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jueves, 29 de mayo de 2008

Epitafios


¿Quién no ha imaginado alguna vez escribir su propio epitafio? Es todo un género literario, que permite multiplicidad de enfoques desde el religioso, el solemne, el existencial, pero también el irónico y humorístico. Quizás sea éste el que más nos atrae. Convertir a la innombrable en un personaje de comedia nos sale muy de adentro. No hay nada más refrescante que reírse de la propia muerte y del día después en que alguien leerá aquello que escribimos para el propósito de recordar nuestro paso por el mundo de los vivos.

Recuerdo todavía la profunda impresión que me produjo hace veinte años la visita al pueblecito de Montclar en el Berguedà catalán. El cementerio está en la misma plaza del pueblo y a su entrada en la verja de hierro hay una inscripción que dice: Avui jo, demà tu (Hoy yo, mañana tú). Me pareció genial el sentido existencial y humorístico de la historia en cuatro palabras allí plasmada.

En esta línea he propuesto a mis alumnos de cuarto de ESO que escribieran propuestas de epitafios que les gustaría que aparecieran en sus tumbas, o, en su defecto, aquellos que propondrían para alguien estimado. El ejercicio ha sido un éxito. Los chavales se han lanzado con entusiasmo a escribir epitafios en el blog de la clase Lengua en movimiento. Cada uno ha plasmado varias propuestas a cada cual mejor. Aconsejo visitar el blog de la clase cuyo enlace queda aquí.

He pensado que este tipo de frases mínimas bien pueden ser consideradas un buen ejercicio de lengua en el área de microrrelatos. Hacen falta imaginación, buen sentido del lenguaje y saber puntuar correctamente. Cuando se juega con pocas palabras para expresar un sentido, es imprescindible una correcta puntuación para transmitir el sentido recto. Ha habido un exhaustivo trabajo de corrección de los textos propuestos y de los cuales, entre otros muchos, recojo lo siguientes.

EPITAFIOS

- Espero que esto me sirva de excusa para no presentarme a los exámenes.
- A ver si la Conchi me aprueba ahora.
- Me siento un parado.
- Cinco anuncios y vuelvo.
- No me esperéis levantados.
- ¡Por fin ya no tendré que madrugar!
- Por fin he dejado de suspender mates.
- Echando una siesta, no molestar.
- Por fin voy a saber la respuesta a si hay una segunda vida.
- Como me levante…
- Te estaré esperando impacientemente.
- Me está entrando claustrofobia.
- Quiero mear y no me puedo levantar.
- ¿Alguien sabe qué hago aquí?
- Llegué sin papeles y aún sigo sin ellos.
- Quiero salir del armario.
- Ahora sí que he adelgazado. Estoy en los huesos.
- Esto está oscuro.
- Ahora por lo menos podré ser egoísta, esto es sólo para mí.
- Banco, lo siento pero no podré pagar mis deudas.
- ¿Alguno que me rasque?
- Por fin tengo cama propia.
- No he muerto, lo que pasa es que soy perezoso.
- Gusanos, ahhhhhhhhhhhhhhh!!!!!
- Salgo un momento, luego vuelvo.
- Mi amor, me acosté con tu hermana.
- Mi amor, en mi lecho siempre habrá un sitio para ti.
- Mamá, hoy no cenaré en casa.
- Mamá, por fin me he independizado.
- Miremos el lado positivo, mañana tengo fiesta.
- Poned a mi bonsái encima, que se alimente de mí.
- Por fin conoceré a Supermán.
- Para qué dormir tanto en vida, si ahora me voy a pasar la vida vagueando.

