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domingo, 30 de septiembre de 2007

El meu amic Josep

Ramón María del Valle-Inclán

Josep es mi amigo. Los dos somos profesores. Él de lengua catalana y yo de lengua castellana. Los dos estamos al corriente de nuestras vidas y mantenemos una íntima relación personal. Nos unen años de amistad desde que nos conocimos, hace tiempo –mucho- en un instituto del Maresme; nos une eso y nuestra pasión compartida por la literatura y el cine.

Mi amigo Josep ama los libros, tiene una querencia maravillosa por los libros que le lleva a ir rescatándolos de las bibliotecas públicas cuyos responsables los descatalogan y condenan a la guillotina. Parece ser que en las bibliotecas públicas si un libro no ha sido solicitado por los lectores en un cierto número de años, lo descatalogan y lo retiran de la circulación por valioso que sea el ejemplar. Siempre que lo veo tiene un montón de libros para mí. Literatura africana, gallega, catalana o castellana son los temas preferidos y que compartimos. No nos cansamos de hablar de libros en ricas conversaciones que han vertebrado nuestros encuentros y varios viajes que hemos hecho juntos recorriendo la geografía española.

Sé que él no leerá esto. Quiero hace de esta relación un símbolo. Sé que él deja docenas y docenas de libros que encuentra en bibliotecas o librerías de viejo en la cadena del Bookcrossing, esa cadena que alguien empieza y que los lectores anónimos continúan. Quiero hacer un pequeño homenaje a su generosidad personal – es una de las mejores personas que conozco- . Quiero reconocer que él conoce mejor que yo la historia de la literatura castellana. Es un amante de Cervantes, de Hita, de Quevedo, de Galdós, de Clarín, de Machado y de Valle-Inclán. ¡Cuántas veces no me ha descubierto a autores casi desconocidos en el ámbito hispánico! Devora libros con fruición. Su casa es una sucesión de habitaciones atestadas de libros, cuadros, cedés y películas de cine. Este año ha estado a punto de ser profesor de Lengua Española en su instituto por un problema de reparto de horas. Lo esperaba con ilusión, pero al final no ha podido ser. Me lo contaba con pena cuando se enteró que no podría explicar a esos autores que tanto admira.

Pienso que a veces los políticos y las noticias destacan hechos u opiniones que nos llevan a desconfiar unos de otros, a ir rompiendo hilos de convivencia y relaciones entre pueblos y personas. Sin embargo, quiero resaltar que todavía hay algunos Josep que dan calor a una geografía –unida por una historia compartida, aunque a veces atormentada-, que no responden a los estereotipos al uso, que no se dejan llevar por la politiquería última ni por los resquemores más superficiales, y que hacen de este hermoso y complejo país, una aventura espléndida y todavía con futuro. Espero.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Ondas en el agua


Hoy jueves 27 ha tenido lugar nuestra excursión a Barcelona a comprar libros. Bajar desde Cornellà de Llobregat hasta la metrópoli no es quizás una gran hazaña, pero mis 60 alumnos de cuarto de ESO no están habituados al espectáculo de la gran ciudad y para ellos es siempre una pequeña fiesta aunque se quejen de que tienen que andar mucho.

Nuestro objetivo era visitar una serie de librerías especializadas y generalistas de fondo editorial interesante. La mañana era espléndida aunque ya se notaba un cierto fresco propio del otoño. Los tres profesores que íbamos como acompañantes hemos quedado con Esther, una alumna discapacitada que va en silla de ruedas, en Arco de Triunfo. Le acompañaban una monitora y una amiga de clase. Un grupo nos hemos metido en la librería Gigamesh especializada en literatura fantástica, terror, ciencia ficción y la brujería y la espada. Varios tenían que comprar libros de estos géneros . Han entrado y han salido orgullosos con sus ediciones de Soy leyenda de Richard Matheson, Drácula, El juego de Ender, La habitación cerrada de H.P. Lovecraft, diversas obras de Stephen King, Flores en el ático… Otro grupo nos hemos dirigido a Norma Editorial, una librería fantástica especializada en cómic, género que hemos introducido en la posibilidad de lecturas. Entrar en Norma Cómics es una fiesta por la decoración del local y el enorme fondo de cómics japoneses, europeos y americanos que se depositan allí. Les había sugerido varios títulos, pero en ellos estaba excluida la variedad del manga japonés. Han comprado alguno de Milo Manara, Hugo Pratt, Kris Oprisco y Clive Barker. Un par de alumnos me ha dicho que querrían volver allí de nuevo para visitar más tranquilamente la librería, idea que también se me ha ocurrido a mí por el delicioso y apetitoso mundo del cómic que se abre en sus anaqueles.

Posteriormente un curso se ha dirigido a la librería Central del Raval y otro hemos ido a La casa del libro en Paseo de Gracia, dos librerías generalistas donde hemos sido tratados magníficamente sobre todo al saber que los chavales eran alumnos de un centro de enseñanza público de Cornellà. Todo han sido facilidades. Muchos de los libros han sido localizados, pero algunos en última instancia han sido sustituidos por otros de interés parecido. Por ejemplo, Esther, tenía recomendado La masai blanca de Corinne Hoffman que parece estar agotado. Lo hemos sustituido por El perfume de Patrick Suskind; Los tres mosqueteros por Escupiré sobre vuestra tumba de Boris Vian; La dama de las camelias por La espuma de los días del mismo Vian. Tras mucho buscar hemos encontrado Bartleby el escribiente de Melville y La historia interminable de Michael Ende. Un alumno ha encontrado Ibrahim y las flores del Corán de Eric-Enmanuel Schmitt. Su comienzo no puede ser más del gusto adolescente: “Cuando tenía trece años, rompí mi cerdito de hucha y me fui de putas”. Otros han escogido novela policiaca negra como Pacto de sangre de James Cain

Una última visita al FNAC en Plaza Catalunya ha permitido completar la serie de libros, todos distintos, que mis alumnos llevaban recomendados para la experiencia de intercambio de lecturas que vamos a llevar a cabo este año.

No sé. Ha sido una mañana intensa y luminosa en que el libro ha sido el protagonista, no cualquier libro sino libros amados por este profesor que escribe y que piensa que pueden llegar a ellos y gustarles. Es una apuesta arriesgada para promover el gusto por la lectura. No sé quién estaba más excitado esta mañana, ellos o yo, creo que yo, pero me ha gustado cuando hojeaban sus libros como preciados tesoros. Una alumna a la que le había correspondido la breve Carta al padre de Kafka decía que se la leería esta noche y mañana ¿con quién la podría cambiar?

Esta idea es como una piedrecita lanzada al agua, a la corriente de un río turbulento. Probablemente habrá muchos fracasos, pero es posible también que se abran ondas insospechadas en forma de aficiones a la lectura, nacidas en una mañana fresca y otoñal en Barcelona. Quizás alguien recordará esta mañana como mágica.

martes, 25 de septiembre de 2007

Debatir en libertad


Soy un fiel seguidor de la prensa diaria, la gráfica y la digital. Acostumbro asimismo a seguir los comentarios que hacen los lectores y que aparecen en algunas noticias seleccionadas en la edición digital de El País. Algo que me sorprende en estos comentarios hechos por lectores de a pie es la abundancia de bilis que destilan muchos de sus razonamientos. Da igual el tema que se proponga, bien sea una noticia de la muerte de unos soldados en Afganistán, economía, unas declaraciones del presidente de un club de fútbol o política… Muchos de los comentaristas utilizan un estilo tosco y agresivo, y en el que los razonamientos son gruesos y sesgados… Todo acaba en denuestos y exabruptos entre peperos y sociatas que son reducidos mutuamente a esquemáticas caricaturas objeto de sarcasmo y rencor. Percibo un intenso resentimiento en la música y en la letra de muchos comentarios, hechos en un periódico que no puede ser calificado de amarillista. Presupongo en todos estos lectores una cierta cultura y un cierto refinamiento intelectual, pero en el momento que se ponen a debatir cualquier tema, sale lo peor de ellos mismos y buena parte acaba en referencias a la guerra civil pasada o venidera.

