Páginas vistas desde Diciembre de 2005
sábado, 17 de junio de 2006
Final de curso
Días luminosos y melancólicos en este final de etapa, de trayecto, de un ciclo de la vida, relatado ampliamente a través de un blog que los que estáis aquí, habéis podido seguir. Se trataba de conocer la interioridad de un profesor en el ejercicio de su profesión: sus ilusiones, sus esperanzas, sus vacilaciones y sus desencantos…
Este curso ha tenido de todo un poco. Momentos de logros, de luz, pero también de sombras y de fracasos. Es difícil atribuir un color único al conjunto del curso. Es como estas círculos de colores que se hacen girar a gran velocidad. El resultado es un tono blanco grisáceo que incluye todas las tonalidades. No hay grandes éxitos. El material humano es imprevisible. Quizás con el tiempo haya más perspectiva para juzgar. ¿Qué se ha aprendido de verdad? ¿Qué se olvidará? Probablemente la mayor parte de las cosas. Enseñar es volver a retomar una gran piedra a cuestas y elevarla hasta lo alto. Cuando está arriba, ésta vuelve a caer, y el profesor ha de retornar a levantarla y volverla a ascender. Es, como habéis observado, la representación del mito de Sísifo.
No es éste un trabajo para hacerlo deprimido y careciendo de ilusión. Ésta es nuestro combustible primario. Pero entiendo a tantos y tantos compañeros que no pueden soportar la tensión de entrar cada día en las aulas. Nuestros adolescentes cada vez están peor educados y son tremendamente crueles si ven al profesor con algún resquicio de fragilidad o indecisión. He visto a compañeros destrozados por la actitud de algunos cursos contra ellos. A veces llegan sustitutas, novatas en el arte de enseñar, y eres consciente de lo mal que lo están pasando. Pasas al lado de sus aulas y observas que no consiguen controlar la clase en toda la hora. Los alumnos son muy sádicos con aquellos que se muestran como débiles. Para ser profesor hace falta vocación y enorme resistencia ante la adversidad. Otra opción es la de hacerte cínico –sin creer en nada de lo que estás haciendo- pero, curiosamente, con esta actitud los chavales se muestran mucho más tolerantes y además tienden a portarse mejor. Supongo que todos recordamos a profesores desvergonzados con los que tendíamos a comportarnos bien. Quizás es que el cinismo puede llegar a ser divertido en ciertas dosis.
En fin, Profesor en la secundaria ha llegado al final de curso. Mis alumnos no asisten ya a clase. Están pendientes de los exámenes finales, las repescas, que permiten recuperar algunas asignaturas. Tenemos encima la presión enorme de tenerlos que aprobar como sea. Un instituto no resiste una alta tasa de repetidores sin ningún propósito de la enmienda. Son un problema para los alumnos nuevos que llegan y contribuyen a estropear y maliciar a los cursos resultantes porque ya son alumnos resabiados con el sistema y transmiten su hostilidad a los nuevos que han llegado. Son una bomba de relojería. De tal modo, que las direcciones de los centros someten a votación de los claustros los aprobados generales para evitar las repeticiones que se consideran en general más conflictivas que el pasar de curso automáticamente. Para ello hay que aprobarles todas las asignaturas aunque les hayan quedado ocho o nueve pendientes. Esta es la próxima decisión que hemos de tomar en nuestro centro. Si hacemos repetir a todos los alumnos que no se merecen pasar, a pesar de nuestra enorme manga ancha, salen números próximos al treinta y cinco por ciento de repetidores. Es una cifra insoportable y que además bloquea la entrada de nuevos alumnos al centro que pudieran suponer una mejora cualitativa. Esta es la disyuntiva en que nos encontramos en el próximo claustro. No sabemos qué hacer con los alumnos que fracasan en la ESO. No les gusta estudiar y entienden que el instituto es un lugar de diversión por un lado y prisión por el otro. ¿A quién se le ocurriría extender la enseñanza obligatoria hasta una edad en que los intereses ya están tan marcados que son irreversibles en la mayoría de los casos?
Me cuesta despedirme. A lo largo de un curso he compartido con mis amables lectores mis preocupaciones. Ha llegado el final de etapa al que hacía referencia al principio del post. No me queda sino agradeceros vuestra fidelidad y paciencia ante mis largos posts, y mi oscilación entre el pesimismo y el optimismo. Así vivo yo mi ejercicio profesional. Habéis sido testigos de mi vaivén emocional, de mi sufrimiento íntimo ante situaciones que no podemos o no sabemos resolver. Un centro de enseñanza no puede cambiar a sus alumnos a esta edad. Ya están demasiado hechos. Por otro lado, observamos que los padres cada vez más abdican de su obligación de educar a sus hijos y nosotros constatamos los resultados de esa omisión.
