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jueves, 10 de diciembre de 2009

Bodhisattva en el metro



He descubierto una pequeña maravilla. Mirad este vídeo. No digo más. ¿Es posible crear espacios de felicidad? Quiero dedicárselo a Julia, que seguro que se está riendo, y a todos vosotros.

16 comentarios :

  1. Ostras, éste lo conocía. Es muy bueno, sí.

    Técnicamente, o mejor dicho, fisiológicamente, la risa es contagiosa -esto está estudiado y es la mar de curioso, oye-. La cuestión pienso pues, es que se origine la que ha de contagiarse, la primera. Yo no lo veo nada difícil, por suerte. Aunque no sepa ni explicarlo y aunque a veces no le encuentre ni el sentido, ya ves.

    Si ella pudiese verlo se estaría partiendo de risa, fijo.

    Besos son-risientes, Joselu :D!! y que nunca falten, ay si no!...

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  2. Qué maravilla. No he podido evitar reírme, algo tan agradable no puede sino contagiarse enseguida.

    Y seguro que, esté donde esté, Julia estará haciendo lo mismo que este Bodhisattva en el metro.

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  3. Es genial, a mí también se me ha contagiado la risa, aunque en mi caso no tiene ningún mérito, porque tiendo a reírme de casi todo y casi siempre. Me acuerdo de aquella ocasión en el Parlamento andaluz, que terminaron todos los diputados con un ataque de risa. No sé los telediarios que me vi para volver a reírme con ellos. Qué bueno.

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  4. Que bueno! La risa debía de ser una asignatura. Un abrazo Lola

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  5. La risoterapia ayuda a eliminar bloqueos emocionales, físicos y ayuda al proceso de crecimiento personal.

    Un niño ríe unas trescientas veces al día. Sin embargo, el adulto más risueño no suele reír más de 100 veces al día y hay quienes no pasan de quince, si es que llegan a ese número.


    La risa estimula el sistema circulatorio y respiratorio, activa la secreción de adrenalina y aumenta el flujo sanguíneo hacia el cerebro.

    Veinte segundos de risa equivalen a 3 minutos de ejercicio constante en el gimnasio. Un minuto de risa equivale a 45 minutos de relajación. Tres minutos de risa equivalen a 10 minutos de remo enérgico.

    El corazón aumenta su frecuencia y es capaz de bombear cada minuto entre 140 y 210 mililitros de sangre, cuando lo normal son 70.

    Decía Émile Cioran: “Todos estamos equivocados, excepto los humoristas. Únicamente ellos, riéndose de todo, han intuido la inanidad de lo serio y hasta de lo frívolo”.

    Sin emabrgo Gunder Glucksmann, capellán, padre espiritual, confesor de las hijas del Sacré-Coeur, abjuró de la risa para imitar el modelo de Jesucristo, a quien no se le conoce ningún testimonio escrito de esta faceta humana. Un museo local en la diócesis de Belfort-Monbéliard conserva su mandíbula como una prueba abnegada de la resistencia a ser abatido por la tentación.

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  6. ¡¡Gracias, JOSELU!!
    Ese hombre, era un mago, con magia de la de verdad.
    Hoy me he reído para compensar lo de ayer. ;-)
    No te lo vas a creer. Pero en una ocasión, íbamos en el tren una amiga y yo, nos empezamos a reír, no recuerdo por qué y como a mi, cuando me da, me da todo a lo bestia, no podía pararme de reír y al final terminamos todo el vagón llorando de la risa, pero llorando y riéndonos todos como locos, ¡¡hasta el revisor!!...ja,ja,ja. ¡¡No hay nada más contagioso que la risa!! ni más sano, diría yo. Seguro que Julia, está sonriendo ahora. Seguro.
    ¿¿Y tú?? ¡¡Anda prueba!! ;-)

    Muchos besos.

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  7. ¡Muy bueno, Joselu! ¡Risoterapia en el metro! ¡Lo nunca visto!
    Me ha recordado un episodio desternillante de Mr. Bean: un señor va en el tren leyendo un libro y, por momentos, se ríe atronadoramente; Mr. Bean intenta hacer lo imposible para no oír una risa de la que no participa; y el espectador, riéndose por todo.
    Saludos.

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  8. Habría que probarlo en esas aburridas reuniones a las que nos somete la vida cotidiana. La risa es transgresión, como bien queda demostrado en El nombre de la rosa. Una carcajada.

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  9. Sencillamente genial. Deberíamos tener reidores profesionales por las esquinas y en los puntos de aglomeración humana. Por cierto el Bodhisattva tiene cara de buena gente.
    Carcajadas para ti y para todos.

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  10. ¡Qué bueno, Joselu! ¡Qué buena es la risa y qué poco nos reímos! s una terapia excelente, como ya han apostillado otros, y, como recuerda Antonio, en "El nombre de la rosa" queda bien claro que se puede matar por evitar su triunfo, porque los felices no necesitan salvarse, y si no tenemos miedo no pueden amenazarnos con las penas del infierno.
    Te obsequio con un chiste, ya que estamos en ese plan: Una viejecita llega a las puertas del cielo, San Pedro abre y le da la bienvenida: -Hombre, Fulanita, te estábamos esperando! ¡Adelante!
    Mientras le cuenta las bondades del paraíso, oyen unos gritos.
    -¿Qué es eso?- pregunta la viejecita.
    -Nada importante- contesta San Pedro- Uno al que le están haciendo los agujeros en la espalda para ponerle las alitas de ángel.
    Siguen hablando, y al poco se oyen más gritos.
    -¿Y eso?
    -Nada, nada, uno al que le están perforando las orejas para ponerle la aureola de santidad.
    -Mire, me lo he pensado mejor y me voy al infierno- dice la vieja.
    -¡Pero mujer, no haga eso! ¡Allí abusarán de usted y la violarán!
    -¡Bueno, pero al menos ya tengo los agujeros hechos...!
    Feliz fin de semana.

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  11. sonreír, reír, carcajear y vuelta a reír y a sonreír.
    Me gusta la metáfora de sembrar semillas de risa en vagones de metro donde abundan los gestos aburridos.

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  12. Ja, ja, ja... genial, genial, me ha contagiado la risa, y ahora me estoy limpiando las lágrimas. Sí, Joselu, sí que es posible crear espacios de felicidad; para muestra un botón. He pasado un rato genial, gracias, querido colega.

    Un abrazo.

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  13. Sí, es posible crear espacios de felicidad. A mí me pasó algo parecido en la consulta de un dentista.
    Saludos.

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  14. Es genial, esta historia. Me he emocionado y me he reído, al ver como ese hombre, con cara de bonachón, ha conseguido contagiar a un grupos de personas entristecidas, serias, cansadas...Su profesión: contagiador de risa, liberador de la oscuridad.

    Un abrazo
    Namasté

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