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jueves, 3 de abril de 2014

La determinación



Hace unos días que he descubierto TED, una serie de conferencias extraordinarias en el ámbito norteamericano que llevan por subítulo Ideas worth spreading. Hay bastantes dedicadas a educación que voy rastreando y eligiendo entre las más interesantes. Hay varias que me han hecho vibrar por la fuerza de las conferenciantes. Una de ellas es la de Rita Pierson: Every kid needs a champion que recomiendo vivamente. Son siete minutos inolvidables. Otra es de Angela Lee Duckworth sobre la Clave del éxito en la vida, en los estudios, en la realidad. Dejo enlace a la conferencia aquí. Lo que viene a decir Angela Lee es que ha impartido clases en diversos niveles y que ha estudiado a los alumnos desde la infancia, la primaria, la secundaria hasta llegar a la universidad y se ha preguntado cuál es la clave del éxito en los estudios o la vida. Luego hablaré de ello.

Antes quiero contar mi experiencia de un día cualquiera como profesor y como tutor. Hoy he tenido dos visiones contrapuestas. Una entrevista con unos padres que venían enormemente preocupados por su hijo que suspendía muchas materias y obtenía uno de los peores resultados de la clase. Ellos hacían todo por él dentro de su modestia. Ambos eran titulados universitarios e inmigrantes. El hijo es un buen chaval. Le hemos hecho venir y le hemos preguntado por qué esos resultados que para mí eran claramente resultado de su falta absoluta de trabajo. Se lo he hecho saber. El muchacho ha caído en un mutismo casi absoluto. No ha reaccionado. No sé cómo vivía la escena pero podía ser muy intensa al ser interrogado por tres adultos por su rendimiento. La pasividad era total, parecía resignación, apatía, abulia, desistimiento. No hemos podido sacarle de allí. Se pasa las tardes perdiendo el tiempo y sin hacer nada de provecho. Tiene todo el tiempo del mundo pero no lo aprovecha. Los padres, que han tenido que luchar mucho para sobrevivir, se preguntaban qué habían hecho mal. Y se han ido desolados, casi al borde del llanto. El muchacho es normal, no se pueden achacar sus resultados a su limitación intelectual.

El otro caso es el de un muchacho que saca excelentes notas, que no se rinde jamás, que lucha y lucha por su destino, que se interesa por las cosas, que busca conversación con el profesor, que acepta los retos y se enfrenta a los desafíos con entusiasmo. Me ha manifestado a sus doce años cuál es su vocación de futuro. Hemos estado conversando y le he manifestado mi convencimiento de que lo conseguirá por más difícil que sea su realidad. Me ha preguntado si me gustaba enseñar. Yo le he dicho que a veces sí y a  veces no. Hay momentos desagradables y duros que uno quisiera poder evitar, pero en otros momentos la pasión me devora.

¿Qué diferencia hay entre un chaval y otro? ¿Su inteligencia? No. No sé cuál es más inteligente. No lo puedo distinguir porque el patrón de comparación es incierto y uno no revela su real potencial. El otro sí. No depende tampoco de sus circunstancias vitales y familiares. El muchacho pasivo tenía una familia integrada que le daba todo lo que en sus posibilidades podía. Eran universitarios. El muchacho que tiene tan clara su vocación puede tener unas circunstancias infinitamente más difíciles. Pero se enfrentan a la vida de modo diferente, notoriamente diferente.

Angela Lee Duckworth viene a decir que tras largos años de investigación y observación de miles de alumnos de todos los niveles lo que explica el éxito o fracaso en la vida o en la profesión es un factor llamado determinación que es algo así como la convicción de alguien para alcanzar un objetivo y la puesta en funcionamiento de todos los resortes emocionales, intelectuales y humanos para conseguirlo. Eso sería la determinación. No sé de dónde proviene esa claridad de ideas pero algunos alumnos la tienen y otros no. Unos parecen resignados al fracaso y se rinden sin plantear batalla. Parecen nacer derrotados, como si la vida no fuera con ellos. Muchos días me paso la hora del examen animando a alumnos para que no tiren la toalla ante el convencimiento de que da todo igual porque van a suspender. Esta desoladora idea tiene efectos devastadores porque lleva a la impotencia y a la inacción. Mis pruebas son desafíos en las que tienen que poner en juego todo su potencial. Para mi sorpresa muchos se rinden en un no lo entiendo y no pasan de allí. Se resignan por mucho que el profesor les de claves para entender y les facilite el proceso. Es como si todo fuera igual. ¿Qué pasa por su cabeza? ¿Es una renuncia al esfuerzo real que conllevaría creer en ellos mismos? ¿Es pasividad? ¿Es falta de determinación, es decir, intuir que esa pieza que están poniendo ese día conduce de alguna manera al futuro? ¿Es un no future por desistimiento o pesimismo? ¿Es comodidad, apoltronamiento, galbana adolescente que algún día se les pasará?

