Páginas vistas desde Diciembre de 2005




viernes, 15 de enero de 2010

Explosión de esperanza

Autor Richarsdon, pintor haitiano

No lo puedo evitar. Mis pensamientos se van a Haití. Leo las crónicas periodísticas de los periódicos digitales en tiempo real, los twitter de periodistas haitianos, las polémicas en Estados Unidos sobre la ayuda a la isla caribeña. Me imagino deambulando por las calles asoladas de Puerto Príncipe entre mareas de cadáveres cubiertos algunos, para otros no hay nada, ruinas, destrucción, olor a muerte, niños que ya no sonríen, mujeres sollozando sin fuerzas ya para gritar, hombres supervivientes que caminan como zombies por las calles, sin casa, sin agua, sin alimentos, sin nada. Me gustaría estar allí y sentir el dolor que desde aquí sólo puedo imaginar. Me interrogo acerca de la dramática historia de Haití, sobre su origen con el feroz colonialismo francés que llevó a decenas de miles de esclavos del golfo de Benin a las plantaciones. Los africanos que fueron llevados allí eran de procedencias diversas y tribus muy diferentes que tenían lenguas totalmente distintas pero compartían unas creencias en el mundo invisible. Esta creencia en el mundo intangible recibió el nombre africano de vudú y sirvió como instrumento de lucha contra la esclavitud en la guerra de liberación que llevó a Haiti a ser la primera república negra independiente junto a los Estados Unidos. Haití es un mito entre los negros africanos, pero su historia es desoladora. Está marcada por la corrupción, los dictadores sanguinarios, los golpes de estado, la inestabilidad política, las ocupaciones del vecino norteamericano que ejerció una suerte de protectorado sobre la isla.

Entrar en Haiti desde la República Dominicana, que comparte isla en la llamada Española, es entrar en un universo diferente al que se atrevían muy pocos viajeros a pesar de tener playas bellísimas y un clima tropical. Entrar en Haiti es entrar en un cosmos lleno de creencias mágicas, rituales de relación con la naturaleza en los que se producen trances frenéticos, bailes sincopados, sonido de tambores que agitan las entrañas, ciudades bidonvilles marcadas por la pobreza, la desestructuración y el colorido africano que se refleja en los cuadros sorprendentes de centenares de artistas cuyo arte sería considerado naïf y que entusiasmó a los surrealistas como André Breton y maravilló a André Malraux por su relación telúrica con el mundo invisible. Haití es un prodigio que va en contra de la historia y se hunde en la renuncia al mundo del siglo XXI lo que le sume en la miseria, en ser el país más depauperado de América y no tener ninguna perspectiva de futuro. Las creencias y la cosmovisión mágica de los haitianos es una riqueza extraordinaria digna de ser estudiada y entendida por los antropólogos y especialistas en mitos de la fertilidad, pero les condena al atraso, al abandono, a la resignación, a ser manipulados por dictadores que utilizan el vudú como arma para tener sojuzgado al pueblo en medio de una corrupción total, y las ayudas internacionales ni son útiles ni efectivas.

La cultura popular de Haití es visionaria, se comunica con los espíritus por medio de los sacerdotes y sacerdotisas vudú que son los mediums y algunos participantes entran en trance poseídos por fuerzas que desafiarían la mente de cualquier racionalista. Entrar en Haiti es dar un paso en un mundo profundamente onírico e irracional. Es un acceso diferente a la dimensión del ser. Es buena para el arte, para cierto nivel de esperanza en lo que está fuera de nuestras manos, pero es demoledora para construir un país moderno. Como dijo el periodista polaco Ryszard Kapuscinski sobre África, Haití necesita incorporarse al siglo XXI y entrar en el mundo de la racionalidad y la modernidad. Simpatizo con la ahistoricidad de Haití pero me doy cuenta de que todo le hunde en la falta de ningún proyecto de futuro. Sus bosques están devastados, la pobreza es generalizada y sólo subsiste por la ayuda internacional y las intervenciones norteamericanas. Es fácil condenar a occidente, sin duda tiene responsabilidad en la cadena de fracasos que es la isla, pero los haitianos tienen que aprender de este desastre terrible, de esta devastación casi bíblica que ha conmovido al mundo, han de olvidar su mundo de zombies –cadáveres sin alma que están muy bien en los vídeos de Michael Jackson- y caminar erguidos aprendiendo mediante la educación y la racionalidad. Ahora Haití en un trance de dolor espantoso tiene oportunidad de partir de cero, de rehacer todo, de contar con un movimiento de ayuda internacional sin precedentes. Sé del espanto de las calles de Puerto Príncipe, y sé que no ha acabado el horror, pero de esta destrucción ha de salir algo nuevo. Quiero pensarlo, quiero tener esperanza, quiero seguir el destino de este pequeño país y visitarlo algún día. Es como un trozo de África en el Caribe. Y lo africano aunque pobre está lleno de esperanza. Y lo digo en estos momentos en que parece que la sonrisa de los niños haitianos ha desaparecido para siempre. Que no sea así.

