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sábado, 27 de febrero de 2010

¿Tendrían que rebelarse los jóvenes?

El pasado 25 de febrero, Josep Ramoneda firmaba un artículo en El País titulado Zapatero y los sindicatos en que reflexionaba entre otras cosas sobre algo que es una preocupación constante en mí. Se interrogaba sobre la sorpresa que le produce que los jóvenes españoles no participen en una rebelión o algún tipo de revuelta generacional contra la precariedad de su situación por causa de la crisis y, en consecuencia, de su dificilísimo acceso al mercado laboral a pesar de la buena preparación que puedan tener. Están condenados, además, a tener muy difícil su emancipación por el inabordable precio de las viviendas y la restricción de los créditos e hipotecas... El anunciado retraso de la edad de jubilación cierra en cierta manera caminos a la renovación generacional. Las preguntas son ¿tienen motivos para rebelarse los jóvenes? ¿Por qué y contra qué?

¿Es necesario, como dice Ramoneda, que una sociedad genere su propia negatividad para no terminar condenada a muerte o a la indiferencia? ¿Es necesaria terapéuticamente la rebelión de los jóvenes? ¿Por motivos puramente individualistas y de acceso al bienestar o por razones más amplias y profundas?

El otro día hablaba mediante el chat con un exalumno en paro que colabora con una ONG de ayuda a Centroamérica. Me decía que las cosas no podían continuar así, que había que hacer algo. Intuyo en los jóvenes, como él, el inicio de una conciencia que va más allá del propio individualismo. Creo que es muy incipiente, pero algún atisbo me llega y me hace albergar confianza. Si uno navega un poco en las páginas como facebook, fotologs, myspace... detecto leves indicios de una toma de conciencia de que el mundo exterior empieza a existir a propósito de hechos como la catástrofe de Haití... ¿Deberían implicarse los jóvenes en la realidad del planeta? ¿Defender causas justas en un mundo en donde más de mil millones de personas están en la pobreza más absoluta? ¿Sería útil su participación en la construcción del mundo del futuro? ¿Quién, si no ellos, deberían estar interesados en ese futuro?

Ha habido épocas en que la juventud fue una fuerza importante para alentar la marcha de la historia, para dinamizar la sociedad y que no se quedara anquilosada o sin nervio. Sin embargo, en los últimos quince años los he visto resignados, apáticos, sin aliento ni ideas para cambiar nada. Lo más buscarse un buen acomodo en el mundo. Una vez inicié este debate en el blog en un post titulado La burbuja y recibí comentarios en que se sostenía que en la adolescencia han de primar las hormonas y que es después cuando se reflexiona y se convierte uno en un ciudadano comprometido. Pero no he visto en general este compromiso. Cada uno ha seguido caminos individuales y muy pocos, algunos sí, han llegado a alguna forma de implicación social mediante el voluntariado, sindicatos, ONGs...

El año pasado una parte de los estudiantes universitarios salió a la calle por su protesta contra la aplicación del plan de Bolonia. Vi en manifestaciones a miles de estudiantes planteándose su futuro y todos los inconvenientes que se derivan de este plan que por lo que vemos es todavía peor de lo que se esperaba, cumpliéndose así los peores vaticinios. La protesta de los estudiantes fue vista por la prensa con displicencia, como inútil, propia de niños bien que no querían trabajar. Y la planificación europea, hecha al margen de la realidad y la universidad, se impuso inexorablemente. No hubo nada que hacer y fue indiferente la protesta multitudinaria. Eso me lleva a la reflexión sobre si hay algo que hacer al margen de los cauces políticos que percibo totalmente deteriorados e insatisfactorios. No basta votar en listas cerradas a las opciones oficiales y consagradas que se ven como válidas pero que no suscitan actualmente ninguna confianza. Que no haya alternativas ni otros cauces de participación genera un alto nivel de frustración entre la población que asiste atónita al desarrollo de una crisis en la que parece no haber conductor de la locomotora. ¿Cabría hacer algo como ciudadanos? ¿Y los jóvenes tendrían o deberían tener algo que decir sobre el mundo que se está construyendo? ¿Hay motivos para poder salir de ese estado apático y resignado en que no se vislumbra ninguna utopía?

Hace algún tiempo que llevamos adelante la llamada educación en valores y se imparten clases de Educación para la Ciudadanía, todo cargado con dosis de enorme buena intención y propósitos tolerantes, pero el resultado de no sé muy bien qué son unas generaciones apáticas y hedonistas que no ven -en general- más allá de sí mismos. ¿Era esto lo que se pretendía veladamente? ¿Crear ciudadanos consumistas y conformistas? Ignoro si tiene alguna relación causal, pero desde que les damos a nuestros alumnos literatura moral -adecuada a su nivel cognitivo- y les impartimos materias desde lo políticamente correcto nunca ha habido menor capacidad de respuesta. Quizás sea toda la sociedad la que esté anestesiada y los jóvenes sean la manifestación de ese estado de cosas. Está claro que no podemos dar clases que alienten a la rebelión. Esta ha de idearse al margen de nosotros, que somos parte del sistema y estamos totalmente integrados.

