipollez lo que había escrito. Supongamos que sí. ¿Leer es bueno? Bueno, no es malo en sí mismo, pero no podemos extraer consecuencias morales de ello como las intervenciones de otros anteriores comentaristas han explicado. Yo he leído mucho, de hecho no he hecho otra cosa que leer desde que empecé a los cuatro años. ¿Y qué? ¿Soy mejor? ¿Soy más sabio? ¿Más inteligente? ¿Más honesto? No creo porque tras mis miles de libros leídos creo que soy bastante incompetente. ¿Adónde nos lleva esto? A que no sé si la lectura es tal valor como se nos quiere vender. La calidad de las personas viene en función de otros parámetros y no de lo que leen. Que no es malo leer, vamos a aceptarlo. Pero que suponga un valor añadido, lo pongo seriamente en duda. Hay mucha vanidad, hay mucho diletantismo por parte de los lectores. Yo como profesor, me toca enseñar y promover la lectura, pero , año tras año me doy cuenta de que lo que yo pretendo no es lo que mis alumnos quieren. La buena literatura tiene poca aceptación. ¿Son tontos? ¿Hay que darles subproductos para que, al menos, lean? Son dudas. A veces prefiero no tener la obligación de tener que adoctrinar sobre la lectura. A mí nadie me enseñó a leer literatura. Lo aprendí yo solo. En mi casa no había libros y en mi colegio nadie nos aconsejaba leer. Yo leí porque me salió de donde fuera. Y nadie lo pudo impedir. Mi vocación íntima son los libros, pero del mismo modo que no hubo quien me los impusiera, no quiero que mis alumnos reciban como obligación la lectura porque se supongo que es un deber moral. Eso me produce bascas.
ResponderEliminarMi comentario -inmediato anterior- aparece como 'anónimo' porque lo hago desde le blackberry y no me da oportunidad de poner identificación. Mi nombre es Fabián Taracena. Desde México. Y obviamente, no tiene nada que ver con el otro 'anónimo' que aparece por ahí, el grosero intolerante... Sólo aclaro para evitar confusiones. Saludos y mi respeto a todos. Disfruté mucho la lectura de todos los comentarios, en esta mañana de domingo desde acá.
ResponderEliminarFabián Taracena, gracias por tu intervención. Me extrañaba que tu tono correspondiera al del comentario anónimo citado. Tú al menos argumentas y expones razones. Bienvenido al blog. Está abierto a tus palabras que serán recibidas con mucho gusto, más viniendo de Mexico, un país en que se habla un español tan rico en matices. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarLeer puede expandir tus horizontes o puede encerrarte y limitarte a un mundo que escoges. Es una forma de comunicación. Creo que es un problema leer por obligación, como sucede en las escuelas, y que ningún libro puede superar en sí a las experiencias. Pero me parece que mirar la lectura desde el punto de vista utilitario -- ¿para qué sirve? -- es una formulación incorrecta. Si fuesemos a hablar de esa manera, tendríamos que evaluar en sí no la lectura en general sino libros específicos y maneras de leer. Para mi la lectura no es un asunto pasivo. No es sentarse a dejar que el autor lo tome a uno de la mano y lo lleve para donde quiera, aunque algo de juego hay en dejarse llevar, sino una conversación que uno entabla con esas ideas en la que se vale cuestionar, equiparar, y partir hacia la contemplación de la propia vida. En este sentido, la lectura puede amplificar nuestro alcance e intereses. Pero si me preguntas "¿Para qué sirve una poesía, un cuento, una novela?", yo te diría "Para nada."
ResponderEliminarY, sin embargo, si la lectura no fuera un bien común de seguro viviríamos en el mayor oscurantismo de otras épocas donde los sacerdotes del conocimiento dictaban las normas de la sociedad.
Hola José Luis: Como se nota que empieza el curso. Hoy iba por la calle pensando que libro podría hacer leer a mis alumnos de segundo de bachillerato de historia de España. Lo cierto es que no se me ha ocurrido nada. Entonces he empezado a pensar a quien podría pedir consejo.
ResponderEliminarHace siglos que no doy esta asignatura. En sus tiempos hacía leer "La princesa de Eboli", pero la época que refleja la novela ya no entra en el temario. El tiempo a analizar va desde 1874 hasta 1986 (más o menos, no recuerdo exactamente la última fecha).
