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jueves, 15 de enero de 2009

Una visita pedagógica


Este post surge del cruce de una reflexión sobre la representación plástica del dolor, tomando como base el magnífico libro de Susan Sontag, Ante el dolor de los demás, y la visita que realizaron hace un par de años alumnos míos de cuarto de ESO a una exposición en el MNAC sobre la memoria del holocausto a través de testimonios gráficos de los primeros fotógrafos que entraron en los campos de exterminio nazis de Bergen Belsen, MauthausenBuchenwald, Dachau y Auschwitz.

El libro de Susan Sontag es una reflexión lúcida sobre la historia, en las sociedades modernas, de la representación de la atrocidad de las guerras. Probablemente fue Goya el primero en representar el horror de la guerra en sus Desastres de la guerra. Sus crueldades macabras pretenden sacudir, indignar y herir al espectador sobre los crímenes que cometieron las tropas francesas en su invasión de España. Pero es la fotografía la que con su desarrollo objetivará el sufrimiento de la guerra. Una cámara pretende representar con exactitud lo que sucedió. Muestra la brutalidad y el horror de unos hechos.

Los primeros fotógrafos que llegaron a los campos de exterminio nazis se encontraron un panorama estremecedor jamás contemplado antes. Centenares, miles de cuerpos, se apilaban desnudos en un espectáculo dantesco. Muchos habían muerto a consecuencia de epidemias o asesinatos masivos. Los objetivos de las cámaras captaron en los primeros días este horror inimaginable y mostraron al mundo el verdadero significado de los lager nazis. En aquellos días se descubrió la realidad de las cámaras de gas y los hornos crematorios. Hoy día de aquello lo que más recordamos son las fotografías. Las imágenes conmocionan más que las palabras. Pero también seducen, y podemos sentir su hechizo como un polo magnético que nos atrae con su horror. 

Pocas veces ha habido unos alumnos más motivados con una salida. Aquellos alumnos de cuarto de ESO de un grupo de diversificación iban a tener un privilegio a diferencia de sus compañeros de otros cuartos. En seguida que les propuse hacer una actividad que tenía como objeto la memoria del  holocausto se sintieron atraídos. Estuvimos hablando de lo que significaron los campos de exterminio nazis. Yo tenía reciente la lectura de la trilogía de Primo Levi y otros libros que contaban, desde distintos ángulos, aquello. Los alumnos, unos veinticuatro, estuvieron superatentos, y el profesor aprovechó para hacer hincapié en la fría y meticulosa planificación del plan que quería eliminar a los judíos de Europa. Lo peor es que los jerarcas y oficiales nazis  no odiaban a los judíos. Simplemente los consideraban no humanos, y actuaban con frialdad como si estuvieran eliminando a una plaga de alimañas. Lo primero que hicieron, pues, es retirarles su categoría de seres humanos. Eran judíos.

El profesor les hizo firmar un pacto de honor por el que se comprometían a observar con respeto lo que iban a ver. Fuimos juntos la profesora de catalán y yo, como profesor de castellano. Les entregué un plan de trabajo al llegar al MNAC. Se formarían grupos y habrían de mirar en principio toda la exposición. Luego habrían de escoger un fotógrafo de los allí representados (Lee Miller, Margaret Bourke-White, Eric Schwab y George Rodger, entre otros) y seleccionar un par de fotografías que les atrajeran para describirlas mediante palabras adecuadas.

Su entrada en la exposición fue absolutamente en silencio. La fuerza de las imágenes les captó enseguida. Eran en blanco y negro y el pie de foto señalaba la fecha en que se tomaron y las circunstancias de las mismas. Aquellas imágenes desoladoras podían emplearse como memento mori, como objetos para la contemplación a fin de profundizar en el propio sentido de la realidad.

Sin embargo, mis alumnos, chicos y chicas, no parecieron quedar conmocionados por lo que estaban viendo. Se portaron con  seriedad, como se habían comprometido, pero no vi que aquello les inquietara. Su trabajo fue ordenado, pero apenas vi a alguno horrorizado por lo que estaba viendo. Es como si estuvieran demasiado acostumbrados a las imágenes impactantes que allí se mostraban. Sólo hubo una alumna magrebí, Jihad, que vino a hablar conmigo para comentar lo que estábamos viendo. Estaba conmovida y no entendía que se pudiera haber hecho eso con seres humanos. Me preguntó que por qué lo habían hecho. Era difícil responderle y explicar esta historia del absurdo y de la maldad que llevó a la inmolación de millones de personas.