¿Habrá rebelión? ¿Donde se incubará esa rebelión? ¿En qué sentido? ¿Qué modelo debería seguir dicha rebelión? ¿O estamos condenados al conformismo sin ningún aguijón joven que nos espolee para hacer cambiar un mundo próximo al desastre en muchos sentidos? ¿O ya admitimos que no puede haber ningún cambio? ¿De dónde vendrá el fermento que nos haga saber que queda poco tiempo? ¿O es inútil todo? ¿Al menos empezarán a luchar los jóvenes por su situación inmediata? ¿Habrá algo que les lleve más allá?

Sería altamente interesante que participaran jóvenes en este debate que aquí se plantea, y en todo caso los amigos de este blog estáis invitados a reflexionar en este tema sugerido por la pregunta inicial y que da título al post, aunque hay otras muchas preguntas lanzadas. Que cada uno lo tome por el lado que más le interese. Lo importante es abrir un tiempo de reflexión y discusión.

25 comentarios :

  1. No pierdo la esperanza, aunque me desespera que las cosas no cambien ya o se planteen a tan largo plazo que no sé si alcanzaré a verlo; no pierdo la confianza, aunque cada vez confío en menos gente y a veces ni en mí mismo; no pierdo la ilusión, aunque cada día he de sobreponerme a la desidia reinante para salir al mundo cual crédulo quijote; no pierdo la memoria, menos mal, porque aún recuerdo cuando yo era joven y creía que un mundo mejor era posible y hasta luché por conseguirlo... hasta hoy. En esta encrucijada de la vida madura uno se resiste a abandonar, a abdicar, a renunciar, a darlo todo por perdido. Antes al contrario, habrá que redoblar los esfuerzos... o simplemente observar, contemplar, no juzgar, aceptar, aquietar el alma y la mente y seguir caminando, en paz, hasta que el cuerpo aguante. Como decía un personaje galdosiano: "¡Adelante, siempre adelante!"

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  2. No quiero ser pesismista, pero, por lo que veo en las aulas,creo, simplificando muchísimo, que el joven -hablo de la generalidad, lógicamente- es consumista y conformista como la sociedad en la que vive. Se confunde, además, la rebeldía y el derecho a alzar la voz y a cuestionarse de manera crítica todo lo que discurre a nuestro alrededor, con el grito y el mal gesto del "rebelde sin cusa". Yo también creo que la enseñanza de lo políticamente correcto, en ocasiones adormece: a mí algunos me corrigen si no digo "los alumnos y las alumnas" y, sin embargo, carecen de mirada crítica para muchas de las injusticias que nos rodean. Cuando me sentaba en el pupitre mis profesores -algunos- me parecían unos "carcas" y a ahora me lo parecen mis alumnos :( En fin.

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  3. No creo que la rebeldía haya desaparecido, no esta tan consensuada, como en otras épocas, los intereses pueden ser diferentes o por que no, se pueda estar planteando otro forma de manifestar la rebeldía, ¿es rebelde aquel que abandona su hogar para enfrentarse a una nueva situación sin el cobijo de unas espaldas protectoras?, posiblemente un psicólogo diría que sí, que debe de salir para madurar. Y por no será una nueva fase de la rebeldía. Existe realmente esa rebeldía que creaba manifestaciones por todos aquellos aspectos de la vida. Ahora también, el desempleo que esta desgarrando multitud de familias, también ha desaparecido ese espíritu de protestas, los cambios de las cotizaciones, ¿a quién ha movilizado? al que se jubila ahora, al que se jubilará mañana...Estaremos anestesiados, pero eso no quiere decir que no despertemos de nuevo y después de pasar por la UCI, volvamos a rebelarnos.

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  4. Decías que los jovenes sólo miran por ellos. Yo diría más todavía, miran por su futuro más inmediato, que suele ser el próximo viernes o sábado. Si al menos mirasen por ellos con una perspectiva más de futuro... Las cosas irían bastante diferente. No sé si habría rebelión, en todo caso la rebelión de los jovenes de hoy en día es para hacer cada vez menos, menos trabajo, menos deberes, menos obligaciones... Rebelión contra padres, contra profesores... En fin.
    Pero no, no perdamos la esperanza. Después de la edad de las hormonas, tal vez venga la madurez.

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  5. Para mí que el cambio y la revolución deben ser interiores. Esta se deberá iniciar desde la individualidad, despertando mediante el cuestionamiento, la introspección, creando según el espíritu de cada quien. De adentro para afuera.

    Se necesita obrar desde otro grado de conciencia, ¿quién quiere otra revolución materialista?... sería el juego de nunca acabar. Quizás la hora de actuar llegará hasta que los jóvenes se vean verdaderamente perjudicados y salgan de su burbujita para ver el estado crítico en el que nos encontramos. O eso espero... si algo he aprendido es que no puedes andar abofeteando a tus compañeros, pues no parece surtir efecto alguno, y no se les puede obligar a recibir... ya se las verán. Difícilmente volverán a caer en un saco de plumas.

