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lunes, 29 de agosto de 2011

El tercer ojo tal vez

Fotografía de María Pixeles.

Recuerdo que hace muchos años proponía a mis alumnos la lectura de libros que escogían de una larga lista que yo les sugería. Uno de los más celebrados era El tercer ojo de Lobsang Rampa; otro Las enseñanzas de don Juan de Carlos Castaneda. Ambos les introducían en universos mágicos que lograban una transfiguración de la realidad concreta en otra, quizás metafísica o espiritual. El caso es que en su lectura se lograba el acceso a otro nivel de realidad y conocimiento diferentes de los habituales, y de ahí surgía la necesidad de un sensor interior que nos conectara con otras dimensiones más profundas. Para mi zozobra, los dos títulos citados se revelaron con el tiempo como imposturas que encubrían una total mistificación sin elementos que los anclaran en la realidad. Los autores eran unos falsificadores y no habían vivido más que en la imaginación las experiencias que describían.

No sé si mis alumnos habrán descubierto que aquello que tanto les emocionó era fruto de la fabulación y la ficción, con la agravante de que su fuerza devenía precisamente de su carácter supuestamente real. A mí me ha hecho pensar, y me ha llevado a la constatación de que el universo en que viví durante más de una década, era quimérico, fruto del deseo, más que de la realidad porque aquello que proponía a mis alumnos de dieciséis años era algo que formaba parte de mi entraña íntima, igual que la literatura existencialista que me dio consistencia durante algún tiempo. Hoy, tiempo después, advierto que aquel cosmos imaginativo y filosófico está definitivamente arrinconado y olvidado. La historia va mostrando que nuestros modelos, tenidos por sólidos durante el transcurso de la vida en sus diferentes etapas, son ilusorios. Nada de lo que creo es totalmente real. Lo que yo creo hoy, con el tiempo se mostrará imaginario e inconsistente... Esto me produce una íntima sorpresa, una profunda inquietud. ¿En qué creer? ¿En qué fundamentar nuestras visiones, nuestras creencias, nuestras esperanzas? Las palabras del pasado resuenan como eso, como palabras del pasado. Creo que nunca ha sido tan evidente que el pensamiento es totalmente precario y fugitivo. Cuando leo tuits, que se suceden vertiginosamente, creo ver una secuencia de fragmentos que tienen vigor durante microsegundos, a pesar de que algunos aspiren a la permanencia, a que sueñan con ella. Estas reflexiones que surgen de un magma veraniego, no son más que retazos de algo que carece de consistencia. Al ser humano no le es dado percibir nada más que la realidad condicionada por el tiempo que va cambiando permanentemente. No es una tragedia, pero induce a pensar que todo aquello en que creemos es provisorio y marcado por el devenir temporal. No tenemos asideros ni anclajes. Da igual lo que pensemos o dejemos de pensar más allá de unos principios que se pueden citar y a los cuales todos somos porosos. Da igual que leamos la prensa o estemos conectados o no a internet. La Realidad se nos escapa entre los dedos como arena de la playa. Nunca podremos domeñarla ni entenderla. Los sistemas políticos son casuísticos. Se basan en equilibrios inestables que van mutando permanentemente.

Queda, no obstante, el arte, pero incluso éste está marcado por la fragilidad, por la materia provisional con que está construido y que revela un cosmos sumamente precario. Es indiferente lo que hagamos o lo que creamos. Es pura ilusión. Nunca estuve más íntimamente gozoso que cuando viajé varios meses por el oriente y me distancié totalmente de las noticias mundiales y especialmente españolas. Permanecí ajeno al devenir mundial y nacional. Nada me conmovió de mi patria y de mi mundo, nada me afectó, sólo estaba yo y mis circunstancias concretas en un viaje que me transformó profundamente mientras que la realidad histórica y política de mi país estaba anclada en estereotipos, en repeticiones, en pesados ternos que no evolucionaban. Años después quise recuperar aquella sensación y me pasé tres o cuatro meses intentando permanecer ajeno a las noticias que nos bombardean cada día y que piden nuestra implicación emocional, pero sobre las que no podemos ejercer ninguna influencia.

La historia la hacen los hombres, una voz me objeta a todo este discurso escéptico. Tal vez sí, es cierto, yo cada día que me levanto intento edificar algo que valga la pena a nivel microscópico. No aspiro a cambiar nada que esté fuera de mí. Hubo un tiempo en que tenía la ilusión y la osadía de pensar que el mundo podía ser transformado por mi acción, que podía ser transfigurada la realidad como planteaban Lobsang Rampa y Carlos Castaneda. Es el llamado pensamiento mágico. Hoy sólo queda -y no es poco- la magia de observar la entraña misma de la realidad fugitiva, sin juzgarla, sin comparar, negándonme a la ilusión -al espejismo- de pretender entenderla; tal vez podamos sentir así un estremecimiento al reconocernos allí reflejados -siendo observadores y observados-, seres que pueden modificar la realidad a la vez que son transformados profundamente por ella.