La captación del sufrimiento y de la muerte es algo que perturba al observador, y a la vez le fascina. Vi esa fascinación en mis alumnos que describieron con bastante exactitud el contenido de algunas fotos realmente brutales. La lengua sirvió de vehículo para transcribir el espanto de aquellas imágenes sobrecogedoras.

Pero para mí, la más terrible fue la imagen de una enternecedora familia con la madre y dos niñas con el fondo de un jardín y una casa. El único problema es que el sensible fotógrafo que la había hecho era el comandante del campo de Buchenwald y estaba situada allí en su residencia oficial. Pensé en mis hijas y lo que significaba aquello. Llamé a Yihad y se la mostré. Le expliqué mis reflexiones y los dos nos quedamos en silencio contemplando la banalidad del horror.

Recordar es una acción ética. La insensibilidad y la amnesia parecen ir juntas dice Susan Sontag. Aquel día revivimos la memoria de aquellos días aciagos que no han acabado del todo. Hay muchos escenarios actuales donde se vive, si no algo parecido, sí muchas imágenes que provocan nuestro espanto. Pienso en las imágenes de la franja de Gaza en las que las más terribles son las de los niños masacrados. ¿Cómo los que sufrieron un exterminio sistemático, aplican métodos tan crueles con los palestinos?. Es difícil señalar qué puede ser mostrado y qué debe ser ocultado. Nunca sabemos si estamos fomentando la reflexión o la morbosidad, pero "debemos permitir que las imágenes atroces nos persigan: Esto es lo que los seres humanos se atreven a hacer."

20 comentarios :

  1. Hay una película sobre los campos de concentración y exterminio de los nazis de la que mucha gente habla bien y que a mí me irrita bastante: "La vida es bella". Me irrita quizás en parte, porque me recuerda las historias que cuentan los impostores, falsos supervivientes; hace unos días leíamos sobre un impostor que vive en EE UU, que tenía ya preparado un libro contando como su actual mujer, una pastorcilla entonces, le había ayudado a salvar la vida llevándole alimentos a través de la alambrada; años más tarde se reencontraron, se reconocieron, se casaron, y pensaban dar un pelotazo con el libro en que contaban su falsa historia; entre nosotros, hace unos años, unos historiadores desenmascararon a otro impostor -casi coincidó con el desenmascaramiento del presidente de La Amicale- superviviente de un campo imaginario, al que el ponía nombre -creo que Auschwitz-, y que atribuyó su buena suerte a que por ser músico, formó parte de una orquestina que acompañaba a los prisioneros en sus traslados hasta que fue salvado por un cura que se interesó por el; hablaba del campo dando unos detalles del mismo que para nada coincidían con los reales; este hombre pasó su vida dando charlas con su historia bucólica, e incluso fue premiado por la Junta de Andalucía. Es curioso cómo las historias de estos impostores dulcifican los sucesos de los que pretenden ser protagonistas, cuando las verdaderas víctimas suelen ser muy renuentes a contar lo que pasaron, e incluso hay quien dice que han vivido muchos con mala conciencia por haber sobrevivido. Palabras, palabras... las fotos son irrebatibles, y no contienen poesía, ni se adivinan por ellas historias que hagan pensar que la vida era bella en aquellas circunstancias.

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  2. ¿Habéis visto la película llamada "El hombre de la jaula de cristal"? Es tremenda, y va de la impostura y la contraimpostura. Del síndrome de Estocolmo y de la identificación con el horror para librarse de él. A saber.
    Maximilian Schell hace allí un papel brillantísimo, difícil y comprometido.

    Bueno, yo creo que hasta en los momentos históricos más terribles se pueden encontrar acciones hermosas, éticas y humanas. Lo que, sin duda, no nos puede conducir hasta una estética de la guerra. Como siempre, no puedo entender la violencia y la guerra, que es su máxima expresión. No he visto "La vida es bella", temiendo encontrarme con algo que no me guste, por ejemplo, eso que dice Pantagruel, un optimismo sobrepuesto e impuesto al horror.