Como te decía, iba pensando a quien podría preguntar. Al cabo de unos segundos me has venido al pensamiento. Justo eres la persona que andaba buscando.
Ahí va pues mi petición.
Como ves, yo creo que vale la pena hacer leer. En el peor de los casos, creo que no les hace ningún daño.
Por cierto, que tal se plantea este curso?
Te envío un fuerte abrazo.
Anna
Lo publico como anónimo porque es de la única manera que se hacerlo.
Joselu, estoy leyendo tus últimas entradas, a la vuelta de las vacaciones, y estás que te sales. Ya después de esta me marcho a trabajar un poco.
ResponderEliminarUn analfabeto es más difícil de manipular que alguien que sabe leer y escribir justo hasta el punto de creer que lo que se dice en letra impresa tiene alguna autoridad o sirve de algo. Pero verás que se promueve la lectura pero no la cultura superior. Basta ver lo que se compra en las librerías y se lee, supongo que con la sensación interna de "ser un intelectual". Intelectual con hipoteca, eso sí.
Pero la cultura "superior", ¿No estará destinada a los que simplemente no saben-sabemos vivir y buscan analogías de la vida para intentar comprenderla mejor?
¿Un Lezama, sin salir jamás de su casa de la calle Trocadero y con una cultura monumental es un paradigma de vida y felicidad?
Lo que nos despista es la belleza de esa obra, que tal vez refleja su búsqueda de una manera de vivir.
Un abrazo, Joselu, y saludos cordiales a todos.
La verdad es que nunca había pensado en ello, supongo que como en muchas cosas de las que en esta sociedad damos por sentadas...debo darte las gracias por haberme hecho reflexionar sobre ello porque si no quizás nunca lo hubiera hecho.
ResponderEliminarYo también he dado siempre por sentado que leer es bueno, pero porque a mí me da satisfacción leer y pienso que también es una forma de conocer pensamientos de gente intelectual más cultivada.
Leer es bueno porque si estás acostumbrado a ello estudiar te resulta más fácil, tienes más familiaridad con las letras, captas las cosas más rápido etc. Me imagino que quien no acostumbra a leer cuando tiene delante un tocho que estudiarse le resulta muchísimo más tedioso y difícil que a mí. Pero esto solo afecta durante la infancia, adolescencia...en el fondo lo único que hay que intentar es que la gente llegue a leer con facilidad.
No eres mejor persona por leer, ni más despierto al pensar, ni más imaginativo, ni más reflexivo, eso es verdad; eso está dentro de cada persona y se estimula con el trato con los demás y el mundo, no leyendo libros.
Tener familiaridad con la lectura, las palabras y letras...en fin no sé como explicarlo pero creo que eso contribuye más a la memorización "papagayo", la gente que no lee suele estudiar más reflexivamente y por esquemas.
Todo tiene sus pros y sus contras pero es verdad que leer no es imprescindible e incluso se podría comparar con intentar ampliar tu vocabulario haciendo crucigramas, lo que hace es que desarrolles ciertas conexiones en tu cerebro que pueden ser bastante limitadas en el fondo.
Leer para quien no le gusta sería como hacer matemáticas, ¿para qué quieres saber tantas matemáticas si luego en la vida real si no te dedicas a una carrera técnica apenas necesitarás saber un 5% de ellas, o incluso menos?
Todo es para desarrollar conexiones y conexiones...y luego cuando tenemos un problema y no sabemos resolverlo de nada sirve lo que aprendimos en el colegio ni lo que leímos en un libro, cuando nos sentimos tristes y decaídos no sabemos como enfrentarnos a nuestros propios sentimientos, ¿por qué no nos enseñaron un poco de conocimiento personal y relación social en la escuela, acaso piensan que los niños no están capacitados para comprender problemas de adultos? Es un error pensar que los niños no comprenden.
Perdón, creo que me he salido de contexto...en fin, que la lectura es obligada como tantas otras cosas en la escuela y sí, creo que la publicidad ayuda a vender. En mi ciudad de haber solo una librería grande de repente hay tres, aparte de las más pequeñas especializadas. Lo malo de estas librerías es que venden los mismos libros que todo el mundo lee, en cuanto buscas algo más rebuscado ya tienes que ir a investigar por ahí...¡ya dejo de escribir, que no paro!
