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viernes, 13 de mayo de 2016

Hablando de sintaxis

                   

Nunca fui bueno en sintaxis en mi colegio ni brillé en la universidad en las asignaturas lingüísticas. Ya he dicho en otras ocasiones que mi pasión era la literatura. Tuve que analizar mucho en mi colegio donde el latín fue obligatorio tres cursos, y la sintaxis era fundamental. Mucho tiempo después me veo enseñando sintaxis a mis alumnos, la básica: estructura de la oración, clases de oraciones, tipos de complementos... Utilizo un recurso audiovisual muy interesante, el editor de análisis sintáctico EDAS. Hacemos análisis cada semana, salen a la pizarra digital y analizan oraciones sencillas simples y compuestas. Los temas los he expuesto mediante vídeos de la Flipped Classroom. Creo que soy didáctico y ameno. Busco ser práctico, creo que no lo hago del todo mal ... pero no consigo que mis alumnos aprendan las nociones básicas de sintaxis, a veces algo tan simple como reconocer el sujeto y el predicado. Ya no digamos el Complemento Directo, Indirecto, Circunstancial, Predicativo, Agente... Haga lo que haga parece inútil. Hay algunos que directamente entregan el examen en blanco. Hemos analizado más de ciento cincuenta oraciones en clase. No han captado nada. Otros confunden totalmente los conceptos y no se aclaran para nada. Es como si estuviera intentando introducirles en el chino. Hay muy pocos que alcancen cierta fluidez en el análisis de oraciones sumamente sencillas.

Comento el tema con mis compañeros de departamento y coinciden conmigo en esa sensación de fracaso desmoralizadora. Una de mis compañeras lleva con sus alumnos desde primero de ESO y ahora en cuarto siguen sin saber nada la mayoría. Ignoran qué es un verbo transitivo aunque ella lo ha explicado repetidamente. Otra compañera asume esa realidad, pero estima que se da por satisfecha si alguno lo capta. Tal vez sea demasiado pronto, y lo irán asimilando cuando lleguen a bachillerato. Yo sé que he de prepararles para el siguiente curso (cuarto) y para el bachillerato los que pasen. No es posible una elección mía en que me diga que no lo voy a abordar porque luego se me pedirían explicaciones de por qué no lo he hecho. O aunque no se me pidieran, yo sentiría que no lo había hecho bien. Lo cierto es que siempre que he intentado plantear la sintaxis básica no he obtenido resultados que pasaran de la sensación de desastre generalizado.

La lengua es un mecanismo articulado, pero analizar las piezas que lo componen parece extremadamente difícil. Yo recuerdo las dificultades que tenía cuando lo sufría a los doce y trece años. Puedo comprenderlos. No son chavales que estudien. Fuera de la clase es un hábito que no se da. Tareas sí, pero estudio, no. Mis compañeros de departamento anhelan volver al libro de texto de papel, frente al uso de ordenadores y libros digitales que utilizan ahora. Yo soy un firme partidario del ordenador como instrumento prodigioso y creo mis propios materiales no utilizando el libro digital. En cierta manera me he inspirado en las pedagogías avanzadas que he conocido en internet donde he debatido abundantemente durante más de once años. Mi blog me ha permitido conocer enfoques novedosos aunque no he asistido a jornadas tipo EABE, NOVADORS, TELEFÓNICA...

Supongo que la pregunta es qué deberían saber estos muchachos al acabar la ESO. En mi departamento se da mucha importancia a la morfología y la sintaxis. Yo lo asumo aunque tenga mis reparos al respecto. Pienso que para ellos será mucho más relevante el escribir una novela, uno de los proyectos del año, que todo el análisis gramatical que hemos hecho. Solo en la práctica se puede aprender. No se trata solo de explicarles cómo se escribe una novela corta sino de animarles a hacerlo. El desafío es mayúsculo. Ahí sí que hay que utilizar todos los resortes de la lengua. Aunque desconozcan que lo que están utilizando son verbos copulativos, perífrasis verbales, complementos predicativos... Se enfrentan a sus registros léxicos más o menos precarios, a las técnicas narrativas, a la lógica del relato, a la relación con obras literarias que han conocido, a la coherencia textual, al dominio de la ortografía...

Ser profesor de lengua ha sido una salida que jamás hubiera imaginado cuando tenía trece o catorce años y sudaba con las oraciones subordinadas de complemento directo o de sujeto. Si me lo hubieran dicho entonces, no lo habría creído en absoluto. Supongo que todo es un problema de madurez. La morfología y la sintaxis se van adquiriendo intuitivamente hasta el momento en que uno es capaz de razonar y comprender los mecanismos de la lengua.

Pero no he de negar que mi sensación cuando corregía los exámenes era de desolación. Voy a tener a sensacionales novelistas pero a desastrosos analizadores sintácticos. El problema es común por lo que veo y tiene algo de conexión con las dificultades que tienen con las matemáticas, es decir, el aprendizaje de un lenguaje lógico minucioso y analítico. En mi experiencia este año, he de decir que solo un muchacho de 54 es un crack sintáctico. Y el nivel de fracaso es altísimo.

Hay que decir que un profesor sufre problemas de autoestima cuando ve esto y no lo comprende. Hay países cuyos habitantes son muy hábiles para las matemáticas. Por ejemplo, la India. Su sistema de pensamiento los hace formidables para la informática, la abstracción y las matemáticas. En España no somos hábiles con las matemáticas a tenor de lo que yo conozco. Y en mi barrio, desde luego, tampoco con el análisis sintáctico.


¿En qué nos estamos equivocando?

39 comentarios :

  1. Yo no tengo sensación de culpa por lo que no aprenden muis alumnos. Ni critico a mis compañeros de lengua castellana porque muchos alumnos de ESO tengan serias dificultades en reconocer un complemento directo. Ni a mis colegas de matemáticas porque sus alumnos no sepan resolver una raíz cuadrada. Ni a los profesores de plástica porque sus alumnos no sepan trazar una mediatriz en aceptables condiciones.
    Entonces de ¿quién es la culpa?
    Esta pregunta se puede responder a corazón abierto y sabiendo que puedes caer en aquello que se llama lo políticamente incorrecto, o responder según el manual de lo correcto y no decir nada, es decir, que la culpa es de la sociedad, y ya está.
    Pues yo tengo la respuesta a la pregunta: no lo sé.
    Y me quedo tan ancho.
    Creo que los profesores sabemos que los alumnos españoles lo que requieren es material para ser felices. Y nada más. El móvil es su tótem. Su dios. Su razón de ser y de vivir. Lo demás son pamplinas. Entonces, mi querido Joselu, a qué el complemento directo, a qué los cambios sociales del siglo XIV... ¡venga la última aplicación de los móviles que me permite desfigurar la cara de quien se pone delante...!

    Un fuerte abrazo.

