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viernes, 10 de abril de 2020

La necesidad de gustar


“La mayoría de las personas de una cierta edad probablemente lo notaron al sumarse a su primera organización. Facebook animaba a sus usuarios a que les «gustaran» las cosas y, como es la plataforma donde se presentaron por primera vez en la web social, su impulso fue el de seguir el dictado de Facebook y ofrecer un retrato idealizado de su persona, de un ser más agradable, amistoso, más aburrido. Fue entonces cuando nacieron la pareja de gemelos «gustar» e «identificarse», que, juntos, comenzaron a reducirnos a todos, en última instancia, a una naranja mecánica castrada, esclavizados por una nueva versión corporativa del statu quo. Para ser aceptados teníamos que acatar un código moral optimista conforme al cual todo tenía que gustar y debía respetarse la voz de todo el mundo y cualquiera que sostuviera opiniones negativas o impopulares que no se considerasen inclusivas—en otras palabras, un simple «no me gusta»—sería expulsado de la conversación y avergonzado sin piedad. A menudo se arrojaban dosis absurdas de invectivas contra el supuesto trol, hasta el extremo de que, en comparación, la «ofensa», «transgresión», «burla insensible» o «idea» original parecía insignificante. En la nueva era digital del Postimperio estamos acostumbrados a puntuar programas de televisión, restaurantes, videojuegos, libros, incluso médicos, y mayoritariamente hacemos valoraciones positivas porque nadie quiere parecer un hater. E incluso aunque no lo seas, es el calificativo que te colgarán si te apartas del rebaño.”

— Blanco por Bret Easton Ellis
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viernes, 20 de septiembre de 2019

Neorrabioso y sus fobias


Para los que no lo conozcan, Neorrabioso es un fenómeno cultural –pequeño pero fenómeno-  que se puede seguir en su blog y a través de las redes sociales. Neorrabioso es un poeta urbano que va dejando sus versos en las paredes de Madrid así como en los cubos de basura del ayuntamiento, impregnando Madrid de su poética alternativa. Llevo tres meses siguiendo su blog que no permite comentarios. Neorrabioso publica entradas varias veces al día al ritmo de sus filias y sus fobias que al cabo de unos meses resultan ya muy conocidas para el lector. Mi post no será complaciente y pretende dar una respuesta, la que no puedo darle en su blog porque no permite comentarios, algo que deja en el ambiente un talante inseguro. Mi discurso es mío y los demás solo tienen derecho a leerme y escucharme.

Neorrabioso es la quintaesencia del pensamiento político correcto. Es una especie de héroe romántico perfecto. Rebelde, anarquista, individualista, antirracista, antifascista, feminista, multiculturalista…, odia occidente -aunque no renuncia a vivir en él- y ve la mediocridad ambiente de este país esencialmente inculto y racista, además de homófobo. Solo se salvan él y sus amigos africanos, saharauis, gays y lesbianas y algunas mujeres -chicas- que él adora como estrellas en el firmamento. Odia el nacionalismo, especialmente el español que él ve como profundamente negativo y reaccionario. No es igual de crítico con otros nacionalismos a los que no considera apenas. Es una especie de guerrillero urbano que se posiciona a favor de los débiles y condena profundamente toda la degeneración de nuestro país, mediocre y racista.

