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sábado, 1 de diciembre de 2007

Bradomín


En la comunidad autónoma de Cataluña se imparten clases por la tarde en la ESO, a diferencia de muchas otras comunidades en que el horario es sólo de mañana. Son clases pesadas y en las que el aprovechamiento no es el ideal. Los alumnos llegan con la modorra de la tarde y cuesta motivarles. Especialmente si la materia a explicar es Historia de la Literatura, una asignatura que gustaba mucho hace años pero que hoy día les resulta tediosa y desagradable por la abundancia de explicación teórica que necesita.

En la tarde del jueves tenemos clase de tres a cuatro. Los 30 alumnos entran y se sientan. Cuesta comenzar la clase. Están muy agitados y el bullicio domina en los primeros diez minutos, hasta que el profesor se pone serio y les pide imperativamente que se vayan tranquilizando y se pongan en disposición de trabajar. No son conflictivos los alumnos de cuarto; si acaso muy perezosos a la hora de ponerse a estudiar y elaborar la materia explicada. Pero les gusta escuchar si uno consigue metérselos en el bolsillo. Hoy el tema no era sencillo. Tocaba el Modernismo y la crisis de final de siglo. El profesor intenta llevarles a esos años de transformación de las sociedades europeas (1890- 1914) y a las nuevas concepciones del arte y la literatura. La clave es que los modernistas, bohemios y rebeldes, eran esteticistas: buscaban una belleza no burguesa y se evadían de su tiempo al que consideraban vulgar y adocenado para proyectarse en otras épocas y espacios geográficos. De ahí, el exotismo, el orientalismo, las evocaciones refinadas de la Europa del Renacimiento o los mundos idealizados con princesas, palacios, cisnes… El profesor les habla de la vida bohemia de estos artistas, de las drogas que utilizaban para inspirarse. Escucho comentarios que afirman que así cualquiera crea. El profesor se ve obligado a meter una cuña en contra de las drogas en el periodo de la adolescencia, pero reconoce la importancia que pudieron tener en cierta concepción maldita de la literatura.

Luego hablamos de las corrientes que nutrieron el Modernismo como fueron el Simbolismo y el Parnasianismo. Hablamos de los símbolos, elementos visibles, que hacen referencia a realidades invisibles, en un mundo que está más allá de las apariencias. ¿Artistas modernistas españoles? Pues claro, muy influidos por Rubén Darío y los simbolistas fueron Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y Ramón María del Valle Inclán. De Machado hablaremos largo y tendido pues este año también iremos a Collioure y prepararemos la visita a su tumba. Introduzco al ínclito Valle Inclán, uno de mis artistas más estimados. Les cito las famosas Sonatas –claro nombre musical por la importancia que daban los modernistas a la musicalidad-. Las Sonatas de primavera, de estío, de otoño y de invierno, que se corresponden con diferentes fases de la vida. El protagonista –les digo- es el marqués de Bradomín, un personaje único: “feo, católico y sentimental” que es un gran seductor a pesar de su fealdad, porque a las mujeres lo que las seduce, más que la belleza física, son las palabras. Hago referencia a las palabras de un blog de un muchacho colombiano de la clase del que reproduzco sus ideas. El marqués de Bradomín, en la Sonata de estío, llega a México –les explico- y en el barco que les lleva a Yucatán se encuentra a una mujer exótica y atractiva: la niña Chole, india exuberante, que inmediatamente atrae a nuestro personaje central. La niña Chole va acompañada de sus servidores y viaja para reunirse con su marido, el general Diego Bermúdez. La belleza perversa de la muchacha maya enloquece a nuestro marqués que se propone seducirla. En un momento cuando ella está montando a caballo le pide ella que le calce la espuela. Él coge delicadamente su pie –parte erótica donde las haya- y lo besa apasionadamente. El seguidor de las artes amatorias de Ovidio, el divino marqués, antes le había dicho que los españoles se dividían en dos grandes bandos: Uno, el Marqués de Bradomín, y en el otro, todos los demás. “La niña Chole me miró risueña”: - Cuánta jactancia, señor”.

Camino de Veracruz, el marqués y la niña Chole reposan en un convento. Les acogen gentilmente las monjas, y allí en una celda Bradomín la hará su esposa en una noche mágica. Entonces expliqué que el marqués le había hecho el amor ocho veces… En realidad son siete- número arcano-: “Mis manos, distraídas y doctorales, comenzaron a desflorar sus senos. Ella, suspirando, entornó los ojos, y celebramos nuestras bodas con siete copiosos sacrificios que ofrecimos a los dioses como el triunfo de la vida”. En aquel momento se produjo una conmoción en clase y se alzó un murmullo que duró un par de minutos. Hubo vivas al marqués y entonces supe que Bradomín se había unido a su educación sentimental. Algunos blogs de los alumnos se hicieron eco de la explicación. Todo lo que desarrollé después no tuvo ya importancia. Varios alumnos me preguntaron si podían leerse las Sonatas. Yo, encantado, les dije que valoraría adecuadamente la lectura de esas obras modernistas, que además son cortas y de fácil comprensión. A veces el acercamiento a la literatura ha de ser forzosamente tramposo y ha de tender celadas a los potenciales lectores. Así acabó aquella tarde de noviembre en que habíamos tenido como personaje invitado al marqués de Bradomín, el alter ego de Valle. Creo que no lo olvidarán.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Manhattan Blues



