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domingo, 23 de enero de 2011

En el diván


Hace unas semanas hojeaba una revista de un distrito barcelonés. Había diversas actividades de tipo cultural. En una de ellas, figuraba una conferencia sobre la filosofía de Nietzsche y una conexión con el pensamiento de Freud. No recuerdo el título exacto, pero sí que me vino la sensación de que aquello era definitivamente antiguo y anacrónico. Igual sensación me invade cuando visito las librerías de centros de arte en que se apilan libros sesudos sobre arte, psicoanálisis, revolución o decenas de conceptos propios de tratados teóricos sobre lo divino o humano. Me gustaría haber tomado nota sobre la infinidad de títulos que figuran allí y que fueron fruto de arduas reflexiones sobre el papel de la cultura, el ser humano, la sociedad y el arte. Todo me parece ya periclitado, igual que prácticamente todo mi sentido de la existencia que se formó en el siglo XX, y que hoy día resulta ya desfasado. Nada de ello me sirve para acercarme a mis alumnos que viven en otra dimensión distinta a la que yo viví en mis años de juventud y madurez. 
¿Nietzsche, Freud, Marx, Camus, Sartre, Beckett? Marcaron nuestra visión del mundo y el sentido de nuestras luchas y concepciones del arte. Hoy veo sus libros cubiertos por una capa de polvo y el olor de la vetustez. ¿Quiénes marcan hoy día las tendencias de nuestro mundo contemporáneo? ¿Quiénes orientan nuestro modo de estar en el mundo? Pienso en Bill Gates, en Steve Jobs (el fundador de Apple), Sergey Brin (uno de los creadores de Google), Marc Zuckerberg (el fundador de Facebook)... Todos ellos han acumulado un inmenso poder económico e ideológico. Han penetrado en nuestras vidas cambiando todo nuestra relación con los demás, con la cultura, con el hecho de la comunicación y la presencia de la tecnología en nuestra experiencia cotidiana. No es infrecuente que vivamos pegados a una pantalla que ocupa un lugar fundamental en todo lo que constituye nuestro fluir vital, tanto que nuestra percepción del mundo es a través de imágenes líquidas que se van sucediendo vertiginosamente. El terreno de las ideas ha sido sustituido como fuente de creación o rebeldía, la literatura misma en buena parte se ha convertido en opaca y carente de sentido para estos jóvenes a los que intentamos acercar a la lectura y que no se sienten atraídos por la experiencia de un lenguaje marcado por el estilo y sólo reaccionan ante historias cotidianas que reflejen la inmediatez de vidas parecidas a las de ellos formuladas en modo extremadamente simple y elemental. Un ansia de telerrealidad impregna toda nuestra relación con los textos. Hoy la historia de Bartleby el escribiente de Hermann Melville sólo suscita la impresión de ser un tipo raro, pero hay tantos ya en la realidad... Y si no, ¿qué son esos hikikomoris que pasan su vida encerrados en su casa, enfrentados exclusivamente a la pantalla del ordenador totalmente aislados de la vida social salvo por sus relaciones virtuales? ¿No sería Bartleby uno de ellos si lo transportáramos a estos días?
Parecería que nuestra relación con las cosas ha cambiado profundamente, con las cosas y las ideas que se convierten en algo demasiado pesado y poco apto para soportar nuestra percepción de lo que constituye la realidad. No sé dónde voy a parar, pero quiero hacer constar que el Joselu que comenzó hace cinco años y pico a escribir en este blog ha ido evolucionando y transformándose en otro personaje a la par que se modificaba su relación con la tecnología y con la cultura que le servía de soporte vital. Y tomo conciencia de que hace unas décadas nos obstinábamos en buscar un sentido a la vida, pero advierto que esto ya no es una preocupación ni siquiera secundaria entre los jóvenes que frecuento, salvo para algunos extremadamente minoritarios que bucean extrañamente en la cultura de hace un tiempo. Además el liberalismo como ideología se ha ido adueñando de todos los espacios de la economía y la cultura, así como de la política que en buena parte ha perdido buena parte de su consistencia subordinándose al poder de esos extraños mercados que dominan totalmente el panorama mundial. 
Imagino que todas las épocas han producido inquietud sobre los cambios que se operaban en ellas. Hubo un tiempo en que el ferrocarril revolucionó la idea de las comunicaciones, y otro en que la luz eléctrica dividió la historia del mundo en un antes y un después. Sin embargo percibo que en el tiempo que vivimos, todo el mundo anterior parece disolverse y quedar lejano. Yo al menos lo percibo así, y vivo en ese filo de lo inestable y líquido que se refleja en la  pantalla que me comunica con vosotros y que es una fuente de satisfacción pero también de tremenda dependencia que me lleva a añorar otro tiempo más real, más complejo en lo relativo a lo existencial y con olor a pan recién hecho y senderos que uno comenzaba a recorrer. Necesito un alejamiento de este mundo virtual, pero sé que es difícil por no decir imposible porque yo también ha cambiado y mi subsconciente también pasa hoy por este teclado que busca expresarse e intentar interpretar lo que parece carecer ya de significado. 

