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martes, 3 de febrero de 2009

Ciudad satélite

Mi instituto no está en un entorno privilegiado. Si a alguien se le hubiera ocurrido diseñar un espacio urbano lleno de fealdad a conciencia, de aglomeración de bloques en forma caótica, de edificios grises en forma de colmena, alzados como cajoneras de horror concentrado, sin duda habría ideado un barrio como la ciudad Satélite X. Sin duda estamos en una barriada construida en la avalancha de inmigración de los años cincuenta y sesenta. Todo se hizo sin planificar, sin gusto, sin belleza, sin tradición. Probablemente todo esto eran campos y en pocos años se pobló con miles y miles de personas en busca de un lugar para vivir y trabajar. La geometría que se instauró fue espontánea pero sin gracia; se trataba de amontonar a mareas de inmigrantes y no se hizo en las mejores condiciones. Los que construyeron este barrio no ganarían un premio de diseño, más bien lo merecerían en cuanto a su capacidad de generar un espacio de pesadilla y grisura.

Nada hay más alejado de la naturaleza que este amontonamiento y condensación humana. Los inmigrantes andaluces, extremeños y murcianos de los años del desarrollo español se han visto sustituidos o superpuestos a los que han llegado en oleadas en los años recientes, sobre todo magrebíes y latinoamericanos. Es un choque para ellos que provienen a veces de espacios hermosos con naturaleza cercana sumirse en este espectáculo de geometría de la fealdad que sugiere un aplastamiento y un ahogamiento de la belleza y un hálito de aspereza y deshumanización.

Los chavales están en consonancia con el barrio. Cada uno tiene su historia detrás. Y muchas veces no son fáciles. No hay demasiada sutileza o delicadeza en sus relaciones o comportamiento que son poco refinados y abruptos. La cultura no les atrae: son inquietos como lagartijas y nada hay más alejado de la mayoría de ellos que el trabajo académico. Un instituto se convierte entonces para muchos en una prisión más que en un espacio de oportunidades.

Los profesores no lo tienen fácil. Es la lucha permanente de la subversión de la clase frente al orden académico, de la suciedad que domina en las aulas y el patio al final de la jornada frente a la limpieza y los buenos hábitos ciudadanos; es la lucha por intentar impartir conocimientos frente a los que pretenden que los institutos sean sólo espacios de socialización democrática; es la lucha de la mala educación, de los gritos, de las peleas o los insultos como lenguaje habitual frente a la educación y la cortesía; es la lucha de la grosería frente a la delicadeza o la formación estética.

El profesor es un referente importante. Éste ha de estar centrado y ser consciente de su lugar. No es extraño que sea una profesión con tendencia a padecer depresiones. El que no trabaja en la docencia no sé si lo puede entender, pero el profesor es analizado y escrutado en cada clase por treinta pares de ojos inquietos y astutos que detectan el más mínimo fallo psicológico. Y éste es inmediatamente utilizado. Nada hay más difícil que dirigir una clase en estas condiciones. El profesor es una especie de dinamizador de grupo, sociólogo, psicólogo, terapeuta, y además -al final- es especialista en la materia que imparte. Y no debe faltarle el sentido del humor ni mostrarse distante con sus alumnos. La cercanía es esencial. El proceso comunicativo debe funcionar. Cuanto más difíciles son los chavales más mago ha de ser el profesor. Ha de querer y conseguir ser querido, a la par que respetado.

En mi barrio feo y desangelado existe una afición que me sorprende. Son hombres los protagonistas. Se los ve agrupados en plazas y espacios abiertos. Llevan jaulas con pajarillos, supongo que canarios, calandrias o jilgueros. Dichas jaulas están cubiertas con una tela hasta que llegan a la plaza donde se las quitan y los juntan a otras con otros pajarillos. Los trinos se multiplican llamándose unos a otros. Se reúnen por las mañanas y por las tardes. Pienso que debe ser la nostalgia del campo y la naturaleza la que lleva a estos hombres a cuidar pequeñas aves cantoras en un barrio como éste.

Si existiera también la nostalgia por la cultura y el conocimiento... pero estos han de ser duramente cultivados. Es la labor más difícil porque todo está en contra. Pero la delicadeza también florece en los lugares más inhóspitos.