    Saluditos

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  6. Si no se rebelan, será que la cosa no está tan mal. ¿Cuántos de aquí se alzarían contra la generación que los precede si esa misma generación les permitiese y concediese cualquier cosa que deseen? ¿Es conveniente acusar a los jóvenes de acomodados cuando hemos sido los padres quienes hemos creado pequeños seres complacidos hasta el mínimo detalle sin apenas exigir nada a cambio -algunos nos hemos conformado con que vayan aprobando y "se porten bien"-? Nuestra generación escapó de casa buscando todo aquello que le estaba vetado, pero ahora no hay veto, no hay límites (puedes pelar la pava con la novia en casa de los padres, puedes montar una fiesta de pijamas o una despedida de soltero en la que tus propios abuelos sirvan los canapés encantados de la vida...).
    Asumamos el papel de padres, establezcamos límites y quizá así los jóvenes necesiten independizarse, trabajar, rebelarse, ocupar, en fin, su propio lugar en el mundo.

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  7. ¿Lo mejor del post? La ilustración, sin duda. Los prisioneros nazis llevaban tatuado el núero de su humillación. Nosotros llevamos ese código de barras al que estamos atados, el consumismo, y del que no parece que nadie quiera liberarse. De hecho, la promoción del espíritu critico entre los alumnos más me parece que vaya destinada a convertirse en consumidores exigentes que en ciudadanos rebeldes contra las arbitrariedades del sistema. Alguien lo ha dicho ya: en esta época de permisividad casi absoluta y de la omnipresencia de los derechos y la ausencia de los deberes, ¿contra qué puede alguien rebelarse, si lo tiene todo? Las rebeliones juveniles son, como ahora en Irán, contra los modelos absolutistas, como lo eran las sociedades occidentales que vieron las revueltas de los 50 en Norteamérica y de los sesenta en Europa. Una vez que hasta la derecha conservadora e integrista acepta el divorcio, el aborto y los matrimonios homosexuales, por ejemplo, pocas son las luchas de "liberación" que les quedan a los jóvenes. Ahora tienen energía, pero no objetivos; después tendrán objetivos, pero les faltará energía para luchar por ellos... Paradojas propias en las que habitamos lo queramos o no.

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  8. Hola JOSELU,

    Pues yo creo sinceramente, que no existe por suerte o por desgracia, según se mire, el caldo de cultivo necesario para que se produzca la rebelión de los jóvenes.

    Históricamente, pienso que las rebeliones se han producido, en dos tipos de situaciones y comportamientos:

    - Uno, por la generosidad y altruísmo idealista de unos pocos que tiran del resto.
    - Dos, por pura desesperación, cuando no hay nada que perder.

    La generosidad y el alturísmo idealista, salvo contadísimos casos, apenas existe entre los jóvenes. Precisamente porque son hijos, como tú dices, de una sociedad hedonista, que los ha hecho tremendamente egoístas, siempre dispuestos a recibir y pedir, pero pocas veces a dar, por no dar a veces, no dan, ni las gracias.
    Todo son derechos, sin obligaciones. Los valores elevados, brillan por su ausencia.
    Vivimos en la sociedad, de la inmediatez, del aquí y ahora, el futuro, siempre se ve lejano y por tanto el actuar a largo plazo para los jóvenes, es impensable.
    Además, me temo, que en general, carecen absolutamente de toda capacidad de sacrificio y esfuerzo y sin estos ingredientes, no puede nacer, rebelión alguna.

    La segunda posibilidad para que estalle una revolución, en mi opinión, es la desesperación, el no tener nada que perder.

    Pues bien, por mal que estemos con la crisis, los jóvenes siguen en general, disfrutando de una vida relativamente cómoda, precisamente por su ausencia de valores, el que no puedan independizarse, el que sigan dependiendo económicamente de sus padres, a la mayoría no les produce el más mínimo sonrojo. Es más, los que podrían hacerlo, tampoco lo hacen, porque en casa están a gusto y cómodos.

    Así es que me temo, que soy muy pesimista en esto.

    Si esperamos que los jóvenes vapuleen al mundo, para ver si reacciona, me temo que aún vamos a tener que esperar bastante.

    Pero lo peor, es que los adultos, estamos exactamente igual que ellos, tampoco tenemos disculpa alguna.


    Muchos besos y feliz finde, JOSELU.

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  9. Creo, Joselu, que si esa rebelión de la que hablas no parte de nosotros no partirá de nadie. Y digo "nosotros" en sentido amplio, sin discernir edades. Es verdad que estamos en el sistema, somos el sistema, pero, ¿acaso hay algo fuera de él? ¿Verdaderamente pensamos eso? Los jóvenes son nosotros hace 25 ó 30 años. Míralos y mirémonos, ¿somos tan distintos? No. Somos la misma cosa. Nosotros no luchamos por nada porque ya estamos hartos y desesperanzados, porque ya sabemos lo que hay. Ellos no lo hacen porque todavía no saben lo que les espera, aunque nos cansemos de decírselo.

