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martes, 2 de noviembre de 2010

Después del puente


Una clase de literatura sobre la novela del siglo XVI a las ocho de la mañana es una experiencia interesante. Imagínense un grupo de jóvenes derrotados que va llegando con aire confuso y somnoliento. Se sientan resignados, todavía con el calor de las sábanas en su piel. Figúrense la desgana de comenzar la semana tras un largo puente de fiesta de Halloween. Rostros abotargados, bostezos continuos, aspecto cansado, lasitud, desesperación contenida. El profesor observa y considera la dificultad de interesar a estos dormidos adolescentes a los que la narrativa del XVI les interesa bien poco, por ser optimistas.

El profesor acepta el desafío aunque sabe que comete un error que le han hecho observar todas las psicoterapias que ha hecho. No se debe intentar seducir a los alumnos. En estos tiempos y estos alumnos detestan ser arrastrados fuera de su mundo y desconfían con razón de quien les pretenda seducir. Pero ¿cómo acercarse a ellos? ¿cómo conseguir interesarles en algo tan lejano? Otros profesores que no sean de literatura tal vez no se plantean como objetivo que les guste a sus alumnos la materia que se imparte. Hay que aprenderlo y punto. Es lo que hay que se dice con frecuencia. Pero los profesores de literatura esperan, anhelan, que lo que constituye la clase se incorpore como experiencia significativa a la vida de sus alumnos. Que aprendan no sólo con el cerebro -para lo que se requiere alta atención- sino con el corazón.

He aprendido que un profesor que habla con aire relajado, con un tono de voz tranquilo y no muy elevado, como si estuviera en una conversación íntima, destensa la clase. A veces me descubro hablando en un tono alto como recitando una lección y me digo que debo resultar cansino e insoportable. No aguantaría a alguien que hablara como en un sermón de semana santa, con modulaciones crispadas y estridentes. Así pues, opto por hablarles como si estuviera con varios amigos dispuestos a escucharme, pero esto me lo tendré que ganar, logrando que la narrativa del siglo XVI logre llegar hasta ellos que me miran apesadumbrados y llenos de zozobra.

No sé cómo ha sido. He hablado de los diferentes tipos de novela que se dan en el siglo XVI: la sentimental, la de caballerías, la pastoril, la morisca, la bizantina... haciendo hincapié en la inverosimilitud que las caracteriza. Son personajes, sus protagonistas, idealizados y de clase social elevada.  No pueden existir. Son modelos renacentistas que encarnan altos valores de heroísmo caballeresco, de castidad insobornable, de amor y sometimiento a sus damas en la estética del amor cortés o neoplatónico... Es difícil que esta narrativa nos diga algo hoy día porque no nos la creemos, aunque estos arquetipos han sido utilizados a veces con éxito en la literatura del siglo XX. El señor de los anillos es una novela de caballerías en la que se enfrentan el bien y el mal. Pero ninguno había leído la novela, si acaso habían visto la película. La letra impresa les produce alergia, ya lo he comentado en otras ocasiones.

Pero algo cambia en 1554, les explico, pues aparece una obra extraña que cuenta en primera persona una experiencia personal nada edificante. Un tal Lázaro de Tormes, personaje humilde donde los haya cuenta su vida en un tono realista y directo, explicando sus avatares con distintos personajes que le hacen pasar enormes penalidades en las que el hambre tiene un protagonismo esencial. El Lazarillo de Tormes es la novela del hambre más espantosa. Pero nosotros ¿sabemos lo que es el hambre? No. Les cuento que que he hecho algunos veranos ayunos de hasta ocho días sin comer nada, excepto beber una mezcla de sirope de arce y palma con zumo de limón. La experiencia del hambre nos trasforma. Lo he podido comprobar. Lázaro ansía que muera alguien para comer algo en el funeral. Lázaro no puede olvidar nunca el hambre que ha pasado en su infancia, como el que pasaron sus abuelos o bisabuelos en el tiempo de la guerra. 