27 comentarios :

  1. Y ese es el milagro (entre otros).

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  2. Visitaba en los años setenta a mis primos de Cornellá y Sant Joan Despí, muy cerca del Satélite (y un célebre mercado al que siempre querían llevarme). Mis recuerdos de esa época no deben ser muy distintos de los de los chavales que describes: inmigrantes chillones y alborotadores, pero profundamente felices. Ahora nos asusta pasar por esos barrios que nos han vendido como inseguros (quizá porque ahora estamos más cerca de ser felices burgueses que de esforzados proletarios). Y buscamos refugio en esos centros de la ciudad tan impolutos y tan vigilados.
    Mis recuerdos de las visitas a mis primos tienen la frescura de la vida, y la banda sonora de esos pájaros enjaulados.

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  3. ¿Y cómo podría existir el conocimiento si no existiera esa nostalgia? Existe esa nostalgia... pero quizá no es tan universal, ni podemos sacarla de sus profundidades a nuestra voluntad.(Aunque deseamos creer que sí).

    Creo que en alguna parte Platón dijo:"cómo podríamos tener filosofía, si no hubiera en Atenas bellos adolescentes?

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  4. ¡Buenos días, Joselu!

    Ahora a toda esa fealdad añadimos que muchos de nuestros alumnos no sienten esos espacios como suyos. Nuestros antiguos alumnos habían nacido ahí. Y seguramente muchos de ellos no lo ven tan feo como nosotros porque esos espacios tienen la magia de su infancia, de su adolescencia. Eran conscientes de su realidad y sabían que sin dejar de querer este entorno podían aspirar a un lugar mejor.

    Muchos alumnos de ahora sienten este entorno como una imposición. Seguramente que algunos provienen de lugares todavía más feos. Pero allí ha quedado lo mejor de su vida...¿Qué les unen a estos lugares?

    Yo siempre he dicho que no me siento de ningún lugar. Mi sitio está donde están los míos ( mi familia, mis amigos,...). Lo demás es un puro accidente "geográfico".

    Amo los lugares por los recuerdos que me han unido a ellos...

    ¡Feliz día!

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  5. Ese barrio que describes lo conozco perfectamente. No porque sea vecina tuya, que ya sabes que yo estoy en el foro, sino porque es el modelo de barrio que decidieron para la clase media trabajadora. Pero sabes? Yo creo que el alma (otra vez el alma, siempre estoy igual) de esos barrios dormitorio somos los que los habitamos. Con nuestro pulular por sus calles, con nuestras charlas en la acera, en la cola de la panadería... Y esa cordialidad (a veces no tan cordial), esa relación directa entre nosotros, es lo que forma realmente el barrio...
    No había oído nunca esa costumbre de sacar los pajaritos a la calle a trinar... es bonita, verdad?? Aquí los parados y los jubilados se congregan a pie de obra a ver como trabajan los demás... una costumbre mucho mejor que ir a tomarla al bar, por supuesto... Y los mayores también juegan mucho a la petanca en un parque que tengo cerca...

    Spain is different, y en estas cosas es en las que más me gusta que seamos diferentes.

    Un beso, Joselu

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  6. Volviendo a casa en autobús (sobre las 13h) he contemplado por la ventana 4 jaulas de pájaros al sol sobre una piedra de hormigón ( en el barrio San Feliu ). Y he pensado: ¡Ay, si las viera hoy Joselu!. Se me ha escapado una leve sonrisa...

    Esta costumbre ya hace años que me sorprende. Desde mis inicios en Cornellà, he visto estas gentes incluso viajando en el metro y en el autobús con sus jaulas. Pero la vez que me queda más sorprendida fue cuando ví la misma historia pero en un parque (el de Can Boixeres o el de las Planas. En estos parques, cuelgan las jaulas de los árboles. Creo que incluso habría quien acabaría abriendo la jaula a su pajarillo si tuviera la certeza que después volvería a su jaula. Y entonces me pregunto: ¿tratan igual de bien a los seres humanos que le rodean?. Misterios de la vida....

