El gesto inocente de dar a “descargar” con el EMULE, ARES… o cualquier otro programa de intercambio p2p de una película, un disco, un libro ¿es tan inocente? Reconozco que yo he utilizado el EMULE para bajar películas clásicas, prácticamente nunca recientes, películas cuya adquisición es muy difícil o imposible. Así he podido ver la filmografía de Bergman por ejemplo. Sin embargo, cada vez tengo más reparos en utilizar los programas de descargas gratuitos. Siento algo próximo a la vergüenza.
Leía a principios de abril esta noticia en El Periódico de Catalunya. Léanla no tiene desperdicio. El último cine de barrio de la ciudad de Hospitalet de Llobregat (400.000 habitantes) había cerrado por falta de público y tras pérdidas continuadas. Ahora sólo quedan los multicines de centros comerciales. Lo mismo ha pasado en Badalona y en muchas otras ciudades. Del mismo modo, la mitad de los videoclubes han tenido que cerrar. Se calcula asimismo que la piratería digital ha causado la destrucción de 13200 puestos de trabajo y la pérdida de 1700 millones de euros para el mercado minorista.
Se entiende popularmente que la cultura debe ser gratis, no barata sino gratis. Asumimos que una cerveza y unos pinchos se deben pagar, entendemos que una barra de pan hay que pagarla, que una vivienda o un coche tienen un precio que hay que satisfacer, pero cuando pensamos en un disco, una película y, en el futuro, en un libro, entendemos que tenemos el legítimo derecho de “bajárnoslo” gratis, faltaría más, sin querer ser conscientes de las consecuencias demoledoras que tiene ese inocente hecho para la creación y para el mantenimiento de miles de puestos de trabajo.
Conozco piratas conspicuos que no tienen la menor duda sobre la legitimidad de bajarse docenas, centenares, de películas o descargarse discografías completas sin pagar más de que lo que cueste la tarifa de banda ancha.
Importantes compañías como Sony Entertainment reconocen que la venta de DVDs en España ha caído en picado. En cuatro años (2005-2009) el mercado de DVDs ha perdido el 60% de sus ingresos. Ello no despertará las lágrimas de nosotros como piratas, pero sí nos puede hacer pensar que se han perdido el 40% de los puestos de trabajo que generaba el sector que era de 30000 personas.
La industria musical se encuentra en estado de crisis, casi abocada a la desaparición si sigue la situación en los mismos parámetros. Nadie va a pagar por un CD (por barato que sea) si puede “descargárselo” gratis. ¿O somos tontos? Nadie va a lamentarlo desde su casa. ¿Por qué va a pagar? ¡Además que se jodan las grandes discográficas! Ser pirata tiene encanto sobre todo si se hace sin ningún riesgo. No se lleva pata de palo o el ojo tapado pero sí que se entiende que se es una especie de Luis Candelas que roba a los ricos para dárselo a los pobres. El problema es que ese bandolero que somos atentando contra algo tan ridículo como “la propiedad intelectual” supone que multitud de pequeñas discográficas tengan que cerrar y que cada vez se vea menos estímulo en la creación. Al parecer los artistas deben vivir del aire o hacerlo meramente por placer y su contribución debe ser donada liberalmente a la humanidad.
¿Qué futuro le espera a la industria del libro cuando se popularice el soporte digital? ¿Quién va a pagar por algo que puede ser gratis dándole a la dichosa tecla? Quim Monzó decía en una entrevista on line en El País hace unos días:
Me preocupa la desfachatez con la que mucha gente cree que el trabajo de los artistas no merece recompensa. Así se han cargado ya la industria musical y todo el mundo cree tener derecho a bajarse de internet películas y canciones sin pagar ni un duro. Es evidente que en cuanto todos los libros estén digitalizados, eso empezará también a pasar con nosotros. De hecho, ya ha empezado a pasar. El otro día Román Gubern explicaba que había descubierto un libro suyo pirateado y colgado por ahí. Será cuestión de pensárselo mucho antes de volver a publicar un libro.