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  3. El presunto prisionero al que haces referencia era del campo de Mathaussen. Recuerdo que Enric Marco, que era su nombre, vino a nuestro instituto en varias ocasiones a dar charlas sobre los campos de exterminio. Era el presidente de Amical de Mathausen. Lo hacía muy bien y lograba comunicarse con los chavales. Por ello la decepción fue terrible. cuando se descubrió la impostura. No hemos vuelto a llamar a esta asociación, y ello implica que han pagado justos por pecadores. Es cierto que los supervivientes de los lager son renuentes a hablar porque muchos se sienten culpables de haber sobrevivido. Hay un libro espléndido titulado La gorra o el precio de la vida de Roman Frister en que el autor muchos años después cuenta que una noche, cuando era él adolescente y estaba en Auschwitz, le robaron la gorra. Eso suponía la muerte al día siguiente. Él, para sobrevivir, tuvo que robar una gorra a otro prisionero al que indefectiblemente al amanecer fusilaron. O él u otra persona, y él escogió sobrevivir. Este recuerdo le persiguió durante toda su vida hasta que contó en su libro la historia. Es cierto que los sobrevivientes tienen muchos mucho que esconder o lamentar. Por eso no cuentan sus historias. Primo Levi fue un caso aparte.

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  4. Siempre me llamó la atención, respecto a la historia del impostor Marco, el hecho de que los pocos supervivientes de campos de concentración que yo he podido conocer preferían no hablar del asunto. Me resultaba llamativo este contraste. Pero creo que no sirve como prueba pericial, claro.

    También me interesaría saber si nos vamos a acostumbrar al horror a fuerza de que predominen en cierta manera las imágenes terribles.

    Saludos desde mi honda ignorancia.

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  5. ... la reacción que provocan esas imágenes en aquel que las contempla depende del grado de ignorancia yo creo... Por mucho que leamos, por mucho que nos informemos, no es vivido. Ignorantes pues, forzosos y en casos como éste sin lugar a dudas, afortunados.
    A partir de ahí, tal vez ya depende del grado de empatía... he ahí Jihad.

    ... si convivo con algún mal, si sufro por algo, niguna imagen que lo plasme puede atraerme... porque soy capaz de sentir a través de ellas el dolor, el horror y el miedo... porque convivo con él cada día, porque recuerdo que existe, y sé que esa es una de sus formas porque yo fui su imagen alguna vez, porque lo soy ahora... no necesito saber que cara tiene porque ya lo sé, y no quiero recordar.

    Pensándolo así, entiendo como esos impostores de los que habláis hayan podido inventarse una vida de horrores que no vivieron, sí, porque no tienen que dar cada paso con ella a cuestas. No supone esfuerzo alguno arrastrar una carga inexistente. Deleznable esa actitud de "falso superviviente". Es... la falta más absoluta de empatía, humanidad, y respeto. Ignorancia llevada al extremo.

    Muy complejo el asunto.

    Como siempre, sólo una opinión más.

    Saludos.

    V.

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  6. Para los interesados, este enlace lleva al artículo de Benito Bermejo y Sandra Checa "La construcción de una impostura. Un falso testigo de la deportación de republicanos españoles a los campos nazis". Son los mismos historiadores que desenmascararon a Enric Marco, y este trabajo recoge el desenmascaramiento de APM -ocultaron su nombre piadosamente, aunque todo el mundo interesado llegó a saber quien era-. Son muy curiosos estos casos de impostura, y han hecho daño a la memoria de las verdaeras víctimas. Perdóneseme la disgresión sobre los impostores, que quizás apartahaber la discusión del propósito del boss.