25 comentarios :

  1. Como siempre, muy interesantes tus reflexiones.
    Yo y mis compañeras de piso debemos pertenecer a esa extraña minoría que aún se preguntan por el sentido de la vida. No es raro que nos pasemos dos o tres horas sentadas en cualquier rincón del piso compartiendo ideas sobre el sentido de nuestra vida, la libertad, el adormecimiento de la gente de nuestra edad, lo absurdo que nos parecen los patriotismos, etc... al final terminamos asqueadas por lo que vemos a nuestro alrededor.
    Sin embargo, esto es algo que podemos hacer con muy poca gente.
    Es cierto que pasamos muchas horas delante de la pantalla del ordenador. Ojalá la gente se reuniera en los bares y no en los foros de Internet. Prefiero poder hablar, debatir y escuchar las reflexiones de otros cara a cara. Es mucho más enriquecedor.
    También echo bastante de menos aquella concepción de que la universidad era un lugar de debate, de reflexión y donde se gestaban revueltas. En la mía al menos eso es una utopía.
    Un abrazo Joselu!

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  2. Tengo más de treinta y por lo menos a mí el sentido de la vida me sigue despertando las neuronas frente a cada trozo de literatura, filosofía y dolores y angustias inestabilizantes. Pero también soy de tanto en tanto un hikikomori porque a veces me siento frente al ordenador y cuando me doy cuenta se me han ido líquidamente dos horas de vida.
    En mi país han empezado con el ciclo "Gran Hermano" en su séptima edición y cada cosa que sucede allí promocionada como gran catástrofe o noticia de último momento resulta desafiantamente paupérrima. Pero es innegable que los "habitantes de la casa" son un botón en la muestra del ciudadano común: un par sueños gastados, sin reflexión por la vida misma y su misterio, un vocabulario trillado en monosílabos y un narcicismo extremo en todo acto comunicativo donde sólo se escucha aquello que refiere al sí mismo, lo demás es paja que se lleva el viento.
    Quizás al enseñar y evocar el sentido de la vida y su eterno interrogante nos sintamos anacrónicos y fuera de onda, pero hay que hacerlo, porque es allí donde todo ser humano puede sentir el vestigio de un verdadero punto en común desde el cual reconocer al otro y reconocerse a sí mismo. Ése es el lugar desde donde yo creo que se puede dar no un gran salto, sino el primer paso para crecer juntos en humanidad.

    Un abrazo, Joselo.

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  3. Mari Carmen, no te quepa duda de que, cuando escribía, pensaba, entre otros, en ti. Hubiera hecho alguna alusión más directa, pero ha sido suficiente para que captaras el mensaje y has respondido con celeridad. Encontrar también en la red a quien sepa interpretar nuestros afanes y sueños, es una fortuna. Y es cierto que hay pocas personas con las que poder compartir este tipo de inquietudes. Cuando se es joven podría pensarse que surgen éstas de modo necesario, pero yo no lo logro percibir en mi experiencia diaria. Pienso que es algo minoritario, lo que no quiere decir que no exista un íntimo malestar entre los jóvenes pero no se orienta a buscar respuestas que vayan más allá de lo concreto e inmediato. Esto contrasta con la realidad que viví en otras épocas en que era alucinante asistir al despliegue de intervenciones de jóvenes de dieciséis años y que pugnaban por salir en tropel. Eso es lo que echo más a faltar en este tiempo que ha ido en dirección contraria a lo que esperaba Julio Cortázar, otro que ha quedado desfasado respecto a la imaginación -o lo que se llama así- de la contemporaneidad. Gracias por estar ahí. Un abrazo, Mari Carmen.