    Ellos y nosotros somos lo mismo. Y como no hagamos algo todos, todo seguirá igual, o peor, en ese statu quo mantenido e interesado por... quién sabe. El sistema educativo, desde el que dices que no se les puede incitar a la rebelión, es el SISTEMA, como creo haber dicho en algún artículo, y está tan perfectamente definido –ya sé que parece que no, que da tumbos con cada nuevo gobierno o partido y tal y eso, pero todo es un fraude muy bien organizado, creo–, que es el perfecto reservorio para seguir alimentando a los mismos, es su despensa.

    De modo que esa rebelión, ese cambio, o lo hacemos nosotros, como creo que ya he dicho, o sencillamente no se hará. Rebelión, cambio, revolución... qué más da el nombre. Lo que me parece obvio es que aquello que no evoluciona revoluciona, o sea, que se marea. Tal cual.

    Un abrazo.

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  10. Joselu, creo que hoy estamos todos tan adormecidos por la sociedad del bienestar que hemos creado, hedonista hasta la saciedad, que todo lo que suponga sacrificio o movilización ni se contempla siquiera. Los de cierta edad más afortunados, con un capitalito ganado con sudor, no quieren arriesgarse porque ya han sufribo bastante para conseguir lo que tienen y, evidentemente, no quieren perderlo; los jóvenes están prematuramente desencantados porque el futuro pinta bastante negro, así que piensan que para qué van a esforzarse si luego, en muchos casos, van a tener empleos miserables donde les explotan y les humillan. Esos jóvenes medio ahorran para comprarse un coche, para salir los fines de semana y para pagarse unos días de vacaciones. No pueden plantearse mucho más, tal como están las cosas. Otros deciden que para qué van a estudiar o sacrificarse, total, van a ganar cuatro duros trabajando como burros, así que mejor se quedan a la sombra de papá en casita, que se está calentito y te lo dan todo hecho. Es cierto que desde pequeños no están acostumbrados al acrificio, son blanditos, caprichosos y déspotas porque se lo consienten todo. Y no echemos sólo la culpa al sistema educativo: el sistema lo formamos todos (en eso coincidimos la mayoría, por lo que leo) y todos hemos criado esas generaciones de las que tanto nos quejamos.
    Hay jóvenes fantásticos, por supuesto, chicos que se baten el cobre en empleos duros y en obras sociales de lo más meritorio. ¿Por qué no se rebelan? Está claro: porque no saben que una rebelión de verdad va mucho más allá de la lucha por un espacio de libertad en casa, libertad que tienen ya incorporada de serie, no como nosotros, que teníamos que pelear cada minuto que salíamos. No les gusta el Plan Bolonia, pero acaso muchos ni siquiera sepan en qué consiste. Si no ven esperanza en quienes les rodean, ¿cómo van a tenerla ellos?
    Mi hijo ha sido despedido de Caprabo tras casi cuatro años sudando para ellos por un sueldo nada lujoso. En la carta de despido le acusan de falta de motivación y escaso rendimiento, lo que me indigna aún más. Según mi marido, es un modelo de carta, sin más. ¿No podían molestarse en explicar las auténticas causas y no insultar gratuitamente? Habrían quedado como reyes diciendo que han bajado mucho las ventas y por ello deben prescindir de algunos empleados, pero ha sido un placer tenerte entre nosotros y bla, bla, bla. Ni siquiera saben a quién despiden, sólo es un nombre y un número de una tienda de Madrid y ellos lo deciden desde Barcelona. Con una experiencia así, ¿qué joven quiere meterse en esa rueda? ¿A quién van a pedir cuentas? ¿A quién van a dirigirse? ¿Quién les va a escuchar? ¿Qué les van a ofrecer? Saben que tienen la batalla perdida de antemano, así que, ¿para qué iniciar la lucha?
    No veo un panorama favorable a corto plazo ni un cambio positivo. Si se pudiera disminuir el alto índice de fracasos y ofrecer a los jóvenes otros estudios más acordes con sus posibilidades y deseos quizá las cosas cambiaran. Hoy quien tiene la suerte de tener un puesto de trabajo no protesta por miedo a perderlo, y aguanta carros y carretas. No sé, no lo veo solucionable.
    Siempre se ha dicho que las nuevas generaciones han de ser mejores, más solidarios, más preparados, más trabajadores, porque al fin y al cabo el futuro está en sus manos, mejor dicho, ellos son el futuro. Lamentablemente, la experiencia demuestra que, aunque tengan ideas sensacionales y buenas intenciones, rápidamente son absorbidos por la empresa que les emplea, por la rueda que ya está en marcha, así que no les queda otro remedio que engancharse o abandonar porque cualquier cambio es poco menos que imposible.
    Ojalá me equivoque y los jóvenes despierten y sean capaces de luchar por ellos y por todos los demás.
    Un fuerte abrazo, colega.