Un saludo^^
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=BtWThf3ZRRw&feature=player_embedded
ResponderEliminarLos niños que lean cosas de niños, los jóvenes que lean cosas de jóvenes y cuando sientan que están preparados, que lean cosas de adultos, solo así se podrán enriquecer realmente. Y cuando sean adultos que no se olviden de los libros para niños y para jóvenes porque estos también tienen mucho que decir.
De nada sirve que un adolescente se zampe cualquier clásico obtuso si no es capaz de sentir lo que quiere transmitir el libro. Para eso que hubiera leído otra cosa...
Ni yo misma aguantaba lo que me mandaban en la escuela y eso que leo, ¿cómo alguien que no lee puede leerlo? Realmente los compadezco, es leer por leer, sin ningún beneficio. Un libro te apetece leerlo por sensaciones o por lo que has escuchado decir de él, incluso te puede atraer por su título o su portada, pero sin nada, sin ningún estímulo es como intentar que alguien que no escucha música clásica escuche una ópera...sí, quizás pueda resistir la tortura de estar dos o tres horas pendiente de la música, pero desde luego que si no le gusta pasará a odiarla y la rechazará en posteriores ocasiones porque quizás no fue su momento.
No hay que olvidar que la literatura es un arte, y el arte no hay que forzarlo, si se quiere obligar a leer que se haga con otro tipo de cosas.
Elitismo, imposición social, pseudo superioridad, meh..
ResponderEliminarBonito artículo, sonaba un poco abstracto al comienzo pero con el ejemplo de África me has dejado pensando, es cierto que la lectura, si bien es siempre estimulada como hábito y yo la recomiendo, no tiene por qué ser forzada, en especial si el sujeto en cuestión es feliz con la filosofía de vida que sigue :)
Yo disfruto de la lectura, pero hay a quien se le da mejor vivir de otra forma, bien sea por el modo en que fueron criados o por las costumbres como señalas con los africanos. Aún así la lectura en esta sociedad hasta donde sé siempre se ha visto relacionada con la gente "intelectual" y "sabia"..
También está el cuento de que el conocimiento es poder y la obvia relación de la lectura con la adquisición de conocimientos, pero eso nos llevaría a una bifurcación entre lo teórico y lo empírico, una cosa interesante pero muy muy abierta
Saludos y que sigas con tus grandiosos posts :D
Hola,
ResponderEliminarTe felicito por tu opinión disidente. Sin embargo no puedo estar a favor de tu punto de vista.
Leer no nos hace mejores personas porque esa no es la función de los libros. No podemos reducir la literatura a un hábito hedonista. Leer no es evadir la realidad, no es sumergirse en otros mundos. Los grandes textos literarios desmitifican el lenguaje. En ese sentido la literatura es subversiva.
Nuestra crisis radica en la forma de estudiar los textos. Se siguen estudiando obras, autores canónicos. El estudio de la literatura debería estar determinado por el lector, las relaciones que este puede establecer en el texto (Sus horizontes de conocimiento). En cambio algunos profesores obligan a sus estudiantes a memorizar la biografía del autor, el argumento, la trama, las metáforas, etc. Estos elementos no le permiten al estudiante acceder al valor estético del texto. Es un milagro que el hábito de la lectura se establezca en algunos.
La literatura nos permite entender y emitir discursos. No todos deberían estudiarla, eso es indiscutible. Pero si no se estudiará en absoluto, si el lector desapareciera, la realidad no tendría antípoda. Viviríamos en una dictadura del lenguaje, sin rupturas.
Si bien no puedo estar de acuerdo contigo tampoco puedo estar en desacuerdo.No todos deben ser lectores, pero los lectores- y los escritores- son necesarios.