Todo esto me asombra. Abunda poderosamente el joven que se entrega, que desiste, que no ve conexión entre el día a día con su destino. Y no es un asunto de inteligencia ni de circunstancias vitales difíciles o no, no depende de la prosperidad ni de la pobreza, ni del ambiente, ni creo que tampoco de su estancia en el claustro materno. Para mí es un misterio lo que lleva a algunos seres a tener determinación y a otros no. Y eso se observa desde muy temprana edad. He conocido a muchachos enormemente limitados que han concluido la ESO con enorme esfuerzo, que han hecho dos ciclos formativos y que ahora están trabajando a pesar de la crisis aunque no sea de lo que hayan estudiado. Me admiro de su situación cuando recuerdo sus terribles dificultades intelectuales que les llevaba a memorizar sin entender, pero su esfuerzo era titánico. Su contexto familiar no podía ser más humilde, pero están saliendo adelante.


Eso es la determinación.

jueves, 27 de marzo de 2014

"Vampiro" de Richard Matheson.



Me he metido en un buen lío, amigos. He planteado a mis alumnos de primero de ESO un ejercicio de Comprensión Lectora de un texto de Richard Matheson titulado Vampiro. Es un relato corto en que no hay desarrollo sintáctico sino palabras (sustantivos, infinitivos, adjetivos) que no forman un continuum narrativo tradicional pero sí de ideas que van creando una secuencia que para mí está clara. Sin embargo, a los dos cursos en que he planteado el ejercicio con preguntas de CLectora, el texto les ha parecido totalmente incomprensible. Les he dado algunas pistas, pero solo dos alumnos, una alumna llamada Teresa y un alumno llamado David se han acercado al núcleo del sentido del relato. Os pido que en vuestros comentarios, tras leer el cuento de horror de Matheson, les ayudéis a desentrañar este texto que para ellos es incomprensible. Quería plantear un reto para que ellos tuvieran la oportunidad de interpretar el cuento durante una semana de tiempo, pero es cierto que en internet NO HAY NADA ABSOLUTAMENTE sobre este relato. Me he inscrito incluso en foros de horror para indagar en ellos sobre su sentido, imaginando que un alumno mío lo hiciera. Tienen que tener el permiso de los padres, y recibir además la aceptación en el foro. No es fácil. Quiero hacer de este blog un foro para que mis alumnos, a los que daré el enlace de mi bitácora, tengan acceso a diversas intepretaciones del relato. Pensad que lo estáis explicando a alumnos de doce o trece años. Yo no quiero explicarles el sentido hasta el final. Pero estaría permitido que ellos indagaran en mi blog para que otros comentaristas les ayudaran. Me parecería que forma parte del juego de investigación. Ha habido ya varios alumnos que quieren leer algún relato de Richard Matheson como Soy leyenda

Este es el relato. 