Es extraño y asombroso.

Leo entretanto el Ensayo sobre la lucidez de José Saramago.

35 comentarios :

  1. Las personas pasamos etapas que nos hacen ver que nunca se está en la estación definitiva. Porque todo es un devenir que fluye por los rieles absurdos y caprichosos de la realidad. ¡Ay de aquel que intente conocerla...! porque se dará de bruces con la incompensión y el desespero. La realidad no existe, fluye. Y nosotros formamos parte de ella. Por eso no se puede atrapar. Pero queda la imaginación, los sueños, las quimeras. Y aquí si que podemos introducirnos en forma de caminos llamados poesía, arte, ciencia..., pero nada será nunca definitivo. La realidad, a la vuelta de la esquina, nos volverá a sorprender.

    Un abrazo.

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  2. A parte de lo obvio ¡¡vaya alegría volver a tener tus letras recién salidas del horno!! y a ti con ellas. Espero que tu verano haya sido...como mínimo, tan fantástico como en tus deseos imaginabas ... ahora a mi, también me has hecho pensar con esto que has escrito...

    “...No sé si mis alumnos habrán descubierto que aquello que tanto les emocionó era fruto de la fabulación y la ficción, con la agravante de que su fuerza devenía precisamente de su carácter supuestamente real. A mí me ha hecho pensar, y me ha llevado a la constatación de que el universo en que viví durante más de una década, era quimérico, fruto del deseo, más que de la realidad...”

    ¿Por qué se supone que el hecho de lo contado en estos libros no haya sido vivido en la realidad por el autor, es tan negativo JOSELU? ¿por qué te resulta tan frustrante la irrealidad de la realidad o lo efímero de ella?

    Verás, supongo que por mi naturaleza, soy de las que disfruto una enormidad evadiéndome en mis cosas, en mis mundo imaginarios y en las cosas que curiosamente me alejan de la realidad. El otro día no recuerdo donde escribí que yo vivo con los pies bien clavados en la tierra para sobrevivir y con mi mente en las nubes para ser feliz y es verdad. Cuando toca ser pragmática, empírica y racional puedo serlo más que nadie..pero eso no es una constante que necesite a todas horas. Elevar a necesidad vital la búsqueda de verdades absolutas e ininmutables, yo creo que es poco menos que aniquilante. Entre otras cosas porque me temo que no existen y si existen, son muy pocas.

    Yo no necesito comprobar si lo que me gusta o me hace feliz es o deja de ser real, me conformo con disfrutarlo, siendo consciente además de que ese instante mágico va a durar poco, pero eso no me importa, porque lo que yo necesitaba en ese momento ya lo he recibido ¿qué más da si todo resulta ser mentira? lo que yo he disfrutado ya no me lo quita nadie.

    A veces ocurre que en ese ansia por encontrar respuestas o como tú dices asideros, nos volvemos absolutamente escépticos de todo y de todos. No existe la perfección en nada, no existe la infalibilidad en nada y casi todo lo que nos rodea tiene un componente de idealización y falsificación en si mismo, pero no por ello pasa a ser algo despreciable. Simplemente es así, se asume y dándolo por hecho desaparece la frustación al comprobarlo.

    Por ejemplo, el libro del tercer ojo ( de los dos que mencionas es el único que he leído) puede que el autor no ponga su experiencia personal en el protagonista al contar sus extraordinarias vivencias de iniciación en le mundo de los lamas, pero está clarísimo que está plasmando las de otros, de las que supongo que Lobsang Rampa ha bebido... es verdad que puede que aderezadas con su imaginación pero no por ello menos verdaderas. Puede que las haya amplificado o metabolizado a su manera, si resultan visualmente estimulantes e interesantes, para mi no pierden ningún valor su lectura.

    Otra cosa es que la lectura de ese libro se use como paradigma de la realidad de lo que cuenta e incluso como incentivo para introducirse en el mundo que describe... eso sería una estafa, naturalmente. Pero sin buscar aplicación práctica a lo leído...a mi me vale, aunque sólo sea como mera ilustración.

    En fin, no me voy a enrrollar más que me temo, ya sabes lo que me ocurre si me dejo ir...también yo te escribiría un libro y el mío salvo para abrirle la cabeza a alguien para poco más iba a valer:-)

    Un placer tenerte de nuevo aquí JOSELU.