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  4. Rara calma, es un gozo poder compartir con alguien que no conocías anteriormente un fragmento de vida o de intento torpe de reflexión sobre lo que me inquieta. Además veo que podemos estar de acuerdo en lo esencial. Me han gustado tus palabras. Muestran que lo que se difunde como normal en la televisión puede no coincidir exactamente con lo que otras personas -quizás anómalas- todavía tenemos en nuestro horizonte de expectativas. Eso sí, reconozco que en cinco años he tenido ocasión de transformarme profundamente, impregnándome de otros modos de interpretar la realidad, los sueños y la literatura que me llegan a través de la pantalla líquida. Un abrazo, y gracias por hacerte presente.

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  5. Post que incita a pensar.
    Sé que existe juventud donde la cultura interesa y un ejemplo de ello son los dos comentarios precedentes. Dicho esto, mi opinión es que estamos viviendo el fin de un ciclo y que de alguna manera despertaremos de este letargo. Lo creo de verdad.
    En cuanto a la Red, para mí tiene muchas más ventajas que desventajas. No hay duda que Internet nos ha hecho cambiar de hábitos pero para algunos, seguimos con los amigos de siempre y encima muchos amigos virtuales aparte de toda la información del mundo en un minuto. ¿que más se puede pedir? Un abrazo Lola

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  6. Hoy preocupa más sobrevivir que buscarle sentido a la vida. Todo que huela a dependencia es peligroso y hay que estar muy al tanto de que someta nuestra voluntad y nos anule como personas. El mundo virtual también propicia establecer comunicación más directa con personas que se han conocido a través de este medio.

    También creo que el dedicar tiempo a estas tecnologías y participar del cambio que se está produciendo no está reñido con dedicar algún que otro rato al ocio más simple y clásico como por ejemplo, echar un guiñote, jugar al domínó, tomar una caña, etc, con los amigos.

    Como ves, Joselu, hoy no estoy por profundizar en toda esa suerte de reflexiones existenciales que nos propones. Las cosas sencillas también dan sentido, si no a la vida, si a la mera existencia cotidiana.

    Un abrazo

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  7. Los nuevos tiempos darán lugar a nuevas formas de pensar y a nuevos modos de recepción del "saber". Estamos asustados porque pensamos que lo que nosotros consideramos cultura está a punto de extinguirse, cuando en realidad lo que se agota es la forma en que esa cultura es recibida y compartida. He leído las aportaciones de Zygmunt Bauman y su teoría de la modernidad líquida y me parece que la clave de nuestro futuro va a residir en la capacidad de distinguir lo relevante de lo que obedece a instintos puramente consumistas.
    Aun así, todo me sigue pareciendo muy complejo.

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  8. Siempre pensé que no se puede pensar en el trabajo mientras que lo estás haciendo o que no puedes razonar sobre las causas del dolor mientras lo sientes. La Historia, en ese hilo de la reflexión, exige una distancia, un mirar después, un alejamiento para poder acercarnos luego a ella con más instrumentos. Tuvimos la experiencia pero perdimos el significado, escribió Eliot. Un abrazo, amigo.

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  9. Nuestro mundo actual, la vida que llevamos, invita poco a la refelxión, es más, yo diría que todo está diseñado para que no pensemos porque pensar es peligroso. Te facilitan las compras (hay que gastar a toda costa, queramos o no), te venden películas fáciles de digerir, salvo excepciones, te obligan casi a leer best-sellers de fácil lectura, te idiotizan con horas y horas de programas televisivos que son un insulto a la inteligencia y al buen gusto... Todo vale para hacer ciudadanos dóciles que no puedan cuestionar lo que intentan imponernos. Las personas razonables, sensatas e inteligentes tienen poco eco, no interesa que lleven la contraria al sistema. Por eso los pensadores por antonomasia, los que citas y algunos más, nos parecen no sólo muertos y enterrados sino anticuados, obsoletos, pasados de moda. Nadie lee ya esos gruesos volúmenes, como mucho, soportamos algún artículo o columna, o el extracto de algunas declaraciones, pero el tempo que dedicamos al análisis es mínimo. Pasamos horas frente a las pantallas: móvil, ordeador, televisor... sin saber muy bien qué hacemos y para qué, hipnotizados por esa luz que parece canto de sirenas más que despertador de conciencias. Hemos cambiado, es cierto. La pregunta de si hemos mejorado es harina de otro costal. Por cierto, un día de éstos estrenaré la pizarra digital y no creas que las tengo todas conmigo en cuanto a su utilidad, ya te contaré.
    Feliz semana, colega. Un fuerte abrazo.