Hoy he entrado en un reportaje que tiene como eje un minirreportaje que han hecho unos periodistas en algunas institutos públicos y centros concertados sobre la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía. Los reporteros habían entrado en varios institutos públicos de Barcelona, Zaragoza, Mérida, y un colegio concertado de Jaén. La conclusión a que llegaban los periodistas en que la asignatura había sido acogida con ganas y sin ninguna polémica. Los alumnos –según los reporteros- opinaban libremente sobre el respeto, la educación, la variedad de tendencias sexuales y los nuevos tipos de familia. Los argumentos de los comentaristas eran de dos tipos: los que aceptaban entusiasmados esta nueva asignatura como forma de educar en libertad y con información abierta los viejos y nuevos problemas de la sociedad actual. Algunos afirmaban que esto ya estaba en el espíritu de la antigua Ética y que Educación para la Ciudadanía es sólo una forma de actualizar la cuestión; otros sostenían malévolamente que a los curas les gusta más practicar el sexo que enseñarlo. Los contrarios a la asignatura argüían que ésta era un mecanismo de adoctrinamiento del gobierno, de manipulación de conciencias, de meterse el estado en el interior de la familia… Hay que decir que la mayor parte de los argumentos defendían la utilidad y necesidad de esta nueva asignatura en la formación de los jóvenes.

Bilis aparte, he de decir que en mi centro la asignatura no ha suscitado ninguna polémica, ni de un signo ni de otro. Se ha visto normal, como todo lo que viene de las instancias superiores. No ha habido ningún entusiasmo por ella ni ningún comentario agrio acerca de la misma. Quizás los profesores se guardan sus opiniones en su ejercicio docente. El caso es que en un primer momento se barajó la hipótesis de que fueran los tutores los que la impartieran, pero luego se optó por los profesores de sociales aunque estos reconocían que una parte de sus contenidos no tenían que ver con el área que enseñaban. Así se ha acatado y se está enseñando. A estas alturas de curso es difícil extraer ninguna conclusión sobre cómo se está desarrollando la asignatura. Depende del enfoque del profesor. La materia es evaluable pero está abierta a la participación de los alumnos. Me gustaría que los jóvenes aprendieran a debatir sin la acritud que muchas veces muestran los mayores. Me gustaría que la asignatura estuviera abierta a la libre expresión de puntos de vista divergentes y de cualquier signo. Querría que esta asignatura se convirtiese en un espacio abierto de debate respetuoso sobre tantas cuestiones sobre las que es necesario hablar: la sociedad multicultural, las relaciones entre culturas distintas, la solidaridad y los mecanismos para regularla, la globalización, el respeto mutuo, la aceptación de la diferencia, el consumo responsable, la conciencia de la propia identidad, la sexualidad y los diferentes modelos de familia, el cambio climático, nuestra responsabilidad ante la marcha del mundo…

Por intentarlo que no quede, pero este docente es consciente de las dificultades de organizar debates entre los alumnos en que se escuchen los puntos de vista del contrario; gustan más las consignas que los razonamientos, los exabruptos que las matizaciones. Sospecho que el mundo de nuestros adolescentes en buena medida, también se ha contagiado de eses virus maligno que es la caricatura de las opiniones ajenas. Hacen falta espacios de respeto para aprender a dialogar. Ojalá sea uno esta asignatura. Lo deseo de todo corazón. Aprender a escuchar y a dialogar son las más importantes materias de las que están necesitados los jóvenes españoles.

sábado, 22 de septiembre de 2007

El peso de lo leve




Educar/enseñar es enfrentarse a una de las tareas más hermosas y difíciles con que puede encontrarse el ser humano. Partimos de unos conocimientos previos que hemos adquirido en la universidad o a través de la experiencia de la vida, y hemos de transmitirlos a seres en estado de fosforescencia, de latidos inquietos, de miradas a veces reconfortantes o a veces esquivas. Entramos en el aula, llenos de ilusión y de inquietud. Nadie sabe cómo va a desenvolverse ese espacio de cincuenta y cinco minutos aproximadamente que constituye una clase. El primer acto es pasar lista y conseguir que los alumnos mantengan una cierta compostura. La tendencia al desorden es innata. El profesor es el principo ordenador y clarificador del proceso de aprendizaje. Ha de poner jerarquía donde todo se diluye en un caos primordial. Mira a los ojos de los alumnos. Algunos brillan y esperan crecer con lo que les aporte el aula; otros están demasiado alejados de lo académico y aguantan como pueden el embate de un montón diario de horas de enclaustramiento. Desearían volar, estar en la calle, desvanecerse del recinto cerrado, a modo de prisión, en que están recluidos. Esperan también ocasiones en que puedan desafiar la autoridad –ese principio tan frágil en que se funda la figura del profesor-. Éste tiene, para controlar la situación, su presencia, su asentamiento en la vida, sus manos, su voz, y sus palabras, ese reinado de lo efímero, que retumban como pájaros llenos de energía o como aves muertas. El profesor siente angustia aunque la disimule. Su poder es cristalino, se parece al poder del viento, del humo, del agua cuando crea formas evanescentes. El aula es un territorio sagrado y él es la figura taumatúrgica que es capaz de evocar el conocimiento si consigue que los jóvenes distraídos que tiene en frente de él, logren concentrarse. Un pase de manos, un truco de magia, y los tiene en el bolsillo. La función es un misterio. Otras veces es devorado por el azar, el horario, el cansancio, el calor, el ruido de la calle, la inquietud de esos muchachos que deberían estar abiertos a la sorpresa, pero están más a la velocidad y el tráfago del mundo contemporáneo. La figura del profesor es señera y melancólica a la vez. Aspira a mucho y a veces consigue bien poco. La entropía se adueña del aula y no logra centralizar los esfuerzos. Respira profundamente y mira el reloj. Minutos largos, eternos, cansinos. La magia no se ha producido. Sólo queda el reglamento y que pase el tiempo. El timbre llega, a modo de campana en el ring, para un boxeador noqueado que no ha sabido o no ha podido crear figuras en el aire. La función ha fracasado. Otras veces alguna fórmula funciona y el aula se convierte en dinámica, fresca, radiante, creativa, llena de tensión y de luz. El profesor es capaz de comunicar la fuerza y la energía del saber. Les hacemos falta, pero si pueden, prescinden de nosotros. Hemos de lograr, a ser posible con una sonrisa, alentarles e ir depositando piedrecitas de colores que construirán una figura armónica que formará parte de su ser. Quizás es ser demasiado ambicioso pensar que tendremos parte en alguna manera en su futuro, quizás nuestra función sea más burocrática… pero en alguna manera necesitamos creer que lo que hacemos tiene raíces y que dará frutos, aunque no sea exactamente así. Nuestro reinado es el reinado de lo leve, de la fragilidad, del tiempo en estado de ebullición y que no cesa. Entro en clase con paso todo lo firme que puedo y miro sus ojos. Pasar lista es saludarles uno a uno, hacerles partícipes de que has llegado allí y que estás dispuesto a quedarte, a intentarlo al menos.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Dudas y dinamita


Emoción de reencontrarme con mis alumnos tras dos meses de alejamiento. Día de temperaturas elevadas. Las clases se convertían en hornos que propiciaban la inquietud y la distracción. Nuestras espaldas acababan mojadas. Las puertas tenían que estar abiertas para que hubiera algo de corriente.