Pero nada hay que concite más unanimidad entre los internautas que la reivindicación del legítimo derecho a descargarse cualquier cosa. Mis alumnos también sienten un enorme desprecio por la propiedad intelectual. Copian y pegan sin citar las fuentes para realizar sus trabajos. ¿Para qué crear ideas propias si son otros los que lo hacen y las podemos copiar libremente sin ningún cargo de conciencia? Y además ¿qué son las ideas? ¿No son propiedad de todo el mundo? ¿Qué es una idea? Rodríguez Ibarra, el Ínclito, dice que no debería existir la propiedad intelectual porque todos copiamos de todo el mundo y que la historia de la cultura no es más que la cadena de una copia continuada y generalizada. ¿Por qué pagar por las ideas de los demás? ¿Por qué ni siquiera citarlos si las ideas, las canciones, las películas, los libros... son propiedad de todos?
"Entendemos que una cerveza y unos pinchos se deben pagar, entendemos que una barra de pan hay que pagarla, que una vivienda o un coche tienen un precio que hay que satisfacer (...)".
ResponderEliminarOjo, que si dieran cerveza y pinchos gratis, la gente iría cual buitre leonado a por ellas (solo hay que ver lo que pasa cuando hay un sitio con barra libre). La cuestión está en dar un valor añadido al objeto. En el caso de los libros, si no se hundieron con las bibliotecas y las fotocopiadoras, es porque hay gente que ama el objeto. Si hicieran películas, libros, música digna de ser amada, la gente pagaría por ella. La gente paga por ir a conciertos, por tener una edición especial...
Si, yo también creo que se ha llevado demasiado lejos la copia y la industria, que era prepotente, no supo reaccionar a tiempo bajando los precios. Gente que tiene dos coches de lujo y una casa estupenda, deja el ordenador encendido para irse bajando las películas de noche, y no compran ni una. Se ha creado el hábito y es demasiado tarde. Tal vez spotify pueda reconducir el tema de la música. Veremos que va a pasar con los libros.
ResponderEliminarPero a Monzó le molesta incluso que la gente lea el periódico en el bar, y eso me temo que ya es demasiado.
Lo cierto es que a mí me molesta, sinceramente, que por cambiar de móvil tenga que pagar esa parte de la propiedad intelectual, en palabras de la persona que me atendió "por si te da por piratear". ¿Y si no lo hago, qué? Parece un castigo de cara a la pared...
ResponderEliminarComparto muchas de las cosas que dices. En otras podríamos mantener un interesante debate.
ResponderEliminarPero mira qué difícil es poner puertas al campo. En este enlace verás la forma más simple de vulnerar un sofisticado y carísimo sistema desarrollado para evitar el pirateo de los ebooks: http://www.engadget.com/2010/04/15/ipad-printing-solved/
Enlazo la referencia de Basseta porque es interesante como dice en su comentario ASÍ DE SIMPLE
ResponderEliminarHas sacado un tema 'políticamente incorrecto' pero debe plantearse.
ResponderEliminarLa producción original en cualquier ámbito necesita remuneración, de otra forma se extingue o languidece.
Hay muchas alternativas como el pago por descarga o las tiendas tipo iTunes que funcionan muy bien.
por otra parte coincido con varios comentarios : no es -sólo - que las discográficas se hayan pasado, los gestores de propiedad en España campan por sus respetos. Son capaces de influir en los legisladores mucho más de lo que podríamos pensar.
Con todo esto en cuenta consideremos lo transitorio de la situación : dentro de un año ¿seguiremos descargando música o usaremos streaming para ver sobre la marcha los contenidos?
¿Cuál será el precio de los libros digitales ?¿Pretenderán mantener márgenes de ganacia sin gastos de distribución? ¿Conseguirá Telefónica (no se pierdan con las muletillas de su encorbatado gestor ) y las compañías de acceso destruir la neutralidad de la red?
Me quedo con el siguiente hecho : no poder establecer barreras asimétricas en la comunicación, tú hablas otros responden y nadie domina la conversación, es la principal preocupación de los vendedores y los políticos.
