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sábado, 12 de enero de 2008

Ángel González, in memoriam


Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinocios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento…

Ángel González, Áspero mundo (1956)


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Hace este año medio siglo de la publicación de Áspero mundo, primer poemario del poeta ovetense Ángel González (1925-2008), poeta a caballo entre una concepción social y un enfoque existencial de la poesía. Se le suele incluir en la generación del medio siglo, pero también por su evolución se le encuadra con otros poetas españoles de los años sesenta como Alfonso Costafreda, José A. Goytisolo, Gil de Biedma, Carlos Barral y José Caballero Bonald.

Áspero mundo (Harsh world) se opone al Acariciado mundo –sección final del libro- que constituye una isla de goce existencial en un presente absoluto. Áspero mundo es el devenir trágico al que el adulto es arrastrado, el desgaste irremisible de la vida y las circunstancias, abocado todo ello a un final trágico y de todos conocido. No hay salvación sino en nosotros y ni siquiera esto está claro. Nos quedan, eso sí las palabras que son un ancla de salvación en el mar proceloso de la existencia. Las palabras, como había dicho Celaya en Me queda la palabra, pero con un marcado acento social. El poeta es una conciencia puesta en pie que guarda, que atesora, instantes eternos que sabe reconocer y poner de relieve. El amor es la única fuerza que puede disipar las sombras del vivir.El Tú esencial es capaz de detener el tiempo en momentos de intensidad mágica. El amor es una porción de luz que hace cesar el decurso temporal.

En este poema, el poeta se distancia reflexivamente de su propio nombre, como algo circunstancial, que sobreviene a lo auténticamente esencial: un ser perdido en la existencia en el viaje milenario de la carne. Sentimiento de extrañeza ante el signo configurador de su identidad, ese Ángel González que flota a la deriva y que vive en un lugar extraño. El poeta se ve como el último resultado de la evolución de la historia, la corriente humana en que está inserto. El poeta es el detritus, fruto del dolor y del naufragio, último resto podrido, escombro inútil… que levanta sus alas sin esperanza pero con tenacidad en un camino que no lleva a ninguna parte y sin salvación posible. Es el camino áspero y doloroso de que hablaba Garcilaso. Sin embargo, el poeta, el símbolo que se yergue desolado, encuentra en su fracaso y en su desaliento una fuerza titánica que le lleva a alzarse orgulloso en su derrota. El aliento existencial, la claridad poética y la transparencia, hacen de este poema un luminoso pórtico de este canto a la dignidad humana, sin dioses, sin salvación, pero con la suficiente tozudez para mantenerse en pie por la fuerza enloquecida del desaliento.

Destacan en el poema el tono conversacional, el lenguaje sin hipérbatos que extrae de la prosa todas sus posibilidades poéticas y la antífrasis final en que culminan los versos desalentados pero llenos de luz que nos alumbra en nuestro caminar incierto. El poema no deja de estar lleno de una ironía trágica puesto que es precisamente del desaliento, del fracaso, de la derrota, de donde el hombre –vencido y huérfano- puede sacar su fuerza para resistir en la lucha más terrible sin Dios ni nada que dé un sentido a priori a la existencia. Estamos ante un existencialismo fatalista y un desasosiego presentados sin énfasis dramático, de forma coloquial y transparente. Nos sentimos identificados con el sentir desolado del poeta y participamos simbólicamente, iluminados, en su resistencia tan inútil como tenaz.

Este poema y este comentario se publicaron en el blog Palabra poética el 21 de junio de 2006. Hoy, que se ha apagado la voz del poeta, lo recupero con emoción contenida.

16 comentarios :

  1. Estamos todos con el mismo asunto, Joselu. Es curioso observar en la blogosfera cómo cada uno tiene sus propios poemas, sus propias lecturas de referencia. Para mí, Ángel González es ese poeta que yo hubiese querido ser. Me enfrenté a él por primera vez en unas oposiciones en Burgos y, desde entonces, su voz me ha acompañado en mi vida y en mis clases.
    Un saludo.