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  10. Lola, la red es un prodigio. No me cabe duda. Yo creo que ya no podría vivir al margen de internet que se ha convertido en parte importante de mi vida, más que la televisió que para mí es prescindible. Sin embargo, percibo en los muchachos a que enseño una percepción mínima del sentido de la cultura en el sentido tradicional. Por eso sostenía que lo que fue importante en el pasado ahora se había convertido en irrelevante. Y ese pasado son dos décadas de diferencia, quizás quince años. Estamos entrando en un nuevo mundo, estamos ya dentro de él y a mí personalmente me desconcierta. Es de una riqueza extraordinaria, pero hace a la vez oscurecer a todas las aportaciones fundamentales del pasado y que son el núcleo de nuestra cultura y nuestro mundo. Por eso mi reflexión, Lola.

    Luis Antonio, si nosotros estamos más atentos a sobrevivir que al meditar acerca del sentido de las cosas, ¿qué pasará en Mali o en Tanzania donde sus tradiciones les llevan a plantearse el origen del mundo? Tengo la impresión de que nuestra cultura se está quedando sin raíces. Es lo que veo en mi experiencia diaria, quizás porque enseño en una ciudad desarraigada por la emigración. Imagino que los que participan en una colla de castellers, lo viven de otra manera. Vivo en una realidad desarraigada y yo también lo estoy, y tengo la impresión de que la cultura dominante sigue por el mismo camino.

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  11. Creo que esta relación que muchos mantenemos con la Red se volverá cada vez más ambivalente. Yo noto, desde luego, que la exposición continua a este medio me ha ido formateando, disminuyendo mi capacidad de concentración, y con ella mi paciencia ante los textos impresos, o simplemente largos (o densos). En cierto modo, esto me acerca a mis alumnos —pero no sé si a su costado mejor.

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  12. Esta vez, JOSELU,

    me cuesta entender de verdad que es lo que te preocupa o mejor, cual es la idea que nos quieres transmitir. No sé si es la sensación que todas aquellas sesuda y profundas elucubraciones de los grandes que citas Nietzsche, Freud, Marx, Camus, Sartre, Beckett, no interesan ahora, o que sus planteamientos han quedado obsoletos hoy. No se si te sientes demasiado dependiente del mundo virtual o saturado de él y añoras otro o en todo caso, más de lo que este te da.

    A veces tengo la sensación que plantearse demasiadas preguntas en esta vida, lejos de acercarnos a sus respuestas, nos confunden más.

    Quizá es muy cierto que las grandes preguntas de los existencialistas hoy no interesan tanto, porque vivimos en el mundo de la inmediatez, el aquí y ahora...pensar en el futuro supone un esfuerzo, para algunos demasiado angustioso para abordarlo porque no se ve nada claro. Yo me he pasado noches enteras sobre todo con mi padre y mi hermano hablando sobre estos temas y recuerdo que al final, tenía la sensación de estar inmersa en una especie de borrachera mental, no sé si por el cansancio o por el tema, que siempre discurre en espiral, me gusta plantearme preguntas, pero si al final no se consiguen respuestas que valgan, tienes una sensación frustrante de haber estado divagando sin rumbo y para nada.

    A mi siempre me ha interesado más lo que la gente siente, cómo se siente, que casi lo que piensa, aunque una cosa esté relacionada con la otra. Me es mucho más gratificante hablar sobre emociones, que sobre pensamientos abstractos, propios o ajenos.