Capítulo primero: “Él amaba, idolatraba, su profesión de un modo desproporcionado, desde que entró en un aula ya hace veintantos años. Las miradas llenas de curiosidad de aquellas alumnas de un colegio concertado le encendieron la pasión de enseñar”. No. Demasiado enfático. Mejor: “Era un romántico de la profesión y aquellas avalanchas de adolescentes que bajaban impetuosos y fogosos por las escaleras del viejo edificio le llenaban de gozo y excitación”. No. Demasiado movimiento. “Su pasión le llevaba a llegar por las mañanas, sin haber salido el sol, a las siete y veinte, cuarenta minutos antes de que empezaran las clases con tiempo de organizar el material antes de que llegaran los alumnos”. No. Muy petulante. Parecería que eres un obseso que sólo vives para el trabajo y que no puedes desconectar de él. Mejor: “Cuando en pleno examen comienzas a sonreírte viendo a tus alumnos sudar y sacar lo poco que han estudiado. Algunos se dan cuenta de tu media sonrisa y te preguntan que por qué te ríes”. No. Eso te podría hacer parecer un sádico y lo que quieres es que te lean. “¿Por qué no explicas por qué escribes un blog sobre la Secundaria? ¿Qué te hace publicar cada tres días sistemáticamente si tantas veces has soñado con dejar la profesión?” No. Sería darte un papel demasiado protagonista cuando debes mantener cierta distancia entre ti y lo que narras. Capítulo primero: “Te preguntas sobre qué música le pondrías a tu profesión, qué música le pondrías de fondo a una clase si estuvieras grabándola con una cámara de cine profesional, filmando esos rostros que tomados en conjunto son poco significativos, pero que centrados uno a uno son interesantes y el proyecto de una vida en blanco y negro que se está haciendo”. No. Te metes en demasiadas profundidades y queda algo tópico. Además a estos adolescentes llenos de granos les va mejor el color. Mejor algo que tenga una chispa de humor, algo que haga surgir una sonrisa. Siempre tiendes a hundirte en alusiones existenciales. “¡La educación en su estado actual es una metáfora de la decadencia de la cultura occidental!” Demasiado negativo. Capítulo primero “Adoraba su profesión aunque el estado de las mentes de sus alumnos no presagiaba nada bueno para el porvenir de la cultura occidental” “Las clases, cuando acababa la jornada, parecían campos de batalla, llenas de papeles arrugados, pedacitos de gomas, chicles, mesas desordenadas, persianas rotas, pizarras abandonadas llenas de fórmulas matemáticas que nadie había entendido…” No, demasiado amargo y derrotista. Un profesor debe siempre mostrar el lado positivo de las cosas. Capítulo primero: Él era tan duro y romántico como la profesión a la que amaba rabiosamente. Tras sus gafas de miope se agazapaba el poder sexual de un jaguar”. Esto me encanta. “La enseñanza sería siempre su profesión y siempre lo sería”

lunes, 26 de noviembre de 2007

Calidad educativa


Un examen de literatura que he planteado a mis alumnos de cuarto de ESO ha puesto de manifiesto algunas cuestiones sobre las que cabría reflexionar. Tengo dos cursos con 30 y 32 alumnos. El examen era exigente. Planteaba cuestiones sobre el Realismo y el Naturalismo como movimientos artísticos y literarios. Luego se centraba en La Regenta de Clarín y en el conjunto de su obra narrativa. El desastre ha sido mayúsculo. En cuarto A han suspendido todos menos tres, y en cuarto B, sólo han aprobado siete. Las notas han sido bajísimas en general. Una buena parte de las notas han sido inferiores a dos. Esta no era, claro, la única nota. Ha habido otros exámenes, pruebas y criterios, pues, como saben, este año he tomado la promoción de la lectura como eje del curso. Les doy tres puntos de salida, más un punto por cada obra leída sobre la que se presente una ficha de lectura. A esto se añade la posibilidad de presentar una libreta de lectura que vale un punto. Todo esto tiene un factor corrector y es que para que el sistema de lectura se aplique se ha de alcanzar un mínimo de tres puntos en la nota que ha salido de exámenes y controles. El resultado ha sido desolador y buena parte de los alumnos han suspendido por no haber alcanzado ese mínimo citado.

Leo estos días un balance sobre la educación en Cataluña en la que sale malparado el sistema educativo catalán que se sitúa entre los de más bajo rendimiento de España y estamos, asimismo, esperando los resultados en diciembre del informe PISA que hace dos años resultó demoledor para los resultados en España en general y en Cataluña en particular.

Soluciones se plantean muchas: mayor autonomía de centros, evaluación de los profesores, mayor financiación de la educación, críticas a la enseñanza memorística, críticas al corporativismo de los profesores y de los sindicatos… pero –me pregunto- qué de estas medidas o valoraciones hubiera solucionado algo si, entre mis alumnos, son una minoría los que se han esforzado. Había que estudiar un mínimo de tres horas para pasar el examen, había que comprender y asimilar algo que se había explicado previamente en clase. Pero luego, claro, es duro ponerse a estudiar, sobre todo si no lo hace nadie. Ha habido alumnos discretitos que han aprobado el examen. Si ellos lograron aprobarlo, eso quiere decir que la mayoría podía, pero no se han puesto, porque estudiar no tiene prestigio. Está en el ambiente. Hay muchas distracciones: la play, la PSS, la Wii, el Messenger, la calle, los Simpsom, el diario de Patricia, el fútbol… Leo los blogs de mis alumnos y puedo asegurar que la menor de las preocupaciones de ellos pasa por el esfuerzo personal. No tiene prestigio y sí mucho en contra. Igual que la buena ortografía. No mola. Los chavales –así les llaman aquellos que compinchean con ellos- tienen otras preocupaciones que pasan más por las relaciones sociales o las videoconsolas. ¿A quién le puede interesar Galdós, el Realismo o Fedor Dostoievski?

