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lunes, 29 de febrero de 2016

El proyecto ODRADEK


Sin haberlo previsto me he encontrado durante este curso con una ilación de temas en tercero de ESO que pueden crear la idea de proyecto. El hilo conductor es Kafka. Un tema anómalo dentro del programa. Soy consciente de que es un elemento perturbador a su edad. Y que puede no atraerles demasiado leído a palo seco. Porque ¿qué me encuentro cuando voy a clase de tercero de ESO? Muchachos a los que les gusta el fútbol, chicas enamoradas de Justin Bieber, lectoras impenitentes de libros románticos que afloran en sus ratos de distensión. ¿Por qué Kafka? Porque, en esencia, les enfrenta al más alto grado de la ambigüedad literaria. Ellos y la inmensa generalidad de los lectores quieren que los relatos sean claros, que se extraiga de ellos una moral, que se den suficientes explicaciones para que todo quede nítido y no haya lugar a dudas, que acaben bien con la victoria del lado bueno de las cosas –el amor, el héroe, el ideal- que les depare un rato de distracción amena sin mayores complicaciones...

Nada de esto sucede con Kafka. Ni es fácil extraer el sentido de sus relatos –si es que acaso tienen alguno-, ni expresan una moral vencedora que no sea el aplastamiento del protagonista, ni al final todo queda claro y sí más bien asombrosamente abierto y extraño, ni gana el lado bueno ni es seguro el rato de distracción con estas historias... Soy muy consciente de que a este autor hay que ilustrarlo, leerlo con ellos, hacerles asistir a un universo narrativo extraordinariamente complejo y ambiguo. No puedo dejarles solos con él. Kafka no es un contertulio cómodo. Sobre su literatura se han dado interpretaciones de todo tipo, pero me quedo con la lectura de Borges que anima precisamente a no extraer ningún símbolo o mensaje recóndito en sus líneas que no sea puramente literario en la cercanía del mundo onírico.

De este magma sale el proyecto ODRADEK. Acaban de leer Kafka y la muñeca viajera de Jordi Sierra i Fabra, que les ha encantado –los que lo han leído, claro-. El siguiente que leerán sera La transformación –antes conocido como La metamorfosis-. Hay una edición muy barata que encargaré en Amazon para ellos. Lo leeremos casi íntegramente en clase. Pero antes de eso vamos a agitar el tema Kafka. Primero una exposición fotográfica sobre La transformación cuyo centenario fue el año pasado. Vamos a traer una veintena de fotos que un colectivo joven presentó en una exposición reciente. Pero también ellos elaborarán un proyecto –el llamado ODRADEK- que consiste en crear un objeto imaginario –la idea está sacada del relato Preocupaciones de un padre de familia:  Kafka crea un objeto inexistente y le da un nombre cuyo origen es incierto. Atribuye al objeto una personalidad, una sentimentalidad, y llega a dialogar con él. Como es un objeto que no tiene sentido ni finalidad, no es desgastado por el tiempo. Este es el Odradek cuya interpretación gráfica he puesto en la foto del blog. La idea es que creen un objeto que han de dibujar, ponerle un nombre y escribir un texto de ciento cincuenta palabras expresando qué es dicho objeto y establecer una relación con él. No es fácil. El objeto debe carecer de utilidad práctica y ser puramente fantástico. Deben dibujarlo, bautizarlo y escribir sobre él.

Sé que están dando muchas vueltas a la novela que han de presentar para mediados de mayo, pero este objeto fantástico les hará rumiar mucho. No es un desafío convencional. No. No hay una respuesta tópica aunque seguro que bastantes de las que den lo serán. Será precisamente su capacidad de escapar a los tópicos la que hará que la invención sea feliz. Kafka con esta invención genial del Odradek se unía al colegio de patafísica y el posterior Obrador de Literatura Potencial (OULIPO) en que participaría Raymond Queneau. Es tan infértil la lectura biografiada de Kafka, proyectando la idea de un ser angustiado y oscuro, que precisamente esta dimensión de juego en sus relatos nos aleja de esa idea por unos momentos. Cuanto más leo a Kafka más pongo en cuestión los tópicos biográficos que han construido una determinada visión de él. Hay mucho de juego literario en sus relatos.

El objeto imaginario es un ejercicio exigente de creatividad. La peor de las condenas de la cultura de masas es su carácter tópico, cómodo, plano, antiimaginativo. El Odradek que ellos creen debería escapar de esas relaciones causales con la lógica común para entrar en otro territorio más feraz.