    La red, es un medio alternativo y complementario de la vida real. No comprendo como existen de verdad personas que se aíslen tanto como para renunciar al mundo real, escondiéndose sólo en el virtual.

    Para mi el descubrirlo ha sido un complemento perfecto, porque por obligación y trabajo pasaba muchísimas horas frente al ordenador, antes eran horas muy duras de soledad frente a una pantalla en la que no había más que información que elaborabas. Descubrir este mundo de los blogs, lo he comentado muchas veces ha sido como encontrar mi patio de recreo, al que salgo a desconectar.

    Curiosamente otros se conectan, pues yo desconecto de mi trabajo, para volver a conectarme a él al minuto siguiente. Pero en ningún momento supone renuncia o merma de mi mundo real, al que jamás renunciaría por este. Curiosamente, me ocurre lo contrario, cada vez más personas virtuales pasan a formar parte de mi mundo real, porque las conozco, siento que son amigos de verdad, aquí conoces a la gente al revés que en la calle, primero las conoces por dentro ( lo más importante ) y después por fuera y desde luego hasta la fecha, no me he llevado ninguna desilusión, al contrario tengo la sensación en estos casi dos años que ya llevo, conozco mejor a gente virtual que se ha hecho real, que a muchas personas que he conocido sin este medio.

    Una amiga real muy cercana que no es bloguera, pero lee los blogs me lo comentaba el otro día. Diciéndome ¡¡ parece increíble cómo esta gente haya tardado menos de un año en conocerte, cuando yo he tardado más de 15 años!! ¿curioso no ?

    Muchos besos JOSELU y disfruta de todo y con todos, creo que eso es lo importante :-)

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  13. Hola JoseLu, tu reflexión toca mi puerta. Algunas veces he sentido que este mundo virtual paralelo a nuestra vida toma importancia cada dia, detras de cada letra impresa en la red hay un ser humano, vivo y sensible como tu y yo. Creo que somos un mundo de mascaras y la vida con sus afanes solapa lo verdadero y real. Lo digo por que a pesar que los chicos hoy, mi hijo por ejemplo de 10 se desvive por toda esta tecnología, juegos xbox nintendo etc. Y si en ocasiones se opone a compartir por quedarse sentado frente a uno de estos aparatos.. pero, la invitacion al toque del ser humano con la realidad o aún la exigencia en ocasiones con un VAMOS (poco democratico) deja a la final un rostro impregnado de una sonrisa, una piel sudada por el juego de los cuerpos en un partido de futbol, la escalonada en una montaña, el vuelo en el parapente, el compartir con un bebé, tocar su piel, ver o dar de mamar... Estoy convencida JoseLu que todo ello aterriza a cualquiera... Enmebidos en este mundo industrializado y virtual, la verdadera esencia del ser humano esta en el VINCULO y s i bien te disfruto en este transitar virtual, no dudo que preferiria un compartir real. Muy cursi esta colombiana, el tiempo pasa, la forma es otra, pero el fondo JoseLu es que no somos sino Vinculo primario y a eso se reduce nuestra humanidad vanidosa, que siempre termina desempolvando aquellos libros.

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  14. Este mundo en el que vivimos, aunque parezca extraño, incita a la reflexión. Aunque parezca que todo nos lo da hecho, que nos elimina el pensamiento porque él mismo nos responde a las cuestiones que nos planteamos, a pesar de esto, este mundo necesita de pensadores que se pregunten y se respondan cosas. Nada de lo que vemos nos es gratuíto, todo pasa factura. Tanto los acontecimientos vividos como los acontecimientos soñados. Por eso hay que sentarse, de vez en cuando, y ponerse a mirar en el interior de nuestra alma. Allí, al margen del movieneto de rotación que marca la sucesión de los días, hay un período de tiempo atemporal donde viven las ideas, y allí, lo sé de buena tinta, está lleno de gente...

    Un abrazo.