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  7. Es tremendo.
    Da igual si son fotos en blanco y negro, o películas a todo color... Hay miles de las primeras y decenas de las segundas, más o menos lacrimógenas, pero siempre estremecedoras, sobre aquello.
    No ha sido el único holocausto de la historia. El último lamentablemente está por llegar. Pero sí el más conocido, retratado, escrito en los libros...
    Yo hace tiempo puse un post tras ver la película "El último tren a Auschwitz" (una más) porque me impactó mucho, aunque no tanto como "La lista de Schindler", que me hinché a llorar.. Allí explicaba que por circunstancias de mi vida, en mi infancia/adolescencia tuve una gran relación con judios húngaros escapados por los pelos del exterminio y llegados aquí de estrangis tras atravesar clandestinamente toda Europa... Y te aseguro Joselu que ni las fotos más crueles, ni las películas más realistas te impactan tanto como los relatos de la gente que lo vivieron en directo.... Eso estremece como no te imaginas...

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  8. Pocos libros me han impresionado tanto como "Si esto es un hombre" de Primo Levi.

    Un pasaje que produce una pena inmensa: al comienzo del libro se les informa a los judíos que abandonarán el campo de prisioneros italiano y que se les trasladará a un nuevo destino; la madres lavan, tienden, preparan la ropa de la familia, para preparar el viaje.

    Sobre el comentario de Pantagruel a "La vida es bella", yo tuve esa misma sensación de la que habla. Pero quizá, eso creo ahora, esa película no se la debe juzgar desde ese prisma,no creo que la película trate o quiera tratar la cuestión de la vida en el lager -si así fuera estaría justificado ese rechazo-

    Aunque soy consciente que el tema del lager, el holocausto, exige mucha cuidado al ser tocado para no banalizarlo. No he leído El niño con el pijama de rayas.. precisamente por esos escrúpulos, me huele "a pelotazo" -quizá me equivoque.

    Joselu. quiero hacerte una objeción, creo que no es correcto identificar los métodos de Israel en Palestinam con los métodos nazis. No me apetece extenderme en razones, pero percibo una diferencia abismal entre una cosa y otra. Y no pretendo justificar nada.

    Saludos

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  9. Tienes razón, Serenus, ha sido una frase poco meditada que me ha venido al hilo de unas palabras de José Saramago en la Ser. Hablaba del síndrome de Estocolmo de los israelíes por el que estarían aplicando métodos (como los muros y las alambradas)a la población palestina. El tema da para amplias reflexiones, pero en cierta medida algo de estas consideraciones son atinadas. Pienso que Israel tiene mucho miedo (aunque se mezcle con prepotencia). Teme desaparecer. Un dirigente palestino hoy auguraba que Israel no existirá en el año 2020, lo que revela el pensamiento en el lado opuesto. Tomo nota de tu comentario y corrijo esa frase que no ha sido muy afortunada.

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  10. Con augurios -¿deseos?- como ese es difícil dar solución al conflicto. No sé si conoces la obra de Amos Oz, yo no la conozco, pero espero empezar a conocerla en breve. Me han comentado acerca de él y me ha parecido interesante.

    Dejo un dirección a un post, donde puede encontrarse una entrevista. Quizá la conozcas ya, pero espero que aún no te moleste que deje la dirección.


    http://antesdelascenizas.blogspot.com/2009/01/como-se-supondr-por-el-post-anterior.html

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  11. Las navidades pasadas me regalaron el libro de Fui hija de supervivientes del holocausto de Bernice Eisentein en que que se narra la vida de una chica judía que nació y creció en Canadá ya que su familia fue desplazada a este país después de la liberación nazi. Mientras leía este libro veía lo difícil que es borrar la historia de unas vidas que han sido marcadas por unas experiencias tan extremas y absurdas. Se ve cómo la familia intenta mantener sus tradiciones en el nuevo país y la nostalgia que sienten, en el libro dicen que en su familia hablan en yiddish y cuenta el choque cultural entre el yiddish y el inglés.
    Además, este libro también tiene algo de cómic.
    Ficción o realidad, no me importa. Este libro me hizo entender muchas costumbres judías, y el desarraigo que un pueblo siente.

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  12. Sólo un apunte:

    Amos Oz se ha inhibido ante el conflicto de Gaza.

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  13. Hoy comentábamos una colega y yo en la redacción del periódico sobre las imágenes de Gaza, que ya llegan a ese punto en que es inevitable volver el rostro, cuando el dolor supera al espanto y la impotencia te muerde, especialmente porque sabes que está pasando, que no es historia y barbarismo de nuestros ancestros, sino de los contemporáneos, con los cuales firmamos tratados comerciales o sostenemos relaciones.
    ¿es inherente a los hombres la crueldad? Al menos parece que cuesta deshacerse de ella y es una pena.