    Un beso muy grande de bienvenida, todo lo real que la irrealidad nos deja;-)

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  3. Comprendo y participo del escepticismo del que  haces gala. Durante estas vacaciones también he intentado permanecer al margen de esa penosa actualidad que presentan los medios y la verdad es que no lo he  conseguido. Los viajes a lugares  lejanos y diferentes facilitan  este propósito...  Teruel, aunque casi no existe, tampoco me lo ha facilitdo mcho... 

    Pensar que está en nuestras manos influir de alguna manera es una ingenuidad propia de adolescentes de antaño. Los de ahora, salvo honrosas excepciones, no están por la labor...

    En lo que sí sigo teniendo fe es en la posibilidad de incidir en lo que tú llamas "nivel micróscopico" . El día que la pierda llegaré a la conclusión de que mi vida no tiene sentido.  

    La edad nos hace cambiar hacia una  visión de la realidad más certera, pero mucho más desesperante en la medida que muestra nuestras carencias para sacarla de ahí...

    Tu entrada me ha obligado a salir de esa burbuja en la que me había camuflado... No sé si agradecértelo. En cualquier caso, seas bienvenido.

    Un abazo, Joselu

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  4. Regresas pegando fuerte...!

    No he leído El tercer ojo, pero sí a Castaneda, disfruté leyéndolo, y creo que el hecho de que sea una ficción no le resta valor, pues éste se lo da nuestra "circunstancia"... para ésta es superfluo que el texto describa una experiencia real o imaginaria. ¿Conoces La danza de la realidad de Jodorowski? será un impostor, pero disfruté leyéndolo... y precisamente en tanto que impostor.

    "Dios ha muerto" es un viejo aforismo, pero quizá todavía no hemos comprendido -ni aceptado- todo su sentido.

    Saludos. Me alegra volver a leerte.

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  5. Hola Joselu,

    apenas veinte días de viaje por la costa oeste de Estados Unidos sirvieron para hacer un poco de limpieza en mí. Ni internet, ni periódicos, ni móviles, ni GPS... carretera y mapas. Sólo ha sido semanas más tarde cuando comprendo no la magnitud del viaje sino de la aventura, o como tú dices en la entrada "las circunstancias concretas" y lo diferente que era aquella realidad -no por la ubicación geográfica- de la cárcel sensorial por la que nos arrastramos a diario.
    ¿Acaso tu viaje por oriente o el mío por américa no fue sino hecho con la voluntad de arrancar un pedazo de ese realismo mágico?

    Lo que he aprendido en este viaje, ha sido en primer lugar que la realidad es muy moldeable y, como tú apuntas, sobretodo lo es a un nivel individual.

    El mundo cambia sí, nada permanece... pero a nuestro antojo también nos podemos construir una realidad hecha a medida. Somos demasiado pequeños como para que importe, para que tenga un impacto... ¿qué? ¿mundial? ¿Quién quiere eso? y por eso mismo, el camino a la libertad empieza en el interior de uno mismo.

    Valores arraigados e inmutables... ¿Universales? Pocos habrá que sean ciertos y aun así siempre hay voces dispuestas a llevar la contraria. Por eso mismo, seguir soñando, seguir teniendo una realidad que moldear a nuestro gusto -imaginario quizá, sí- hacerla mágica, es tan importante.

    Ahora bien aceptar la realidad que nos imponen otros, su juicio, su cuerpo ideológico... eso no. No olvidemos que pese a que los tiempos cambian todo sigue igual. ¿Cambiarlo todo para que nada cambié? ¿No iba así? Esa es la parte que hay que pelear, la que hay que luchar entre todos.

    Me ha gustado mucho el comentario que ha dejado María. Yo estoy con ella, si la he interpretado bien... Creo que hay dos planos de realidad para cada uno de nosotros: el interior y el colectivo. En uno puedes ser un soñador y construir tu propio mundo a tu propia medida, en el otro hay que ser pragmático y afrontar problemas, encontrar soluciones válidas para todos.
    ¡Adaptación! ¡Dosificación! ¿Quién quiere un pensamiento hecho de acero que se rompe?
    Cómo me dijo un amigo una vez: confuciano de día, taoísta de noche.

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  6. Mientras escribo, me voy diluyendo en el tiempo: el sereno placer de la inconsistencia.