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  11. Bueno, yo que estoy a medio camino, pensaba en el tema el otro día. Lo hablaba además con alguien, que me decía que si con 29 años sigo en casa de mis padres -ahora de mi madre, claro-, es porque realmente no he querido irme. Meeeec! error. Lo que tengo claro, es que personalmente y entre otros motivos que no vienen al caso, llegó un punto en el que no pienso salir de mi casa para estar peor, tal cual tengo el panorama por obligación, eso te lo puedo asegurar. Otros tendrán libertad para elegir y se quedarán -algo que no entiendo ni entenderé, pero seré yo, que soy como soy-. Cosas de la vida, libertad para elegir en ése sentido, no tuve. Hacía falta y me quedé, suerte la de mi hermano que se fue, precisamente porque yo me quedé. Pero bueno, hoy día, tampoco es que me dedique precisamente a sangrar a mi jefa, eso desde luego. No lo he hecho nunca, y no voy a empezar ahora.
    Rebelión... no sé, es que para mí mi rebelión es comer todos los días y pagar las facturas sin que se te coman antes de poder, que no veas. No me alcanza para mucho más. Lo que sí es cierto, es que cuando me paro a pensar en cómo están las cosas, no sé... a veces pienso que podría ponerme a llorar sin poder parar. Pero no lo hago, no me sale. Por suerte la veces como esta, no me sale casi nunca. Tal vez sea por eso, por si no puedo parar después de haber empezado. Y en general, por lo que veo y de seguir la cosa tal cual, esa rebelión de la que hablas, no se va a producir hasta que reventemos todos. No mientras los padres se dediquen a acomodar -en general- a sus hijos, todo lo que puedan por el "es que yo no pude tenerlo" y un montón de cosas más. Y no se dará, mientras los hijos, no tengan que preocuparse por tener "todo lo que sus padres no pudieron". De todos modos no sé exactamente a qué generación de jóvenes te refieres, porque yo siempre pienso, que jóvenes son todos aquellos que quieren serlo, independientemente de la edad física. Otra cosa es la energía o la vitalidad -física- que tengan los de menor edad vs. los de mayor, y el futuro medido en tiempo, de unos y de otros. A fin de cuentas todos los que estamos, futuro tenemos, y lo compartiremos, durante más o menos tiempo, pero será el mismo.
    ¿Cómo cambiar lo que no está bien? ¿Es cosa de ellos?, no lo creo. Es cosa de todos, eso sí lo creo. Y también que sería tan fácil, que da rabia. A mí me la da, y mucha. Espero que nunca deje de ser así en mi caso, y ojalá sea algo que se extienda, hasta donde haga falta, y a todos los niveles. Porque es la única solución que le veo al tema. La única. Qué haga falta, o qué tengamos que pasar antes de que eso suceda, si sucede, creo que lo sabremos tarde o temprano, a fin de cuentas, la única anestesia que dura eternamente, es la que te mata. Y en principio, nadie quiere morirse.

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  12. Creo que se les ha educado demasiado en la obediencia y que la comodidad material ha adormecido sus ansias de rebelión, lo hacen pero contra cosas pequeñas; nunca como hasta ahora había habido tanta contestación a padres, normas, horarios, escuela. Algunos jóvenes sí se implican más allá de su pequeño mundo, lo que pasa es que los primeros se ven más.

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  13. Ya no se lucha contra un facha, contra un régimen.Todo está regulado.Todo tiene un cauce.Se puede hacer cualquier revolución, pero menos en la Administración del Estado.Para acabar con todo haría falta destruir el mundo, pero acto seguido con la Administración que ahí continuaría.
    Saludos

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  14. En mi tierra hay un refrán que dice: "Qui estiga bé que no es menege" ("quien esté bien que no se mueva") Y esto es lo que les pasa a los jóvenens de ahora. Que están bien. Que todo lo tienen. No hay nada por lo que luchar en su país (en otros países, por descontado que sí) pues otros ya lucharon por ellos y consiguieron lo que hoy tienen. Entonces la única lucha es la la de ver cómo consumir con mayores garantías. El epicureísmo elevado a la máxima potencia. No conocen otra lucha. Entonces, querido Joselu, cómo se han de movilizar esta facción de la sociedad si es la que mejor lo tiene. Si lo tienen todo sin haberse esforzado. Entonces, lo que decía al principio: "·Qui estiga bé..."

    Un abrazo.

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  15. Está claro que la generación "ni-ni" no se va a rebelar porque no tiene nada por lo que luchar. Es cierto como han comentado muchos que lo que más les preocupa es el fin de semana ,el último vestido del Bershka y la Play. El resto de jóvenes algo más maduritos... todos tenemos amigos parados, que no trabajan de "lo suyo", o trabajando por 800 euros al mes para poder pagar un alquiler. Otros, como es mi caso, cobramos el paro, estudiamos una oposición con sudor y lágrimas luchando por un puesto muy incierto y con competidores que han pasado los 30 y tienen hijos que mantener. Algunos de ellos parados y otros con un trabajo inestable, apremiados por la crisis para opositar, que hoy día "es lo mejor que se puede hacer viendo cómo está el panorama". Frases manidas.
    ¿Qué hacemos contra la crisis? ¿Salimos a la calle? ¿Adoptamos un pensamiento positivo como reza la nueva campaña "Entre todos lo conseguiremos"? O algo así, en la que se han gastado una cantidad de dinero vergonzosa ciertos empresarios, en vez de preocuparse por crear empleos...
    Sí, es el pensamiento positivo el que me va a sacar de casa de mis padres y de mis suegros.
    Es el pensamiento positivo el que me va a pagar un alquiler o con suerte ¡hasta la hipoteca!
    ¿Estaremos resignados como dice el New York Times?