¿Se puede pedir lo imposible? Buena pregunta. Pienso que solo pidiendo lo imposible es probable que emerjan poetas desconocidos, frikis anónimos, cronopios avant la lettre. Si solo pedimos lo causal, solo recibiremos eso, lo encadenado a la lógica que nos aplasta. Algunos han dicho que dentro de cada uno de nosotros hay un artista oculto. Puede que sea una hipótesis ingenua, que contraría la realidad diaria, pero ¿qué pasa si por un momento le damos una oportunidad a que pudiera ser cierto?

Que esto no está dentro del programa ... La sociedad necesita de seres grises para construir un conjunto grisáceo. Pero nadie se fija en nosotros, ataquemos mientras otros duermen, avancemos cuando ellos retroceden, escondámonos en las trincheras, leamos a Alfred Jarry, a Dostoievski, a Breton. Soñemos cuando ellos se limiten a ser extraordinarios gestores. Disimulemos, disfracémonos de buen ciudadano, de profesor perfecto que trabaja por competencias. Aullemos de placer cuando la luna se ponga roja.


Evohé.

viernes, 26 de febrero de 2016

La Vanguardia gratuita en los centros públicos




Hace varios años que en mi instituto se recibe La Vanguardia gratuitamente. Aproximadamente setenta ejemplares diarios, tanto en catalán como en castellano. Se dejan a la entrada del centro y los coge quien quiere. Los profesores se abalanzan con agilidad hacia ellos cuando llegan a primera hora y los alumnos también cogen ejemplares hasta que se acaban. Es una hermosa manera de acostumbrar a los jóvenes a la lectura del periódico. Esta sería una interpretación piadosa del hecho de que La Vanguardia se reparta gratuitamente en centros públicos, trenes y otros lugares no especificados. Su lema es “El periódico que más se vende y se lee”. Genial. ¿Qué hay detrás? ¿Por qué se regalan periódicos cuyo coste es ciertamente elevado? No es difícil seguir la pista a esta generosidad. El gobierno de la Generalitat concede sustanciosas subvenciones a los medios según su tirada. A más tirada, más subvención. Si se regalan cien mil ejemplares (no tengo cifras fehacientes), la subvención es muy superior. Pero en un tiempo en que la prensa pasa terribles dificultades y sus ventas han caído en picado, ¿no es algo extraño que se regalen ejemplares? ¿Quién de mis estimados compañeros que cogen La Vanguardia gratuitamente va a comprar un periódico por 1.60€?

El otro día plantee el problema en clase de segundo de bachillerato y mis alumnos no veían ningún problema en que la prensa se repartiera gratuitamente y consideraban normal que sea la Generalitat quien pague su difusión. Al fin y al cabo, la prensa digital es gratuita y es normal que no se venda prensa. Además hay diarios que se reparten asimismo gratuitamente en el metro como 20 Minutos.

Pero, ¿una prensa subvencionada por el poder político será independiente? –les pregunté-. Bueno, también está la publicidad, me dijeron. Yo les seguí diciendo que si un diario depende únicamente de las empresas anunciantes y del poder político nunca podrá ser independiente, porque quien da independencia a los diarios son sus lectores que pagan el precio del ejemplar. Compran libertad de expresión con su contribución económica. Pero la realidad es que la venta de diarios se ha desplomado y los ingresos por publicidad también han disminuido radicalmente. Todos los grandes diarios del mundo se enfrentan a una gigantesca crisis que puede suponer su desaparición más o menos inmediata. Sin una economía no dependiente del poder de empresas y político los diarios no pueden tener una infraestructura que permita el periodismo de investigación que se enfrente al poder en todas sus facetas, no pueden tener corresponsalías en las distintas capitales del mundo para no depender de las agencias, no pueden tener una plantilla en condiciones no tercermundistas, no pueden ejercer la libertad ni la independencia. Son diarios frágiles ante el poder.

La crisis de la prensa que vivimos hace que en pocos años pueda desaparecer el periodismo independiente. Se me dirá que la prensa en tal caso será totalmente digital. ¿Vamos a pagar por el acceso a un diario digital una cantidad elevada anualmente? Mucho tendrá que cambiar la cultura de este país en que todo ha de ser gratuito para que alguien pague por el acceso a los distintos diarios. Claro que hay diarios exclusivamente digitales como Diario.es, El Confidencial, Público...  que intentan mantener su independencia pero entiendo que sus medios tienen que ser muy limitados a pesar de sus buenos propósitos. Supongo que esto es el futuro: pequeñas empresas casi domésticas que intentan ejercer el periodismo en condiciones de no sumisión al poder. Pero no me salen las cuentas sin la aportación solvente de lectores que mantengan al diario.