FOTOGRAFÍAS MUY INTERESANTES DE LA VIDA COTIDIANA EN HAITÍ ENLAZADAS A FLICK POR EL FOTÓGRAFO AYAX8055

18 comentarios :

  1. Es triste el destino de algunas personas, pero nadie se ha acordado de la miseria de este país -que ahora es doble-, hasta que la muerte no lo ha puesto de moda. Ahora todos a subirse al carro de los golpes de pecho y la solidaridad. Quizás si antes se le hubiera ayudado la desgracia no habría tenido estas dimensiones. En Japón aguantan mejor los terremotos y el hambre.

    ResponderEliminar
  2. Haití es ahora el centro, la noticia que ni miraríamos siquiera en cualquier parte de noticias de no ser por lo que ha ocurrido. Pero Haití se reproduce por doquier, en todos los rincones del planeta hay cadáveres andantes que callan, para vergüenza de este nuestro primer mundo, que sólo supo dejar a su paso tierras devastadas, esquilmadas, pobladas por seres hambrientos. No sólo Francia fue potencia colonial y esclavista.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. "Como dijo el periodista polaco Ryszard Kapuscinski sobre África, Haití necesita incorporarse al siglo XXI y entrar en el mundo de la racionalidad y la modernidad."

    No estoy de acuerdo con esto.

    Sí con que se haga algo, por supuesto, todo lo que se pueda. Lo que cada uno pueda.

    Con respecto a la esperanza... la verdad es que no sé ni que decir, Joselu.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Joselu, estoy de acuerdo contigo en todo lo que has expuesto. Hoy al ver las noticias, he llorado de tristeza al ver las imágenes tan desoladoras.

    Un abrazo sereno
    Namasté-OM

    ResponderEliminar
  5. Tenemos que pasar de puntillas, no podemos soportar la realidad. El hambre y la miseria que tenemos a diez horas de avión. Cada año mueren cinco millones de niños por enfermedades que se curarían lavándose las manos, con fármacos caducados, con un poco de pan. Cómo puedo jugar al tenis pensando en esos niños, tomarnos un café, leer, ver la televisión... Lo dicho, de puntillas.

    ResponderEliminar
  6. Joselu, te he enlazado en una entrada de mi blog, antes de meterme en otras harinas, porque este artículo tuyo me ha conmovido y ha corroborado algo que pensé ayer cuando escuché decir a Sarkozy que tenían que hacer un plan urgente de reconstrucción de Haití. Ayer pude, gracias a la facilidad que tú proporcionaste, hacer mi pequeño donativo, pero creo que eso, las contribuciones pequeñas de cada uno de nosotros, pueden ayudar, pero la solución es mucho más ambiciosa y amplia, y debería implicar a toda la comunidad internacional, en el sentido precisamente que tú dices. Lo que vemos en los medios de comunicación es impresionante, pero antes ya era impresionante la pobreza, la miseria, la violencia, y nadie se inmutaba. Un campanazo como éste quizás despierte al mundo y a Haití, y haya esperanza de reconstrucción y nuevos planteamientos.

    ResponderEliminar
  7. Joselu,

    tengo un gran amigo en Honduras que ha vivido catástrofes en dos ocasiones... Son los débiles los que pagan...
    Yo quiero desear que hay esperanza...

    Saludos.

    ResponderEliminar
  8. Hay de todo y para todos en cantidad suficiente.
    La cuestión es que 'la cantidad suficiente' parece ser un concepto al que cada cual (léase país, sistema económico, organización política/social...) le otorga una medida distinta.
    Algo está mal fraguado desde la estructura y difícil es enmendarlo sin remover los cimientos de este edificio inestable que estamos construyendo.
    Buenos son todos los intentos, clro.
    Joselu, un cariñoso saludo.

    ResponderEliminar
  9. Siempre golpea a los mismos las desgracias. Y sí,miles de muertos es una desgracia (miles de desgracias), y no los dilemas de fe, como diría algún eclesiástico español.

    ResponderEliminar
  10. Sabes JOSELU,

    siempre he tenido la sensación, que con Haití y muchos paises africanos, ocurre como con las personas que encontramos por nuestras calles durmiendo sobre cartones. Las miramos, a veces ni eso y continuamos impasibles nuestro camino.

    Yo he viajado en bastantes ocasiones a la República Dominica, me avergüenza un poco decir, diciendo lo que he dicho, que sólo por turismo. Así es que conozco de primera mano la miseria de ese país, no me pudo ni imaginar, como estará ahora.

    Lo primero que me impresionó fue ver, que salvo los complejos turísticos, allí no hay pueblos, sólo chabolismo y juré no volver, porque casi parecía obsceno pasearse delante de ellos. Después pensé que la única manera de ayudar, era visitarles, quizá con lo que nos gastábamos allí, alguno viviría mejor.