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  16. Desde mi punto de vista, los jóvenes no percibimos grandes problemas.Se esfuerzan en que creamos que todo va bien y sobretodo en que nos preocupemos sólo por nosotros mismos, por lo que podemos comprar para ser "mejores".
    A parte (hablo de mi generación) nos hemos criado con todas las comodidades del mundo, sin tener que luchar prácticamente para nada. Estamos demasiado acostumbrados a que nos den todo bien masticadito y somos muy poco conscientes de la realidad. En este contexto creo que es normal que los jóvenes no nos rebelemos.

    Creo que Arturo Pérez Reverte explica bien esto en un relato que escribía el otro día en XLsemanal:

    "El otro día fuiste a ver Salvador y saliste del cine asombrada, llorando. No por la película, ni por la suerte del protagonista, sino por la certeza de que los ideales de aquel muchacho ya no tienen sentido, porque ninguno los sustituye ahora, porque la gente de tu edad se divide en dos grandes grupos: una minoría de analfabetos desorientados, pasto de demagogia barata en manos de políticos sin escrúpulos, y una masa inerte cuya única aspiración es salir en Gran Hermano o ponerse hasta arriba el sábado por la noche; jóvenes con garganta y sin nada que gritar, que se irían por la pata abajo puestos en la piel de Salvador Puig Antich, o a los que, viendo El crimen de Cuenca, la sola visión del garrote vil haría cerrar los ojos con escalofríos en la nuca.

    La mayor parte de los jóvenes son consciencias adormecidas, si no se despiertan esas consciencias no se puede esperar ningún tipo de rebelión por parte de ellos. Seguirán o seguiremos siendo jóvenes con gargantas y sin nada que gritar.

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  17. Hola a todos. Gracias por tu interesante blog.
    Creo que es más difícil educar en la abundancia que en la necesidad. Una amiga contaba el otro día que su hija de 18 años, con la que se lleva bien, se va de casa porque tiene normas y obligaciones que cumplir, y la hija quere vivir con sus propias normas e imponerse sus obligaciones.
    Normal por ambas partes. Esa chica ya va a luchar para salir adelante. Ése sería el caldo de cultivo de una conciencia "social"

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  18. Hola, cuando tenía 16 años y comencé a militar en la Joven Guardia Roja en el Instituto, a mi alrededor había una juventud franquista que no quiero denigrar, y otra tibia que hay siempre. Aunque en esos años (1971)éramos más los comprometidos, tampoco éramos muchos. Que se rebele la juventud es un poco abstracto. Hay una base de descontento enorme, posiblemente se rebelarían si encontraran una forma de organizarse. Quizás haga falta un poco de agitacion que podríamos hacer los mayores conscientes. El nacimiento desde la base de los movimientos de renovación y rebeldía están muy bien, pero en la base siempre hay alguien que ayuda. Salud

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  19. Te leo, Joselu, y leo los comentarios pero lo he pensado bien y no opino porque ¿sabes que me pasa? que esta historia no la tengo muy clara. Leeré más. Un abrazo Lola

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  20. Joselu ,estamos todos dormidos y los jóvenes en coma. Ahora nuestra relaidad no es un mundo donde busquemos analgésicos para los malos momentos y seguir luchando, ahora buscamos anestesias, evadirnos y que cuando despertemos esté todo arreglado, y así no va y no irá

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  21. Interesante entrada.
    De todas las opiniones me quedo con la de Miguel.
    Lo tienen todo, ¿para qué moverse?
    Un saludo.

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  22. ¿Rebelarse? No estaría mal, suena incluso a idílico, a utopía. Dejadme que os sitúe. Centrémonos en que son los jóvenes. Se supone que los jóvenes son todos aquellos que están entre la infancia y la edad adulta. Quizá es un término demasiado generalizado para mi gusto, porque sinceramente entre yo y los jóvenes de la generación nini hay una gran diferencia. Ellos ni estudian ni trabajan porque papa y mama no les han enseñado nada en esta vida. Yo ni tendré futuro ni tengo presente porque la sociedda es la que es hoy en día.

    Cuando acabe la carrera (estoy en el último año de periodismo) estaré perdida en un inmenso océano. Por un lado, nunca optaré a un puesto estable y bien pagado de lo mío, porque las empresas corporativistas maltratan a los becarios a jornadas de trabajos inhumanas y sin pagarles un duro. Bueno, incluso, el otro día una de las representantes de estas empresas nos dijo que debíamos estar agradecidos por lo que aprendíamos, porque si hacemos el trabajo de tres personas estamos aprendiendo muchísimo. No se como no se me había ocurrido mirarlo por ese lado!! Seguro que ahora duermo mejor por las noches!!