Para mí es un pequeño drama porque soy lector de la prensa de papel desde muy pequeño. En mi casa se compraba el periódico y yo he seguido comprándolo religiosamente toda mi vida. Soy suscriptor de El País, aunque es posible que este sea el último año. El capital de la empresa de El País y el grupo Prisa actualmente no resguarda precisamente su independencia de factores externos, incluidos los países del Golfo Pérsico y algún gran banco. Es un periódico que ha crecido conmigo al que guardo un afecto aunque, claro, ahora sabemos que es un diario al pairo de intereses económicos y financieros evidentes, no precisamente limpios.  

¿Y La Vanguardia gratuita? Sin duda, un hecho de corrupción flagrante. Al poder político nacionalista en Cataluña le interesan diarios que expresen su ideología y lleguen al mayor número de sitios posible, incluidos los alumnos de la ESO, profesores, funcionarios en general. Es un mecanismo de control ideológico más. Por eso le permite que el diario del conde de Godó falsee sus ventas con la entrega gratuita de ejemplares que producen entre otras cosas que la gente no compre periódicos, que los quioscos de prensa cada vez sean menos rentables y que terminen cerrando.

Pero mis compañeros, a pesar de la carta abierta que envié reflexionando sobre ello, siguen cogiendo alegremente el diario y mis alumnos entienden, como he dicho, que es normal que sea el Govern de la Generalitat quien pague la difusión de la prensa con sus subvenciones. 

Consecuencia: la prensa y los medios de comunicación en esta Cataluña maravillosa en que vivo están totalmente secuestrados.


martes, 23 de febrero de 2016

¿Debe ser el aula un territorio abierto a la experimentación o no?


Me gusta el género de la entrevista. Disfruto las buenas entrevistas en que el entrevistador conoce al entrevistado y saca lo mejor de él. Requieren de habilidad, de seria documentación previa y de un arte que logre hacer sentir bien al entrevistado que se sienta libre para expresarse en una conversación espontánea y animada. Es el caso de Gorka Fernández Mínguez, colaborador de Educ@conTic en la realización de podcast que tienen como eje reflexiones sobre la educación y sus estrategias más innovadoras.

Gorka y yo nos conocemos virtualmente desde hace casi diez años. Espero que no demasiado lejos podamos conocernos realmente y podamos tomarnos unas birras en Triana (Sevilla) o donde él decida pues que conoce mucho mejor la capital del Guadalquivir. Pues bien, Gorka me planteó una entrevista sobre mi práctica docente con el sistema de Flipped Classroom en el aula. Ya me había entrevistado telefónicamente en otra ocasión y guardaba un cálido recuerdo de él como entrevistador. Así que, con alegría, le dije que sí y grabamos a través de Skype esta entrevista que enlazo aquí. Comparto el espacio con Diego Redondo, profesor que también utiliza dicha estrategia docente.

Animo a los ociosos, a los curiosos, a los exaltados, a los idealistas, a los pragmáticos, a los insatisfechos, a los francotiradores, a los lunáticos, a los pacientes, a los imaginativos, a los salteadores de caminos educativos, a los kenrobinsonianos, a los conservadores, a los tradicionalistas, a los inquietos, a los neuroeducadores, etc, etc ... a que escuchen este podcast en que, en mi caso, un profesor aparentemente incoherente y un agudo y afilado entrevistador dialogan apasionadamente sobre educación.

Para introducir el tema, decir para los visitantes casuales del blog que llevo aplicando la estrategia de la clase invertida (flipped classroom) desde comienzo de curso. He leído artículos contrarios a esta pedagogía como los de Jordi Martí (XarxaTic) que tituló sus posts El Flipped Classroom, la peor idea educativa en muchos años (15-X-2015), El boom de la clase invertida, (22-V-2015), Mamá, papá, estoy haciendo flipped classroom (19-X- 2014).  Estos posts desencadenaron un debate sobre ello en su blog. No vi que XarxaTic tuviera un conocimiento suficiente de ello para poder opinar tan contundentemente y sí que estaba  poseído por apriorismos y deseos de epatar a los lectores que habían oído hablar sobre esta estrategia que para mí ha sido muy positiva en el tiempo que la he aplicado. Me explicaré, aunque mejor que oigáis la entrevista donde desgrano la práctica que hay detrás. No es por una afición desmedida a las novedades ni por un papanatismo cercano a la estolidez por lo que decidí utilizar esta estrategia. En mi larga trayectoria como profesor he empleado didácticas innovadoras cuando la realidad me lo ha permitido. He aprendido que adentrarse en territorios nuevos hace crecer el interés de los alumnos y su implicación, así como su creatividad.  Me gusta la innovación. XarxaTic en otro de sus artículos hace referencia a que la formación más sólida puede ser la tradicional, la basada en el libro de texto y una didáctica conservadora. Según él, muchos padres no quieren experimentación ni métodos revolucionarios para la enseñanza de sus hijos.