Saludos
Wrailito, supongo que el problema es conciliar la libertad de la red con su neutralidad cuyo valor en ese sentido compartimos con sistemas que respeten la propiedad ajena. Soy usuario de Spotify. Pago 10€ al mes y tengo la música que deseo sin descargármela. Ojalá haya fórmulas que permitan ver en streaming -con anuncios o no- películas. Se podría pagar un pequeño canon. A mí me interesa el cine clásico no el de actualidad. Ese lo voy a ver directamente. Podría ser pagar una cantidad moderada por película o una tarifa plana. Podría haber una selección filmográfica para elegir. Por supuesto que esto debería ser dirigido por el sentido común, de modo que los internautas fueran cambiando progresivamente de costumbres.
ResponderEliminarYo pienso que la piratería afecta a la industria musical, y no a la música como arte.
ResponderEliminarLas grandes compañías y los grandes artistas de éxito ya no ganan tanto como antes, pues sus productos eran caros para lo que te vendían. Discos prescindibles con 1 ó 2 canciones de moda. ¿Para qué pagar por ellos si dentro de 6 meses nadie las recordará? Para eso es mejor bajarlo de internet, la gente no es tonta.
Sin embargo, tengo la impresión de que los artistas talentosos, nuevos y veteranos, tienen mucho que ganar con la nueva situación pues ahora no dependen de una gran casa de discos para llegar a un público amplio. Creo que la gente que sigue este tipo de música tiene respeto por sus creadores y está dispuesta a pagar por sus discos. Pero claro, este público es pequeño si se compara con los grandes superéxitos, por lo que no hay negocio para las grandes compañías, y de ahí la polémica.
En mi caso sigo comprando discos igual que antes, pero con la diferencia de que muchas veces, esos discos me los he bajado antes y los compro si me gustan. De hecho, hay discos físicos que los he puesto 1 o 2 veces en casa pero los he escuchado muchas veces en el coche, el mp3, el ordenador, etc.
Es decir, un disco bajado se puede convertir en disco vendido, en ticket de concierto comprado, etc (si no fuese por internet y por discos que me bajé, no habría conocido a muchos artistas cuyos discos he comprado posteriormente, recomendado, etc). Y como dice Joselu, a veces no encuentras la película o discos que buscas.
Y sobre el caso español, estoy de acuerdo con quien ha dicho que en nuestro país las discográficas se han pasado. Durante años los discos nuevos estaban a precios prohibitivos. ¿Cómo es posible que los discos en España valiesen (y valgan) más caros que en Reino Unido? Cuando viví allí a menudo podía comprar discos nuevos a un precio decente. En España ahora se encuentran a veces, porque los discos están bajando, pero no todos.
(Si bien no descargo muchos discos, el último disco que bajé me está gustando y vale 12€ en Inglaterra, y 19€ aquí. Y todo el mundo sabe que el poder adquisitivo y los sueldos son muchos más altos en ese país que en España).
saludos
Joselu, coincido contigo casi punto por punto. Siempre he dicho que la cultura (literatura, música, teatro, cine...) debe ser asequible y accesible, pero no gratis. Durante mucho tiempo sólo podían acceder a ciertos eventos unos cuantos privilegiados o aquéllos dispuestos a pagar cantidades desorbitadas. Yo sigo pagando por ir al cine, me compro los discos y libros que me gustan y voy al teatro de vez en cuando, pero me niego a pagar los más de sesenta euros que cuesta la entrada para ver a Les Luthiers, por ejemplo, por buenos que sean, igual que no pago ciertas cantidades por algunas prendas de ropa. Cuestión de valores, o de apreciaciones, no sé. Lo que sí sé es que quien crea algo tiene derecho a cobrar por ello. Ocurre que algunos se han pasado mucho con esta cuestión y se han hecho de oro. La industria se ha lucrado de lo lindo durante mucho tiempo y se han cargado, en parte, su propio negocio. En lugar de abaratar sus productos cargaron contra los que los conseguían gratis a través de internet. Este medio ha llegado a unos extremos que nadie podía sospechar en sus inicios y ahora nadie sabe poner límites. Digo yo, y no soy la única, que si pusieran unas tarifas lógicas que te permitieran obtener una cantidad ilimitada de productos muchso las pagarían, pero a ver quién es el guapo que lo hace cumplir, y cuántos lo harían de buena gana. ¿Es bueno popularizar tanto el arte y el conocimiento? Francamente, no lo sé. Creo que la facilidad para conseguir música gratis nos lleva a apreciarla menos. Antes un buen disco era valorado durante largo tiempo. Ahora los artistas y las canciones son de usar y tirar, de muy baja calidad, salvo excepciones. Y lo que es gratis se suele apreciar menos. Yo huyo, por sistema, de las degustaciones gratuitas de lo que sea, la gente pierde los buenos modales si se trata de conseguir un plato de cocido o de paella gratis. Hace años se montó una buena gresca en la plaza de Colón porque se pusieron a repartir plátanos gratis para promocionar Canarias y sus productos y tuvo que intervenir hasta la policía. La mayoría eran jubilados que se pelearon a puño limpio para conseguir unos plátanos, fue bochornoso. Lo mismo nos ocurre ahora: no sabemos establecer límites y leyes que favorezcan a todos, creadores y consumidores. Mucho me temo que van a tener que imponer cuotas impopulares y nadie se va a dar por satisfecho.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, colega.