El informe la fundación Bofill hace hincapié que el 34,1 % de los alumnos catalanes no completan el ciclo educativo y abandonan los estudios sin obtener el título de la ESO. Cifra que a tenor de lo dicho anteriormente no me extraña en absoluto. En realidad tendría que ser mucho mayor. Soy testigo de los esfuerzos que hacen los profesores a lo largo del curso y sobre todo al final para promocionar a los alumnos con dificultades. No hay alumno que lo intente que se quede colgado. En junio vienen las rebajas y se favorece a alumnos que vienen suspendiendo tres y cuatro asignaturas; se aprueba con asterisco para facilitar el paso de curso y especialmente para obtener el graduado de la ESO. No hay sistema que no se intente para promocionar a nuestros alumnos. Puede ser que todos estemos equivocados y que seamos nosotros los que fallemos porque no los sabemos motivar. Lo que impartimos en los centros (Galdós, Clarín, Balzac, Dostoievski, Zola…) está tan alejado de sus intereses…que parecería que debiéramos ser nosotros los que nos recicláramos y aprendiéramos su lenguaje de móvil y sus gustos musicales. La irrupción de las nuevas tecnologías no acaba de resolver el problema sobre lo que hay que aprender y Dostoievski siempre estará presente. Eso y el esfuerzo necesario para aprender. No se puede aprender simplemente por placer. El placer nos lleva –les lleva a tumbarse en el sofá, a chatear, a escuchar música en MP3, a ver la tele –programas no culturales, claro-. Soy partidario de incorporar las nuevas tecnologías, no me cabe duda, pero siempre hay algo que no se puede evitar, y es que el conocimiento cuesta trabajo, es costoso, se necesitan tres horas para adquirir un mínimo de nivel en un tema, y hay que ponerlas sea donde sea, incluso ante la pantalla de un ordenador investigando con google. Hay que recoger información, procesarla, esquematizarla y estudiarla. No hay otro camino. Pero todo va en dirección contraria entre nuestros alumnos.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Bodies Exhibition


Tengo la suerte los viernes de acabar a las once de la mañana mis clases. Suelo emplear lo que queda de mañana en bajarme a Barcelona a visitar librerías o alguna exposición que me resulte atractiva. Es un lujazo esta media mañana de asueto cultural porque puedo pasear por el centro vivo y multicolor de Barcelona y alimentar el espíritu con alegría y regocijo.

El viernes pasado se producía un acontecimiento singular. La exposición Bodies Exhibition llegaba a Barcelona para recalar hasta mediados de enero. Como sabrán, Bodies Exhibition es una muestra de diecisiete cadáveres y doscientos órganos humanos sometidos a un proceso de plastinación que descubrió el médico Gunther Von Hagens en 1977 en la universidad de Jena. El proceso consiste en eliminar el agua de los cadáveres mediante acetona fría para sustituirla por una solución plástica endurecible. El resultado revolucionó la anatomía forense y ofrece la posibilidad de tratar a cuerpos de personas fallecidas para mostrarlos en su interioridad más espectacular con un aspecto que combina lo científico y lo artístico.

Llegué el viernes 16 y tuve la suerte de que la jornada era de puertas abiertas para los profesores, lo que me evitó pagar los 19 € que vale normalmente la entrada. Tenía la intención de ver la exposición y, si ello se prestaba, llevar a mis alumnos de cuarto de ESO, que me habían manifestado su entusiasmo por ver la muestra en cuanto se lo sugerí. La verdad es que yo iba con una idea equivocada. La muestra venía precedida por la polémica que ha rodeado a las exposiciones de von Hagens por ser calificadas de obscenas, macabras, morbosas y escandalosas. Todo hay que decir que ésta no era la que recorre el mundo bajo su patrocinio. Tenía una idea errónea de lo que me iba a encontrar porque mi visita, sin multitudes molestas, me mostró que yo no iba a hallar materia para un discurso existencial sobre la vida y la muerte. Los cuerpos provenientes de la universidad de Dalian (China) sometidos al proceso de plastinación a base de polímeros tenía un aspecto que no evocaba la muerte. Mostrados en su interioridad y desnudez muscular ofrecían un aspecto lleno de energía y dinamismo. Estaban en poses tales como tirando a la canasta o lanzando dardos o corriendo o jugando al tenis. Un especimen –así se llama a estos seres- está en pose de estar pensando semejante al pensador de Rodin. Se puede viajar por los diferentes sistemas del cuerpo humano: óseo, muscular, nervioso, digestivo, reproductor…

Me di cuenta de que la visita era altamente interesante para la asignatura de Ciencias Experimentales, pero no para ofrecer una reflexión como la que yo pretendía.

Es curioso cómo se puede contemplar la muerte en estado puro pero descontextualizada y desrealizada sin que nos produzca el menor impacto. En ningún momento pensabas que aquellos cuerpos, llamados especímenes, un día fueron personas llamadas Li Wang o Chen Shui, que nacieron, crecieron, amaron y murieron jóvenes para poder ser preservados con su belleza interior y mostrados en una exposición que recorrería el mundo. No había discurso sobre la muerte o el fugaz aleteo que es la vida. Más parecía un juego y un espectáculo que tenía que ver con el arte anatómico. Me imaginaba el trabajo de esos anatomistas forenses chinos trabajando con cadáveres que previamente habrían sido donados. Extracción del agua y posterior plastificación a base de polímeros. Un arte macabro pero arte, al fin y al cabo, que vuelve a poner en pie a seres que han dejado de vivir para hacerlo de otra manera y mostrados con cierto sentido del humor y de la ironía.

Los alumnos del instituto enseguida mostraron su interés entusiasta en ir a ver la exposición en la asignatura de Ciencias Experimentales tanto los de la ESO como los de Bachillerato.

Expliqué mi visita a la exposición a algunos profesores y me encontré varias opiniones que mostraban su desagrado ante esta experiencia que devalúa a los cuerpos y ofrece un espectáculo morboso. Mi impresión cuando la recorrí no fue esa y, ciertamente, me quedé sorprendido por el interés y la belleza de la visita que mostraba aquello que tenemos bajo la piel y que nunca había sido mostrado antes. Creo que, después de Barcelona, la exposición viaja a Madrid.

martes, 20 de noviembre de 2007

La imaginación


¿Recuerdan el post anterior? Trataba sobre la pregunta de un adolescente acerca de para qué nos sirve la imaginación. He querido indagar en ello y les he planteado (a alumnos de cuarto de ESO) en el blog de la clase qué piensan de la imaginación, hasta qué punto es necesaria en sus vidas, si son imaginativos activos o pasivos... En fin, una radiografía viva sobre esta capacidad del ser humano. He tenido varias sorpresas, pero me doy cuenta que para contestar a esta pregunta hay que ser imaginativo, incluso para plantearla. Extraigo algunas respuestas de las que hoy han dado mis alumnos:

"Yo creo que la imaginación sirve para transportarse a otro mundo mentalmente. Por ejemplo, si te aburres piensas en otra cosa y se te pasa el tiempo más rápido. O a veces cuando te vas a dormir piensas en algo que te gustaría que ocurriera y te duermes más rápido" (Mónica)

"a mí siempre me han dicho que tengo mucha imaginación, yo también lo creo, se me va la pinza muchas veces y digo muchas paridas, relacionadas con mi futuro, me invento cualquier chanchullo, para hacer un rato el primo en clase o algo, y la gente se asombra y me dicen que estoy loca, pero eso es verdad. Es imaginación. Tampoco se utiliza mucho desde que salió la play y derivados como, nintendo, nintendo Ds, game boy, wii, xbox etc" (Cuca).