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  7. Spain is not diferent! (y disculpen si mi ingles tiene errores pero esa lengua nunca fue mi 'fuerte')

    Lo que relata Joselu, creo que es consecuencia del mundo globalizado, y ya no es patrimonio de algunos paises en particular sino, el reflejo de lo que esta ocurriendo en todos aquellos paises, donde la oleada inmigratoria va en busqueda de mejores condiciones de vida.

    Porque saben? Muchos latinoamericanos de clase 'media' viajan a Europa a trabajar y 'salvarse' economicamente, y viven en esos barrios que tan bien describe Joselu... pero donde van los latinoamericanos 'pobres' que a otros paises latinoamericanos menos empobrecidos, donde reproducen a la perfeccion lo que pinta Joselu con palabras, pero mucho mas duro, mas conflictivo, hasta mas salvaje diria si me permiten el termino.

    Tu reflexion sobre 'Ciudad satelite' me hizo ver y comprender que somos muchos los que tenemos las mismas dificultades pero tambien las mismas motivaciones y esperanzas de que algo, algun dia, cambiara.

    Slds.

    Pd. disculpen la falta de tildes, pero la culpa, ya que estamos, tambien la tiene la globalizacion... jajajajaja...

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  8. Simalme, ese es el milagro, porque no todo está definido de antemano.

    Antonio, veo que conoces perfectamente nuestro barrio, y que nos has situado en el tiempo y el espacio con esos pajarillos y el mercado famoso por el pescado y al que vienen -según cuentan- gentes de Barcelona a comprarlo porque es bueno y barato. Me admira y enorgullece que conocieras este barrio en tu niñez. Su fealdad no excluye su felicidad como tú bien resaltas. Hay un pequeño monumento delante del mercado al poema de Antonio Machado Pegasos, lindos pegasos.

    Serenus, me encanta que hayas recogido mi pensamiento final. Un post es como una partitura en la que hay una melodía, y también diferentes momentos, y el último es el que intenta ascender en la senda del conocimiento, al estilo machadiano.

    Conchi, hoy doble gozo con tus dos comentarios. Es cierto que por encima de la fealdad del barrio se superpone la vivencia de una niñez y adolescencia felices y estas convierten la grisura en belleza. Es esa mirada de los sentimientos. Quizás mi mirada del barrio se ha transformado desde que llegué hacia 1993 (y antes en 1987). Ahora quizás es más áspero. Las circunstancias han cambiado mucho. Recuerdo con enorme cariño mis primeros años en la Ciudad Satélite, con esos pajarillos enjaulados, que hoy has visto desde el autobús. Fue algo que no había visto antes y que me sigue sorprendiendo. Esa ternura hacia esas avecicas preludia otras mayores. Espero que sí. Encantado con tus palabras y tu presencia.

    EAPP, bienvenido al blog. Tu visión desde el otro lado del océano es interesante. Hoy las oleadas de inmigración son en este sentido, aunque tiempo atrás en tu país fueran en el otro. Compartimos, como dices, una misma visión y dificultades y esperanzas. Ciudad Satélite es quizás no muy hermosa pero está llena de humanidad.

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  9. Novicia Dalila, veo con placer que el sentido del post se ha entendido perfectamente. Este barrio existe en otros lugares, y es casi exactamente igual porque las circunstancias que lo crearon y que lo mantienen son las mismas. Conoces su ambiente, sus panaderías, a esos jubilados que se reúnen para ver trabajar a otros, los bares... Sí, es lo mismo, igual que la cordialidad que se derrocha en las conversaciones, y que hacen de este entorno feo algo profundamente humano.

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  10. Lo contrastes: lo feo, lo bello, lo inseguro, lo natural.Al final todo es un poema completo, pero sólo para tí,que eres distinto, y que lo piensas.

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  11. Mi instituto sí está en un entorno privilegiado, en una colina, pero el barrio circundante es como el que tú dibujas, y los alumnos parecen retratados con igual pluma que los que me rodean todos los días.
    Para muchos las horas de permanencia en el centro son pasajeras, lo que cuenta es la vida de la calle, en el parque, en la carretera... (sin abuelos, ni pajarillos).

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  12. Tus escrito, Joselu, siempre son para mí muy evocadores, me provocan muchas imágenes y consiguen que me meta de lleno en tus historias. La de hoy particularmente, con todos esos hombres junto a sus jaulas. Muy bonito post.
    Un abrazo.