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  7. Miguel, leyendo -releyendo- tu comentario me han venido dos palabras a la mente: palabra y tiempo. Nuestras palabras son eso "palabras en el tiempo", un misterio sobre el que cabe reflexionar. Antonio Machado decía que la poesía era "palabra esencial en el tiempo". Dos magnitudes aparentemente contrarias: esencia y tiempo, pero que aspiran a una fértil cohabitación. Esencialidad y fragilidad… son dos características de nuestro devenir. Por ellas… Ha sido un cálido reencuentro, amigo. Un abrazo.

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  8. María, tienes razón en lo que dices, pero en mi escrito llego a las mismas conclusiones -o parecidas- al final cuando constato la imposibilidad de entender la realidad pero sí de sentir el estremecimiento de contemplarla, dejarla fluir sin juzgar, sin comparar… Estas reflexiones me llevaron varios días en que no lograba dar con una forma definitiva de lo que quería decir. Por un lado, constatar de que hubo una etapa fructífera en mi vida -quizás excesivamente potente- en que sentí que estaba sobre la cresta de la ola. El paso del tiempo mostró la crisis de aquel modelo, no sin los dolores que implica dicha accesis. Me ha costado mucho situarme de nuevo en un nuevo modo de ver las cosas, pero entonces necesito alejarme de aquello que me marcó profundamente. Me doy cuenta de que me cuesta evolucionar, pero lo hago, supongo que todos lo hacemos. Lo importante -para mí- es conservar la frescura, el aliento, de lo radicalmente nuevo, como si fuera visitado por primera vez. Por ello hablo de estremecimiento ante la realidad en que somos observadores y observados, abriéndome a una consideración cuántica de la existencia. Te envío una sonrisa, fresca como los pétalos de una flor al amanecer.

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  9. Luis Antonio, es curioso que te haya impulsado a salir de la burbuja unas reflexiones sobre la naturaleza de la realidad. Para mí ha sido un punto de partida para el curso que comienza y que en breves horas nos llevará a salir definitivamente de la burbuja en que hemos estado, tú en Teruel y yo haciendo el camino de Santiago entre otras cosas. Un fértil reencuentro, a fe mía, aunque esto que he escrito ha sido como un momento de inflexión, de inicio de una nueva singladura. Gracias por tus palabras, amigo. Espero que nos podamos seguir complementando. Un abrazo.

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  10. Dios ha muerto, creo que fue Nietzsche quien recogió esta idea y añadió que no habíamos comprendido las consecuencias de ello. Dios ha muerto, pero buena parte de la humanidad opina lo contrario. En Estados Unidos son minoría los no creyentes, y a tenor de las jornadas de la JMJ en Madrid parecería que vuelve a haber un ansia de él, por no hablar del mundo musulmán…

    En Barcelona había una librería espléndida sobre el mundo de las religiones en las que abundaban los textos orientales, sufíes, de la cábala hebrea, cristianos… No era una librería plana como algunas de carácter cristiano con imágenes del papa y demás, era un verdadero punto de encuentro entre gnósticos… Siempre me atrajo el ambiente de esa librería llena de miles de libros en su arquitectura de piedra antigua. Allí se celebraban reuniones en que se trataban temas cabalísticos… Me doy cuenta de que si tuviera que elegir entre ser agnóstico o gnóstico, hay una fuerte tendencia a ser lo segundo, pero sin demasiado acento. Esta librería ha cerrado, por jubilación del alma del proyecto, un sabio que te orientaba cuando ibas a comprar algún texto relevante. El último que compré fue el Bhagavad Gita, y estuve charlando un buen rato con el responsable.

    En cuanto a Carlos Castaneda, tienes razón en que no tiene demasiada importancia si aquello formó parte de una realidad o fue ficcionado, pero lo cierto es que estos textos fueron de culto durante unos años, hasta que se descubrió su impostura. La historia del antropólogo "inocente" que descubre un nuevo modo de ver la realidad acompañado por don Juan, un brujo yaqui, pierde mucho si se convierte en pura ficción. La serie de libros se presentan como una experiencia real de un universitario norteamericano que va a estudiar el uso del peyote, y ese tono de experiencia real que es descrita y relatada nos impregna, y desde luego, es decepcionante que no responda a una vivencia real. Al menos a mí me llenó de zozobra cuando lo supe. Quizás éramos demasiado inocentes cuando lo leímos. En cuanto a Jodorowsky, leí La danza de la realidad, pero me terminó agotando, igual que la presencia obsesiva en twitter, sus películas, sus cómics… Creo que habla demasiado y lo de la psicomagia es delirante. Lo abordé con interés pero me terminó cansando.

    Me ha costado volver, pero el reencuentro con vosotros me ha hecho sentir de nuevo con deseos de seguir conversando.

