Es tan difícil conocer a los seres humanos que siento una íntima zozobra cuando me relaciono con ellos. Somos todos conciencias cambiantes que nos vamos transformando continuamente como la llama de una vela. No somos iguales en dos momentos diferentes. Las relaciones humanas son complicadas, sometidas a los sentimientos y emociones conscientes e inconscientes que nos devoran. Así surgen afinidades pero también animadversiones y rechazos que, probablemente, no tienen explicación lógica. Hay personas que son incompatibles con otras personas, se suscitan mutuamente necesidad de distancia o se producen conflictos de raíz inconsciente. He observado que mis sentimientos en relación a los demás van evolucionando. Puedo sentir una profunda simpatía que luego se troca por una aguda ira y animadversión que termina en una indiferencia sorda que no es indiferencia sino irritación. Hay personas a quienes deseo pese a que no me gusten sus ideas. Hay personas cuyas ideas son tan cercanas a las mías que entran en conflicto conmigo.
Los blogs son una fuente intensa de sentimientos que se producen en la lectura de los posts y en la fase de comentarios. No siempre se dice todo lo que se piensa, hay que ser sumamente cuidadoso y prudente porque no hay segundas oportunidades. Hay comentarios que por su naturaleza son ambiguos o contienen emociones ambivalentes. Hay blogueros más sólidos y menos sólidos, más frágiles y menos frágiles. Y en los diálogos que se producen surgen chispas que son orígenes de conflicto porque no podemos mirar a la persona a la cara, solo leer sus palabras. Hay blogueros que suscitan general simpatía por su carácter abierto y tranquilo, y hay blogueros que son inestables e incapaces de admitir una crítica razonada, lo que les hace arder en deseos de venganza movidos por el resentimiento. Los blogs son como la vida misma. Hay blogueros que tienen muchos amigos que forman una comunidad de ideas –aunque con discrepancias posibles- y blogueros solitarios y hostiles que parecen gozar con producir rechazo, viviendo su aislamiento con delectación. Hay blogs multitudinarios, no depende de la calidad de las ideas o de los textos sino de otros factores no tan brillantes. Y hay blogs formidables que se mecen en la soledad. Triunfar en el mundo de los blogs no quiere decir mucho. Hay mucha política en ello. Y las personas somos mutables y nos gustan las ideas congruentes aunque sean de poco calado. Otras veces los blogs tienen dimensión por la faceta humana profunda del bloguero que está presente.
Cuando leemos un blog nos hacemos a una persona que está detrás que tiene ideas que se van haciendo conocidas y con las que estamos más o menos a gusto. La idea es adaptarse a una visión del mundo lo que se proyectará en nuestros comentarios de afinidad y cercanía. No suele haber muchos comentarios demoledores y contrarios a lo expuesto en el blog, la mayoría suelen ser respetuosos y afines a la filosofía del mismo. La política es que, si no te gusta lo que dice alguien, simplemente dejas de leerlo y ya está.
A veces surgen rencores y resentimientos por la dinámica de las relaciones humanas. Hay blogueros que sufren por esta condición que deviene de su mismo carácter. He conocido a blogueros difíciles, maniáticos o agresivos, inanes, hipercultos, problemáticos u hondamente humanos, sensibles, generosos, inteligentes, dulces, amargados, depresivos, tristes, eufóricos, etílicos, despóticos, necesitados de adulación u orgullosamente solitarios en defensa de su estilo, tortuosos, tolerantes o intolerantes, místicos, religiosos, materialistas, ateos, ecologistas, antiecologistas, de izquierda, de derecha, nacionalistas, antinacionalistas, audaces, tímidos, veraces o manipuladores, apasionados, sentimentales, eróticos, conciliadores o provocadores... También, buscadores de comentarios a toda costa con tácticas más o menos marrulleras. Hay malos poetas que triunfan inopinadamente y se creen que lo son. Hay, en cambio, poetas brillantes con escasa convocatoria.
En nuestros blogs nos desnudamos y nos exponemos a la mirada ajena que suele ser compasiva, suele, aunque no siempre. Es un mundo potencialmente amable o peligroso porque los seres humanos, como decía, somos mutables y fuente de luz y de oscuridad.