Mi amigo y
compañero, Toni Solano, profesor de
lengua en el Instituto Bovalar de Castellón ha publicado en su blog y en
su espacio de facebook el siguiente fragmento sobre el que deseo reflexionar públicamente, solo con la intención de
abrir un espacio de debate sobre el papel de la memoria en el proceso de
aprendizaje.
“Acabo el año en el blog recopilando las
notas que más visitas han tenido a lo largo de este 2014. También incido en la
idea de que hemos de cambiar el modelo de escuela para dar protagonismo a las
capacidades de un alumnado que va a enfrentarse a un mundo totalmente nuevo.
Lamentablemente, la Escuela sigue basada en un modelo en el que las mentes
deben ser almacenes de conocimiento. No sabemos cómo será el futuro, pero
seguramente exigirá menos memoria y más plasticidad. Como docentes, deberíamos
facilitar ese cambio o, al menos, no entorpecerlo”. Toni Solano.
Toni habla de cambiar el modelo de escuela para
adaptarla, en función de las capacidades del alumnado, al tiempo en que estamos,
lo que significa un mundo netamente distinto del que fue concebida esta escuela
como también sostiene Ken Robinson,
uno de los pensadores educativos más apreciados por la corriente innovadora.
Una de las premisas e intuyo que fundamental es que las mentes deberán dejar de
ser almacenes de conocimiento (supongo que debe querer decir de “datos”). Mi
compañero estima que la nueva escuela requerirá “menos memoria y más
plasticidad”.
En la
actualidad no puedo decir que mis alumnos sean depósitos de datos vacíos. No es
ese su problema, más bien el contrario. No retienen nada o casi nada. La
memoria en la actualidad, en la escuela que yo conozco ya no es una facultad
extendida entre los jóvenes entre 12 y 18 años. No la han ejercido. La memoria
por contra de lo que parece creer Toni
es la más plástica y elástica de las capacidades del cerebro humano. Sirve para
retener información valiosa o secundaria y, posteriormente, establecer
relaciones con nuevas informaciones que lleguen a nuestro cerebro. ¿Qué tipo de
aprendizaje es el que no requiere apenas de la memoria? Memorizar los ríos de
España o de Cataluña, las comarcas, las etapas de la historia universal o de
los movimientos literarios o la clasificación de los seres vivos, partes del
cuerpo humano, el funcionamiento del corazón o de los riñones, los tipos de
rima que existen, operaciones matemáticas (ya desde el aprendizaje de las
tablas de multiplicar que, según algunas teorías sería innecesario), filósofos
presocráticos, fundamentos de la ética, fundamentos del movimiento ondulatorio...
¿Es posible aprender sin memorizar? Puede que la escuela del pasado fuera
esencialmente memorística: me refiero a la escuela de los años cincuenta. En
ella había de aprenderse de memoria todo y a eso se le achaca el defecto de que
se memorizaba sin comprender. Es una objeción razonable. Memorizar sin
comprender no es bueno. Pero aprender sin memorizar ¿es posible? ¿Es posible
pasar por la escuela sin memorizar organizadamente los datos fundamentales?
¿Quiere decirse que la memoria en la vida de un médico, de un especialista en
derecho, en un biólogo, en un matemático, en un filólogo o geógrafo será una
facultad muerta? Se supone que no merece la pena memorizar porque todo está en
google. No es necesario aprenderse las capitales del mundo porque las podemos
encontrar en la red fácilmente. No es necesario saber de los escritores
importantes de la historia porque sencillamente con google podemos encontrar
accesible información sobre ellos...
No puedo
estar más en desacuerdo con esta idea de que la memoria es casi una facultad
inútil en favor de la plasticidad del conocimiento que entiendo que quiere
decir que se refiere a un aprendizaje vivencial y no teórico, sobre cuestiones
cercanas a los alumnos y no alejadas de ellos y experimentadas en primera persona. Yo entiendo que el aprendizaje sirve
para llevar al alumno cada vez a realidades más alejadas de ellos. Ya la
existencia cotidiana nos pone en relación con lo que vivimos directamente, pero
¿es eso suficiente? ¿Acaso solo debe interesarnos lo que podemos palpar? Hace
años se decía que los estudiantes norteamericanos eran caracterizados por
desconocer todo del mundo y que vivían encerrados en su burbuja particular
mientras los alumnos europeos y en particular los españoles dominaban un mundo
más extenso y tenían conocimientos de más datos aunque solo sea para jugar al
Trivial. Parece que avanza la pedagogía de la inmediatez y del cuestionamiento
de la memoria como fabulosa facultad de aprendizaje. La memoria, por
contra, es el cincuenta por ciento más importante
de la inteligencia. No es suficiente por ella misma, claro está, una memoria
sin objeto es inútil. La memoria debe servir para establecer conexiones
intelectuales. Es esto lo que debería apoyarse. Los datos deben conectarse con
otros datos de otras materias y otras asignaturas. Pero estos datos deben ser
retenidos de alguna manera. La mente no puede estar en función de las
habilidades de google, buscador al que hay que saber hacer preguntas y no todas
las respuestas que da son válidas sino más bien todo lo contrario. Sabemos que
hay que saber discriminar la información, jerarquizarla. Si no dominamos el
sistema de búsqueda, estamos totalmente a su merced y eso nos lleva a
banalidades sin fin. Es la mente humana la que debe establecer conexiones entre
los datos, datos que hay que retener de alguna manera y a esa retención se le
llama memoria que la hay a corto
plazo para un examen, a medio plazo y a largo plazo. Es cierto que la memoria
que solo sirva para satisfacer las exigencias de un examen, en buena manera es
poco válida si no queda algo después, si no nos deja un poso. Pero la memoria
incluso la fallida no deja de crear un marco conceptual. Por ejemplo hablar de
las etapas de la Edad Media, la transición al Renacimiento y al Barroco y
sucesivos movimientos. Es posible que eso se olvide pero ha creado un esquema
mental sobre el que hay que incidir para que vuelva a recuperarse.
Entiendo que
los hombres de épocas pasadas tenían mucho más olfato, eran más andariegos ya
que recorrían largas distancias habitualmente, y, atención, tenían más memoria
y capacidad de atención que ahora se ha hecho dispersa e ineficiente por la
influencia de la tecnología. Pero de eso a entender que la memoria debe
archivarse como facultad innecesaria en la escuela del presente y de un
hipotético futuro, va un trecho muy largo. Es más debería haber una materia que
fuera el ejercicio de la memoria en que se aprendiera a memorizar versos,
árboles clasificatorios, listas de palabras mediante asociaciones lógicas... No
solo no debería relegarse la memoria sino que una escuela que no haga de la
memoria uno de sus pilares troncales está destinada a ser un fracaso y
productora de ignorantes con título, una especie que empieza a extenderse por
doquier. Demos valor a la plasticidad pero no olvidemos que el conocimiento es
fundamentalmente de lo ajeno y lejano a nosotros. Y que la memoria forma parte
de la articulación fundamental del cerebro educado y culto. Nuestro modelo no
deberían ser los peces, entiendo yo.