Un primer curso. Un tercero de N.E.E (Necesidades Educativas Especiales). Radiografía del mismo: doce alumnos marroquíes, algunos recién llegados y que desconocen totalmente el idioma; diez españoles de nivel muy bajo; ocho latinoamericanos (Colombia, Ecuador, Bolivia). ¿Cómo armonizar esta dispersión de necesidades educativas? ¿A quién te diriges cuando das la clase? ¿A quién dejas fuera? En una primera prospección he visto aptitudes y actitudes muy distintas. Pero el común denominador es el carácter inquieto de los chavales. Para trabajar con ellos hay que tener todo muy pautado y hay que intentar tener material diferente para cada grupo de alumnos. No tienen libro de clase. El que les corresponde tiene un nivel muy elevado. Comienza con el discurso de Paul Auster cuando recibió el premio Príncipe de Asturias de las Letras. No es el caso. Entre mis alumnos de este curso no abundan los que estimen la lectura. La mayoría han contestado que no hay ningún libro que hayan leído ni siquiera los obligatorios. No es buena idea la de empezar con el discurso de Auster:

No sé por qué me dedico a esto. Si lo supiera, probablemente no tendría necesidad de hacerlo. Lo único que puedo decir, y de eso estoy completamente seguro, es que he sentido tal necesidad desde los primeros tiempos de mi adolescencia. Me refiero a escribir, y en especial a la escritura como medio para narrar historias, relatos imaginarios que nunca han sucedido en eso que denominamos mundo real. Sin duda es una extraña manera de pasarse la vida: encerrado en una habitación con la pluma en la mano, hora tras hora, día tras día, año tras año, esforzándose por llenar unas cuartillas de palabras con objeto de dar vida a lo que no existe?, salvo en la propia imaginación. ¿Y por qué se empeñaría alguien en hacer una cosa así? La única respuesta que se me ha ocurrido alguna vez es la siguiente: porque no tiene más remedio, porque no puede hacer otra cosa.

Lástima, es un texto interesante.

Una nueva clase por la tarde. Un cuarto de ritmo heterogéneo. Les hablo del sistema de subir la nota mediante lecturas. Ellos propondrán el género y yo les sugeriré el libro que habrán de leer. Les planteo que el común denominador de los libros que les voy a recomendar es que son lecturas “adultas”. No hay ninguna protesta. Les explico el sistema y ellos han de decidir. Si leen y escriben, tienen una buena nota a su alcance. La votación es abrumadoramente favorable al sistema planteado. Les hablo de los libros seleccionados. Les sugiero que si alguno desea lecturas “juveniles”, es decir, libros pensados para adolescentes, puede solicitarlo y yo le recomendaré títulos interesantes. No hay ninguno que lo haga. Hay expectación cuando empiezo a repartir libros. Hay mucha demanda de libros de terror y las llamadas lecturas "sorprendentes", así como hay un sector que solicita libros “para pensar”, pocos de ciencia ficción y alguno de aventuras. Policíacos no los solicita nadie. Voy capeando el temporal, dándome cuenta de que cada libro que falle en mi recomendación supondrá una decepción. No espero, les digo, que todos los libros les gusten, pero sí que les interesen. En última instancia consideraría aceptable que alguno odiara alguno de los libros que le proponga. La idea de incluir cómic gusta. Sobre todo cuando les aclaro que alguno de los títulos recomendados es de cómic erótico y de terror. La idea del erotismo les entusiasma. Les recomendaría Las once mil vergas de Apollinaire, pero temo la reacción de los padres; también les hablo off the record de La máquina de follar de Charles Bukowski. Les digo que no se la puedo recomendar por problemas educativos. Ellos insisten en que quieren leer esa obra. No es posible que yo la recomiende, pero, amigos, ya habéis oído hablar de ella. Yo no voy a rechazar la ficha si la presentáis. Igual que no voy a rechazar la lectura de libros de Clive Barker, uno de los más sanguinarios de la historia del género.

Gustan los territorios prohibidos, escabrosos, inciertos, cenagosos, turbulentos… Quiero que estos libros les conmuevan y sobre todo que no les dejen indiferentes. Aunque no sean políticamente correctos o educativamente adecuados a su edad, según el criterio de las editoriales y la psicología evolutiva.

Parafraseando a Auster: No sé por qué me dedico a esto. Si lo supiera, probablemente no tendría necesidad de hacerlo…

jueves, 13 de septiembre de 2007

Narradores en ciernes


Uno de los artículos periodísticos que más me han interesado en las últimas semanas ha sido uno publicado en el suplemento de Salud de El País del 8 de setiembre de 2007. El título era La vida como la narra el cerebro y su tesis consiste en que “el cerebro humano siente una afinidad estructural por la construcción narrativa de los recuerdos”. Ello viene a sostener que el cerebro, aparte de ser una máquina sintáctica como enunció Noan Chomsky, es una máquina narrativa y ello se manifiesta en la pasión que tenemos por que nos cuenten historias y en contarlas. En la Edad Media eran los cantares de gesta, las baladas y los romances los que cautivaban al pueblo; los pórticos de las iglesias eran utilizados por los clérigos como historias narrativas para los iletrados; posteriormente fueron las novelas las que surgieron como género del mundo moderno y que tienen en el siglo XIX su apogeo con sus largos y prolijos novelones publicados muchas veces por entregas para satisfacer el gusto lector de damas y caballeros aburridos.

En el siglo XX esta pasión no disminuyó sino que se enriqueció con las nuevas historias que nos contó el cine, nuevo arte que electrizó a las audiencias millonarias. El cerebro es una máquina a la que le gustan las historias pero ese cerebro se ha ido adaptando a la velocidad creciente del mundo y las historias cinematográficas, televisivas, literarias, o vídeos de youtube… que gustan a los jóvenes son plasmadas generalmente en imágenes vertiginosas y fragmentarias, en sucesiones de ritmo acelerado; sobran para ellos las transiciones, los matices, la profundización en el ambiente y en los detalles. El futurismo ya plasmó en su aplauso enfervorecido de la velocidad esa pasión de los nuevos tiempos.

No olvidemos tampoco los cuentos tradicionales, aquellos siguen gustando a los niños antes de irse a dormir, las leyendas –rurales y urbanas-, los culebrones, las teleseries, los anuncios de televisión que son estructuras narrativas en treinta segundos…

Me pregunto si podría aprovechar esa pulsión congénita del cerebro humano de contar/escuchar historias y de ver también la propia vida como una novela con sus capítulos y sus partes, para conseguir que mis alumnos escribieran una narración extensa de unas veinte páginas, un relato breve, de su propia vida o quizás de materia inventada. Según los estudios sólo en la adolescencia se comienza a ver la propia vida como una historia con principio, nudo y posible desenlace. Me fascina la posibilidad de que mis alumnos hagan un esfuerzo de creación sostenido para idear una historia personal o ajena en la que se impliquen totalmente. La adolescencia es una época turbulenta y necesita conmociones pero también remansos de introspección para conocerse mejor a sí mismos.

Supongo que una de las primeras objeciones que podría hacerse a que los alumnos contaran su propia historia es que algunas veces éstas son dolorosas y tras muchachos de aspecto normal se esconden dramas violentos y complicados. En mis alumnos, el pudor sería uno de los principales inconvenientes y veo difícil que pueda ser vencido. ¿Por qué contar al profe mi propia historia? Que le divierta su tía… Y tendría razón, por lo que sé que no he de enfocar la cuestión desde este punto de vista. No es la propia vida la que habría que contar –por fascinante que pudiera ser el ejercicio- sino una historia ficticia respecto a la que habrá que mantener una clara distancia. El narrador puede ser omnisciente o narrador protagonista con lo que implica de diferente planteamiento narrativo.

El caso es poner en marcha esa prodigiosa facultad narrativa de nuestro cerebro. Pero primero he de conocer a mis alumnos, saber cómo respiran, escucharles, sonreírles manteniendo las distancias, hablarles con tono sereno no inquietándome demasiado por la posible sorpresa que pueda causarles salirse de los esquemas convencionales de una asignatura como lengua. Además tenemos un trimestre de lecturas apasionantes para irles preparando para otra aventura igualmente trepidante: la de contar su propia historia. Aunque no sea la suya personal, sí que será de su creación íntima. Veremos.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Propuesta provisional de lecturas


Esta es la lista inicial de lecturas con las que trabajaré. He procurado que todos los libros tengan ediciones recientes y accesibles. Muchos de los que hubiera propuesto en el género de Novela negra, Ciencia Ficción, horror -y que yo conocía- hace bastantes años que fueron publicados y no han sido reeditados. Me hubiera gustado alguno de Patricia Highsmith (Extraños en un tren), alguno de Conan Doyle como El mundo perdido, algún título diferente de Lovecraft, de Boris Vian Escupiré sobre vuestra tumba, El monje de Matthew Lewis... En fin, esta es mi apuesta. Entre ellos seleccionaré una veintena de libros para recomendar a los alumnos de cada cuarto de Eso.