    Por otro lado tenemos el hecho del presente. Puede que muchos miremos al presente más cercano, el que no se aleja de dos días, ¿pero es que sabéis lo que es mirar más lejos? Supone ver que aquello que te contaban tu abuelo de: “yo si que viví malos tiempos” “tú no sabes lo que es pasar hambre” o “los jóvenes de hoy en día no apreciáis las cosas…” es todo una burda mentira. Mis padres vivieron la transición, lucharon por la democracia, tuvieron esperanzas en un cambio y cuando les dieron la Constitución y un Estado “democrático” dejaron de luchar. Yo no he vivido todo eso, pero se que no se cuando me podré irme de casa de mis padres para crear mi propia familia, se que no se cuando acabaré de pagar la hipoteca, se que no se si tendré una jubilación digna… Y eso sólo es la punta del iceberg. ¿Sabéis lo que es mirar hacía delante y ver todo eso? ¿Cómo es vivir sabiendo si alguna vez tendrás una vida digna? Sonará conformista, pero quizá mirar hacía delante no sirva para nada.

    La última vez que nos rebelamos fue por Bolonia. Fueron semanas de clases que habíamos pagado (algunos con mucho esfuerzo) que perdimos por un bien mayor, por mejorar. Me pregunto ahora ¿Alguien nos ayudó? ¿Qué otros sectores de la sociedad nos apoyaron? Os lo voy a decir, nadie (generalizando). Los medios decían que era una rabieta de unos pocos revolucionarios, la sociedad decía aquello de que nos quejábamos porque éramos unos vagos que no queríamos trabajar, los rectores jugaron a dividirnos y a ponernos los unos contra los otros y todos nos veían como unos rebeldes sin causa… No conseguimos nada, porque hoy Bolonia es una realidad en las aulas. Lo único que conseguimos fue que en dos semanas tuvimos que hacer lo de un semestre, lo que supuso un aumento de suspensos más que importante e hizo que muchos tuviéramos que esforzarnos el doble por mantener nuestras becas.

    Sí, es cierto, la situación es crítica y continuará así ya que se alimenta de un grupo de políticos (tanto los que se llaman de derechas como los de izquierdas) que no tienen ni idea del país en el que viven, no saben tomar medidas porque no entienden ni la economía, ni a la población y además se venden al mejor postor. Aunque debo decir que no siempre lo hacen a sabiendas, no hay más que ver que nuestro ministro de exteriores no sabe hablar ingles y, por tanto, no puede comunicarse con el resto de líderes. Eso si la mayoría de la población sigue votando a los dos partidos mayoritarios como los burros. ¿Se necesita una rebelión? Sí ¿Debe venir de los jóvenes? Sí, pero también de otros grupos que se ven perjudicados y que miran hacía otro lado. Si iniciáramos nosotros la rebelión y saliese bien nadie nos lo agradecería, pero si saliese mal siempre podríamos continuar con esa frase tan típica en este país: “Es que los jóvenes de hoy en día…”

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  23. La gente joven debe manifestarse reivindicando sus derechos, pero también han de ver que los tiempos van a un ritmo muy acelerado. Deben responsabilizarse de su vida, de su intelecto, de sus formas, y actitudes..No podemos generalizar, ya que "siempre hay de todo en la viña del señor".
    Los mayores, ayudamos, aportamos, guiámos, pero no podemos hacer "sus tareas por ellos".
    Creo que tanto avance tecnológico y el error por parte de algunos mayores que confundieron la educación, con la permisividad o "dialógo", "tolerancia"...sin referentes de normas o firmeza para con los chavales durante su infancia ; el resultado, (creo yo) es lo que estamos viendo.

    Pero también, la sociedad está castigando mucho la educación, las guerras, asesinatos, violencia de género, invasiones territoriales, desigualdad, racismo... y la montaña crece. Los adolescentes observan y deducen. Les falta (a la gran mayoría) ilusión, motivación, inspiración... y todo creo yo es un círculo, todo con efecto dominó.
    El botellón es un manifestación de los jóvenes de ésta época. Pero también, son irresponsables pasotas que no cuidan el entorno en donde lo realizan. La prohibición, no es la solución. Es educarles y decirles maduramente que después de un botellón hay que recoger, o durante el botellón hay que guardar las formas y los tonos. Eso se dice y hace en el colegio,intituto o universidad, que es en donde están todos reunidos.