Si alguno de los lectores quiere dejar su epitafio, lo aceptamos encantados.

domingo, 25 de mayo de 2008

Narraciones extraordinarias


Estos días apenas leo blogs y escribo poco en el mío. Estoy totalmente absorbido por las narraciones de mis alumnos que leo a todas horas. Cuando les propuse escribir una novela corta o relato de unas veinte páginas sabía dónde me estaba metiendo e intuía que el trabajo de corrección iba a ser extenuante. Han llegado hasta mí una treintena larga de narraciones cuidadosamente encuadernadas y con portadas atractivas. Lo que primero llama la atención es este cuidado en la presentación y en la elección de los títulos de los relatos. Son muy buenos. Pongo unos ejemplos: Amor y desamor, Crónicas de una aldea, Viviendo de tus recuerdos, Isla mortal, La huida de los héroes, Manos, Hacia la verdad, Amanda, la quinta hermana, La niña del cuarto, Niño cannabis, Adolescencia dolorosa, Un dulce sueño con triste despertar, Tercera planta, Imágenes, Una vida con sabor a triunfo

En los relatos se abordan géneros distintos: abundan las historias de misterio a veces sorprendentes y sobrecogedoras; las realistas e intimistas, expuestas con un nivel de sinceridad y de verdad que maravillan (descripción de procesos de enamoramiento con una extraordinaria sutileza de análisis de los sentimientos); autorreflexiones sobre la vida experimentada bajo circunstancias dificilísimas (una de ellas es especialmente emocionante y conmovedora. Me refiero a una narración titulada Adolescencia dolorosa de la que no voy a dar detalles pero puedo asegurar que pocos novelistas alcanzan una intensidad narrativa semejante); relatos inspirados en videojuegos como World of Warcraft, Resident Evil…; intentos de relato policíaco, género gore, narraciones fantásticas…

Me he quedado gratamente sorprendido por el nivel de implicación de mis alumnos en la tarea de construir un artefacto narrativo en el que han proyectado sus intereses e inquietudes. Por un lado les ha exigido una cuidadosa planificación, una distribución episódica a través de los capítulos, una localización en un espacio y tiempos narrativos, y un uso adecuado del punto de vista narrativo en primera o tercera persona. Me ha maravillado su intuición literaria en general en los relatos de misterio en los que se mezclan varios niveles de realidad o la simetría circular, así como su autoanálisis en relatos de carácter personal.

Hay mucha intuición literaria detrás de estos relatos lo que me lleva a confirmar que la adolescencia es una edad especialmente abierta a la experimentación narrativa. Puede ser que no sean muy lectores estos jóvenes, pero extraen del cine y la televisión modelos narrativos que ahora han podido proyectar en sus novelas. Pero también de su propia existencia, de su entorno vital, de su realidad cotidiana que aparecen magníficamente desarrollados.

Ha sido una experiencia de creación literaria de altísimo interés para ellos y para el profesor que la ha propuesto. Los resultados han desbordado ampliamente mis expectativas. Alumnos aparentemente discretos han construidos mundos de ficción espléndidamente bien diseñados.

Algunas narraciones han sido agudas y afiladas como hojas de afeitar, otras han sido sobrecogedoras o intrigantes o extrañas; otras han sido asombrosas por su capacidad de análisis sentimental y personal.

Estoy sencillamente emocionado. Gracias por vuestros relatos.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Joan Brossa


Esta imagen es mi escogida en el meme planteado por Serenus Zeitbloom, que recoge otro de Passion Quilt. Nos ha propuesto a seis bloguers que elijamos una imagen que nos represente. Escojo un poema visual de Joan Brossa, poeta al que llegué a conocer y admirar. Este poema visual nos muestra que un huevo frito siempre se superpondrá a cualquier concepción de lo sagrado. Me parece revulsivo y provocador en una época en que las religiones quieren volver por sus fueros. Nos quedamos -yo al menos- con el huevo frito. En el campo educativo también me quedo con el huevo frito frente a los teorizadores de burocracias y oficialidades.

Dejo este meme en manos de aquellos que quieran continuarlo.

domingo, 18 de mayo de 2008

Filmoteca


Los miércoles a las ocho de la mañana tengo dos horas seguidas con un curso de tercero de ESO de adaptación curricular. Son muchachos inquietos, mayoritariamente varones, a los que les cuesta concentrarse en las tareas escolares. No les atrae para nada la morfología ni la sintaxis y tienen serios problemas expresivos. Son casi treinta y las clases son movidas porque son muy sensibles a ese factor terrible que es el aburrimiento con el que llevo luchando todo el curso. He aprendido a apreciarlos y a sentirme cómodo con ellos aunque las clases no sean un modelo de orden en el sentido habitual.