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  13. Y menos mal. Eso siempre nos lleva a la esperanza.

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  14. Lo has descrito con una gran maestría. Conozco esos barrios, pero nunca he trabajado en uno de ellos; siempre en pueblos, zonas rurales o turísticas, o en ciudades. Sin embargo, en un tono menos fuerte, un instituto cualquiera hoy en día tiene algo de eso que cuentas. Ya no tenemos los alumnos de clase media y clase media baja, más algunos chicos muy listos, los becados, de clase humilde. Los tenemos a todos hasta los dieciséis o dieciocho años según casos. Y todos son para nosotros. No sé si todavía no hemos entendido el asunto. Por otra parte, la delicadeza, el buen gusto, el respeto, es un don de unos pocos, de eso estoy convencida, con o sin educación. Pero mira que predomina más donde hay un vivir desahogado y tranquilo. Existe la relación, queramos o no, aunque veamos excepciones que confirman la regla. Y creo que en nuestra mano está el combinar lo mejor posible esos espacios de socialización democrática con los conocimientos necesarios para desenvolverse en la vida y el desarrollo de una sensibilidad y buen gusto que no tiene por qué ser privilegio de unos pocos. No es tarea fácil, desde luego, pero es nuestro trabajo cotidiano el que lo puede conseguir, para lo cual, naturalmente, no viene nunca mal un cierto apoyo institucional, en forma de materiales, personal especializado, más profesorado, etc.

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  15. Fui a una escuela que estaba en medio de la huerta, entre coles, lechugas y alcachofas. Así que leyendo tu texto, siento agobio y ahogo al imaginar...

    Pienso, que en medio todo eso, no llevaría pajarillos en jaulas... sería la loca de los bichos (en general) que tiene una selva plantada en su balcón, seguro. No sé... siento un poco de pena por los chavales, el entorno ejerce una influencia bestial en las personas, es un hecho.
    Debe ser todo mucho más difícil... :( Tal vez algunos de ellos encuentren en la cultura y el conocimiento un espacio abierto y libre en el que poder respirar en medio de tanta... hostilidad. Ojalá...

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  16. has descrito tan bien el barrio que me parece estar viéndolo, y de ellos esos pequeños seres desheredados, a veces tan crueles a veces tan tiernos, que siguen jugando en la calle, en una ciudad donde los niños ya no juegan nunca en la calle solos... has logrado diseccionar su alma...tal vez no sea el barrio más bonito del mundo pero yo me sentí allí como en casa,y a ellos les faltan tantas cosas, tantas que cualquier cosa que les enseñes puede ser un regalo. solo depende de escoger bien el lazo.
    Un abrazo y mi admiración querido profesor,
    sonia

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  17. Nostalgia y tristeza de ver encerradas a esas aves cantoras.

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  18. Yo he nacido y sigo viviendo en un barrio así, aquí, en Sevilla. Aún puede ser pronto para barrios como éste que describes, Joselu, pero la fuerza cambiante más efectiva es la hermandad bajo el sentimiento de discriminación: aquí hemos cortado carreteras, realizado marchas en dirección al ayuntamiento, expulsado al alcalde a voces... y hemos conseguido parques, un centro cívico, nuevas conexiones con el resto de la ciudad...

    Por otro lado, todos los vecinos se vuelcan en las fiestas populares, hasta el punto de que nuestras verbenas y celebraciones son de las más importantes de toda la ciudad.

    Todo esto, es fácil percibirlo y respirarlo, se consigue a base de sentir cómo la gente cambia la expresión cuando le dices de dónde vienes, o te preguntan si tu barrio es peligroso, durante años y años. Satélite despertará, pero aún es pronto.

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  19. ¡Hola José Luis!
    Como cornellanense de toda la vida debo decirte que pasé muy buenos momentos de jovencito entre estos rascacielos y a nadie le parecía tan feo(me falta un edifico que ahora será una residencia -me quitaron un trocito de mis recuerdos...-)y lo pintas de manera que nadie va a querer pasar por este barrio!! También debo decirte que el ambiente ha cambiado mucho. Yo vivo un poco más abajo, en La Gavarra, y de la 3ª edad extremeña-andaluza-manchega pasamos a la avalancha sudamericana y árabe casi absoluta.