Me siento apabullado por el nutrido debate sobre el tema. Qué bien. Yo no acabo de tener claro si es primero el huevo o la gallina. Hay que sentir la necesidad de leer. Esto vale para siete años y para setenta. No entro en las prácticas de los profesores sobre los estudiantes respecto a la lectura, no conozco cómo va eso. Haced lo que podáis, pero no hagáis lo mismo que nos hicieron a los de mi generación, que nos hacían leer lo que no podíamos entender, incluso en los primeros cursos de facultad. Leer, a cualquier edad, es sentir la necesidad. ¿De qué? Tal vez solo de sentir el goce, pero el goce de cómo se escribe, de lo que se narra y del conocimiento que proporciona, sea a través de invenciones o de copia y pego de realidades. Disculpa que no insista en el tema, porque los que comentáis sabéis mucho más que yo y es un placer leer vuestros comentarios. Creo que leer es parte de comprender el mundo. También de esconderse. También de descubrirnos. Si uno no se descubre en las lecturas y busca interpretarse, chungo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin duda es difícil entrar en el debate como el que planteo si no eres profesional que has tenido que bregar años y años con el tema de la inducción a la lectura, tema complicado y elusivo. Sostienes que no se debería dar como lectura obras que no se pueden entender. El problema es que cada vez se entiende menos lo que se lee. Hacia 1990 aproximadamente, los alumnos de 16 años podían leer obras densas literariamente -aunque amenas y dinámicas- y hoy día ya no pueden leer ningún tipo de lenguaje si tiene una mínima riqueza expresiva. Se ha perdido muchísimo en capacidad de lectura comprensiva. No vamos a entrar en las razones que son muchas y fácilmente deducibles. Hace unas semanas publiqué un post sobre lo que llamaba literatura moral que es la que en lugar de ahondar en el lenguaje literario, se dedica a expresar valores éticos, morales o democráticos. A lo largo de mi vida como profesor he constatado el adelgazamiento de la capacidad lectora y, por supuesto, de la expresiva. Es muy difícil hoy, dado el mínimo grado de competencia lectora, saber qué obras son esas que sean interesantes literariamente y accesibles. Creo que es una ecuación que no sé resolver, no lo supe al menos.
EliminarEn cuanto a que las lecturas nos descubren es cierto, pero también sé, con total exactitud, que toda una vida lectora, no hace que alguien sepa descubrirse e interpretarse. No creo que la lectura sea esencial para ello. Se supone que la lectura hace el mundo más rico, pero ¿cómo se puede medir eso? Yo no lo sé evaluar salvo en actividades muy limitadas. Es como jugar al ajedrez. ¿Es bueno para la inteligencia? Sin duda, el juego del ajedrez ayuda muchísimo a la inteligencia para jugar al ajedrez, pero no creo que nada más.
Un abrazo.
Imagino que dependerá de la naturaleza/circunstancia/s diversas/ actitud psicología ante la experiencia vital de cada individuo. Por ej. directo: como un alto porcentaje de mi naturaleza es de índole ad-venturero y libertario la lectura implicaría descubrimiento y ampliación psicológica para mi persona. Ello implica que el paso del tiempo a través de la experiencia me haya convertido en alguien cada vez más exigente con cualquier tema, lectura incluida. Menos mal que no me tomo muy en serio! (Esta última aserción procede de la misma fuente aplicable al tema que sacas a colación)
ResponderEliminarHay formas de ser libertario y aventurero, ¿de derechas o de izquierdas? Porque también hay libertarios y aventureros de derechas.
Eliminar¿Lo más recomendable no sería empezar por descubrir en los "alumnos" cuáles son sus inquietudes y motivaciones, y cómo llevar estas a la práctica o al redil de sus respectivos intereses? Si están en la edad del porno (me sirve cualquier "fruslería"), no estaría mal tantear la pornografía o el erotismo a la par que el taimado maestro recalca las acepciones más dispares para pene o vagina, y concierta o desconcierta con las ideas más inverosímiles sobre el sexo y el amor (es un ejemplo).
ResponderEliminarNo tengo nada que ver con la docencia. Los comentarios y tu artículo me parecen sagaces y suspicaces.
Es complicado hacer lectores, siquiera esporádicos. Creo que pasarlo bien y entretener están por encima de conculcar y adoctrinar. La felicidad, como dicen los escandinavos, es lo único que se debe emprender (ya ves que ni por asomo he sugerido el verbo "aprender"). El profesor debería ser un prestidigitador o el más reconocido humorista, no para sacar conejos de la chistera de la docencia sino para conversar con Alicia en la mente de sus pupilos.
Tal vez, después de todo, empezaría por incentivar la escritura autónoma, antes de recaer en cualquier corsé de lectura automática y acaudillada. Transcribir las emociones, las alegrías, las decepciones, el día a día... Y luego, si nos apetece, leer lo que no está escrito.