"La imaginación es diferente según la edad…Respecto a los niños pequeños, siempre imaginan que los cuentos de hadas con sus brujas, princesas, príncipes y dragones existen…Hasta que se paran a pensar en que ya han crecido entonces dejan de imaginar que existen esas cosas que tanto les gustaban" (Sara).

"Cuando eres niño usas mas la imaginación porque por que piensa en cosas fantasiosas, fantásticas, en cosas maravillosas que cuando eres mayor dejas de pensar en todas esas tonterías fantásticas, y usas la imaginación para otras cosas". (Laura).

"Con la imaginación podemos hacer de todo hasta volar o imaginar cualquier cosa que te guste mucho y que nunca se pueda hacer realidad. Puedes ver una persona que te guste, estar vestida y muy abrigada, al instante te puedes imaginar como se va quitando la ropa lentamente e irte poseyendo (Michelle).

"que con el tiempo yo también iré perdiendo la imaginación, para substituirla por la dura realidad, y eso es lo que yo no quiero, aunque suene algo infantil me gusta la imaginación, el poder creer o hacer cosas y son imposibles o que en ese preciso momento no se pueden cumplir, a mi no me importaria pasar mi vida viviendo de ella, me gustaria vivir en ella" (Sara).

"Yo pienso que hoy en día la imaginación no se utiliza mucho, ya que prácticamente no hay tiempo para pensar y el poco tiempo que hay libre lo empleamos para otras cosas como por ejemplo ir al cine, salir a la calle, en el ordenador y la verdad que ponerte a pensar pues no es lo que se hace…" (Christian).

"Soy imaginativo activo y pasivo me da igual que otros sean lo que ejerciten la imaginación para que yo la disfrute. En fin la imaginación es gratis y no cuesta nada utilizarla así que ya que puedes utilízala!!!" (Juanjo).

"Yo creo que soy un chico con mucha imaginación y la verdad, le veo bastante importancia por que sin imaginación sólo ves lo real y a la hora de pensar o imaginar no tienes capacidad, cosa que no es mi caso. Yo suelo imaginar cosas continuamente y la verdad, a veces es un problema para la concentración porque a la hora de hacer, estudiar, o incluso escuchar a alguien mi mente suele irse a la imaginación, dejando de lado el mundo real, sin darme cuenta". (Manoliyo).

"Hay ciertas preguntas algunas como ¿Es importante en tu vida la imaginación?, ¿ de qué modo la utilizas?, ¿Cómo funciona? y algunas otras A lo que yo le respondo; sí, la imaginación es una parte muy importante en mi vida ya que sin ella no tendría la capacidad para responder a esta pregunta ni a ninguna otra, no podría entender los libros que me gustan ya que solo visualizando las escenas puedo entender el trama de una historia. Con la imaginación puedo decir tantas cosas que la boca se llena de palabras que desean salir y pronunciarse, ese tipo de palabras son las románticas, me apasiona el romanticismo, ser romántico me ofrece mucha libertad de expresión, me ofrece la satisfacción de saber que la gente habla bien de mi, me gusta que las mujeres estén felices ya que para eso tengo la mejor medicina, las palabras". (Diego).

"Nosotros somos los dueños de nuestra imaginación y gracias a esto viajamos al mundo en el que queremos estar, en ella podemos intentar ser mejores personas y también intentar obtener objetos o sentimientos que nos den mas felicidad.
Gracias a la imaginación podemos tener lo que hoy mas queremos tener. Como las nuevas tecnologías, las cosas que no existen las podemos crear gracias a la imaginación". (Henry.

"La imaginación es algo que puedes usar y no , puedes tenerla mas desarollada o menos, pero todos tenemos imaginación y en muchas ocasiones la usamos , para apartarnos del mundo real , pero donde haya una chica que esté buena dejate de imaginaciones,,¿ o no?" (Pedro).

"En mi vida es muy importante mi imaginación ya que la uso a veces cuando estoy deprimido me imagino que esta vida no es mía y que yo tengo otra mas adecuada para mí y sin tantas porquerías y chanchadas que a veces hace la gente por no tener nada más que hacer. En fin creo que la imaginación es importante" (Mauricio).

"Es bueno tener imaginación pero cuando te vas haciendo mas mayor la vas perdiendo, será porque maduramos y ya no somos tan infantiles para creer en cuentos de hadas…" (Laura).

"Con imaginación siempre podremos tener al niño que llevamos dentro" (Jessy).

"Bueno con todo lo que he dicho me he puesto a pensar un momento y me he dado cuenta que debería utilizar mas mi imaginación si es tan útil como parece y recomendaría a todos los que leyeran este humilde comentario que utilicen mas su imaginación, pero no solo la utilicen, sino que también la desarrollen. Esto hará que sus vidas sean un poco más divertidas de lo que son en este momento porque la imaginación al parecer tiene una importancia mas grande de lo que creen las personas cosa que ni yo sabia hasta que me puse a reflexionar un poco sobre su importancia y la forma en que ayudaría a mi vida diaria, bueno es esto lo que yo recomiendo a todos." (Eduardo).

"A veces prefiero que sean otras personas las que piensen por mi porque la verdad me cuesta mucho hoy en día las cosas son muy distintas el mundo va evolucionando cada día, comienzan a reemplazar la mente humana por aparatos electrónicos que de cierta manera piensan por ti como el ordenador la calculadora etc." (Fernanda).