Terror
- Richard MATHESON, Soy leyenda, Barcelona, ediciones Minotauro (2006). 6,68 €.
- Stephen KING, Misery, Barcelona, Nuevas ediciones de bolsillo (2003).
- Stephen KING, Carrie, Barcelona, Nuevas ediciones de bolsillo (2003).
- Bram STOCKER, Drácula, Madrid, ed. Alianza, (2005). 10,1 €
- Anne RICE, Crónicas vampíricas. Entrevista con el vampiro. Barcelona. Zeta bolsillo (2005). 9,62 €
- H. P. LOVECRAFT, La habitación cerrada y otros cuentos de terror, Madrid, Alianza Editorial (2005). 6,54 €
- H.P. LOVECRAFT, Aventuras oníricas de Randolf Carter, Madrid, Alianza (2005). 6,73 €

Ciencia Ficción.

- Isaac ASIMOV, Los propios dioses, Arganda del Rey, La factoría de ideas, (2005). 15 €
- Isaac ASIMOV, Yo robot, Barcelona, Planeta de Agostini (2006). 6,71 €
- Isaac ASIMOV, Viaje alucinante, Barcelona, Nuevas ediciones de bolsillo (2004). 7,21 €
- Arthur Clarke, El fin de la infancia, Barcelona, Planeta de Agostini. (2006). 6,71 €
- Arthur CLARKE, 2001, una odisea espacial, Barcelona, Planeta de Agostini (2006). 6,71 €
- Orson Scott, CARD, El juego de Ender, Planeta de Agostini o Zeta bolsillo (2006). 6,71 €
- Michael CRICHTON, Parque Jurásico, Barcelona, Plaza y Janés Editores (1999).
- Ray Bradbury, Crónicas marcianas, Barcelona. Planeta De Agostini (2006).
6,71 €
- Aldous Huxley, Un mundo feliz, Barcelona. Planeta de Agostini (2006). 2,87 €

Policiaco. Serie Negra.

- Dashiell HAMMET, Cosecha roja, Alianza Editorial (2000). 6,73 €
- Arthur CONAN DOYLE, El perro de los Baskerville, editorial Teide, 9,13 €.
- Jim Thomson, 1280 almas, Madrid, Punto de lectura, Zona negra, (2007). 6,5 €
- James Cain, Pacto de sangre, Madrid, Punto de lectura. Zona negra. 6,5 €.
- Agatha Christie, Asesinato en el Orient Express, Barcelona, editorial Molino. 4,76 €

Obras para pensar.

- Albert Camus, El extranjero, Barcelona, Editorial Planeta. 6,68 €.
- Franz Kafka, La metamorfosis, Barcelona, ediciones EDEBE (2004). 6,35 €.
- Franz Kafka, Carta al padre, Barcelona, Nuevas ediciones de bolsillo (2004) 8,17 €
- Samuel Beckett, Esperando a Godot, Editorial Sol 90 (2003).
- Hermann Hesse, Siddharta, Barcelona, Nuevas ediciones de Bosillo (2003). 7,21€

Relatos sorprendentes.

- John BOYNE, El niño con el pijama de rayas, Publicaciones y ediciones Salamandra (2007). 12.50 €.
- Charles BUKOWSKI, Factótum, Barcelona, editorial Anagrama (2005) 6,25 €.
- Herman MELVILLE, Bartleby el escribiente, Madrid, Valdemar, (2004). 6,15 €
- Michael ENDE, La historia interminable, Madrid, Punto de lectura (2006).
- 8,95 €
- Boris VIAN, La espuma de los días, Madrid, Edicions Cátedra. 8,67 €.
- Boris VIAN, Con las mujeres no hay manera, Madrid, Alianza (2002). 5,91 €.
- J.D. SALINGER, El guardián entre el centeno, Madrid, Alianza. 7,21 €.
- Corinne HOFFMAN, La masai blanca, Barcelona, Nuevas ediciones de bolsillo (2003). 7,64 €.
- Fedor Dostoievski, El jugador, Madrid, Alianza editorial (2006). 9,62 €
- Antón CHEJOV, Lev TOLSTOI, Alexander PUSHKIN, Tres tormentas de nieve, Del taller de Mario Muchnik (2004) 10€.
- Alexandre DUMAS, Los tres mosqueteros, Madrid Libro Hobby Club (2003). 5,77 €.
- Alexandre DUMAS, La dama de las camelias, Tres cantos, ediciones Akal (2006). 5,77 €.
- Emily BRONTË, Cumbres borrascosas, Barcelona. Ed. Altaya (2005). 7,95 €
- Gerald DURRELL, Mi familia y otros animales, Madrid, ed. Alianza.(2006) 7,69 €
- V.C. Andrews, Flores en el ático, Barcelona, ed. Salvat. (2006) 7,95 €
- Raymond RADIGUET, El diablo en el cuerpo. Clásicos Universales (2002). 3,04 €
- Ursula K. LEGUIN, Un mago de terramar, Barcelona, Planeta de Agostini (2006). 7,67
- J.K. ROWLING, Harry Potter y la piedra filosofal, Publicaciones y ediciones Salamandra (2006). 12,9 €

Obras originales en castellano

- Ana María Matute, Primera memoria, Barcelona, ediciones Destino (2002).
6,75 €.
- Gabriel García Márquez, El coronel no tiene quien le escriba, Barcelona, ediciones Anagrama (2004). 5 €
- José Ángel MAÑAS, Historias del Kronen, Barcelona, ediciones Destino (2006). 6,68€
- Benito PEREZ GALDÓS, Marianela, Barcelona, editorial Vicens Vives (2005) 7,93 €.
- Camilo José Cela, La familia de Pascual Duarte, Barcelona, ed. Destino (2007) 7,64 €
- Carmen Laforet, Nada, Barcelona, ed. Destino (2006) 8,61 €
- Ramón J. Sender, Réquiem por un campesino español, Barcelona, ed. Destino, (2007). 6,68 €
- Leopoldo ALAS, Adiós cordera y otros cuentos, Ediciones Gaviota (2005) 9,95 €
- Laura ESQUIVEL, Como agua para chocolate. Barcelona. Ed. De Bolsillo.

Teatro

- Federico GARCIA LORCA, La casa de Bernarda Alba, Madrid, Ediciones Cátedra, (2005). 5,67 €
- Albert CAMUS, Los justos, Madrid, Alianza editorial (2004). 5,77 €
- Antón CHEJOV, Las tres hermanas, El huerto de los cerezos, Madrid Alianza editorial (2004). 6,54
- Enrique JARDIEL PONCELA, Eloísa está debajo de un almendro, Aula de Literatura. Vicens Vives. Barcelona (2006).
- Fernando FERNAN GÓMEZ, Las bicicletas son para el verano, Madrid, Espasa Calpe, (2005), 7,12€

Cómic

- HERGÉ, Cualquier cómic de TINTIN.
- Hugo Pratt, La balada del mar salado, Barcelona, El aleph editores, 14,45 €
- Cualquier cómic de Milo MANARA.
- Kris OPRISCO, Clive BARKER, El ladrón de días, Barcelona, Norma editorial (2006).
15 €. -

Superlectores
- Fedor DOSTOIEVSKI, Crimen y castigo, ediciones en Altaya, Edicomunicación, Nuevas ediciones de bolsillo, Edimat libros.
- John STEINBECK, Las uvas de la ira, Madrid, Alianza, (2006) 7,69 €
- J.R.R. Tolkien, El señor de los anillos. Ediciones Minotauro.