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  15. Joselu,desde luego las nuevas tecnologías han cambiado nuestra manera de relaccionarnos. En mi caso, procuro que la red sume en vez de restar. En el medio en el que me muevo no suelo encontrar fácilmente personas con mis mismas inquietudes, así que descubrir en internet foros, blogs, en definitiva, personas con las que intercambiar ideas y pasiones ha sido una de las mejores cosas que me han pasado en la vida. No obstante, prefiero el contacto humano, las tertulias de sobremesa y las conversaciones en torno a un café, mirando a los ojos a mis interlocutores. No me alejo del mundo real, no lo abandono, no lo sustituyo, pero sí me preocupa la influencia en las relacciones personales de las generaciones que nos sucederán, porque corren más peligro de encerrarse en sí mismos, de aprender a comunicarse más fácilmente mediante la tecnologia. Como madre´, lo veo en mis hijos y es una lucha arrancarles de las pantallas que nos invaden. La niña de 12 años ya me pide tener cuenta de messenger con el argumento de que es la única de su clase que no la tiene. De momento, me resisto, y lo demoraré todo lo que pueda.

    Un saludo.

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  16. Antonio, he leído la página que referencias sobre Z. Bauman y entiendo que la Wikipedia hace una síntesis de las líneas de su pensamiento que tiene que ser mucho más complejo. Es interesante esa radiografía que hace de la modernidad líquida en que los sujetos han de estarse siempre readaptando, y su identidad ha de estarse remodelando continuamente. Supongo que a mi nivel es lo que pretendía dejar constancia. De ello y del desgarro que eso supone en mí. Todo lo que amé en buena medida me resulta inútil para el nuevo contexto. En los últimos quince años los profesores hemos debido de readaptarnos cada año a concepciones permanentemente cambiantes lo que nos ha llevado a un desconcierto sobre qué estamos haciendo realmente allí, pero con el resultado que hagamos lo que hagamos (hacemos lo que nos mandan y los mensajes son contradictorios) somos siempre responsables y culpables de la situación que estamos viviendo. Supongo que esa tarea de estarse readaptando permanentemente termina por afectar al núcleo de nuestra identidad que sufre el desgarro. Quizás los jóvenes formados ya en esa transformación sufran menos esa crisis de la que dejaba constancia, y que tú has sabido entender. No obstante, todo está muy confuso, y suenan tambores en el Reino Unido para volver a una enseñanza más basada en los conocimientos y menos en el sacralizado "enseñar a pensar" que es lo que se supone que estamos haciendo y que, lamentablemente, no hemos conseguido.

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  17. Emilio Calvo de Mora, "tuvimos la experiencia pero perdimos el significado". ¡Qué sugerente expresión de lo que intentábamos decir en palabras de Elliot! Tienes razón en que la historia siempre es convulsa para los que la están viviendo y que requiere distancia para entenderla. Tengo la impresión de haber entrado en un tiempo distinto y que no tengo la más mínima idea de adónde va, pero supongo que eso no es nuevo. Que quede constancia de mi desconcierto, sólo era eso.
    Un abrazo, Emilio.

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  18. Yolanda, la pizarra digital suma y no resta. Todo lo que hacías antes es igualmente posible, pero ofrece otras posibilidades que pueden ser exploradas, lo que veo es que son en general costosas de programar. La realidad es que se hace un uso muy esquemático y simplificado de la pizarra digital. Yo suelo utilizar la pizarra digital combinada con la analógica. ¡Qué ironía llamar a la pizarra de toda la vida analógica!

    En cuanto a lo que sostienes sobre los cambios que hemos sufrido, es esa modernidad líquida de que hablaba Antonio. Todo debe cambiar permanentemente para que dé la impresión de que vamos a alguna parte aunque los que venimos de atrás tengamos serias dudas de que sea así.

    El principal problema que existe para el fomento de la reflexión es la escasa predisposición a pensarse y a cuestionarse como sujetos de conocimiento que además están en crisis. De ahí que importen más las cosas que dan sentido a la vida que la propia vida. Esta se aprecia como experiencia única sólo quizás cuando nos aflige una enfermedad grave o nos vemos obligados a pararnos a pensar. El debate de ideas es muy escaso en la realidad en que vivimos. No interesa. Lo veo por mis alumnos que tienen muy escasas ideas y terriblemente esquemáticas y gregarias. Eso sí, son muy frágiles (y petulantes y muchas veces maleducados). Es una combinación extraña. El futuro requerirá de mentes ordenadas que no se basen simplemente en la avaricia y el consumo. El hombre líquido no tiene demasiada consistencia, pero no lo sabe. No se para a pensarlo.
    Un abrazo, colega.