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  11. Me has recordado mis veranos en campamentos o en el pueblo donde sí todo se paraba o se situaba en un universo paralelo. Imagino que como tú con Asia en esas playas paradisiacas, incluso en los montes de Alaska. Has vivido muchas sensaciones Joselu, tantas que te es permitido analizar las que vives hoy en tu día a día real desde una postura incrédula o "inmovilista". A pesar de todo debemos intentan cambiar el mundo y tú con tus escritos y reflexiones lo haces, nos movilizas interiormente.
    Feliz regreso:
    GRK

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  12. Esteve, he llegado a la conclusión de que no tengo interés en viajar. Me cuesta cada vez más salir de mi rutina, de mi buhardilla e iniciar un viaje. Esto no quiere decir que no desee realizar viajes. Siempre imagino uno por África que duraría varios meses, seis meses, por ejemplo, en que el viajero termina por impregnarse de una concepción diferente del tiempo. El viajero circunstancial no tiene ocasión de entrar en otra dimensión del tiempo. Yo viajo para estar quieto en algún lugar. Ahora no puedo hacerlo y deploro una experiencia en que uno ha de ver muchas cosas, aprovechando al máximo la ocasión… Una vez escribí un post que se titulaba El mito de viajar en que daba algunas pautas sobre lo que pensaba. Creo que me gustaría viajar para sentirme fuera del tiempo, en una burbuja temporal…

    Me han interesado mucho tus reflexiones, creo que a partir de las mismas se abre un amplio campo de conversación y debate que espero siga habiendo. Confuciano de día y taoísta de noche o algo así decías. Lo importante para mí es ese sentimiento de inconsistencia, de fragilidad que bien entendido nos lleva a una sonrisa escéptica y divertida. Eso sí, para ello hay que aprender a observar el miedo, miedo a perder, miedo a cambiar, miedo a la muerte…

    Gracias por tus palabras, Esteve.

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  13. Paco Ayala, no puedes decir más en menos palabras. Gracias por hacerte presente.

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  14. Máximo, he dudado mucho en si volver o no. Sopesaba los pros y los contras de volver a encadenarme a una experiencia que implica riesgos y dependencia. Riesgos porque lo que a veces uno cuenta puede ser tenido por ridículo, excesivamente solemne o falsamente dramatizado. Escribí una primera versión de este post que no me convenció, la archivé y volví a ella, rehaciéndola varias veces. Sentía una íntima aversión a mostrarme de nuevo como un ejercicio de exhibicionismo, recibí entretanto algún anónimo muy agresivo, que no publiqué… Me di cuenta de que mostrarse puede ser a la vez un ejercicio de vanidad, pero también de lo contrario. Tal vez no sea nada. El símbolo del blog es un equilibrista que camina por el alambre, por el filo de la cuerda floja… En todo caso, rehice el texto y necesité publicarlo, algo me impelió a ello, lo que supone que responde a una necesidad íntima de estar aquí. No sé para qué, supongo que para encontrarme con vosotros y seguir aprendiendo juntos. Un fuerte abrazo, Gorka, gracias por estar ahí.

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  15. No pienso que el cambio y recambio sean malos -no digo que tú lo opines, es lo que me ha venido a la mente leyendo-, lo malo es la velocidad a la que se producen, me parece a mí. Es algo que pensé estas vacaciones, y no de modo personal y en comparativa con lo que sucede fuera de... mí, sino de modo global. Estuve en muchos sitios, y entre ellos en Berlín. Sólo 5 días, pero me dio ahí sí, para comparar lo que había sucedido allá, y lo que sucede aquí. Me dio la impresión de que Berlín es cambio constante, una, y otra vez, una, y otra vez. Pero hacia adelante. Han pasado cosas fatales allá, horrorosas, y la ciudad, está pero llena de lugares para el recuerdo, o para el no olvido, que a mí se me antoja parecido, pero bien distinto. Aquí nos revolcamos en 40 años de dictadura una y otra vez, para mal, y vamos a paso de tortuga en comparativa. Lo malo es el cambio que no conduce a nada, si es que alguno realmente lo hace, lo malo, es si es demasiado lento, o si es demasiado rápido, porque en el fondo pienso que es algo descontrolado. En ambos casos, fíjate.

    Besos, Joselu.