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    1. Este año estoy pendiente de la presentación de las novelas de una cincuentena de alumnos de tercero de ESO. He leído dos hasta ahora, y doy fe de que han dejado allí lo mejor de sí mismos. No afirmaría con tanta rotundidad que lo único que les interesa sean las posibles aplicaciones del móvil. En mis tiernos alumnos de quince años, en muchos, hay una enorme densidad de vida. Yo la siento y los miro con ternura. En este momento no puedo evitar una mirada relativizadora de mi práctica docente. ¿En cierta manera quién soy para juzgarles? ¿Quién me juzga a mí? A esta pregunta, respondo que, además de su juicio que seguro que tienen y tendrán (y no sé si benévolo, a corto, medio o largo plazo), está el mío y no es nada edulcorado. No sé si he estado a la altura de lo que se me exigía. Mi mirada es fuertemente crítica, y de ella ha de salir algo con entraña producto de la indagación interior. Me gustaría, quizás, tener tu ligereza (en el buen sentido, el de la felicidad existencial) y poder contestar tan ancho a la pregunta de por qué no aprenden diciendo "no lo sé", pero mi propensión a lo complicado no me deja estar satisfecho. El momento en que salga por última vez de un aula, dentro de poco tiempo, será un instante cargado de literatura para mí. Si soy capaz de expresarlo, claro. La literatura no debe quedársela uno dentro.

      Fíjate que yo he montado un gif para mi post de hoy. A mí también me gustan las aplicaciones ingeniosas y soy un poco como ellos.

      Un fuerte abrazo.

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  2. Leyendo el comentario de Miguel me ha dado una sensación de tristeza, porque es verdad que estamos atados en cuanto a decir las cosas llanamente si tapujos y eso pasa cuando viene la inspección educativa y se sienta el inspector al final del aula para ir observando donde fallan.

    Es deber y sobretodo obligación como docente intentar quitarle dramatismo a los conceptos y buscar unos recursos didácticos que no sean un machaqueo y que las clases sean amenas.Tanto para ellos como para el profesor.

    -En segundo de Bachillerato de Arte , la espina es siempre Historia del Arte y sobre todo Geometría eso lo llevan mal:pero son las específicas y si no sacan nota no pueden acceder a la Universidad.

    Un saludo.

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    1. Ciertamente estamos condicionados por las notas de corte en la selectividad. Recuerdo el antiguo COU en que no era tan taxativo o yo al menos no me lo tomaba así. Regirnos por una evaluación externa tiene aspectos positivos pero también castradores.

      Un cordial saludo.

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  3. Con el análisis sintáctico hemos topado. No recuerdo cuando se empezaba, tengo la sensación de que era algo que hacíamos siempre en el instituto. Lo mío también era la literatura pero me tenía que conformar con la morfosintaxis, las tipologías textuales (creo que cada año las volvíamos a dar…). Menos mal que al menos teníamos la redacciones, pero tenías que escribir sobre algo que no te interesaba escribir, y durante un par de semanas en los seis años de instituto a Machado y a Bécquer.
    Los años más intensos de analizar oraciones creo que fueron de 4º a 2º de bachillerato. Entonces teníamos muy buena profesora de lengua y dedicábamos clases enteras a salir a la pizarra y analizar oraciones. Recuerdo que nos hizo escribir un din-A4 por delante y por detrás con ejemplos de adjetivos, artículos, conjunciones, preposiciones, etc. Y plastificarlo, era nuestro soporte para analizar las oraciones, si había una palabra que no sabías que era la buscabas allí y solucionado.
    Creo que éramos un buen grupo y lo que recuerdo de mis amigos y de nuestros exámenes es que se nos daba muy bien, supongo que no a todos, pero entre los que éramos más amigos había cierta competencia sana en sacar la mejor nota.
    Nosotros tuvimos una educación tradicional, el profesor venía te explicaba el rollo, te enviaba ejercicios tremendamente aburridos para el día siguiente y se iba.
    Siempre me he preguntado si es realmente necesaria la sintaxis que en qué nos ayudaban tantas horas de analizar frases.
    Hay quien piensa que es muy importante, que ayuda a escribir mejor y no sé qué otras virtudes. Yo creo que se puede llegar al mismo conocimiento de la lengua leyendo y escribiendo.

    Un abrazo!

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    1. Tu aportación es muy pertinente. Yo me pregunto si entre los compañeros que tuviste y que eran buenos en lengua analizando oraciones, cuántos hacen uso de la lengua escribiendo, redactando... A cuántos de ellos, aquel baño de lógica sintáctica les ha servido para escribir mejor, y si aquello sirve de estímulo para hacerlo. Tú tienes una emocionante relación con la literatura. ¿Te sirve para valorarla el hecho de haber conocido en aquel tiempo qué era una oración subordinada adverbial de tiempo o una concesiva? Yo no soy un estilista escribiendo, mi uso de la lengua es bastante pragmático, poco brillante. Pero lo que he conseguido de alguna corrección en la escritura no ha sido consecuencia de mis conocimientos sintácticos de la escuela. Radicalmente no. Ha sido por mi práctica habitual de escribir desde siempre. Diarios, cartas, el blog... Dudo que mis compañeros del departamento de lengua, mejores conocedores que yo de los secretos y encasillamientos de la sintaxis, sean capaces de redactar algo con fluidez y gracia. Yo, al menos, nunca lo he visto más allá de la redacción de actas de departamento. A escribir se aprende escribiendo incansablemente. No tiene importancia si tienes conocimientos de sintaxis o no porque es un proceso bastante intuitivo. Como no hace falta saber cómo funciona un motor para conducir bien un coche. Si lo sabes, mejor, claro, pero no es en absoluto impresdindible. La lengua es un mecanismo que se enriquece por el contexto, por las lecturas, por lo que oyes y en él hay reglas de construcción que se aprehenden como mostró Chomski de manera intuitiva. Personalmente pienso que el estudio de la sintaxis es extraordinariamente bueno para el estudio de la sintaxis. Se podría argumentar que exige un uso lógico de las relaciones sintácticas, como la matemática, como el ajedrez y que este conocimiento es bueno para la lógica en general. Pero hay tantos tipos de lógica... Me pregunto si un buen jugador de fútbol o de básquet ejercen la lógica y la evidencia es que sí. Son juegos en que la lógica es fundamental. Pero tienen su propia lógica para la que no es en absoluto necesaria la sintaxis, una disciplina que no creo que Lionel Messi conozca. Ni Maradona en sus buenos tiempos. Dudo que los campeones de ajedrez sepan mucha sintaxis. Su lógica es puramente ajedrecística. ¿Y los escritores saben mucha sintaxis? No lo tengo claro. Digamos que la sintaxis es importantísima para los profesores de sintaxis, pero como argumento dudo que eso implique que sean medianos escritores. La motivación esencial de la literatura es la vida. Si es el estilo, me temo que no me tendrán entre sus más devotos lectores.

      Un abrazo.