No sé si habrá una segunda etapa de Profesor en la Secundaria. Creo que he dicho casi todo lo que tenía que decir. Vuestros comentarios han sido a veces lo mejor de mis posts. Tengo que preparar nuevos proyectos, nuevos blogs o relanzar algunos que llevan tiempo detenidos por falta de tiempo. En todo caso, gracias por vuestra presencia. Escribir un blog ha sido una experiencia muy hermosa y me ha permitido entrar en contacto con amigos de diversas partes del mundo que me han enriquecido. Así pues, éste es mi último post en esta temporada pero no es la despedida de la blogosfera. De una forma u otra seguiré en esta dimensión tan extraña pero llena de calidez y calidad humanas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
Quisiera ser breve, Joselu, porque tu despedida es temporal. Yo espero que "Profesor en la secundaria" vuelva a partir del 1 de setiembre para podernos permitir el lujo de ver la entraña viva de una persona en el curso del ejercicio del oficio más viejo del mundo, que no tenemos por qué dejarnos arrebatar ese puesto... Al final has conseguido que me vuelva adicto a tus reflexiones, y a buen seguro que el mono me llevará a pinchar tu blog más de un día, cuando haga el repaso de los tres o cuatro que sigo para leer algo interesante, motivador y que me compense de las sandeces que uno tiene que escuchar a lo largo de su jornada laboral. Entiendo tu agotamiento, porque profesión, familia, amistades y blog son un cóctel que exige una capacidad humana más que notable.
ResponderEliminarEn fin, ni por asomo pienses que ya has dicho todo lo que tenías que decir. Cada curso es distinto, cada curso eres y somos distintos. El tú que vuelvas del merecido descanso, ¡a saber qué enriquecimientos nuevos no traerá consigo! Y a mí me encantaría que los compartieras conmigo, con los lectores, con los amigos de tu blog.
Un abrazo ¡y hasta setiembre!
Aquí estaremos en septiembre, pasando lista. No nos faltes, Joselu.
ResponderEliminarTe estaré esperando junto a los examenes de recuperación, en Septiembre (eso espero :p).
ResponderEliminarUn cordial saludo y... ¡cuidate!.
Bueno, amigo Joselu, quién no vive la vida como una especie de trastorno bipolar, quién no padece esas oscilaciones cuando se enfrente alguna tarea ardua. Tu mirada sobre la educación en la enseñanza secundaria es muy válida y ha mostrado ese mundo a través de tus acertadas palabras, con sus sombras y sus luces. Has ido desgranando un rosario de situaciones y has radiografiado a sus actores en sus circunstancias. Gracias por tu tiempo, tu esfuerzo y tu trabajo para dar a conocer ese mundo.
ResponderEliminarTodo está sometido a un principio y un fin, así que bueno entiendo que todo barco, tarde o temprano, llega a puerto un día. Quizás otra vez, en otro momento, vuelvas a arriar las velas y navegues por esas aguas, a veces procelosas a veces mansas, del mar de la enseñanza.
Pienso que no te irás, totalmente, del mundo de la ‘blogosfera’ porque proporciona una cierta adicción a quien lo prueba y tiene cosas que contar. Mantennos informados.
Un cordial abrazo.
http://elsexodelasmoscas.bitacoras.com
tomatelo como unas vacaciones, profesor.
ResponderEliminarSiempre habra cosas que contar.
Esperemos que apartir de septiembre nos leamos...esperaré...
besos.
Joselu -- me perdí unos días en otras ocupaciones y regreso... ¿a esto? Una despedida.
ResponderEliminarTampoco me gustan las despedidas (hay demasiadas en la vida), sobre todo porque muchas veces uno cree que son temporales y no lo son. Pero espero que ese no sea el caso.
Te leo algo pesimista, pero confío en que para cuando llegue el principio del próximo curso sentirás que puedes cambiar el mundo otra vez.
Gracias por compartir este ciclo con todos nosotros. Realmente me gustaría que continuaras el ciclo siguiente escribiendo lo mismo, que siempre es diferente. Ojalá puedas compatibilizar tus intereses latentes o recientes con este blog.
ResponderEliminarSaludos
Joselu:
ResponderEliminarSe que tu vocaciòn es mas grande , que las dificultades!
Hemos vivido a tu lado los altibajos normales de todo grupo que crece y busca volar.
No abdiques de esa fibra de Pofesor noble y con mayùsculas.
Conocimos tus aspiraciones y decepciones, pero sobre todo tu vocaciòn , esa que tanta falta hace.
Esperamos pronto tu regreso, o es màs, que sigas.
Un abrazo tu amigo argentino
Lo de la enseñanza siempre será algo que admiraré.
ResponderEliminarPor cierto, te dejo un texto que quizá te interese en su conjunto o algunos aspectos.
para verlo, da click AQUI
Bueno, pues IDEM de lo que te decía en tu otro blog.
ResponderEliminarAbrazos
Hola, me ha gustado mucho tu blog. Yo también soy maestra, pero de primaria, así que en algunas cosas me he sentido identificada. Si quieres pásate por mi blog un día de estos.
ResponderEliminarSaludos.
Lux.
Yo tambien soy profesor de secundaria. He puesto en mi blog un link al tuyo. Podrias hacer tu lo mismo para leernos con frecuencia y compartir experiencias, que te parece?
ResponderEliminar