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  16. V., no he estado en Alemania pero siempre me fascinó la posibilidad ya imposible de haber conocido el Berlín anterior a la caída del muro. Pienso que esta ciudad es especial por su historia insólita que la hace especialmente abierta a los nuevos vientos, como Londres tal vez. Aquí en España -yo conozco Barcelona como gran ciudad, apenas Madrid- y tengo la impresión de que, en efecto, todo gira en torno a los mismos menús, repetidos hasta la saciedad. No hay mayor estímulo, pienso yo, que vivir desconectado de la vida con visión de ombligo de las comunidades autónomas españolas, llámense como se llamen, y estar aislado varios meses de su devenir revenido y repetitivo. Y sí, es cierto que no podemos salir de nuestra historia reciente y no tan reciente: la dictadura. Hubo un tiempo distinto en los años de transición en que parecía alumbrarse algo diferente, pero pasó pronto y se volvió al redil conocido de nuestros vicios y eructos de regusto habitual. Eso sí, nos encantan los centros comerciales. Hemos perdido lo mejor de la tradición y repetimos hasta la saciedad el mejunje de patatas bravas con salsa rosa barata. Sentí el año pasado un placer intenso en dar clase a muchachos mayoritariamente inmigrantes que procedían de cocidos que me resultaban diferentes de los que me pedían que les pusiera el Cara al sol en clase de bachillerato.

    Un fuerte abrazo, gracias por tus palabras.

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  17. Una vez más, has descrito con acierto el signo de los tiempos, con sus claroscuros, más oscuros que claros. Tus reflexiones finales me han recordado a un pensador que está de moda últimamente: Zygmunt Bauman, que habla de la modernidad líquida, un modo de vivir que nos hace tremendamente inestables y tornadizos.
    Me alegra tenerte de nuevo en la red. Un saludo.

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  18. Bienvenido, amigo Joselu. Densa reflexión la tuya, aunque endulzada con el agradable sabor de la sinceridad. ¿Siempre te muestras tan cándidamente transparente? (Tómate el adverbio en el mejor sentido, nada insultante). Me ciño a tu exposición, no he leído esos títulos. Creo que llevas razón, y todos/as los que han comentado, en que lo permanente no existe: nada es igual hoy que ayer. Ni las personas, ni la realidad, ni yo, ni mis convicciones... "Panra rei", ¿no? Pero es así, visto retrospectivamente. En cada momento, lo que uno es, lo que piensa, lo que ve, etc., está quieto, inmóvil, fijo... en ese momento. Luego, paulatinamente (no, bruscamente) va cambiando y solo nos damos cuenta de ello cuando ya todo es otra cosa. De este modo, como la vida es una sucesión de momentos, siempre está apoyada en un suelo seguro y quieto, no fluctuante como las olas del mar; aunque hoy sea uno y mañana otro. Ahora soy así y mis ideas son estas, y de ellas estoy bastante seguro; lo mismo que de las de dentro de dos años, aunque resulten muy diferentes (si he de ser sincero, no tan diferentes como puede parecer). De esta manera, en cada etapa habrá que actuar de acuerdo con los elementos que la caracterizan, "como si" tuvieran asegurada la permanencia. Amigo Joselu, es lo que se me ocurre "ahora" a propósito de tu artículo de "hoy". No sé si, pasados unos meses, todo seguirá igual o no, pero tampoco me preocupa ni me lo planteo. Salud(os).
    P.S.: ¿Preparado ya psicológicamente para recibir a los "e.s.o-s", a quienes llaman estudiantes, aunque muchos solo sean "matriculados"?

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  19. A la atención de "Antonio", el comentarista que me antecede. Copio lo que he escrito a propósito del artículo que se enlaza con "modernidad líquida", que has insertado en tu comentario. Lo copio por si acaso no lo ves en donde está.
    "Acabo de conocer este blog (desde el de Joselu, "Profesor de Secundaria") y reconozco que me ha impresionado. Quiero leer ¡ya! a Bauman (¿hay alguna publicación suya interesante en soporte electrónico?). Ni que decir tiene que me apunto a tu blog. Salu(os)."

    30 de agosto de 2011 16:52

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  20. A.A. Jaramos.g:
    Puedes encontrar el libro de Bauman en Scribd: La modernidad líquida.
    Saludos.