Va escribiendo sus versos en los cubos de basura, se considera un poeta del pueblo y vive en torno a ese delirio de grandeza su misión debeladora de los mitos de una sociedad despreciable desde la altura de su perspectiva radicalmente solitaria. Sin embargo, uno lee sus versos y no ve mucho apreciable en ellos, salvo un cierto ingenio con innegable ternura para las recurrentes imágenes  de su poética. El otro día leí que es necesario que surjan mil poetas para que haya uno verdadero, y él -opino- no es el Elegido. Sus poemas son esencialmente ingeniosos, imbuidos de un mesianismo congénito en que él se considera, en su soledad, un verdadero artista del siglo XXI del Madrid castizo. A sus cuarenta y cinco años hace tiempo que ya ha pasado la línea de la sombra de que hablaba Conrad, ya no es joven, pero tiene temperamento adulescente, el de esos cuarentañeros que siguen pensando en términos que parece que tuvieran dieciocho años. Vive con algunos gatos, su única compañía, y cada vez es más misántropo respecto a la gente. Vive con orgullo su soledad altiva pero sus publicaciones reflejan a un hombre inseguro que teme no ser adorado suficientemente por el pueblo al que defiende o por las mujeres. Mira cada día los que leen su blog y eso hace subir o bajar su autoestima. Tiene una biblioteca de la que va sacando fragmentos, espigados aquí o allí, para reflejar su cultura de hombre instruido y complejo. El lector puede seguir con curiosidad la serie de filias y fobias de este hombre singular pero al cabo de unos meses ya no hay deslumbramiento porque todo responde a un esquema no demasiado profundo por lo ostentoso y tópico que es en sus ideas. Yo lo leo cada día, esperando alguna sorpresa, pero hay pocas cosas que supongan reflexiones que pongan en cuestión su visión ya hecha del mundo, de la vida y la sociedad. Porque Neorrabioso es un influencer más de los que abundan en estas tierras. Es un producto más que no vende elementos de cosmética sino una forma de estar en el mundo, la suya que se nos impone sin lugar a dudas como auténtica y comprometida. Me recuerda paródicamente en su ensimismada autocontemplación la imagen de la pintura El caminante entre el mar de nubes de Caspar David Friedich.

Neorrabioso es absolutamente sincero, nos transmite sinceridad a raudales, sus discursos son extremadamente sinceros, salen de él como efluvios naturales -a veces con furia- de su mentalidad justiciera. Pero uno se pregunta si el arte, la poesía de verdad, es un producto que surja de la sinceridad o de un superego desmedido. Pienso que el poeta necesita algo de neutralidad, de entibiar su ego para no hacérsenos cargante y obsesivo, y algo de eso que se llama sugerencia, ambigüedad, tal vez humildad. Sus poemas son tiernos, ingeniosos y pretendidamente ideológicos, una suerte de luz y color en las calles de Madrid. Pero este héroe madrileño, de origen vasco, vive con pasmosa intensidad su misión y su rebeldía resentida, frutos de un delirio de libro.  No hay mayor propagandista de su ego que él mismo que intenta convencernos constantemente de su valor, su ingenio y su grandeza espiritual. Él está demasiado alto y desde esa altura contempla las calles de Madrid, España, Europa y el mundo. Es una especie de Guerrero del antifaz, pero en bueno, claro. 

No obstante, me cae bien. Uno puede seguir su aventura espiritual varias veces al día en directo por medio de sus perlas y mensajes, pero como no me deja contestarle en su blog, escribo en el mío esta sinopsis que espero que le llegue. Sé que no le gustará lo que he escrito pero lo he hecho también con absoluta sinceridad. Estoy seguro que mi entrada logrará nuevos lectores para su blog, que no está mal, créanme. Es egoico y obsesivo, muy sesgado hacia los tópicos progres, pero tiene algún interés. 

domingo, 22 de mayo de 2016

Relatos adolescentes, un filón...


Sigo leyendo novelas a velocidad de crucero. He tenido que tomar la decisión de priorizar la creatividad, la originalidad y la coherencia narrativa por encima de la corrección sintáctica u ortográfica. Hay relatos muy potentes, cuestionables ortográfica o sintácticamente. Los leo dejando que me asombren en sus propuestas creadoras. Sé, lógicamente, quiénes los han escrito y a veces me parecen concordantes en temas y forma con los autores. Si no, les pasó una aplicación que se llama Plagium para detectar imposturas y plagios. He descubierto hasta ahora dos claras de relatos sacados parcialmente de Wattpad, un poco de aquí, otro poco de allí. Otro está basado en un vídeojuego con sus personajes y circunstancias y no soy capaz de aquilatar el grado de plagio del mismo. Tengo que hablar con la autora.