Hombre.
Tarde. Lluvia.
Carretera.
Hombre.
Búsqueda. Hambre. Enfermo.
Conducir.
Radio. Noticias. Pantallas. Policía. Emisión.
Accidente. Ciudad.
Cerca.
Acelerar. Charcos.
Dolor.
Minutos.
Llegada. Aparcar. Vigilancia.
Cuerpos. Sangre. Multitud. Sirenas.
Hora. Sentarse. Dolor. Cigarrillo. Termo. Café.
Sudor. Náusea.
Semáforos. Ojos. Camillas. Sábanas.
Carne.
Muerte.
Temblor. Escalofríos.
Reloj. Espera.
Más. Espera.
Coche. Peste. Cigarrillo.
Ambulancia. Gemido. Grúa. Cuerpos. Llevados.
Multitud. Policía. Fotógrafos. Borrachos. Marcha.
Ido.
Calle. Silencio.
Lluvia. Oscuro. Humedad.
Solo.
Puerta. Fuera. De pie. Camino. Dolor. Mira. Más cerca.
Edificios. Silencio. Calle. Muerte.
Sangre. Tiza. Contornos. Más cerca.
Paso. Dentro. Contornos. Mitad.
Inhalar. Ojos. Cerrados.
Pensar. Inhalar. Concentrar. Sentir. Respirar.
Tráfico.
Muerte. Colisión. Mujer. Gritos. Parabrisas. Expresión.
Momento. Muerte.
Energía. Concentrar. Imágenes. Explotando.
Momento.
Mujer. Coche. Camión. Explosión.
Impacto. Movimiento.
Prisa.
Sentimiento. Alimento.
Metal. Ardiendo. Gritos. Sangre. Muerte.
Momento. Colisión. Imágenes. Más rápido.
Fuerza. Medicina.
Más fuerte.
Concentrar. Mejor.
Imágenes. Colisión. Más fuerte. Ver. Muerte.
Momento. Cura. Momento.
Adicción.
Droga. Prisa. Cuerpo. Más cálido.
Muerte. Concentrándose. Curándose. Adicción. Droga.
Calor. Calma.
Muerte. Medicina.
Muerte.
Vida.
Medicina.
Adicción. Fuerte.
Marcha.
Coche. Motor. Conducción. Lluvia. Calles. Autopista. Mapa.
Conducción. Relax. A salvo. Calor. Prisa. Bien.
Radio. Cigarrillo. Brisa.
Noche.
Búsqueda. Accidente. Muerte.
Vida.
Energía. Reloj. Espera.
Pronto.

Vampiro, Richard Matheson


sábado, 22 de marzo de 2014

Un héroe de nuestro tiempo



Es curioso que la figura de Adolfo Suárez, ahora que está en situación crítica, sea objeto de tal cúmulo de epítetos admirativos y de tan alta consideración hacia su participación en la política del siglo XX. Es sorprendente porque este hombre venido de abajo fue mirado en su tiempo como un advenedizo, como un mindundi, como un chisgarabís adulador que había crecido a la sombra de un prohombre del Régimen franquista, Fernando Herrero Tejedor. Su primer gobierno, formado en buena parte por catedráticos, fue calificado como gobierno de penenes por su falta de peso político frente a otras vacas sagradas como Fraga o Areilza que lo miraban con abierto desprecio.

Sin embargo, este hombre fue el encargado de encabezar unas cortes constituyentes (junio de 1977) que elaboraron la Constitución, fruto del consenso de las principales fuerzas políticas, de llevar a cabo los pactos de la Moncloa para intentar estabilizar la tremenda crisis económica en que España estaba hundida con una inflación del 15 %. Por otro lado, el ejército odiaba a Suárez por su legalización del Partido Comunista a escondidas en una semana santa (1977) cuando todo el mundo estaba desmovilizado. Suárez fue perdiendo apoyos progresivamente y su propio partido, la UCD, contribuyó a acuchillarlo desde dentro, tras ganar de nuevo las elecciones en 1979. ETA asesinaba a alguien cada sesenta horas. En 1980 hubo más de 140 asesinatos por parte de ETA. La tensión en los cuárteles era inmensa. El Partido Socialista presentó una moción de censura en 1980 en la que a Suárez se le dijo de todo menos bonito. Aún se recuerda el discurso de Alfonso Guerra en que lo calificó de “tahúr del Mississipi” y se le trató de bandido entre otras lindezas. La oposición del PSOE fue feroz considerando a Suárez como un remanente del fascismo. 