Aquí dejo la primera y la segunda parte de un artículo de Javier Marias spbre este tema a ver que opinais.
ResponderEliminarPRIMERA PARTE
http://javiermarias.es/wordpressblog/index.php/2009/10/04/la-zona-fantasma-4-de-octubre-de-2009-los-robos-remotos/
SEGUNDA PARTE
http://javiermarias.es/wordpressblog/index.php/2009/10/11/la-zona-fantasma-11-de-octubre-de-2009-y-los-robos-presentes/
Dejo más accesibles los enlaces que ha propuesto César LOS ROBOS REMOTOS
ResponderEliminarLOS ROBOS PRESENTES
Los había leído en El País semanal y estoy totalmente de acuerdo con el planteamiento de Javier Marías. Gracias, César, por los enlaces. Puntualizan cuestiones dignas de ser consideradas.
Querido Joselu, aunque no te escriba intento de vez en cuando pasarme por tu blog, que era y sigue siendo uno de mis rincones preferidos.
ResponderEliminarHas tocado un tema candente y delicado. Estoy de acuerdo con la mayor parte de las opiniones vertidas aquí. Por supuesto que la cultura debe tener un precio, pero muchas veces ese precio es algo abusivo, como ocurría con los CD de música hasta hace bien poco. Los amantes de los libros seguiremos comprando libros aunque los ebook funcionen muy bien, porque tienen una magia especial difícil de sustituir por vía informática. Yo sigo yendo al cine a ver las películas que más me interesan, pero otras muchas que probablemente no vería en el cine las acabo descargando para verlas en casa. Ahora gasto menos en música que antes, pero en libros y en cine casi te diría que más. La cuestión es que poner límites a toda esa creación intelectual que circula por internet es ciertamente difícil. Muchos artistas lo saben y en lugar de enfrentarse a esta situación están ideando cosas para solucionarla: por ejemplo editar libro CDs o ediciones de lujo más atractivas de comprar. El cine está intentando hacer lo mismo con la experiencia 3D, y supongo que las editoriales deberán idear algo cuando el ebook se imponga con más fuerza. Pero creo que hemos ganado mucho con estos cambios. Ahora se escucha más música y se ven más películas que nunca. Y eso también es bueno. Los artistas deberían tomar nota de ello, e intentar sacar partido a esta situación.
Un saludo
Yo no logro tener una posición. Me parece ciertísimo lo que dice Robe Iniesta de Extremoduro, sobre que el daño que le hace la piratería a la música no solo pasa por lo monetario si no que por la piratería ahora las disqueras invierten mas en publicidad, en hacer del artista un producto, que en afinar la calidad del sonido del músico. Igual creo que puede pasar con la literatura. Y es tonto decir yo no le pago por que la plata se la llevan las multinacionales como la Sony, por que igual hay gente que trabaja para ellos desde porteros hasta gerentes y son personas con hijos y hambre. Pero como dice sabina "si yo tuviera 20 años y no tuviera dinero también bajaría canciones piratas". Y casualmente yo tengo 22. Me conflictúo.