Pero es más la sensación de sorpresa al adentrarme en sus pequeños relatos y dejarme seducir por su capacidad narrativa y la realidad que alumbran. Me fascinan los relatos de mis alumnas marroquíes –al margen, digo, de la corrección ortográfica y sintáctica-. Son relatos de corte romántico que describen con una gran delicadeza el mundo de las adolescentes musulmanas, su coquetería y su concepción del galanteo amoroso. No puedo decir sino que es alucinante asistir a esta presentación inocente de las relaciones amorosas en el seno de la sociedad musulmana. Alguno de los relatos, con no sé bien qué distanciamiento respecto a la autora, me ha dejado clavado en el asiento, sin palabras. Esta muchacha ha expresado algo terrible de un modo absolutamente ingenuo. Su intención al escribirlo era una, pero el lector cuando lo lee queda con una sensación próxima a la estupefacción más profunda. En otros relatos rezuma, en cambio, un optimismo y una felicidad al encontrar la protagonista al hombre de sus sueños y ser aceptado en la familia. Son relatos púdicos y castos en que no hay cuestionamiento de las cosas en un modo totalmente tradicional. Y estas muchachas tienen claro que ser mujeres es ser esposa de un hombre al que se quiere por encima de todo y para tener hijos con él. Pero lo narran de un modo con una naturalidad que cautiva.

Me sorprende el uso de los recursos narrativos de un modo bastante eficiente. Los relatos se leen bien y el lector disfruta con ellos. No dejan de ser expresión del mundo que late en estos adolescentes de quince años. Sospecho que el relato novelado de esta extensión (20-30 pags) expone una respiración natural para estos muchachos que encuentran en él la ocasión de revelar un discurso y una arquitectura que suele funcionar aceptablemente bien. Es evidente que un relato requiere previamente de unas reflexiones previas. Hay que pensarlo. Hay que elegir el punto de vista narrativo, el tema, la ilación de acontecimientos, el foco del relato y el tempus. Y lo hacen contrastadamente bien para ser el primer relato novelado de su vida. Para muchos, tal vez sea el último también. El fluir del tiempo es esencial en un relato. A veces pasa rápido y otras veces es lento y minucioso. Los personajes se van dibujando y definiendo de un modo intuitivo. Esta ingenuidad ante el relato es provechosa porque simplemente se han planteado que había que hacerlo y lo han hecho, a veces componiendo relatos bastante extraños e inquietantes.

Hay, en cambio, una muchacha que cuando la conocí en primero de ESO me manifestó que quería ser escritora. No me ha entregado la novela. La espero con expectación. Tal vez se exija mucho a sí misma y carezca de la frescura con que sus compañeros han iniciado el proceso narrativo. Otra muchacha de aspecto gótico y mente enigmática no lo ha presentado todavía. Fue una de las que primero se interesó por la idea cuando la planteé hace seis meses. Una compañera lo explica –que no la haya entregado- con que tiene demasiadas cosas en la cabeza y le cuesta focalizarse en una secuencia concreta. La observo y siento que tiene mucho que decir pues su mundo presuntamente problemático tiene que ser especialmente sugerente y complejo.

Aparentemente, salvo excepciones, son más eficaces narradoras las chicas que los chicos. Creo que la constatación de que son más maduras que los chicos es parte de la realidad. Tiene más disposición a ficcionar y a contar. La palabra y la secuencia tienen en estos momentos más nombre de mujer que de hombre. Les cautivan las historias románticas ¿quién ha dicho que el romanticismo ha muerto? Y, por lo que parece, son sumamente prudentes, ansiosas de ternura más que de sexo. En estos relatos proyectan de un modo inconsciente su percepción del mundo al tener que crear una secuencia extensa. Solo he encontrado una historia preñada de sentido del humor y es de una chica. Les atrae más el dramatismo, la intensidad romántica con amores difíciles que al final logran triunfar ... No sé si sus modelos son esas novelas románticas que circulan entre las chicas, pero lo que sí que sé es que estaban maduros y maduras para crear un relato extenso e intenso, y, en varias veces, me han sorprendido, con finales abiertos. Porque de alguna manera hay que concluir las historias ¿no? Y el final abierto está para ellos cargado de encanto.

Si hay profesores que leen este blog, les aconsejo vivamente la promoción de este tipo de actividades narrativas, sin miedo, sin dejarse coartar con la corrección estilística y ortográfica. Ya llegará después. Y al fin y al cabo existen los correctores de estilo. Aprovechar su intuición y su inocencia da lugar a cuadros llenos de emoción y dramatismo. Es como una improvisación teatral. Puede tener una frescura que una obra hecha a conciencia es incapaz de alcanzar. El esbozo puede tener una capacidad de sugerencia que una obra acabada no consigue.

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