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  19. Al59, comparto contigo la misma reflexión. No leo como leía hace cinco años. Hay en mí una atención parcial y discontinua, que me hace necesitar saltar de un lado a otro, hecho que mi nuevo Ipad ha reforzado. En muchos sentidos, como bien dices, nos aproxima al mundo de nuestros alumnos que han de vivirlo mucho más intensamente porque ellos nunca han tenido la escuela de que provenimos nosotros formada en buena parte en los valores clásicos.

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  20. María, quería expresar en alguna manera que nos estamos quedando sin raíces. Nuestra civilización tiene unos fundamentos para bien y para mal. Existieron Homero, Platón, Sófocles, Aristóteles, Tito Livio, Dante, Ronsard, Cervantes, Ariosto, Quevedo, Descartes, Spinoza, Goethe, Bach, Mozart, Monteverdi, Miles Davis... Y nada de esto ya interesa. El presente más inmediato es lo único que tiene valor. Es lo que percibo en los jóvenes a que imparto clase. No les interesa nada más que lo que constituye sus estados de ánimo fragmentarios y el deseo de ser ricos y tener todos los bienes de consumo que existan. No detecto en absoluto el deseo de cultura, de mejorar como seres humanos, de crecer. Los veo inmersos en una crisis en un mundo cambiante al que se deben adaptar para poderse colocar y realizar sus sueños materiales. Y en los requisitos que necesita ese mundo, la cultura es el menor de los que se piden. Este profesor muestra su desconcierto ante este cambio, porque te aseguro que he sido profesor durante treinta años y he tenido alumnos, muchos, a los que les interesaba la cultura y el conocimiento así como les fascinaba la reflexión sobre sí mismos, la vida, el amor y la muerte. Y no era ninguna tares costosa y que se hacía con mucho placer. ¿De qué mundo estoy hablando? De uno que existía hace veinte años. Claro que nos adaptamos, pero los seres humanos que venimos de otra dimensión del tiempo no dejamos de percibir una profunda crisis que no tiene solución porque todo va a ir a más velocidad que la que hemos vivido hasta ahora.

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  21. Liliana Castro, muy oportuna tu reflexión sobre la importancia del vínculo. Es un tema a debatir sobre cómo se establecen los vínculos en una sociedad virtual. Los niños en la sociedad en que vivo, tienen muchos problemas para establecerlos entre ellos, salvo en el colegio. Ya no salen a jugar a la calle, están sobrecargados de deberes y actividades extraescolares. Sus vínculos se establecen fundamentalmente en el mundo virtual, y en buena parte con las maquinitas como las que citas. Mucho de esto puede acabar en un solipsismo y en una gran dificultad para establecer relaciones humanas directas no virtuales. No cabe duda de que éstas son las mejores, pero en mí reconozco que está también en crisis. A veces disfruto más de una conversación virtual que de las rutinarias que me ofrece la vida cotidiana en que no se abordan temas que lleguen a interesarme. No me cabe duda de que estamos y vamos a un universo de relaciones virtuales en buena medida. Afortunadamente existen todavía el sudor en las camisetas, el ascenso a montañas, la piel de los bebés, los besos... El ser humano del futuro tal vez no será demasiado consciente de ello. Tengo ese presentimiento.

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  22. Miguel, parece que llegas a una conclusión diferente a la que se sugiere. Crees que vivimos en un mundo en que hay muchos que se paran a reflexionar y a pensarse. No digo que no, pero desde luego no es lo que aparece en los massmedia, en la cultura audiovisual más actual, en los valores que tienen nuestros alumnos a los que les cuesta horrores mantener una conversación sobre ideas y que además no les interesa gran cosa por decir algo. No creo que vivamos experiencias muy diferentes. En algo sí que estoy de acuerdo contigo y es que en internet es fácil encontrar personas que sienten el placer de mantener una conversación y de profundizar en algunos temas, como vemos en nuestros blogs. Por eso me gusta este mundo, porque me estimula a pensar. Quizás estos son los nuevos foros virtuales. Hubo un tiempo en que eran más cercanos y reales. Quizás seamos raritos, porque observo que en general no hay demasiadas ganas de conversar en la vida cotidiana sobre cuestiones que afecten a la identidad, al conocimiento o a la cultura. Tengo pocos amigos reales a los que interesen estos temas.