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    2. Me ha comentado una amiga que pertenecemos a lo que llaman Generación Perdida. Yo sabía que nos llamaban generación Y pero no Generación Perdida. Resulta que somos aquellos jóvenes nacidos entre 1980 y 1999; a nosotros nos dijeron que si estudiábamos y trabajábamos duro podríamos acceder a un buen trabajo y tendríamos el futuro asegurado. Ahora las circunstancias han cambiado y las cosas no son así.
      Hablando del tema me ha dicho también que la generación Z, que son esos adolescentes a los que tú das clase ahora, son más creativos, con más dificultades para la concentración. Investigando un poco he leído que se caracterizan por ser individualistas, no basar su futuro en su educación y estudios y tener una gran capacidad para utilizar y comprender las tecnologías.
      Creo que no sé cómo es un aula de instituto ahora mismo y tampoco acabo de entender muy bien a los adolescentes de ahora y eso que el salto generacional no es tan grande (puede que tampoco los comprendiera cuando yo lo era, así que seguramente sea cosa mía). El caso es que, si estas características generacionales son ciertas, puede ser que se trate de una generación menos dada a la lógica, al pensamiento matemático y sin embargo más creativa. En este sentido, es evidente que el aprendizaje de la sintaxis, como de las matemáticas debe ser muy difícil para ellos.
      En todo caso, no sé si se puede asumir como algo general.

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    3. Mi instituto tiene unas características que lo hacen singular. Es un centro de máxima complejidad social. Probablemente el ochenta por ciento del alumnado tiene sus orígenes y cultura fuera de España, aunque estén nacionalizados españoles. El grado de adaptación es variable. Pero no es un centro en que nuestros alumnos, como decía, acostumbren a estudiar. Eso no está dentro del programa. Eso no quiere decir que muchos no hagan los deberes y bien, pero lo que es estudiar, pues no. Mis hijas son nacidas en 1997 y 1999 y son muy distintas en este sentido. No sé si se pueden extraer características generacionales. Lo cierto es que los chavales de ahora tienen dificultades para la concentración y para la lógica y la abstracción. Pero no sé si es propio del ambiente de calle que abunda entre los chavales de mi barrio.

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  4. Estudié Filología Hispánica por amor a la literatura, pero, como profesor, advertí, desde mis primeros cursos, que el amor a la lengua era un paso previo para poder disfrutar del uso que de ella han hecho los clásicos de nuestra literatura, desde Berceo hasta Cela pasando por Góngora, Darío, Juan Ramón o Lorca. Advertí tantísimas dificultades expresivas en mis alumnos, que me olvidé de la literatura y centre mis esfuerzos en ayudarles a usar la lengua, oralmente y por escrito, lo que implicaba también, en cierta forma, mejorar el proceso de razonamiento o, en el peor de los casos, contribuir a formarlo. La sintaxis, desde entonces, se convirtió en la disciplina donde intenté hacerles ver, con claridad, la estructura de la lengua para que ellos pudieran usarla con el mayor dominio posible. Aunque pueda parecer absurdo, mi método iba, en viaje inverso, de la oración compuesta, que es como todos nos expresamos, a la oración simple y el sintagma. De ahí que me esforzara por hacerles ver la unidad del párrafo como una constelación de relaciones sintácticas que nos permitía captar el sentido del mensaje que se nos quería transmitir. Siempre usé textos periodísticos, básicamente artículos de Opinión de El País, y me metí en el análisis lingüístico de los mismos oración tras oración, hasta conseguir un entendimiento cabal de todo el texto, aunque me llevara tres semanas conseguirlo. Me fue muy bien, reducir las frases a un algoritmo en el que sustituía las proposiciones por letras y respetaba los nexos, algo así como: Cuando A, B, porque c: "Cuando estudio hasta tarde, me cuesta mucho levantarme, porque se me pegan las sábanas". A partir de ahí, es evidente que el algoritmo se vuelve más complejo si han de reflejarse las subordinadas sustantivas y adjetivas , pero no es imposible: Cuando A -que b- A, C: "Cuando vuelva tu hermano, que siempre me ha caído muy bien, nos divertiremos mucho". El método admite el sentido directo y el inverso: reducir una frase a algoritmo o construir un algoritmo que posteriormente ha de ser rellenado por los alumnos. Este método, la mar de entretenido, por cierto, y que le daba a la sintaxis una pátina científica, permite adquirir conciencia del párrafo como una construcción en la que el sentido se vehicula a través de los nexos, gracias a los cuales podemos entender perfectamente lo que se nos dice. Es evidente que, en una instancia superior, han de clasificarse las ideas que se nos transmiten y comprobar si son falacias, tópicos, mentiras, obviedades, etc., pero el proceso de construcción sintáctico nos permite ahondar en los mecanismos gracias a los cuales podemos construir textos como el presente. Que los alumnos fueran capaces de usar este mecanismo fue toda mi obsesión mientras fui profesor.

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    1. Me maravilla qué profesores tan distintos hemos sido. Hemos impartido lo mismo pero de modos totalmente divergentes. Supongo que a los músicos les pasa algo parecido. Aparentemente la partitura es la misma para todos, pero cada intérprete la ejecuta de modo personal e intransferible para oídos atentos. Tú tienes la pasión del estilo y por eso interpretas la enseñanza de la lengua del modo que explicas. Supongo que dirigirás a muchachos de bachillerato el método que propones. Yo raramente he dado bachillerato de Lengua desde la LOGSE. Creo que no soy óptimo para ello. Pero mi vivencia de la literatura es radicalmente distinta a la tuya. Sin duda la tuya es más profesional, más certera. La mía más intuitiva. Hoy enlazabas un artículo contra los profes enrollados en la línea de Savater hoy, y, por ende, de Moreno Castillo. Pero yo recuerdo la novela que me recomendaste: MI hermano, el idiota y me viene insistentemente aquel profesor sombrío que tuvo una vez Michel del Castillo, y que le hizo llegar simplemente a Dostoievski. Fue suficiente. Creo que la distinción de profes enrollados y a la vieja usanza, serios y rigurosos, no revela toda la complejidad de la cuestión. Conozco a una profesora a la que se le podría tildar de enrollada a la que sus alumnos adoran. Tal vez hay niveles que lo que juega es la capacidad de empatizar con ellos en un entorno sumamente desfavorable. Que alguien crea en ellos. Que los quiera. Son cuestiones que Moreno Castillo o Savater no contemplan. Tal vez haya uno que sería estimulado por un método distante y riguroso, pero la inmensa mayoría necesitan antes otras cosas. Como aquel cura destemplado entendió que aquel muchacho triste necesitaba a Dostoievski. Es tan difícil saber qué es lo mejor porque depende de cuándo y para quién. Y la infinidad de situaciones que pueden existir son tan variadas como la vida. En mi colegio de curas yo no tuve profesores enrollados. Eran practicantes de la didáctica de que la letra con sangre entra. Yo no aprendí demasiado de ellos. Supongo que en el fondo ninguno llegó a interesarme aunque mi situación era harto precaria. La cuestión, Juan Poz, es si en un momento determinado eres interesante para alguien. Si somos interesantes. No se trata de simplemente transmitir mecánicas y ortodoxia. No. En definitiva es otra cosa la que buscamos en las personas sean enrollados o no.