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  14. Ahí soy un cobarde.Ese escalofrío, como si alguien te tirara de las entrañas y sólo te dejara el vértigo.No puedo acercarme a esa memoria.Ahí soy un cobarde.
    Saludos

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  15. Tengo una atracción casi enfermiza por cuanto rodea al III Reich, la Alemania nazi y el Holocausto, heredada de mi padre y de mi abuela. Siempre me produce escalofríos ver cualquier imagen de la época, sentir la inmensa tristeza que esconden unos ojos, el terror que encierran esos rostros y tratar de descubrir la sinrazón que conduce a un ser humano a pensar de esa manera tan absolutamente vil y miserable de otro ser humano. Me sigo horrizando y es otra de las respuestas que -lo creo firmamente- jamás encontraré en esta vida. Homo homini lupus...

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  16. Pasan los años, las civilizaciones, se esgrimen mil razones, justificaciones de todo tipo, pero el ser humano no aprende el horror que es la guerra.
    Un abrazo, amigo.

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  17. Lo que pasó en aquellos años del pasado siglo fue algo tan superlativo que hubiera tenido que servir para aprender de ello, pero no fue así. Hoy estamos en las mismas. ¿Nos habremos acostumbrado a estas imágenes estremecedoras? No sé. La vida sigue. Y sigue igual. Que es lo peor. No encuentro de ninguna de la maneras que el ser humano evolucione. Esperemos. Siempre nos queda la esperanza.
    Un saludo.

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  18. Interesantísimo post, Joselu. Precisamente en mis clases he tocado este tema durante la semana a raíz de una lectura del libro de Lengua. Siempre que puedo comento temas de actualidad (me preguntaron por lo que está pasando entre palestinos e israelíes) y como tengo alumnos de varias nacionalidades es fácil aplicar la teoría a casos concretos. Todos los docentes confiamos en que este tipo de enseñanzas o reflexiones sirvan de verdad para algo y contribuyan a evitar horrores como el nazismo, algo que parece olvidado y superado pero que sigue vivo en muchas personas y en no pocas actitudes incluso de gobiernos.
    De los campos de exterminio se ha dicho tanto que poco se puede añadir. Es cierto que algunos libros o películas son "tramposos", pero si sirven para recordar aquel horror creo que tienen su razón de ser. Peor es el caso de los impostores, personas sin escrúplulos que se aprovechan de la compasión ajena. Yo también conocí en Parla un fraude a costa de una asociación para minusválidos, y es que en todas partes hay listos que sacan tajada de cualquier dolor.
    Este tipo de salidas que comentas son las más interesantes para los alumnos. Hay que mostrarles exposiciones, fotos o lugares que de otro modo no conocerían y hay que saber despertar en ellos la curiosidad o la indignación, llegado el caso.
    Con farsantes o sin ellos, las atrocidades están ahí, son reales y hay que denunciarlas.
    Un abrazo, colega.

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  19. ¿Qué pasaría si nuestras vidas se paralizasen cada vez que hubiese una guerra?...Toda la humanidad estaria perpetuamente paralizada.

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  20. ... las guerras, las crueldades, los horrores... no dejarán de existir hasta que nos demos cuenta de que el hombre, auto etiquetado como "vida inteligente" (je!) y por ello como "ser más evolucionado" (je!-je!), sea/mos conscientes del hecho de que somos vida, ni más, ni menos... y empiece a respetar lo que es, ni más, ni menos. Llámelo usted conjunto casi infinito (o sin el casi) de sucesos azarosos o lo que le dé la gana, pero es lo que somos y aquí estamos.

    Creadores de una ínfima parte de toda vida existente. Destructores de toda... toda la que pueda existir, de miles de años de evolución pasada y futura. Incluidos nosotros, mira si seremos tontos...

    Y soberbios.

    Está claro que ni todo es blanco, ni negro, pero a grosso modo es lo que hay, y se pondrá peor si no lo cambiamos.

    Saludos.

    V.

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