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  21. Antonio, me conoces hace años y eres consciente de mis vaivenes en todos los órdenes por los que me dejo llevar arrastrado por la corriente cristalina u opaca… Había oído hablar de Bauman y su concepto de modernidad líquida como diagnóstico de un mundo en que más que ciudadanos somos consumidores en todos los aspectos. Se nos dice que hemos de ser consumidores exigentes y eso nos pone en un brete tremendo y acentúa nuestras contradicciones. Ya no pugnamos por tener cierta solidez. El sistema educativo cambia constantemente. No hay dos años iguales. Cambian la legislación, los fundamentos psicopedagógicos, la práctica docente, los sistemas de enseñanza, los valores que, en esencia, refuerzan nuestra predisposición a adaptarnos, a ser flexibles, a cambiar permanentemente sin ninguna claridad acerca de nuestros objetivos en un mundo cuyos perfiles son extraños y no exentos de peligros… ¡Cómo ahondar en la esencialidad? ¿Cómo convertir nuestras aulas en foros de debate sobre el sentido del tiempo, sobre la compleja realidad? ¿Cómo convertir el pensamiento en eje de nuestra práctica más allá de todas las modas pedagógicas? Parafraseando a Machado retomo su expresión referida a la poesía como "palabra esencial en el tiempo" cuya dimensión es extraordinariamente densa y que nos lleva a profundas reflexiones sobre nosotros mismos. Eso es lo que pretendo como profesor: a llevar, a acompañar a mis alumnos a recuperar el valor esencial de la palabra en el tiempo, que sean algo más que consumidores exigentes, que se hagan pensadores.

    Me encanta volver a estar por aquí sobre todo estando tan bien acompañado.

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  22. Jaramos g. , me agrada que expreses tu consideración sobre cierto estilo transparente, tal vez cándido, de mis reflexiones. No es algo buscado, pero me doy cuenta de que a veces las preguntas de los niños y sus consideraciones son mucho más profundas que las que nos hacemos de adultos cuando estamos marcados por el utilitarismo y el pragmatismo de la experiencia diaria. Cuando leo a pensadores o artistas de cierta densidad inmediatamente percibo su inocencia no impostada. Esto, creo, que es la base de mi modo de considerar las cosas. Por eso hay un dibujo de un equilibrista caminando sobre el alambre como emblema de mi blog. Puedo resultar infantil, decir incluso obviedades… Me doy cuenta, pero es el precio de intentar una mirada desprovista de prejuicios de ningún tipo en que uno no está de vuelta de nada, tal vez ni siquiera he salido de mi casa. Es una perspectiva abierta al dolor tal vez, pero necesaria para prepararnos para la muerte. Y no soy en absoluto fúnebre ni trágico. Pienso que la muerte es la gran experiencia sobre la que gravita toda nuestra vida, de hecho como dijeron Quevedo y los grandes trágicos nacer es empezar a morir. Todo sea dicho con una sonrisa guiñolesca. Un abrazo, amigo, gracias por tus atentas reflexiones.

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  23. Bueno, cada cual lo vive a su modo, supongo, pero una de las hermanas de mi madre estuvo viviendo en la zona estadounidense durante 10 años cuando todavía estaba el muro, y casi te diría que odia Berlín. Dos de mis primos nacieron allí, de hecho, pero ella no ha vuelto jamás, y no lo hará. Yo sí te recomiendo que vayas ahora, aunque del muro no queden más que fragmentos. Vale la pena ir, Joselu, y mucho. Ver todo eso que tú comentas y que yo no supe cómo describir demasiado bien en mi primer comentario, verlo en primera persona, te deja de todo menos indiferente.

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  24. Me acabas de recordar a la reflexión que le dejé hace unos días en el blog de un amigo...te dejo el enlace

    http://aguapani.wordpress.com/2008/11/20/no-volvere-a-ser-joven-de-gil-de-biedma/#comment-171

    ¡Un saludo! :)

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  25. Magnífica reflexión veraniega, a esa sensación sin palabras he llegado discretamente hace poco. Una de las razones por las que el periodismo me parece abrumador y por completo desvirtuante de la esencia de lo que conlleva la profesión. ¿Cómo encajar la realidad en un trozo de papel? ¿Cómo jugar de esa manera con una responsabilidad social tan grande como es la información?

    La carrera no me ofrecía respuestas, mis profesores y compañeros tampoco. Es algo muy poco atendido, a mi parecer, algo olvidado. Cuando he preguntado solo encontré respuestas prototípicas, enjuiciadas, no sé si me explico.

    Creo Joselu, que la película exacta para este trozo de tu blog es Doce Hombres sin piedad. Me parece haber visto la peli entera tras leer este post. Mientras te escribo suena Sueño con Serpientes de Silvio Rodríguez.

    Un abrazo compañero, a terminar bien el verano y seguir (o no) disfrutando de ese break time.

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  26. Mariluz, bienvenida al blog. He visitado uno de los tuyos, el que he visto que tienes actualizado. He leído tu comentario en el blog cuyo enlace nos has dejado. No veo, no obstante, diferencia entre la vida real y la tejida con la seda del arte o la literatura. Quiero pensar que la literatura se nutre de lo real llevándolo a un plano más profundo, abriendo así dimensiones en que resuenan ecos no sospechados. Pero no sé… Una interesante reflexión.