      Perdona pero te contesto aquí más al comentario del FB que a tu brillante explicación del método sintáctico que nos has traído.

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    2. A fuerza de rehuir el "ser interesante" para los alumnos y centrarme objetivamente en satisfacer sus muchas necesidades conseguí, sería pueril mentir al respecto, "ser interesante" para no pocos de ellos; pero quizás lo que más me agradecen es haberles descubierto que una expresión adecuada de lo objetivo y de lo subjetivo requiere un esfuerzo que depara, si se hace, enormes satisfacciones. A mi modo de ver, si los alumnos te ven apasionado con tu materia, aunque sea algo aparentemente tan árido como la sintaxis, puedes atraerlos a tu terreno. ¡Felicísimas clases de análisis lingüístico recuerdo yo haber tenido con ellos! ¡Anda que no he aprendido yo a razonar enseñándoles a ellos! Digamos que, en cierto modo, ese afán racionalizador era algo así como el contrapeso de mi tendencia a la libérrima imaginación que me posee desde pequeño...

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  5. A los alumnos les cuesta mucho comprender conceptos abstractos. Me consuela leer que no soy solo yo quien se encuentra con ese problema. Les resulta muy complicado distinguir un sustantivo de un adjetivo o un verbo. Mi problema además es cómo explicárselo para que lo entiendan puesto que no es mi disciplina. En este terreno voy en desventaja. Cuando ya entramos en el análisis sintáctico la cosa se complica para mí y para ellos. Dicen que no se puede explicar algo que tú no entiendes bien y creo que eso lo he aplicado a rajatabla. Prefiero enseñar bien lo que sé, y que se me entienda, que dar respuestas vagas por salir del paso, eso nunca se me ha dado bien.
    En cualquier caso me ha preocupado mucho más cuidar la ortografía, la expresión y la comprensión que cualquier otra cosa. Si utilizan bien un tiempo verbal, aunque no sepan cual es, no es un drama. Creo que aprender determinados conceptos tiene sentido si tienen una vertiente práctica sobre algo que hay que mejorar, si no no ha lugar. ¿Sirve de algo saber las reglas de ortografía si uno ya escribe bien?

    No sé si me he ido del tema.

    Ya no te queda "na".

    Un abrazo.

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    1. Efectivamente, la abstracción les cuesta mucho y la sintaxis es abstracta en un tiempo en que todo es concreto. Yo no lo he sabido hacer bien. O, en todo caso, mi balance es contradictorio. Al lado de aciertos, ha habido fracasos notorios, especialmente en el terreno de la lengua. Cuando uno se contempla en perspectiva, algo que ahora me va a ser inevitable, no tiene claro qué se ha conseguido y en qué se ha fallado. Afortunadamente, por ineficaces que hayamos sido, estos muchachos saldrán adelante con su lengua a trancas y barrancas. El panorama, desde donde yo lo contemplo, no es para tirar cohetes. Pero la vida sigue.

      Me queda poco pero es un tiempo de reflexión muy intenso. No lo vivo como una feliz y próxima liberación. No, en algún sentido es punzante. No quiero hablar a nadie sobre ello. Quiero irme sin que nadie se entere.

      Un abrazo.

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  6. Dejo las discusiones especializadas para los especialistas, que por aquí los hay muy buenos, aunque parece que con diferencias de enfoque.

    Humildemente creo que la sintaxis es una filigrana, un ejercicio de artificio, que complementa a la perfección la formación lingüística de una persona pero que no es indispensable para la misma. Lo único indispensable, me parece a mí, es haber leído mucho para escribir y expresarse bien. La verdadera enseñanza está en el ejemplo, no la teoría descontextualizada. Aunque hay teorías que se pueden contextualizar muy bien. Recuerdo a una profe de universidad que nos hacía buscar gazapos en la prensa: ¡cuántos laísmos, dequeísmos, sobre todos que no eran sobretodos... y demás errores encontramos! Eso sí, por la sintaxis no el dio, ¡y bien que se lo agradezco!

    Si además de intentar inocularles la pasión por la lectura, añadimos afectividad, verdadero interés por las necesidades y momentos vitales del alumnado, o como se ha dicho más arriba, les queremos, todo fluye más fácilmente.

    Nunca he necesitado la sintaxis en mi vida ordinaria, ni siquiera en mis torpes intentos para escribir; sólo la he rescatado para enseñarla en las aulas, ¿qué se puede deducir de eso?

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    1. En este tiempo final estoy más confuso que otras veces, que ya es decir. No da la impresión de que estoy preparándome para un tiempo jubiloso, sino que es un tiempo de ahondamiento y de análisis de lo que he sido y he representado a lo largo de treinta y siete años. Mi mirada es cruel, nada complaciente. En este profesor que llega y el que llegó un día de diciembre de 1979 han pasado muchas cosas entres esas cuatro paredes que es el aula. No puedo exhibir ningún diploma, ni siquiera tengo el título de licenciado porque lo he perdido, ni tengo currículum de ningún tipo. Solo una sed insaciable de comprender y de comprenderme. Mis clases no han sido exactas, más bien nebulosas, pero repletas de literatura en mi forma de vivirlas. Alguna vez me he intuido salido de una comedia de Alfred Jarry, un poco grotesco pero con algún toque shakespeariano. No puedo ni sé separar vida de literatura. La sintaxis no me ha procurado ningún placer, pero puede que sea por incapacidad mía para la lógica del lenguaje. Es tiempo de escribir mucho, de pensar, de mirar las cosas en perspectiva y sobre todo no dejar que la crueldad necesaria a la hora de mirarlas, no inhiba la misericordia que también requieren. Yo tampoco he necesitado la sintaxis en mi vida ordinaria.

      Un abrazo.