"Incluso en el tema del amor la imaginación es muy importante. Si el amor no es correspondido solemos imaginar cómo sería si estuviésemos junto a la persona que queremos. Y si no es así y tenemos la suerte de estar junto a quien queremos, pues imaginamos cómo sería mi vida si siguiese con ella persona siempre." (Mireia).

"lo que pasa es que con tantos videojuegos y tanta televisión ya apenas jugamos con la mente y cuando vemos la televisión ya piensan por nosotros, dejamos la mente en blanco y la miramos como zombis, tanta televisión hace daño hay que jugar mas al brain training para entrenar el cerebro y redactar novelas y historias, que además entretiene y quita estrés". (Eugenio).

sábado, 17 de noviembre de 2007

Imagine


Hace unos días salió en clase de cuarto de ESO un tema que me ha hecho reflexionar. Estábamos hablando del apartado de opinión personal sobre las obras literarias que están leyendo. Les he marcado un mínimo de quince líneas, porque sé que si no se lo indico, resolverán en tres líneas lo que para mí es esencial para conocer el efecto que ha producido la obra y las reflexiones que les ha provocado. Les conté que hace unos quince años, alumnos como ellos, cuando llegaban al apartado de Opinión personal, aprovechaban para exponer con lujo de detalles todo lo que la obra les había evocado. No eran extraños los comentarios de varios folios con letra menuda y apretada. Esto les causó una fuerte impresión y mostraron su incredulidad sobre la realidad de aquellos adolescentes que disfrutaban escribiendo, dando salida a sus sentimientos. Guardo varias de aquellas fichas de lectura, que en aquel entonces consideraba normales. Hoy me produce conmoción observar cómo se ha adelgazado la capacidad expresiva de los adolescentes.

No sólo la capacidad expresiva, sino algo también muy importante: la imaginación. Un alumno cuando la cité me respondió de forma directa: ¿Para qué queremos imaginación? La pregunta me sorprendió porque expresaba claramente lo que es quizás un estado de ánimo, una forma de estar en el mundo. Mis alumnos actuales tienen graves dificultades para imaginar alternativas verosímiles a un relato o a una cuestión teórica, tienen serios problemas para dar forma a sus visiones, a sus sueños, a sus vivencias; sufren (sufrir no es la palabra adecuada porque no lo ven como carencia) cuando tienen que desarrollar cualquier tema. Se limitan, en general, a respuestas esquemáticas, poco expresivas, en las que no caben matices ni especulación intelectual. Es una mezcla de desidia, apatía y falta de imaginación para inventar o explorar cosas nuevas en el campo de las ideas, falta asimismo de capacidad representativa de la realidad que los envuelve.

En estos quince años a que hacía referencia se han producido cambios espectaculares en la concepción del mundo que tienen que ver sobre todo con la irrupción de la tecnología en nuestras vidas. La tecnología que facilita, que condensa, que simplifica todo en un clic. Los adolescentes son sumamente hábiles manejando aparatos como el móvil, el MP3, las cámaras digitales; conocen las funciones básicas de los ordenadores; saben bajar películas de internet; frecuentan los chats a través del Messenger; juegan en red en juegos interactivos; son asiduos visitantes de google, youtube y empiezan a experimentar los fotologs.

Sí, pero la figura del alumno imaginativo se ha ido diluyendo como poco práctica, como inservible. Imaginación ¿para qué? me preguntaba aquel alumno que no le veía utilidad en su vida. Sí, ¿para qué imaginar? Es curioso que una generación –la del sesenta y ocho- hiciera de ella el centro de la cuestión y escribiera en las paredes aquel famoso eslogan de Imaginación al poder o recordar también el famoso disco de John Lennon, Imagine. Ello sin hablar demasiado de la importancia que tuvo para las vanguardias o cualquier movimiento de tendencia romántica.

Quizás el mundo se ha hecho muy cerrado y oscuro; ello nos induce a ser pasivos y utilitaristas. Ya no somos capaces de imaginar el futuro o pensarnos a nosotros mismos y cuando lo hacemos es con tintes sombríos. No future dijeron los punks. No obstante, más allá de ese sendero elemental que sigue la mayoría, hay un mundo de sentimientos, angustias y emociones reprimidas esperando a que la fértil imaginación les dé salida. Pero hoy por hoy, la tienen arrinconada. Encerrada en el lóbulo derecho del cerebro, sin estimularla, sin hacer uso de ella. ¿Para qué? Al menos eso se preguntan mis alumnos. ¡Qué potente sería una clase en que pudieran confrontarse distintos modos de percibir la realidad! Que se le pudiera dar forma verbal y que hubiera contención para establecer puentes de diálogo. Todo esto lo he conocido y me duele que hoy por hoy sea tan extraño, no sólo entre los jóvenes.

¿Cómo estimular la imaginación? ¿Cómo volver a hacerla necesaria? Quizás se relacione con el gusto por la palabra densa y profunda, por la pasión por el lenguaje, el diálogo, la cultura y la poesía...

martes, 13 de noviembre de 2007

Le bateau ivre


Hace años tuve una alumna de cuarto de Eso que no he podido olvidar. Este post intenta poner orden en mis recuerdos sobre aquella estudiante cuya presencia condicionaba mis clases. Me refiero a que cuando hablaba de literatura, sus ojos, extraordinariamente expresivos, me miraban como si siguiera entusiasmada lo que yo estaba diciendo. Lo comenté con el profesor de filosofía y él tenía una sensación parecida. Blanca era especial en todo lo que hacía, pero sus ojos negros, despiertos y vivos eran mi punto de referencia cuando explicaba a Lorca o a Machado. El resto de la clase asistía más o menos atento a la explicación, pero nadie daba la sensación de estar demasiado interesado en lo que yo decía. Sólo Blanca. A veces tenía la impresión que daba la clase sólo para ella. Me preparaba textos que sabía que le podían interesar. Sin embargo, sus notas eran decepcionantes y sus exámenes, insatisfactorios. Pero todos sabíamos que nos enfrentábamos a alguien muy especial que leía a José Saramago, a Kafka, a Cortázar, a Günter Grass, a Beckett, a Platón

Recuerdo que era el año 2001. Aquel curso los alumnos leyeron 2001, una odisea en el espacio y les pasé, cuando acabaron la novela, la película de Kubrick que les gustó a pesar del paso del tiempo. Era un cuarto de la Eso extraordinario. A continuación del trabajo sobre la obra de Clarke, les propuse un día ir al Zoológico de Barcelona a hacer un ejercicio de observación de primates, teniendo en cuenta que la novela se basaba en la evolución de los prosimios hasta el ser humano. Primero asistimos a un taller sobre los chimpancés, y luego los alumnos, los veinticinco alumnos, se pasaron cinco horas observando a los distintos ejemplares que había en el habitáculo del zoo. De ser una masa informe de monos, pasaron a tener nombre y características propias. Cinco horas después, los alumnos habían realizado un ejercicio magnífico de observación y sabían reconocerlos y habían asimilado sus comportamientos y personalidades. Es uno de los ejercicios más sorprendentes que he realizado jamás.