Y lo más genial de El Lazarillo de Tormes es que nos cuenta su vida mostrando como ésta le va transformando. El niño inocente que no sabe nada de la vida va evolucionando delante de nuestros ojos y termina por convertirse en un adulto cínico que acepta la deshonra de que su mujer se vaya por las noches a casa del arcipreste de san Salvador, corriendo rumores intensos en la ciudad de Toledo sobre dichas correrías nocturnas. El narrador de El Lazarillo, tomando como referente, tal vez, La Celestina en que los personajes también evolucionaban, consigue hacernos cercano y verosímil esa experiencia del cambio que opera en nosotros la vida. La existencia, los acontecimientos nos cambian. Les pregunto si creen que cuando tengan el doble de su edad seguirán siendo los mismos. Tienen ahora aproximadamente diecisiete. ¿Qué pasará cuando tengan treinta y cuatro? Les cuento el caso de una antigua alumna cuyo amor adolescente se malogró trágicamente cuando éste murió ocho años después dejando un vacío que nada parece poder volver a llenar. Hablo como en un susurro, bajando cada vez más la voz y haciendo hincapié en esa transformación que la vida opera en nosotros causándonos heridas o haciéndonos fuertes porque aprendemos y sabemos que la vida hay que enfrentarla si se puede con una sonrisa y una enorme paciencia o fortaleza ante la adversidad. Hemos hablado otros días del estoicismo.

La clase se ha hecho densa, la atención es máxima sobre todo cuando introduzco aspectos de mi propia vida o de otras vidas que utilizo con frecuencia pero con prudencia. A ellos les atrae todo lo que tiene que ver con la realidad o que les resulte verosímil, como logró hacer el autor anónimo de El Lazarillo abriendo el camino hacia la novela realista moderna que culminará con Don Quijote de la Mancha en el que veremos una evolución de los personajes centrales llegando tan profundamente al núcleo del ser que constataremos cómo la vida fluye en un verano infinito en un territorio que va más allá de La Mancha.

Me gustaría pensar que en esta clase se ha aprendido algo que desborda lo material y se adentra en el terreno del ser. Es lo que considero aprendizaje significativo. Es casi lo único que merece la pena aprender. Lo otro es circunstancial.  

24 comentarios :

  1. Seguro que sí lo has conseguido, Joselu.
    El ambiente que se genera en clase cuando conectamos con nuestros alumnos (como te ha pasado a ti en este caso) es impagable. El sentimiento de estar en conexión con ellos vale más que el sueldo que se nos paga.
    Un abrazo.

    Un profesor cualquiera.

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  2. Mi experiencia en el aula me dice que los alumnos buscan fascinación, buscan asombro: si se lo damos, los tenemos en el bote, son nuestros, completamente nuestros, preparados para absorber cultura, para vivir la cultura. La cultura se vive o no es cultura. Y en las clases, dando Inglés - como hago yo - o Lengua o Dactilografía, da lo mismo, a veces preparamos para el trabajo, para rendir cuentas al mercado, pero no para la vida, que es senbilidad a espuertas. Una experiencia estupenda la tuya. Echo de menos dar Literatura. Es mi especialidad, al cabo, pero...
    El sueldo, es cierto, es lo de menos, descuentos ya metidos.
    Un abrazo fuerte, Joselu.

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  3. La clase de las 8 h. es tan indeseable como la última de la jornada escolar. Comprendo lo que expresas a tal respecto.

    Con los alumnos no hay que hacer teatro. Hay que ser auténtico y si uno está prendado de la literatura de la Edad de Oro lo más coherente y digno es que lo manifieste sin recato alguno. ¿Eso es intentar seducir? Creo que no.


    El Lazarillo es una novela del hambre, por supuesto, pero más aún una novela anticlerical. A eso se debe, creo, el anonimato. La Santa Inquisición por aquel entonces campaba a sus anchas. Y que conste que a la teoría de Rosa Navarro sobre la autoria del Lazarillo que atribuye a Alfonso Valdés no le falta fundamento...

    Un placer leerte, Joselu.

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  4. Tienes que dar clases de literatura para adultos ! Ya lo creo que me apuntaría.
    Hay algo mágico en la voz que va tejiendo una historia, por ejemplo historia de literatura, y consigue atrapar y mantener el interés de un grupo de personas.

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  5. Literatura en tus palabras y alquimia en tu actuación. Una combinación exitosa, sin duda, que habrá sembrado el germen de la curiosidad en alguno de esos abúlicos alumnos que pueblan nuestros institutos.
    Enhorabuena.

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  6. Joselu,
    siento curiosidad...
    ¿cual es tu mote en el instituto?