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  7. Quizás la sintaxis no sirva para nada, sea artificio o no procure ningún placer pero no hay duda de que es delicatessen. No está mal relacionarla con el contexto -yo lo hago y soy especialista en literatura- Y trabajarla en lengua como otra dimensión para expertos, no está tan mal. Tenemos un currículum poco práctico pero ¿y si nos planteásemos cómo no enseñala? No hay duda de que a esos magníficos escritores del futuro también les vendrá muy bien. Os dejo lo que opina Santiago Moll y cómo lo lleva a la práctica en sus clases http://justificaturespuesta.com/profesor-para-que-sirve-la-sintaxis/
    Un abrazo

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    1. He visitado el vínculo a Justifica tu respuesta. Personalmente hubo un momento en que dejé de visitar esta página y escribí a Santiago Moll exponiendo que me daba la impresión de que era un gurú. Y que disfrutaba con serlo. Apliqué con bastante poco éxito algunos de sus trucos infalibles que no digo que no tengan alguna lógica pero me molesta que este profesor sea el profesor al parecer más perfecto del mundo mundial. Sabe de todo, sabe perfectamente cómo ser un profesor formidable y encantador, sabe en recetas de diez ítems cómo hacer todo con éxito. No veo en este caso la eficacia de lo que él sostiene. Es muy cierto que debemos empezar por la morfología, pero no es algo tan simple. Desarrollar las ocho categorías gramaticales lleva su tiempo y no es tan sencillo. Y lo que se estudia en un curso se ha olvidado en el otro. Así lo veo yo. Son clases áridas las que hablan de la morfología del sintagma nominal. He dado muchas en mi práctica docente. Y se han aburrido hasta los culebrones. Pues así con las ocho categorías gramaticales, pero llegamos a los adverbios, a las conjunciones y vemos que muchas veces es difícil interpretar qué es cada cosa. Y los pronombres no son tan sencillos. De tal modo que empezar por la morfología es lógico y es lo que hacen los libros de texto pero lleva un tiempo de varios cursos y no se retiene. Las razones múltiples. ¿Qué vamos a decir a estas alturas sobre la práctica docente? Sigue diciendo Santiago Moll que de la morfología hay que pasar a la estructura del sintagma. Es lo mismo de los libro de texto. Pero es algo que no está tan claro ni es tan sencillo. Por ejemplo un sintagma preposicional no es que tiene por núcleo una preposición sino que la tiene por enlace de otro sintagma que está en su interior ( o dos). Un adjetivo adyacente de un nombre constituye un SAdj. Eso es algo que no he entendido nunca. ¿No habíamos dicho que el sintagma adjetivo es el que tiene por núcleo un adjetivo? Un chico alemán tiene un núcleo nominal pero tiene como adyacente un SAdj. No lo veo claro. En cuanto desmenuzas la lengua te das cuenta de que hay muchas cosas que son incoherentes. Y profesionales de formación lingüística llegan a conclusiones muy diferentes ante oraciones que no son sacadas de nuestra chistera de oraciones fáciles y preparadas de antemano. Véase analizar un texto real de un periódico. Ahí te quiero ver. Ya ni hablar de las modas lingüísticas que he vivido a lo largo de mi historia. Hubo un tiempo en que se puso de moda la gramática generativa y ahí veías a los chavales de doce años haciendo árboles deductivos. Ahora partimos de lo inductivo, de lo particular a lo general.

      En conclusión, Santiago Moll, no me ha sacado de mis dudas.

      Un abrazo.

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  8. ¿Para qué sirve aprender cosas que no sirven para nada? Me parece evidente que para aprender a someterse y sobre todo para poder pensar que hay otros seres más preparados y que entienden mucho mejor que nosotros lo que nos conviene. Todo lo que se estudia en la ESO se lo aprende un adulto medio cultivado en un mes o dos, si es que tiene interés en hacerlo. ¿Sintaxis sí? Pero teoría de la comunicación humana no, saber que lo que se expresa con gestos o con el tacto no puede comunicarse con palabras y que hay que recurrir a otros medios como la pintura o la música para comunicarnos a distancia, eso no importa. Así los adultos bien formados, por ejemplo los profesores, desconocen por completo qué puede significar la pintura abstracta, después de cien años de su primera aparición.
    ¿Qué hay que saber al terminar la ESO? Pues a mi juicio habría que saber en qué consiste explotar o ser explotado por o a otros seres humanos, porque antes de decidirte por letras o ciencias creo que es más importante saber si te decantas por ayudar a los unos o a los otros. ¿Más cosas que saber? pues en qué consiste la superestructura ideológica, conceptos todos ellos necesarios para poder vivir sin ser carne de cañón, como nos llaman a los pueblos desde hace siglos.
    La sintaxis, a quien le interese, se explica y se aprende en un suspiro. Y si no te interesa, no se aprende jamás.
    Abrazos.
    PD. Que dure mucho el Joselu de este año. Un abrazo!

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    1. Es cierto que la estructura de los planes de estudio responden a modelos decimonónicos. Y responden a intereses de sectores interesados. El resultado es que salen del instituto sin saber inglés o francés si es que no se lo han apoyado por academias particulares u otros medios, no saben ni una décima parte de todo lo que les hemos dado y lo echo muy largo. En realidad el sistema educativo es de un rendimiento muy bajo. Cada gremio influye para que su materia o materias sean importantes, en definitiva para contar con unos puestos de trabajo. Pero lo real es que se pasan diez años en el sistema educativo obligatorio y no asimilan (por lo que yo veo) más que una mínima parte. Saber leer, comprender a medias, escribir con grandes dificultades y plagados de faltas de ortografía, y habiendo aprendido todos los trucos para sabotear los propósitos del profesor. La escuela tiene su fundamento en ser una guardería porque los chicos no pueden estar por ahí sueltos, aunque no hagan nada dentro de los muros, aunque solo aprendan vicios negativos. No entiendo que se pasen diez años y aprendan en general tan poco. Saber leer, hacer las operaciones básicas (con mucha dificultades) y todo lo que les queramos echar encima para quedarnos tranquilos y pensar que estamos creando hombres para el futuro. ¿La sintaxis? Su enseñanza nos parece imprescindible, pero yo no lo veo por ninguna parte. El lenguaje se aprende en un noventa por ciento por intuición, lecturas y el oficio de escribir cada día. No por saber qué es una oración subordinada adverbial concesiva. Ahí tienes a los antiguos periodistas que aprendían el oficio artesanalmente. Los de ahora que pasan por la facultad son en conjunto más ignorantes. La mayoría ni leen el periódico. Con eso te digo todo.

      En cuanto a tu pretensión de que la escuela desvele la división entre explotadores y explotados, sería motivo para otro texto. Personalmente me molesta mucho que en Cataluña la escuela pueda ser vehículo para difundir el independentismo.

      Un abrazo, Francisco.

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  9. Creo que el de la sintaxis es uno de los problemas fundamentales de nuestro currículo. No olvidemos que impartimos una asignatura que en realidad son dos (por muy relacionadas que estén). Ya en la carrera todos los que hemos estudiado Filología siempre nos hemos decantado más por la lingüística o por la literatura, y reproducíamos en la facultad quejas similares a las que teníamos en nuestros años de instituto y que no dejan de ser las mismas que tienen hoy nuestros alumnos. En mi opinión es totalmente descabellado comprimir en tres horas lectivas semanales (así es en mi comunidad) sintaxis, morfología, ortografía, gramática textual y el periodo literario que toque en cada curso (por ejemplo, en cuarto de ESO desde el XIX hasta la actualidad: de locos). Es sencillamente imposible y creo que, evidentemente, algo falla con la sintaxis cuando tenemos que dedicar meses y meses a esa parcela de nuestra materia, descuidando las demás. Os sonarán situaciones como acabar dedicando como mínimo un par de meses por curso a analizar oraciones para vernos después obligados a (por ejemplo) ver toda la generación del 27 en quince días. No veo arreglo posible mientras no se plantee la división de la materia en dos asignaturas o, como mínimo, tengamos más horas disponibles para trabajar. Tal y como está la cosa, no nos queda otra solución que jugar con las piezas que tenemos de la manera más honesta y enriquecedora que seamos capaces.