ResponderEliminarAbrazos originales.
Hola a todos, yo pienso como algunos, se paga mejor asistiendo a un concierto, la expresión artistica en general puede ser gratuita, el costo es disfrutarla en vivo... el arte y sus expresiones no se afecta, se afectan los monopolios que lo manejaban.. y a cualquiera con especial talento.. no como ahora, no necesitan cantar ni entonar sino gritar gemir que horror y montan un cd, mp3 4 o lo que sea.. a ver si se les llena un concierto.. me gusta como escribe JUAN en http://blog.juansoto.biz/?p=558 os invito a visitarlo..
ResponderEliminarsaludos desde mi bella colombia
Excelente artículo que nos interroga sobre un tema candente. La verdad es que yo tenía la conciencia tranquila al respecto, pero me la has removido un poco...
ResponderEliminarPor cierto, te escribí a tu correo de gmail. No sé si lo consultas a menudo.
Un abrazo.
Muchas gracias, Joselu, por la encendida defensa de la propiedad intelectual. La suscribo de punta a cabo. Confío en que los insensatos amantes de esa piratería extendida con el respaldo de brillantes y prolíficos intelectuales de tan reconocido prestigio como el señor Rodríguez Ibarra acaben dándose cuenta, algo que posiblemente hagan cuando a lo mejor ya ni siquiera podamos hablar de cultura, sino de pseudotodo, que, una frase detrás de otra, El Quijote sólo fue copiado de la peregrina invención y poderosa maginación de su autor, por más que, en su época, las ediciones piratas lograron que D.Miguel muriera prácticamente en la miseria. Que la cultura es cara es algo que llevo sufriendo desde siempre, y de ello dan fe los miles de libros comprados de segunda mano que defienden su contenido en los estantes de mi biblioteca con idéntico orgullo que las primorosas ediciones a la que mis parvos ingresos jamás han podido acceder, o las cientos de películas que vi, en su momento, en los cines de doble sesión, cuyos fotogramas dejaron en mi memoria el impacto estético, emocional e intelectual que hubieran dejado en el cine de estreno. La misión de los estados consiste en procurar, mediante la inversión pública, que siga siendo el privilegio de unos pocos el acceso a la cultura: Bibliotecas, Fonotecas, Filomotecas, Compañias públicas de teatro y danza, salas de coniertos, compañías estatales de ópera, y un largo etcétera. Hace dos días asistí con alumnos a la representación de "¿De cuándo acá nos vino?", de Lope y por el módico precio de 10 euros tuve la oportunidad de contemplar una joya. Me sentí privilegiado. De eso se trata, de que los precios no disuadan a quienes necesitamos la cultura como un artículo de primera necesidad.
ResponderEliminarFE de erratas: Que "no" siga siendo..., obviamente.
ResponderEliminarTu crees que la crisis del cine proviene de la piratería? Yo creo que la gente ya no va al cine como antes íbamos. Ahora mísmo, no conozco a nadie de mi entorno que vaya asiduamente. Creo que los motivos son otros. Pudiera ser que la tele haya robado mucho al cine.
ResponderEliminarDe todas maneras yo no tengo muy claro el tema de la piratería y mientras lo pienso, me bajo las películas que me apetece ver y tener. Soy una pirata? Seguro que si las pudiera bajar pagando un precio asequible, lo haría. Que busquen la manera, que se calienten el coco. De todas formas, Joselu, al que le gusta el cine de verdad, y a mi me gusta, cuando hay en cartel una peli deseable, voy al cine sin pensarlo pues verlo en pantalla en una sala no tiene nada que ver con la tele o el ordenador. Un abrazo Lola
Creo que todo el problema se reduce a una falta de visión de futuro y a un ánimo exagerado por obtener beneficios a corto plazo. A las discográficas las cegó la posibilidad de ganar el doble reduciendo a la mitad los gastos de producción con el CD. Así les va ahora. Con los libros va a ocurrir lo mismo: el libro digital no existe a un precio razonable y la gente está empezando a descargarlos en versiones pirata porque las editoriales o no los ofrecen en versión digital o lo hacen a un precio superior al papel (ver carta al director al respecto).