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  7. Sinceramente y no es por hacer la pelota -no acostumbro, la verdad-, no me importaría lo más mínimo estar en una de tus clases :) Por lo que cuentas deben de ser la mar de interesantes. Te lo dice una que está tan metida entre bichos, genes, moléculas, piedras, y otras cosas al hilo, que la literatura, y más esta de la que hablas, me queda como... como si fuese de otra galaxia ya, pues igual. Y sin embargo da gusto leerte, chico. Haces que pique la curiosidad, por lo menos la mía. Hasta me he comprado el libro que dijiste de Chinua Achebe... en cola lo tengo, madre mía que agobio de montón de cosas, de veras... la verdad es que por tu culpa me leí ya algunos que en la vida pensaba.
    Puf, se me antoja de complicado hacer algo como lo que describes en tu post... mamma mía... pero bueno, no sé, quizás algún día. O no, a saber :) En fin...

    Besotes y buena semana tengas, Joselu. Estupenda, deseo :)

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  8. ¿Sabes, JOSELU?

    A veces, leyendo todas estas entradas tuyas, en las que de una u otra forma nos haces partícipes de la lucha por encontrar en tus alumnos esa tecla que les conmueva y haga interesarse por cada una de las partes de la literatura que debéis tratar según programa, me pregunto ¿qué pensarían ellos si te leyeran aquí?

    En realidad, si las reunieras todas por orden, podrías titularlas “Historia de una conquista”. Empieza a resultar hasta intrigante, lo que os ocurre. Te diría que sin tocarlas en absoluto, tiene estructura de novela, ahora mismo estamos en le nudo ¿conseguirá el ímprobo profesor seducir a sus alumnos? ¿encontrará la llave de ese compartimento estanco que tienen sus alumnos por cerebro? ¿llegará algún día a transmitirles la pasión que siente él por la literatura? ...¡¡ta,ta,tachán!! :-)

    No sé JOSELUE, desde luego dudo muchísimo que exista otro profesor en el mundo, que ponga tantísimo empeño en enseñar, como tú. No sé si tus alumnos se dan cuenta de lo afortunadísimos que son. Un día deberías dejar que lean esto. Esta amante tuya ( tus alumnos) no puede ser tan insensible como para no conmoverse frente a tantísimo esfuerzo y ceder a tus deseos :-)

    Te contaba el otro día que mi hija, acaba de leer la Celestina y te diré, que se le hizo terrible, sobre todo el lenguaje en el que está escrita. Hoy leyéndote estoy pensando, si no te parece mal, que le voy a pedir que lea tu entrada para que vea lo que tú ves y ella no fue capaz de ver, ni yo capaz de que viera. ¿Sabes la conclusión que sacó ella de la novela? te vas a reír, me dijo -mamá, es la historia de una bruja que se aprovecha de la obsesión que sienten unos tíos por el sexo y ¡¡ luego dicen que ahora no se piensa en otra cosa !!- curiosamente al único que salva es a Petronio, según ella, es el único bueno de la novela, ya ves:-)

    Ella tiene una mente muy pagmática, es lo que se dice, de ciencias puras, su pasión, son las matemáticas. Quizá por eso se ha perdido la belleza de la historia y su conclusión ha sido esta. De hecho, desde los 7 años dice que quiere estudiar Teleco, ahora, ya empiezo a creérmelo:-) ¡¡ojalá ella tuviera la suerte de tener un profesor como tú!! ¡¡Lo que iba alucinar contigo!! jajaja

    ¡¡Ni el Lazarillo sufrió tanto, con todas sus penurias!! y fíjate tu evolución y la de él...¡¡no me digas que no eres ya, un héroe novelesco!!

    A mi, me parece imposible que tu novela no tenga un final feliz, incluso sin saberlo ni ellos ni tú, estoy segura que lo tendrá. Tiempo al tiempo, verás.

    Un beso muy grande y... ¡¡ ánimo caballero andante!! :-)

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  9. Desde luego, estoy de acuerdo ¡qué gran suerte tienen tus alumnos contigo! Y qué pena que la gran mayoría de ellos no se de cuenta.

    A propósito de esta entrada tuya, y de la anterior de Miguel Hernández (que me ha encantado también), me he acordado de una gran profesora de Literatura que me dio clase en 2º de BUP y que consiguió transmitirme su pasión por la lectura y las letras. Aún recuerdo vívamente (y ya han pasado bastantes años) cómo se me pusieron los pelos de punta cuando en clase recitó la elegía a Ramón Sijé. Uno de esos momentos de la adolescencia que se me han quedado grabados para siempre y que hicieron que aumentara mi gusto por la poesía, que aún continúa, gracias a profesores como tú.