Blanca asistió fascinada al ejercicio de observación y en los días posteriores me trajo varios libros que había conseguido sobre los primates. Su campo de especialización fueron los gorilas. Conseguimos, asimismo, que un primatólogo de cierto renombre viniera al centro a continuar la tarea de información tomando como centro a los bonobos, esos monos que se dedican a hacer el amor para resolver sus conflictos.

Dado el interés de los alumnos y en especial el de Blanca, organicé una segunda salida al zoo para profundizar en la tarea de observación de los chimpancés. Esta vez se trataba de realizar un etograma sobre sus relaciones internas. Estaba yo pletórico, pero la mañana en que teníamos que ir al zoo, Blanca faltó a clase sin ninguna explicación. Llamé por teléfono. Su padre dijo que se había levantado y que decía que no se encontraba bien. No me creí la explicación, pero continuamos la salida que tuvo unos resultados interesantísimos.

Aquel año Blanca promocionó la ESO, tras una larga deliberación de los profesores. Varios hablaban de su bajo rendimiento, de que no leía los libros, de que no cumplía con los mínimos de varias asignaturas. Pero todos nos veíamos un poco inclinados a favorecerla, dados sus intereses y su supuesta madurez.

Cuento esto porque Blanca era una alumna muy singular. Sin embargo, cuando cursó Primero de bachillerato, su falta de nivel de mostró claramente y sus ausencias eran cada vez más frecuentes. Hasta que un día vino un día a hablar conmigo y me transmitió un sentimiento desolador de la existencia. Sólo tenía ganas de llorar, no le encontraba sentido a nada y pensaba que todo era una gran farsa. Intenté animarla. Recuerdo que le dije que si yo tuviera sus años los aprovecharía al límite, que podía hacer muchas cosas además de sacarse los estudios. Dejó de venir a clase. Aquel año se había presentado a Delegada de instituto y fue elegida representante de los estudiantes a nivel de todo el centro.

Dejó todo en el aire. Recuerdo su mirada profunda y su tristeza abrumadora. Blanca no terminaba nada a pesar del entusiasmo que pusiera en ello. Supimos poco después que había intentado suicidarse, y que le habían diagnosticado TLP o lo que es lo mismo Trastorno Límite de la Personalidad. Cuando, investigando supe en lo que consiste este síndrome, entendí su comportamiento errático, su confusión, sus entusiasmos y sus depresiones, ese todo o nada en que se movía su vida, su profundidad, su falta de estímulos para acabar lo que empezaba y su instinto de abismo… Quizás no acababa nunca aquellos libros que nos sorprendían. Abandonó el instituto y se puso en manos de los psiquiatras -que odiaba-, que por cierto, tienen muy escaso interés en este tipo de enfermos porque no suelen seguir los tratamientos y caen fácilmente en la drogadicción, el alcoholismo, y son muy frecuentes los intentos (a veces consumados) de suicidio.

Recuerdo la última clase a que ella no vino. Estábamos estudiando en Literatura Española el Simbolismo y les había preparado fotocopias de Le bateau ivre de Arthur Rimbaud. Creo que no repartí la fotocopia ¿Quién iba a entender el poema si no estaba ella?

sábado, 10 de noviembre de 2007

Lectura de El Quijote


Doy clase de Literatura Española a cuatro alumnos de segundo de Bachillerato. Las lecturas nos son fijadas por la Administración, con mejor o peor criterio. Ahora estamos leyendo unos veinte capítulos seleccionados de El Quijote, lo que no permite una visión global de la obra. Hay demasiados saltos narrativos que no dejan hacerse una idea de la continuidad de la novela (o novelas).

En todo caso, siempre es un gozo reencontrarme con la más amada de mis novelas. La he leído en cinco ocasiones íntegramente, y parcialmente para impartir la asignatura, otras tantas. Hay capítulos que me los sé casi de memoria, pero nunca acabo de extraer conclusiones definitivas de esta obra tan evasiva y compleja.

¿Está loco don Quijote? Eso afirma el narrador, mejor dicho, los narradores: Cid Hamete Benengeli, autor moro del que no cabe fiarse demasiado, que fue coetáneo de los hechos, el traductor, también moro aljamiado, y el segundo narrador que recoge las dos fuentes citadas anteriormente. Este segundo narrador puede identificarse (o no) con Cervantes. Vemos la realidad desde tres dispares puntos de vista. Ello se añade a las diferentes perspectivas (cambiantes) que tienen don Quijote y Sancho de la realidad. El resultado es una visión compleja de todo lo narrado. ¿Existe Dulcinea? La fuerza de la imaginación de Don Quijote es tal que se nos impone como realidad, aunque sepamos que, tras su altisonante nombre, se esconde una labradora de pelo en pecho, de potente vozarrón y bastante “cortesana” que se llama Aldonza Lorenzo. Pero don Quijote la pinta en su imaginación como la desea y, por ello mismo, tiene consistencia como mito que le orienta y dirige en sus aventuras de caballero andante. El encantamiento y desencantamiento de Dulcinea en la segunda parte es uno de los aspectos más desoladores y tristes de la novela.