Sin embargo, llevo varias semanas dedicando la mañana de los miércoles a una actividad que no se me ocurre llamarle de otra manera que el que da título a este post: filmoteca. ¿Es posible hacerles tomar interés por mensajes complejos y luego reflexionar sobre ellos? ¿Es posible pasarles películas interesantes que les sirvan de acicate para su curiosidad? Me di cuenta que la primera película que les pasé, La lengua de las mariposas, absorbió totalmente su atención y luego dio lugar a un debate apasionante que conté en un post. La siguiente película que nos sirvió de base para la discusión fue Los chicos de coro. La atención fue total y absoluta. Aquellos chavales, traviesos y bulliciosos, se vieron totalmente captados por la película que tenía como eje también a muchachos del mismo tipo. Les encantan las películas que tienen como protagonistas a chicos como ellos. La figura del profesor o del vigilante en este caso es atractiva, igual que las peripecias de los alumnos que sufren un proceso de maduración a través de la música. Lo maravilloso del caso es que luego me los encuentro a la hora del patio y siguen dándole vueltas a la película que han visto y me dicen sorprendentemente que les ha gustado mucho. Pienso que no es inútil que un profesor de lengua decida dedicar un día a la semana al lenguaje cinematográfico, un medio que aúna el lenguaje oral, el lenguaje de las imágenes y la música, además del arte interpretativo.

La próxima película que les voy a pasar es Ibrahim y las flores del Corán, relato que les he leído integramente y del que les gustó el personaje central. Quiero observar su sorpresa cuando vean que la historia les es conocida. Es una película espléndida en que el protagonista también es un adolescente que se va de putas pero tiene un maestro –figura esencial- que le enseña acerca de la vida.

Pienso en películas posteriores y acepto sugerencias de mis lectores. He pensado en El gran dictador de Charles Chaplin y Los cuatrocientos golpes de François Truffaut. Películas impactantes, complejas, amenas, emotivas, humanas… que nos den después motivo para una hermosa conversación.

martes, 13 de mayo de 2008

Tormenta emocional


El 13 de setiembre del pasado año publicaba un post titulado Narradores en ciernes en el que planteaba el proyecto para mis alumnos de cuarto de ESO de escribir una novela de entre quince y veinte páginas. Partía de la idea de que nuestro cerebro es una máquina narrativa y que goza igualmente del placer de escuchar historias y de contarlas.

Sé que esta idea es dinamita pura. Alentar a escribir a un adolescente de quince o dieciséis años una novela es un ejercicio de alto riesgo porque, si lo hace, será un producto difícilmente repetible en el resto de su vida. Cómo se lee y se escribe a esta edad es un ejercicio extraordinario del mundo emocional. Pocas etapas de nuestra vida están tan abiertas a las emociones desatadas, al marasmo sentimental, a las tormentas dramáticas y a las cataratas de situaciones inesperadas.

Nuestro mundo sentimental se hace en la adolescencia. Luego vamos rehaciendo. El mundo de la infancia comienza por primera vez a ser lejano. Se le añora, pero se tiene conciencia de que debe ser ya definitivamente apartado. Comienzan las historias amorosas apasionadas, las inseguridades físicas, el mundo de los sueños y del deseo, se confrontan lo posible y lo inalcanzable, arrecian las tormentas anímicas en las que el adolescente se ve solitario y desprotegido. Y como telón de fondo la muerte y el sentimiento de lo trágico como realidad real. Se tiene miedo, profundo miedo a lo inesperado, a los avatares de la vida, se presiente la muerte. Es una etapa esencialmente pura en la que el adolescente se siente solo y acompañado por los amigos. Grandes narradores han tenido en su obra como eje la adolescencia: pienso en Mark Twain y en su Huckleberry Finn. El río, la muerte figurada y la aventura en estado puro junto al negro Jim. ¿Quién a los quince años no ha imaginado una huida por el río Mississipi?