Mi experiencia ha sido muy elocuente. Grabo los vídeos sobre Historia de la literatura o sobre lengua en especial en el área de sintaxis, los cuelgo en YouTube, los enlazo en Educanon e introduzco preguntas en el vídeo que han de contestar cuando lo están viendo. Cuando llego al aula ya sé quién ha visto el vídeo y quién no, y tengo una nota sobre las actividades realizadas. Tienen que hacer el resumen del mismo y presentarlo. El aula se libera, pues, de la función explicativa y podemos dedicarnos a profundizar en el tema explicado. Realizamos kahoots o socratives, mapas mentales u organigramas (con Mindomo) sobre dicho tema, leemos textos literarios, realizamos análisis sintácticos, ejercicios léxicos, dictados. El aula se convierte en un entorno de trabajo y no de explicación de la materia. Mi opinión sobre esta didáctica es favorable. El aula se transforma y el ambiente es diferente. Es más viva. Cuando ven el vídeo lo hacen en casa en un ambiente más propicio a la atención.

Todos mis alumnos tienen conexión a internet, aun siendo un centro de máxima complejidad y precariedad social. Si no la tienen, pueden ir a la biblioteca o a algún centro de recursos que hay en el barrio. El nivel de aprobados ha sido netamente superior. Hay cinco o seis (de 54) que se han descolgado por absentismo o por otras cuestiones, pero la inmensa mayoría han seguido el sistema con enorme fidelidad y aprovechamiento. Ellos están muy contentos y encuentran la clase como potenciadora de inquietudes y estimulante.

Mi pregunta es la siguiente: ¿es el aula un lugar donde deben aplicarse innovaciones mediante la experimentación como el flipped classroom o debería ser un entorno en que solo se utilizara una didáctica tradicional, asentada en la experiencia al gusto de muchos padres? ¿Es pura hojarasca toda esa retahíla de reflexiones (p.e. Ken Robinson) sobre una enseñanza caduca que mata la creatividad, que cabría renovar radicalmente para hacer una escuela de los tiempos en que estamos? En la crisis mayúscula de la escuela, ¿cabe aferrarse a la supuesta solvencia de lo de siempre o arriesgarnos a entrar en terreno desconocido?



jueves, 18 de febrero de 2016

¿Hay que hablar del presente a nuestros alumnos?


Esta cuestión ha surgido en el post anterior respecto a si deberíamos hablar del futuro a nuestros alumnos. Pero ¿y del presente? ¿Entra el presente en nuestras aulas? He intentado hacerlo en mi materia de bachillerato de literatura donde hemos leído Don Juan Tenorio como lectura para selectividad. ¿Era posible acercarles la figura del seductor a sus parámetros? ¿Cómo sería un seductor en nuestro tiempo aunque no tuviera la dimensión demoníaca del de Zorrilla o Tirso de Molina? Al fin y al cabo vivimos un tiempo de horizontalidad en todos los sentidos y don Juan ha bajado del pedestal para integrarse como personaje de la calle. ¿Cómo sería un don Juan, un joven donjuán que saliera cada fin de semana para pillar algo, algo así como carne fresca? Y hete aquí que descubrí en mi cartelera de Netflix, plataforma a la que estoy suscrito para dar mi granito de arena a los creadores en lugar de descargármelas por la cara, una pequeña joya, una película del año 2013 que pasó desapercibida y que apenas se vio en los cines. Fue financiada en buena parte por crownfunding. Para los creadores e intérpretes les parecía lejano el objetivo de llegar al gran público y se contentaban con estar en algún festival y que la vieran algunos amigos. La película es Stockholm dirigida por Rodrigo Sorogoyen e interpretada fundamentalmente por un dúo de jóvenes actores, Javier Pereira y Aura Garrido. En cuanto la vi pensé que se la quería pasar a mis alumnos y la lectura del don Juan me ha venido como anillo al dedo.