    Un saludo.

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    1. Cuando seguía la estructura de libros de texto en que cada unidad está parcelada en apartados: Comprensión lectora, literatura, morfología y sintaxis, léxico, tipología textual ... me daba cuenta de que para completar una unidad en ese orden pasaba más de un més hasta que volvía a reanudar algo iniciado el mes anterior, sea la morfosintaxis, historia de la literatura, léxico... ¿Qué continuidad es esa? Sin duda habrán olvidado todo un mes después. ¿Como enhebro lo que explique con lo que explico ahora? No sigo libro de texto y elaboro yo mismo los materiales. Tienen ordenador portátil y pizarra digital. Hemos visto toda la historia de la literatura (en tercero de ESO) desde la Edad Media hasta el siglo XVIII a razón de dos temas semanales. En la tercera clase abordaba ejercicios léxicos. El segundo trimestre inicié la sintaxis desde lo más elemental y de forma continuada. ¿Resultados? Tampoco buenos como explico. No retienen nada más que de forma muy puntual y no estudian para retener. No sé cuál es el problema. Es difícil que puedan procesar toda la información que les entra en un día en seis horas de clase si no invierten luego cuatro o cinco horas en repasarlo y retenerlo. Lo sé porque lo hace mi hija pequeña que es muy estudiosa (aunque a mí no me entusiasma que lo sea así, pienso que añadir cinco horas de estudio a las seis de clase es totalmente inadecuado. Estudia primero de bachillerato. Claro que retiene. Y es buena en todo a base de un arduo trabajo. Pero este no es el formato de mis alumnos (ni lo querría para ellos de ninguna manera). Hay demasiada información que tal como entra sale. Igual ni entra.

      Por lo demás tienes razón por completo en tu comentario de la locura que supone la mixtura de lengua y literatura. Yo fui varios años profesor en el antiguo BUP y COU y allí estaban netamente divididas. Era una gozada. Yo era profesor exclusivamente de literatura en tercero de BUP y COU. La entrada de la LOGSE fue un desastre para nuestra materia porque las fundió como si fueran lo mismo. Es algo que ya no tiene solución. Y tienes mucha razón.

      Un cordial saludo.

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  10. He visto algo de lo que has subido a youtube y me parece didáctico, claro y tan ameno como lo que has utilizado en la cabecera de esta entrada. Yo, como otros, luego de haber analizado sintácticamente muchas oraciones en español y en inglés más tarde, luego de haberme trepado al árbol de la gramática generativa de Chomsky, me pregunto -sobre todo cuando me toca fregar la casa y cocinar, que es, sin dudas, lo que ocupa la mayor parte de mi tiempo - para qué servirá todo aquello. ¿Será realmente útil enseñar y aprender análisis sintáctico? Tal vez la respuesta a tu pregunta final pase por la respuesta a esta otra pregunta, que ya han respondido tantos alumnos que categóricamente afirman que no sirve para nada, ni siquiera a la hora de redactar correctamente. Personalmente, no me ha dado mayores dificultades el hacerlo, pero realmente no siento que ese aprendizaje de tantos años me haya dado mayores ventajas sobre el resto a la hora de usar lenguas.

    Un beso y buena semana, Joselu.

    Fer

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    1. Se puede decir que la sintaxis realiza una disección analítica del lenguaje: de la morfología y las funciones sintácticas. No deja de ser interesante si quieres dedicarte a eso como lingüista. Hubo un tiempo que en las aulas se estudiaba la evolución de la lengua desde el latín, algo que yo estudié en tercero de filología. Hubo un tiempo en que la lengua se analizaba desde el punto de vista generativo, como bien dices. Luego se desechó en esa división entre estructura profunda y estructura superficial que tantos quebraderos de cabeza nos causaba. Personalmente, pienso como tú. Aun suponiendo que ese análisis morfológico y sintáctico tenga alguna pertinencia, no hallo ninguna ventaja para el estudiante que le lleve a algo más que a hacerlo bien. En ningún caso ayuda a escribir mejor. He tenido alumnos poetas que componían canciones con gran habilidad que suspendieron sistemáticamente la lengua y la literatura. Y otros que sacaban excelentes notas en sintaxis porque les gustaba esa disección como un juego en sí misma que no tienen especial habilidad para redactar. No digo que sea incompatible, pero no hay una relación de causa y consecuencia. Ya digo que mis compañeros lingüistas de departamento de lengua española apenas escriben más allá de actas de nuestras reuniones y no son especialmente brillantes. Y se supone que saben mucha sintaxis.

      Es un juego analítico interesante para el que le guste. ¿Útil? Tengo mis dudas.

      Un abrazo, Fer.

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  11. Es cierto todo lo que relatas, Joselu. La sintaxis siempre resulta árida y antipática por mucho que el profesor se esfuerce en hacerla comprensible y sobre todo útil. En la Facultad nos hacían analizar párrafos enteros de Baroja, por ejemplo, y llenábamos folio tras folio con interminables líneas y siglas que acababan resultando mareantes. ¿Es eso útil? No lo sé, yo creo que no, pero, ¿cuál es el límite? Me parece imprescindible saber identificar sujeto y predicado, de ahí en adelante todo se complica. Lo que no soporto es la mala sintaxis, las incorrecciones a la hora de construir oraciones o las faltas de ortografía. No sé cómo alguien autodenominado poeta escribe sinmayúsculas o sin signos de puntuación, me parece una enorme falta de respeto hacia sus potenciales lectores. Resulta llamativo que tus alumnos sean capaces de escribir buenas historias sin saber identificar un complemento directo, así que quizá no sea tan importante saber esos contenidos. Debatir sobre lo que debe saber o no un alumno de ESO es muy difícil y complicado, yo no me atrevo a opinar al respecto. Sí sé que, como ocurre en Primaria, los contenidos son con frecuencia inadecuados, un puro disparate, y no digamos las famosas pruebas externas, la vara de medir más injusta y desproporcionada que se ha inventado. En fin, colega, quédate con la satisfacción de haber conseguido que tus alumnos escriban con ilusión y no te preocupes de si saben diferenciar un complemento de otro.
    Te escribiré más despacio, ya estoy bastante mejor del ojo. Cuídate.Un abrazo.

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    1. Quiero escribir un post sobre apreciaciones mías sobre el sistema educativo, expresadas ya en un movimiento de tocata y fuga.

      La escritura es algo intuitivo, como el baile, la música, el teatro. Se lleva dentro y sale si se le da oportunidad. Recuerdo escritores no estilistas como Dostoievski, como Jack London. Claro que hay otros como Flaubert que se pasaba semanas en busca de un adjetivo. Baroja decía que escribía sin un plan fijo, a lo que saliera. Se ha querido ver que había en él un plan intuitivo con mucha lógica.