He planteado a cincuenta adolescentes que plasmen una historia en quince o veinte páginas teniendo en cuenta unos elementos narrativos tales como el tipo de narrador, partes de la narración, el espacio narrativo, el tiempo… El resultado, tras varios meses de preparación, he comenzado a degustarlo hoy. Me he propuesto leer cuatro novelas diariamente. Cada una es una aventura que deja mucho que desear en cuanto a la forma, pero puedo asegurar que cada una de las que llevo leídas es sorprendente a su manera. Todas las leídas me inyectan adrenalina pura. El desafío de escribir una novela ha sido aceptado y el profesor de lengua, que se niega a que su blog sea considerado un mérito académico, disfruta de la teatralidad, del mundo inevitablemente trágico que resulta de estos relatos inimitables.

El mundo es una hamburguesa, comételo. Esta es la filosofía oculta en estos relatos en que la línea de la sombra comienza a ser real y palpable.

sábado, 10 de mayo de 2008

Con el alma


El viernes pasado tuve que participar como Jefe de Seminario en la evaluación de los candidatos a catedrático que se presentaban en mi departamento. Eran tres. Me entrevistó la inspectora. ¿Qué opinaba de ellos? –me preguntó. Sin duda era una situación incómoda por lo que suponía juzgar a mis compañeros, teniendo en cuenta además que yo he desistido de aspirar a ser catedrático por razones que ya he expuesto aquí en otro post. Mi opinión fue netamente favorable a mis colegas como no podía ser de otra forma. Me entrevistaba alguien que ha huido de las aulas hace ya mucho tiempo y me exigía un juicio profesional. La inspectora entró en sus aulas y contempló una clase impartida por cada uno de ellos. Yo quería mantenerme al margen pero tuve que intervenir…

Seguidamente una coordinadora del centro se dirigió a mí y me espetó que como Cap de Departament tenía que formar parte de una comisión para organizar un homenaje a tres profesores que se jubilan este año. Había que comprarles un regalo, etc, etc. Uno de ellos es de mi departamento. Ante esta propuesta me rebelé. Argumenté que me parecía muy triste que tuviera que ser una instancia oficial –otros y yo como jefes de departamento- la que tuviera que organizar algo que más bien entendía yo que debía ser fruto del afecto y el compañerismo. Comprendía que había que hacerles un acto de despedida y quizás un regalo, pero no que fuera una imposición burocrática a los jefes de departamento. Detesto el oficialismo. Todo lo que me viene marcado por la administración me llega cargado de repulsión. No lo puedo evitar. Aprecio las iniciativas individuales y los esfuerzos personales pero no puedo soportar lo que es fruto de esa administración carente de alma y sí abrumadoramente burocrática. No expliqué que me encantaría ser organizador de ese merecido homenaje a esos tres compañeros que se jubilan, pero en calidad de amigo de los mismos, como José Luis al que se le pide que participe en esa hermosa tarea. Me horroriza hacerlo por ser Jefe de Departamento. Temo que en el caso de que algún día me tengan que hacer algo semejante sea fruto del oficialismo. Prefiero que no me hicieran nada, mil veces sin duda. Cuando he participado en la organización de un homenaje de despedida lo he hecho a título personal y lleno de entusiasmo. No sé si entienden mi distinción.

Igual que detestaría que alguna vez este blog anárquico y existencial pudiera ser considerado un merito oficial en mi carrera académica. Escribo porque me sale de dentro, a veces lleno de tristeza y otras con emoción. El encuentro con mis alumnos es estrictamente personal. A veces acierto y otras veces me equivoco. Me produce hastío que todo lo que haga yo tenga que ser evaluado y burocratizado. Lo hermoso de esta profesión es lo que tiene de iniciativa individual, lo de entrega apasionada que ningún inspector puede valorar. Mi blog es antioficial y antiburocrático, no quiere entre sus lectores a inspectores ni cargos de la administración que han abandonado el estar a pie de aula. Sé que puedo ser injusto pero me da exactamente igual. Lo siento así.

miércoles, 7 de mayo de 2008

La lengua de las mariposas


Mi aguerrido curso de tercero D ha tenido ocasión de ver en dos sesiones la película La lengua de las mariposas, un hermoso homenaje a un maestro republicano, dirigido por José Luis Cuerda, guión de Rafael Azcona, basada en una novela del escritor gallego Manuel Rivas. Pero esto es entre nosotros. Mis alumnos de tercero D desconocían los detalles técnicos y el contexto político y social de la película que como mis lectores saben tiene como trasfondo la segunda República española y la guerra civil.