    Seguro que todo tu esfuerzo y pasión logra conmover a más de uno, aunque ellos no lo demuestren.

    Saludos, y gracias.

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  10. ¡Genial, Joselu! Te imagino luchando contra las telarañas del sueño dando vida a Lázaro varios siglos después, tan alejado aparentemente de nuestra vida actual, y sin embargo tan cercano, tan actual, tan encarnado en todas esas personas que rebuscan en las basuras o en los desperdicios de los supermecados. Lázaro pícaro a la fuerza, intentando sobrevivir en una España hambrienta y arruinada con hidalgos que se mantenían erguidos a pesar de no poder probar bocado durante días. Lázaro pobre e ingenioso, maltratado por sucesivos amos (qué mal queda casi siempre la Iglesia en nuestra literatura, culminando en Galdós, el maestro), bueno a pesar de todo, humillado y desengañado. ¿Crees que hay mucha diferencia con lo de hoy? Los que amamos la literatura sabemos contagiar nuestro entusiasmo por ella, incluso a adolescentes pasotas y soñolientos, pero no es fácil. Seguro que tú lo consigues. Es cierto lo que dices del tono de voz, los gritos son lo peor para una clase. Hay que hablar con naturalidad, usando un lenguaje correcto pero inteligible. Por cierto, no sé si conoces la adaptación cinematográfica de hace muchos años (en blanco y negro) que interpretó Juanjo Menéndez, es estupenda y merece la pena verla.
    Un fuerte abrazo, colega. Te admiro de veras.

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  11. Creo que has dado en el clavo con estos alumnos, y que sí, que algo han aprendido, yo diría que bastante. Porque me ha pasado algunas veces que yo no sabía muy bien lo que estaba enseñando ni si ellos aprendían algo, pero al cabo del tiempo me he encontrado alumnos y alumnas que me dicen que yo -válgame- les había dicho algo importante para su vida, o que habían aprendido a leer conmigo, o que se habían dedicado a su profesión por algo que yo les dije. Últimamente, encontré un bibliotecario, que es el colmo de la felicidad. Nunca sabemos lo que estamos sembrando, ya ves. Y lo del tono de voz, eso, amigo Joselu, eso es fundamental. Se sienten bien cuando se habla relajadamente y no demasiado alto. Te felicito, colega.

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  12. Me encantaría haber asistido a esa clase
    Recuerdo hacer el cole un dibujo de la misma escena que presentas en el cuadro
    Me impresionó el Lazarillo. Esa vida tan dura. Nunca una buena persona en su camino. Pura supervivencia dura pero más despierta que el hambre...
    No como ahora, estómagos agradecidos y dormidos...

    Me apuntaré a tus "trucos" para mi próxima tertulia literaria. La primera fue un fracaso en la que no supe provocar diálogo o reflexión alguna... Quizá los libros elegidos tampoco nos dijeran mucho...
    Aprenderemos, que es de lo que se trata en la vida ¿no?

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  13. Seducir, no, pero mnotivar, tal vez sí es una de nuestras funciones. Y no siempre se consigue. Yo he constatado que esta motivación no obedece a temas programados del currículo sino más bien a aconteceres cercanos. Y uno de ellos es la vida del profesor. Sí, se muestran interesadísimos cuando oyen que abordo una frase de este modo"...Cuando yo tenía vuestra edad..." Y es que lo que les cuesta es salirse de la realidad y lo que quieren es constatar la realidad. Vivirla. Están en la edad.

    Un abrazo.

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  14. Gracias, amigos, no os he dedicado la suficiente atención contestándoos, pero me he visto en algún sentido abrumado por palabras tan generosas que no creo merecer. A veces uno escribe para darse fuerzas, para convencerse, para generar ilusión, y éste es el fundamento del post. No siempre se consigue lo que recreo en el post.

    Gracias, un profe cualquiera, Emilio Calvo de Mora, Luis Antonio, Francisco, Frikosal, Antonio, Miquel, V., María, Miguel, Amparito, Clares, Yolanda, Lo que menos profesora.

    Un cordial saludo a todos.