Su propio partido, formado artificialmente, era un conglomerado unido exclusivamente por su figura. Adolfo Suárez terminó solo, traicionado por la mayor parte de los enemigos que tenía dentro de su partido, la oposición frontal del PSOE que ya olía el poder, las tensiones en el ejército, las acciones de ETA, el abandono por parte del rey que lo descalificaba públicamente en sus conversaciones con los militares lo que pudo dar lugar a equívocos (o no) al general Armada que era una especie de preceptor suyo. Además de estar solo sufría intensísimos dolores en la boca que le llevaban a tener que tomar continuamente analgésicos. La prensa lo masacraba desde la derecha y la izquierda. El caso es que a la altura de 1980 se le había perdido el respeto desde todos los ángulos. Suárez tenía un gran coraje pero no era un buen parlamentario. Era muy bueno, excepcional, con un discurso escrito, pero temía el parlamentarismo de las réplicas y contrarréplicas. Por ello temía ir al Congreso y lo evitaba. Suárez estaba radicalmente solo y lo sabía. Por ello, falto de apoyos políticos dentro y fuera de su partido, dimitió por sorpresa el 29 de enero de 1981 en un discurso de doce minutos que mostraba su grandeza y su sentido del estado. Suárez estaba hundido y roto, pero no se fue por la amenaza militar. Todos los que lo conocieron opinan que si él hubiera sabido lo que se preparaba, no hubiera dimitido. Hasta sus mayores enemigos le reconocen un gran coraje personal y político como se mostró en el 23F cuando el congreso en la sesión de investidura de su sucesor, Leopoldo Calvo Sotelo, fue tomado por una partida de facciosos que dispararon sus armas contra las paredes y techos lo que provocó el pánico entre los congresistas que se echaron al suelo. Solo hubo tres personas que no se tiraron a tierra. Uno de ellos fue Adolfo Suárez, otro Santiago Carrillo y otro, el teniente general Gutiérrez Mellado que fue zarandeado por aquella recua cuartelera.

Hoy, vemos su figura engrandecida.  Más de treinta años después la opinión generalizada es que fue una especie de héroe al que se le dedican estos días los mayores elogios. Esperemos los que le vendrán cuando fallezca lo que parece inminente dado su estado crítico. No sé si es su desaparición de la escena pública en los últimos años, aquejado de alzhéimer, lo que ha llevado a que este político enormemente seductor en su tiempo, atractivo para las mujeres, venido de abajo, no haya sufrido este proceso de degradación que han experimentado todos los otros participantes en la realidad de aquel tiempo convulso. Para nosotros, los que votamos socialista y contribuimos a aplastar a Suárez, la figura de un Felipe González que fue mítica, se ha cargado de grasa y desolación viendo su evolución como protegido de los grandes multimillonarios latinoamericanos, sus sueldos de las energéticas así como su propensión al lujo, tan alejados del espíritu socialista que encarnaba en aquel tiempo.

La democracia española ha envejecido, el rey ha envejecido y degradado, la Constitución, que es fruto de la era de Suárez, parece haber sufrido también un proceso de desgaste brutal y los que ayer eran enemigos de ella, hoy son los que defienden su carácter inalterable y monolítico.


Hay mucha hipocresía por parte de todos los que ahora elogian a Suárez, pero en cierta manera su historia seduce, sigue seduciendo. Ese chisgarabís, que llevaba el café a Herrero Tejedor, hoy nos parece alguien que tuvo dignidad y valentía, además de enorme audacia. Hizo lo que parecía imposible demoliendo el régimen franquista. En cierta manera aquel hombre al que no se respetó en su tiempo por parte de todos los que hoy lo enaltecerán y elogiarán, nos parece alguien con unas cualidades que añoramos en la política gris y mediocre de nuestro tiempo. Me hubiera gustado que alguien como Suárez pudiera dirigir la respuesta del estado a una situación de emergencia como la cuestión catalana. Hoy más que nunca es necesaria la audacia y la imaginación aun a costa de dar saltos en el vacío como los que dio él.

domingo, 9 de marzo de 2014

¿Cuál es el nivel evolutivo y potencial de un niño de doce años?


Matheson from olahjl

Hace unos días hablaba de la prueba de comprensión lectora que había planteado a mis alumnos de primero de ESO sobre un relato fantástico de Richard Matheson, Nacido de hombre y mujer. Era un relato exigente y difícil en que mayoritariamente se han sentido perdidos y confusos. Sin embargo, en las dos sesiones que se han desarrollado en las que han tenido que contestar a un cuestionario de veinte preguntas, se ha podido observar que han retenido algo de lo esencial del cuento, aunque no han percibido su carga de horror profundo, tal vez porque para ellos el horror es más bien una sensación de sobresalto o miedo que les da un susto imprevisto. No distinguen otra noción de horror que lleve más a la extrañeza, al escalofrío, al desasosiego ante unas imágenes que perturban. Es normal que no hayan percibido esta dimensión desconocida para ellos. Para eso me tienen a mí, para, una vez realizado el test, acompañarles en el descubrimiento de este cuento que no les puede dejar indiferentes.