El maestro –don Gregorio- es un veterano enseñante que lleva a sus alumnos el amor por la cultura y la naturaleza. MonchoGorrión- llega un día a su clase lleno de miedo porque piensa que los maestros pegan y tal es su pánico que se hace pis encima ante la irrisión de sus compañeros. Pero don Gregorio no pega, es un hombre comprensivo y bondadoso, que participa de los ideales republicanos y liberales, igual que el padre de Moncho y piensa que la escuela es el camino de la libertad. Sólo será necesaria una generación educada en libertad para que nuestro pueblo español sea imparable. Entre el niño y el maestro se produce una estrecha relación llena de afecto y simpatía mutua. Don Gregorio le presta un libro de aventuras para iniciarlo en la lectura: La isla del tesoro, una de las mejores novelas de acción jamás escritas.

Esta escena es terrible. Cuando el niño acaba de leer la novela y comienzan los hechos de la guerra Civil. El pueblo es ocupado por los golpista falangistas. Reconocidos republicanos son detenidos en un clima de miedo generalizado. La familia de Moncho puede estar entre los sospechosos de simpatizar con la república, como en efecto era cierto. La película acaba con una escena sobrecogedora: los detenidos, entre ellos don Gregorio, son llevados en un camión a fusilar. La muchedumbre se agolpa insultándolos. Entre ellos, la familia del niño y éste que comienza a insultar a su maestro cuando sale de la prisión, llamándolo ateo y espiritrompa así como a tirarle piedras junto a otros niños del pueblo. Las miradas de Moncho y don Gregorio se cruzan en unos instantes atroces. ¿Cómo recuperar la inocencia después de esto? Es la pregunta que nos queda a los espectadores. ¿Cómo el niño puede traicionar así a su querido maestro?

Pero hoy los espectadores de la película no participaban de tan intelectuales reflexiones. Sólo era una película que les ha gustado, pero de la que desconocían su fondo político y social. Además el noventa por ciento de los chavales eran marroquíes o latinoamericanos a los que el tema de la guerra Civil les cae totalmente alejado. No entendían por qué se los llevaban a fusilar, no entendían por qué el niño le tiraba piedras y le insultaba. Me han acribillado a preguntas: ¿qué guerra era esa a la que yo había aludido? ¿Quién ganó? ¿Qué pensaba yo sobre ella? ¿Quién tenía razón? ¿Era malo ser republicano? ¿Por qué los mataban?

Les he explicado que don Gregorio era un maestro republicano que no pegaba a los niños, pero que en la escuela en que estudié yo era frecuente que nos pegaran en clase. Para mi sorpresa todos los niños y niñas marroquíes, algo así como una decena, reconocían que en la escuela de su país se pega a los niños, aunque no lo veían como algo negativo. Yo les he contado que cuando era niño en el colegio de curas me golpeaban con una dura regla mis dedos apiñados; que esa era la escuela que se impuso por causa de los vencedores de la guerra civil y que otros países tenían otras escuelas más liberales en la que se respetaba a los niños. Les he dicho que la guerra civil fue cruenta y que ganaron los enemigos de la libertad y la democracia.

Pero si don Gregorio era ateo significa que no creía en Dios –me decía un alumno bereber- . He recordado para mis adentros entonces la importancia que tuvieron las tropas bereberes en la victoria de Franco y que causaban el pánico entre los republicanos. Me he dado cuenta de lo difícil que es contextualizar el conflicto bélico español con alumnos de otras coordenadas culturales. Lo que hemos logrado consensuar y aceptar como una versión liberal de los hechos, no queda tan claro entre mis alumnos que tenían problemas para entender lo que había pasado. No paraban de hacerme preguntas sobre si se sabía dónde estaban enterrados los fusilados. Les he hablado de Federico García Lorca, del que sabían que era gay y que fue fusilado por eso, les he hablado de la ley de Memoria histórica para recuperar la memoria de los fusilados en aquellos días.