      Las nociones de sujeto y predicado son de lo más difícil de fijar. Lo veo cada día que analizamos oraciones. Las respuestas son de lo más sorprendente, pero no es extraño. Hay una enorme diatriba sobre la noción de sujeto. Supongo que tú recordarás la definición que se daba sobre el sujeto: es el que realiza la acción del verbo. Pues esto es totalmente erróneo. Prohibido dar esta definición de sujeto basada en un criterio lógico como el que realiza la acción del verbo. En muchas ocasiones no es cierto. No hay acción realizada. Hoy se prefiere la definición que atiende a la concordancia y el sujeto es el que concuerda en género y número con el verbo. El criterio semántico se ha abandonado, al menos eso dicen mis compañeras lingüistas de departamento. Como ves, esto es mucho más difícil de explicar. Yo estimo que las nociones sintácticas son más complejas de lo que parecen. La misma transitividad es un concepto difícil de explicar. Además hay verbos que tienen función transitiva e intransitiva. Yo procuro simplificarlo siempre mucho y proponerles frases muy sencillas en que las cosas cuadren, pero no es fácil hacerlo con el lenguaje coloquial o un texto periodístico.

      En cuanto a las novelas, he leído hasta ahora dos. Y esta semana me las entregan el resto. Una novela es buena cuando mantiene la atención hasta el final. He leído a veces novelas de ellos que me han tenido prendido desde la primera hasta la última página. Y no parece que sea muy necesaria la sintaxis para nada.

      Un abrazo, Yolanda. Me alegro de tu mejoría.

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  12. Me he quedado un buen rato observando(te) en esa animación de arriba que acompaña la entrada y he recordado que en alguna ocasión has dicho que habías hecho teatro. Sin duda el teatro es mejor que esa cosa horrorosa llamada sintaxis que fue una tortura más o menos importante en nuestros tiempos estudiantiles.
    Me temo que uno de los grandes errores del sistema educativo es el de privilegiar la teoría técnica de las cosas sobre la simple praxis, algo en lo que parece que los dos estamos de acuerdo. Me resulta un poco ridículo, casi como te obligaran a leer el manual entero de la televisión nueva antes de encenderlo y aprender con el uso.
    Yo no sé nada de pedagogía de las lenguas y a lo mejor me equivoco, pero me resulta sorprendente como para aprender lenguas extranjeras se tiende más a una visión más práctica y visual de las cosas y en cambio en la lengua propia siguen en pie las viejos principios teóricos y mecanicistas en los que nos educamos nosotros. ¿No será que la oligarquía académica que maneja el tinglado tiene miedo a la excesiva "vulgarización" de la gramática?

    Saludos cordiales

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    1. Opine lo que opine al respecto, he de impartir morfología y sintaxis de modo bastante intenso.

      Te propongo un juego perverso. Puedes ver una prueba que pasaré mañana a mis alumnos de tercero de ESO. Te he incluido como estudiante en ella. Supone unos setenta y cinco puntos.

      Entra, si lo deseas por supuesto en la aplicación KUBBU

      ELIGE LA OPCIÓN STUDENT LOGIN

      TEACHER: olahjl
      PASSWORD: Krapp16

      Responde al cuestionario de Repaso de sintaxis.
      Para aprobar son necesarios 60 puntos.

      Solo es para que experimentes lo que van a experimentar ellos.

      Si no te interesa, envíame directamente a escaparrar nabos.

      Un abrazo.

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    2. Krapp, ciertamente, para mí también fue un suplicio y no entendía nada cuando tenía doce o trece años. Y sí, hay especialistas en lengua que lo consideran como una clave imprescindible que hay que dominar. Uno se puede preguntar que para qué y se sugiere que la sintaxis es condición necesaria para una buena dicción oral y escrita. Yo no lo tengo tan claro, pero, como te decía, la estructura de un departamente es tal que no puedo obviarlo. El año que viene no estarán conmigo y se les pedirán determinados conocimientos, y más a los que lleguen a bachillerato, como bien veo por mi hija que estudia primero.

      Gracias, la invitación solo era para que vieras a qué van a enfrentarse mañana.

      Un cordial saludo.

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  13. He intentado entrar pero no he podido, Joselu, me fallaba la contraseña y/o el usuario, no lo sé.
    Saludos

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  14. Definición de sintaxis: La sintaxis es la parte de la gramática que estudia las reglas y principios que gobiernan la combinatoria de constituyentes sintácticos y la formación de unidades superiores a estos, como los sintagmas y las oraciones gramaticales.
    No entiendo nada. Nunca me ha gustado y nunca la he estudiado y sin embargo no suelo tener faltas de ortografía y me gusta escribir. Creo que "el dictado" de mi época fue muy eficiente y nos enseñó mucho.
    Un abrazo.

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    1. Ahora la situación ortográfica es de emergencia. Muy pocos chavales tienen una ortografía correcta. Le dan muy poco valor, así que no hemos mantenido eso que tu consideras una buena cosa de tu época. Recuerdo, eso sí, que se le daba gran importancia a la morfología y a la sintaxis en los años que yo estudié bachillerato. Además estaba la presencia ubicua del latín para reforzar las funciones sintácticas. Actualmente el plano de la lengua práctica de nuestros alumnos es muy precario. En general no se da valor a un buen uso de la lengua, los políticos hablan mal, los comunicadores lo hacen muy medianamente. No existe en la sociedad ese valor añadido del hablar y escribir bien. ¿Ayuda la sintaxis? Supongo que un escritor profesional le saca partido cuando pule el estilo. En el campo de la comunicación media el uso de la lengua es más bien intuitivo.

      La sintaxis y la morfología suelen caer antipáticas. Soy consciente.

      Un abrazo, superlola.

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  15. Debe ser muy desmoralizador ver cómo los alumnos no acaban de captar aquello que el profesor les ha estado inculcando día tras día. No sé si será por falta de interés por la materia o a causa de una limitación natural. Sí sorprende ver -o mejor dicho oír- cómo hablan (ya no digo escriben) muchos jóvenes. Al final, supongo, algo queda y no todo está perdido.

    Espero que el ejercicio de escribir una novela sea un éxito razonable y siento curiosidad por conocer el resultado.
    Un abrazo.

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    1. Probablemente la escritura de la novela sea el ejercicio más determinante de este curso. Espero con ilusión la lectura de las que me han presentado ya. El curso ha sido rico desde mi punto de vista, lo que no quiere decir que toda la información que ha circulado haya sido asimilada. No hay desmoralización muy profunda, solo hay alguna puntual tras los exámenes. El éxito de un profesor siempre es relativo, igual que su fracaso. Me hubiera gustado que hubieran aprendido más, pero esta es la realidad de un instituto de barrio con alumnos que son pura expresión de la realidad social a que pertenecen. No envidio, por eso, a los alumnos de colegios caros de zonas altas de la ciudad de Barcelona. No. Este es mi alumnado y me gusta. Espero que algunas cosas les hayan llegado este año. A ver.