En el penúltimo capítulo, don Quijote, llegando a su aldea encuentra cerca de sí una liebre blanca, perseguida por unos cazadores. Representa simbólicamente a Dulcinea del Toboso. Y a partir de allí, su mito se desvanece y el caballero deja de tener consistencia. Enferma y muere recuperando –para nuestra consternación- la conciencia de ser Alonso Quijano el Bueno.

Sin duda, el problema mayor de El Quijote es la naturaleza problemática de la realidad. No hay nada que no pueda ser cuestionado. La verdad depende del observador que la contempla. Y además existen encantadores que trasmutan la realidad.

Es una novela impresionante, que fue interpretada según la época que la leía. En España no se la prestó demasiada atención hasta la Ilustración. Se desconfiaba de una obra que gustaba tanto a los ingleses y franceses. De hecho, se admiraba más el Quijote apócrifo de Avellaneda que el de Cervantes. Hasta que el catalán Juan Jolis importó la fórmula de más allá de los Pirineos de publicarlo en cuatro tomitos de bolsillo en 1755, no obtuvo un éxito rotundo.

Hablamos en clase de Avellaneda, de Lope de Vega, de las rencillas de su tiempo, del desastre personal de la vida de Cervantes, de su fracaso teatral, de la intertextualidad extraordinaria que se produce en la segunda parte de El Quijote.

Los alumnos asisten asombrados al descubrimiento de un clásico del que han oído hablar en muchas ocasiones pero del que no sabían nada. Vamos desmenuzándolo poco a poco, capítulo a capítulo, y ellos participan constantemente haciendo aportaciones que reflejan que han entrado en el juego literario de la obra

Incorporan a su acervo términos como perspectivismo, baciyelmo, venta-castillo, realidad cambiante, evolución interna de los personajes, quijotización de Sancho; se ríen con ganas ante muchas de las situaciones que se producen, especialmente en la de los batanes en que Sancho se hace aguas mayores en medio de la oscuridad, y comienza a subir un tufo característico hasta las narices de don Quijote.

Sin duda, es una novela extraordinaria, que analizada con método y progresivamente, abre las mentes de los jóvenes hacia la complejidad literaria. Espero que les lleve a valorar críticamente el aluvión de obras de medio pelo que nos invade y que tienen como atractivo el márchamo de “novela histórica”. La buena literatura ha de tener alguna dificultad. El esquematismo y simplicidad que nos acosa en las obras de éxito es una parte de la historia, pero no toda. La literatura es algo más. La buena literatura nos cuestiona y es inquiridora. Nos devuelve nuestra imagen transformada. Va más allá de nosotros mismos, pero no nos salva –aunque alivia- de la soledad.

martes, 6 de noviembre de 2007

Carta al padre


La Carta al padre de Kafka es un poderoso alegato, salvado del fuego por Max Brod y que se publicó póstumamente. Un alegato contra la educación que había recibido Kafka de su padre. Los críticos han encontrado en esa tremenda carta: el miedo que le causaba su padre que le hacía sentirse inferior continuamente, que le hacía despreciarse a sí mismo, que le hacía sentir una profunda sensación de fracaso íntimo en todo lo que emprendía, sentimiento de esclavitud respecto a su padre y ante sus castigos, no físicos pero sí psicológicos. El hijo, Franz, no entendía esos terribles enfados en que su padre, rojo de ira, le recriminaba cualquier nimiedad. No entendía que pudiera enfadarse así. Además el niño se insensibilizó ante cualquier amenaza porque el padre nunca le golpeaba. Se acostumbró a la constante amenaza y terminó por no respetar a su padre. El resultado es esta carta edípica que le dirige.

Es curioso porque hubo un tiempo que recomendé mucho este libro en el antiguo BUP. Y solía gustar. Recuerdo el comentario que me hizo una muchacha de dieciséis años sobre él como si lo estuviera leyendo ahora mismo: Me habían dicho que este libro era muy impresionante, pero después de leerlo, tengo la impresión de que padres como éste hay la tira.

Años después -en plena era Logse- he vuelto a recomendar este libro casi olvidado por las jóvenes generaciones. Mi primera sorpresa ha sido encontrarme este comentario por parte de un alumno. Dicho alumno -latinoamericano- ayer me confesaba que no podía comprarse un diccionario porque en su casa no había dinero para comer y que pasaba hambre. Hoy le he visto en conserjería con un descenso térmico tiritando de frío y esperando a la ambulancia a la que hemos llamado ante su estado de hipotermia.

Su opinión sobre el libro no puede ser más contraria a la posición de Kafka. Este muchacho no tiene padre y no entiende que un hijo pueda dedicarle semejantes reproches a la figura que él no ha tenido. Dice así su crítica que pueden leer en Lengua en movimiento en la sección de comentarios:

“La verdad es que me habría gustado leer Crónica de una muerte anunciada de García Márquez. De todos modos el libro que estoy leyendo, Carta al padre, no me ha inspirado mucho, ya que es un texto totalmente opuesto a mí y a mi forma de pensar respecto a las cosas. En Carta al padre he podido apreciar a un chico mimado que no sabe valorar el trabajo y el esfuerzo de la persona que más le quiere, que ha dado mucho por él y que le dio todo lo que podía. En Carta al padre sólo se ve un pequeño rencor pero que poco a poco se va convirtiendo en desprecio. Tal vez sea lo que no me gusta. Yo he vivido una vida totalmente opuesta a la del narrador y aún así, vivo dando gracias a la gente por darme lo poco que tengo. Puede que no haya comprendido bien el libro y su contenido pero definitivamente es un polo opuesto a mí y ni logro entrar en él”.

Me fascinan las opiniones sobre este libro. La del muchacho de la crítica es bien explícita. Hay otra muchacha que también lo está leyendo y de la que estoy esperando su juicio crítico. Cada lector es un mundo y tiene todas las razones para extraer unas conclusiones u otras. Es el lector quien cierra el círculo de la literatura. La literatura contemporánea es ambigua, evasiva. Quizás un lector más avisado y habitual aprendería a distanciarse más de los textos y ser capaz de entender por qué el escritor escribió lo que escribió, pero a esta edad y con esta generación, esto no funciona así. Las cosas son como son. No hay matices. La crítica de este muchacho es demoledora y llena de verdad. No puedo ponerle mala nota. Al contrario, creo que ha hecho un excelente juicio crítico desde su punto de vista.