Dos cosas me han quedado claras: la película les ha conmocionado y les ha gustado; por otro lado, les ha abierto interrogantes difíciles de satisfacer por su desconocimiento del contexto histórico. En ellos luchan concepciones distintas de la vida y la sociedad, así como del papel de la escuela en el proceso de la educación. Me ha conmovido esa presencia de los palos en la escuela que vivieron de pequeños en su país. No es de extrañar el choque que supone para ellos la escuela española. Sed bienvenidos, y que vuestra presencia nos haga ser más comprensivos. Los rostros fascinados, las risas y las preguntas de mis alumnos han sido lo mejor de este curso con ellos, fuera de la ortografía y morfología a que los tengo habituados.

domingo, 4 de mayo de 2008

Una historia en sólo seis palabras


Me gusta el mundo de los blogs porque unos se nutren de otros. La idea que alguien lanza al otro lado del mundo, llega a ser fructífera en este lado cuando llega a unos destinatarios predispuestos a seguirla. Me atrae esta interrelación que existe en la blogosfera. Desde que estoy en ella, tengo la impresión de estar íntimamente conectado a muchas mentes pensantes que me proyectan ideas sugerentes. Así sucedió cuando leí el blog de Antonio, que hacía referencia a su vez al blog de Leonor Quintana, que a su vez apuntaba al blog de Lidia. La idea sensacional era la de escribir una historia en seis palabras o como Leonor escribía: La vida en seis palabras. Era una versión de los microrrelatos que tanto juego han dado. Era una propuesta altamente interesante para lanzar a los alumnos de cuarto de ESO.

Propuse la idea e inmediatamente se creó un clima predispuesto a la creación. Los muchachos en el aula se sintieron motivados para concentrar una idea vital en seis palabras. Normalmente se les pide diez líneas para argumentar una idea, pero esta vez el ejercicio era justo el contrario. Se trataba de condensar, sintetizar, hacer densa una idea en seis palabras. El clima en la clase fue de gran concentración, y así surgieron historias como estas que ahora transcribo y que fueron publicadas en el blog de la clase donde se puede seguir en su integridad a través de los comentarios.

Velocidad, adrenalina, y la muerte acechándoles.
Mucha gente intenta cambiar, yo no.
Aprendí a soñar, y me desperté.
Ella, que siempre parecía estar feliz.
No sabía nadar; aprendió a volar.
Despertó: el león se lo comió.
Si soñaras conmigo, no habría mañanas.
Me siento feliz cuando me miras.
Olvida todo lo que has aprendido.
Cuando salgas por la puerta, morirás.
¿Volar? Si me robaste mis alas.
Princesa sacada de un cuento mágico.
Ganas de volar, de gritar, actuar.
Aunque quería sonreír, sólo lloré.
Tómalo, guárdalo, cuídalo, es mi corazón.
Yo quiero hablar, pero no puedo.
Los que se pelean, se desean.
Soy sólo una triste niña enamorada.
Sólo existen dos palabras: te quiero.
¿De qué sirve vivir sin ti?
Quiero existir desde que existes tú.
Fui, volví, y no había nadie.
Tú siempre me haces sentir perdida.
Quiero que amanezcas junto a mí.
Al verte, me faltó la respiración.
La vida es una hamburguesa: cométela.

He seleccionado algunas de sus historias. Abundan los sentimientos que podríamos llamar existenciales como el amor, el deseo, la soledad, la incomunicación, los sueños, la parodia de la vida, la necesidad del tú, el desgarro vital… Esos sentimientos adolescentes tan intensos que hacen que la vida se contemple con una pureza y fuerza que luego es difícil que se reproduzcan en otras etapas de la vida.

Si quieres dejar un comentario, hazlo también en seis palabras.

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