A veces la buena literatura no nos divierte ni nos entretiene. Para mí la literatura es algo más diverso y complejo. A veces lo paso muy mal leyendo, a veces me aburro. Hay libros que son muy duros de leer, muy difíciles. Lee a Peter Handke el último premio Nobel y sabrás qué quiero decir. Lo esencial es que pese a que no lo pases bien ni te entretengas o que te aburras, sea interesante lo que lees. No siempre se dan todas las conexiones a la vez. Maldigo de la idea complaciente de que leemos para disfrutar. Muchas veces no es así. o la dimensión de lo que llamamos disfrutar es mucho más amplia que la simple diversión.
EliminarNo sé por qué la lectura es una actividad superior o más elevada que jugar al fútbol o ser aficionado a ver películas porno.
ResponderEliminarYo creo ( y deseo no estar en un error) que hoy, te has puesto a escribir con los cables cruzados.
Bueno yo nunca he visto una película porno y no volvere a verla, no me gustan los diálogos y ademas al final no se casan, lo que produce depresión a mi espirita romántico. Yo leo bastante, por gusto, porque me da la gana, mis lecturas no son profundas, no recorro casi a los grandes autores, solo leo lo que me motiva, cosas relacionadas con la Historia fundamentalmente. El dia que me aburra o que no me sienta como un general romano organizando a sus tropas en la batalla, o no sienta como se construye una catedral dejare de leer, sin mas. No me creo superior a nadie que lee menos que yo, tampoco me siento inferior a alguien que lea más que yo, tengo mi vida y mis experiencias y con eso me defiendo razonablemente bien. Con los conocimientos y las lecturas pasa como con los paises, hay países ricos con recursos naturales inmensos y excelentes que viven en la pobreza, Africa por ejemplo, y otros sin recursos naturales son ricos como Japon. Al final se trata más de aprovechar lo que tienes y sacarle partido que de otra cosa, creo yo...
ResponderEliminarUn saludo
Eres la prueba de que uno lee porque le da la gana, que no necesita campañas de promoción de la lectura o sofisticados proyectos que muestren lo bueno que es leer. Te sale y estás satisfecho con ello. Amplia tu horizonte cultural y te sirve para comprender mejor el mundo y la historia. No es poco. Me dan bastante rabia los planes obligatorios de lectura programada como los que se estilan aquí en Cataluña -probablemente en todas las regiones de España-. Cada día hay que leer veinte minutos obligatorios al comienzo de la clase, como si así se pudiera crear lectores. Pero los que diseñan los programas de lectura son burócratas de cuello blanco que seguro que no son lectores. La lectura es un acto radicalmente libre. Uno lee porque le sale y no hay forma humana de convertir a un no lector en lector si no sale de él, si no lo necesita... Es tiempo perdido estúpidamente. Pero los políticos actuales -que no son lectores- son así. Demagogos de salón. Un saludo.
EliminarHay una relación dialéctica, de causa a efecto, de ida y vuelta, entre vivir y leer. No van de la mano con el mismo tiempo o concepto de tiempo. Mucha lectura se entiende por lo que hemos vivido, y de ello nos damos cuenta ya de mayores mayores. Pero mucho de lo vivido, aun siendo catalizable de por sí por la propia reflexión personal, resulta ser refrendado por la narración de aquella literatura sustanciosa. Esto no es medible sino de manera subjetiva. Yo tengo mis sistema y llego a conclusiones; acaso para otros no sirve. Tampoco pretendo que por ello el mundo sea más rico. Es el mundo personal, íntimo, el intransferible, en el que me ratifico, sin pretender proyectar más. Aunque cuando concluye sobre lo propio tiende a extrapolarlo y hacerlo general; tal vez ahí debo corregir. Y creo que me has hecho pensar al respecto. Gracias.