He de preparar una lista de libros para aquellos lectores más reacios a la lectura o que tengan dificultades para decodificar un texto escrito, pero antes he de conocer al alumnado que me ha correspondido y que es totalmente nuevo para mí.

martes, 4 de septiembre de 2007

Lectores no analógicos


Este año, estimulado por Antonio en su blog Repaso de Lengua, me he planteado cambiar de métodos para promover la lectura entre mis desganados –las más de las veces- alumnos. He de decir que mi compañero ha realizado una serie admirable de posts sobre el tema del fomento de la lectura, que han actuado como acicate entre otros blogueros que Lu recoge en una antología también con su acierto habitual.

Recupero un sistema que en el antiguo BUP me dio buenos resultados. Ignoro si funcionará en la ESO con alumnos no analógicos y sí totalmente digitales.

Me planteo crear una “biblioteca viva” en la clase. Cada alumno comprará un libro diferente –orientados por mí-. He recopilado unos cuarenta o cincuenta títulos de literatura eficaz para atraerlos a la lectura. Digo “eficaz” pero no sé si me equivocaré. Los títulos que les ofreceré son potentes dentro de un variado registro de géneros y temas. Habrá literatura de horror, policiaca negra, ciencia ficción (géneros de los que soy amante), fantástica, realista, una sección de narraciones “sorprendentes”, libros de teatro (es todo un género y ha habido años en que he dedicado todo el curso a la literatura dramática), libros para pensar, cómics, y, por último, un grupo de novelas dedicadas a los “superlectores”.

Quiero implicarles en el desafío de enfrentarse a la literatura amena y adulta a la vez-. Quiero que aprueben ellos el plan de desarrollar un curso fuera de los esquemas habituales, y les pediré su compromiso por escrito.

Cada alumno partirá de una cuenta con tres puntos iniciales. Cada libro leído (con la ficha cumplimentada en la que la opinión personal será fundamental) subirá un punto la nota. Los libros de los superlectores subirán tres puntos la calificación.

Paralelamente llevarán una libreta de lectura en la que anotarán sus impresiones, reflexiones y comentarios que les servirán para luego elaborar la opinión personal. Dicha libreta contará un punto correctamente realizada.

Un día a la semana lo dedicaremos íntegro en clase a la lectura silenciosa y al trabajo sobre las fichas.

La idea es que los libros les gusten y se los intercambien entre ellos. El alumno que lea tres libros tendrá bonificación de un punto –añadida a los tres puntos que habría conseguido-; el que lea cinco, tiene el sobresaliente en sus manos. Quiero que sus mismas opiniones sirvan como caja de resonancia para animarles a leer, a extender el virus literario.

Habrá libros dinámicos con una historia llena de fueza narrativa y libros “bomba” para hacerles reflexionar, aunque no sé si esto será lo que más les atraiga. Ignoro si habrá algún alumno que escoja algún libro para “pensar”.

El segundo día de la semana lo dedicaremos -en el primer trimestre- a desgranar –siguiendo el libro de texto- una historia de la literatura española. El tercer día de clase nos centraremos en el blog didáctico que crearé, y en el que se podrán seguir sus opiniones lectoras.

En el segundo trimestre quiero añadir al intercambio de libros la realización de una novela escrita por ellos de unas quince o veinte páginas. En el tercer trimestre nos centraremos en morfología y sintaxis como preparación del bachillerato.

El riesgo asumido es importante, pero merece la pena. Estos días siento en mí esa sensación de caminar al filo del abismo. Todo puede irse al traste según el grupo humano y los alumnos conflictivos que formen parte de él. Pienso que son dos cuartos de ESO y que su desarrollo emocional es mayor. En eso se basa mi tesis mantenida en este blog hace unos días y que fue, para mi alegría, animadamente comentada por amables lectores.

Creo que el sistema, basado en que cada uno puede construir su propia nota, les puede atraer. El resto lo han de lograr las lecturas meditadas por mí pero no exentas de objeciones. Muchas veces me he equivocado en los libros que he recomendado. Estamos pues al pairo y habremos –con habilidad e ingenio- de capear el temporal de posibles desaguisados que hayan de venir.


La lista de libros será publicada en este blog cuando esté totalmente elaborada.

jueves, 30 de agosto de 2007

Mi vida sin Bergman


Andaba yo de camino a las islas Cíes el 30 de julio cuando murió el cineasta sueco Ingmar Bergman. No me enteré. No leí la prensa aquel día ni los tres siguientes. Fue después cuando me enteré. Había fallecido en la isla sueca de Faarö a los ochenta y nueve años. Uf. Había vivido allí en los últimos veinte años, refugiado y exiliado interior, aunque no había abandonado sus actividades como director de teatro (Ibsen, Strindberg, Shakespeare, Molière…) ni la dirección de alguna película para televisión como fue la extraordinaria Saraband cuando tenía ya ochenta y cinco años. Vino a buscarle la dama blanca, aquella que conjuró en su film iniciático El séptimo sello en 1957. Allí entretenía a la muerte para conseguir que una familia de comediantes se salvara.

No sé por qué pero el cine de Bergman, con sus preocupaciones existenciales sobre el sentido de la vida y la inexorabilidad de la muerte, el dramatismo de las relaciones entre hombre y mujer, así como entre padres e hijos, su exaltación de la vida a pesar de todo… me atrae poderosamente. Me gusta su tempo lento en esas morosas conversaciones entre los personajes que se devoran y se desnudan interiormente. Cada película de Bergman es un chorro de emociones que llegan al alma del espectador si es capaz de dejarse seducir por esos personajes que van develando su hondura. No son emociones superficiales las que revela su cine, no hay espectaculares golpes de efecto que nos manipulen los sentimientos. Todo es mucho más sutil y poético. Porque su cine es esencialmente poético y trágico. Todo su cine gira sobre la transfiguración –la revelación de lo oculto- que sólo el arte y el amor pueden ofrecer.

Bergman se reconocía interiormente como un niño. Decía repetidamente que su sistema emocional era el de un niño, y, que por ello, su cine gustaba a la gente. Sin embargo, él se quejaba de que no tenía con quien debatir sobre su cine. Estaba tan reconocido y encumbrado que nadie se atrevía a decirle lo que pensaba sobre él. Woody Allen le llamaba con alguna frecuencia a su isla y mantenían largas conversaciones. El cine del director americano reconoce como influencia mayor la de Bergman, igual que en España es Víctor Erice el que en alguna medida sería más influido por la estética y el espíritu bergmanianos.

Estos días de finales de agosto, antes de comenzar el curso, me dedico con auténtica pasión a revisitar el cine de Bergman. He vuelto a ver Gritos y susurros, un drama entre tres hermanas, una enferma en fase terminal, y una criada que es la que verdaderamente quiere a la agonizante. Se recuesta con ella con sus pechos grandes y blancos que arrullan y consuelan a la moribunda. En toda la escenografía y vestuario predomina el color rojo porque es el color del alma. La hermana muere pero su presencia sigue viva en la casa. Los muertos en el cine de Bergman se resisten a desaparecer. Es así también en Fanny y Alexander (1989), su última película y una de las más hermosas jamás filmadas. El padre director de teatro, que muere, sigue deambulando por la casa apareciéndose a esos niños, a modo del padre de Hamlet que sigue velando por su familia. He visto también Fresas salvajes, Escenas de un matrimonio, Sonata de Otoño, y Saraband y tengo previsto, si nada lo impide, disfrutar de Creadores de imágenes, Sonrisas de una noche de verano, La flauta mágica, Los comulgantes, Un verano con Mónica, El ojo del diablo...