Lamento no disponer de más opiniones sobre Carta al padre. La literatura de Kafka no nos deja indiferentes. Nos fascina y nos atrae, o abiertamente nos repugna. El mundo de Kafka es magnético. No en vano, ha sido considerado como una de las figuras más señeras en la literatura del siglo XX, que ha abierto caminos no explorados. Hoy ha llegado su literatura hasta la España de 2007 y alguien ha sentido verdadera rechazo ante lo que él escribió. Sus razones expuestas quedan, sus circunstancias a grandes rasgos también. Espero impaciente nuevas críticas de este libro y nuevamente me felicito por dar a estos adolescentes inquietos literatura con mayúscula, aunque les desagrade.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Conversando

Me gustan las visitas de mi sobrino Andrés. Tiene casi diecisiete años y vive en Zaragoza. Solemos encontrarnos cada cierto tiempo según las circunstancias familiares. Nuestros encuentros son fecundos en comunicación entre generaciones. Él ha superado una historia de fracaso académico en la ESO que le llevó a repetir primero y segundo. Un acertado tutor aconsejó a sus padres derivarlo a los PGS, es decir, a los Programas de Garantía Social donde estudió un curso de Hostelería con buenos resultados, tanto es así que aprobar el módulo de PGS le ha permitido trabajar varios meses este verano ganando sus buenos dinerillos. Además realizó la prueba de acceso a Ciclos Formativos, en la que obtuvo la mejor calificación de los presentados, y este año está cursando un ciclo de Equipos e Instalaciones Electrotécnicas con magníficas perspectivas profesionales.

Nos gusta hablar de lo divino y lo humano. No es raro que surja la política en nuestras conversaciones. Andrés la deplora y está convencido de que él no votará a ningún partido. Detesta a Zapatero y se siente atraído hacia posiciones ultraderechistas –sin conciencia de ello- en temas como el de la inmigración. Según él, España se está cayendo a pedazos y llenándose de inmigrantes que vienen algunos a trabajar y otros a delinquir. Le intento hacer reflexionar que lo que se está cayendo a pedazos es el resto del mundo; que nuestros problemas son comunes a todos los países europeos; que España no es una excepción; que buenas zonas del mundo subdesarrollado están hundiéndose en la desesperación y que es ésta la que les lleva a emigrar al mundo desarrollado. Mis explicaciones introducen nuevos elementos de reflexión en su discurso, que nos llevan a otros intercambios de puntos de vista.

Quise aprovechar la mañana del puente de Todos los Santos y llevarle a Barcelona al lugar menos apropiado a sus presuntos gustos. Es fanático del juego World of Warcraft y le cuesta estar dos días alejado de la Play. Fuimos a Barcelona sin un itinerario demasiado definido. Bajamos en el metro en plaza de Universidad y me encaminé con él al Casco Antiguo, concretamente a la zona del CCCB y el MACBA. Entramos en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Sabía que había una exposición sobre el Apartheid: el espejo sudafricano. El comisario de la muestra es Pep Subirós. Me adentré en el patio del CCCB para observar la instalación allí montada, una especie de jaula gigante con personajes parecidos a los de la mitología egipcia. Andrés la vio con curiosidad y me animó a entrar hacia donde iba la gente. Bajamos la rampa y pagamos las dos entradas. Seguramente era la primera exposición que veía en su vida lo que no dejó de suscitarle interés.

La muestra es una aproximación conceptual y visual a las viejas y nuevas formas de prejuicio y discriminación racial. Analiza las ideologías racistas a través de textos y material documental como vídeos en los que pudimos ver imágenes de Hitler arengando a las masas o el comienzo del famoso discurso de Martin Luther King, “He tenido un sueño”; una película donde un profesor nazi mide los rasgos de un estudiante para demostrar que los arios tienen unos parámetros físicos diferentes de los judíos. Fuimos deambulando por la exposición parándonos a ver imágenes o leer carteles en el ambiente de penumbra que dominaba el recorrido que resaltaba un contenido claro contra la deshumanización a que llevan los prejuicios raciales.

Vi, con cierta sorpresa, que la exposición le había gustado. Una mañana de contenido cultural no hace daño a nadie. La cultura no debe asustar y si se la frecuenta, hasta es divertida.

Salimos de la exposición y fuimos callejeando hablando de libros, que le suelo recomendar. Esta vez le sugerí El juego de Ender de Orson Card. Estábamos hablando de libros, cuando llegamos a la calle Sant Pau. El ambiente interracial era evidente. Musulmanes, latinoamericanos y multitud de nacionalidades se mezclaban en una atmósfera densa y compleja. Colmados afros, carnicerías Halal, peluquerías dominicanas… eran el espectáculo que nos rodeaba hasta que llegamos a la calle de San Ramón que atravesamos entre docenas y docenas de prostitutas que esperaban la llegada de algún cliente. Andrés apresuró el paso entre aquella atmósfera lúbrica. Las chicas le miraban a los ojos esperando algún mensaje de confirmación o de respuesta a sus requisitorias. Andrés estaba tan asustado como fascinado y no respiró tranquilo hasta que llegamos a la calle Nou de la Rambla donde las escenas de búsqueda de clientes se esfumaron. “Pondría una bomba para acabar con todo eso” –me dijo-. “No me extraña que salgan grupos con bates de béisbol a limpiar las calles”.

Llegamos hasta el London, un pub popular en la zona. Entramos y seguimos hablando sobre la vida y las cosas en un diálogo vivo en el que se evidencia su alma adolescente, confusa y contradictoria, pero llena de elementos interesantes por la pureza de algunas de sus posiciones que le llevan a intensas fobias y filias. Es un intercambio rico y sugerente en el que no paramos de hablar intentando comprender el mundo, esas conversaciones que son tan extrañas con los adultos que se cierran en unas posiciones fijas sobre todas las cosas. Me gustaría tanto poder hablar con mis alumnos con la misma libertad y confianza con que puedo hacerlo con mi sobrino Andrés…

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