ResponderEliminarComo dices, Joselu, los contenidos se deberían ofrecer como suscripción a un precio razonable, incluso dentro de las propias tarifas de conexión, y que sean las operadoras las que luchen por los derechos de autor, no la SGAE contra los usuarios, mientras los proveedores se reparten la pasta de una de las conexiones a internet más caras del mundo.
Buenas noches, JOSELU,
ResponderEliminarla verdad es que este es un tema, del que casi carezco por completo de información y por eso, apenas si tengo opinión.
Entiendo como muchos de lo que comentan aquí, que la industria de los audiovisuales en general, ha explotado hasta la extenuación, la gallina de los huevos de oro, disparando los precios de productos que en sí, nunca lo han valido.
Aparece la posibilidad de conseguir esos productos gratis, es lógico que la gente sucumba a esa tentación.
Esta posibilidad de acceso libre y gratuito al producto, ha hundido la industria y vulnera el derecho a la propiedad intelectual, pues habrá que conciliar los derechos de productores y consumidores, como ocurre con todo.
Estoy segura, que con el tiempo se articulará un termino medio que proteja, de un lado, los intereses de los autores y la industria, que vive de la producción y la propiedad intelectual y de otro, el acceso responsable de unos consumidores, que como ocurre con todo en esta vida, nos guste o no no guste, tendremos que asumir tiene un coste, siempre que este sea razonable y acorde con el producto.
Supongo que es cuestión como casi siempre, de aplicar respeto, sentido común y proporción.
Muchos besos y feliz noche, JOSELU.
Bueno, yo he hecho casi de todo.
ResponderEliminarLibros: Cuando iba a la universidad, al principio -en realidad después también- fotocopiaba libros a discreción. Donde fuese y hasta las tapas. Cuando podía, me compraba el de referencia de la materia en cuestión. Eran libros que valían (y siguen valiendo) un riñón, y yo prefería conservar los dos, que nunca se sabe. Como no tenía tiempo para salir, pues me gastaba el dinero en libros. Así que compraba uno, y el resto, a la fotocopiadora. Si hubiese podido pagarlos, me los habría comprado, pero no era así. No me importa gastar dinero en libros, la verdad. Y de hecho, cuando hablaste de la literatura digital y eso, ya dije que a mí no me gustan los e-books. Me gusta el papel. Así que nunca he descargado ninguno. Incluso fíjate, me he leído un par de libros escritos por bloggers a los que leo, y uno de ellos, lo tiene su autor en la página en versión digital por 1,5 euros o algo así. Se lo pedí por correo a la editorial, total uno a ocho, tanto me daba y ya te digo, yo, lo prefiero. El otro lo compré en la Fnac, y xin pun. En estos casos sí los he comprado pensando en leerlos, claro está, y también en el bien por el bolsillo del autor. En el resto, si te soy sincera, ha sido por puro gusto. Porque gastarse 120 euros en un libro así, porque sí, pues no. El problema es que soy muy cómoda, y pudiendo ir y volver a la biblioteca, la mitad de las veces no lo hago. La otra mitad, sí.
Música: la escucho directamente desde el ordenador. No la descargo, básicamente porque soy vaga -de gloria me estoy cubriendo, vaya, pero es la verdad-. Alguien me regaló un mp3 que no uso demasiado :( en realidad porque no me hace falta estando todo el día aquí. Cuando no sea así, pues sinceramente no sé qué haré, pero creo que la mayor parte de la música, no voy a pagarla.
También es cierto que el Emule depende de los usuarios que lo utilizan, y yo no uso güindous hace mucho, así que -ahora mismo- tengo la versión para Mac. Problema: hay muuuchas cosas que no puedes descargarte, porque simplemente, no están. Y como soy anti-güindous total, no tengo hecha la partición en el ordenador (no por vaga esta vez, es que no me sale del asunto). De todos modos si es que me gusta un disco me lo compro y santas pascuas. La cuestión es, que así puedo escucharlos online, y ver si hay más de dos canciones que me gustan, y si vale por ello la pena pagar el dineral que cuestan.