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  23. Ilona, ciertamente nosotros venimos de un mundo analógico y nos hemos sumado al mundo digital con más o menos entusiasmo. Yo con bastante. Sin embargo, provengo de otra formación. Y esto es bueno y es malo. Tiene aspectos positivos y negativos. Los negativos son que se produce un desgarro que es el que señalaba el post; positivos, que uno tiene cierta base en que apoyarse. Esto no les pasará a muchos de estos muchachos desnortados con padres que, en muchos casos, son condescendientes y permisivos para no tener que educar. Es más fácil decir que sí y dar todo lo que te piden que negarlo como has hecho tú. La mayoría por no decir todas de las compañeras de mis hijas tienen teléfono móvil (tienen once y trece años) algunas tienen iPhone o Blackberrys, lo que me parece demencial. Ellas no tienen ni tendrán hasta que tengan bastantes más años. No protestan. Pero sí las veo dependientes de la cultura digital, del facebook, y el problema estriba en que ahora son muy difíciles las relaciones fuera de la escuela, al menos en mi caso. Se ha perdido la vida en la calle.

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  24. Yo también tengo esa sensación. De hecho cuando leí tu entrada pensé... vaya! parece que haya escrito lo que andaba pensando (y que yo sería incapaz de escribir en menos de 200.00 caracteres :S).
    Me da que la base de las cosas, cada vez importa menos, sí. Y pienso que es un error. Ya sabes, la típica justificación de los profes de historia: ¿por qué estudiar historia? Para no volver a meter la zarpa con lo mismo. Y aún con esas el ser humano, sieeeeeeempre lo ha hecho. Así que con el panorama que se nos presenta, da para que dé miedo. Y mucho.
    Personalmente... puf... hace no mucho llegué a un tope. Sobreinformación a lo bestia. Me dio una pájara... justo ayer se lo comentaba a alguien. No sabía muy bien qué me estaba pasando. Y el problema era que leía demasiado. Lo he comprobado además. Y como no sabía muy bien, seguía leyendo, y cada vez, estaba peor. Hasta el punto de no aguantar frente a la pantalla más de diez minutos seguidos. Y si digo que leía mucho, es que leía mucho. Varias horas, cada día. De todo. Imagina, para sentir la necesidad de coger un libro, y sólo un libro, lo más lejos posible del ordenador, y leer eso y nada más, porque me parecía ¡un descanso! -libro de los míos, digo... estilo... típico tocho de referencia a priori infumable de seguido-. Pero bueno, en el caso es probable que sea yo, que soy bastante animal y además ya dije, que tiendo al caos, como el Universo. Y es que esto de lo digital da para tanto, que marea. Sólo leyendo páginas de ciencia, yo es que al final, me mareo, en serio. Hasta reduje el número -de estas y otras- porque no daba a basto...
    No sé... a veces echo de menos mi vida cuando... no sé, cuando internet... era otra cosa. No algo tan brutal como lo de hoy día. Más sencillo al fin. Donde había un equilibrio entre lo digital y lo... no digital. Equilibrio que ya no existe. Tengo la sensación de desborde con esto, no sé. Tanta información, tantas redes sociales, tantas páginas de tantas cosas diferentes que apenas si da tiempo de digerir nada en condiciones. Pero ya te digo, igual es mi impresión, tal vez mi curiosidad, también extrema, o simplemente yo, y como lo veo. No sé... En fin...

    Besines, Joselu.

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  25. V., tan difícil de imaginar mi vida sin internet es imaginar mi vida sin mis hijas. ¿Cómo vivía antes? ¿Qué hacía? Sentí emoción la primera vez que navegué y logré convertirme en internauta. Fue en 1996, hace ya quince años. Luego me he sumergido, probablemente en exceso, más en los últimos tiempos en que me siento desbordado. Pienso que necesitaría una desconexión, y sí en cierta manera añoro un tiempo antes de internet. Quizás la historia deje de contarse BC y AC, y sea a partir de ahora: Before Internet y After Internet. Así es. Besos.

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