    Un abrazo muy sereno y un beso lleno de buenas vibraciones para ti,

    Naia

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  24. Joselu, yo formo parte de lo que la sociedad dice que son los jóvenes y creo que el primer inconformismo que demostré fue estudiar filología. Sí ya sé que no es ningún acto heroico, pero en realidad no me dejé llevar por esa corriente científico-técnica que acampa por toda institución académica / Ministerio de educación que se precie. Todo esto lo digo con conocimiento de causa, porque me he pasado 2 años de mi vida esperando a que me dieran una beca predoctoral que por mis notas merecía, pero al parecer la "homogenización" numérica sólo se hace al alza para todos, menos para las Humanidades. Dejando a un lado esto, que en parte es la raíz de muchas cosas, yo como joven no me reconozco en mucha de la gente de mi generación. En la UAB daba absoluta vergüenza ver el modo en que los estudiantes se "rebelaban" contra el plan boloña. Si armarse de insultos, de violencia y de faltas de respeto en general a cualquiera que intentara dialogar con ellos iniciando la conversación con "yo comporto el rechazo al plan boloña", es ser rebelde, me declaro, definitivamente, cualquier cosa menos revolucionaria. Creo que los jóvenes no sabemos revelarnos y optamos por prefabricadas sacadas de esa supuesta cultura a la que accedemos de manera voluntaria (me incluyo, porque todos somos igualmente culpables, quizá ese sea el comienzo, entonar un mea culpa).
    Retomando la frase galdosiana de Bou en La Desheredad que recogía Paco Ayala, sólo me pondré al frente y seguiré adelante cuando vea a mí alrededor gente con ganas de solucionar los problemas, no de crear más y acabar por no solucionar ninguno de ellos. Desde luego no me encontrarás a su lado, prefiero ser conformista y consumir. Este año las tasas de matriculación en la UAB se han incrementado más que en años anteriores, unos dicen que es la crisis, no lo niego, pero yo sigo recordando todo el material público que se destrozó en esa ocupación del año pasado. Desde luego para mí el fin no justifica los medios, creo que las cosas pueden hacerse de otro modo.
    Mi rebelión se basa en hacer lo mejor posible mi trabajo, en poner pasión en todo lo que hago y dar lo mejor de mí, en intentar que el mundo en el que me toca vivir no acabe con esa parte de mí idealista, positiva y esperanzada que aún sobrevive. Está claro que vivimos en una entropía social, sólo reaccionamos a ciertos estímulos, como el perro de Paulov. Yo estoy deseando la llegada de Morfeo, como en Matrix, mi gran duda es si me podrá más el miedo a enfrentarme sin adornos a la cruda realidad o el deseo de vivir en la felicidad que te brinda la ignorancia. El que esté libre de culpa que tire la primera piedra.
    Un abrazo.

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  25. Decirte con referente a todo lo que he leído que, tengo opiniones en común contigo y otras en las que no me parece necesario generalizar, sí que es cierto que ultimamente los jovenes parecen estar dormidos, y que no les preocupe nada más que aquello que les afecta a sí mismo, pero también es cierto, que esto no sucede tan solo con los jovenes, si no con toda la sociedad! he visto tanto a jovenes como adultos impasibles antes barbaridades en la tele, y seguir comiendo y haciendo bromas, como si la realidad fuese simplemente una película más de ciencia ficción.
    De modo que creo que se trata de la sociedad, si algo me impulsó a meterme en agrupaciones juveniles, aparte del voluntariado, fue precisamente el tomar conciencia de todo esto, de que la sociedad cada vez, es más individualista, más ápatica, más ciega y más cruel....los jovenes, más jovenes, se pasan horas y horas solos delante de un ordenador o de una consola; cuando les propones hacer algo solo cuenta si se trata de algo con lo que puedan obtener un beneficio propio, cuando les hablas de problemas reales y que más tarde o más temprano, acabará por tocarles a ellos, te dicen que no es así, y que no seas alarmista....; todo parece estarse estancando, sin embargo, en los últimos meses, he conocido a muchos jovenes, que como yo tenemos la conciencia de que las cosas no están bien, de que o cambiamos las cosas o el mundo que nos tocará vivir será insufrible, y que desde nuestro pequeña parte del mundo, hacemos lo que podemos.
    Supongo que muchos empezarán a darse cuenta ahora, pues la situación es alarmante, otros se han dado cuenta y los que hace algunos años, emprendimos un camino por cambiar un poquito las cosas, seguimos ahí, puede que seamos poco y que el camino sea largo, a veces es desesperante .... pero creo que se va por el buen camino.... Ver más

    No todos los jovenes pasan de todo, y no todos aquellos que a día de hoy pasan lo harán para siempre, las cosas cambian, la sociedad está cambiando y espero que eso les haga reaccionar.
    Ya me conoces, soy una persona positiva y que cree en las personas, por eso creo que es bueno luchar por que las personas, los jovenes, reaccionen y se levanten.

    Con referencia a lo de colaborar con ONG, y solidaridad y con el tema de Haití, ahí los jovenes, por lo menos en Cornella hicimos todo lo que estaba en nuestras manos, aportamos economicamente lo que pudimos en diversas huchas que se han puesto por la ciudad, en carpas que estaban llevadas por jovenes voluntarios, y el pasado fin de semana, en la plaza de Sant Ildefonso hubieron muchísimos actos, para recaudar fondos.
    Puede que no sea suficiente, soy consciente, pero tampoco sabemos como podemos hacer más, a veces el problema, también es que se nos ata de pies y manos y se nos pide que reaccionemos, y en estos casos, mi pregunta es ¿como?, somos jovenes y personas con criterio, aunque con frecuencia se nos descataloga precisamente por la edad que tenemos o la educación académica a la que lleguemos,hay jovenes que se rebelan, aunque puede que sean más los que no lo hacen y por eso, se generalice más en ese saco, pero aunque no seamos muchos, cada vez somos más, de modo que yo creo que lo mejor será ser positivos y creer en que finalmente tanto los jovenes como los adultos despertarán y lucharán por lo que es de todos y cada uno de nosotros, ¿no?

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