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  27. José Antonio Cabrera Oliva, no sé si interpreto mal pero entiendo que has estudiado periodismo pero cuestionas su valor, su eficacia, su naturaleza… No sé pero tengo la impresión de que la abundancia de información que recibimos es absolutamente inútil, nos llena, nos interpela, nos abruma, pero nos sume en la impotencia ya que no podemos interactuar sobre una realidad excesivamente compleja que no podemos entender. Suelo leer los comentarios a la prensa digital y observo que el ciudadano medio que allí escribe interpreta la realidad a su manera, creyendo tener claves inequívocas para hacerlo. Cualquier noticia es susceptible de interpretaciones oficialistas pero también conspirativas (el sionismo, el imperialismo, los mercados, el capitalismo, el club Bilderberg, los medios…). Pero yo no sé nada, tengo la impresión de que no puedo juzgar nada sin ser a la vez juzgado en ese desdoblamiento que cito en que me siento a la vez observador y observado. No puedo enjuiciar el capitalismo sin ser a la vez elemento clave en él por mi modo de vida, por mi tradición, por mis opiniones. No puedo estar fuera de lo que juzgo y los opinantes suelen hacerlo con una presunción que estremece. Quise ser en mi adolescencia periodista con una pasión que no puedo ya expresar. Fue una vocación inequívoca durante años, pero que no siento no haber realizado. Lo de ser bloguero en alguna forma es una reivindicación de un periodismo sui generis que intenta ir a la raíz, al núcleo, pero vete a saber. Un cordial saludo.

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  28. Me gusta la energía con que vienes después de tu descanso, dispuesto a entrarle a temas que no son tan fáciles de formular. Me recuerdas algo que tal vez se relacione, tal vez no, a lo que dices. Aunque me pasa igual, que al mirar atrás las verdades de antes me parecen inciertas, hay otra cosa que no deja de sorprenderme. Aquello que escribí años atrás como fruto de la imaginación, pensando que era una mentira (un juego nada más), muchas veces me sorprende porque siento que no se desgasta con el tiempo.

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  29. ¿La fugacidad del instante?
    ¿La realidad cambiante? El ahora que ya fue.

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  30. Desde que nacemos, Joselu, empezamos a tener frustraciones. La vida te va arrancando vendas de los ojos y empiezas a ver que no todo es como tu creías que era. Desde que te das cuenta que los Reyes Magos son tus padres, que tus compas del cole pueden llegar a ser crueles, que autores de libros como "El tercer ojo" son impostores, que por una herencia de mierda dejas de hablarte con un hermano.... y así tantas y tantas cosas que cambian en la vida y te van cambiando a ti.
    Que gran verdad dices con la frase " no tenemos asideros y anclajes"; vamos dando tumbos por la vida y la vida siempre está cambiando y nos lleva adonde ella quiere. O somos nosotros que no queremos amoldarnos a lo que nos llega?
    Lo más sensato sería, como en el Tao, no estar apegado a nada y dejarte llevar por la corriente en el río de la vida.
    Leí tu post casi en el momento que lo publicaste pero no era un dia especialmente bueno para mí y he esperado hasta hoy. Me gusta, y no sabes cuanto, que seamos amigos.

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  31. Víctor Manuel, tengo la impresión de que mis visiones de niño, mis fijaciones incluso geométricas, se revelan más profundas y reales que todas las creencias que posteriormente fui levantando, siento que los sueños encubren realidades más densas que mis convicciones más elaboradas. La literatura, en suma, revela algo en definitiva más tangible e intocado que la ideología. No puedo estar más de acuerdo con lo que escribes.

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  32. Malo, nos ponemos filosóficos en esta reentrée en que estamos inmersos. Es un buen comienzo frente a la espuma mediática y política que nos aflige, aunque pronto vendrá el fútbol a rellenar inquietudes, si es que llegaran a surgir, más difíciles de colmar.

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  33. Lola, he publicado mi nuevo post antes de contestarte, pero quiero hacerlo ahora. Valle Inclán hablaba de "visión de altura" refiriéndose a la que se sitúa a kilómetros sobre el nivel del mar, aquella en que los seres humanos son meros puntos y nuestras inquietudes o pasiones o sufrimientos, incluidas las guerras, son una cuestión minúscula, casi inexistente. Creo, Lola, que vivimos -o hemos de vivir- oscilando entre esta visión y la que nos implica en el devenir en que un hermano traiciona a otro por una herencia, en que alguien es mezquino o malvado, en que surgen sentimientos encontrados que no nos revelan como demasiado buenos, o al menos no tanto como nos pretenderíamos… No pasa nada.

    Yo también me enorgullezco de tenerte como amiga. Y es un placer dialogar contigo.

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