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  2. De contenida, nada de nada. Analítica, quizás; pero en modo alguna contenida. Y haces bien en que se derrame: lo propio de la emoción es ese movimiento de desmadre fluvial para anegar y fertilizar las tierras que lo encajonan. Tuve que comentar ese poema con mi hijo, que lo estudiaba para 4º de ESO, y lo "vivimos" juntos sin contener la emoción. Él buscaba razones; yo le daba emociones; el buscaba comprender; yo lo invitaba a sentir, a asentir y a consentir. Sí, la voz del poeta se nos ha de meter por los adentros y trazar sus propios caminos, a veces contra nosotros y a veces con nosotros.
    Los poetas, por lo demás, jamás mueren. Incluso después de extinguirse físicamente se agiganta su presencia y aumenta el conocimiento popular sobre ellos.
    El éxito de todos los fracasos ha triunfado, una vez más.

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  3. Sin contención... hoy me quedo con que vivir, aunque sea a empujones de fracaso, tiene que ser un éxito... Mañana me levanto otra vez por el capítulo uno, a ver si en un descuido lo escribo...
    ¡Gracias!

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  4. Sin contención... hoy me quedo con que vivir, aunque sea a empujones de fracaso, tiene que ser un éxito... Mañana me levanto otra vez por el capítulo uno, a ver si en descuido lo escribo...
    ¡Gracias!

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  5. No había leído nunca nada de Ángel González, gracias por este detalle.

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  6. Joselu, todos sentimos la emoción contenida por esta pérdida.
    Queda la palabra...

    Por cierto, tu propuesta de recital virtual se puede hacer. Con más o menos éxito, podríamos grabar algunos poemas y publicarlos como homenaje.

    Lo pensamos...

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  7. YA NADA ES AHORA

    Largo es el arte; la vida en cambio corta
    como un cuchillo
    Pero nada ya ahora
    -ni siquiera la muerte, por su parte
    inmensa-

    podrá evitarlo:
    exento, libre,

    como la niebla que al romper el día
    los hondos valles del invierno exhalan,

    creciente en un espacio sin fronteras,

    ese amor ya sin ti me amará siempre.

    Ángel González

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  8. De este autor tenía en su alula un poema la profesora de pt del instituto donde hice las prácticas, es el que tenía publicado FMOP en su blog, precisamente ^^

    Veo que ando con retraso, pues se me coló una entrada sin venir... :P me llama la atención lo al tanto que estás de lo que se da ahora, muchos profesores se ocupan de traer el antes, pero tú lo enlazas con el hoy, y utilizas todos los recursos al alcance.
    Pocos lo hacen.

    ¿Te he dicho ya que me hubiera gustado ser alumna tuya? ^^

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  9. Ah pues voy a ver cómo es eso de la grabación ^_^
    Gracias por vompartirlo!

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  10. A mí me descubrió Ángel González, Pedro Guerra con su disco "La palabra en el aire", no pude parar de escucharlo, luego, no pude parar de leerlo.
    Parafraseándote...si yo fuera Dios haría un ser exacto a ti, Ángel González.

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  11. Mi querido amigo ha sido una semana fatal; Ángel González y José Bello (Pepín)para la historia.Murió a los 103 años.Fue testigo y amigo directo de la generación del 27,y,además conoció en persona a Valle-Inclán.Inspirador de Buñuel,Dalí y Lorca.En fin, todo un referente memorístico y cultural de lo mejor que tuvo España.
    Un fuerte abrazo.

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  12. ¿Por qué será que la poesía, que es algo tan bello, casi siempre deja un poso de tristeza, de melancolía...?.
    Con la muerte de los poetas y los artistas en general, los que más pierden son ellos, a los que seguimos nos quedan sus obras, no mueren del todo. A veces es necesario que desaparezcan para conocerlos. Triste, pero real.
    Gracias por tu lección. Creo que cuando yo iba al "cole", no ponían tanto empeño los "profes". O igual era yo, no sé.

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  13. vaya días llevamos... Pepín Bello, el alma silenciosa del 27 también nos ha dejado...
    Redonna

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  14. Un abrazo para ti y otro para Ángel.
    Seguirá presente en su voz, y también en nuestras voces.
    ¡Saludos!

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  15. Tan lejos y tan cerca. Con el mismo título y el mismo poema quise hacerle un homenaje al poeta.
    Un saludo.

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  16. Vengo de tu otro espacio a leer nuevamente Ángel González, un clásico desde hace décadas.


    Saludos...

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