ResponderEliminarNo se lee igual a los quince años, como a los veinticinco, a los cuarenta o a los sesenta. La carga de la vida y de la experiencia hace que veamos de forma muy diferente lo que leemos. En cierta manera siento profunda nostalgia de aquel muchacho de quince años que devoraba libros -ninguno literario- o noveluchas del oeste o de aventuras, y que prefería una tarde en casa solo al mayor de los prodigios fuera de casa. No leo con la misma pasión ahora. No siento el mismo placer, entiendo mucho mejor la literatura de la experiencia con la carga de estoicismo y amargura que dan los años. No sé si estoicismo y amargura son compatibles pero en mi caso sí. Mi mundo es más rico que cuando tenía quince o veinticinco años, pero ha perdido en frescura, en expectativas, en ilusiones. La vida se refleja en la literatura y en ello, como dices, el tiempo es un factor fundamental. No lamento nada de lo que he leído. De hecho soy un ochenta por ciento lo que son mis lecturas, y he leído porque soy libre y quiero hacerlo. Nada ni nadie me ha obligado nunca. Esta experiencia del hombre libre y lector es la que me atrae, y me repele la idea de que pueda convertirse a ciudadanos mediante programas burocráticos en lectores. Yo no he podido siquiera convertir a mis hijas en lectoras y hay en casa miles de libros y hemos pasado muchísimas horas leyendo en su cama cuando eran niñas y casi púberes. Coincido contigo en que no se puede proyectar nada, que es una experiencia radicalmente íntima. Como profesor he hecho lo indecible en intentar -a mi pesar- convertir a alumnos refractarios a la lectura en lectores, y sé que es inútil. No se puede extrapolar, cada ser humano tiene su sistema que funciona autónomamente. Es posible que alguna vez haya interacción entre sistemas pero eso es puro azar, nada programado. Gracias a ti.
EliminarEstoy dándole vueltas a este texto desde ayer que lo leí... Es algo que yo también he pensado a veces, y me suscita varias cuestiones, pero quizá me voy a quedar con esto: la lectura, aunque amplía la perspectiva, no forja el carácter, y quien huya a los libros intentando evitarse la confrontación con el mundo se estrellará antes o después. Pienso asimismo que aunque hay gente que se mueve bien por la vida sin haber leído un solo libro, creo aun lo haría mejor con la perspectiva ampliada que dan estos...
ResponderEliminarLeí ayer este comentario tuyo y me dejó fascinado por lo profundo e interesante que es, casi un aforismo, y que revela la dimensión real de que la lectura amplia el mundo pero no forja el carácter. Evohé. En la diana. Eso es. No puedes haberlo expresado mejor. Y añades, para culminar, algo totalmente convincente que es que aquellos que no han leído un libro en su vida, ampliarían su perspectiva si fueran lectores. Me has dejado clavado en el asiento. La literatura, la lectura no forja el carácter y no evita la confrontación con el mundo. Muchas gracias, es esa la idea que me faltaba para completar mi dialéctica sobre la lectura.
EliminarCreo entender que en principio tus impresiones quieren poner de manifiesto la inutilidad de convertir la lectura en una misión programática que desde las instituciones encomiendan a los docentes para imponérsela a los escolares (aparte de algunas campañas destinadas a la población general), digo en principio porque luego tus argumentos me hacen dudar, y pienso que quieren mostrar que la lectura no es esa “vaca sagrada” e intocable, y que en el fondo es algo sobreestimado, conclusión a la que llego cuando señalas que la lectura es igual que cualquier otra afición, por ejemplo los bolos o el parchís, no sé Joselu, a mí esa igualación que haces me parece una boutade, a lo mejor no he interpretado bien el fondo de tu mensaje.
ResponderEliminarAunque concuerdo contigo en algunos puntos del escrito, disiento en otros como este de lectura, bolos y parchís…
Me puedo imaginar un mundo, o a una sociedad, que no haya jugado al parchís, pero no puedo imaginarme a un mundo en el que no haya habido lectores, a una sociedad sin lectores, con esto quiero decir que no puedo poner en el mismo nivel a los bolos o al parchís como actividad social que a la lectura como fenómeno social… no lo veo.
Es cierto que la lectura, como una de esas grandes cuestiones que nos ocupan en Occidente, está atravesada por algunas ideas genéricas que no encajan del todo en la realidad.
Leer no te hace mejor persona, consensuando tu opinión y la mayoritaria de los comentaristas, a pesar de ser una causa que alguna vez abanderé dada mi ingenuidad en ciertos momentos, pero la realidad te baja de las nubes. Nada que objetar, pues.
Será que las instituciones tratan de poner unos objetivos a la lectura que están en otra órbita distinta de los alcanzables por ésta.
De las numerosas variables que manejo en mi interés por la lectura, prescindiendo, aunque sin olvidarlas, de las que solemos pronunciar como más socorridas ( evasión, conocimientos y cultura, saciar un interés particular, etc, etc,) si despejase la ecuación hasta llegar a la razón primera, de la que se desprenden todas las demás… diría que leo para dotar de contenido a mi ser, a mi yo interior, con esto quiero decir que a lo largo de la vida siento la necesidad de ir disipando la bruma invisible que nos rodea, y encuentro en la lectura un método estimulante de hacerlo, como actividad de autodescubrimiento, porque para mí leer tiene mucho de esto (no siempre, obviamente), de indagación interior, a partir de lo que leo, por muy ajeno que parezca a mí, pero siempre subyace el mismo sustrato humano.