    Recuerdo, que otra cosa que impresiona, es su conformismo y como tú cuentas sus ancestrales y exóticas costumbres.

    En una ocasión, le pregunté a una señora que iba a comprar "una cucharada de aceite" y "un pedazo" de pastilla de jabón, ¿cómo era que no se revelaban contra un gobierno que los había condenado a la más absoluta de las miserias? Y con una sonrisa, me contestó -Dios es el que reparte, a ustedes les a tocado ser ricos y a nosotros pobres- acto seguido, enchufó un enorme equipo de música que tenía su hijo al lado y se puso a bailar merengue...

    Pues no sé, a lo mejor en su miseria, son más felices que nosotros, por raro que pueda parecer.

    Sea como sea, ahora más que nunca, pero siempre, deberíamos hacer algo más de lo que hacemos por ellos y dejar de verlos cono seres invisibles.

    Muchos besos, JOSELU.

    ResponderEliminar
  11. Ya no tengo más que decir des´pués de leer tu post. De acuerdo en todo contigo y con esperanza de que de esta horrible calamidad surja el Haití que quieran sus habitantes. Tengo dolor, mucho dolor y lloro de dolor cuando veo las imágenes. Un abrazo Lola

    ResponderEliminar
  12. Por si interesa, un texto que escribió Eduardo Galeano , ya hace algunos años, se llama "Los pecados de Haití"
    http://www.patriagrande.net/uruguay/eduardo.galeano/escritos/los.pecados.de.haiti.htm

    ResponderEliminar
  13. Como siempre, mientras el pobre sólo tenga pulgas...Ahora hasta las pulgas se le espantaron al pobre.
    Es una triste desgracia que ni aún cuando daban los datos de fuerzas Españoles en el Extranjero, ni aún así hablaban de lo Policías y G. Civiles que llevan varios años allí bajo mandato ONU. Bueno al menos ahora algunos habrán aprendido algo de geografía y sabrán de La Espñola.
    Nuestro Presidente (de los Extremeños) nos informa en su Blog que ha dado orden a la Agencia Extremeña de Cooperación Internación para que estudien la posibilidad de traer a Extremadura en régimen de acogida a cuantos niños Haitianos sea posible, si se puede hace, claro está. No es mala idea, claro que lo mejor sería no tener que traerlos, porque o los adoptamos y se quedan aquí, o es una putada para ellos, tener que volver despues de conocer el confort del primer mundo. Tienes razón Joselu, ahora es el momento y la oportunidad para que de una vez salgan del atraso y la miseria. Y si es necesario bajo protectorado ONU.

    ResponderEliminar
  14. Creo, Joselu, que tu descripción es muy certera, pero ahora -precisamente- lo que más necesita Haití es ayuda y que, como decías en el post anterior, la blogosfera lata y todo el mundo se vuelque con este pueblo que sigue sufriendo...

    ResponderEliminar
  15. Hola Joselu, me preguntas a través del blog de Naia Salud y te contesto a través del tuyo, el cual he aprovechado para descubrirlo. Llevo trabajando para MSF 3 años, no demasiado pero sí suficiente para saber qué y cómo trabaja MSF desde dentro. Tú llevas muchísimos años ayudando, y siendo socio y/o asociado recibirás información regular acerca de las actividades y cuentas de MSF. No sé si habrás tenido la oportunidad de ir a alguna asamblea general en junio para ver lo que se cuece en la cocina de MSF o a la charla de algún expatriado para oír de primera mano como desarrollamos el trabajo de campo, pero ésto es lo que yo te puedo contar si te interesa. Te dejo mi mail y estamos en contacto. Un fuerte abrazo pepe@bolsoncerrado.net

    ResponderEliminar
  16. "Nos queda la esperanza", dijo el poeta.
    Y que no nos falte, sin ella, sería imposible soportar tanto horror.
    Pero, la cuestión es que seguimos viviendo, a pesar de todo, aunque hay algo doloroso, amargo, que se nos clava en la garganta al tragar y en el corazón, cada vez que late.
    Es un problema que excede casi la dimensión humana, que ha degradado la vida de esas pobres personas hasta lo infrahumano...y parte de la responsabilidad moral es de sus propios líderes, corruptos, que arramblaban con la ayuda internacional en vez de emplearla en su pueblo...Ahora ya ni líderes les quedan, ni corruptos ni honrados.

    ResponderEliminar
  17. La pobreza se aferra a veces, a lo único que posee, en el caso de Haití son las tradiciones.
    Me parece excelente la reflexión del autor sobre lo que aún se puede aprender de estas gentes. Afrontar la reconstrucción de Haití, debería llevar parejo el mutuo respeto cultural. El temor a perder lo que aún poseen, puede provocar el rechazo a unos nuevos entandares de vida.

    ResponderEliminar

Comentar en un blog es un arte en que se recrea un punto de vista razonado, emocionalmente potente.

Selección de entradas en el blog