Pues he ahí que tenemos a Bartolo (no sabemos si es su nombre real), un muchacho que quiere plan para la noche del sábado y se fija en una chica mona que hay en la fiesta. El típico guión de chico busca chica. La sigue y la persigue, ella se niega, pero él insiste, todo en la noche madrileña. Le dice que está enamorado de ella. ¿Quién se lo iba a creer? Pero es lo mismo que decía don Juan a todas sus presas. Es todo un juego para conquistarla. Y lo consigue, pero al día siguiente todo dará un giro inesperado que ha desconcertado a mis alumnos y alumnas que han seguido la película con verdadera pasión, porque los personajes son muy próximos a ellos y se veían inmersos en la película, en los matices, en los cambios de actitudes, en la resistencia de ella, en la gracia de él que domina el lenguaje y es divertido, es tope guay por la noche. Pero por la mañana se convierte en un thriller psicológico que les ha llevado a sentirse profundamente implicados por la película hasta el final que ... no vamos a dar pistas.

El caso es que la clase ha sido pura emoción y nos ha servido para entender el teatro del siglo de oro y el éxito de don Juan. Los espectadores de su tiempo sintieron la misma emoción al ver la vicisitudes de la trama del Tenorio. Se sintieron intensamente inmersos en la acción. El debate tras la película cuyo final les ha hecho proferir exclamaciones de rechazo y de rabia o vete a saber qué, ha sido de antología. Han sido treinta y cinco minutos de asamblea coral analizando a los personajes, sus motivaciones íntimas, penetrando en ellos, intentándolos comprender, aportando reflexiones personales sobre lo que conocen. Me he dado cuenta de que son todavía inexpertos. Tienen dieciocho años y no son en general muy conscientes de las complejidades de las relaciones amorosas. Rechazaban situarse en una relación con alguien con problemas mentales e incluso ha dicho alguna alumna que prefiere a su novio en una silla de ruedas que soportar un trastorno de orden psicológico asfixiante. El análisis de la película ha sido bastante sutil. Y han intervenido todos. Los alumnos y alumnas musulmanes presentes en algún momento se han sentido algo incómodos y su moral puritana no pasa precisamente por ese ligoteo fácil que alumbraba la película ni esa llegada al amor físico en una primera noche. Pero es bueno que asistan en directo para ver cómo funciona la moral occidental. El caso es que la disección del filme ha sido muy provechosa, mucho más que analizar las distantes motivaciones del Tenorio cuyo alcance les resulta bastante lejano aunque les ha gustado. Pero ese final con angelitos y la mano de doña Inés salvando al recién arrepentido don Juan y llevándoselo al cielo (o al purgatorio, no se sabe) es algo estrámbótico. El caso es que tenemos una figura clásica que ha sido continuamente actualizada y recreada -el seductor del que Valle Inclán creó también una versión con el Marqués de Bradomín, por ejemplo-. Pero sentirlo cercano es otra cosa. Nuestro tiempo ha perdido en la virtualidad de las redes alcance épico y metafísico. Somos ya otra cosa menos densa, más gaseosa. No solemos creer con demasiado ahínco en la vida de ultratumba y pensamos que todo nuestro mundo está aquí. Para un profesor de literatura esto es un handicap pero lo acepto. La dimensión mítica, épica, metafísica, existencial del arte y por ende de la literatura hay que trabajársela con tiento y habilidad. Hay que acercar con sutileza a los clásicos, no rebajándolos y convirtiéndolos en la semana fantástica de El Corte Inglés para conseguir lectores. No. Es otra cosa. Hoy creo que en clase hemos logrado ahondar existencialmente. Esta clase no la olvidarán, estoy seguro. En seguida han pedido más películas para pensar, pero este humilde profesor sabe que debe cumplir un temario y que los está preparando para esa prueba infame que es la selectividad.


Lo que sí he hecho es enviar un mensaje a través de su cuenta de Instagram a Aura Garrido, la protagonista, para invitarla a venir al instituto. No creo que pueda ser posible, pero ¿por qué no intentarlo? Y que ellos le pudieran preguntar todo eso que les ha dejado quemando...


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NOTA: A través de Gorka Fernández y Twitter, mi querido compañero bloguero, hemos logrado contactar con Aura Garrido que se ha sentido ilusionada por la experiencia y promete venir a clase si le es posible entre serie y serie que está rodando.  Me han parecido entrañables sus palabras que mostraré a mis alumnos. ¡Qué maravilla es internet! 

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