    Como profesor he rozado algunos días el desaliento absoluto... pero no pierdo la esperanza de que mejores tiempos vendrán! Cuídate y espero verte pronto.

    Antonio Cano

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  20. A mi me parece que las personas solamente pueden ser personas en relación a la naturaleza. Esta ciudad lo pone muy difícil.

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  21. No sé si un aula es un lugar inhóspito para la cultura. A veces, parece que sí. Que un profesor tenga que hacer casi de todo (y prácticamente obviar su especilaidad) para salir airoso del trance, no deja de ser un elemento muy a tener en cuenta. Pero quiero ser opotimista y pensar que siempre queda algo. Siempre hay algunos alumnos que pueden llegar a culturalizarse. Lo que sí tengo claro es que esta profesión nuestra es un arte. Y un artista, por ende, aquel profesor/a que es capaz de dar una clase "completa".
    Un saludo

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  22. Rubén, me congratulo de que percibas la estructura poemática que tiene la realidad. Éste es el barrio de mis amores conflictivos, lleno de contrastes, de complejidad y de fealdad (y de ternura).

    Un profe cualquiera, intento que mis posts tengan una pizca de poesía, mala quizás, pero lo intento. Ser poeta para mí es lo más alto.

    Lu, diferentes lugares, las misma perspectivas. Vivimos una era global en todos sus sentidos. Ser adolescente ahora es participar de esa rebeldía creativa, impregnada de crueldad y ternura.

    Clares, cuando me comunico con vosotros, profesores, en diferentes regiones o circunstancias, me doy cuenta de la similitud de realidades que vivimos. En un tiempo fuimos jóvenes y rebeldes. Nuestros alumnos lo son en otro sentido aunque no el que esperábamos. Es lo mismo que aquello de el joven que por fin había descubierto todas las respuestas, hasta que un día se dio cuenta de que habían cambiado todas las preguntas. Y no sabía nada.

    Vero, la calle por hostil que sea es atractiva. Mi barrio es feo, pero emocionalmente vivido puede ser interesante. Las relaciones humanas son poderosas. Sin embargo, el entorno es duro, como duros son los chavales, necesitados de ternura y autoridad. Tremendo dilema. O compromiso.

    Sonia, no te puedo decir nada, creo que lo entiendes mucho mejor que yo. Yo sí que te admiro.

    Fmop, es curioso porque no sé de otros barrios en que haya tal pasión por los pajarillos enjaulados. Creo que es una manifestación de ternura, tiene más visos de belleza que de crueldad. No sé si bien o mal entendida. A veces el bloguero no juzga, sólo expone.

    José, el lanzador de botellas, Ciudad Satélite tiene un denso pasado, pero ha cambiado humanamente por la inmigración reciente y ésta no ha echado raíces todavía. Estamos inmersos en un experimento complejo.

    Antonio Cano, no sabes lo hermoso que me aparece en el recuerdo este barrio, en ese centro derribado y hoy residencia de ancianos (futura). Un abrazo muy fuerte. Gracias por estar aquí.

    Frikosal, el ser humano es un ser adaptable a las más variables circunstancias. Saca lo mejor y lo peor en cualquier contexto. Cuando vivamos en túneles subterráneos también leeremos poesía (espero).

    Miguel, el profesor es un artista, no cabe duda. Pero pobre de aquel artista que un día descubre que ya no sabe actuar o pintar. Uf.

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  23. Me resultan extraordinariamente familiares lugares, paisajes, personas, estéticas... Hay otros mundos, pero están en éste...

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  24. Voy a enviarle un enlace de este post a una profesora de secundaria que empezó hace un año.

    Lo de los pajaritos tiene su aquel. Los llevan tapados y zarandeando las jaulas, para que canten mejor y robustecer sus piernas (respectivamente). El porqué de la cría de pájaros es para mí un enigma y también he reparado en que es un entretenimiento de hombres.

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  25. Joselu, creo que te quedaste agusto después de escribir esto.

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  26. http://www.ignaciophoto.net/Albumes/Barrio/index.html

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