Cine: también online, si no es que la peli me llama mucho la atención. A veces voy al vídeoclub y le echo un vistazo a las pelis que tienen ya más años que la polca aragonesa. Hay pelis muy chulas en ese montón. Y a mí es que las grandes superproducciones de jolibud, la mayoría de las veces, como que tampoco me van. De todos modos es que es lo que tú dices, con respecto al cine, hay muchas películas muy buenas que no encuentras en ninguna parte. Meses me pasé buscando... el violín rojo, shine (casi seguro que te gusta esta :)) y... qué sé yo, paris je t´aime. No son películas que suelan encontrarse en vídeoclubs, al menos no en el de mi barrio, y la verdad, no me voy a ir al quinto pino a buscarlas. Es así. De todos modos a quien le gusta el cine, sigue yendo, igual que yo voy al teatro porque me gusta. No había yo pensado en la gente que trabaja ahí :(:(:(
En cualquier caso, supongo que todo está un poco en el equilibrio. Ni sentir que te están tomando el pelo, ni tener un morro impresionante y hacer tris los programas de descarga. La cuestión es, que como tantas otras veces, apelar al sentido común no tiene ni pies ni cabeza, precisamente porque no es que sea el más común de los sentidos :/
Y ya, que no veas los ladrillos que te dejo, pobre.
Besos.
Coincido con mucho de lo que dices acerca de la piratería en tu nota. Sin embargo profesor, la cosas de alto valor cultural escasean en los programas p2p. Holliwood, el porno y música de grandes compañías discográficas que "inventan" artistas son las que prevalecen. No hay nada mas saludable que comprar un disco original en una tienda... pero yo al cine no voy porque no consumo la basura yanqui y en las carteleras no hay espacio para los trabajos independientes o de valor cultural elevado, por lo menos eso es lo que sucede conmigo y en esta parte del mundo... un abrazo, siempre es bueno pasar por aquí.
ResponderEliminarhola José Luis: Quizás mi comentario sea un poco frívolo. Lo cierto es que no he reflexionado mucho sobre el tema però, si los tiempos cambian y la técnica permite cosas que trastocan el orden establecido, lo que habrá que hacer es pensar que queremos y que no. Tener música con el spoty está resultando una gran ventaja. Se puede escuchar casi todo en el momento que quieras. Estoy de acuerdo en que si existiera lo mismo con el cine, también estaría muy bien, aunque en este caso, como me gusta el hecho de ir al cine, pues, eso...Respecto al cine, quiero comentar que en Sant Feliu de Llobregat se está llevando a cabo una experiencia muy digna, de lo mejor en todos los sentidos que he visto últimamente. Vale la pena que los sigas, que tampoco lo tienes tan lejos de tu casa.
ResponderEliminarCon respecto a los alumnos y el hecho de reconocer la autoria de lo que copian, es que ni te entienden cuando se lo explicas. Pero quizás se trata de eso, de explicar. Ahora, de ahí a pagar ya no se que te diga.
Supongo que si se ponen a pensar los que manejan las cosas de leyes y beneficios empresariales ya encontraran la manera de reconducir las cosas para resarcirse del embate.
En fin, creo que nos tenemos que reinventar pero con otros parámetros. Estoy pasando una semanas de permiso en Brighton. Aquí hay un montón de gente bastate hippy que se visten como les da la gana con ropas de segunda mano que se encuentran por todas partes, y que llenan de color la ciudad.Y me gusta.
Lo único bueno que tienen las discográficas es que han dado a conocer a artistas que, por sí mismos, dirfícilmente se hubiesen dado a conocer. Ahora, para tal labor, son innecesarias. Internet acaso tenga el poder de acabar con ellas (de lo cual no estoy tan convencido), pero no con el artista. Se ha detectado un incremento en el interés por asistir a los conciertos a la par que disminuye la venta de cedés. Por otro lado, no sé si 'piratería' es el calificativo apropiado para redes de intercambio de archivos como eMule: a mí me recuerda a lo que no hace tanto hacía con las grabaciones en casete (ni te cuento las que llegué a grabar). Se suponía entonces que el vinilo moriría a manos de la cinta magnética encorsetada en plástico.