Pero leer solo es una aproximación, aún no tenemos herramientas definitivas (puede que nunca las tengamos) para despejar nuestra eterna duda, -que hacemos aquí, para que estamos aquí.-
Es como si en el hecho de leer aventurase la posibilidad de ir acumulando respuestas que pudieran ir aclarando el misterio que somos, pues todo en nosotros, como Humanidad, es profundamente misterioso, ya digo… estar aquí, existiendo en este Universo infinito que nos engulle.
Todo es una nebulosa, Joselu, leer jamás desvelará ese gran misterio, no soy tan lunático para creerlo, pero para soñar con ello al menos necesitamos un punto de partida, conocernos.
Conocernos, porque en esta tarea llevamos desde el minuto uno de nuestro periplo humano. La literatura es una búsqueda constante de ese sentido, del sentido de lo que somos en este mundo que habitamos… y el lector, el que yo me considero, es un buscador incansable de sentido a todo esto.
Jaja, ya sé que tus líneas no iban por estos derroteros míos… pero no he podido frenar a tiempo, ;)
Paco, esperaba tu comentario con sumo interés pues sabía que mi post te causaría alguna -llamémosle- desazón porque conozco la importancia que tienen para ti los libros y el acto de leer cuyo sentido para ti has explicado de un modo tan excelente que no puedo sino convenir contigo que yo busco exactamente lo mismo: conocerme. Y que no te quepa duda, desde que aprendí a leer a los cuatro años no he hecho sino leer, me he pasado la vida leyendo, todas las épocas de mi vida han estado atravesadas por una necesidad vital de aprehender mundos, descubrir claves para entender la existencia y conocerme a mí mismo. Leo apasionadamente pero igual que leo con pasión, sé que no se puede imponer la lectura, y yo he tenido muchos años la obligación de hacer lectores a mis alumnos. En un tiempo lo hice con gusto porque les daba verdadera literatura, Literatura con mayúscula, pero luego todo cambió y el mundo lector se vino abajo. Los buenos libros que yo les daba antes se convirtieron en malas novelas juveniles que yo detestaba. Y su mundo como lectores se desplomó porque dejaron de ser hábiles para entrar en mundos literarios. La mayoría de mis alumnos tenían en común detestar la lectura. No así en los años ochenta y noventa en que la literatura era para mí un arma para despertar su rebeldía existencial. Así, pues, me encontré con alumnos que detestaban leer y que solo podían leer malas obritas juveniles sin ninguna densidad. Lo odié pero esa era mi función. Recibí reconvenciones de mi director por aconsejarles obras literarias de verdad, pero no hacía falta que lo hiciera él porque mis mismos alumnos ya las detestaban. He ahí una parte de la cuestión. Me horroriza obligar a nadie a ser lector. No lo he conseguido ni con mis hijas.
EliminarPor otra parte, piensas que es una boutade decir que la literatura tiene la misma dimensión que jugar al parchís a los bolos. Parece una boutade y probablemente lo sea porque de sobras sé la enorme dimensión que implica la literatura como un arte magno respecto a algo tan aparentemente simple como esos juegos. Sin embargo, te pongo un ejemplo que servirá de correlato.
Yo he leído miles de libros no solo de entretenimiento sino densos, complejos, dentro del canon occidental de los mejores. Soy un gran lector que ansía pasar el tiempo leyendo. Y yo me pregunto si mi mundo interior recibe esa riqueza cuando me junto con un tío de mi mujer que tiene algunos años menos que yo, y que no ha debido leer un libro en su vida salvo de entrenamiento futbolístico. Cuando lo miro veo la diferencia entre un hombre lleno de aire festivo, conversador, animado, alegre, parlanchín, tierno, comunicativo, profundamente enamorado de su mujer y gran conocedor del carácter de los jóvenes dado su función parcial de entrenador de fútbol. Y yo a veces me encuentro con él y me digo que la diferencia, entre otras muchas, entre él y yo, son los miles de libros que he leído y que deberían plasmarse en un mundo interior mucho más profundo y sofisticado que el de Toni. No lo sé, pero yo no soy un prodigio comunicativo, soy más bien reservado, melancólico, protodepresivo y mucho menos tierno que él en las relaciones humanas. Soy además áspero y sin darme cuenta agresivo, me falta inteligencia emocional, la que a él le sobra. A mí hablar con él me aturde pero a la vez admiro su energía vital y su humanidad. Tal vez mi mundo interior es más sofisticado, pero ¿qué importancia tiene? ¿Acaso yo comprendo mejor la vida tras haber leído a los mejores autores de la historia de la literatura? Me doy cuenta de que no es así.