Ayer en el metro me encontré con una amiga y estuvimos charlando de todo un poco y también sobre Bergman. Ella decía que no había visto ninguna película de él, quizás por haber sido tan elogiado y destacado. Tenía miedo a su cine por creerlo de carácter intelectual y, sobre todo, muy lento. Supongo que estas son las leyendas que hacen de Bergman un director minoritario, pero a mí no me cabe duda que su cine es de raíz emocional y no es que sea lento, sino que las palabras adquieren densidad en esos diálogos tensos y trágicos. Bergman reivindicó la necesidad de la palabra en un mundo contemporáneo que se ha visto dominado por las imágenes, tal como sucedía en la Edad Media en que todo eran imágenes. Es necesario volver al poder de la palabra para tejer emociones, sentimientos y encuentros entre seres que se buscan dramáticamente. Sólo el amor y el arte nos puede redimir. Amigo Bergman, te imagino en otras islas planeando alguna película sobre lo que ahora sólo tú puedes ver. No nos has dejado del todo, sigues con nosotros. Yo, como tú, cuando llegue el día de pasar a otras actividades no estrictamente educativas, me sumergiré en una filmoteca cada tarde para ser absorbido por ese arte que tú tan genialmente has representado.

sábado, 25 de agosto de 2007

Literatura adulta


Reconozco que siento alergia hacia la “literatura juvenil”. No hay peor sensación para mí que recibir información sobres las novedades editoriales en el campo de la adolescencia y leer los títulos llenos de esbozos de aventuras o misterios repletos de buenas intenciones que pretenden formar a nuestros jóvenes en el gusto lector. Se trata de atraerlos hacia la lectura y para ello se crean productos específicos muchas veces políticamente correctos y con frecuencia escasos de sustancia.

Sé que cuando se inicia la adolescencia, hacia los doce y trece años estas lecturas son necesarias y es bueno conocerlas, pero tengo la impresión de que hay una cierta concepción de dicha adolescencia -desde el ámbito de la psicología constructivista- como un periodo contradictorio pero necesitado de orientación y ejes de comportamiento, que se ven alterados sobre los quince o dieciséis años. Ahí nuestros alumnos se han adentrado ya en la vida y empiezan a conocer algunas de sus zonas oscuras. Las pulsiones de lo sexual y lo existencial ya han hecho su aparición y los modelos de lectura deben cambiar. En muchas culturas a esa edad ya se es plenamente adulto. Sin embargo, en la nuestra prolongamos su duración y un cierto estado de inmadurez e infantilismo. Nuestros alumnos no quieren crecer y a la vez quieren hacerlo. El mundo de la irresponsabilidad y el juego sin consecuencias les atrae poderosamente. Empiezan a sospechar que la vida es difícil y extraña. Su adolescencia –en pleno estallido- es una época turbulenta. Están aprendiendo que nos pasamos la existencia conjurando el peso de la muerte que nos acecha y el cambio que no cesa. De ahí su renuencia a crecer, pero también la atracción hacia otros mundos que vayan más allá de ellos mismos y de ampliar su círculo de experiencias.

Las lecturas que se les ofrecen están dirigidas a satisfacer su gusto y, sobre todo, a divertirlos. Nos planteamos como objetivo que les “guste” leer y para ello se diseñan productos de escasa densidad que difícilmente serían digeribles para un adulto. Mi tesis es que a los quince y dieciséis años se entra en un periodo en que es perfectamente asumible la literatura adulta, una literatura que actúe sobre ellos como un producto explosivo en consonancia con el estado de ebullición de su sistema emotivo. No vale cualquier libro, pero sí algunos llenos de fuerza y tensión narrativa. Y los hay, y son obras para adultos. ¡Basta ya de libros para adolescentes!

¿Quién ha dicho que la principal función de la literatura sea “divertir” como objetivo fundamental y obsesivo. Divertirnos, seducirnos, sensibilizarnos hacia causas justas…está bien pero encuentro otras muchas funciones en la literatura: conmovernos, maravillarnos, horrorizarnos, transformarnos, atraernos hacia lo oscuro, excitarnos, corrompernos, fascinarnos, provocarnos, desafiarnos, enfrentarnos a lo desconocido y a lo ininteligible –¿quién ha dicho que haya que haya que comprender todo lo que leemos?- A veces la buena literatura actúa como un conjunto de resonancias. Sólo percibimos aquello que llevamos en nuestro interior. Algo nos llega y nos golpea aunque no acabemos de entenderlo y quizás años después recuperemos la sensación experimentada y podamos comprenderla mejor.

A un adolescente puede ofrecérsele cualquier libro aunque esté lleno de violencia, horror y sexo. Ellos en su mundo compartido van más allá y les atrae todo lo que se les pretende ocultar. A un adolescente puede ofrecérsele cualquier obra adulta que sea dinámica o de una alta tensión interna. He visto adolescentes absorbidos por el mundo de Samuel Beckett y entusiasmados leyendo Esperando a Godot, igual que los he visto a los dieciséis años fascinados leyendo La náusea de Sartre o El extranjero de Albert Camus. Son obras extrañas y poderosas. Es posible que la respuesta a nuestra pregunta de si les ha gustado no sea un sencillo o no y que sea más compleja. Una vez un muchacho de dieciséis años tras leer El amante de Marguerite Duras me dijo que había sentido tanto asco como horror y que odiaba aquel libro y a la autora, pero que no había duda que la novela estaba llena de magnetismo.

Esta es la cualidad que deben tener los libros adultos leídos por adolescentes a la altura de cuarto de ESO: magnetismo, y eso es lo que voy a intentar realizar en los próximos posts. Definir un canon de un lector adolescente con una lista de libros que me comprometo a experimentar en mis alumnos de cuarto de ESO. Parte de Profesor en la Secundaria durante este curso consistirá en seguir la experiencia iniciada y dar buena cuenta de ella a mis amables lectores.

martes, 7 de agosto de 2007

En viaje


Caminar por las calles de Santiago de Compostela es contemplar un río de gentes venidas de todos los lugares, algunos andando con dificultad porque han acabado el Camino de Santiago, otros, en cambio, se apuntan a lo que salga y van con el bordón y la concha como recuerdo turístico. Muchedumbres por todas las rúas de la ciudad que decoran una ciudad cosmopolita y fuerte foco de atracción humana.

Pero a mí, lo cierto es que me atraen los lugares poco frecuentados, sin aglomeraciones, un poco como en la periferia. He llegado aquí tras nueve días de viaje exterior e interior. Ha sido un recorrido que comenzó en Vigo donde tomé un barco en dirección a las islas Cíes como decía en mi anterior post. Allí había también multitudes pero uno podía apoderarse de las playas al atardecer, hacia las ocho de la noche, cuando todo el mundo había marchado pero aún hacía bastante luz. Era un placer pasear con los pies en el agua por la playa de Rodas, una de los arenales más bonitos del mundo. A esa hora sólo estabamos las gaviotas y yo, centenares de gaviotas que planeaban delicadamente en el aire. Me absorbía buenos ratos contemplando su vuelo grácil y majestuoso y su posarse en las playas buscando algún crustáceo o marisco que llevarse a la boca.

Las islas Cíes forman parte con el archipiélago de Ons, el de Sálvora y el de Cortegada, del nuevo parque Nacional de las islas atlánticas de Galicia. He conocido dos de las islas Cíes y la isla de Ons, en pleno Atlántico y en medio de las rías de Vigo y Pontevedra.

Pasé tres noches en Cíes y dos noches en Ons. Iba con tienda de campaña. No sé con cuál me quedaría. Cuando llegué a Ons procedente de Sanxenxo en barco venía con la información de que Ons era una isla más salvaje que Cíes y sobre todo más hippie. Aquello me intrigaba. Nada más desembarcar en Ons te atienden los guías del Parque que te explican características de la isla y la posibilidad de hacer distintos recorridos marcados con colores. Lo primero que ves es el pueblecito con dos o tres restaurantes, un par de puestos de artesanía, la iglesia nueva y una exposición fotográfica de Staffan y Michael Mörling sobre la isla hacia 1966-72. Entonces vivían unas trescientas personas y formaban una comunidad en gran parte viviendo aislada del continente. Vivían de la pesca y de la agricultura. Uno de los dos fotógrafos suecos se afincó en Ons y se casó con una lugareña, una muchacha muy guapa. Veo la exposición con fascinación. De pronto un lugar en el mundo, lejano y distante empieza a llenárseme de vida. Una de las fotos era de un bebé muerto ataviado en un altarcillo con una candela encendida. Alguien me habla de los niños muertos y su fuerte presencia en el cementerio del pueblo. Cogi mi cámara y fui al cementerio y comprobé en un lugar misterioso, sólo flanqueado por dos gaviotas en la espadaña de la ermita aledaña, que es cierto, que hay una decena de pequeñas tumbas diminutas con la edad de los bebés (pocos meses o recién nacidos).