ResponderEliminarEn cuanto al séptimo arte, se suponía que eran precisamente los videoclubes los que le darían la puntilla y ya ves...
Y si un concierto o un estreno cinematográfico no tendrán nunca rival, el libro impreso... Échale un vistazo a esto:
http://www.youtube.com/watch?v=iwPj0qgvfIs&feature=player_embedded
Por cierto, este miércoles iré al concierto de Serrat y ya tengo en casa el CD+DVD original (un sic para el adjetivo), que convenientemente tuvo a bien regalarme mi mujer.
Pero nadie habla de "derechos morales",que es otra cosa y por la cual yo estaría de acuerdo.Me explico:Si pagas unos derechos puedes hacer lo que te de la gana con un tema musical,etc.Estoy arto de escuchar musiquitas de autores muertos colocadas en los móviles,en los anuncios publicitarios,etc.,eso sí,han pagado derechos.No es más que un inmenso negocio para sacar dinero y nadie sabe lo que son los derechos morales,y ¿qué es?,simplemente pensar en el autor y preguntarnos;¿Le gustaría al autor ver su obra en un anuncio de papel higiénico?,por poner un simple ejemplo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,amigo.
Se ha de pagar, sí, hemos de pagar por las ideas o por las creaciones de otros. ¡Hasta aquí podríamos llegar...! En la red se están haciendo (a mi modo de pensar) auténticas salvajadas en lo que respecta a bajarse canciones y películas. No me parece lícito. En este mundo, en el que se nos enseña desde pequeños que no hay nada gratis, que todo requiere un esfuerzo, va y aparece la piratería en internet y te desmonta todo el tinglado. No, no estoy de acuerdo con la impunidad con la que se descargan miles y miles de canciones y películas.
ResponderEliminarun abrazo.
Me hace gracia la gente que habla de que piratear está mal (que lo está) y no comenta nada del castigo que sufrimos los que compramos un portatil para el trabajo, un móvil y demás tecnología. Eso es inconstitucional. Es decir, me parece una reflexión incompleta quedarse sólo en las lágrimas de los artistas y no en el canon que hemos de pagar la gente normal por imposición.
ResponderEliminarEstoy en completo desacuerdo, este tema de los derechos de autor simplemente me parece otro robo, bueno ROBO, si cuando compramos un cd o un libro, su valor es muy por encima de si compramos una libreta sin escribir o un cd virgen, se supone que la diferencia de precio es para pagar a los autores, editores, etc... según la rama, el abuso viene cuando la sociedad general de autores decide que también tenemos que pagar por bajar algo de internet porque también está creado por alguien, pero ¿porque estos "artistas" no se conforman con un sueldo normal por su obra? porque ellos son capaces de hacerse millonarios con su trabajo y yo con el mio de cajera no lo seré nunca... me parece que igual los autores si deberian enfadarse pero no con su publico que pagamos muchisimo dinero por ir a un concierto o comprar un buen libro, deberían esfadarse con la cara que ponen en la portada o quién les canta sus canciones que són realmente las personas que les están sableando.Abajo la sociedad general y arriba el derecho de propiedad intelectual sin tener que pagar por lo mismo millones de veces!!!!
ResponderEliminarPues yo estoy con Sorel. No podemos olvidar que lo que agoniza -y tampoco tanto como nos quieren hacer creer- son las industrias. Pero las industrias apenas tienen nada que ver con la remuneración del artista por su trabajo. De hecho por lo general las industrias se han dedicado historicamente a expoliar inmisericordemente a los artistas con contratos leoninos en donde por una autentica miseria perdian todos los derechos con respecto a sus obras. Así que que no vengan ahora a reclamarse como abanderados en la defensa de los intereses de los creadores. La mayoría de los creadores salen francamente beneficiados del hecho de poder ofrecer el fruto de su esfuerzo directamente al consumidor final, sin necesidad de sufrir en manos de los intermediarios. Estoy plenamente convencido de que el mensaje apocalíptico de que con las descargas se termina la cultura sólo defiende los intereses de los mercaderes, a los que nuncas les ha importado un carajo la cultura, el arte o cualquier otra cosa que no se mida en cantidades monetarias.
ResponderEliminarVamos, digo yo.