Tienen doce años, es verdad, a veces me olvido, pero no puedo olvidar mis conversaciones con mi hija Lucía cuando tenía seis años sobre la muerte, cuando fue su descubrimiento de que la muerte era real, y que nosotros, sus padres moriríamos algún día. Creo que no hay temas que no se puedan abordar con unos niños dispuestos a escuchar. El problema es de lenguaje, de didáctica, de comunicación. Y es que el descubrimiento del mundo de niños de doce años me está fascinando. No pienso tratarles como si de incapaces se tratara. Sin embargo, hay un elemento que me hace también recapacitar. Como colofón del cuestionario de comprensión lectora les pedía que realizaran un dibujo según su imaginación del personaje central de Nacido de hombre y de mujer. No todos lo han hecho, pero he seleccionado una secuencia de treinta y un dibujos que reflejan su interpretación del personaje, ese niño que vive encerrado y encadenado en un sótano, comiendo bichos, al que sus padres golpean salvajemente con un palo, y que se escapa para mirar por la ventanita a otros niños que ve por la calle y que le parecen bonitos. Él es un monstruo y solo despierta horror en sus padres. No entendemos por qué en un principio, pero luego, cuando el niño vaya creciendo y despertándose el odio sabremos que tiene la sangre verde y que puede subir por las paredes con "todas" sus piernas.

Los dibujos que han realizado mis alumnos están recogidos en el Power Point que he enlazado arriba, Por otra parte he realizado un vídeo con música para que ellos lo vean. Este no tiene música pero se puede observar su interpretación del personaje y su destreza con el dibujo. Esto me ha sorprendido porque observo que los trazos con que están dibujados son enormemente infantiles como si correspondieran en algunos casos al estadio del dibujo de los cinco o seis años. No soy profesor de plástica ni de dibujo pero no ha dejado de llamar mi atención. Se los he enseñado a una compañera que estudia Bellas Artes y me ha dado su punto de vista. Estos dibujos tienen una gran fuerza naïf por su elementalidad y primitivismo, y en alguna forma reflejan el horror del relato plásticamente. Sin embargo, su dominio del trazo es primitivo. No saben en su mayoría dibujar con algo de elaboración. Me pregunto por qué. Soy capaz de saber por qué mis alumnos tienen tan bajo nivel de composición escrita, tal pobreza de vocabulario y de estructuras sintácticas, pero me sorprende su mínimo nivel de expresión plástica. Tal vez sean vectores del mismo problema. ¿Hay alguna conexión entre sus niveles plásticos y de representación narrativa? Es un campo que no se me había presentado hasta ahora. Sus dibujos son infantiles, pero su mundo, percibido a través de internet, es muy amplio, mucho más amplio que en generaciones anteriores. ¿Tendrá algo que ver esta falta de destreza en el dibujo con esto? ¿Es algo normal? ¿Hay conexión entre las diferentes destrezas, la plástica, la narrativa, la poética, la imaginativa?

Me gustaría que vierais estos dibujos y me comentarais vuestras impresiones. Tal vez yo espere de ellos algo que no pueden dar en el ámbito de la interpretación de relatos complejos, pero me siento a gusto en este juego en el que aspiro que algunos de ellos empiecen a entrar. ¿Cuándo es el tiempo en que comienza el pensamiento complejo? ¿Me hubiera gustado que a mí a mis doce años me hubieran introducido en él? ¿Por qué recuerdo con especial densidad mis conversaciones con mi hija pequeña sobre temas profundos?

No aspiro a tener razón, solo estoy experimentando, no temáis. Ellos espero que estén aprendiendo, pero yo también lo estoy haciendo, y este no tener respuestas más que esbozos provisionales me hace apasionante la tarea que estoy desarrollando. 

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