Todo esto me lleva a indagar por la vida de la isla, por sus costumbres, su modo de vivir, sus peripecias... También recorro la isla de norte a sur y de este a oeste. Ayer me acerqué peligrosamente a la zona de cría de las gaviotas (hay unas seis mil parejas) y observé que unas treinta o cuarenta gaviotas se pusieron encima de mí volando cada vez más cerca. Sus graznidos eran agresivos como si me dijeran: No sigas, detente, vuelve atrás o te atacaremos. La situación se hizo muy tensa hasta que, entre vuelos rasantes de las más audaces, volví atrás. Entonces se calmó la situación...

Este es mi modo de viajar en solitario. Experimentar emociones, observar, escuchar, preguntar, indagar... y, sobre todo, luego recogerlo por escrito en un diario de viaje que he titulado Cuaderno del Noroeste. Hace tiempo que no creo que exista distinción entre turista y viajero, pero cuando viajo en soledad necesito conocer en profundidad las tierras que piso, necesito fundirme con paisajes y gentes y lueg0 plasmarlo por escrito a todos los niveles, incluidos los sueños de la noche, que también forman parte de la historia, porque un viaje, un auténtico viaje, se incorpora a tu historia personal y al mundo de tus ficciones más íntimas.

jueves, 19 de julio de 2007

Las islas Cíes (soñando con)


Profesor en la Secundaria está en estado de letargo, como los lagartos al sol. Utiliza el tiempo con sus hijas, leyendo, haciendo la comida y preparando material para el curso que viene siguiendo los pasos del compañero Felipe Zayas y su blog Leyendo el Quijote alojado en WordPress que ofrece ventajas claras sobre la linealidad de otros servidores, en especial blogguer. WordPress permite crear varias páginas estáticas simultáneas y generar categorías que se pueden adjudicar a los diferentes usuarios, los alumnos que participan en la confección del blog. Este blog se presentó en las jornadas de Ayerbe como ejemplo de uso educativo, y recogía su experiencia como profesor de literatura en primero de bachillerato.

El blog, en fase de preparación, en este caso tiene como eje el romancero español, en especial, el romancero viejo. Es el primer tema que inicia el curso de Literatura española en segundo de bachillerato. El profesor quiere utilizar el blog como herramienta educativa, pero es consciente de la dedicación que supone y tiene sus reticencias sobre la operatividad que implica en la participación de sus alumnos. ¿De qué manera pueden participar? El tema del romancero se abre con el comentario de quince romances medievales. Ha pensado que los alumnos podrían realizar un comentario de texto, siguiendo un modelo que aún se ha de elaborar y colgar, de cada uno de los romances propuestos. Cada alumno figuraría como subordinado a la categoría superior “participante”, igual que el profesor. El problema es que hay que inscribir a los alumnos como autores del blog (el profesor es administrador) para que puedan participar en él. Felipe Zayas lo resuelve instalando WordPress en el servidor contratado por el instituto lo que le permite simplificar la tarea de inscribirlos.

El profesor está en fase de elaboración del blog El romancero viejo y busca enlaces que puedan complementar la información. Quería uno a romances sefarditas pero para su sorpresa no ha encontrado ninguno válido. Muchos llevan al Centro Cultural Cervantes pero éste no ofrece ningún corpus de romances.

El profesor ocupa sus días profundizando en el lenguaje y la operatividad de los blogs y preparando su escapada anual en solitario durante diez días. Hoy acaba de reservar una plaza en el camping de la isla Monteagudo de las islas Cíes adonde llegará el 30 de julio para pasar un par de días o tres en una mínima tienda de campaña. Después haber realizado su sueño de visitar las Cíes, regresará a Vigo y continuara viaje hasta la ciudad portuguesa de Oporto que también lleva tiempo queriendo conocer. Serán días de soledad y conocimiento que le recordarán aquellos viajes que en otro tiempo llevó a cabo en solitario. Desde allí, si puede, enviara alguna crónica de sus andanzas en tierras gallegas y portuguesas. Vivir para bloguear, bloguear para vivir. Hasta pronto.

lunes, 16 de julio de 2007

¡Un premio!


Ayer abrí mi ordenador y entré en mi blog para ver si había alguna novedad. Ninguna aparentemente excepto un nuevo y amable comentario. Sin embargo cuando cliqué en algunos de los links que tengo por costumbre visitar me encontré con una sorpresa estupenda. ¡Había recibido un premio! Elena, autora de Perdida entre libros, un blog que he conocido recientemente y que me resulta especialmente atractivo por los análisis que hace de obras literarias, algunas conocidas y otras no, pero que de las que me dedico a buscar información, e incluso me apresuro a comprarlas, ha tenido la amabilidad de distinguirme con uno de los preciados galardones que se conceden a los blogs cuyo interés se quiere destacar. Hay que decir que Elena y yo compartimos profesión docente y ambos encontramos en la misma un sabor agridulce que mi blog quiere transmitir y compartir.


Este premio, cuyo logotipo aquí queda plasmado, tiene un reglamento que es el siguiente.

1. Si eres uno de los premiados, tendrás que escribir un post con cinco links de blogs que quieras premiar.2. Haz un link a este post, de manera que se pueda encontrar el origen de este premio.3. Muestra orgulloso el "Thinking Blogger Award", te lo has ganado.

Como dice mi compañera, la primera parte es la más difícil de cumplir porque significa elegir cinco blogs entre tus links más visitados para premiarlos, cuando hay tantos que merecen también el premio. La comunidad bloguera es extremadamente variada y rica en matices. Además me siento cercano a otros blogs educativos o pedagógicos que me gustaría premiar pero que ahora en vacaciones se encuentran en periodo de letargo veraniego. Aún así lo intentaré y que sea lo que dios quiera.

EL SEXO DE LAS MOSCAS. Por ser una interpretación inteligente de la realidad, plasmada generalmente en brevísimos retazos de chispas conceptuales. Es un blog que hace adictos a los que lo visitan en alguna ocasión. Conexiones inesperadas y sorprendentes asombran al lector que nota el aderezo de un pesimismo esperanzador en las palabras del autor.
LIBRO ABIERTO. Por ser el blog de un periodista dominicano afincado en los Estados Unidos, concretamente en la ciudad de Orlando. Porque, a pesar de la distancia geográfica, encontramos ángulos de conexión inesperados e insospechados en los temas que abordamos y en los comentarios que nos dejamos. Nunca la lejanía me ha parecido tan corta en cuanto a confluencia de sensibilidades y conocimiento.
REPASO DE LENGUA. El blog de Antonio Solano, compañero de profesión y de materia en la comunidad valenciana. Su bitácora es una poliantea de propuestas, recursos y reflexiones sobre el área de lengua castellana. ¡Cuántas veces me he apropiado de algunas ideas felices que propone este entusiasta profesor que disfruta y contagia el placer de ser docente!
EL ADOQUÍN DEL TEMPLE. Otro profesor vasco que acaba de iniciar su andadura en los blogs docentes tras un proyecto personal que nos dejó encandilados a todos los que lo conocimos. Mi amigo Gorka ahora está de vacaciones y no sé si verá esta distinción que le ha correspondido. En todo caso, mucha suerte y mucho impulso para el próximo curso que sé que se abren interesantes perspectivas para mi compañero en el territorio de las Tecnologías de la información y la comunicación.
A PIE DE AULA. No podía faltar este blog de una entusiasta profesora de lengua de Blanes. Ha recibido premios más relevantes que éste que hoy le corresponde. Sólo decir que es un blog de referencia para todos los que queremos incorporar el siglo XXI a nuestras aulas. La capacidad de trabajo y de síntesis de Lourdes es asombrosa. Yo no dejo de aprender con ella. Cada post es una nueva propuesta y reflexión novedosa. No dejaré de visitarte porque contigo aprendo y me enriquezco.