Cuestiono que la literatura nos haga mejores personas si no lo llevamos ya dentro, cuestiono que nos haga más sabios si no lo llevamos dentro, cuestiono que sea una gran ventaja en ningún sentido ni humano ni existencial. Ser sabio no depende de los libros que has leído. Tengo a mi suegra en casa que no ha debido leer un libro en su vida -padece cáncer desde hace treinta años y ahora unos dolores terribles de ciática que le llevan a tener que tomar morfina continuamente- y me da cien vueltas en humanismo y humanidad. Ella se ha pasado la vida cosiendo, sacando adelante a cuatro hijos con enormes privaciones y luego soportando una dura enfermedad, pero ahí la tienes. Yo he leído miles de libros pero ¿qué significa eso en realidad? Mis lecturas no me sirven salvo para hablar de ellas en el blog que conecta con otras personas que leen, para hablar contigo, eso sí y disfrutar con la conversación, pero ¿qué en realidad? Mi padre se enfadaba conmigo cuando me veía leer y me decía que me fuera a la discoteca a bailar y me soltaba que la literatura era anacrónica, pero ya ves, no le hice caso -tampoco quería llevarle la contraria- y estudié Filología Hispánica. Reconozco que leer me cautiva, como a ti, pero es ¿acaso mejor que jugar a los bolos o al parchís? ¿En qué sentido? ¿Dónde está esa superioridad entre esas actividades diferentes? Ya sé que la literatura es la expresión de la humanidad, pero lo relativizo. Para mí es lo que es pero ¿qué valor tendrá cuando me enfrente a la muerte, al sufrimiento, a la desgracia? ¿Acaso los libros me ayudarán? ¿Leer a Montaigne me hará más resistente, más lúcido, más generoso, más valiente? Me temo que no, Paco, me temo que no, por lo menos hasta ahora no ha sido así. Un placer departir contigo.
EliminarLa lectura yo no creo que haga mejores a las personas, estoy convencida. La lectura favorece la expresión oral, favorece el conocimiento, te ayuda a tener criterio propio, entretiene a quien lee... pero claramente no es imprescindible como medio para evolucionar como persona salvo que quien lea la utilice con tal fin.
ResponderEliminarSAludos.
Hemos visto a través de los múltiples comentarios que inciden en ello que la literatura per se no hace mejores a las personas en contra de esa propaganda masiva sobre el acto de leer. Es posible que mejore la expresión oral, y la cultura general -depende de lo que se lea, claro-, y no está claro que mejore la ortografía. Si las autoridades civiles de todos los estados se confabulan en que la lectura es buena, sospecho de ello. Pienso que una sociedad no necesita de alicientes para leer. Las librerías deberían ser más populares que los bares pero no es así, y para compensarlo las autoridades nos constriñen para que nos hagamos lectores. Supongo que es para que los votemos a ellos, no creo en su falta de intención. Una sociedad madura lee y mucho. No nos hace mejores, eso seguro, pero da algo, es un algo que solo lo puede percibir quien es lector absoluto. Aumenta la complejidad del mundo y eso es hermoso. Pero la complejidad puede llevar a ser Heidegger que se compinchó con los nazis o Paul Celan que sobrevivió y quiso que el primero, al que admiraba, le explicara el porqué de su complicidad inicial. La verdadera literatura es turbia, peligrosa. Por eso cuando los gobiernos quieren que leamos, sospechan que lo que leeremos será inofensivo, y además, como son tontos y no leen, desconocen el potencial perturbardor de la literatura. La literatura será un mito porque no sirve al poder para hacer ciudadanos ejemplares, ni nos hace mejores ni más cívicos. No. Me ha gustado el poder provocador del post y la capacidad de reflexión de los comentaristas. Muchas gracias, Manuela.
EliminarEl lector nace, no se hace... ¡Y que me caigan chuzos de punta!
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