      Un abrazo.

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  16. He sentido eso que comentas y no tengo respuestas, pues sigo buscando soluciones. He dedicado -hace años- mucho tiempo a sintaxis para ver que solo cuatro o cinco conseguían interiorizar esas reglas que parecen tan lógicas (al menos a nosotros, apasionados de la lengua). He visto cómo colegas han dedicado cursos enteros a la sintaxis descuidando destrezas más importantes como la comprensión o expresión oral y escrita, para descubrir que esos alumnos al año siguiente habían borrado todo ese efímero saber mecánico que desarrollaron simplemente para pasar un examen.
    Sin embargo, voy comprobando algunas cosas por acierto-error. Por ejemplo, si explicas lo justo para entender la sintaxis, digamos a modo de supervivencia, cuando llegan a 2º de Bachiller y han de prepararse para selectividad, suelen aprovechar esa mínima base y a partir de ella acaban comprendiendo cuestiones que nunca habían entendido; creo que eso demuestra que son capaces de asimilar esa sintaxis cuando les resulta "significativa" para conseguir algo.
    Partiendo ese pequeño hallazgo, este año en 3º de ESO les di 10 oraciones modelo en diciembre, de las que voy poniendo tres al azar en cada examen. Les digo que me da igual si las entienden como si se las aprenden de memoria, que voy a medir si saben esas diez y ya está. Lo que he descubierto es que muchos de los que se dejaban las oraciones en blanco empiezan a analizarlas mínimamente: algunas quizá de memoria porque son las mismas, pero ante oraciones nuevas comienzan a sistematizar algún conocimiento sintáctico. Sé que no es un método para teorizar, pero me gusta la idea de que algo tan simple pueda empezar a motivar en este árido campo.
    Un placer leerte, como siempre.

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    1. Me consuela saber que conoces bien las dificultades de exponerles a la sintaxis y el magro resultado que proviene de dicha enseñanza. Entre nuestros colegas hay quienes las ven como un ejercicio de claridad y organización del pensamiento y quienes la ven como inútil. Pero nosotros sabemos que, pensemos lo que pensemos, hemos de pasar por allí tarde o temprano. Aquí en bachillerato, la lengua dispone de solo dos horas semanales. ¿Te imaginas?

      No sé lo que he conseguido este año. Como digo, solo hay un chaval que tiene una fuerte intuición sintáctica. El resto hace lo que puede. Como bien dices, una introducción somera puede hacer que luego en bachillerato (!!!) puedan refrescar lo aprendido y prepararse para la selectividad donde les preguntarán tal vez (como el año pasado) qué es una catáfora.

      Gracias por tu comentario, Antonio.

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  17. jaja si sé que ibas a recibirnos así, hubiera venido antes a tu blog que he andado un poco despachurradilla pero ya pasó ...¡qué bueno! ¿ de verdad enseñas así lo que es un complemento directo? ... jaja la mejor cara es en la que saca la lengua parece Einstein con el pelo al revés jaja a mi tampoco me gustó nunca la sintaxis, le llamaba las mates de la lengua solo que con muchísima menos utilidad para tanto esfuerzo ... ¿ alguien se ha parado a pensar si de verdad compensa dedicar tanto esfuerzo a lago tan técnico y poco útil ? además, algo que no puedo comprender, por si ya fueran poco enrevesados los análisis sintácticos ahora para rizar el rizo a los cerebros académicos que me parece que son personas sumamente ociosas les ha dado por cambiarles el nombre a todo .. y demás han surgido como setas sintagmas de todos los tipos y colores, adverbiales preposicionales .. hay un complemento agente que no sé ni lo que es , a las conjunciones copulativas ahora les llaman nexos... y las oraciones subordinadas hace doble mortal hacia delante siendo adjetivas, sustantivas ..y además de sujeto y de adjetivo ... xD! ¿pero de verdad alguien es capaz de meterle todo eso en la cabeza a críos que ni siquiera redactan, ni escriben correctamente ? ¿ para qué si puede saberse? no te deprimas, la mejor de mi instituto analizando oraciones está de cajera en un súper .. ¡¡ todo un desperdicio !! o a lo mejor no y coloca los expositores y la prelación de caducidad de los productos por sintagmas ;)


    Muchos besos y ¿sabes qué? intuyese en el arte dramático que les va a resultar mucho más rentable y bastante más ameno ... además, el año que viene a lo mejor los sintagmas ya no se llaman así y se llaman organigramas circunspectos ;)

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    1. Ya ves que entre los profesionales de la lengua hay diferentes apreciaciones. Quienes lo ven como inútil y los que lo ven como delicatessen y que, sin duda, ayuda a escribir mejor. Por cierto, una de las tipologías textuales que se suelen comentar en la lengua de bachillerato (o se solía porque hace mucho que no doy esta asignatura) es la prosa jurídica, que déjala correr. Sois allí maestros de un estilo que no está a la disposición del común de los ciudadanos por su oscuridad. Por suerte, complementas esa prosificación jurídica con tus textos divertidos a modo de posts y comentarios. Conozco un antiguo alumno abogado que tiene un despacho de asesoría laboral que publica un blog en que da rienda suelta a sus cuitas amorosas, conciertos de rock, y demás consideraciones. Yo no sé si es muy bueno para un abogado hacer esto y que te puedan localizar y conocer tu interioridad. Pero de esto tú sabrás más que yo.

      Y ya veo que no eres muy amiga de la práctica del análisis sintáctico. No veas lo que sudamos para hacerles llevadera este análisis, y, como ves, con muy escasos resultados.

      Peor fue cuando yo comenzaba mi práctica docente. Se aplicaban conocimientos de gramática generativa siguiendo al ínclito Noam Chomsky. Poco después se dejó todo y se volvió a planteamientos más tradicionales, que son los que aplicamos ahora, de raíz más estructuralista.

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  18. Hola profe!
    He leído tu publicación y te comento mi caso. En toda la ESO realmente no me he enterado de nada de la sintaxis más allá de diferenciar entre el sujeto y el predicado. No fue hasta bachillerato cuando realmente empecé a entenderla, saber cómo funciona y a analizar cualquier tipo de oración de las que hemos dado en clase (adverbiales, coordinadas, yuxtapuestas, entre otras). De hecho es la pregunta donde suelo sacar más nota (pregunta al Lucas jeje.
    Ánimo que ya falta poco para viaje a la India:)
    att: Musta!

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    Respuestas
    1. Gracias, Musta, por tu comentario. Es algo que intuyo. Que hay un proceso de maduración en la sintaxis. Primero se ponen piezas que no se entienden y luego adquieren sentido en bachillerato. Espero que a mis alumnos les pase lo mismo.

      Me acordaré de vosotros en la India.

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