Y a todos que recibís mi visita habitual, recibid una enorme sonrisa y un guiño de complicidad. Este año incorporaremos siempre como instrumento de conocimiento de la realidad una mirada cordial y una pizca de sentido del humor. Es mi promesa para el curso que comienza en setiembre.

jueves, 5 de julio de 2007

El desierto

Corre el mes de julio, ya alejado de mis alumnos a los que vi por última vez el día 29 de junio para entregarles las notas que habían sido en general bastante mejores de lo que esperaban salvo casos aparte. Cuando llega la hora decisiva, los profesores ponemos de nuestra parte para que puedan promocionar la mayoría, no sé si con acierto, pero sí en consonancia con la filosofía de esta enseñanza generalista.

Emociones: muchas. El final de curso y el comienzo de las vacaciones me supone una mezcla de melancolía y alegría contenida. Melancolía, porque ha terminado un ciclo más de mi vida y la de mis alumnos a los que tanta atención hemos dedicado. Ellos no se dan cuenta, pero son importantes para nosotros. Somos conscientes de sus dificultades y problemas, así como de sus circunstancias personales que les llevan a crecer o a atrancarse. Algunos se quedan en el camino y no culminan sus estudios y otros logran promocionar la ESO. Yo era tutor de cuarto de un curso de Ritmo Lento lo que quiere decir que son alumnos con unas características que les llevan a asimilar más pausadamente el aprendizaje. No nos ensañamos con ellos, pero sí que les pedimos un esfuerzo que justifique el aprobado. Pasan con dos asignaturas suspendidas, y al que le quedan tres, se le suele aprobar una para que pase. Esto no lo deben saber ellos porque si no, hacen sus cálculos y ya se dejan asignaturas colgadas.

Alegría también porque comienza el tiempo de las vacaciones en que los días son más largos y uno puede dedicarse a otras actividades con más tiempo. Por ejemplo, leer o ir a la piscina para hacer unos largos. Mis hijas van por la mañana a estudiar inglés y mi mujer se presenta a oposiciones por la rama de Psicopedagogía. No sabemos cómo irá este verano. Por las tardes mis hijas hacen deberes del colegio y luego ven la televisión un ratito o pintan y dibujan. Les hemos puesto una pequeña piscina de plástico en la terraza para que puedan disfrutar del verano los días que hace calor. Durante los dos últimos años nos negamos a montarla por causa de la sequía, pero este último año ha sido algo más lluvioso y hemos decidido instalarla antes que mis hijas dejen de ser niñas. Una de ellas ya ha entrado en la pubertad y se pone a veces insoportable. Lo achacamos a las hormonas alteradas. Le gusta leer; es estudiosa y escolar. La pequeña tiene siete años y acaba de venir a verme para repasar las tablas de multiplicar. Hoy le tocaban el 5 y el 7. Le gusta menos leer porque todavía va despacio y no le saca todo el jugo a la lectura. No obstante, últimamente ya termina los libros que empieza.

Yo leo todo lo que puedo. Siguiendo una recomendación de un blog acabo de leer El baile de Irène Némirovsky. Una pequeña joya. Me ha gustado tanto que he comprado enseguida el último libro de esta escritora ucraniana emigrada a Francia durante la revolución de octubre. Se titula Suite francesa y fue un descubrimiento tardío. Es un texto que se salvó de su deportación a Birkenau-Auschwitz donde la autora fue asesinada en agosto de 1942.
Me propongo buscar otros textos de la autora y dedicar este verano a investigar su vida y su obra. Probablemente le dedique un post a esta escritora judía que escribe con sencillez historias de una extraordinaria densidad.

Quizás en agosto vayamos a Galicia como todos los años. Yo seguiré leyendo. Me escaparé durante las mañanas de la tiranía familiar y me iré al Torreón, un bar del pueblo a leer buena poesía. A veces estoy tan concentrado con mis poemas de Ángel González y mi cerveza de mediodía que apenas me doy cuenta de que alguien me saluda.

Como veis, nada importante. El curso queda lejos y los veranos son largos y fructíferos. Es tiempo de solsticio que noto en mi piel. Lejos quedan los días de grandes viajes que en alguna forma añoro, pero aquí estamos y la vida pasa. Pienso, sin embargo, en el desierto, el desierto del Namib cuya visita es la ilusión de mi vida. Quizás…

jueves, 28 de junio de 2007

Burocracia


Claustro final de curso. Los profesores van llegando lentamente mientras el director –un entusiasta de su función- va desgranando la información sobre plantillas y nuestra situación como Plan estratégico de zona. Pregona los recursos adicionales que nos corresponden como instituto privilegiado. El acta de la reunión anterior ha sido aprobada sin haber sido leída por prácticamente nadie a excepción del que la ha redactado. No hay nada que discutir.

Un claustro es una reunión esencialmente (el 99%) informativa. No ha lugar a discusiones pedagógicas. Estas son malvenidas. Los profesores van a pasar una hora y media allí por imperativo legal pero no se espera de ellos que aporten nada a lo ya planteado. Se entiende que cualquier iniciativa polémica lo único que hace es retrasar la tarea del claustro y el director replica con cajas destempladas para evitar la continuidad de la discusión.

Desgraciadamente hoy día no se espera de los profesores iniciativas ideológicas de ningún tipo, y sus intervenciones han de ser meramente informativas y de modo abreviado. Así hemos conseguido que el claustro se haya despojado de cualquier misión decisoria o meramente de reunión de debate interno sobre el estado de ánimo de los profesores. Un claustro está sometido a la instancia superior que es el Consejo Escolar que tampoco debate nada y sólo es un trámite administrativo más. El resultado es que toda la política del centro se basa en las decisiones de una junta directiva elegida por la administración y alguna entelequia burocrática. A veces lo hacen bien y a veces lo hacen rematadamente mal pero no hay lugar al debate o a la discusión. Todo está decidido de antemano.

La tarea de los profesores, en un entramado meramente burocrático y carente de espontaneidad, es la de irse acomodando a los obstáculos administrativos que se va a encontrar: el papeleo que nadie lee pero que se produce en cantidades ingentes. Aunque a veces hay profesores con alma que introducen en su tarea elementos personales y vivenciales. Nuestros alumnos son la parte viva del asunto, pero en general también se han contagiado de una sociedad normativizada y esquematizada y carecen en general de imaginación. Es malo tener iniciativas. Es la idea interiorizada porque cualquier iniciativa ha de pasar por un entramado burocrático. Todo está controlado menos lo que se escapa a cualquier tipo de control: el comportamiento humano que está sujeto a variables infinitas. Sin embargo, la burocracia encontrará un medio de integrarlo. Diseñará estrategias, creará nombres para definir, derivará, y en todo caso para eso está el aula que ha de ser como un centro de combate en el que el profesor ha de bregar con la incertidumbre humana.

Un claustro hoy día resume perfectamente nuestra situación anímica y existencial Es absolutamente plano y sin idea alguna. Estas son negativas. Lo que vale es conocer la normativa y los reglamentos.

Uno añora años de debates salvajes en la enseñanza, claustros ácidos y polémicos, alumnos combativos y con iniciativa. Con brillo en los ojos porque mil ideas anidaban en ellos. Y para ellos, un centro escolar era un centro de ideas, de creación, de alimento espiritual en que los profesores procurábamos innovar por necesidad y por convicción.

Hoy día la educación se ha empapado del sentimiento que lo invade todo: la norma y el reglamento. Afortunadamente hay compañeros blogueros que todavía emanan ilusión y ganas de innovar. Éste todavía es un territorio salvaje, uno de los pocos que nos quedan en medio de una enseñanza fosilizada y esclerótica. Esta visión me la da, al menos, mi comparación con otras épocas más vivas e inquietas.

Selección de entradas en el blog