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  15. Me hubiera gustado tener un profe de literatura como tu en mis años de instituto. Y también haberle dedicado más tiempo. Siempre ha sido escaso el tiempo dedicado a la literatura en mi plan de estudios.
    Supongo que la mejor manera de aprender es ver que eso que aprendemos tiene algo que ver con nosotros.

    Y sin embargo yo llevo meses sin leer un libro... siempre me quedan los blogs para no perder el hábito.
    Un placer volver a pasar por aquí.. Besos.

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  16. Si la pasión que pones en tus clases fuese transmisible a otros profesores, con sólo el 10% de ella, sacábamos el nº 1 en el proximo informe PISA ese en el que siempre acabamos tan mal.

    Tiene razón María deberías enseñar a tus alumnos, no a todos obviamente, estas cosas que escribes de ellos, algunos de seguro que alucinaban en colorines. Y...esa pregunta sin responder...¿cual es tu mote? No hay profe sin mote.

    Joselu, aunque sean unos cursos de verano...vente para acá y nos deleitas, por favor....me tengo que enterar como se hace eso y te traigo, aunque sea a la fuerza.

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  17. ¡Qué alegría! Yo también soy profe de Secundaria, de Música. Les mando un blog que sin duda va a interesarles, lo dedico a un excelso coro de niños. Aquí anda. Y luego está el otro, donde empiezo contando mis andanzas docentes pero luego hablo un poco de todo... En el primero hay partes que podrían tener un empleo didáctico: algunos podcasts, curiosidades sobre la historia de este coro o de sus increíbles solistas...
    Saludos, compañeros de lides.

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  18. Joselu,

    Los profes de filosofía también nos enfrentamos muchas veces al reto de mostrar a nuestros alumnos que gran parte de las ideas y problemas pensados por Platón, Aristóteles, Descartes, Hume, Kant... y compañía son problemas y cuestiones que están "vivas", y nos atañen. Con nuestros programas para la PAU esto no siempre es fácil. Pero seduciendo o no, en voz alta o susurrando, yo también me veo muy a menudo, como tú, preocupado por resucitar a estos cadáveres exquisitos y despolillando sus obras para cotejarlas con el periódico del día, y con nosotros mismos.

    La experiencia de culminación y de victoria ante ese reto (tu post) que cuentas es magnífica. Ojalá se repita muy a menudo, pese a la descripción desmitificadora de tus alumnos que has hecho en otros posts. Ojalá hayas encontrado el tono, o ellos la frecuencia. Lo cierto es que en esta clase que comentas ha habido conexión, y ellos, pese a la hora, no estaban ni ausentes ni ocupados ni fuera de cobertura.

    Creo que debes de ser un excelente profe de literatura. Pero además me parece que también serías un estupendo maestro de filosofía.

    Un abrazo.

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  19. Os agradezco, Mari Carmen, Malo, Euterpe y Andriu, vuestra presencia y vuestras palabras de amistad y aliento. Andriu, es difícil saber si una acción de uno es decisiva o significativa. Eso se sabe años después. Este grupo está muy desmotivado, pero no tiro la toalla. Y sí, eso tenemos en común los profesores -al menos algunos- de Literatura y de Filosofía: el intentar conectar nuestras materias con la vida y con la percepción del ser. Un cordial saludo.

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  20. Debe de ser un verdadero placer cuando ves que existe una conexión entre tus alumnos y tu. Te lo curras un montón Joselu y creo que eliges el mejor camino para interesar a chicos a los que es dificil interesarles con nada. Un fuerte abrazo de Lola

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  21. Buscador de Corazones8 de noviembre de 2010, 23:54

    Si no han aprendido ellos, al menos nosotros, "tus otros alumnos", si. Del Lazarillo lo básico y no más allá. Algún día uno de tus alumnos de clase te sorprenderá, por la sencilla razón de que tu les sorprenderás a ellos, tocarás la tecla y saldrá la melodía. Ya verás.


    Un abrazo!

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  22. Ojalá yo hubiera tenido profesores como tú, Joselu. Tal vez ahora mi vida sería de otra manera, al menos laboralmente hablando.

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  23. Me ha parecido un post maravilloso, de acuerdo cien por cien en el último párrafo. Bueno y que decir de tus lectores... Yo si que estoy aprendiendo de todos vostros,haceis que cada día vaya más motivada al isti, y eso que me encanta este trabajo. He llegado un poco tarde a esto de los blogs, pero como dice el refrán "nunca es tarde si la dicha es buena". Gracias a todos, os seguiré leyendo.

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